Diferencia entre revisiones de «Isabel I de Castilla»
Las ips tenían razón, el papel de Isabel lo hacía Susi Sánchez; Pilar López de Ayala, el de Juana |
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Revisión del 17:56 12 sep 2012
Isabel I de Castilla | ||
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Reina de Castilla[1] Reina consorte de Aragón. | ||
La reina Isabel en un cuadro atribuido a Juan de Flandes (finales del s. XV) | ||
Reina de Castilla (junto a Fernando V desde 1475) | ||
13 de diciembre de 1474 - 26 de noviembre de 1504 | ||
Predecesor | Enrique IV | |
Sucesor | Juana I | |
Reina consorte de Aragón | ||
20 de enero de 1479 - 26 de noviembre de 1504 | ||
Predecesor | Juana Enríquez | |
Sucesor | Germana de Foix | |
Información personal | ||
Coronación | 13 de diciembre de 1474 en la Iglesia de San Miguel (Segovia) | |
Nacimiento |
22 de abril de 1451 Convento de San Agustín (Madrigal de las Altas Torres) Castilla | |
Fallecimiento |
26 de noviembre de 1504 (53 años) Palacio Testamentario (Medina del Campo) Castilla | |
Sepultura | Capilla Real de Granada | |
Familia | ||
Casa real | Casa de Trastámara | |
Padre | Juan II de Castilla | |
Madre | Isabel de Portugal | |
Consorte | Fernando II de Aragón | |
Hijos | véase descendencia | |
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Firma | ||
Isabel I de Castilla (Madrigal de las Altas Torres, 22 de abril de 1451 — Medina del Campo, 26 de noviembre de 1504) fue reina titular de Castilla[1] desde 1474 hasta 1504 y reina consorte de Sicilia desde 1469 y de Aragón desde 1479.[2]
Es conocida como Isabel la Católica, título que les otorgó a ella y a su marido Fernando el papa Alejandro VI mediante la bula Si convenit, el 19 de diciembre de 1496. Es por lo que se conoce a la pareja real con el nombre de Reyes Católicos, título que usarían en adelante prácticamente todos los reyes de España.
Se casó con su primo, el príncipe Fernando de Aragón y, por el cercano parentesco que los unía, tuvieron que pedir la aprobación del Papa. Sin embargo, con la ayuda de Rodrigo Borgia (quien se convertiría en el futuro papa Alejandro VI), el pontífice Sixto IV acabó aceptando el casamiento, ya que consideró que la unión resultaba muy conveniente a los intereses de la Iglesia. Ella y su esposo Fernando establecieron las bases para la unificación política de España en virtud de su nieto, Carlos V, quien se convertiría en emperador del Sacro Imperio Romano.[3]
Después de una lucha para reclamar su derecho al trono [4] Isabel reorganizó el sistema de gobierno y la administración, centralizando competencias que antes detentaban los nobles; reformó el sistema de seguridad ciudadana, de modo que la tasa de criminalidad cayó drásticamente, y llevó a cabo una reforma económica para reducir la deuda que el reino había heredado de su hermano Alfonso. Sus reformas y las que hizo con su marido, tuvieron una gran influencia, llegando a extenderse más allá de las fronteras de sus reinos. Junto con su esposo, participó en la guerra de Granada con la cual lograron la reconquista y expulsión de los musulmanes de la península ibérica.[5] Después, decretaron la expulsión de los judíos de la región por medio del edicto de Granada.[6] Por estas medidas, tanto Isabel como su esposo fueron reconocidos por la Santa Sede como «defensores o protectores de la fe», recibiendo el título de Reyes Católicos.
Sin embargo Isabel es recordada sobre todo por el apoyo incondicional que concedió a Cristóbal Colón en la búsqueda de las Indias occidentales, lo que llevó al Descubrimiento de América.[7][8] Dicho acontecimiento provocaría en el futuro, la conquista de las tierras descubiertas y la creación del Imperio español.
