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Revisión del 14:35 31 mar 2008
Plantilla:Semiprotegida Plantilla:Infobox Presidente Adolf Hitler (* 20 de abril de 1889 en Braunau am Inn, Imperio Austrohúngaro, hoy Austria, † 30 de abril de 1945 en Berlín) fue un militar y político alemán de origen austríaco que estableció un régimen nacionalsocialista en el que recibió el título de Reichskanzler (canciller imperial) y Führer (caudillo, líder o guía).
Como jefe del Partido Nacional Socialista Alemán de los Trabajadores (Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei o NSDAP), dirigió el gobierno del país de 1933 a 1945, período en el que ocupó sucesivamente los cargos de canciller, Jefe de Gobierno y Jefe de Estado.
Consiguió el poder durante el período de crisis de Alemania después de la Primera Guerra Mundial. Utilizó propaganda y oratoria carismática, enfatizando en el nacionalismo, el antisemitismo y el anticomunismo. Después de reestructurar la economía y rearmar las fuerzas armadas, estableció una dictadura totalitaria. Perseguía una agresiva política exterior para ampliar el Lebensraum (espacio vital) alemán, y desencadenó la Segunda Guerra Mundial con la invasión de Polonia.
Aunque la Alemania Nazi y las Potencias del Eje ocuparon la mayoría de Europa y partes de Asia en su apogeo, fueron finalmente derrotados por los Aliados. Al final de la guerra, las políticas de conquista territorial y subyugación racial de Hitler habían llevado muerte y destrucción a decenas de millones de personas, incluyendo el genocidio de unos seis millones de judíos en lo que se conoce como el Holocausto.
En los últimos días de la guerra, Hitler y su nueva esposa, Eva Braun, se suicidaron en su búnker subterráneo de Berlín, mientras la ciudad era invadida por el Ejército Rojo de la Unión Soviética.
Primeros años
Infancia
Adolf Hitler nació en Braunau am Inn, una pequeña aldea cerca de Linz en la provincia de la Alta Austria, no muy lejos de la frontera alemana, en lo que entonces era el Imperio Austrohúngaro. Fue el cuarto hijo de seis.[1] Su padre, Alois Hitler, (1837–1903), fue un agente de aduanas. Su madre, Klara Pölzl, (1860–1907), fue la tercera esposa de Alois. Ella era también su prima, así que se tuvo que obtener una dispensación papal para el matrimonio. De los seis hijos de Alois y Klara, sólo Adolf y su hermana Paula llegaron a la edad adulta.[2] El padre de Hitler también tuvo un hijo, Alois Jr, y una hija, Angela, con su segunda esposa.[2]
Alois Hitler nació fuera de matrimonio. Durante los primeros 39 años de su vida llevó el apellido de su madre, Schicklgruber. En 1876, tomó el apellido de su padrastro, Johann Georg Hiedler. En el siglo XIX eran comunes en Austria las variantes del apellido Hüttler, Hiedler, Hittler y Hitler. La teoría del escritor Franz Jetzinger de que el apellido guarda relación con el checo Hidlar o Hidlarcek[3] ha sido citada en la literatura en numerosas ocasiones,[4] pero es actualmente rechazada: lo más probable es que todas esas variantes deriven de Hütte (choza), con lo que el apellido significaría algo así como "pequeño campesino" o "el que vive en una cabaña".[5]
La propaganda de los Aliados explotó el apellido original de la familia de Hitler durante la Segunda Guerra Mundial. Panfletos portando la frase "Heil Schicklgruber" fueron lanzados desde el aire sobre ciudades alemanas. Pero él nació legalmente como Hitler y fue también relacionado con Hiedler a través de su abuela materna, Johanna Hiedler.
El nombre "Adolf" viene del antiguo alto alemán y significa "lobo noble" (Adel=nobleza + wolf=lobo).[6] De ahí que uno de los apodos de Hitler puestos por él mismo fuera Wolf o Herr Wolf —comenzó a usar este apodo a principios de los años 1920 y se le dirigían con él sólo los amigos íntimos (como "Tío Wolf" por los Wagner) hasta la caída del Tercer Reich.[7] Los nombres de varios de sus cuarteles generales dispersos por toda Europa Continental (Wolfsschanze en Prusia Oriental, Wolfsschlucht en Francia, Werwolf en Ucrania, etc.) reflejan esto. Hitler era conocido como "Adi" por su familia y parientes más cercanos.
Como niño, Hitler dijo que era azotado a menudo por su padre. Años más tarde le dijo a su secretaria, "Entonces tomé la decisión de no llorar nunca más cuando mi padre me azotaba. Unos pocos días después tuve la oportunidad de poner a prueba mi voluntad. Mi madre, asustada, se escondió en frente de la puerta. En cuanto a mí, conté silenciosamente los golpes del palo que azotaba mi trasero."[8]
El abuelo paterno de Hitler fue muy probablemente uno de los hermanos Johann Georg Hiedler o Johann Nepomuk Hiedler. Hubo rumores de que Hitler tenía alguna parte de sangre judía y de que su abuela, Maria Schicklgruber, se embarazó mientras trabajaba como criada en una familia judía. Las implicaciones de estos rumores fueron políticamente explosivos para el proponente de una ideología racista. Los adversarios intentaron demostrar que Hitler tenía antepasados judíos o checos. Aunque estos rumores no fueron nunca confirmados, para Hitler fueron una razón suficiente para ocultar sus orígenes. Según Robert G. L. Waite en The Psychopathic God: Adolf Hitler, Hitler convirtió en ilegal para las mujeres alemanas trabajar en familias judías, y después del "Anschluss" (anexión) de Austria, Hitler convirtió la ciudad natal de su padre en una área de prácticas de artillería. Waite dice que las inseguridades de Hitler en este respecto pueden haber sido más importantes que si la ascendencia judía pudo ser probada por sus compañeros.
La familia de Hitler se trasladó a menudo, de Braunau am Inn a Passau, Lambach, Leonding y Linz. El joven Hitler fue un buen estudiante en primaria. Pero en sexto, su primer año de enseñanza secundaria (Realschule) en Linz, suspendió y tuvo que repetir el curso. Sus profesores dijeron que no tenía "deseo de trabajar". Uno de los compañeros de Hitler en la Realschule fue Ludwig Wittgenstein, uno de los más destacados filósofos del siglo XX. Un libro de Kimberley Cornish sugiere que los conflictos entre Hitler y algunos estudiantes judíos, incluyendo Wittgenstein, fueron un momento crítico en la formación de Hitler como un antisemita.[9]
Hitler afirmaba que su bajón en la educación fue una rebelión contra su padre, que quería que el niño le siguiera en una carrera como agente de aduanas; en cambio, Hitler quería convertirse en pintor. Esta explicación se sostiene aún más por la posterior descripción de Hitler de él mismo como un artista incomprendido. No obstante, después de la muerte de Alois el 3 de enero de 1903, el trabajo escolar de Hitler no mejoró. A la edad de 16 años, Hitler abandonó la educación secundaria sin un título
Adolescencia en Viena y Múnich
Hitler era un chico inteligente, pero cambiante, y en dos ocasiones suspendió el examen de entrada a la universidad de Linz. Allí quedó cautivado por las lecturas pangermánicas y antisemitas del profesor Leopold Poetsch, quien influyó notablemente en la mente del joven.
