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En la zona del Fuerte Independencia la revolución tuvo gran aceptación. El general contaba con gran reconocimiento y ascendencia sobre los gauchos y paisanos. Fueron también parte de la sublevación Egaña, Miguens, Córdoba, Vázquez, Díaz, Arroyo, Miró, Abiaga, Zárate, Zelarrayán, entre otros. Si bien el [[Fuerte Independencia]] se rindió sin luchar a los revolucionarios -el 10 de noviembre de 1839- y éstos se adueñaron del poblado por varios días, la derrota de los revolucionarios en la [[batalla de Chascomús]], ocurrida unos días antes, ya había signado el fracaso de la revolución. Rápidamente arribó a las inmediaciones el coronel Echeverría, fiel al gobierno, proveniente de [[Tapalqué]] con muchos indios aliados. Estos últimos, al ver lo desprotegido que estaba el lugar, procedieron a saquearlo y a destruirlo salvándose un recinto amurallado donde se refugió Echeverría con un grupo de soldados. Los hombres que no se escaparon fueron heridos con lanzas y las mujeres y niños capturados. La población en ese momento que era de seiscientas personas quedó reducida a dos docenas de vecinos. Echeverría solicitó ayuda al general Ramírez que al frente de una fuerza numerosa avanzaba sobre Chascomús, el parte lo recibió el coronel Aguilera que a marcha forzada llegó al Fuerte, que fue abandonado por los indios quienes se llevaron miles de cabezas de ganado del pago. |
En la zona del Fuerte Independencia la revolución tuvo gran aceptación. El general contaba con gran reconocimiento y ascendencia sobre los gauchos y paisanos. Fueron también parte de la sublevación Egaña, Miguens, Córdoba, Vázquez, Díaz, Arroyo, Miró, Abiaga, Zárate, Zelarrayán, entre otros. Si bien el [[Fuerte Independencia]] se rindió sin luchar a los revolucionarios -el 10 de noviembre de 1839- y éstos se adueñaron del poblado por varios días, la derrota de los revolucionarios en la [[batalla de Chascomús]], ocurrida unos días antes, ya había signado el fracaso de la revolución. Rápidamente arribó a las inmediaciones el coronel Echeverría, fiel al gobierno, proveniente de [[Tapalqué]] con muchos indios aliados. Estos últimos, al ver lo desprotegido que estaba el lugar, procedieron a saquearlo y a destruirlo salvándose un recinto amurallado donde se refugió Echeverría con un grupo de soldados. Los hombres que no se escaparon fueron heridos con lanzas y las mujeres y niños capturados. La población en ese momento que era de seiscientas personas quedó reducida a dos docenas de vecinos. Echeverría solicitó ayuda al general Ramírez que al frente de una fuerza numerosa avanzaba sobre Chascomús, el parte lo recibió el coronel Aguilera que a marcha forzada llegó al Fuerte, que fue abandonado por los indios quienes se llevaron miles de cabezas de ganado del pago. |
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Vinculado con la toma de Tandil, Díaz Vélez fue arrestado. Su casa de la actual [[Avenida Belgrano (Buenos Aires)|Avenida Belgrano]] 230 fue saqueada por [[la Mazorca]] y confiscada, al igual que todos sus bienes y hacienda. Preso e incomunicado con su familia por un período de nueve meses, fue puesto en libertad y se le permitió pasar a Montevideo debido a su prestigio personal. |
Vinculado con la toma de Tandil, Díaz Vélez fue arrestado. Su casa de la actual [[Avenida Belgrano (Buenos Aires)|Avenida Belgrano]] 230 fue saqueada por [[la Mazorca]] -organización armada policial de los partidarios del régimen rosista- y confiscada, al igual que todos sus bienes y hacienda. Preso e incomunicado con su familia por un período de nueve meses, fue puesto en libertad y se le permitió pasar a Montevideo debido a su prestigio personal. |