Isabel vivió 53 años, de los cuales gobernó 30 como reina titular de Castilla y 26 como reina consorte de Aragón al lado de Fernando II.
Biografía
Isabel de Castilla, hija de Juan II de Castilla y de su segunda mujer, Isabel de Portugal (1428-1496), nació en Madrigal de las Altas Torres (Ávila) el 22 de abril, Jueves Santo, de 1451 en el palacio que hoy ocupa el Monasterio de Nuestra Señora de Gracia. El lugar y la fecha de nacimiento han sido históricamente discutidos, toda vez que cuando nace, nadie es consciente de la importancia que esa niña iba a tener en el futuro.[9] Madrigal era entonces una pequeña villa de realengo donde circunstancialmente residía su madre, Isabel de Aviz, y de ella recibe el nombre que entonces no era frecuente en España.
Dos años después, en Tordesillas, nació su hermano Alfonso. Con anterioridad, y fruto del matrimonio entre Juan II de Castilla y María de Aragón, había nacido Enrique, hermano de padre de Isabel, que ocuparía el trono en 1454 y sería conocido como Enrique IV el Impotente.
A la muerte de su padre en 1454, se retiró con su madre y su hermano Alfonso a la villa de Arévalo, donde vería los ataques de locura de su madre Isabel. Esta es una época de dificultades, incluso económicas, pues aunque su padre había dejado importantes disposiciones testamentarias en favor de su madre, el rey Enrique IV las incumple reiteradamente. En esta adversidad Isabel se fortaleció con lecturas evangélicas y libros de piedad. También le ayudó su amistad con Santa Beatriz de Silva (1424 - 1491), a la que luego ayudaría en la fundación de la Orden de las Concepcionistas Franciscanas y a la que donó los palacios de Galiana en la ciudad de Toledo. Otros personajes importantes en este momento y en general en su vida fueron en el ámbito toledano Gutierre de Cárdenas, su esposa Teresa Enríquez y Gonzalo Chacón.
En 1461, Isabel y su hermano Alfonso son trasladados a Segovia, lugar donde se emplazaba la Corte, por estar cercano el nacimiento de la hija de los reyes, doña Juana de Castilla. Pronto se la apodó Juana la Beltraneja, pues, según los rumores de la época, era hija de la reina, doña Juana de Portugal, y de Beltrán de la Cueva.
Los nobles, ansiosos de poder, enfrentaron a su hermano Alfonso, de solo 12 años, con su hermanastro el rey Enrique, deponiéndolo en la "Farsa de Ávila". En 1468, su hermano Alfonso murió, posiblemente envenenado, en Cardeñosa. En un principio, se pensó que fue víctima de la peste, pero el médico que examinó el cadáver no encontró indicios de tal enfermedad.
A pesar de las presiones de los nobles, Isabel rechazó proclamarse reina mientras Enrique IV estuviera vivo. Por el contrario, consiguió que su hermanastro le otorgase el título de Princesa de Asturias, en una discutida ceremonia que tuvo lugar en los Toros de Guisando, el 19 de septiembre de 1468, conocida como la Concordia de Guisando. Se dice que don Andrés de Cabrera, tesorero real, dijo al rey: "La virtud y la modestia de la infanta nos obligan a esperar que no tendrá más voluntad que la vuestra, ni alentará la ambición de los Grandes, pues no hubiese rehusado el título de Reina que la ofrecían contentándose con el de Princesa que, a su entender, le pertenece." Isabel se constituyó así como heredera a la corona, por delante de Juana, su sobrina y ahijada de bautismo, a quien la nobleza no consideraba legitimada para ocupar el trono, por las dudas que había sobre su paternidad. A partir de este momento, Isabel pasa a residir en Ocaña, villa perteneciente a don Juan Pacheco, marqués de Villena. El rey inicia contactos diplomáticos con otras casas reales para lograr un acuerdo matrimonial que le reporte beneficios.