Hitler era devoto de su madre y probablemente odiaba a su padre, quien era un estricto disciplinario. Padre e hijo tampoco compartían sus ideas políticas. Alois Hitler también deseaba que su hijo llegara a ser funcionario como él, empleo del que se sentía muy orgulloso y al que había llegado prácticamente sin una base académica. Pero al joven Hitler ese futuro no le seducía en absoluto, ya que estaba demasiado alejado de su objetivo, las artes. Se interesó por la pintura y la arquitectura, pero no logró ser admitido en la Escuela de Bellas Artes de Viena al no poseer talento.
Hitler, en su libro Mein Kampf (Mi Lucha), es respetuoso con su padre, aunque indica que había diferencias irreconciliables sobre su firme decisión de convertirse en artista. Alois falleció en enero de 1903 y Klara, tercera mujer de Alois y madre de Adolf Hitler, murió de cáncer en diciembre de 1907, lo que le afectó profundamente.
Muchos historiadores especulan que su odio extremo hacia los judíos era por la posibilidad de que el padre biológico de Alois (y por tanto su abuelo) fuera de origen judío, lo que fue desmentido luego. Otros lo atribuyen a que su madre murió al cuidado de un médico judío, pero el mismo Hitler pareció estar agradecido por sus atenciones (le regaló una pintura y más tarde como canciller le permitió salir de Austria). Según algunos, sería la idea de la supuesta influencia sionista para que Estados Unidos entrara en la guerra. Hasta la fecha, ninguna de estas aseveraciones ha sido convincentemente confirmada. Otra hipótesis es simplemente de estrategia política. Hilter encontró un culpable simbólico que le permitía justificar fácilmente el nacionalismo alemán y superar la lucha de clases. El banquero no era malo por ser banquero, sino por ser judío. Si el banquero era alemán, nacionalista alemán, sólo podía empeñar la plusvalía que obtenía a costa de los trabajadores en engrandecer Alemania. Era una adaptación de la idea fascista del nacionalismo para superar la lucha de clases, pero era mucho más potente al identificar un enemigo mítico contra el que ya existía recelo y aversión mítica y antigua (los judíos como responsables de la muerte de Cristo). Una brillante idea con la que promover un movimiento unitario con una gran dosis de crítica y acción constructora (la gran Alemania) y una no menor dosis de destrucción y violencia mítica. La acción política perfecta: construir y destruir como propuesta política.
Según sus escritos, él consideraba a los judíos como una raza extranjera en territorio alemán y compartía muchas de las ideas antisemitas comunes en la época, que eran de origen muy antiguo (un ejemplo de esto lo tenemos en la influencia del panfleto apócrifo Los protocolos de los sabios de Sión). Así es como hablaba de una "conspiración judeobolchevique" (en la que incluía a todos los movimientos de izquierda por igual), al mismo tiempo que culpaba a los empresarios y financistas judíos de los problemas económicos por los que pasaba Alemania en ese entonces (algunos de sus primeros discursos versaban sobre lo que él llamaba "la esclavitud del interés"). Como se verá, eso llevó a acusarlos también de llevar a Alemania a la derrota en 1918.
En 1905 abandonó la escuela secundaria de Linz para ir a Viena e ingresar en la Academia de Bellas Artes con el fin de convertirse en pintor, pero fue rechazado en el examen de ingreso. A pesar de su fracaso, decidió quedarse en Viena, viviendo de la venta de sus pinturas con grandes dificultades económicas (llegó a vivir durante tres años en un albergue para indigentes), para seguir pintando y presentarse a un segundo examen de ingreso, que no llegó a realizar nunca. Viena, una ciudad cosmopolita, con mucha vitalidad intelectual y multicultural, le era por completo incomprensible. En aquella época, en Viena existía un importante ambiente antisemita.
Se trasladó a Múnich en 1913 para eludir el servicio militar en su país, aparentemente porque no deseaba servir a las órdenes de oficiales húngaros y judíos, y atraído también por la prosperidad y fortaleza que mostraba Alemania, en contraste con la decadente y débil Austria.
Primera Guerra Mundial
Al inicio de la Primera Guerra Mundial (1914) decidió alistarse como voluntario en el ejército alemán. Realizó su servicio en Francia y Bélgica como mensajero del 16° Regimiento de Infantería Bávara de Reserva, que lo expuso al fuego enemigo. También aprovechó para dibujar algunas historietas y dibujos de instrucción para el periódico del ejército. Fue ascendido al rango de cabo y condecorado en varias ocasiones por su valor en combate, destacando especialmente la consecución de la Cruz de Hierro de segunda clase el 2 de diciembre de 1914, y la Cruz de Hierro, primera clase, el 4 de agosto de 1918, un honor raras veces dado a un soldado de tan baja graduación (ya que aún no era ciudadano alemán, no fue promovido más allá del grado de cabo). En octubre de 1916, en el norte de Francia, Hitler fue herido en la pierna, regresando al frente en marzo de 1917.
Hitler era considerado como un soldado «correcto», pero según se informa era impopular entre sus compañeros debido a una actitud poco crítica hacia los superiores. «Respetar al superior, no contradecir a nadie, obedecer a ciegas», dijo, describiendo su actitud mientras era enjuiciado por el putsch de Múnich en 1923. Uno de sus camaradas comentó: «Nos quejamos sobre él y encontrábamos intolerable que entre nosotros tuviéramos a un cuervo blanco» (Haiden, 1936).
El 15 de octubre de 1918, poco antes del final de guerra, Hitler fue trasladado a un hospital de campaña, donde quedó temporalmente ciego por un ataque con gases tóxicos. Una investigación realizada por Bernhard Horstmann indica que su ceguera pudo haber sido resultado de una reacción histérica a la derrota alemana. Hitler expresó metafóricamente que durante aquella experiencia, al quitarse la venda que cubría sus ojos, fue cuando descubrió que el objetivo de su vida era lograr la salvación de Alemania. Mientras, fue tratado por un médico militar y un especialista en psiquiatría, que, según se informa, diagnosticó al cabo como «incompetente para comandar gente» y «peligrosamente psicótico». Su comandante declaró: «¡Nunca promoveré a este histérico!». Sin embargo, el historiador Sebastian Haffner, refiriéndose a la experiencia de Hitler en el frente, sugiere que por lo menos tuvo algún tipo de entendimiento con los militares.