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A raíz de la [[Guerra Grande]], que enfrentaba en el Uruguay al partido colorado de [[Fructuoso Rivera]] al partido blanco, liderado por el aliado de Rosas, [[Manuel Oribe]] se produjo en 1843 el Sitio Grande de Montevideo. Para contribuir a la defensa de la ciudad, el general Díaz Vélez formó ese mismo año la Legión Argentina, compuesta por más de quinientos voluntarios argentinos, cuyos oficiales eran exiliados por causas políticas. Se identificaban por la escarapela celeste y blanca que llevaban en sus sombreros. Posteriormente fue reemplazado por el comandante [[Juan Andrés Gelly y Obes]]. |
A raíz de la [[Guerra Grande]], que enfrentaba en el Uruguay al partido colorado de [[Fructuoso Rivera]] al partido blanco, liderado por el aliado de Rosas, [[Manuel Oribe]] se produjo en 1843 el Sitio Grande de Montevideo. Para contribuir a la defensa de la ciudad, el general Díaz Vélez formó ese mismo año la Legión Argentina, compuesta por más de quinientos voluntarios argentinos, cuyos oficiales eran exiliados por causas políticas. Se identificaban por la escarapela celeste y blanca que llevaban en sus sombreros. Posteriormente fue reemplazado por el comandante [[Juan Andrés Gelly y Obes]]. |
Revisión del 03:19 18 mar 2012
Eustoquio Díaz Vélez | ||
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Información personal | ||
Nacimiento |
2 de noviembre de 1782 Buenos Aires (Argentina) | |
Fallecimiento |
1 de abril de 1856 Buenos Aires (Argentina) | (73 años)|
Sepultura | Cementerio de la Recoleta | |
Nacionalidad | Argentina | |
Religión | Catolicismo | |
Familia | ||
Hijos | Eustoquio Díaz Vélez | |
Información profesional | ||
Ocupación | Militar | |
Lealtad | Argentina | |
Unidad militar | Ejército del Norte | |
Mandos | Jefe de Estado Mayor | |
Rango militar | General | |
Conflictos | Expediciones Auxiliadoras al Alto Perú y guerras civiles argentinas. Vencedor en la Batalla de Las Piedras (1812) | |
Partido político | Ejército patriota | |
Eustoquio Antonio Díaz Vélez (Buenos Aires, 2 de noviembre de 1782 – íd, 1 de abril de 1856), militar argentino que luchó en la guerra de independencia y en las guerras civiles argentinas.
Su nombre era Eustoquio (Eustochio Antonio según consta en su partida de bautismo) pero se lo cita habitualmente, de forma incorrecta, como Eustaquio.
Nacimiento y familia
Sus padres fueron Francisco José Díaz Vélez, acaudalado comerciante nacido en Huelva, España -quien fuera capitular del Cabildo de Buenos Aires- y María Petrona Aráoz, oriunda del Tucumán, de una importante familia colonial.
Fue el séptimo hijo de un total de doce. Entre sus hermanos merecen nombrarse a quien fuera el doctor José Miguel Díaz Vélez, político que participó en la Independencia y en las guerras civiles argentinas (el segundo hijo del matrimonio) y a Manuel Díaz Vélez, joven teniente del Regimiento de Granaderos a Caballo que falleciera a consecuencia de las heridas que sufriera en el bautismo de fuego contra los realistas en el combate de San Lorenzo (el octavo vástago de dicha unión).
Las Invasiones Inglesas
Se incorporó joven al ejército, en el regimiento de Blandengues de la Frontera de Buenos Aires. Combinó estas actividades con el comercio, reuniendo alguna fortuna. Colaboró con Santiago de Liniers en la lucha contra las Invasiones Inglesas y fue dado de alta en el Regimiento de Patricios, el 8 de octubre de 1806, como ayudante segundo graduado de teniente, participando en la Reconquista de Buenos Aires. Al año siguiente, durante la Segunda Invasión Inglesa, se distinguió en la Defensa de Buenos Aires, bajo las órdenes de Cornelio Saavedra, al rendir a los ingleses en la "Casa de la Virreyna Viuda", entre los días 2 y 7 de julio. Fue promovido al grado de capitán.
Durante la asonada de Álzaga del 1 de enero de 1809, luchó del lado de los leales a Liniers y fue herido. Esa acción le valió el ascenso a teniente coronel graduado.
