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Diferencia entre revisiones de «Música clásica europea»

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Revisión del 18:24 15 nov 2008

La música clásica europea es la música producida en Europa entre los años 1450 y 1950 aproximadamente. Tiene su época de mayor esplendor en el período de la práctica común y se trata de un término muchas veces impreciso pero profundamente institucionalizado en la sociedad, además del modo habitual de referirse a la música académica, música docta y otros vocablos similares, que no gozan de tanta aceptación. Aparece por primera vez en la edición de 1836 del Oxford English Dictionary y, desde entonces, se ha ido convirtiendo poco a poco en el género opuesto a la música popular.

Tradicionalmente, la música clásica europea se ha dividido en cinco etapas principales que, sin pretensiones de exhautividad y a efectos puramente pedagógicos, tratan de mejorar la experiencia musical de cada uno de nosotros, ayudando a comprender mejor el contexto donde está inmersa cada obra. A este respecto, usted podrá encontrar mayor información en cada una de las páginas principales del Renacimiento, del Barroco, del Clasicismo y del Romanticismo musical, pero también en Música clásica del siglo XX. Además, si lo desea también puede consultar Música clásica contemporánea, que se refiere a la música actual que mantiene el estilo y la forma de los períodos precedentes.

A continuación, se presenta una pequeña selección de algunos de los compositores más importantes:

Sergei RachmaninoffAlexander ScriabinGiacomo PucciniNikolai Rimsky-KorsakovEdvard GriegAntonin DvorakPyotr Ilyich TchaikovskyModest MussorgskyMax BruchGeorges BizetCamille Saint-SaënsJohannes BrahmsAnton BrucknerBedrich SmetanaJacques OffenbachGiuseppe VerdiRichard WagnerFranz LisztRobert SchumannFrederic ChopinFelix MendelssohnHector BerliozGaetano DonizettiFranz SchubertGioacchino RossiniCarl CzernyCarl Maria von WeberNiccolo PaganiniLudwig van BeethovenWolfgang Amadeus MozartAntonio SalieriJoseph HaydnChristoph Willibald GluckGiovanni Battista PergolesiGeorge Frideric HandelDomenico ScarlattiJohann Sebastian BachJean-Philippe RameauGeorg Philipp TelemannAntonio VivaldiTomaso AlbinoniAlessandro ScarlattiHenry PurcellArcangelo CorelliPachelbelDieterich BuxtehudeJean-Baptiste LullyHeinrich SchützGirolamo FrescobaldiClaudio MonteverdiJan Pieterszoon SweelinckWilliam ByrdGiovanni Pierluigi da PalestrinaJosquin Des PrezJohannes Ockeghem


La naturaleza de la música clásica

La música clásica es primordialmente una tradición musical escrita, preservada a través de la notación musical, en oposición a la transmitida oralmente (de memoria), o por grabaciones. Si bien hay algunas diferencias entre las ejecuciones particulares de una obra clásica, una obra de música clásica generalmente busca trascender cualquier interpretación de ella. El uso de la notación musical es un método efectivo para transmitir la música clásica, dado que la música escrita contiene las indicaciones técnicas para interpretar la obra. Sin embargo, la partitura usualmente no contiene instrucciones explícitas sobre cómo interpretar la obra, aparte de las direcciones de dinámica y tempo; esto queda a la discreción de los ejecutantes, quienes están guiados por su experiencia personal y su educación musical, su conocimiento del lenguaje de la obra y el cuerpo acumulado de práctica de ejecución histórica.

La música clásica esta hecha para ser disfrutada por sí misma, a diferencia de otras músicas que funcionan como adjuntas a otras formas de entretenimiento (si bien la música de cine es tratada ocasionalmente como música clásica). Los conciertos de música clásica suelen tener lugar en una atmósfera relativamente solemne, esperándose que el público se mantenga en silencio para evitar distraer la concentración de los demás. Los intérpretes de ordinario visten formalmente, una práctica que es normalmente interpretada como un gesto de respeto para la música y el público, y los músicos tampoco interactúan directamente o bromean con el público. Lecturas privadas de música de cámara pueden tener lugar en ocasiones domésticas más informales.

Su transmisión escrita, junto con la veneración dada a ciertas obras clásicas, ha llevado a la expectativa de que el ejecutante tocará la obra de tal modo que realizará en detalle las intenciones originales del compositor. Por lo tanto, las desviaciones de las instrucciones del compositor a veces son condenadas como fallas completas éticas. Durante el siglo XIX, los detalles que los compositores colocaban en sus partituras fueron incrementándose. Así vemos un opuesto rechazo-admiración por los ejecutantes que ofrecen nuevas "interpretaciones" de la obra de un compositor, y no es desconocido que un compositor le pida al intérprete una mejor realización de sus intenciones originales que la que él mismo pudo lograr. De este modo, los ejecutantes de música clásica alcanzan a menudo reputaciones muy altas por su musicalidad, aunque ellos mismos no compongan.

