Ir al contenido

Diferencia entre revisiones de «Expedición perdida de Franklin»

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Contenido eliminado Contenido añadido
Avicentegil (discusión · contribs.)
Sin resumen de edición
Avicentegil (discusión · contribs.)
Sin resumen de edición
Línea 44: Línea 44:


Muchos se sumaron a la búsqueda. En 1850, once barcos británicos y dos norteamericanos navegaron por el Ártico canadiense.<ref>Sandler (2006), p. 102</ref> Varios de ellos convergieron en la costa este de la isla Beechey, donde se encontraron los primeros vestigios de los hombres desaparecidos, incluyendo las tumbas de [[John Torrington|John Shaw Torrington]],<ref>{{cita noticia|apellidos= Geiger |nombre= John |título= &nbsp;'Iceman' Torrington was last of his line |editor= ''The Edmonton Sun'' |fecha= 9 de diciembre de 1984|idioma=inglés}}</ref> John Hartnell, y William Braine. No se encontraron mensajes de la expedición de Franklin en ese lugar.<ref>{{cita noticia|apellidos= Geiger |nombre= John |título= Was Murder Uncovered? |editor= ''The Edmonton Sun'' |fecha=3 de octubre de 1984|idioma=inglés}}</ref><ref> {{cita noticia|apellidos= Picard |nombre= Carol |título= Iceman wasn't 'iced' - Autopsy on seaman reveals no evidence of foul play |editor= ''The Edmonton Sun'' |fecha= 10 de octubre de 1984|idioma=inglés}}</ref>
Muchos se sumaron a la búsqueda. En 1850, once barcos británicos y dos norteamericanos navegaron por el Ártico canadiense.<ref>Sandler (2006), p. 102</ref> Varios de ellos convergieron en la costa este de la isla Beechey, donde se encontraron los primeros vestigios de los hombres desaparecidos, incluyendo las tumbas de [[John Torrington|John Shaw Torrington]],<ref>{{cita noticia|apellidos= Geiger |nombre= John |título= &nbsp;'Iceman' Torrington was last of his line |editor= ''The Edmonton Sun'' |fecha= 9 de diciembre de 1984|idioma=inglés}}</ref> John Hartnell, y William Braine. No se encontraron mensajes de la expedición de Franklin en ese lugar.<ref>{{cita noticia|apellidos= Geiger |nombre= John |título= Was Murder Uncovered? |editor= ''The Edmonton Sun'' |fecha=3 de octubre de 1984|idioma=inglés}}</ref><ref> {{cita noticia|apellidos= Picard |nombre= Carol |título= Iceman wasn't 'iced' - Autopsy on seaman reveals no evidence of foul play |editor= ''The Edmonton Sun'' |fecha= 10 de octubre de 1984|idioma=inglés}}</ref>

== Búsquedas por tierra ==
[[Archivo:John Rae (explorer).jpg|thumb|left|John Rae consiguió de los esquimales los primeros objetos pertenecientes a la expedición e informó de la inanición que padecieron y del canibalismo.]]
En 1854, John Rae, mientras exploraba la [[Península Boothia]] para la [[Compañía de la Bahía de Hudson]] (HBC), descubrió una prueba más sobre la suerte corrida por los hombres de la expedición. Rae encontró un inuit cerca de Pelly Bay (ahora llamada [[Kugaaruk, Nunavut]]), el 21 de abril de 1854, quien le dijo que un grupo de treinta y cinco o cuarenta hombres habían muerto de hambre cerca de la desembocadura del [[río Back]]. Otros inuit le confirmaron esa historia, que hablaba también de casos de canibalismo, contaron que los supervivientes se comían a los fallecidos. Los inuit le enseñaron a Rae muchos objetos que fueron identificados como pertenecientes a Franklin y sus hombres. En concreto, Rae compró a los inuit de Pelly Bay varios tenedores y cucharas de plata más tarde identificados como pertenecientes a Fitzjames, Crozier, Franklin y Robert Osmer Sargent, primer oficial del ''Erebus''. El informe de Rae fue enviado al Almirantazgo, que en octubre de 1854 instó a la HBC a enviar una expedición por el río Back para buscar más rastros de Franklin y sus hombres.<ref name=Klutschak>Klutschak (1989), pp. xv–xvi</ref><ref>Savours (1999), pp. 270–277</ref>



== Notas y referencias ==
== Notas y referencias ==

Revisión del 20:48 2 may 2009

Reliquias de la expedición de Franklin de 1845, del Illustrated London News, 1854
Mapa de las probables rutas seguidas por los barcos HMS Erebus y HMS Terror en la expedición de Franklin.      La Bahía de Disko (5) a isla Beechey, en 1845.      Alrededor de la Isla Cornwallis (1), en 1845.      Desde isla Beechey descienden por el estrecho de Peel , entre la isla del Príncipe de Gales (2) y la isla Somerset (3) y la península de Boothia (4), hasta aproximarse a la isla del Rey Guillermo en 1846. La bahía de Disko (5) se encuentra a 3.200 kilómetros de la desembocadura del río Mackenzie (6).

La Expedición perdida de Franklin fue un viaje fallido de exploración del Ártico, dirigido por el capitán Sir John Franklin que partió de Inglaterra en 1845. Franklin era un oficial de la Armada Real y un experimentado explorador que ya había participado anteriormente en tres expediciones árticas, las dos últimas como comandante en jefe. Su cuarta y última expedición comenzó cuando ya tenía 52 años, y perseguía el objetivo de transitar y explorar el último tramo del Paso del Noroeste aun inexplorado. Franklin y los 128 miembros de la tripulación, murieron tras quedar sus barcos atrapados en el hielo en el estrecho Victoria cerca de la Isla del Rey Guillermo en el ártico canadiense.

Presionado por la esposa de Franklin y por otros, el Almirantazgo inició en 1848 la búsqueda de la expedición desaparecida. Impulsados en parte por la fama de Franklin y por la recompensa ofrecida por el Almirantazgo, muchas expediciones se lanzaron a la búsqueda, llegándose al extremo de que en un mismo momento de 1850 estaban participando en ella once buques británicos y dos norteamericanos. Varios de estos buques convergieron en la costa este de la isla Beechey, donde se encontraron los primeros vestigios de la expedición, incluyendo las tumbas de tres tripulantes. En 1854, el explorador John Rae, mientras realizaba una exploración científica de la costa ártica de Canadá al sureste de la isla del Rey Guillermo, pudo contactar con los inuit que le contaron historias sobre los tripulantes de la expedición de Franklin y además le dieron algunos sus objetos. Una búsqueda dirigida por Francis Leopold McClintock en 1859, descubrió una nota en la isla del Rey Guillermo que habían dejado allí con detalles sobre el destino de la expedición. La búsqueda continuó durante la mayor parte del siglo XIX.

En 1981, un equipo de científicos dirigido por Owen Beattie, un profesor de antropología en la Universidad de Alberta, comenzó una serie de estudios científicos de las tumbas, los cuerpos, y otras pruebas materiales dejadas por los miembros de la tripulación de Franklin en la isla Beechey y en la isla del Rey Guillermo. Llegaron a la conclusión de que los miembros de la tripulación, cuyas tumbas se habían encontrado en la isla de Beechey, habían muerto probablemente de neumonía y de tuberculosis, y que tal vez, otro motivo fuese el envenenamiento por plomo, proveniente de las soldaduras de las latas de conservas. Más recientemente se ha sugerido que la causa principal no fue la comida enlatada, que era habitualmente utilizada en la Royal Navy en aquella época, sino las conducciones del sistema de agua potable de los barcos.[1]​ Se encontraron marcas de cortes en los huesos humanos hallados en la isla del Rey Guillermo, algo indicativo del canibalismo. La combinación de los resultados de todos los estudios realizados sugirieron que la muerte de los miembros de la expedición fue debida a la hipotermia, el hambre, el envenenamiento por plomo, el escorbuto, las enfermedades y, en general, la exposición a un ambiente hostil para el que carecían de ropa adecuada, todo ello acompañado por una mala nutrición

Después de la pérdida del grupo de Franklin, los medios de comunicación victorianos, a pesar del fallo de la expedición y de los informes sobre canibalismo, retrataron a Franklin como un héroe. Se le escribieron canciones, se le levantaron estatuas en su ciudad natal, Londres, y en Tasmania se le atribuyó el descubrimiento del Paso del Noroeste. Se han realizado muchas obras artísticas sobre la expedición perdida de Franklin, incluyendo canciones, poemas, cuentos cortos y novelas, así como documentales de televisión.

Antecedentes

La búsqueda realizada por los europeos de un paso por el norte para disponer de un acceso directo desde Europa a Asia, comenzó con los viajes de Cristóbal Colón en 1492 y continuó hasta mediados de siglo XIX con una larga serie de expediciones de exploración, con origen principalmente en Inglaterra. Estos viajes, cuando tenían éxito, incrementaban los conocimientos que los europeos tenían sobre el Hemisferio Occidental, y en particular sobre América del Norte, y esa necesidad de conocer se fue desplazando gradualmente hacia el Ártico canadiense. Durante los siglos XVI y XVII, los navegantes más destacados que hicieron descubrimientos geográficos sobre América del Norte fueron Martin Frobisher, John Davis, Henry Hudson y William Baffin. En 1670, la aparición de la Compañía de la Bahía de Hudson supuso un incremento en las exploraciones de las costas, del interior de Canadá y de los mares árticos. Los principales exploradores del siglo XVIII fueron James Knight, Christopher Middleton, Samuel Hearne, James Cook, Alexander Mackenzie, y George Vancouver. En 1800, sus descubrimientos demostraron concluyentemente que no existía ningún pasaje del Noroeste navegable por los barcos que estuviese en las latitudes templadas entre el océano Pacífico y el océano Atlántico€.[2]

Sir John Barrow promovió los viajes de exploración al Ártico durante el largo periodo en que ejerció el cargo de Segundo secretario del Almirantazgo.

En 1804, Sir John Barrow se convirtió en el Segundo Secretario del Almirantazgo, cargo que desempeñó hasta 1845, y comenzó a estimular a la Royal Navy para completar la exploración del pasaje del Noroeste en el norte Canadá y para navegar hacia el Polo Norte. Durante las siguientes cuatro décadas, los exploradores John Ross, David Buchan, William Edward Parry, Frederick William Beechey, James Clark Ross, George Back, Peter Warren Dease, y Thomas Simpson hicieron productivos viajes a la región ártica canadiense. Entre estos exploradores fue John Franklin, segundo al mando de una expedición hacia el Polo Norte en los buques Dorothea y Trent en 1818, el que lideró muchas de esas expediciones por el interior y a lo largo de la costa ártica canadiense en 1819-1822 y 1825-1827.[3]​ En 1845, como resultado de todas esas expediciones, se había reducido el área inexplorada del Ártico canadiense a un cuadrilátero de unos 181.300 kilómetros cuadrados.[4]​ Fue a esta área inexplorada a la que Franklin se dirigió, en dirección oeste a través del Lancaster Sound y luego al oeste y al sur según le permitiese el hielo, las islas y otros obstáculos, para completar así el pasaje del Noroeste. La distancia que navegó fue de aproximadamente 1.670 kilómetros.[5]

Preparativos

Mando

Sir John Franklin. Barrow fue reticente a su nombramiento como jefe de la expedición.

Barrow, ya con 82 años y llegando al final de su carrera, estuvo deliberando acerca de quién debía ser nombrado para el mando de la expedición que completase el pasaje del Noroeste, y teniendo en cuenta su creencia de que toda la zona alrededor del Polo Norte era mar abierto libre de hielo. Parry, su primera elección, estaba cansado del Ártico y educadamente rechazó el mando.[6]​ Su segunda elección, James Clark Ross, también rehusó debido a que había prometido su nueva esposa que para él el Ártico se había acabado.[6]​ La tercera opción de Barrow, James Fitzjames, fue rechazada por el Almirantazgo en razón de su juventud. [6]​ Barrow sopesó la candidatura de George Back, pero no lo propuso porque le consideraba demasiado polémico.[6]Francis Crozier, otro posible candidato, era irlandés y de baja cuna, lo que jugó en su contra [6]​ A regañadientes, Barrow, no tuvo más remedio que proponer a Franklin con sus 59 años. [6]​ La expedición estaba compuesta de dos barcos, el HMS Erebus y el HMS Terror, cada uno de los cuales había viajado a la Antártida con James Clark Ross. A Fitzjames se le dio el mando del Erebus, y a Crozier, que había mandado el Terror durante la expedición antártica de Ross en 1841-1844, se le nombró oficial ejecutivo y capitán del Terror. Franklin recibió el mando de la expedición el 7 de febrero de 1845, y sus instrucciones oficiales el 5 de mayo de 1845.[7]

Barcos, tripulación y provisiones

El Erebus, de 378 toneladas, y el HMS Terror de 331 toneladas fueron sólidamente construidos y equipados con los últimos avances técnicos en náutica.[8]​ Los componentes de la máquina de vapor del Erebus vinieron de Greenwich y Londres por ferrocarril y los del Terror procedían probablemente de Londres y Birmingham y también llegaron por ferrocarril. Esos motores permitían a los barcos navegar por sus propios medios a una velocidad de 7,4 km/h.[9]​ Otros avances tecnológicos incluían refuerzos hechos con vigas arqueadas y placas de hierro, y un dispositivo interno de calefacción por vapor, las hélices llevaban protecciones de hierro para evitar que se dañaran con el hielo, cada barco llevaba una biblioteca con más de 1.000 volúmenes, provisiones para tres años, tanto conservadas del modo tradicional como con el sistema más moderno de conservación en latas.[10]​ Desafortunadamente, los alimentos en lata se pidieron a última hora y a bajo precio a un proveedor, Stephen Goldner, al que se le adjudicó el contrato el 1 de abril de 1845, sólo siete semanas antes de que Franklin zarpase. [11]​ Goldner fabricó precipitadamente 8.000 latas, sobre las que se supo más tarde que habían sido soldadas con plomo, estas soldaduras "se hicieron de una forma burda y descuidada, haciendo que el plomo gotease al interior de la lata como cera derretida".[12]

La mayoría de los miembros de la tripulación eran ingleses, muchos de ellos originarios del norte del país, con un pequeño número de irlandeses y escoceses. Además de Franklin y Crozier, los únicos oficiales con experiencia en el Ártico eran el cirujano y los dos capitanes de los hielos.[13][14]

Perdidos

La expedición zarpó de Greenhithe, Inglaterra, en la mañana del 19 de mayo de 1845, con una tripulación de 24 oficiales y 110 hombres. Los barcos se detuvieron brevemente en el Puerto Stromness en las Islas Orcadas, en el norte de Escocia, y de allí navegaron a Groenlandia con el HMS Rattler y un buque de transporte, Barretto Junior.[15]

Retrato de Jane Griffin (más tarde Lady Jane Franklin) en 1815 a sus 24 años. Se casó con John Franklin en 1828, un año antes de que fuese nombrado caballero.[16]

