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Acuerdo signado el [[18 de setiembre]] de [[1897]] entre el del [[Partido Colorado]], presidido por [[Juan Lindolfo Cuestas]], y la direccion del [[Partido Nacional]], por el que se puso fin a la [[revolución de 1897]] liderada por el caudillo blanco [[Aparicio Saravia]]. Apenas sucedió en la [[Presidencia a Juan Idiarte Borda]], asesinado el [[25 de agosto]] de [[1897]], Cuestas abrió negociaciones con la dirección revolucionaria y se llegó rápidamente a un acuerdo. Los negociadores en representación del gobierno fueron; [[Pedro Echegaray]], y del lado blanco [[Juan José de Herrera]] y otros miembros de la Junta de Guerra. El documento concluyó en Montevideo., donde se registraron multitudinarias expresiones de júbilo, el acuerdo tuvo como firmantes a, [[Eduardo Mac Eachen]], [[Juan Campisteguy]], [[Luis Eduardo Pérez]], [[Mariano Ferreira]] y [[Jacobo Várela]] (representantes del [[Poder Ejecutivo]]), [[Juan José de Herrera]], [[Eustaquio Tomé]], [[Carlos Berro]] y [[Aureliano Rodríguez Larreta]] (representantes del Partido Nalcional). Por supuesto, hubo que contar con la aquiescencia de [[Aparicio Saraiva]]. La Asamblea General aprobó el documento el [[19 de setiembre]], con el único voto contrario del ex presidente [[Julio Herrera y Obes]] ("hacen la paz porque no han sabido hacer la guerra", dijo). El pacto establecía: |
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{{cita|*Art. 1° — El Partido Nacional renuncia a la lucha armada y en consecuencia el ejército revolucionario se pondrá a las órdenes del presidente del Senado en ejercicio del Poder Ejecutivo de la República, quien dispondrá su licénciamiento y el de las fuerzas levantadas por el gobierno para la guerra, tan pronto como tomen posesión de sus respectivos cargos los nuevos jefes políticos que el Poder Ejecutivo ha resuelto nombrar.El licénciamiento, previo desarme, donde el Poder Ejecutivo determine, se efectuará en los departamentos a que respectivamente pertenezcan las fuerzas licenciadas, |
{{cita|*Art. 1° — El Partido Nacional renuncia a la lucha armada y en consecuencia el ejército revolucionario se pondrá a las órdenes del presidente del Senado en ejercicio del Poder Ejecutivo de la República, quien dispondrá su licénciamiento y el de las fuerzas levantadas por el gobierno para la guerra, tan pronto como tomen posesión de sus respectivos cargos los nuevos jefes políticos que el Poder Ejecutivo ha resuelto nombrar.El licénciamiento, previo desarme, donde el Poder Ejecutivo determine, se efectuará en los departamentos a que respectivamente pertenezcan las fuerzas licenciadas, |
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*Art. 2° — El Poder Ejecutivo, en su carácter de poder colegislador, prestigiará y sostendrá ante el Cuerpo Legislativo la reforma electoral a cuya sanción se ha comprometido ante el país la mayoría de los miembros de dicho poder, en el manifiesto del 4 del pasado agosto, siendo entendido que se incorporarán a la Legislación vigente las modificaciones ya aprobadas por el Honorable Senado y los proyectos presentados a la Cámara de Diputados sobre representación de las minorías por el sistema del voto incompleto, en las elecciones de juntas electorales, de juntas económico-administrativas y de representantes del pueblo.Esta cláusula, por la garantía institucional de futuro que importa para el país, es la base fundamental y esencial de esta negociación, y el Poder Ejecutivo contrae el compromiso de incluir esta reforma en las actuales sesiones extraordinarias y gestionar su aprobación. |
*Art. 2° — El Poder Ejecutivo, en su carácter de poder colegislador, prestigiará y sostendrá ante el Cuerpo Legislativo la reforma electoral a cuya sanción se ha comprometido ante el país la mayoría de los miembros de dicho poder, en el manifiesto del 4 del pasado agosto, siendo entendido que se incorporarán a la Legislación vigente las modificaciones ya aprobadas por el Honorable Senado y los proyectos presentados a la Cámara de Diputados sobre representación de las minorías por el sistema del voto incompleto, en las elecciones de juntas electorales, de juntas económico-administrativas y de representantes del pueblo.Esta cláusula, por la garantía institucional de futuro que importa para el país, es la base fundamental y esencial de esta negociación, y el Poder Ejecutivo contrae el compromiso de incluir esta reforma en las actuales sesiones extraordinarias y gestionar su aprobación. |