La capitulación alemana en noviembre de 1918 lo impactó de sobremanera, pues en la creencia popular alemana el ejército alemán permanecía invicto. Como muchos otros nacionalistas alemanes, Hitler culpó a los socialdemócratas («los criminales de noviembre») por la rendición. Una explicación extendida por la derecha conservadora sobre la capitulación era la Dolchstoßlegende («la leyenda de la puñalada por la espalda»), que pretendía argumentar que a espaldas del ejército los políticos socialistas y marxistas habían traicionado y «apuñalado» a los alemanes y sus soldados por la espalda. El Tratado de Versalles impuso reparaciones de guerra y otras sanciones económicamente muy perjudiciales para el país, declarando a Alemania culpable de los horrores de la Primera Guerra Mundial. Durante la negociación del documento surgieron controversias entre el afán pacificador de W. Wilson, presidente de EE.UU. y el vengativo revanchismo del premier francés, Georges Clemenceau. La reconciliación nunca estuvo dentro de los objetivos de Gran Bretaña y Francia porque, desde mediados del siglo XIX, Alemania siempre había rivalizado con estas dos potencias, por la hegemonía de Europa y el control sobre los territorios coloniales en África y Asia. El tratado fue considerado por los alemanes como una humillación y fue un importante factor en la creación de las reivindicaciones sociales y políticas demandadas por Hitler y su Partido Nacionalsocialista para llegar al poder.
Inicios en el Nazismo
Después de la guerra, Hitler permaneció trabajando para el ejército como espía militar, siendo destinado a la supresión de levantamientos socialistas, que estallaron a través de toda Alemania, incluyendo Múnich, lugar a donde Hitler regresó en 1919. Participó en el «pensamiento nacional», cursos organizados por el Departamento de Educación y Propaganda del grupo bávaro de la Reichswehr. Un objetivo clave de este grupo era crear una «cabeza de turco» para justificar la derrota alemana. Las cabezas de turco fueron encontradas en el Judaísmo Internacional, los comunistas y los políticos liberales, especialmente los miembros de la coalición de Weimar, que eran considerados como los «criminales de noviembre».
En julio de 1919, Hitler fue designado V-Mann (Verbindungsmann, término alemán para espía de la policía) del Aufklärungskommando (Comando de Inteligencia) de la Reichswehr, con el objetivo de atraer a otros soldados de ideas similares, siendo asignado a infiltrarse en un pequeño partido nacionalista de extrema derecha, el Partido Obrero Alemán (DAP). Allí, Hitler conoció a Dietrich Eckart, uno de los primeros miembros y fundador del partido.
Hitler comenzó a participar a tiempo completo en las actividades del partido. Ya a principios de 1921, Hitler era considerado como un gran orador, hablando frente a muchedumbres cada vez más grandes. En febrero, habló ante una muchedumbre de casi seis mil personas en Múnich. Para hacer pública la reunión, envió dos camiones de partidarios del Partido con esvásticas, causar conmoción y distribuir prospectos; fue el primer empleo de esta táctica. Hitler ganó notoriedad fuera del partido por sus discursos polémicos, atacando el Tratado de Versalles, a políticos y grupos rivales (sobre todo marxistas) y, siempre, a los judíos, a los que posteriormente intentaría exterminar en los campos de concentración.
Por entonces, sus principales enemigos eran los comunistas; para combatirlos, creó la Sturmabteilung —la S.A.— comandada por Johann Ulrich Klintzich, aunque el verdadero jefe era el capitán Ernest Röhm. Toma como emblemas la Hakenkreuz —la cruz gamada— y el saludo del fascismo italiano del brazo en alto.
Putsch de Múnich
Alentada por este primer apoyo, Hitler decidió utilizar Ludendorff como un frente en un intento de golpe más tarde conocido como el Salón de la Cerveza Putsch (a veces como el Putsch de Hitler o Putsch de Munich). El partido nazi había copiado fascistas de Italia en aspecto y había adoptado también algunos programmatical puntos, y, en 1923, Hitler quiso emular a Mussolini "marcha sobre Roma" por su propia escena "Campaña en Berlín". Hitler y Ludendorff obtenido el apoyo clandestino de Gustav von Kahr, Baviera del gobernante de facto, junto con los principales protagonistas de la Reichswehr y la policía. Como muestra de carteles políticos, Ludendorff, Hitler y los jefes de la policía de Baviera y militares previstas en la formación de un nuevo gobierno.
El 8 de noviembre de 1923, y las SA de Hitler irrumpieron en una sesión pública presidida por Kahr en el Bürgerbräukeller, una gran sala de fuera de la cerveza de Munich. Él declaró que se había establecido un nuevo gobierno con Ludendorff y exigió, a punta de pistola, con el apoyo de Kahr militares locales y la creación de la destrucción del gobierno de Berlín. [25] Kahr retiró su apoyo y huyó para unirse a la oposición a Hitler En la primera oportunidad. [26] Al día siguiente, cuando Hitler y sus seguidores marcharon de la sala a la cerveza bávara Ministerio de Guerra para derrocar al gobierno de Baviera como un punto de partida para su "marcha sobre Berlín", la policía dispersó. Dieciséis miembros del NSDAP fueron asesinados. [27]
Hitler huyó a la casa de Ernst Hanfstaengl y la posibilidad del suicidio. Pronto fue arrestado por alta traición. Alfred Rosenberg temporal se convirtió en líder del partido. Durante el juicio de Hitler, se le dio tiempo casi ilimitado uso de la palabra, y su popularidad se disparó como él expresaron sentimientos nacionalistas. A Munich se convirtió en una personalidad conocida figura nacional. El 1 de abril de 1924, Hitler fue condenado a cinco años de cárcel en la prisión de Landsberg. Hitler favoreció el tratamiento recibido de los guardias y había mucho fan de correo de admiradores. [28] Él fue perdonado y liberado de la cárcel en diciembre de 1924.
Mein Kampf
Si bien en Landsberg él dictada Mein Kampf (Mi Lucha, originalmente titulado "Cuatro años de lucha contra mentiras, estupidez y cobardía"), a su adjunto Rudolf Hess. [28] El libro, dedicado a la Sociedad de Thule miembro Dietrich Eckart, fue una autobiografía Y una exposición de su ideología. Se publicó en dos volúmenes en 1925 y 1926, la venta de alrededor de 240000 ejemplares entre 1925 y 1934. A finales de la guerra, alrededor de 10 millones de ejemplares han sido vendidos o distribuidos (recientemente, une y los soldados recibieron copias gratuitas).
Hitler pasó años esquivando los impuestos sobre los derechos de autor de su libro y ha acumulado una deuda tributaria de cerca de 405500 Reichsmarks (€ 6 millones en dinero de hoy) por el tiempo que se convirtió en canciller (momento en el que su deuda se renunció). [29] [30 ]
Los derechos de autor de Mein Kampf en Europa es reclamada por el Estado Libre de Baviera y programado para finalizar el 31 de diciembre de 2015. Las reproducciones en Alemania están autorizados sólo para fines académicos y de forma muy comentado. La situación es, sin embargo, poco clara. El historiador Werner Maser, en una entrevista con Bild am Sonntag ha manifestado que Peter Raubal, hijo del sobrino de Hitler, Leo Raubal, tendría un caso legal fuerte para ganar el derecho de autor de Baviera si ejerciera. Raubal ha declarado que quiere ninguna parte de los derechos para el libro, que tendrá un valor de millones de euros. [31] La situación incierta ha dado lugar a los juicios contradictorios en Polonia y Suecia. Mein Kampf, sin embargo, se publica en los EE.UU., así como en otros países, como Turquía e Israel, por los editores con diversas posiciones políticas.