En la bahía Disko de la isla Whalefish, en la costa oeste de Groenlandia, los diez bueyes que llevaban los barcos de transporte fueron sacrificados para disponer de carne fresca; los suministros fueron transferidos al Erebus y al Terror y los miembros de la tripulación escribieron sus últimas cartas a casa. Antes de la partida definitiva de la expedición, cinco hombres fueron dados de baja y enviados a casa en el Rattler y el Junior Barretto, con esta reducción, el número de miembros de la expedición quedó en 129. La última vez que fue vista la expedición, fue a principios de agosto de 1845, cuando el capitán Dannett del ballenero Prince of Wales y el Capitán Robert Martin del ballenero Enterprise, encontraron al Erebus y al Terror en la Bahía de Baffin, estaban allí a la espera de hubiesen buenas condiciones meteorológicas para entrar en el Lancaster Sound.[17]

Durante los siguientes 150 años, otras expediciones, exploradores y científicos fueron juntando las piezas de lo que ocurrió con la expedición a partir de ese momento. Los hombres de Franklin pasaron el invierno de 1845-1846 en la isla Beechey, donde tres miembros de la tripulación murieron y fueron enterrados. El Erebus y el Terror quedaron atrapados por el hielo en las proximidades de la isla del Rey Guillermo en septiembre de 1846 y nunca volvieron a navegar libres de nuevo. Según una nota de fecha 25 de abril de 1848 que Fitzjames y Crozier dejaron en la isla, Franklin había muerto el 11 de junio de 1847, la tripulación pasó los inviernos de 1846-1847 y 1847-1848 en la isla del Rey Guillermo. El 26 de abril de 1848, los miembros de la expedición supervivientes iniciaron la marcha a pie hacia el río Back que se encuentra en territorio continental canadiense. Nueve oficiales y quince hombres ya habían muerto, y el resto fueron muriendo por el camino, la mayoría en la isla y otros treinta o cuarenta en la costa norte del continente, a cientos de kilómetros de cualquier lugar habitado por occidentales, porque esquimales si había por la zona.[18]

Primeras búsquedas

"El Consejo Ártico planea la búsqueda de Sir John Franklin", 1851, por Stephen Pearce

Transcurridos dos años de la partida de Franklin sin tener noticias de él, la preocupación pública se fue haciendo cada vez mayor, y Lady Jane Franklin, así como los miembros del Parlamento y la prensa británica, instaron al Almirantazgo para que enviase una expedición en su búsqueda. Como respuesta, el Almirantazgo elaboró un triple plan que se inició en la primavera de 1848, envió por tierra un equipo de rescate al mando de Sir John Richardson y John Rae, que bajó por el río Mackenzie hasta la costa ártica de Canadá. Se enviaron dos expediciones por mar, una que buscó por el archipiélago ártico canadiense entrando en él por el Lancaster Sound, y la otra que entró al archipiélago por el lado del Pacífico.[19]​ Además, el Almirantazgo ofreció una recompensa de 20.000 libras "a cualquier equipo o equipos, de cualquier país, que prestarán ayuda a las tripulaciones de los barcos de exploración bajo el mando de Sir John Franklin".[20]​ Después del fracaso de las tres expediciones, la preocupación e interés del pueblo británico por el Ártico fue en aumento y "la búsqueda de Franklin, se convirtió en nada menos que una cruzada".[21]​ Se hizo popular una balada llamada "El lamento de Lady Franklin" que fue compuesta en honor de la esposa de Franklin y para impulsar la búsqueda de su marido perdido.[22][23]

Muchos se sumaron a la búsqueda. En 1850, once barcos británicos y dos norteamericanos navegaron por el Ártico canadiense.[24]​ Varios de ellos convergieron en la costa este de la isla Beechey, donde se encontraron los primeros vestigios de los hombres desaparecidos, incluyendo las tumbas de John Shaw Torrington,[25]​ John Hartnell, y William Braine. No se encontraron mensajes de la expedición de Franklin en ese lugar.[26][27]

Búsquedas por tierra

John Rae consiguió de los esquimales los primeros objetos pertenecientes a la expedición e informó de la inanición que padecieron y del canibalismo.

En 1854, John Rae, mientras exploraba la Península Boothia para la Compañía de la Bahía de Hudson (HBC), descubrió una prueba más sobre la suerte corrida por los hombres de la expedición. Rae encontró un inuit cerca de Pelly Bay (ahora llamada Kugaaruk, Nunavut), el 21 de abril de 1854, quien le dijo que un grupo de treinta y cinco o cuarenta hombres habían muerto de hambre cerca de la desembocadura del río Back. Otros inuit le confirmaron esa historia, que hablaba también de casos de canibalismo, contaron que los supervivientes se comían a los fallecidos. Los inuit le enseñaron a Rae muchos objetos que fueron identificados como pertenecientes a Franklin y sus hombres. En concreto, Rae compró a los inuit de Pelly Bay varios tenedores y cucharas de plata más tarde identificados como pertenecientes a Fitzjames, Crozier, Franklin y Robert Osmer Sargent, primer oficial del Erebus. El informe de Rae fue enviado al Almirantazgo, que en octubre de 1854 instó a la HBC a enviar una expedición por el río Back para buscar más rastros de Franklin y sus hombres.[28][29]


Notas y referencias

  1. Battersby, William (2008). «Identification of the Probable Source of the Lead Poisoning Observed in Members of the Franklin Expedition». Journal of the Hakluyt Society (en ingles). Consultado el 25 de noviembre de 2008. 
  2. Savours (1999), pp. 1–38
  3. Savours (1999), pp. 39–166
  4. Savours (1999), p. 169
  5. Cyriax (1939), pp. 18–23
  6. a b c d e f Sandler (2006), pp. 65–74
  7. Gibson, William, F.R.G.S. (junio de 1937). «Sir John Franklin's Last Voyage: A brief history of the Franklin expedition and the outline of the researches which established the facts of its tragic outcome». The Beaver. p. 48. 
  8. Sandler (2006), p.70
  9. Savours (1999), p. 180
  10. Sandler (2006), pp. 71–73
  11. Beattie (1987), pp. 25, 158
  12. Beattie (1987), p. 113
  13. Potter, Russell A. (ed.) (2006). The Arctic Book Review, Vol. 8, Nos. 1 and 2, ed. «Interview with Michael Smith, author of Captain Francis Crozier: Last Man Standing?» (en inglés). Consultado el 14 de febrero de 2008. 
  14. El termino en inglés para el puesto de estos dos oficiales es el de ice-masters
  15. Cookman (2000), p. 74
  16. Project Gutenberg Australia (ed.). Franklin, Jane, Lady (1792–1875) (en inglés) (Dictionary of Australian Biography edición). Consultado el 2 de marzo de 2008. 
  17. Beattie, (1987), pp. 16–18
  18. Beattie, (1987) pp. 19–50
  19. Savours (1999), pp. 186–89
  20. Sandler (2006), p. 80
  21. Sandler (2006), pp. 87–88
  22. Sandler (2006), p. 266
  23. Potter, Russell A. «Songs and Ballads about Sir John Franklin» (en inglés). Consultado el 26 de febrero de 2008. 
  24. Sandler (2006), p. 102
  25. Geiger, John (9 de diciembre de 1984). The Edmonton Sun, ed. « 'Iceman' Torrington was last of his line» (en inglés). 
  26. Geiger, John (3 de octubre de 1984). The Edmonton Sun, ed. «Was Murder Uncovered?» (en inglés). 
  27. Picard, Carol (10 de octubre de 1984). The Edmonton Sun, ed. «Iceman wasn't 'iced' - Autopsy on seaman reveals no evidence of foul play» (en inglés). 
  28. Klutschak (1989), pp. xv–xvi
  29. Savours (1999), pp. 270–277

Fuentes y bibliografía

  • National Geographic Magazine, ed. (1990). Franklin Saga Deaths: A Mystery Solved? (en inglés). 178, nº 3. 
  • Atwood, Margaret (1995). Concerning Franklin and his Gallant Crew, in Strange Things: The Malevolent North in Canadian Literature (en inglés). Oxford: Clarendon Press. ISBN 0198119763. 
  • Beattie, Owen y Geiger, John (1989). Frozen in Time: Unlocking the Secrets of the Franklin Expedition (en inglés). Toronto: Western Producer Prairie Books. ISBN 0-88833-303-X. 
  • Berton, Pierre (1988). The Arctic Grail: The Quest for the Northwest Passage and The North Pole, 1818–1909 (en inglés). Toronto: McLelland & Stewart. ISBN 0771012667. 
  • Cookman, Scott (2000). Iceblink: The Tragic Fate of Sir John Franklin's Lost Polar Expedition (en inglés). Nueva York: John Wiley & Sons. ISBN 0-471-37790-2. 
  • Cyriax, Richard (1939). Sir John Franklin's last Arctic expedition; a chapter in the history of the royal navy (en inglés). Londres: Methuen & Co. 
  • Klutschak, Heinrich y Barr, William (1989). Overland to Starvation Cove (en inglés). Toronto: University of Toronto Press. ISBN 0-8020-5762-4. 
  • Potter, Russell (2007). Arctic Spectacles: The Frozen North in Visual Culture (en inglés). Seattle: The University of Washington Press. ISBN 978-0295986807. 
  • Sandler, Martin (2006). Resolute: The Epic Search for the Northwest Passage and John Franklin, and the Discovery of the Queen's Ghost Ship (en inglés). Nueva York: Sterling Publishing Co. ISBN 978-1-4027-4085-5. 
  • Savours, Ann (1999). The Search for the North West Passage (en inglés). Nueva York: St. Martin's Press. ISBN 0312223722. 
  • Schwatka, Frederick (1965). The Long Arctic Search (en inglés). New Bedford, Mass: Ed. Edouard A. Stackpole. Reynolds-DeWalt. 

Bibliografía adicional

  • Beardsley, Martin (2002). Deadly Winter: The Life of Sir John Franklin (en ingles). Londres: Chatham Publishing. ISBN 1881761872 |isbn= incorrecto (ayuda). 
  • Coleman, E.C. (2006). History of the Royal Navy and Polar Exploration: From Franklin to Scott: Vol. 2 (en ingles). Tempus Publishing. ISBN 9780752442075. 
  • M'Clintock, Francis L. (1860). The Voyage of the Fox in the Arctic Seas: A Narrative of the Discovery of the Fate of Sir John Franklin and His Companions (en ingles). Boston: Ticknor and Fields. 
  • McGoogan, Ken (2002). Fatal Passage: The True Story of John Rae, the Arctic Hero Time Forgot (en ingles). Nueva York: Carroll & Graf Publishers. ISBN 0-7867-099-36. 
  • McGoogan, Ken (2005). Lady Franklin's Revenge: A True Story of Ambition, Obsession and the Remaking of Arctic History (en ingles). Toronto: HarperCollins. ISBN 978-0002006712. 
  • Mirsky, Jeannette (1970). To the Arctic!: The Story of Northern Exploration from Earliest Times (en ingles). ISBN 0-226-53179-1. 
  • Murphy, David (2004). The Arctic Fox: Francis Leopold McClintock (en ingles). Toronto: Dundurn Press. ISBN 1-55002-523-6. 
  • Poulsom, Neville W. y Myers, J.A.L. (2000). British Polar Exploration and Research; a Historical and Medallic Record with Biographies 1818-1999 (en ingles). Londres: Savannah. ISBN 9781902366050. 
  • Woodman, David C. (1995). Strangers Among Us (en ingles). Montreal: McGill-Queen's University Press. ISBN 0773513485. 
  • Woodman, David C. (1992). Unravelling the Franklin Mystery: Inuit Testimony (en ingles). Montreal: McGill-Queen's University Press. ISBN 0773509364.