La Revolución de Mayo
Díaz Vélez tenía buenas relaciones con los conspiradores que, antes de 1810, pretendían lograr la independencia de su país. Apoyó activamente la Revolución de Mayo, participando en las reuniones que resolvieron la destitución del virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros, asistiendo a la del 19 de mayo convocada por Nicolás Rodríguez Peña. En ocasión del Cabildo Abierto del 22 de mayo el coronel Cornelio Saavedra lo designó como jefe de las guardias de Patricios que posibilitó la reunión de esa asamblea que expresó la voluntad del pueblo. Integró los focos de resistencia a la flamante Junta del 24 de mayo por estar ésta integrada por el exvirrey. Esa misma noche se reunió en la casa de Rodríguez Peña, junto con Domingo French, Feliciano Antonio Chiclana y otros conjurados que lograron la renuncia de sus miembros y exigieron que el Cabildo «proceda a otra elección en sujetos que puedan merecer la confianza del pueblo, supuesto que no se la merecen los que constituyen la presente Junta, creyendo que será el medio de calmar la agitación y efervescencia que se ha renovado entre las gentes...»
Surgida la Primera Junta de Gobierno, ésta le encomendó como primera misión militar ocupar la plaza de Colonia del Sacramento, en la Banda Oriental, cuya población simpatizaba con los patriotas revolucionarios, venciendo a su guarnición y llevando para Buenos Aires gran cantidad de municiones. Por esta victoria la Primera Junta lo nombró teniente coronel, con carácter efectivo.
Campañas al Alto Perú
Formó parte del Ejército del Norte y participó en la derrota de Cotagaita. Semanas más tarde, el día 7 de noviembre de 1810, luchó en la batalla de Suipacha, primer triunfo de las armas revolucionarias rioplatenses, que permitió el levantamiento revolucionario de las ciudades de Potosí, Chuquisaca y La Paz, abriendo a los patriotas el Alto Perú. Por orden del representante de la Junta, Juan José Castelli, ejecutó en Potosí a los jefes realistas Nieto, Córdova y Sanz. Fue ascendido al grado de coronel.
Castelli firmó un armisticio con el jefe español José Manuel de Goyeneche, que probablemente ninguno de los dos pensaba cumplir. Díaz Vélez y Juan José Viamonte, al frente de sus batallones, fueron enviados como avanzada en dirección a la frontera. Al producirse el ataque realista en la batalla de Huaqui, el 19 de junio de 1811, estos dos regimientos fueron destrozados sin poder recibir ayuda ni ayudar al resto del ejército.
La huida fue un verdadero desastre y, faltos de todo apoyo, los grupos de soldados cruzaron el Altiplano como pudieron, huyendo hacia Humahuaca. Antonio González Balcarce fue reemplazado por Juan Martín de Pueyrredón al frente del Ejército. En su retirada, las fuerzas de Díaz Vélez fueron derrotadas dos veces, en Nazareno y en Cobos.
Participó en la organización del Éxodo Jujeño, bajo el mando de Manuel Belgrano. Creó un cuerpo de caballería denominado los "Patriotas Decididos" integrado por voluntarios y gauchos jujeños, puneños y tarijeños. Díaz Vélez recibió el apoyo de estos granaderos irregulares quienes aportaron sus propias armas y cabalgaduras a la tropa. Díaz Vélez, al mando de los Patriotas Decididos, tuvo a su cargo la retaguardia del éxodo.
Cuando los patriotas fueron alcanzados y comenzaron a ser derrotados por los españoles, Díaz Vélez reaccionó rápidamente y contraatacó en la batalla de Las Piedras, del 3 de septiembre de 1812, logrando una victoria que logró revertir la desmoralización de las tropas.
Su aporte resultó de vital trascendencia en los aprestamientos para el choque que se libraría el día 24 de septiembre de 1812. Estuvo en la reunión en la que Belgrano se dejó convencer por Bernabé, Pedro Miguel y Cayetano Aráoz -la familia más poderosa de la ciudad de San Miguel de Tucumán quienes eran sus parientes maternos- para enfrentar a los realistas.
En parte por estas conversaciones y la victoria de Díaz Vélez en Las Piedras, Belgrano se atrevió a dar la batalla de Tucumán, el 24 de septiembre de 1812, la que resultó la victoria más importante de la guerra de la Independencia Argentina y selló la suerte de la revolución. Díaz Vélez ofició de mayor general o segundo jefe del ejército.