Ascenso al poder
Tras su derrota en las elecciones de 1932, Hitler promovió una ola de revueltas y violencia callejera que forzó al débil e inestable gobierno al colapso. Paul von Hindenburg se vio forzado a pactar con Hitler, que fue nombrado canciller alemán el 30 de enero de 1933 con la colaboración de los católicos de Franz von Papen y sus socios. Disolvió el Parlamento y convocó elecciones, liderando el Partido Nacional-socialista. Una semana antes de las votaciones, se produjo un incendio en el edificio del Reichstag y Hitler, tras acusar a la oposición comunista y social-demócrata del incendio, promulgó leyes de excepción, eliminando y persiguiendo a muchos adversarios políticos.
Consiguió la mayoría en las elecciones de mayo (aunque muchos historiadores señalan que no logró un apoyo importante por parte del pueblo alemán inicialmente). En poco tiempo, logró afianzarse en el poder, detentando los cargos de canciller y presidente de la República a la muerte de Hindenburg (2 de agosto de 1934), nombrándose a sí mismo Reichsführer. Estableció el nacional-socialismo como único partido legal. Eliminó a los oponentes de su propio partido y a colaboradores de dudosa fidelidad durante la llamada «Noche de los cuchillos largos», iniciando el proceso de eliminación de diversos grupos raciales, políticos, sociales y religiosos que consideraba «enemigos de Alemania» y «razas impuras», lo que más tarde le llevó a crear los campos de concentración para la liquidación sistemática de comunistas, judíos, Testigos de Jehová (Bibelforscher), gitanos, enfermos mentales y homosexuales, principalmente, así como a un intenso rearme.
Tercer Reich
Economía y cultura
Hitler, como dirigente de Alemania, ordenó la creación de un automóvil asequible para todos los ciudadanos, al que pensaba llamar «el vehículo del pueblo» (Volkswagen). Dicho automóvil fue diseñado y creado por Ferdinand Porsche. De ésta forma nació el coche más vendido de la época, el Volkswagen (que ahora es una marca, y entonces era el modelo) conocido después como el Escarabajo.
Promovió un estado del bienestar cimentado sobre la creación de una seguridad social parcial, controlando el precio de la vivienda para que fuera asequible a todos los ciudadanos (las hipotecas suponían aproximadamente un 7% del salario de un alemán medio) y apoyando un nuevo concepto consistente en las vacaciones de ocio asequibles a la parte del pueblo que comulgaba con las ideas del régimen y eran catalogados como arios, financiando éste bienestar parcial con la venta y usurpación de bienes a las minorías no arias, junto con el trabajo esclavo de ésta parte del pueblo en las fábricas (como Siemens AG e Industriehof en el campo de Ravensbrück) que apoyaban el régimen.[1]
Entregó a los campesinos arios tierras en propiedad que anteriormente pertenecían al Estado.
En 1935, Alemania exhibió una mejora sustancial en términos macroeconómicos, los índices de desempleo bajaron y la economía se vio fortalecida por un crecimiento interno superior al resto de las naciones europeas.
Dueño absoluto de Alemania, mostró sus éxitos contra el paro y en política exterior (reincorporación del Sarre y remilitarización de la Renania en 1936), lo que le valió el apoyo popular. La inauguración de los XI Juegos Olímpicos, en agosto de 1936, dio el espaldarazo definitivo a la televisión en general y al régimen en particular: se estiman en 150.000 los espectadores que pasaron por las distintas salas públicas de visión.
En 1937, la Alemania de Hitler alcanzó el mayor nivel de desarrollo desde la I Guerra Mundial. Se ampliaron los programas de salud social parciales, se mejoraron los niveles de vida de la tercera edad (se aprobó la eutanasia selectiva no-voluntaria)[2], los niveles de seguridad social parcial se vieron poderosamente reforzados. Aunados además a una mejor urbanización, los niveles generales de la clase media se vieron incrementados. La población en general percibió que la Alemania post Versalles había desaparecido y surgía un potente espíritu nacionalista.
A fines de ese mismo año, Hitler reunió a su Estado Mayor General (OKH) y les expresó su deseo de iniciar una guerra contra los eslavos. Esto se ratificó el 28 de mayo de 1938 en la segunda reunión.
El 1 de octubre de 1938 se verifica la Anexión de Austria y de los Sudetes al territorio alemán, denominada Anschluss. Con ello, Hitler ganaba dividendos políticos al anexar este territorio ocupado por alemanes propiamente dichos y descendientes de alemanes.
El rearme y nuevas alianzas
Si bien se especula que desde 1919, se mantenía un programa secreto para volver a armar un ejército por parte del gobierno Alemán, es en marzo de 1934, cuando Hitler anuncia públicamente que el ejército alemán se ampliaría a 600.000 hombres (seis veces el número estipulado en el Tratado de Versalles), así como la introducción de una Fuerza Aérea (Luftwaffe) y el incremento del tamaño de la Marina (Kriegsmarine). Gran Bretaña, Francia e Italia, así como la Sociedad de Naciones rápidamente condenaron estas acciones. Sin embargo, dado que Alemania nuevamente explicó que sólo estaba interesada en la paz, ningún país tomó medida alguna para detener este desarrollo y se permitió que el programa armamentista alemán continuara. Además, el Reino Unido no compartía la visión pesimista de Francia sobre Alemania, y en 1935 firmó un acuerdo naval con Alemania, lo que permitió aumentar el tonelaje alemán hasta un 35% del de la armada británica. Este acuerdo que se firmó sin consultar ni a Francia ni a Italia, debilitó directamente la Liga de Naciones y puso al Tratado de Versalles en camino hacia la irrelevancia.
En marzo de 1936, las disposiciones del gobierno alemán, violaron nuevamente el tratado al introducir tropas y ocupar nuevamente la zona desmilitarizada en Renania. Ante la inacción de los gobiernos de Gran Bretaña y Francia, el afán expansionista de Alemania se extendió. En julio de 1936, comenzó la guerra civil española cuando el ejército, dirigido por el General Francisco Franco, se sublevó contra el gobierno de la República. Tras recibir una petición de ayuda del General Franco en julio de 1936, Hitler envió tropas en apoyo de Franco, y España sirvió como banco de pruebas para las nuevas fuerzas alemanas y sus métodos, incluyendo el bombardeo de ciudades, como el de Guernica, en abril de 1937; hecho que impulsó al célebre pintor Pablo Picasso a realizar su célebre cuadro.