Los compositores clásicos aspiran imbuir a su música de una relación muy compleja entre su contenido afectivo (emocional), y los medios intelectuales con los que lo logra. Muchas de las obras clásicas más elogiadas hacen uso del desarrollo musical, el proceso por el que un germen, idea o motivo musical es repetido en distintos contextos, o alterados de tal manera que la mente del oyente conscientemente o no compara las diferentes versiones. Los géneros clásicos de la forma sonata y la fuga emplean rigurosamente formas de desarrollo musical. (Ver también Historia de la forma sonata).

Otra consecuencia de la primacía de la partitura escrita del compositor es que la improvisación juegue un menor papel dentro de la música clásica, en marcado contraste con otras tradiciones como el jazz, en donde la improvisación es básica. La improvisación en la música clásica era mucho más frecuente en el Barroco que en el siglo XIX y XX, y recientemente la interpretación de aquella música por músicos clásicos modernos ha sido enriquecida por el resurgimiento de antiguas prácticas improvisatorias. Durante el periodo clásico, Mozart y Beethoven improvisaban a veces las cadencias de sus conciertos para piano (y animaban a otros a hacer lo mismo), pero también tendían a dar cadenzas escritas para que otros solistas pudiesen usarlas.

Complejidad

Generalmente, las obras de música clásica muestran una gran complejidad musical gracias al uso que hace el compositor del desarrollo, modulación (cambios de tonalidad), variación antes que la exacta repetición, frases musicales que no siempre tienen la misma longitud, contrapunto, polifonía y una armonía sofisticada.

Además, muchas obras clásicas bastante largas (de 30 minutos a 3 horas) son construidas a partir de jerarquías de unidades más pequeñas: las frases, los periodos, las secciones y los movimientos. El análisis schenkeriano es una rama de la música que intenta distinguir estos niveles estructurales.

Contenido emocional

Como en muchas formas de las bellas artes, la música clásica aspira a comunicar una cualidad trascendental de emociones, que expresan algo universal acerca de la condición humana. Si bien la expresión emocional no es una propiedad exclusiva de la música clásica, esta honda exploración en la emoción permite que la mejor música clásica alcance lo que ha sido denominado lo "sublime" en el arte. Muchos ejemplos pueden citarse para demostrar esto. Por ejemplo, la musicalización del poema de Friedrich Schiller Oda a la alegría en la Novena sinfonía de Beethoven, que suele interpretarse en actos de independencia nacional o de celebración, como aquella famosa ocasión en que la dirigió Leonard Bernstein para marcar el colapso del Muro de Berlín, y la tradición japonesa de tocarla para celebrar el Año Nuevo.

Sin embargo, otros compositores, como Iannis Xenakis, argumentan que el efecto emocional de la música en los oyentes es arbitrario y que, por lo tanto, la complejidad objetiva o el contenido de información de la pieza es lo supremo.

Instrumentos

La música clásica y la música popular también se distinguen por los instrumentos que utilizan. Los instrumentos usados en la práctica común de la música clásica fueron inventados antes de la mitad del siglo XIX (la mayoría mucho antes), y codificados en los siglos XVIII y XIX. Consisten en los instrumentos que encontramos en la orquesta sinfónica, junto a otros pocos instrumentos solistas (como el piano, el clavicémbalo y el órgano). Los instrumentos electrónicos, como la guitarra eléctrica y el violín eléctrico, juegan un rol predominante en la música popular, pero de hecho no tienen ninguno en la música clásica antes del siglo XX, y sólo aparecen ocasionalmente en la música clásica del siglo XX y XXI. Tanto los músicos populares como los clásicos han experimentado en las últimas décadas con instrumentos eléctricos, como el sintetizador, con técnicas electrónicas y digitales, como el uso de sonidos sampleados o generados por computador, y el sonido de instrumentos otras culturas, como el gamelan.

Es importante notar que todos los instrumentos bajos no existían antes del Renacimiento. En la música medieval, los instrumentos estaban divididos en dos categorías: instrumentos fuertes para usar en exteriores o en la Iglesia, y instrumentos más suaves para uso en interiores.

Muchos de los instrumentos que son asociados hoy con la música popular tuvieron un rol importante en la música clásica antigua, tales como la gaita, la vilhuela, la zanfona y otros instrumentos de viento. Por otro lado, la guitarra acústica, asociada a la música popular, ha empezado a ganar preponderancia en la música clásica a lo largo de los siglos XIX y XX.

Mientras que el temperamento igual ha sido gradualmente aceptado como el sistema de afinación en el siglo XIX, otros tipos de temperamento, de origen histórico, se emplean a menudo en la música de períodos anteriores al Barroco tardío; El clave bien temperado de Johann Sebastian Bach es utilizado como referencia temporal para indicar el comienzo de ese cambio de temperamento. Por ejemplo, la música del Renacimiento inglés se acostumbra a ejecutar con el temperamento medio.

Las voces

La voz humana es también un instrumento musical privilegiado de la música clásica. Diversos géneros utilizan las voces, solas o bien con acompañamiento instrumental: la ópera, la música coral y el lied.