Si bien Belgrano había sido arrastrado por el desbande de un sector de su tropa fuera del escenario de las acciones, el campo de batalla quedó en manos de la infantería patriota. Díaz Vélez, al observar que se había quedado sola y sin las tropas de la caballería, cauto y firme como era su costumbre, logró tomar el parque del brigadier realista Juan Pío Tristán, con treinta y nueve carretas cargadas de armas, municiones, parte de los cañones y centenares de prisioneros. Luego tomó la acertada medida de replegar ordenadamente la infantería hacia la ciudad de San Miguel de Tucumán, colocándola en los fosos y trincheras que se habían abierto allí. Con la ayuda de las tropas de la reserva y llevándose también a los heridos, se hizo fuerte en la ciudad. También reorganizó la artillería y apostó tiradores en los techos y esquinas, convirtiendo a San Miguel en una plaza inexpugnable. Encerrado en ella, protegido por las fosas, Díaz Vélez aguardó expectante como triunfador ya que en gran medida, con su accionar, decidió la victoria de las armas de la revolución ese día.
Pío Tristán, temeroso de lo que podía esperarle a sus tropas dentro de la urbe, optó por amagar un par de entradas, pero ordenó la retirada ante los primeros disparos enemigos. Su último intento lo fue utilizando la vía diplomática: frente a la intimación de rendición en un plazo de dos horas que le efectuara el jefe realista bajo amenaza de incendiar la ciudad, Díaz Vélez le respondió con vehemencia, invitándolo a que se atreviese, ya que las tropas de la patria eran vencedoras y que había adentro 354 prisioneros, 120 mujeres, 18 carretas de bueyes, todas las municiones de fusil y cañón, 8 piezas de artillería, 32 oficiales y 3 capellanes tomados al ejército realista. Agregó que, de ser necesario, degollaría a los prisioneros, entre los que se encontraban cuatro coroneles. Tristán no se atrevió a cumplir con su amenaza y reconociendo su situación de vencido se retiró a Salta.
Durante la retirada, Belgrano le ordenó picar la retaguardia del ejército derrotado en su huida al norte, logrando tomar muchos prisioneros y rescatar también algunos que habían hecho las tropas realistas.
A los pocos días fue enviado a tomar Salta, antes de que llegara hasta allí el ejército enemigo. Liberó de la cárcel al coronel Juan Antonio Álvarez de Arenales, junto al cual logró ocupar la ciudad. Pero debió evacuarla a principios de octubre.
El día 13 de febrero de 1813 el Ejército del Norte a orillas del río Pasaje prestó juramento de obediencia a la soberanía de la Asamblea del Año XIII y fue Díaz Vélez, como mayor general, quien, además de conducir la bandera celeste y blanca reconocida por la Asamblea, tomó juramento de fidelidad a la misma al general Belgrano, quien después hizo lo propio con Díaz Vélez y el resto del ejército. Como consecuencia de tan trascendente acto, desde entonces a este río se lo denomina también con el nombre de Juramento.
Pocos días después, en la batalla de Salta, el 20 de febrero de 1813, Díaz Vélez dirigió un ala de la caballería argentina y aunque fue gravemente herido, el enfrentamiento resultó una nueva e importante victoria para las armas de la patria. Belgrano aprovechó esa circunstancia para nombrarlo gobernador militar de la Intendencia de Salta del Tucumán de las Provincias Unidas del Río de la Plata, cargo que ocupó entre el 13 de marzo y el 13 de septiembre de ese mismo año.
Concluida la batalla de Salta, en que por primera vez flameó la enseña patria en una acción de guerra, la bandera fue colocada en el balcón del Cabildo por Eustoquio Díaz Vélez y los trofeos apoderados de los realistas ubicados en la Sala Capitular.
Díaz Vélez, en su condición de gobernador militar de Salta, fue la primera autoridad salteña en enarbolar la bandera celeste y blanca.
Los triunfos de Tucumán y Salta permitieron la recuperación del Alto Perú por los revolucionarios. Díaz Vélez, como jefe de la avanzada del ejército vencedor en la segunda campaña al Alto Perú, entró triunfante en la ciudad de Potosí, el 7 de mayo de 1813. Dirigió la caballería en las batallas de Vilcapugio y Ayohuma, dos terribles derrotas.
Durante la retirada, por orden de Belgrano, y para cubrir sus espaldas, intentó volar el edificio de la Casa de la Moneda de Potosí; pero el aviso de un oficial a la población lo evitó.
