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Diferencia entre revisiones de «Gabriel Miró»

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'''Gabriel Miró''' ([[Alicante]], [[1879]] - [[Madrid]], [[1930]]).
'''Gabriel Miró''' ([[Alicante]], [[1879]] - [[Madrid]], [[1930]]).


La mayor parte de la crítica considera que la etapa de madurez literaria de Gabriel Miró se inicia con ''Las cerezas del cementerio'' (1910), cuya trama desarrolla el trágico amor del hipersensible joven Félix Valdivia por una mujer mayor (Beatriz) y presenta -en una atmósfera de voluptuosidad y de intimismo lírico- los temas del erotismo, la enfermedad y la muerte.
La mayor parte de la crítica considera que la etapa de madurez literaria de Gabriel Miró se inicia con ''[[Las cerezas del cementerio]]'' ([[1910]]), cuya trama desarrolla el trágico amor del hipersensible joven Félix Valdivia por una mujer mayor (Beatriz) y presenta -en una atmósfera de voluptuosidad y de intimismo lírico- los temas del erotismo, la enfermedad y la muerte.


En 1915 publicó ''El abuelo del rey'', novela en la que se relata la historia de tres generaciones en un pueblecito levantino, para presentar, no sin ironía, la pugna entre tradición y progreso y la presión del entorno; pero, ante todo, nos encontramos con una meditación sobre el tiempo.
En [[1915]] publicó ''[[El abuelo del rey]]'', novela en la que se relata la historia de tres generaciones en un pueblecito [[levantino]], para presentar, no sin ironía, la pugna entre tradición y progreso y la presión del entorno; pero, ante todo, nos encontramos con una meditación sobre el tiempo.


Un año después aparece ''Figuras de la Pasión del Señor'' (1916-17), formada por una serie le estampas en tomo a los últimos días le la vida de Cristo. También de 1917 es el ''Libro de Sigüenza'', con el que Miró inicia las obras de carácter autobiográfico, centrándose en el personaje de Sigüenza, no sólo heterónimo o alter ego del autor, sino su propio yo fijado líricamente, que va dando unidad a las escenas en sucesión que componen el libro. Un carácter similar tienen ''El humo dormido'' (1919), sobre el tema del tiempo, y ''Años y leguas'' (1928), de nuevo con el personaje de Sigüenza como protagonista y eje conductor.
Un año después aparece ''[[Figuras de la Pasión del Señor]]'' ([[1916]]-[[1917|17]]), formada por una serie le estampas en tomo a los últimos días le la vida de Cristo. También de [[1917]] es el ''[[Libro de Sigüenza]]'', con el que Miró inicia las obras de carácter autobiográfico, centrándose en el personaje de [[Sigüenza]], no sólo heterónimo o alter ego del autor, sino su propio yo fijado líricamente, que va dando unidad a las escenas en sucesión que componen el libro. Un carácter similar tienen ''[[El humo dormido]]'' ([[1919]]), sobre el tema del tiempo, y ''[[Años y leguas]]'' ([[1928]]), de nuevo con el personaje de Sigüenza como protagonista y eje conductor.


En 1921 apareció un libro de estampas, ''El ángel, el molino, el caracol del faro'', y la novela ''Nuestro padre San Daniel'', que forma una unidad junto con ''El obispo leproso'' (1926). Ambas se desarrollan en la ciudad levantina de Oleza, trasunto de Orihuela, en el último tercio del siglo XIX. La ciudad, sumida en el letargo, está vista como un microcosmos de misticismo y sensualidad, en el que los personajes se debaten entre sus inclinaciones naturales y la represión social, la intolerancia y el oscurantismo religioso a los que están sometidos.
En [[1921]] apareció un libro de estampas, ''[[El ángel, el molino, el caracol del faro]]'', y la novela ''[[Nuestro padre San Daniel]]'', que forma una unidad junto con ''[[El obispo leproso]]'' (1926). Ambas se desarrollan en la ciudad levantina de [[Oleza]], trasunto de [[Orihuela]], en el último tercio del [[siglo XIX]]. La ciudad, sumida en el letargo, está vista como un microcosmos de misticismo y sensualidad, en el que los personajes se debaten entre sus inclinaciones naturales y la represión social, la [[intolerancia]] y el [[oscurantismo]] religioso a los que están sometidos.