El conde Galeazzo Ciano, ministro de Asuntos Exteriores del dictador Duce Benito Mussolini, declaró el 25 de octubre de 1936 una alianza entre Berlín y Roma, a la que denominó "El Eje". El 25 de noviembre del mismo año, Alemania firmó el Pacto Anti-Comintern con Japón. Para fortalecer la relación con esta nación, Hitler se reunió en 1937 en Nuremberg con el príncipe Chichibu, hermano del emperador Hirohito.
El Pacto Tripartito fue firmado por Saburo Kurusu en representación del Imperio Japonés, Adolfo Hitler por Alemania y el Conde Galeazzo Ciano, el 27 de septiembre de 1940. Más tarde se amplió para incluir a Hungría, Rumanía y Bulgaria. Este grupo se conoció como las Potencias del Eje. Más tarde, el 5 de noviembre de 1937, en la Cancillería del Reich, Adolf Hitler celebró una reunión secreta con los ministros de Guerra y Exteriores, más los tres jefes de servicios, registrada en el Memorándum Hossbach y reveló sus planes para la apropiación de "espacio vital" (Lebensraum) para el pueblo alemán.
II Guerra Mundial
Triunfos iniciales
El 12 de marzo de 1938, Hitler presionó a Austria para la unificación con Alemania (el Anschluss) e hizo una entrada triunfal en Viena el 14 de marzo. A ello le siguió la intensificación de la Crisis de los Sudetes, en la zona de habla alemana de Checoslovaquia conocida como Sudetes; Esto condujo al Acuerdo de Munich de septiembre de 1938, que autorizó a la anexión y ocupación militar inmediata de estos distritos por parte de Alemania. Como resultado de la cumbre, la revista TIME proclamó a Hitler Hombre del Año de 1938. El Primer Ministro británico, Neville Chamberlain, saludó este acuerdo como la "paz en nuestro tiempo", pero al dar forma a las exigencias militares de Hitler, Gran Bretaña Y Francia también abandonaron Checoslovaquia a Hitler. Hitler ordenó al ejército alemán entrar en Praga el 15 de marzo de 1939, tomando el Castillo de Praga y de Bohemia y proclamando un protectorado alemán en Moravia.
Tras ello, Hitler eleva quejas relativas a la ciudad libre de Danzig y el corredor polaco (la Crisis de Danzig), que fue cedida por Alemania en virtud del Tratado de Versalles. Gran Bretaña no había podido llegar a un acuerdo con la Unión Soviética para una alianza contra Alemania, y, el 23 de agosto de 1939, Hitler firma a un pacto secreto de no agresión (el Pacto Molotov-Ribbentrop) con Stalin en el que se acordó la probable partición de Polonia entre La Unión Soviética y la Alemania nazi. El 1 de septiembre, Alemania invadió la parte occidental de Polonia. Después de haber garantizado la asistencia a Polonia, Gran Bretaña y Francia declaran la guerra a Alemania el 3 de septiembre, pero no actuan de inmediato. No mucho después de esto, el 17 de septiembre, las fuerzas soviéticas invadieron Polonia oriental.
Durante esta guerra, Hitler reconstruye sus fuerzas. En abril de 1940, ordena a las fuerzas alemanas a marchar sobre Dinamarca y Noruega. En mayo de 1940, Hitler ordena a sus fuerzas atacar Francia, la conquista de los Países Bajos, Luxemburgo y Bélgica. Francia se rindió el 22 de junio de 1940. Esta serie de victorias persuaden a su principal aliado, Benito Mussolini de Italia, para unirse a la guerra al lado de Hitler en mayo de 1940.
Gran Bretaña, cuyas fuerzas habían derrotado en Francia a los evacuados de la ciudad costera de Dunkerque, continuaron luchando junto a las fuerzas canadienses en la batalla del Atlántico. Después de sus gestiones en pro de la paz sistemáticamente rechazadas por el Gobierno británico, ahora conducido por Winston Churchill, Hitler ordena los bombardeos sobre las Islas Británicas, dando lugar a la Batalla de Gran Bretaña, un preludio de la ya prevista invasión alemana. Los ataques comenzaron a golpear por las bases de la Real Fuerza Aérea y la protección de las estaciones de radar sudeste de Inglaterra. Sin embargo, la Luftwaffe no derrota a la Real Fuerza Aérea a finales de octubre de 1940. La superioridad aérea para la invasión, denominada Operación Sealion, no estaba asegurada, y Hitler ordenó diversos bombardeos que se llevarián a cabo en ciudades británicas, incluyendo Londres y Coventry, en su mayoría por la noche.
La caída
El 22 de junio de 1941, tres millones de soldados alemanes atacaron la Unión Soviética, rompiendo el pacto de no agresión que Hitler había firmado con Stalin dos años antes. Esta invasión, llamada Operación Barbarroja, incautó grandes cantidades de territorio, incluidos los Estados Bálticos, Bielorrusia, y Ucrania. También rodearon y destruyeron muchas fuerzas soviéticas. Pero los alemanes no consiguieron llegar a Moscú en diciembre de 1941 por el invierno ruso unido a la feroz resistencia soviética reforzadas con tropas siberianas de Zhukov. La invasión no había logrado el triunfo rápido que Hitler quería.
Hitler firmó la declaración de guerra contra los Estados Unidos el 11 de diciembre de 1941, cuatro días después del del ataque del Imperio del Japón a Pearl Harbor, Hawai, muchos historiadores y revisionistas consideran este paso un grave error, pues logra así en su contra, una coalición que incluía el imperio más grande del mundo (el Imperio británico), el más grande del mundo industrial y financiero (los Estados Unidos), y el ejército más grande del mundo (la Unión Soviética).
A finales de 1942, las fuerzas alemanas fueron derrotadas en la Segunda Batalla de El Alamein, frustrando los planes de Hitler para aprovechar el Canal de Suez y el Oriente Medio. En febrero de 1943, la titánica batalla de Stalingrado acabó con el cerco y la destrucción del 6 º Ejército alemán. Poco después llegó la gigantesca Batalla de Kursk (1.300000 rusos, 3.600 tanques, 20.000 piezas de artillería y 2.400 aviones, frente a 90.0000 alemanes, 2.700 tanques, 2.000 aviones).
Desde Stalingrado, el plan militar de Hitler se volvió cada vez más errático y la situación económica se deterioró.
Después de la invasión aliada de Italia (Operación Husky) ,en 1943, el aliado de Hitler, Mussolini, fue depuesto por Pietro Badoglio, que se rindió a los Aliados. A lo largo de 1943 y 1944, la Unión Soviética constantemente forzó a los ejércitos de Hitler a retroceder a lo largo del Frente Oriental. El 6 de junio de 1944, los ejércitos occidentales aliados desembarcaron en el norte de Francia en lo que fue la operación anfibia más grande jamás realizada, la Operación Overlord.
