Ir al contenido

Diferencia entre revisiones de «Masturbación»

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Contenido eliminado Contenido añadido
Revertidos los cambios de 83.59.181.118 a la última edición de Rastrojo usando monobook-suite
Deshecha la edición 32751093 de Vubo (disc.) No hay razón para deshacer la edición. Ver discusión.
Línea 54: Línea 54:


El uso de dildos, vibradores y otros juguetes eróticos se está extendiendo cada vez más entre la población femenina. No resulta fácil saber cuántas los emplean. Pero las diferentes encuestas demuestran que entre una de cada cuatro y dos de cada tres mujeres, según los países, utilizan estos artilugios para sus juegos solitarios.<ref name="jesus"/>
El uso de dildos, vibradores y otros juguetes eróticos se está extendiendo cada vez más entre la población femenina. No resulta fácil saber cuántas los emplean. Pero las diferentes encuestas demuestran que entre una de cada cuatro y dos de cada tres mujeres, según los países, utilizan estos artilugios para sus juegos solitarios.<ref name="jesus"/>

===En ambos casos===
Una de las evidencias sociales es que las mujeres dirijen las pulsiones sexuales de forma mucho más inteligente que los hombres. Una de las razones que pone a la mujer en el lado inteligente de la valanza, se basa en el engaño másculino que recae sobre el control de la erección mientras se masturba. En ese ámbito, el hombre encuentra un placer más agudo (que no intenso) y rápido si por voluntad trata de mantener una erección mas intensa mientras experimenta el orgasmo. Si bien la mujer, al no poseer un dominio relativo sobre lo agudo de su climax, disfruta de un orgasmo más intenso y duradero al no poseer un miembro reproductor que vincule sensación de aumento de placer con la voluntad (lo más parecido es el control de los músculos vaginales, que no suelen tomar control de ellos hasta que no han madurado su vida sexual, y para entonces ya tienen un entramado neural maduro que no afecta de forma relevante al uso de sus facultades perceptivas de la mente). Lo más parecido en el hombre que lo acerque hacia una percepción femenina del placer, es combinar dos técnicas: La estimulación anal con objetos no muy gruesos (entre 1 y 2 Cm de grosor y unos 4 a 6 Cm de longitud) mientras estimula el glande como si de un clitoris se tratase. Esto es igualmente aplicable a la mujer.

Aun más inteligencia suelen mostrar aquellas personas que basan su plena satisfacción sexual en relaciones con pareja, unica y exclusivamente, sin recurrir a la masturbación. La masturbación suele tener un efecto antisocial e introspectivo si se realiza como sustitutivo a las relaciones sanas de pareja.


== Extensión de la masturbación ==
== Extensión de la masturbación ==
Prácticamente toda la población sana se masturba desde edades tempranas hasta el final de su vida, si su salud se lo permite. Se han visto con ecografías a fetos de ambos sexos masturbándose en el seno materno.<ref>Meizner I., Sonographic observation of in utero fetal "masturbation", Journal of Ultrasound in Medicine, 1987</ref>
Prácticamente toda la población encuentra una salida a las tensiones sexuales naturales del cuerpo. Si bien una práctica que pudiera equilibrar la salud mental pudiera ser la masturbación, ello no implica que su hábito impleque salud mental. El propio cuerpo ya dispone de mecanismos autoequilibrantes (sueños, deporte, comida, socializar, etc). Desde edades muy tempranas hasta el final de nuestra vida, intentamos encontrar caminos que nos permitan sostener un placer más o menos intenso si la salud nos lo permite. Si bien se han visto con ecografías a fetos de ambos sexos en el seno materno, en el que el observador puede imputar masturbación fetal.<ref>Meizner I., Sonographic observation of in utero fetal "masturbation", Journal of Ultrasound in Medicine, 1987</ref>; está aun en estudio si el sistema límbico es ya funcional desde el vientre materno y a que tiempo de gestación este comienza a informar de estados placenteros (si fuera el caso).


