Diferencia entre revisiones de «Novum organum»
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Los '''ídolos del foro''' (del [[latín]], ''idola fori''), también llamados '''del mercado''' o '''de la plaza''', designan una clase de falacia lógica que resulta de correspondencias imperfectas entre las definiciones de las palabras en los idiomas humanos y las cosas reales en la naturaleza que estas palabras representan. |
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El término fue acuñado en latín por [[Francis Bacon]] y utilizado en su ''[[Novum organum]]'', uno de los primeros tratados que procuraban establecer sobre sólidos fundamentos la [[lógica]] y el [[método científico]]. El término es uno de los cuatro ''ídola'' (ídolos) que representan «nociones falsas que ahora están en posesión del entendimiento humano y que han arraigado profundamente en él». Bacon estableció que había dos tipos de ídolos del foro:<ref>''Novum organum'', Aphorism LX.</ref> |
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Los '''ídolos de la caverna''' (del [[latín]], ''Idola specus'') son una forma de [[prejuicio]] por la cual alguien de manera inapropiada extiende las normas que se aplican a su misma cultura y grupo social, o a sus propias preferencias. |
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* Los primeros son «nombres de cosas que no existen» («porque hay cosas que no se nombran por falta de observación, así también sus nombres resultan suposiciones fantásticas y a las que nada en realidad corresponde»). Este primer tipo «es más fácilmente expulsado, porque para deshacerse de él solo es necesario que todas las teorías se rechacen constantemente y se descarten como obsoletas». |
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El término fue introducida por [[Francis Bacon]] en su ''[[Novum organum]]'', un ensayo sobre lógica y el método científico, para nombrar uno de los peligros que los filósofos enfrentan en el proceso del pensamiento. Esos peligros o ídolos son nociones arraigadas que desafían a sus habilidades para diferir de las nociones establecidas. Además de los ídolos de la caverna, existen también los [[ídolos de la tribu]], los [[ídolos del foro]] y los [[ídolos del teatro]]. |
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* Los segundos son «nombres de cosas que existen, pero confusas aún y mal definidas, y derivadas apresurada e irregularmente de las realidades». Según Bacon, es esta segunda clase, «que surge de una abstracción defectuosa e inadecuada», la «intrincada y profundamente enraizada» porque tiene que ver con la forma en que las palabras mismas pueden guiar el pensamiento. |
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La [[Teoría Crítica]], por ejemplo, habla de la insistencia positiva en la consistencia teórica, a pesar de la posible falta de la existencia de la cosa en sí misma —como en un análisis de una sociedad, la cual puede ser más bien inconsistente o hasta irracional en sus trabajos— es derivado del convencionalismo puramente impulsivo lejos de coherencia y uniformidad, haciendo de eso un «ídolo de la caverna». |
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Los «hombres cultos», pues, debían tener cuidado con las definiciones y explicaciones, estableciendo el asunto correcto «en algunas cosas». Sin embargo, «las palabras claramente fuerzan y anulan el entendimiento y arrojan a todos a la confusión y llevan a los hombres a innumerables controversias vacías y fantasías ociosas».<ref>''Novum organum'', Aphorism XLIII.</ref> |
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[[Racismo]], [[sexismo]] y, más específicamente [[machismo]], pueden ser ejemplos de ídolos de la caverna, pero el concepto va más allá de las críticas de todas las formas de subjetividad irreflexiva o predisposición individual.{{Añadir referencias}} |
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Que los errores provienen inevitablemente de las generalizaciones imperfectas en los lenguajes naturales, y que los filósofos o científicos deben tener cuidado con este peligro son temas antiguos en la filosofía. Eran, por ejemplo, problemas que ya apreciaron [[Aristóteles]] en el mundo clásico grecolatino y [[Guillermo de Ockham]] en la Edad Media. Pero los ídolos del foro de Bacon constituyen el ejemplo más conocido y serio entre los primeros humanistas modernos sobre los usos problemáticos del lenguaje. Después de Bacon siguieron enfatizando esta preocupación autores como [[Thomas Hobbes]] y [[John Locke]]. |
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== Véase también == |
== Véase también == |
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* [[Ídolos de la tribu]] |
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* [[Ídolos de la caverna]] |
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* [[Empirismo]] |
* [[Empirismo]] |
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* [[Etnocentrismo]] |
* [[Etnocentrismo]] |
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== Referencias == |
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{{ORDENAR:Idolos De La Caverna}} |
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[[Categoría: |
[[Categoría:Prejuicios]] |
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[[Categoría:Falacias]] |
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[[Categoría:Francis Bacon]] |
Revisión del 15:32 14 abr 2018
Los ídolos del foro (del latín, idola fori), también llamados del mercado o de la plaza, designan una clase de falacia lógica que resulta de correspondencias imperfectas entre las definiciones de las palabras en los idiomas humanos y las cosas reales en la naturaleza que estas palabras representan.
El término fue acuñado en latín por Francis Bacon y utilizado en su Novum organum, uno de los primeros tratados que procuraban establecer sobre sólidos fundamentos la lógica y el método científico. El término es uno de los cuatro ídola (ídolos) que representan «nociones falsas que ahora están en posesión del entendimiento humano y que han arraigado profundamente en él». Bacon estableció que había dos tipos de ídolos del foro:[1]
- Los primeros son «nombres de cosas que no existen» («porque hay cosas que no se nombran por falta de observación, así también sus nombres resultan suposiciones fantásticas y a las que nada en realidad corresponde»). Este primer tipo «es más fácilmente expulsado, porque para deshacerse de él solo es necesario que todas las teorías se rechacen constantemente y se descarten como obsoletas».
- Los segundos son «nombres de cosas que existen, pero confusas aún y mal definidas, y derivadas apresurada e irregularmente de las realidades». Según Bacon, es esta segunda clase, «que surge de una abstracción defectuosa e inadecuada», la «intrincada y profundamente enraizada» porque tiene que ver con la forma en que las palabras mismas pueden guiar el pensamiento.
Los «hombres cultos», pues, debían tener cuidado con las definiciones y explicaciones, estableciendo el asunto correcto «en algunas cosas». Sin embargo, «las palabras claramente fuerzan y anulan el entendimiento y arrojan a todos a la confusión y llevan a los hombres a innumerables controversias vacías y fantasías ociosas».[2]
Que los errores provienen inevitablemente de las generalizaciones imperfectas en los lenguajes naturales, y que los filósofos o científicos deben tener cuidado con este peligro son temas antiguos en la filosofía. Eran, por ejemplo, problemas que ya apreciaron Aristóteles en el mundo clásico grecolatino y Guillermo de Ockham en la Edad Media. Pero los ídolos del foro de Bacon constituyen el ejemplo más conocido y serio entre los primeros humanistas modernos sobre los usos problemáticos del lenguaje. Después de Bacon siguieron enfatizando esta preocupación autores como Thomas Hobbes y John Locke.