Las guerras civiles del Directorio
Volvió a Buenos Aires donde contrajo matrimonio con Carmen Guerrero y Obarrio, el 18 de marzo de 1814. Con ella tuvo tres hijos: Carmen, Manuela y Eustoquio.
Fue ascendido a general. Inmediatamente fue enviado por el Directorio de las Provincias Unidas del Río de la Plata como Teniente Gobernador de Santa Fe, con el claro objetivo de impedir su secesión ya que el 1813, el comandante de Paraná, Eusebio Hereñú, había reconoció a José Artigas como "Protector de los Pueblos Libres" desconociendo la dependencia de Santa Fe y estableciendo de hecho la autonomía de Entre Ríos. El claro propósito del Directorio era que no aumentase la influencia de Artigas frente al fracaso obtenido por los anteriores tenientes gobernadores.
Díaz Vélez asumió el día 31 de marzo de 1814 y ocupó la ciudad política y militarmente. Se dedicó a enviar todo lo que pudo, por las buenas o por las malas, al Ejército del Norte. Su gobierno no contaba con las simpatías del pueblo, principalmente por no ser santafesino pero también por no respetar al cabildo local.
El 20 de marzo de 1815 las fuerzas artiguistas comandadas por Manuel Francisco Artigas, Eusebio Hereñú y la flotilla fluvial de Luis Lanché desembarcaron en Santa Fe y, el 24 de marzo, la población le exigió la entrega del mando al cabildo; tres días después, Díaz Vélez debió abandonar la ciudad.
El 2 de abril caía el nuevo Director Supremo, Carlos María de Alvear, por la rebelión de Ignacio Álvarez Thomas -a la sazón al mando de un ejército enviado hacia Santa Fe para combatir a Artigas- y el jefe de la milicia local, Francisco Candioti, se hizo cargo pacíficamente del gobierno por nombramiento del cabildo, iniciando así la era de Santa Fe como provincia autónoma. El 26 de abril de 1815, la designación de Candioti fue ratificada por una elección popular. Esta etapa fue corta, ya que Candioti estaba enfermo y el 25 de junio lo suplantó interinamente Pedro Tomás de Larrechea, falleciendo Candioti el 27 de agosto.
Díaz Vélez retornó a Buenos Aires pero rápidamente se incorporó al Ejército de Observación formado por 3.000 hombres al mando del general Juan José Viamonte, quien volvió a Santa Fe e influyó para que el 2 de septiembre de 1815 el cabildo local restableciera la dependencia del gobierno de Buenos Aires, nombrando a Juan Francisco Tarragona como teniente de gobernador.
Sin embargo, en la localidad de Añapiré, el 2 de marzo de 1816, los caudillos Mariano Vera y Estanislao López se sublevaron y sitiaron la ciudad, capitulando Viamonte el 21 de marzo. Depusieron al teniente de gobernador y proclamaron la soberanía de la provincia y su ingreso a la Liga de los Pueblos Libres, de Artigas.
En abril de ese mismo año Díaz Vélez fue enviado en un tercer ataque hacia Santa Fe. Pero, buscando evitar una guerra civil y con la finalidad que los pueblos de Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes y la Banda Oriental enviaran diputados al Congreso de Tucumán, firmó -el día 9- con el comandante de las fuerzas de mar de Santa Fe el pacto de Santo Tomé, por el cual el Ejército de Observación depuso al director interino Ignacio Álvarez Thomas, traspasó su jefatura a Díaz Vélez, en reemplazo de Belgrano, y acordó que la paz definitiva debía ratificarse entre ambos gobiernos y ser también aceptada por Artigas. La negativa de Artigas de firmar un acuerdo de paz definitivo provocó la no participación de representantes santafesinos en la Declaración de independencia de la Argentina en el Congreso de Tucumán.
Pocos días después de desconocido el pacto, el gobernador Vera atacó la ciudad de Santa Fe y logró reconquistarla, viéndose obligado Díaz Vélez a abandonarla ya que tampoco tuvieron éxito los esfuerzos de los comisionados (Comisión de Bienes Extraños) -jurisconsultos doctores Alejo Castex y Miguel Mariano de Villegas, junto al contador Antonio Pósiga- ante el gobierno de la Provincia de Santa Fe para acordar los términos de un cese de hostilidades: "autorizado para estipular con el jefe de ese territorio la transacción de las diferencias que desgraciadamente existen entre ambos territorios". Dejó el suelo santafesino el 31 de agosto de 1816.