Acuerdos matrimoniales
Ya desde los tres años, Isabel había estado comprometida con Fernando, hijo de Juan II de Aragón.
Sin embargo, Enrique IV rompió este acuerdo, seis años más tarde, para comprometerla con Carlos, príncipe de Viana. El matrimonio no llegó a consolidarse, por la férrea oposición de Juan II de Aragón. También fueron infructuosos los intentos de Enrique IV por desposarla con el rey Alfonso V de Portugal, primo en segundo grado de Isabel y 20 años mayor que ella. En 1464, logró reunirlos en el Monasterio de Guadalupe, pero ella le rechazó, debido a la diferencia de edad entre ambos.
Más tarde, cuando contaba 16 años, Isabel fue comprometida con don Pedro Girón, Maestre de Calatrava y hermano de don Juan Pacheco. Se dice que Isabel rogó al cielo para que no llegaran a celebrarse los esponsales con este varón de 43 años. Don Pedro murió de un ataque de apendicitis, mientras realizaba el trayecto para encontrarse con su prometida.
El 18 de septiembre de 1468, Isabel fue proclamada Princesa de Asturias por medio de la Concordia de los Toros de Guisando, revocando Enrique IV de este modo el anterior nombramiento de su hija Juana. Tras la ceremonia, Isabel pasó a vivir en Ocaña, en contacto estrecho con la Corte. Enrique IV convino de nuevo el enlace entre Isabel y el rey Alfonso V de Portugal, ya que en el Tratado de los Toros de Guisando se había acordado que el matrimonio de Isabel debía celebrarse con la aprobación del monarca castellano. La propuesta entrañaba también el proyecto de casar a su hija Juana con el príncipe heredero Juan, hijo de Alfonso V de Portugal. De esta manera, Isabel sería trasladada al reino vecino y, a la muerte de su esposo, los tronos de Portugal y de Castilla pasarían a Juan II de Portugal y su esposa, Juana.
Ante la negativa de Isabel, el rey trató de que se desposara con el duque de Guyena, hermano de Luis XI de Francia; de nuevo Isabel se negó. El monarca francés pidió entonces la mano de Juana para su hermano, el duque de Guyena; Luis XI quería alejar al duque de su entorno por suponer una amenaza para él. Los esponsales se realizaron en Medina del Campo (1470), pero el duque murió en 1472 en circunstancias por esclarecer, antes de conocer a la novia.
Mientras tanto, Juan II de Aragón trató de negociar en secreto con Isabel la boda con su hijo Fernando. Isabel y sus consejeros consideraron que era el mejor candidato para esposo, pero había un impedimento legal, ya que eran primos (sus abuelos, Fernando de Antequera y Enrique III, eran hermanos). Necesitaban, por tanto, una bula papal que les exonerara de la consanguinidad. El Papa, sin embargo, no llegó a firmar este documento, temeroso de las posibles consecuencias negativas que ese acto podría traerle (al atraerse la enemistad de los reinos de Castilla, Portugal y Francia, todos ellos involucrados en negociaciones para desposar a la princesa Isabel con otro pretendiente).
No obstante, el Papa era proclive a esta unión conyugal, por atraerse a la princesa Isabel, una mujer de marcardo carácter religioso, debido a la amenaza que representaban los árabes a sus Estados Pontificios. Por ese motivo, ordenó a don Rodrigo Borgia dirigirse a España como legado papal para facilitar este enlace.