Ricardo Gullón ha calificado los relatos de Miró como novelas líricas. Son, por tanto, obras más atentas a la expresión de sentimientos y sensaciones que a contar sucesos, en las que predominan
[[Ricardo Gullón]] ha calificado los relatos de Miró como novelas líricas. Son, por tanto, obras más atentas a la expresión de sentimientos y sensaciones que a contar sucesos, en las que predominan
#la técnica del fragmentarismo,
#la técnica del [[fragmentarismo]],
#la utilización de la elipsis y
#la utilización de [[la elipsis]] y
#la estructuración del relato en escenas dispersas, unidas a través de la reflexión y la rememoración.
#la estructuración del relato en escenas dispersas, unidas a través de la [[reflexión]] y la [[rememoración]].


La temporalidad constituye el '''tema esencial''' de la obra del autor alicantino, quien incorpora el pasado a un presente continuado, por medio de las sensaciones, la evocación y el recuerdo. Como, antes que él, hiciera [[Azorín]]
La temporalidad constituye el '''tema esencial''' de la obra del autor alicantino, quien incorpora el pasado a un presente continuado, por medio de las sensaciones, la evocación y el recuerdo. Como, antes que él, hiciera [[Azorín]]

Revisión del 14:53 23 feb 2004

Gabriel Miró (Alicante, 1879 - Madrid, 1930).

La mayor parte de la crítica considera que la etapa de madurez literaria de Gabriel Miró se inicia con Las cerezas del cementerio (1910), cuya trama desarrolla el trágico amor del hipersensible joven Félix Valdivia por una mujer mayor (Beatriz) y presenta -en una atmósfera de voluptuosidad y de intimismo lírico- los temas del erotismo, la enfermedad y la muerte.

En 1915 publicó El abuelo del rey, novela en la que se relata la historia de tres generaciones en un pueblecito levantino, para presentar, no sin ironía, la pugna entre tradición y progreso y la presión del entorno; pero, ante todo, nos encontramos con una meditación sobre el tiempo.

Un año después aparece Figuras de la Pasión del Señor (1916-17), formada por una serie le estampas en tomo a los últimos días le la vida de Cristo. También de 1917 es el Libro de Sigüenza, con el que Miró inicia las obras de carácter autobiográfico, centrándose en el personaje de Sigüenza, no sólo heterónimo o alter ego del autor, sino su propio yo fijado líricamente, que va dando unidad a las escenas en sucesión que componen el libro. Un carácter similar tienen El humo dormido (1919), sobre el tema del tiempo, y Años y leguas (1928), de nuevo con el personaje de Sigüenza como protagonista y eje conductor.

En 1921 apareció un libro de estampas, El ángel, el molino, el caracol del faro, y la novela Nuestro padre San Daniel, que forma una unidad junto con El obispo leproso (1926). Ambas se desarrollan en la ciudad levantina de Oleza, trasunto de Orihuela, en el último tercio del siglo XIX. La ciudad, sumida en el letargo, está vista como un microcosmos de misticismo y sensualidad, en el que los personajes se debaten entre sus inclinaciones naturales y la represión social, la intolerancia y el oscurantismo religioso a los que están sometidos.

Ricardo Gullón ha calificado los relatos de Miró como novelas líricas. Son, por tanto, obras más atentas a la expresión de sentimientos y sensaciones que a contar sucesos, en las que predominan

  1. la técnica del fragmentarismo,
  2. la utilización de la elipsis y
  3. la estructuración del relato en escenas dispersas, unidas a través de la reflexión y la rememoración.

La temporalidad constituye el tema esencial de la obra del autor alicantino, quien incorpora el pasado a un presente continuado, por medio de las sensaciones, la evocación y el recuerdo. Como, antes que él, hiciera Azorín

Lo sensorial es en la literatura mironiana una forma de creación y conocimiento, de ahí

  1. la riqueza plástica de su obra,
  2. el uso de las sinestesias y de imágenes sensoriales,
  3. la adjetivación sorprendente y
  4. el léxico riquísimo.