Retornó a Buenos Aires, donde formó en la Logia dirigida por el director supremo Pueyrredón y por su ministro Gregorio García de Tagle. En 1817 fue designado Comandante Ayudante General del Estado Mayor y el 13 de diciembre de 1818 fue nombrado Gobernador Intendente interino de Buenos Aires, reemplazando a Juan Ramón Balcarce, quien se encontraba enfermo. En enero de 1819 dispuso la supresión de las corridas de toros en El Retiro, por encontrarse el circo en estado ruinoso y evitar males que pudieran sobrevenir al público. Revistó asimismo en la Plana Mayor del Estado Mayor hasta finales del año 1821.
En marzo de 1819 solicitó la separación del cargo de Gobernador, conservando únicamente las funciones de Intendente General de Policía hasta que se produjo la batalla de Cepeda, después de la cual se exilió en Montevideo.
Las principales reformas policiales que efectuó fueron: la creación de un comando único para su funcionamiento, la implantación del "boleto de seguridad" o registro de identidad de las personas, el traspaso de la administración del juego de lotería que se encontraba en manos de particulares y la puesta en práctica de la abolición total de la pena de azotes a los que eran sometidos los niños en las escuelas.
La época rivadaviana
A su regreso, en octubre de 1821, se presentó al servicio activo, quedando comprendido en las disposiciones de la Ley de Reforma, por lo que pasó a retiro el 26 de febrero de 1822 con sueldo completo.
Aprovechó entonces la Ley de Enfiteusis del ministro Bernardino Rivadavia y compró gran cantidad de terrenos. Fundó varias estancias, y se convirtió en el mayor propietario individual de campos en la provincia de Buenos Aires. Las más conocidas fueron: "El Carmen" (ubicada en Tandil -en los actuales Partidos de Rauch y Ayacucho-), "Campos de Díaz Vélez" y "Médanos Blancos" (ubicadas al sur del río Quequén Grande -en el actual Partido de Necochea-). Asimismo durante el período comprendido entre los años 1833-1835 fue el más importante vendedor de cabezas de ganado en el territotio de toda la provincia.
Constituido el Congreso General de 1824 y designado Rivadavia Presidente de las Provincias Unidas del Río de la Plata, se dictó el 4 de marzo de 1826, la Ley de Capitalización por la cual se declaraba a la ciudad de Buenos Aires como capital del Estado y aumentaba su perímetro a expensas de una importante superficice del territorio de la campaña de la provincia de Buenos Aires. Pocos días después, el 7 de marzo, se sancionó una segunda ley, disolviendo los poderes de la Provincia de Buenos Aires, mediante la que se hacía cesar al gobierno provincial en el ejercicio de sus funciones. En la práctica, se nacionalizaban sus recursos, de modo que las ganancias de la aduana y del puerto, entre otros, pasaban a ser nacionales. El 12 de septiembre de ese año otro proyecto de ley dividía el resto de la provincia en dos nuevas provincias: al norte la de Paraná, con capital en San Nicolás de los Arroyos y al sur la del Salado, con capital en Chascomús.
Juan Manuel de Rosas organizó en la provincia una protesta general contra esta política y se sublevó en Chascomús; puesto en prisión, fue liberado rápidamente debido a la presión popular.
El proyecto fue resistido por Díaz Vélez quien, junto a Rosas, Juan Nepomuceno Terrero, Nicolás Anchorena y otros importantes hacendados, recogieron cerca de setecientas firmas en su contra.