Los escrúpulos de Isabel para contraer matrimonio sin contar con la autorización papal impedían realizar la ceremonia. Con la connivencia de don Rodrigo Borgia, los negociadores presentaron una supuesta bula emitida en junio de 1464 por el anterior Papa, Pío II, a favor de Fernando, en el que se le permitía contraer matrimonio con cualquier princesa con la que le uniera un lazo de consanguinidad de hasta tercer grado. Isabel aceptó y se firmaron las capitulaciones matrimoniales de Cervera, el 5 de marzo de 1469. Para los esponsales y ante el temor de que Enrique IV abortara sus planes, en mayo de 1469 y con la excusa de visitar la tumba de su hermano Alfonso, que reposaba en Ávila, Isabel escapó de Ocaña, donde era custodiada estrechamente por don Juan Pacheco. Por su parte, Fernando atravesó Castilla en secreto, disfrazado de mozo de mula de unos comerciantes[12]. Finalmente el 19 de octubre de 1469 contrajo matrimonio en el Palacio de los Vivero de Valladolid con Fernando, rey de Sicilia y Príncipe de Gerona.
El matrimonio costó a Isabel el enfrentamiento con su hermanastro, que llegó a paralizar la bula papal de dispensa por parentesco. Por último, y tras la mediación del arzobispo de Toledo, Alonso Carrillo, el 1 de diciembre de 1471, el papa Sixto IV eliminó las dudas sobre la legalidad canónica del enlace, por medio de la Bula de Simancas, que dispensaba de consanguinidad a los príncipes Isabel y Fernando.
Isabel, reina de Castilla
Llegó al trono tras vencer en la Guerra de Sucesión Castellana (1475-1480), enfrentándose con los partidarios de su sobrina Juana. Sin embargo, tras la victoria se hizo justicia, pero también se ofreció el perdón real a todos aquellos que lo solicitaron. Fue entonces cuando se construyó el Monasterio de San Juan de los Reyes[13].
Isabel se proclama Reina de Castilla el 13 de diciembre de 1474 en Segovia, tomando como base el Tratado de los Toros de Guisando. Desde el Alcázar de Segovia se dirigió a la Iglesia de San Miguel, contigua a la plaza mayor. Tras jurar por Dios, por la Cruz y por los Evangelios que sería obediente a los mandamientos de la Santa Iglesia, le juraron lealtad. Luego, entró en el interior del templo, portando el pendón de Castilla y abrazada a sus pliegues.
A partir de ese momento se impuso la tarea de garantizar la seguridad en los caminos y en los pueblos, dado que los años de guerra habían favorecido actos de pillaje y delincuencia. Para ello, se creó la Santa Hermandad que mostró ser eficaz y un buen instrumento de justicia.
Fue una mujer de mucho carácter y con mucha decisión propia. Con sus hijos fue severa, pero buena madre, haciéndoles entender que tenían unas obligaciones por su rango de hijos de reyes, y que debían sacrificarse mucho por ese motivo. Les llevó consigo durante las campañas militares, pero también veló siempre por su bienestar, como lo prueba su valor ante el motín que tuvo lugar en el alcázar de Segovia en 1476 [14]. Allí tenían instalada los reyes la corte y allí vivía, en el alcázar su primogénita Isabel bajo la protección y cuidado de su amiga Beatriz de Bobadilla y de su esposo, el alcaide Andrés Cabrera. Éste era de origen judío, lo que en aquella época era fuente de tensiones raciales, y se le acusaba de querer aprovecharse de la confianza que los reyes le tenían, además de acusarle de malversación de fondos y de tiranía. El tumulto se convirtió en motín cuando unos provocadores, disfrazados de campesinos y con armas ocultas, arengaron a la población para destituir al alcaide. Hacia el Alcázar se dirigió una masa de gente furiosa, armada con herramientas de campesinos, palos y piedras. La reina se encontraba con el cardenal Mendoza cuando se enteró de lo ocurrido, pero ni uno ni otro tenían tropas suficientes para defender la plaza. Temerosa del riesgo que podía correr su hija, la reina subió a su caballo y, acompañada por tres guardias, cabalgó 60 kilómetros hasta Segovia. A la entrada, el obispo intentó detenerla por el gran peligro que corría, pero Isabel desoyó el consejo y avanzó hasta el Alcázar. Entró y dejó las puertas abiertas para que entraran todos los amotinados para exponerle sus quejas. Después, prometió la destitución de Andrés Cabrera. El pueblo de Segovia, ganado por el valor y la sensibilidad de su reina, le guardó fidelidad a partir de ese momento[15].