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*Art. 3° — El Poder Ejecutivo, en el libre uso de sus facultades constitucionales, declara que el nombramiento de los jefes políticos a que procederá una vez aprobado este pacto, recaerá en ciudadanos que por su significación y demás cualidades personales, ofrezcan a todos las más serias y eficaces garantías. |
*Art. 3° — El Poder Ejecutivo, en el libre uso de sus facultades constitucionales, declara que el nombramiento de los jefes políticos a que procederá una vez aprobado este pacto, recaerá en ciudadanos que por su significación y demás cualidades personales, ofrezcan a todos las más serias y eficaces garantías. |
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*Art. 4º — El Poder Ejecutivo declara que por el hecho de la cesación de la guerra civil, todos los orientales quedan en la plenitud de sus derechos civiles y políticos, cualesquiera que hayan sido sus actos políticos y opiniones anteriores, |
*Art. 4º — El Poder Ejecutivo declara que por el hecho de la cesación de la guerra civil, todos los orientales quedan en la plenitud de sus derechos civiles y políticos, cualesquiera que hayan sido sus actos políticos y opiniones anteriores,Como consecuencia de esta declaración se mandará sobreseer en toda causa política o militar procedente de la lucha actual, ordenándose que nadie pueda ser procesado ni perseguido por actos u opiniones políticas anteriores al día de la pacificación. |
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Como consecuencia de esta declaración se mandará sobreseer en toda causa política o militar procedente de la lucha actual, ordenándose que nadie pueda ser procesado ni perseguido por actos u opiniones políticas anteriores al día de la pacificación. |
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*Art. 5º — Los jefes y oficiales de línea que por motivos políticos hayan sido dados de baja, quedan repuestos en sus grados en virtud de este convenio, con opción a la liquidación de sus haberes, contados desde el día en que fueron separados del ejército, y esta concesión será extensiva a las viudas e hijos de los que hubieren fallecido. |
*Art. 5º — Los jefes y oficiales de línea que por motivos políticos hayan sido dados de baja, quedan repuestos en sus grados en virtud de este convenio, con opción a la liquidación de sus haberes, contados desde el día en que fueron separados del ejército, y esta concesión será extensiva a las viudas e hijos de los que hubieren fallecido. |
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*Art. 6º — El gobierno acuerda la suma de doscientos mil pesos que se llevará a cuenta de gastos de pacificación, depositándola en el Banco de la República, en donde estará a disposición de una comisión especial nombrada por los señores Sa-ravia y Lamas, jefes de la revolución. |
*Art. 6º — El gobierno acuerda la suma de doscientos mil pesos que se llevará a cuenta de gastos de pacificación, depositándola en el Banco de la República, en donde estará a disposición de una comisión especial nombrada por los señores Sa-ravia y Lamas, jefes de la revolución. |
Revisión del 13:53 6 jun 2008
Acuerdo signado el 18 de setiembre de 1897 entre el del Partido Colorado, presidido por Juan Lindolfo Cuestas, y la direccion del Partido Nacional, por el que se puso fin a la revolución de 1897 liderada por el caudillo blanco Aparicio Saravia. Apenas sucedió en la Presidencia a Juan Idiarte Borda, asesinado el 25 de agosto de 1897, Cuestas abrió negociaciones con la dirección revolucionaria y se llegó rápidamente a un acuerdo. Los negociadores en representación del gobierno fueron; Pedro Echegaray, y del lado blanco Juan José de Herrera y otros miembros de la Junta de Guerra. El documento concluyó en Montevideo., donde se registraron multitudinarias expresiones de júbilo, el acuerdo tuvo como firmantes a, Eduardo Mac Eachen, Juan Campisteguy, Luis Eduardo Pérez, Mariano Ferreira y Jacobo Várela (representantes del Poder Ejecutivo), Juan José de Herrera, Eustaquio Tomé, Carlos Berro y Aureliano Rodríguez Larreta (representantes del Partido Nalcional). Por supuesto, hubo que contar con la aquiescencia de Aparicio Saraiva. La Asamblea General aprobó el documento el 19 de setiembre, con el único voto contrario del ex presidente Julio Herrera y Obes ("hacen la paz porque no han sabido hacer la guerra", dijo). El pacto establecía:
