Diferencia entre revisiones de «Batalla de Seminara (1495)»
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* [[Gran enciclopedia militar]]: [http://enciclopedia.elgrancapitan.org/index.php/Primera_campa%C3%B1a_de_Italia_1494-1496#Primera_batalla_de_Seminara_21-6-1495]. |
Revisión del 17:31 23 oct 2011
Batalla de Seminara | ||||
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las Guerra italiana de 1494-1498 Parte de guerras italianas | ||||
Fecha | 28 de junio de 1495 | |||
Lugar | Seminara | |||
Coordenadas | 38°20′00″N 15°52′00″E / 38.333333333333, 15.866666666667 | |||
Resultado | Victoria francesa | |||
Beligerantes | ||||
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Comandantes | ||||
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Fuerzas en combate | ||||
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Bajas | ||||
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Contexto
El Señor de Aubigny, dispuesto a acabar cuanto antes con el ejército hispano-napolitano recién desembarcado en Calabria, juntó sus fuerzas y las de su subordinado Precy, reuniendo un ejército de 400 hombres de armas, 600 caballos ligeros, un cuerpo de infantería suiza y otro de milicias del país. Con él se dirigió a Seminara para presentar una batalla campal a los aliados.
Fernández de Córdoba aconsejó al rey Fernando II que no presentase batalla, pues se desconocía a ciencia cierta tanto el número de soldados franceses como la calidad de los voluntarios napolitanos en una batalla campal. Propuso retirarse a una plaza fuerte o en su defecto, encerrarse en la propia Seminara para observar al enemigo y tomar más elementos de juicio. Pero el rey, un joven de apenas 26 años y quizás influenciado por el ánimo de sus capitanes, no tomó en cuenta los consejos del español y decidió presentar batalla al francés.
El 21 de junio salieron las tropas aliadas de Seminara para desplegar en unas colinas a una legua al este de la plaza y a cuyo pie discurría un riachuelo vadeable. A la derecha formaron 1.000 infantes y 400 jinetes españoles; a la izquierda formaron los 6.000 voluntarios napolitanos y calabreses de Fernando II. Frente a los españoles el Señor de Aubigny formó a su caballería, y a su derecha colocó a los piqueros suizos. En su retaguardia dejó las tropas del país.
La batalla
Comenzaron el ataque los señores de armas franceses, que avanzaron hacia el riachuelo vadeable. Los 400 jinetes españoles se lanzaron sobre ellos para tratar de desorganizarlos. El Señor de Aubigny y su subordinado Precy se lanzaron sobre las filas de su caballería para rehacerlas, y las lanzaron de nuevo al ataque. Los españoles, fieles a sus tácticas guerreras aprendidas durante años de luchas contra los árabes, retrocedieron a sus posiciones para reorganizarse en ellas y volver a la carga.
Pero los voluntarios napolitanos y calabreses entiendieron la maniobra de la caballería española como una huida, y se desbandaron en desordenada fuga sin llegar a pelear. En cuanto se dió cuenta de ello, el Señor de Aubigny lanzó sobre ellos su caballería. En el campo quedó el cuerpo de infantería y caballería españolas que, al mando de Don Gonzalo Fernández de Córdoba inició una ordenada y disciplinada retirada hacia los muros de Seminara. Al dia siguiente partió hacia Reggio.
Esta fue la primera y única derrota del general español, si bien no puede decirse que sea achacable a él.
Pero la derrota fue engañosa, pues más se debió a la desbandada de los napolitanos y calabreses que al acierto de los franceses, y en la batalla los españoles mostraron su cohesión, disciplina y valor.
La Retirada
Tras la batalla, Fernández de Córdoba abandonó las plazas ocupadas hasta la fecha y se refugió con sus tropas en Reggio, mientras que el rey Fernando II se trasladó a Sicilia en busca de refuerzos. Al poco tiempo embarcó de nuevo a bordo de la escuadra del almirante Requesens para el continente con un reducido ejército rumbo a la capital. Logró atraer al campo al duque de Montpensier, que comenzó a buscar desorientado a su enemigo mientras éste entraba triunfante en la ciudad al frente de las tropas del marqués de Pescara que cedió don Gonzalo al rey de Nápoles rey de Nápoles.
El señor de Aubigny, creyendo tener arrinconado al español, envió a su subordinado Precy a Nápoles en auxilio del duque de Montpensier. El duque se percató del engaño y regresó a Nápoles, pero una vez allí se vió obligado a encerrarse en los fuertes de la ciudad por el acoso al que le sometió el pueblo sublevado, las tropas de Fernando II y la escuadra española de Requesens. Pactó entregarse si no recibía refuerzos en un plazo determinado, pero faltó a su palabra y logró escapar con 2.000 soldados a Salerno, donde se le unieron las fuerzas de Precy para pasar el invierno.
Por su parte, Gonzalo Fernández de Córdoba, sin abandonar su base de Reggio, se enfrentaba con éxito al señor de Aubigny nada más partir su subordinado Precy en socorro de Nápoles. El español se enteró de los planes del francés y en un momento dado atacó de noche con 200 jinetes y le hizo un gran número de prisioneros suizos. Tras este golpe de audacia siguieron otros por los que se hizo dueño de Muro, Calana, Bagneza, Esquilace y Sibaris. A finales de año se hallaba en posesión de todo el sur de Calabria.
Llegado a este punto, y porque estaba escaso de hombres y recursos, decidió pasar el invierno en la Baja Calabria al abrigo de la plaza de Nicastro, donde se dedicó a reorganizar sus fuerzas, reforzadas con 1000 gallegos venidos de España mal vestidos y desarmados, y con voluntarios partidarios del rey de Nápoles .
Consecuencias
Esta batalla fue la única derrota de toda su carrera militar del Gran Capitán, en consecuencia Don Gonzalo no volvió a cometer un solo error en la campaña, y fue apartir de esta batalla cuando decidió colocar la infantería al frente y detrás dispuso a los arcabuceros, remplazando así a la caballería a un segundo plano. Está formación fue la base de los tercios españoles y de todo los ejercitos de toda Europa, ya que este sistema permitió dar a España la supremacía europea hasta mediados de siglo XVII.