Durante las campañas militares de Fernando, la reina estuvo siempre a su lado, en la retaguardia, acompañada de sus hijos y pendiente de proveer lo necesario. Su ayuda fue decisiva para el buen éxito de la Reconquista[16], como lo demuestran los hechos de la rendición de Baza (Granada). Sucedió que la ciudad llevaba cercada bastante tiempo pero la población mora no quería rendirse y los soldados cristianos comenzaban a desmoralizarse por el largo asedio. El rey Fernando pide a su mujer que se presente en el campo de batalla para levantar la moral de las tropas. Así lo hace Isabel, haciéndose acompañar de varias damas y de su primogénita Isabel. El impacto de su presencia fue inmediato, no sólo para las tropas cristianas, sino para la población asediada que inició su rendición, pero no ante el rey guerrero, sino ante la valerosa reina[17]. Además, Isabel fue la precursora del Hospital de campaña, al hacerse acompañar de personal médico y ayudantes para atender a los heridos en el campo de batalla[18]
Creyó en los proyectos de Cristóbal Colón, a pesar de las muchas críticas y reacciones políticas adversas de la Corte y los científicos; una leyenda dice que financió con sus joyas el viaje que llevaría al descubrimiento de América. Realmente fue un grupo de mercaderes, los mismos que financiaron la visita de Fernando de Aragón para casarla. Durante el reinado común con Fernando se produjeron hechos de gran trascendencia para el futuro del reino, como el establecimiento de la Santa Inquisición (1480), la creación de la Santa Hermandad, la incorporación del Reino nazarí de Granada, así como la unificación religiosa de la Corona Hispánica, basada en la conversión obligada de los judíos, so pena de expulsión (Edicto de Granada, 1492) y más tarde de los musulmanes. Por último, la anexión de Navarra (1512), (ya muerta la reina) significó el origen del futuro «Reino de las Españas».
Tras el descubrimiento de América en 1492 comenzó el proceso de evangelización de los indígenas nativos confiándole esta tarea a los monjes paulinos húngaros que se marcharon a las nuevas tierras en los próximos viajes de Colón.[19] Isabel asesorada por estos monjes[20] firmó con Portugal el Tratado de Tordesillas (1494), un tratado de objetivos modestos (se trataba de repartirse zonas de pesca y navegación con los portugueses: aún no se conocía la importancia del viaje de Colón) pero que, en años posteriores, tuvo como resultado que Castilla y Portugal se repartieran el mundo. Por deseo de los comerciantes urbanos creó la Santa Hermandad, cuerpo de policía para la represión del bandidaje, creando unas condiciones mucho más seguras para el comercio y la economía.
Para sus campañas militares contó con el servicio de Gonzalo Fernández de Córdoba (El Gran Capitán), que intervino en la conquista de Granada (1492), en las dos primeras Guerras de Italia y en la toma de Cefalonia (1500).
Estos hechos, movidos tanto por interés político como religioso, fueron muy importantes y dieron un giro a lo que había sido hasta entonces una parte de la península dividida en varios reinos (por entonces, los portugueses se consideraban también parte de España; al cabo la península completa era la Hispania romana, de modo que los Reyes Católicos nunca tomaron el título de reyes de España) y cambiaron el curso de la historia en toda Europa.