- Art. 1° — El Partido Nacional renuncia a la lucha armada y en consecuencia el ejército revolucionario se pondrá a las órdenes del presidente del Senado en ejercicio del Poder Ejecutivo de la República, quien dispondrá su licénciamiento y el de las fuerzas levantadas por el gobierno para la guerra, tan pronto como tomen posesión de sus respectivos cargos los nuevos jefes políticos que el Poder Ejecutivo ha resuelto nombrar.El licénciamiento, previo desarme, donde el Poder Ejecutivo determine, se efectuará en los departamentos a que respectivamente pertenezcan las fuerzas licenciadas,
- Art. 2° — El Poder Ejecutivo, en su carácter de poder colegislador, prestigiará y sostendrá ante el Cuerpo Legislativo la reforma electoral a cuya sanción se ha comprometido ante el país la mayoría de los miembros de dicho poder, en el manifiesto del 4 del pasado agosto, siendo entendido que se incorporarán a la Legislación vigente las modificaciones ya aprobadas por el Honorable Senado y los proyectos presentados a la Cámara de Diputados sobre representación de las minorías por el sistema del voto incompleto, en las elecciones de juntas electorales, de juntas económico-administrativas y de representantes del pueblo.Esta cláusula, por la garantía institucional de futuro que importa para el país, es la base fundamental y esencial de esta negociación, y el Poder Ejecutivo contrae el compromiso de incluir esta reforma en las actuales sesiones extraordinarias y gestionar su aprobación.
- Art. 3° — El Poder Ejecutivo, en el libre uso de sus facultades constitucionales, declara que el nombramiento de los jefes políticos a que procederá una vez aprobado este pacto, recaerá en ciudadanos que por su significación y demás cualidades personales, ofrezcan a todos las más serias y eficaces garantías.
- Art. 4º — El Poder Ejecutivo declara que por el hecho de la cesación de la guerra civil, todos los orientales quedan en la plenitud de sus derechos civiles y políticos, cualesquiera que hayan sido sus actos políticos y opiniones anteriores,Como consecuencia de esta declaración se mandará sobreseer en toda causa política o militar procedente de la lucha actual, ordenándose que nadie pueda ser procesado ni perseguido por actos u opiniones políticas anteriores al día de la pacificación.
- Art. 5º — Los jefes y oficiales de línea que por motivos políticos hayan sido dados de baja, quedan repuestos en sus grados en virtud de este convenio, con opción a la liquidación de sus haberes, contados desde el día en que fueron separados del ejército, y esta concesión será extensiva a las viudas e hijos de los que hubieren fallecido.
- Art. 6º — El gobierno acuerda la suma de doscientos mil pesos que se llevará a cuenta de gastos de pacificación, depositándola en el Banco de la República, en donde estará a disposición de una comisión especial nombrada por los señores Sa-ravia y Lamas, jefes de la revolución.
- Art. 7° — El Presidente del Senado, en ejercicio del Poder Ejecutivo, ratifica el compromiso que espontáneamente ha contraído de adoptar además de las medidas ordinarias, todas las otras que las circunstancias puedan reclamar para desempeñar eficazmente el deber de garantir con perfecta igualdad a todos los orientales, sin excepción alguna, en el libre ejercicio práctico de todos sus derechos".
Por una cláusula verbal de carácter reservado, el Poder Ejecutivo se comprometió a proveer las jefaturas políticas de Cerro Largo, Treinta y Tres, Rivera, Maldonado, Flores y San José, con ciudadanos nacionalistas. Si esta cláusula reservada no inauguró la llamada política de "coparticipación", que el país ya conocía desde la Paz de Abril de 1872, le dio, como veremos más adelante, un contenido distinto, más conflictivo, y encerraba en germen, la inevitabi-lidad de una nueva guerra civil.