En el ejército alemán, los más realistas sabían que la derrota era inevitable, y algunos oficiales dibujan un plan para deponer a Hitler del poder. En julio de 1944, uno de ellos, el ex-oficial de observación de artillería del mariscal Erwin Rommel, Claus von Stauffenberg coloca una bomba plantada en una de las Führer Sede de Hitler, la Wolfsschanze (Wolf's Lair), en Rastenburg, pero sin conseguir acabar con Hitler, este intento en uno de los atentados contra Hitler que más cerca estuvo de tener éxito.
Éste ordenó salvajes represalias, y una persecución implacable por parte de las SS lo que resulta en la ejecución de más de 4.900 personas, a veces por inanición en régimen de aislamiento seguido por estrangulación lenta. El principal movimiento de resistencia fue destruido, aunque pequeños grupos aislados siguieron funcionando. La lista de personajes que cayeron es extensa y se pueden citar a Wilhem Canaris, Erwin Rommel, entre otros
El atentado contra Hitler el 20 de julio de 1944 le dejó secuelas progresivas que lentamente fueron afectando su normal raciocinio, desenvolvimiento y dominio de la situación.
Hitler también experimentó un deterioro de la salud. Su mano izquierda temblaba; el biógrafo Ian Kershaw y otros creen que puede haber sufrido de la enfermedad de Parkinson. También se ha sospechado, por alguno de los´síntomas, que pudo haber padecido Sífilis, aunque las evidencias en favor de ello son mínimas.
Muerte de Hitler
Los detalles de su muerte siguen siendo debatidos y no comprobables todavía al ciento por ciento.
La versión oficial de los aliados —que concuerda con la versión dada por su secretaria personal, Traudl Junge, en el libro Hasta la última hora: la secretaria de Hitler cuenta su vida (Bis zur letzten Stunde: Hitlers Sekretärin erzählt ihr Leben), con la versión de Joachim C. Fest, historiador y biógrafo, en El hundimiento (Der Untergang) así como la biografía del General Freytag von Loringhoven— indica que Hitler renunció a intentar huir de Berlín y se suicidó con un tiro de pistola y, al mismo tiempo, ingiriendo una cápsula de cianuro en su Führerbunker, a 15 m de profundidad en el subsuelo del edificio de la Cancillería en Berlín, junto a su nueva esposa Eva Braun y rodeado de unos pocos incondicionales, el 30 de abril de 1945, cuando el Ejército Rojo, dirigido por el mariscal Zhúkov, tomaba Berlín y se encontraba a menos de 300 m del búnker.
Aquel día, Hitler almorzó en compañía de sus secretarias en un silencioso ambiente y después del almuerzo hizo matar a su perra Blondie. Luego dio a su ayudante Otto Günsche instrucciones estrictas sobre la cremación de su cuerpo y el de su esposa, probablemente para evitar que fueran exhibidos como «trofeos de guerra», recordando el ultraje del cadáver de su amigo Benito Mussolini, que fue colgado desnudo boca abajo junto con el de su amante en una gasolinera de Milán, donde fue golpeado, escupido y despreciado durante días. El siguiente relato procede del testimonio de Günsche:
"Hitler se retiró a eso de las 16 horas junto con Eva Braun a su despacho privado contiguo a la sala de mapas y Otto Günsche se paró frente al despacho esperando el momento de entrar; le acompañaba Linge. Se sintió un disparo ahogado y Günsche esperó unos 15 minutos de acuerdo a instrucciones; posteriormente Linge ingresó a la habitación de dos ambientes. Hitler estaba recostado a un extremo del sofá con un tiro en la sien, con salida de proyectil, de la cual aún manaba sangre, su boca tenía una grotesca mueca.
Según Günsche y Linge, Eva Braun estaba recostada al otro extremo con los ojos abiertos y una mueca de dolor en su rostro, una pistola estaba en la mesa a su disposición, pero no alcanzó a usarla, pues el cianuro suministrado por el médico personal de Hitler, Ludwig Stumpfegger, había sido rápido.
En efecto, Linge siguió a Günsche al entrar al compartimiento de Hitler, y una vez confirmada su muerte, levantó los cuerpos envueltos en una alfombra y los sacó al patio trasero de la Cancillería, en unos momentos en que llovían obuses rusos por doquier.
Günsche depositó ambos cuerpos en un orificio de obús, los roció con unos 200 l de gasolina y les prendió fuego. Mientras se consumían, unos cuantos testigos, entre ellos Martin Bormann, Goebbels, realizaron un nervioso y acongojado saludo militar, mas un obús que estalló cerca les obligó a volver al búnker sin verificar la total consumación de la incineración.
Su muerte se puso en duda durante mucho tiempo, creándose toda suerte de mitos.
Recientes versiones surgidas en los años 1990 del lado ruso, confirman que los soviéticos (NKVD), después de una infructuosa búsqueda en la que incluso hallaron a un doble de Hitler suicidado en una habitación de la Cancillería como una forma de despistar, por fin dieron con los restos irreconocibles en parte de Hitler, Braun y la familia Goebbels y que estos, secretamente aún para el mismo general Zhúkov, fueron transportados en cajas especiales a la frontera, a un cuartel militar que luego pasaría a ser territorio de la República Democrática Alemana.
Los rusos confirmaron inicialmente en 1955 la muerte de Hitler, pero no se mostraron evidencias muy sustanciales, salvo algunos detalles odontológicos, lo que confirmaba a pesar de todo que los rusos tenían los cuerpos.
Estos restos permanecieron secretamente enterrados bajo un jardín de dicho cuartel en la ciudad de Magdeburgo y sólo algunas autoridades de la NKVD sabían dónde estaban, hasta que en 1970 fueron exhumados, se extrajo el cráneo a Hitler y el resto de los cadáveres fue incinerado para evitar que su tumba fuera objeto de veneración, y las cenizas fueron lanzadas al alcantarillado de dicha ciudad.[cita requerida]
No se ha podido dar con el cráneo de Hitler, pero una parte signada como de Hitler, el hueso parietal de su caja craneana está en un Museo soviético.
Rasgos de su personalidad
El gran interés que despierta la figura de Hitler se debe precisamente a los ribetes de su extraordinario tipo de personalidad y su halo de impenetrabilidad. Hitler poseía un extraordinario carisma capaz de envolver no sólo a las personas, sino también a las masas, además de poseer una gran oratoria gesticular muy estudiada y una capacidad de liderazgo notable; pero quien haya permanecido con él diría lo mismo que opinó su ministro y arquitecto Albert Speer: «Nunca llegué a conocerlo».
Hitler era en sí un individuo muy autosuficiente y solitario. Muy pocas personas integraban su séquito personal, se pueden citar a Albert Speer, el fotógrafo Heinrich Hoffmann, Martin Bormann, Wilhelm Bruckner, Joseph Dietrich, Joseph Goebbels, Julius Schaub, Julius Schreck y el arquitecto Geisler y sus secretarias personales. A ellos les exigía lealtad a toda prueba y discreción.