Dada la histórica implicación de la Corona de Aragón en Italia y por otra serie de razones[21] (sus virtudes cristianas, la conquista de Granada, la expulsión de los judíos y la cruzada contra los musulmanes), Fernando e Isabel recibieron el título de Reyes Católicos otorgado por el Papa Alejandro VI, mediante la bula Si convenit, de 19 de diciembre de 1496. Dicho título fue heredado por los descendientes en el trono (tanto austrias como borbones), poseyéndolo actualmente el rey Juan Carlos I de España.[22]
Al final de sus días, las desgracias familiares se cebaron con ella, lo que valió que algunos cronistas de la época realizaran una similitud entre la virtuosa reina y la Virgen María en sus Dolores. La muerte de su único hijo varón y el aborto de la esposa de éste, la muerte de su primogénita y de su nieto Miguel (que iba a unificar los Reinos de los Reyes Católicos con el de Portugal), la locura de su hija Juana (que desafió abiertamente a su madre en Medina del Campo) y los desaires de Felipe el Hermoso, y la incertidumbre de su hija Catalina tras la muerte de su esposo inglés, la sumieron en una profunda depresión que hizo que vistiera de luto íntegro. Su espiritualidad recia deja constancia en lo que dijo al conocer la triste noticia del fallecimiento de su hijo: "El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó, bendito sea su santo nombre."
Muerte
Recluida en Medina del Campo, cuando enfermó de un cáncer de útero que la llevó a la tumba, mandó que las misas por su salud se tornaran por su alma, bien segura de su próximo fin. Consciente, pidió la extremaunción y el Santísimo Sacramento.
Falleció poco antes del mediodía del 26 de noviembre de 1504, en el Palacio Real de Medina del Campo (Valladolid).
Primeramente fue inhumada en el monasterio de San Francisco de la Alhambra, el 18 de diciembre de 1504, en una sencilla sepultura, según su deseo. Poco después, sus restos mortales, junto con los de su esposo Fernando el Católico, fueron trasladados a la Capilla Real de Granada. Su hija Juana I y el marido de ésta, Felipe el Hermoso, también reposan allí. Asimismo se enterró en este lugar a su nieto Miguel, hijo del rey Manuel I de Portugal, y a su hija Isabel, que falleció a los 2 años de edad.
En el museo de la Capilla Real se encuentran la corona y el cetro de la reina, quien además dotó a la Capilla de un importante grupo de cuadros (aún in situ), de Botticelli, Dirk Bouts y Hans Memling, entre otros, y muchas de sus pertenencias personales.
Testamento y sucesión
El testamento original de la reina se conserva en el Real Monasterio de Santa María de Guadalupe. Una copia se envió al monasterio de Santa Isabel de la Alhambra de Granada. Y otra, a la catedral de Toledo, aunque desde 1575 pasó al Archivo General de Simancas.
En él, dejó dicho que sus sucesores debían esforzarse en conquistar para el cristianismo el Norte de África siguiendo la reconquista peninsular, pero el descubrimiento de América hizo que los esfuerzos de los reinos castellanos se alejasen de ese objetivo.
Su empeño como defensora de la igualdad de sus súbditos americanos con los del Viejo Mundo le han ganado el título de Precursora de los Derechos Humanos por importantes historiadores (ello a pesar de haber decretado en Castilla la conversión obligada de los judíos, so pena de expulsión, Decreto de Granada, y más tarde, empujada por su marido y por el papado, a romper las Capitulaciones de Granada, pactadas con Boabdil, y obligar a la conversión a los musulmanes).
A su muerte le sucedió la hija de ambos, Juana, pero por poco tiempo, ya que fue declarada incapaz de reinar por "locura" y pasando el reino, primero al marido de ésta (Felipe I el Hermoso) y muy pronto al hijo de este matrimonio, y nieto de los Reyes Católicos, Carlos I.
Proceso de beatificación y canonización
Su supuesta vida de santidad y la beatitud de sus escritos han hecho plantearse en numerosas ocasiones su posible canonización por la Iglesia Católica, de la que era fiel y amante hija. Iniciado en 1958 el proceso por la Archidiócesis de Valladolid, el mismo sigue su curso en la actualidad.