El análisis de las estadísticas arrojan como cifra probable de hombres que se masturban la del 92% ó 94%. Para las mujeres, los datos son más inseguros por la conocida inhibición femenina a la hora de reconocer esta práctica. Pero del estudio de las diferentes cifras manejadas por los investigadores, se sabe que se masturban entre el 85% y el 93% de las mujeres, en conjunto. Si el análisis se centra sólo en las mujeres orgásmicas (y lo es el 90% de la población femenina), se encuentra que se masturban entre el 91% y el 99% de ellas, prácticamente todas.<ref name="jesus"/>
El análisis de las estadísticas arrojan como cifra probable de hombres que se masturban la del 92% ó 94%. Para las mujeres, los datos son más inseguros por la conocida inhibición femenina a la hora de reconocer esta práctica. Pero del estudio de las diferentes cifras manejadas por los investigadores, se sabe que se masturban entre el 85% y el 93% de las mujeres, en conjunto. Si el análisis se centra sólo en las mujeres orgásmicas (y lo es el 90% de la población femenina), se encuentra que se masturban entre el 91% y el 99% de ellas, prácticamente todas.<ref name="jesus"/>
Línea 80: Línea 85:


=== Quienes se masturban se aíslan socialmente ===
=== Quienes se masturban se aíslan socialmente ===
No hay nada más especulativo que eso. La masturbación no tiene que llevar asociado un aislamiento. La pulsión sexual anima a socializar de forma intensa, si se consigue una satisfacción sustitutiva a la necesidad de socializar que implica establecer relaciones de pareja, puede llegar a aislar a la persona, pero no porque se masturbe, sino porque de esa práctica ha hecho un habito sustitutivo a la socialización como herramienta para un disfrute sexual. Ya se ha comprobado que la mayoría de los seres humanos se masturban y tienen relaciones sexuales, aunque si bien es cierto que los problemas de jovenes antisociales suelen ser aquellos que han encontrado un placer en cerrarse sobre sí mismos, siendo la masturbación un coadyuvante, pero no un dererminante.<ref>{{cita web

No hay nada más incierto que eso.<ref name="jesus" /> La masturbación no produce aislamiento. Ya se ha comprobado que la mayoría de los seres humanos se masturban y tienen relaciones sexuales sin ser por eso seres aislados.

Lo que sí sucede es lo contrario. Es decir, las personas aisladas que no saben relacionarse con los demás, sólo pueden desarrollar una forma de satisfacción sexual: la masturbación. Pero no porque recurran a ella como consuelo. Se masturban como todos los demás, pero no son capaces de desarrollar la actividad sexual que apetece compartir con otras personas; porque no son capaces de relacionarse con esas personas.<ref>{{cita web
| url = http://www.plannedparenthood.org/teen-talk/sex-masturbation/masturbating/masturbation-myths-25530.htm
| url = http://www.plannedparenthood.org/teen-talk/sex-masturbation/masturbating/masturbation-myths-25530.htm
| título = Masturbation Myths - Planned Parenthood
| título = Masturbation Myths - Planned Parenthood

Revisión del 23:42 5 ene 2010

Masturbación mutua en una ilustración de Martin van Maële en La Grande Danse macabre des vifs (1905).

La masturbación, tanto la masculina como la femenina, es la estimulación de los órganos genitales con el objeto de obtener placer sexual, pudiendo llegar o no al orgasmo. El verbo "masturbar" hace referencia a la práctica de la masturbación. Generalmente se entiende que se trata de una práctica sexual hacia uno mismo, aunque también se admite el uso del mismo verbo para la estimulación realizada sobre los genitales de otra persona con los mismos fines placenteros (como ocurre en la masturbación mutua).

La masturbación suele efectuarse con las manos o mediante el frotamiento de los genitales contra algún objeto adecuado. Cada día es más común el uso de los llamados "juguetes sexuales" para obtener este tipo de excitación.

Se atribuye a Sigmund Freud el descubrimiento de que la masturbación es algo común en la infancia. Pero tiene en su contra haber creído y mantenido hasta una edad avanzada que la masturbación adulta era la causa de una de las formas de neurosis conocidas por aquel entonces bajo el nombre de neurastenia, equivalente en la actualidad a la llamada fibromialgia o fatiga crónica.

Sin embargo, debemos más al conocimiento de la sexualidad humana en la actualidad a un coetáneo suyo: Havelock Ellis. Este autor no sólo señaló que la masturbación era común en los hombres, sino que también se trataba de una práctica habitual en las mujeres de todas las edades.[1]

Origen del término

Se han empleado diferentes términos a la hora de denominar a esta actividad sexual: masturbación, onanismo, autoerotismo, ipsación..., que han calado popularmente con desigual fortuna. El origen de la palabra masturbación es incierto y los especialistas aún no se han puesto de acuerdo. Sólo sabemos a ciencia cierta que era utilizada ya por Marcial, un poeta satírico hispanorromano del siglo I de la era cristiana.

Algunos hacen derivar la voz masturbación de una palabra compuesta por raíces griegas y latinas: μεζεα mezea, que significa "pene" y turba, "alteración", "perturbación", "excitación". Con lo que masturbación significaría "excitar el pene".

Otros señalan que procede exclusivamente del latín: manus stuprare (violar con la mano) o manus turbare (excitar con la mano).

No hay acuerdo entre los lingüistas, si bien suele preferirse manus stuprare, porque históricamente se ha considerado sucio masturbarse. Manus turbare resulta más ecléctico e indica en qué consiste el acto, y no prejuzga ni el sexo de quien lo practica, ni si la actividad a la que se refiere es buena o mala.

Onanismo

A pesar de utilizarse como sinónimos, onanismo no significa lo mismo que masturbación. Es una palabra que se refiere al coito interrumpido, actividad sexual que habría practicado el personaje bíblico Onán con la viuda de su hermano.

El patriarca Judá tuvo tres hijos: Er, Onán y Selá. A su debido tiempo, casó al malvado Er con una cananea llamada Tamar, pero el dios Yahveh, avisado de la maldad de Er, lo hizo morir. Entonces Judá le pidió a Onán que se casara con su cuñada y procurara descendencia a su hermano muerto —un favor que después Moisés haría obligatorio con la ley de levirato—. No obstante, Onán sabía que aquella descendencia nunca sería suya, y por ellos «trillaba dentro pero sembraba fuera»: es decir, aunque tenía relaciones sexuales con Tamar a menudo, practicaba el coitus interruptus (literalmente 'coito interrumpido') eyaculando fuera de la vagina de su cuñada mediante una corta masturbación. De esta manera evitaba tener que mantener hijos que no llevarían su propio apellido. Por este pecado Dios hizo que la Tierra se lo tragara.

Para lograr una descendencia propia, Tamar hizo que el patriarca Judá tuviera relaciones sexuales con ella disfrazándose de prostituta sagrada (llamadas q'desháh en contraposición a las prostitutas laicas llamadas zonáh).

Probablemente el origen de este mito era atemorizar a las parejas que quisieran utilizar este primitivo método anticonceptivo, ya que era necesario que los hebreos se reprodujeran para ocupar toda la zona que habían invadido y así evitar la ocupación de la zona por otros pueblos.

Otro eufemismo inapropiado de "masturbación" generado por esta historia es "mal de Onán" (que como hemos visto, se trató de coitus interruptus y no de masturbación).

Técnicas

Hombres

Archivo:Édouard-Henri Avril (22).jpg
Masturbación masculina por Édouard-Henri Avril, 1843

Existen variantes en la masturbación, esto depende de distintos factores y cada técnica de masturbación es individual. La mayoría de los hombres se masturban agarrando el pene con la mano, moviéndola de arriba hacia abajo o de atrás hacia adelante, según la postura del individuo. Otros, no utilizan toda la mano sino que agarran la zona del frenillo entre los dedos índice y medio, y el pulgar por el otro lado. Otra técnica es emplear las dos manos en el pene, otros sólo frotan su pene con una mano y con la otra se estimulan los testículos o pezones, entre otras partes del cuerpo.