La oposición a Rosas
No participó en las guerras civiles o externas de los años que siguieron, hasta 1839. Ese año apoyó la revolución llamada de los “Libres del Sur” contra el gobernador Juan Manuel de Rosas desde su estancia de Tandil. En la zona del Fuerte Independencia la revolución tuvo gran aceptación. El general contaba con gran reconocimiento y ascendencia sobre los gauchos y paisanos. Fueron también parte de la sublevación Egaña, Miguens, Córdoba, Vázquez, Díaz, Arroyo, Miró, Abiaga, Zárate, Zelarrayán, entre otros. Si bien el Fuerte Independencia se rindió sin luchar a los revolucionarios -el 10 de noviembre de 1839- y éstos se adueñaron del poblado por varios días, la derrota de los revolucionarios en la batalla de Chascomús, ocurrida unos días antes, ya había signado el fracaso de la revolución. Rápidamente arribó a las inmediaciones el coronel Echeverría, fiel al gobierno, proveniente de Tapalqué con muchos indios aliados. Estos últimos, al ver lo desprotegido que estaba el lugar, procedieron a saquearlo y a destruirlo salvándose un recinto amurallado donde se refugió Echeverría con un grupo de soldados. Los hombres que no se escaparon fueron heridos con lanzas y las mujeres y niños capturados. La población en ese momento que era de seiscientas personas quedó reducida a dos docenas de vecinos. Echeverría solicitó ayuda al general Ramírez que al frente de una fuerza numerosa avanzaba sobre Chascomús, el parte lo recibió el coronel Aguilera que a marcha forzada llegó al Fuerte, que fue abandonado por los indios quienes se llevaron miles de cabezas de ganado del pago.
Vinculado con la toma de Tandil, Díaz Vélez fue arrestado. Su casa de la actual Avenida Belgrano 230 fue saqueada por la Mazorca -organización armada policial de los partidarios del régimen rosista- y confiscada, al igual que todos sus bienes y hacienda. Preso e incomunicado con su familia por un período de nueve meses, fue puesto en libertad y se le permitió pasar a Montevideo debido a su prestigio personal.
A raíz de la Guerra Grande, que enfrentaba en el Uruguay al partido colorado de Fructuoso Rivera al partido blanco, liderado por el aliado de Rosas, Manuel Oribe se produjo en 1843 el Sitio Grande de Montevideo. Para contribuir a la defensa de la ciudad, el general Díaz Vélez formó ese mismo año la Legión Argentina, compuesta por más de quinientos voluntarios argentinos, cuyos oficiales eran exiliados por causas políticas. Se identificaban por la escarapela celeste y blanca que llevaban en sus sombreros. Posteriormente fue reemplazado por el comandante Juan Andrés Gelly y Obes.
Últimos años
Regresó a Buenos Aires después de la batalla de Caseros. "Cargado de años y de gloria", como "benemérito general de la República", se negó a participar en política. Fue Presidente de la Comisión de Hacendados de la provincia de Buenos Aires y recuperó todos sus campos y gran parte de su hacienda antes de morir en Buenos Aires, el 1 de abril de 1856.
Sus restos descansan en el Cementerio de la Recoleta en la bóveda familiar, declarada Monumento Histórico Nacional, por decreto nro. 3.039 del año 1946 del Poder Ejecutivo Nacional.
Bibliografía
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- Giberti, Hugo A., Buenos Aires. Calles conocidas, soldados olvidados, Ed. Edivérn, Bs. As., 2001. ISBN 987-96007-9-7.
- Cutolo, Vicente, Nuevo diccionario biográfico argentino, Ed. Elche, Bs. As., 1968-1985.
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- Camogli, Pablo, Batallas por la libertad, Ed. Aguilar, Bs. As., 2005. ISBN 987-04-0105-8
- Ruiz Moreno, Isidoro J., Campañas militares argentinas, Tomo I, Ed. Emecé, Bs. As., 2004. ISBN 950-04-2675-7
- Bidondo, Emilio, La guerra de la independencia en el Alto Perú, Ed. Círculo Militar, Bs. As., 1979.
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- Gianello, Leoncio, Historia de Santa Fe, Ed. Plus Ultra, Bs. As., 1986. ISBN 950-21-0150-2
- Zinny, Antonio, Historia de los gobernadores de las Provincias Argentinas, Ed, Hyspamérica, 1987. ISBN 950-614-685-3
- Tarragó, Griselda B. y Barriera, Darío G., Nueva historia de Santa Fe, tomo 4, Ed. Prohistoria, Rosario, 2006. ISBN 987-22462-7-0
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- Hombres
- Nacidos en 1782
- Fallecidos en 1856
- Militares del Ejército del Norte
- Militares de las guerras civiles argentinas
- Generales de Argentina
- Militares nacidos en Buenos Aires
- Gobernantes de Argentina
- Gobernadores de Salta
- Gobernadores de la Provincia de Buenos Aires
- Militares patricios de Buenos Aires
- Tenientes gobernadores de Santa Fe