Descendencia
El matrimonio tuvo 5 hijos:
- Isabel (1 de octubre de 1470 – 1498), Princesa de Asturias (1497–1498), contrajo matrimonio con el Infante Alfonso de Portugal, pero a su muerte se casó en 1495 con el primo del fallecido, Manuel, que fue rey de Portugal con el nombre de Manuel I, el Afortunado. Fue reina de Portugal entre 1495 y 1498, muriendo en el parto de su primer hijo Miguel de Paz.
- Juan (30 de junio de 1478 – 1497), Príncipe de Asturias (1478–1497). En 1497, contrajo matrimonio con Margarita de Austria (hija del emperador germánico Maximiliano I de Habsburgo); murió de tuberculosis poco después. Tuvo un hijo póstumo que nació muerto. Margarita se fue de España y se encargó por un tiempo de su sobrino Carlos, futuro Carlos V.
- Juana I de Castilla (6 de noviembre de 1479 – 1555), Princesa de Asturias (1500–1504), Reina de Castilla (1504–1555) con el nombre de Juana I. En 1496, contrajo matrimonio con Felipe el Hermoso de Habsburgo (también hijo del emperador Maximiliano I). Con él entró una nueva dinastía en España, la de los Habsburgo, que formaban la Casa de Austria. En 1500, fue por segunda vez madre, esta vez de su primer hijo varón, el futuro Carlos I, quien la sucedería y sería también Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico como Carlos V. En 1503, dio a luz a Fernando, sucesor de Carlos en el Sacro Imperio como Fernando I, y restauró la rama austríaca imperial de la Casa de los Austrias. Mentalmente afectada por la muerte de su marido, fue recluida por su padre Fernando en Tordesillas, donde murió.
- María (29 de junio de 1482 – 1517), contrajo matrimonio en 1500 con el viudo de su hermana Manuel I de Portugal, el Afortunado. Fue madre de diez hijos, entre ellos: Juan III, Enrique I de Portugal y la Emperatriz Isabel, esposa de Carlos V.
- Catalina (12 de diciembre de 1485 – 1536), contrajo matrimonio con el príncipe Arturo de Gales en 1502, que murió pocos meses después de la boda. En 1509 se desposó con el hermano de su difunto marido, que sería Enrique VIII. Por lo tanto se convirtió en reina de Inglaterra; fue madre de la reina María I de Inglaterra, María Tudor.
Semblanza de la Reina
De ella, los cronistas contemporáneos dijeron:
- Pedro Mártir de Anglería: «Su modestia personal y mansedumbre admirables»; «del rey no sorprende que sea admirable... pues leemos en las historias incontables ejemplos de hombres justos, fuertes, dotados de virtud, incluso sabios. Pero ella... ¿quién me encontrarías tú entre las antiguas, de las que empuñaron el cetro, que haya reunido juntas en las empresas de altura estas tres cosas: un grande ánimo para emprenderlas, constancia para terminarlas y juntamente el decoro de la pureza? Esta mujer es fuerte, más que el hombre más fuerte, constante como ninguna otra alma humana, maravilloso ejemplar de pureza y honestidad. Nunca produjo la naturaleza una mujer semejante a esta. ¿No es digno de admiración que lo que siempre fue extraño y ajeno a la mujer, más que lo contrario a su contrario, eso mismo se encuentre en ésta ampliamente y como si fuera connatural a ella?».
- Hernando del Pulgar: «Muy buena mujer; ejemplar, de buenas y loables costumbres... Nunca se vio en su persona cosa incompuesta... en sus obras cosa mal hecha, ni en sus palabras palabra mal dicha»; «dueña de gran continencia en sus movimientos y en la expresión de emociones... su autodominio se extendía a disimular el dolor en los partos, a no decir ni mostrar la pena que en aquella hora sienten y muestran las mujeres»; «castísima, llena de toda honestidad, enemicísima de palabras, ni muestras deshonestas».