La música clásica siempre ha sido influida por, o ha tomado material, de la música popular. Los ejemplos incluyen música ocasional, como el uso por Brahms de canciones estudiantiles para la bebida en su Obertura para un Festival Académico, géneros ejemplificados por la Ópera de los tres centavos de Kurt Weill y la influencia del jazz en la música de compositores de inicios y mediados del siglo XX, como Maurice Ravel. Ciertos compositores clásicos posmodernos y postminimalistas reconocen su deuda con la música popular.

También hay muchos ejemplos de influencia en el otro sentido, incluyendo canciones populares basadas en música clásica, el uso que se hizo del Canon de Pachelbel desde los años 1970, el fenómeno del musical crossover, en el que los músicos clásicos adquieren gran éxito en el terreno de la música popular (un notable ejemplo es las series de grabaciones "Hooked on Classics" hechas por la Orquestal Filarmónica Real a inicios de los años 1980). De hecho, puede argumentarse que el género completo de la música de cine puede ser considerada parte de esta influencia, dado que brinda a la música orquestal a vastos públicos de cinemeros que de otra manera no escucharían semejante música (no obstante, la mayoría la escuchan inconscientemente).

La música clásica y la música folclórica

Compositores de música clásica han hecho uso de la música folclórica (música creado por músicos autodidactas, la mayoría de una pura tradición oral). Algunos lo han hecho con una ideología nacionalista explícita, otros simplemente la han explotado como parte de su material temático. Véase: Música clásica y la música folclórica.

Música clásica "europea"

Música clásica "europea" no alude a una exclusividad, sino que se refiere a que su naturaleza y sus particulares características nacieron en la tradición de la cultura occidental, que como sabemos, comienza en Europa. La música surgió tomando elementos de otras tradiciones musicales: la música de la Antigua Grecia y la música de la Antigua Roma (sobre todo por sus contribuciones teóricas), la música de la Iglesia católica (principalmente el canto gregoriano). Los hitos que definieron su rumbo, sin embargo, fue el descubrimiento y posterior desarrollo de la polifonía, así como el posterior desarrollo de la armonía, la revolución musical conocida como el Ars nova y la evolución de la notación musical, además del estudio de la estética musical.

Por lo tanto, con la era de los descubrimientos que comenzó en el siglo XV y posterior colonialismo, la música clásica llegó a otros continentes y sufrió en ellos un proceso de síntesis con las tradiciones musicales de los nuevos territorios. Es así que encontramos expresiones de la música clásica en Estados Unidos (p.ej. Charles Ives), Latinoamérica (p.ej. Alberto Ginastera, Heitor Villa-Lobos), Asia (p.ej. Toru Takemitsu, Tan Dun), África y Oceanía, pero que están conectadas a la música clásica de tradición europea.

Usos comerciales de la música clásica

Algunas fragmentos de música clásica son frecuentemente usados comercialmente (es decir, en la publicidad o como parte de las bandas sonoras de películas de entretenimiento). En la publicidad televisiva, algunos pasajes orquestales poderosos o rítmicos se han convertido en clichés, partiularmente el inicio "O Fortuna" de Carmina Burana de Carl Orff (para efectos terroríficos). Otros ejemplos del mismo género el "Dies Irae" del Réquiem de Verdi y selecciones Rodeo de Aaron Copland.

Similarmente, en las películas a menudo se recurre a pasajes clichés de música clásica para representar el refinamiento o la opulencia: probablemente la obras más escuchada en esta categoría es Eine Kleine Nachtmusik de Mozart.

La música clásica en la educación

A lo largo de la historia, los padres se aseguraban de que sus hijos fuesen instruidos en la música clásica desde muy temprana edad. Un experiencia musical temprana daba las bases para un estudio serio posterior. Para aquellos que deseaban ser ejecutantes, cualquier instrumento es prácticamente imposible de aprender a nivel profesional si, o al menos un instrumento similar, no eran aprendidos desde la infancia. Algunos padres buscaban la enseñanza musical por razones sociales o en un esfuerzo por impartirles un útil sentido de la auto-disciplina; las lecciones parecen mostrar también un incremento en el desempeño académico. Algunos consideran que un nivel de conocimiento de las obras de la música clásica es parte de una buena cultura general.

La década de 1990 marcó el surgimiento en Estados Unidos de muchas investigaciones y libros de divulgación basados en el famoso "Efecto Mozart": una pequeña y temporal elevación de los puntajes de ciertos tests como consecuencia de escuchar música de Mozart. La versión popular de la controvertida teoría fue expresada sucintamente por un columnista musical del New York Times: "Investigadores han determinado que oír a Mozart te hace más inteligente". Los promotores que venden CDs dicen que induce ese efecto. Florida dio una ley que exige que en las escuelas estatales se escuche música clásica a diario, y en 1998 el gobernador de Georgia dio un presupuesto de $105,000 anuales para que cada niño que naciese en su estado tuviese un caset o un CD de música clásica. Uno de los investigadores del proyecto original comentó: "No creo que haga daño. Yo apoyo que los niños sean expuestos a experiencias culturales maravillosas. Pero creo que el dinero podría ser mejor invertido en los programas de educación musical".

A este respecto, puede consultar Efecto Mozart y Método Suzuki.

Véase también