Vegetariano, ecologista, se dice que promulgó las primeras leyes de la historia que penaban el maltrato a los animales, aunque la verdad es que las primeras leyes contra el maltrato animal ya proceden del imperio romano [3]. Se dice que no permitía a sus colaboradores fumar y beber enfrente de él.
Hitler jamás visitó una ciudad bombardeada, un campo de concentración o un hospital [cita requerida].(la única excepción fue para visitar a las víctimas del atentado del 20 de julio). Un fiel ejemplo de este aspecto es que Hitler se negó a ver las fotos y filmaciones de las ejecuciones de los involucrados en el atentado ejecutado por Claus von Stauffenberg hacia su persona en 1944.
Una de las características más relevantes de la personalidad de Hitler era la capacidad de manipular y subyugar a quienes lo rodearan; había personas que podían ser muy fuertes y seguras en sus campos de acción, pero en presencia de Hitler estas personalidades se veían disminuidas y manipuladas hasta el servilismo; por ejemplo, Hermann Göring expresó al ministro de finanzas Schacht que: "- Cada vez que estoy frente al Führer siento el corazón en un puño" -
Hitler demostraba además una insensibilidad y falta de escrúpulos cuando se trataba de deshacerse de enemigos y/o sacrificar soldados; se puede citar como ejemplo el caso de Fritz Todt. Todt, quien había contado con la plena confianza y privilegios del Führer hasta entonces, sostuvo una amarga reunión en la que discutió a viva voz con Hitler en la madrugada del 8 de febrero de 1942, cuando terminó esa reunión este abordó un Heinkel 111, al despegar el avión explotó. Horas después ordenaba a Albert Speer tomar la dirección de la Organización Todt. Cuando el Ministerio del Aire intentó investigar las causas de este, Hitler paró en seco las investigaciones y dio por cerrado el caso. (Se supo que Todt intentó convencer a Hitler de terminar la guerra).
En su vida sentimental, muy discreta, se asocian los nombres de Geli Raubal, Eva Braun, quien fue su amante, Unity Mitford e Inga Ley. Leni Riefenstahl, una de las más sindicadas en su momento, negó haber sido amante de Hitler. Hitler era muy celoso y no permitía a casi nadie inmiscuirse en esos temas. Albert Speer en sus memorias señaló que Hitler proporcionaba un trato desconsiderado, opresivo y vejatorio hacia Eva Braun. Respecto de la orientación sexual de Hitler mucho se ha escrito debido a su vinculo inicial con Ernst Röhm, pero las evidencias indican que Hitler era, sin lugar a dudas, heterosexual.
Una de las secretarias personales de Hitler, Traudl Junge, describió así la esencia que emanaba de la persona de Hitler: «Cuando estaba presente (Hitler), todo el edificio bullía de actividad, todos corrían, los teléfonos sonaban, los radioespectadores no cesaban de enviar y recibir notas de comunicados (...) Cuando él estaba ausente, todo volvía a una monótona normalidad, Hitler era como una especie de dinamo». Traudl Junge describió a Hitler como una persona que presentaba dos personalidades: en una, era muy considerado y afable, y en la otra, muy fría, iracunda y avasallante en extremo, apasionada y calculadora.
Cita Junge en sus remembranzas: «Hitler era vegetariano, gustaba del té y además no soportaba el calor; no se podía fumar en su presencia y hacía climatizar sus ambientes a no más de 11°C de temperatura. Otro de los aspectos es que a Hitler le gustaba escuchar chismes, pues lo distraían de su realidad. Además, Hitler se acostaba muy tarde, a las tres o cuatro de la madrugada, y se levantaba también muy tarde, entre las 10.00 y las 11.00 horas; el personal militar de la primera planta se acostaba en torno a la medianoche, terminada la última reunión de guerra de cada día, y se levantaba hacia las siete».[cita requerida].
Para los miembros cercanos a Hitler, Keitel, Lammers y Bormann, Hitler predicaba con el ejemplo pagando sus propios costes personales sin derogar ningún fondo del Estado. Los ingresos de Hitler, hábilmente administrados por su secretario personal Martin Bormann, sucesor de Rudolf Hess, provenían de los derechos por su imagen postal y por su libro Mein Kampf. [cita requerida].
Otro de los rasgos característicos de Hitler era su desprecio por la debilidad ante el enemigo y por éste, sobre todo al judaísmo y en segundo grado al comunismo, su impulsividad y su obcecación por las metas sin importar el costo que tuvieran. Por ejemplo: cuando Brauchistch le solicitó la retirada estratégica de Moscú, Hitler se encolerizó diciendo: «¡No me podéis quitar Moscú!, ¡quiero Moscú!»
Un ejemplo de su aparente flexibilidad es cuando cedió ante Himmler por la deportación de los holandeses a Polonia, en pro de aumentar primeramente el contingente de las SS.
Albert Speer llegó a emitir el siguiente comentario al respecto: «En el lugar donde debía haber un corazón en el pecho de Hitler, había un gran hueco»
Cuando le tocaba tratar temas variados sobre aspectos técnicos o militares, mostraba un acabado conocimiento de estos, llegando a sorprender a sus interlocutores.
Hitler era muy condescendiente con quienes mostraban valor y arrojo en combate; llegó a diseñar él mismo la Cruz de Brillantes, Espadas y Robles para Hans Ulrich Rudel, el célebre piloto de «Stukas».
Legado de Hitler
Durante los Juicios de Nuremberg se acusó a 611 personas, integrantes de las diversas instituciones del Tercer Reich, de cinco delitos: complot, crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad (exterminio), crímenes contra la paz y genocidio. Los principales jerarcas nazis apresados fueron condenados a la horca o a largas penas de prisión; otros murieron en los meses que siguieron a la caída de Berlín.
El nazismo y cualquier reminiscencia ideológica afín fueron prohibidos en casi toda Europa; de hecho no se pueden publicar bibliografías, esvásticas y otros símbolos sin riesgo de cometer falta o delito punible. Sin embargo, la discriminación antisemita permaneció hasta bien entrada la década de los 60, sobre todo en países americanos. Muchas reminiscencias de esa época, encubiertas en doctrinas militares, sociales y políticas empresariales, aún perduran en el mundo.
Quizás uno de los legados más importantes de la Alemania nazi sea la completa adopción del concepto del Blitzkrieg, literalmente guerra relámpago, en todas las academias de guerra del mundo. Las estrategias, batallas y técnicas de la Wehrmacht usadas en la Segunda Guerra Mundial son objeto de estudio en todos los institutos militares.
La publicación del libro "Mein Kampf" de Hitler está prohibida en muchos países democráticos; no obstante, todavía es editado, entre otros lugares, en España y México, y circula libremente por librerías de algunos países sin restricciones, en muchos idiomas y es objeto de estudios de todo tipo, aunque es muy difícil encontrar una versión íntegra y sin comentarios.
En la actualidad la figura de Hitler y el nazismo, su personalidad y hechos son objeto de estudios de toda índole y es constantemente recordada por escritores en distintas biografías, siendo la más polémica la publicada por el escritor americano David Irving, La guerra de Hitler, en la que afirma que Hitler ignoraba la Solución Final, si bien otros historiadores prestigiosos como Ian Kershaw niegan esto último.
Uno de los legados de Hitler es la firma constructora Volkswagen, cuyo modelo Escarabajo fue diseñado por Ferdinand Porsche en la década de los 30, aunque el escarabajo, bajo su gobierno, solo fue construido para fines no civiles, es decir, bélicos[cita requerida].
Higiene racial y el Holocausto
Uno de los fundamentos de Hitler y el NSDAP de las políticas sociales es el concepto de "higiene racial". Se basó en las ideas de Arthur de Gobineau, la eugenesia, y darwinismo social. Aplicado a los seres humanos, "la supervivencia de los más aptos" fue interpretado como una exigencia de la pureza racial y la matanza fuera de la "vida indigna de vida". Las primeras víctimas fueron mutilados y niños con retraso en un programa denominado Acción T4. [47] Después de una protesta pública, Hitler hizo un show de poner fin a este programa, pero, de hecho, los asesinatos continuaron.
Entre 1939 y 1945, las SS, con la ayuda de gobiernos colaboracionistas y reclutas de los países ocupados, sistemáticamente asesinados entre 11 y 14 millones de personas, incluidos cerca de seis millones de Judios, [48] en los campos de concentración, los guetos y las ejecuciones en masa, o menos sistemática a través de diferentes Métodos en otros lugares. Además de ser gaseado a la muerte y muchos de ellos murieron como consecuencia de la hambruna y la enfermedad mientras trabajaban como esclavos trabajadores (a veces en beneficio de las empresas privadas alemanas en el proceso, debido al bajo costo de esa mano de obra). Junto con los Judíos, no judíos polacos (más de tres millones de víctimas), los comunistas o supuesta oposición política, miembros de grupos de resistencia, católica y protestante opositores, los homosexuales, los gitanos, los minusválidos físicos y retrasados mentales, prisioneros de guerra soviéticos (posiblemente el mayor número, cercano a los tres millones), testigos de Jehová, clero anti-nazi, sindicalistas, y pacientes psiquiátricos fueron asesinados. Uno de los mayores centros de asesinato en masa fue el complejo-campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau. Hitler nunca visitó los campos de concentración y no hablo en público sobre las muertes en términos precisos.
Las matanzas que llevaron al Holocausto (la Endlösung der Frage o jüdischen "Solución Final de la Cuestión Judía") fueron planificados y ordenados por líderes nazis, con Himmler jugando un papel clave. Si bien no concreta la orden de Hitler autorizando el asesinato en masa de los Judios ha surgido, existe documentación que demuestra que aprobó a los Einsatzgruppen, escuadrones de muerte que siguió al ejército alemán a través de Polonia y Rusia, y que se le mantuvo bien informado acerca de sus actividades. La evidencia también sugiere que en el otoño de 1941, Hitler y Himmler decidieron el exterminio en masa por gaseamiento. Durante los interrogatorios por oficiales de inteligencia soviéticos, desclasificados más de cincuenta años después, el valet Heinz Linge y el ayudante militar Otto Gunsche oyeron decir a Hitler que había "poros demás en los primeros planos de las cámaras de gas."
Para hacer más suave para la cooperación en la aplicación de esta "Solución Final", la conferencia de Wannsee, cerca de Berlín, se celebró el 20 de enero de 1942, con quince altos funcionarios participantes, dirigido por Reinhard Heydrich y Adolf Eichmann. Las actas de esta reunión proporcionarían la prueba más clara de la planificación para el Holocausto. El 22 de febrero, Hitler fue grabado diciendo a sus socios, "vamos a recuperar nuestra salud sólo con la eliminación de los Judios".
Referencias
- ↑ Bullock, A. Hitler: A Study in Tyranny (Penguin Books 1962), 23.
- ↑ a b Bullock, A. Hitler: A Study in Tyranny, 25.
- ↑ Franz Jetzinger: Hitlers Jugend. Europa-Verlag, Viena 1956, pág. 11 (en alemán)
- ↑ Por ejemplo en: Hitler. Eine Biographie, de Joachim Fest. 2ª Edición, Ullstein, Berlín 1999, pág. 43 (en alemán)
- ↑ Ian Kershaw: Hitler 1889–1936. DVA, Stuttgart 1998, pág. 34, en especial la nota la pie nº19; compárese con Brigitte Hamann: Hitlers Wien. Piper, Múnich 1997, pág. 64 (ambos en alemán).
- ↑ Origin and Popularity of the Name "Adolph", thinkbabynames.com
- ↑ Walter C. Langer, The Mind of Adolf Hitler, p. 246 (Basic Books: New York, 1972)
- ↑ John Toland, Adolph Hitler, pp. 12-13.
- ↑ The Jew of Linz: Hitler, Wittgenstein and their secret battle for the mind (1999)
Bibliografía
- Heiber, Helmut (ed.): Hitler y sus generales, Ed. Crítica, Barcelona, 2005. ISBN 84-8432-581-4.
- Fest, Joachim: Hitler: Una biografía, Ed. Planeta, Barcelona, 2005. ISBN 84-08-05792-8.
- Fest, Joachim: El hundimiento: Hitler y el final del Tercer Reich, Ed. Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2003. ISBN 84-8109-451-X.
- Kershaw, Ian: Hitler 1889-1936, Ed. Círculo de Lectores, Barcelona, 2000. ISBN 84-226-7892-6.
- Kershaw, Ian: Hitler 1936-1945, Ed. Círculo de Lectores, Barcelona, 2000. ISBN 84-226-8569-8.
- Roberts, Andrew: Hitler y Churchill: Los secretos del liderazgo, Ed. Taurus Ediciones, Madrid, 2003. ISBN 84-306-0503-7.
- Solar, David: La caída de los dioses: Errores estratégicos de Hitler, Ed. La Esfera de los Libros, Madrid, 2005. ISBN 84-9734-296-8.
- Solar, David: El último día de Adolf Hitler, Ed. La Esfera de los libros, Madrid, 2004. ISBN 84-9734-214-3.
- Steinert, Marlis: Hitler, Ed. Javier Vergara, Editor, Buenos Aires, 1996. ISBN 950-15-1591-5.
- Steinert, Marlis: Hitler y el universo hitleriano, Ed. Ediciones B, Barcelona, 2004. ISBN 84-666-1549-0.
- Trevor-Roper, Hugh: Los últimos días de Hitler, Ed. Nuevas Ediciones De Bolsillo, Barcelona, 2003. ISBN 84-9759-725-7.
- Gitta Sereny: Albert Speer: Su lucha con la verdad-Ed. Vergara-2006
Filmografía
Véase también
Enlaces externos
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