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Revisión del 18:55 6 abr 2011

Batalla de Sentino
Guerras Samnitas
Parte de tercera guerra samnita
Fecha 295 a. C.
Lugar Sentino, Sassoferrato, Las Marcas (Italia)
Coordenadas 43°24′57″N 12°51′16″E / 43.41583, 12.85448
Resultado Decisiva victoria romana
Beligerantes
República Romana Samnio
Galia
Comandantes
Decio Mus
Fabio Máximo Ruliano
Egnatius
Fuerzas en combate
Unos 39.000 Unos 40.000
Bajas
10.000 25.000

La Batalla de Sentino fue la batalla decisiva de la Tercera Guerra Samnita, y tuvo lugar en 295 a. C. cerca de Sentino (cerca de Sassoferrato, Las Marcas). En la batalla, la República romana fue capaz de hacer frente a una formidable coalición de samnitas, etruscos, umbros y sus aliados galos. El resultado fue una victoria romana que permitió la unificación de Italia central.

Contexto histórico

A principios del siglo III AC, territorios galos, picenos, samnitas, etruscos, griegos y romanos dividían el territorio de la Italia central. Ninguno de ellos estaba aliado con algún otro; incluso había divisiones dentro de un mismo pueblo, como en el caso de los galos y celtas. Pero a partir de ese siglo comenzaron las aspiraciones de alguno de esos pueblos de dominar todo el territorio, imponiendo su hegemonía sobre el resto. El pueblo que consiguió la mayor expansión fue Roma, que tras romper la dominación etrusca de su ciudad consiguió convertirse en poco tiempo en una peligrosa potencia militar, anexionándose continuamente territorios fronterizos apenas sin resistencia. En un contexto histórico en el que cada pueblo debía de defenderse por su cuenta, los samnitas comprendieron que su única posibilidad de resistir consistía una alianza con naciones vecinas para luchar contra Roma. Gelio Egnatius, líder de los samnitas, consiguió formar una coalición con etruscos y galos. Los picenos, sin embargo, se unieron a los romanos, pues tenían reciente una derrota frente a los galos, perdiendo todo su territorio del norte. Los mismos galos que ahora se unían a los samnitas en una coalición.

Mientras tanto, la república romana, consciente de esos pactos, emprendió una serie de expediciones de castigo contra dichos pueblos. Consiguieron vencer a los etruscos y umbrios por separado, pero no pudieron quebrar dicha alianza. También acosaron a los samnitas en varias escaramuzas, como la batalla de Tiferno, pero tampoco pudieron obtener una victoria decisiva. Esto permitió a los samnitas unir sus fuerzas con los galos, etruscos, umbrios y senones para un último enfrentamiento bélico. Los samnitas eran conscientes de que no podían vencer a las terribles legiones romanas en el campo de batalla sin ayuda, por lo que evitaron continuamente enfrentarse a los romanos hasta no haber unido los ejércitos itálicos aliados.

Batalla

Los romanos estaban dirigidos por los cónsules Publio Decio Mus y Quinto Fabio Máximo Ruliano y lograron reunir una fuerza de 38.000 hombres, compuesta por cuatro legiones, un fuerte contingente de caballería romana, 1.000 soldados de caballería escogidos de Campania, cuatro legiones latinas y aliadas, y un fuerte contingente de caballería latina y aliada.

La coalición de pueblos italianos contaba con un ejército combinado de 60.000 hombres, que superaba en número ampliamente a su enemigo. Para igualar el combate, los romanos enviaron a dos pequeños batallones a Umbría y Etruria, consiguiendo que umbros y etruscos abandonase la coalición para ir a defender sus respectivas ciudades de la nueva amenaza romana. Así los romanos consiguieron que el ejército rival se redujera a alrededor de 50.000 hombres.

Los dos ejércitos llegaron a la llanura de Sentino, pero esperaron dos días hasta que se decidieron a entablar batalla. Fueron los romanos, incapaces de contener las ansias de ataque de sus soldados, los que comenzaron la batalla. Fabio atacó a los samnitas y Decio se enfrentó a los galos.

La batalla comenzó con un feroz ataque de los carros de guerra galos a los romanos, consiguiendo crear mucha confusión entre los legionarios que no pudieron adoptar la formación de batalla. Decio Mus contraatacó con una carga directa de caballería, que consiguió detener el avance enemigo, pero le costó la vida. Sin embargo, su arrojo sirvió para inspirar a sus hombres y éstos consiguieron restaurar la línea de la formación con muchas bajas. En el otro frente de batalla, Fabio venció a los samnitas sin muchas complicaciones, dado que éstos eran propensos a una pronta retirada. Esto le permitió flanquear a los galos y ganar la batalla, ya que los galos comenzaron a huir al verse desbordados por el flanco.

Los romanos perdieron 8.000 hombres, y los samnitas y galos alrededor de 25.000.

Consecuencias

Si bien los galos y samnitas aún contaban con un considerable ejército de unos 10.000 hombres, fueron continuamente perseguidos y desangrados en pequeñas escaramuzas por los romanos, que no dejaban tiempo a su enemigo a reorganizarse. Roma se ganó la fama de ser indestructible en los pueblos italianos, con lo que consiguió dominar toda la península itálica central en pocos años. La debacle de los pueblos galos, samnitas y etruscos permitió a los romanos enfrentarse a su rival sureño más temible y mejor preparado: La Magna Grecia.

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