Los hombres no circuncidados, no suelen necesitar el uso de lubricantes, porque el prepucio ya mitiga los efectos del roce directo por sí solo. Aunque los hay que los emplean para añadir sensaciones a su actividad. El uso de lubricantes es más frecuente entre los hombres que tienen su pene circuncidado, con el fin de facilitar el deslizamiento de la mano sobre el glande.

Existen artilugios mecánicos y eléctricos para que los hombres se masturben: muñecas inflables, vaginas artificiales, bombas de vacío, etc. También pueden utilizar vibradores, concentrando su actividad sobre el frenillo.

Masturbación, de Gustav Klimt, 1913

Mujeres

La mayoría de las mujeres se masturba estimulando la zona del clítoris. Una cuarta parte de ellas suelen añadir también el estímulo vaginal introduciéndose sus dedos, consoladores o vibradores, para incrementar la sensación placentera. Pero el estímulo exclusivo de la vagina para masturbarse es un procedimiento extremadamente minoritario, a pesar de lo que muestran las películas pornográficas.

Las mujeres utilizan los dedos para masturbarse; estimulando el clítoris indirectamente al frotarlo a través del prepucio del clítoris, o menos frecuentemente estimulando directamente el glande del clítoris. Suelen lubricarse los dedos (sobre todo si estimulan directamente el glande del clítoris) bien introduciéndolos de vez en cuando en la vagina para extender su humedad al clítoris, bien mojándolos con su propia saliva.

La gran mayoría de las mujeres se masturban acostadas (o en el baño) y con las piernas abiertas, un 10% lo hace boca abajo y las piernas más juntas o muy juntas. La mitad de estas últimas no emplean los dedos para masturbarse, sino que se frotan contra una almohada, el rebujo de las sábanas o montando algún peluche. El 3% de las mujeres se masturba en cualquier postura simplemente contrayendo los muslos. Otro 2% lo hace empleando el chorro de agua de la ducha o la bañera. Y existe un 2% más que lo hace sin manos, estimulándose sólo con fantasías. A pesar de las numerosas técnicas existentes para masturbarse, la mayoría de las mujeres (71%) suelen serle fiel a una de ellas durante toda su vida.

El uso de dildos, vibradores y otros juguetes eróticos se está extendiendo cada vez más entre la población femenina. No resulta fácil saber cuántas los emplean. Pero las diferentes encuestas demuestran que entre una de cada cuatro y dos de cada tres mujeres, según los países, utilizan estos artilugios para sus juegos solitarios.[1]

En ambos casos

Una de las evidencias sociales es que las mujeres dirijen las pulsiones sexuales de forma mucho más inteligente que los hombres. Una de las razones que pone a la mujer en el lado inteligente de la valanza, se basa en el engaño másculino que recae sobre el control de la erección mientras se masturba. En ese ámbito, el hombre encuentra un placer más agudo (que no intenso) y rápido si por voluntad trata de mantener una erección mas intensa mientras experimenta el orgasmo. Si bien la mujer, al no poseer un dominio relativo sobre lo agudo de su climax, disfruta de un orgasmo más intenso y duradero al no poseer un miembro reproductor que vincule sensación de aumento de placer con la voluntad (lo más parecido es el control de los músculos vaginales, que no suelen tomar control de ellos hasta que no han madurado su vida sexual, y para entonces ya tienen un entramado neural maduro que no afecta de forma relevante al uso de sus facultades perceptivas de la mente). Lo más parecido en el hombre que lo acerque hacia una percepción femenina del placer, es combinar dos técnicas: La estimulación anal con objetos no muy gruesos (entre 1 y 2 Cm de grosor y unos 4 a 6 Cm de longitud) mientras estimula el glande como si de un clitoris se tratase. Esto es igualmente aplicable a la mujer.

Aun más inteligencia suelen mostrar aquellas personas que basan su plena satisfacción sexual en relaciones con pareja, unica y exclusivamente, sin recurrir a la masturbación. La masturbación suele tener un efecto antisocial e introspectivo si se realiza como sustitutivo a las relaciones sanas de pareja.

Extensión de la masturbación

Prácticamente toda la población encuentra una salida a las tensiones sexuales naturales del cuerpo. Si bien una práctica que pudiera equilibrar la salud mental pudiera ser la masturbación, ello no implica que su hábito impleque salud mental. El propio cuerpo ya dispone de mecanismos autoequilibrantes (sueños, deporte, comida, socializar, etc). Desde edades muy tempranas hasta el final de nuestra vida, intentamos encontrar caminos que nos permitan sostener un placer más o menos intenso si la salud nos lo permite. Si bien se han visto con ecografías a fetos de ambos sexos en el seno materno, en el que el observador puede imputar masturbación fetal.[2]​; está aun en estudio si el sistema límbico es ya funcional desde el vientre materno y a que tiempo de gestación este comienza a informar de estados placenteros (si fuera el caso).

El análisis de las estadísticas arrojan como cifra probable de hombres que se masturban la del 92% ó 94%. Para las mujeres, los datos son más inseguros por la conocida inhibición femenina a la hora de reconocer esta práctica. Pero del estudio de las diferentes cifras manejadas por los investigadores, se sabe que se masturban entre el 85% y el 93% de las mujeres, en conjunto. Si el análisis se centra sólo en las mujeres orgásmicas (y lo es el 90% de la población femenina), se encuentra que se masturban entre el 91% y el 99% de ellas, prácticamente todas.[1]

Afirmaciones populares acerca de la masturbación

Los hombres se masturban más

Suele afirmarse que los hombres se masturban con una frecuencia semanal que es el doble de veces la de las mujeres. Pero existen investigaciones que demuestran que los hombres mienten sistemáticamente en las encuestas sexuales exagerando la frecuencia con la que acuden al autoerotismo, mientras que las mujeres mienten en sentido contrario, minimizando la frecuencia (es típica la respuesta femenina de hacerlo una vez al mes). Si corregimos las afirmaciones de unos y otros, como han realizado algunas investigaciones serias, los datos tienden a converger: así, hombres y mujeres se masturban con una frecuencia similar.[1]

Los hombres comienzan a masturbarse antes que las mujeres

Tampoco es cierto que los hombres se inicien en la masturbación antes que las mujeres por tener un órgano sexual tan "evidente" y que tienen que tocarse a diario por razones fisiológicas e higiénicas.

Está demostrado que hay más mujeres que hombres que se inician en la masturbación antes de los 10 años de edad. Lo hacen así entre el 20% y el 42% de las mujeres, al menos, y entre el 3% y el 13% de los hombres. También hay un 42% a 52% de mujeres que comienzan a hacerlo, como los hombres, durante la adolescencia. Por eso, las mujeres aprenden a masturbarse espontáneamente con mayor frecuencia que los hombres (lo hacen siendo más niñas y sin haber hablado con nadie del tema), quienes suelen iniciarse más tarde, tras hablar con sus compañeros o leer sobre el tema (mujeres: entre el 57% y el 62%; hombres: 28%)[1]

Las personas dejan de masturbarse cuando inician relaciones sexuales

Otra vieja idea, falsa, que se resiste a sucumbir. Lejos de lo que afirma el tópico, los hombres y las mujeres continúan masturbándose después de establecer relaciones de pareja. Incluso aunque tales relaciones sean satisfactorias, el 75% de los varones y el 75% al 91% de las señoras emparejados continúan haciéndolo.[1]

Se ha observado que mientras la frecuencia con la que los hombres emparejados acuden a la masturbación disminuye desde el momento que comienzan a tener relaciones sexuales y sigue descendiendo con el paso del tiempo, en las mujeres la frecuencia se mantiene igual o aumenta en la mayoría de los casos, sobre todo entre las que son más jóvenes. Esta idea contradice, igualmente, al tópico.

Las razones por la que la masturbación se mantiene entre personas emparejadas se explican más abajo.

Quienes se masturban se aíslan socialmente

No hay nada más especulativo que eso. La masturbación no tiene que llevar asociado un aislamiento. La pulsión sexual anima a socializar de forma intensa, si se consigue una satisfacción sustitutiva a la necesidad de socializar que implica establecer relaciones de pareja, puede llegar a aislar a la persona, pero no porque se masturbe, sino porque de esa práctica ha hecho un habito sustitutivo a la socialización como herramienta para un disfrute sexual. Ya se ha comprobado que la mayoría de los seres humanos se masturban y tienen relaciones sexuales, aunque si bien es cierto que los problemas de jovenes antisociales suelen ser aquellos que han encontrado un placer en cerrarse sobre sí mismos, siendo la masturbación un coadyuvante, pero no un dererminante.[3]

La masturbación a lo largo de la historia

Sátiro masturbándose. Crátera griega del siglo VI a.C.

La medicina moderna reconoce que la masturbación no produce daños significativos a corto o largo plazo, y la considera una práctica normal, incluso anti estresante[4]

Johann Nepomuk Geiger, témpera, 1840.

A lo largo de la historia, sin embargo, siempre hubo voces que gritaron que la masturbación era un acto inmoral. Y la base de tal criterio estaba en que la masturbación impedía que la especie humana se mantuviera viva sobre el planeta. Eso era evidente en el caso de la masturbación masculina por la emisión improductiva de semen. Y en el caso de la masturbación femenina también, pues, creían, si las mujeres se masturbaban podrían alejarse de los hombres por preferir auto complacerse.

No fue hasta el siglo XVIII que al supuesto "daño moral" que ocasionaba la masturbación se añadió el "daño físico" y comenzó a decirse que la masturbación, además de condenar las almas, ocasionaba un número increíble de enfermedades. Se idearon muchos métodos para descubrir a los niños y niñas masturbadores, y se crearon numerosos remedios contra la masturbación. Algunos de ellos era: comer regularmente copos de maíz (lo dijo el médico apellidado Kellogg, dueño de la famosa marca), guantes ásperos, aparatos especiales que impedían acceder a los genitales, descargas eléctricas, tratar los genitales con ortigas, o extirparlos quirúrgicamente.

En décadas posteriores, el terrorismo psicológico reemplazó a las otras medidas. Por ejemplo, se decía a los niños que si se masturbaban les crecerían pelos en las manos, la cara se le volvería verde, se les secaría el pene o el clítoris, se volverían locos, les saldrían granos en la cara... En los EE. UU. y otros países angloparlantes, se comenzó a practicar de forma rutinaria la circuncisión neonatal debido a un supuesto efecto preventivo contra la masturbación y la clitoridectomía a las chicas que eran descubiertas haciéndolo. Esta última se abandonó bien entrados los años treinta, pero la circuncisión neonatal de los varones se sigue practicando (evidentemente con poco éxito, dada la gran extensión de la masturbación).

Bibliografía

  • Jesús Ramos (2002), Un encuentro con el placer. La masturbación femenina, Madrid: Espasa-Calpe. ISBN 84-670-0279-4

Referencias

  1. a b c d e f Jesús Ramos (2002). Un encuentro con el placer. La masturbación femenina. Madrid: Espasa-Calpe. ISBN 84-670-0279-4. 
  2. Meizner I., Sonographic observation of in utero fetal "masturbation", Journal of Ultrasound in Medicine, 1987
  3. «Masturbation Myths - Planned Parenthood». 
  4. «Is masturbating every day bad for your health? - Planned Parenthood». 

Enlaces externos