- Lucio Marineo Sículo: «Y no fue la reina de ánimo menos fuerte para sufrir los dolores corporales... Ni en los dolores que padecía de sus enfermedades, ni en los del parto, que es cosa de grande admiración, nunca la vieron quejarse, antes con increíble y maravillosa fortaleza los sufría y disimulaba»; «aguda, discreta, de excelente ingenio»; «habla bien y cortésmente».
- Andrés Bernáldez: «Fue mujer muy esforzada, muy poderosa, prudentísima, sabia, honestísima, casta, devota, discreta, verdadera, clara, sin engaño. ¿Quién podría contar las excelencias de esta cristianísima y bienaventurada reina, muy digna de loa por siempre? Allende de ella ser castiza y de tan nobilísima y excelentísima progenie de mujeres reinas de España, como por las crónicas se manifiesta tuvo ella otras muchas excelencias de que Nuestro Señor la adornó, en que excedió y traspasó a todas las reinas así cristianas que antes de ella fueron, no digo tan solamente en España mas en todo el mundo, de aquellas por quien (por sus virtudes o por sus gracias o por su saber o poder) su memoria y fama vive... de aquellas por sola una cosa que tuvieron o hicieron vive y vivirá su memoria; pues cuanto más ha de vivir la memoria y fama de reina tan cristianísima, que tantas excelencias tuvo y tantas maravillas Nuestro Señor, reinando ella en sus reinos, por ella hizo y obró».
- Fernández de Oviedo: «Verla hablar era cosa divina; el valor de sus palabras era con tanto y tan alto peso y medida, que ni decía menos, ni más, de lo que hacía al caso de los negocios y a la calidad de la materia de que trataba».
- Diego Enríquez del Castillo: «Prudente y de mucho seso».
- Diego de Valera: «Llena de humanidad».
- Alfonso de Palencia: «Bondadosa»; «Mujer de pudor y pureza en sus costumbres»; «Inteligente».
- Alonso Flores (Flórez): «De mirar gracioso y honesto».
- Fernando el Católico, en su testamento, declaró que «Era ejemplar en todos los autos de virtud y del temor de Dios».
- Fray Francisco Jiménez de Cisneros, su confesor, alababa «Su pureza de corazón»; «Su gran corazón y grandeza de alma».
Filmografía
Cine
Series de televisión
Año | Serie | Canal |
---|---|---|
1990 | Réquiem por Granada | TVE |
2004 | Memoria de España | TVE |
2011 | Muhtesem yüzyıl | ShowTV Turquía |
2012 | Isabel | La 1 |
Distinciones honorífias
- Rosa de Oro de la Cristiandad (1500).
Ancestros
16. Enrique II de Castilla | ||||||||||||||||
8. Juan I de Castilla | ||||||||||||||||
17. Juana Manuel de Castilla | ||||||||||||||||
4. Enrique III de Castilla | ||||||||||||||||
18. Pedro IV de Aragón | ||||||||||||||||
9. Leonor de Aragón | ||||||||||||||||
19. Leonor de Sicilia | ||||||||||||||||
2. Juan II de Castilla | ||||||||||||||||
20. Eduardo III de Inglaterra | ||||||||||||||||
10. Juan de Gante | ||||||||||||||||
21. Felipa de Henao | ||||||||||||||||
5. Catalina de Lancáster | ||||||||||||||||
22. Pedro I de Castilla | ||||||||||||||||
11. Constanza de Castilla | ||||||||||||||||
23. María de Padilla | ||||||||||||||||
1. Isabel I de Castilla | ||||||||||||||||
24. Pedro I de Portugal | ||||||||||||||||
12. Juan I de Portugal | ||||||||||||||||
25. Teresa Gille Lourenço | ||||||||||||||||
6. Juan de Portugal | ||||||||||||||||
26. Juan de Gante =10 | ||||||||||||||||
13. Felipa de Lancaster | ||||||||||||||||
27. Blanca de Lancaster | ||||||||||||||||
3. Isabel de Portugal | ||||||||||||||||
28. Juan I de Portugal | ||||||||||||||||
14. