Diferencia entre revisiones de «Gorgias»
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== Filosofía == |
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Revisión del 22:27 26 ago 2010
Georgias de Leontini (en griego Γοργίας) (485 a. C.-380 a. C.): Filósofo del período antropológico de la Filosofía griega.
Biografía
Nació en la Magna Grecia, donde supuestamente fue alumno del también siciliano Empédocles. Se sabe que viajó mucho durante su larga vida, trabajando en varias ciudades griegas; finalmente se instalará en Atenas en el año 427 a. C. como jefe de una embajada de su ciudad (Leontino), por lo que fue llamado Gorgias de Leontino, a la edad de 60 años. Gorgias profesó con gran maestría la retórica, a la que consideraba como ciencia universal. Negaba ser maestro de virtud pero prometía hacer hábiles en hablar a sus discípulos. Según se cuenta, una de sus actividades cotidianas consistía en acudir a lugares públicos, donde defendía encarnizadamente una tesis relativa a una cuestión cualquiera; una vez derrotados y convencidos sus interlocutores, comenzaba a defender la tesis contraria, hasta doblegar nuevamente a quien interviniese en la disputa, y así sucesivamente se contraargumentaba una y otra vez, haciendo gala de su retórica. Murió en Atenas el año 380 a.C. con alrededor de 105 años.
Filosofía
Según Platón en su Gorgias seu de Rethorica, Gorgias define su arte como arte oratorio y afirma que está dispuesto a formar en tal arte a todos aquellos que quieran. Se vanagloriaba de haber contestado a cuantas cuestiones se le habían propuesto, ofreciéndose después a verificar lo argumentado. Forma parte de la primera generación de sofistas junto con Protágoras con quien compartió el presupuesto básico de su filosofía: el relativismo y el escepticismo. Nos movemos en el mundo de la mera opinión, siendo la verdad para cada uno de nosotros aquello que nos persuade como tal. La retórica es la técnica de la persuasión, y el sofista, el maestro de la opinión.
Recogió la temática de la Filosofía eleática concluyendo que nada existe. Se encuentran en una de sus obras, Sobre la Naturaleza o el No Ser, tres célebres tesis, muy conocidas y difíciles de entender:
- No existe realidad alguna.
- Si algo existiera, seria impensable.
- Aún en el caso de que pudiéramos conocer algo, no podríamos comunicarlo a los demás.
La relatividad de Protágoras pasa a ser en Gorgias escepticismo(que nos dice: niega o duda de la existencia de conocimiento firme y seguro), al declarar falsas todas las opiniones (puesto que ninguna opinión puede ser contrastatada con la realidad).
Argumentación íntegra de la inexistencia del ser
Según recoge Sexto Empírico:
"Que nada existe es argumentado de este modo. Si existe algo, o bien existe lo que es o lo que no es, o bien existen tanto lo que es como lo que no es. Pero ni lo que es existe, como demostrará, ni lo que no es, como explicará, ni tampoco lo que es y lo que no es, punto éste que también justificará. No existe nada, en conclusión.
Es claro, por un lado, que lo que no es no existe. Pues si lo que no es existiera, existiría y, al mismo tiempo, no existiría. En tanto que es pensado como no existente, no existirá, pero, en tanto que existe como no existente, en tal caso existirá. Y es de todo punto absurdo que algo exista y, al mismo tiempo, no exista. En conclusión, lo que no es no existe. E inversamente, si lo que no es existe, lo que es no existirá. Pues uno y otro son mutuamente opuestos, de modo que si la existencia resulta atributo esencial de lo que no es, a lo que es le convendría la inexistencia. Mas no es cierto que lo que es no existe y, por tanto, tampoco lo que no es existirá.
Pero es que tampoco lo que es existe. Pues si lo que es existe, o bien es eterno o engendrado, o eterno o ingénito al tiempo. Mas no es eterno ni engendrado ni ambas cosas, como mostraremos. En conclusión, lo que es no existe.
Porque si es eterno lo que es -hay que comenzar por esta hipótesis- no tiene principio alguno. Pues todo lo que nace tiene algún principio, en tanto que lo eterno, por su ingénita existencia, no puede tener principio. Y, al no tener principio, es infinito. Y si es infinito, no se encuentra en parte alguna. Ya que si está en algún sitio, ese sitio en el que se encuentra es algo diferente de él y, en tal caso, no será ya infinito el ser que está contenido, mientras que nada hay mayor que el infinito, de modo que el infinito no está en parte alguna. Ahora bien, tampoco está contenido en sí mismo. Pues continente y contenido serán lo mismo y lo que es uno se convertirá en dos, en espacio y materia. En efecto, el continente es el espacio y contenido, la materia. Y ello es, sin duda, un absurdo. En consecuencia tampoco lo que es está en sí mismo. De modo que, si lo que es eterno, es infinito y, si infinito, no está en ninguna parte, no existe. Por tanto, si lo que es, es eterno, tampoco su existencia es en absoluto.
Pero tampoco lo que es puede ser engendrado. Ya que si ha sido engendrado, procede de lo que es o de lo que no es. Mas no procede de lo que es. Ya que si su existencia es, no ha sido engendrado, sino que ya existe. Ni tampoco procede de lo que no es, ya que lo que no es no puede engendrar nada, dado que el ente creador debe necesariamente participar de la existencia. En consecuencia lo que es no es tampoco engendrado.
Y por las mismas razones tampoco son posibles las dos alternativas, que sea, al tiempo, eterno y engendrado. Pues ambas alternativas se destruyen mutuamente, y, si lo que es, es eterno, no ha nacido y, si ha nacido, no es eterno.
Por tanto, si lo que es no es ni eterno ni engendrado ni tampoco lo uno y lo otro, al tiempo, lo que es no puede existir.
Y, por otro lado, si existe es uno o es múltiple. Mas no es ni uno ni múltiple, según se demostrará. Por tanto, lo que es no existe, ya que si es uno, o bien es cantidad discreta o continua, o bien magnitud o bien materia. Mas, en cualquiera de los supuestos no es uno, ya que si existe como cantidad discreta, podrá ser separado, y, si es continua, podrá ser dividido. Y, por modo semejante, si es pensado como magnitud no deja de ser separable. Y, si resulta que es materia, tendrá una triple dimensión, ya que poseerá longitud, anchura y altura. Mas, es absurdo decir que lo que es no será ninguna de estas propiedades. En conclusión, lo que es no es uno. Pero ciertamente tampoco es múltiple.
Pues, dado que la multiplicidad es un compuesto de distintas unidades, excluida la existencia de lo uno, queda excluida, por lo mismo, la multiplicidad.
Que no existen, pues, ni lo que es ni lo que no es, resulta fácil de demostrar. Ya que si tanto lo que no es como lo que es existen, lo que no es será idéntico a lo que es en cuanto a la existencia. Y, por ello, ninguno de los dos existe. Que lo que no es no existe es cosa convenida. Y ha quedado demostrado que lo que es, en su existencia, es idéntico a lo que no es. Por tanto, tampoco él existirá. En consecuencia, si lo que es es idéntico a lo que no es, no pueden existir el uno y el otro. Porque, si existen ambos, no hay identidad y, si existe identidad, no pueden ambos existir. De ello se sigue que nada existe."
Obra
Manuales de retórica
- Retórico
- Helena
- Defensa de Palamedes
Tratados filosóficos
- Sobre la naturaleza o Sobre el no-ser
Otros discursos
- Discurso olímpico
- Discurso pitico
- Epitafio
- Encomio a los ciudadanos de Elis
Referencia bibliográfica
- Platón (2003). Diálogos. Obra completa en 9 volúmenes. Volumen II: Gorgias. Menéxeno. Eutidemo. Menón. Crátilo. Madrid: Editorial Gredos. ISBN 978-84-249-0887-4.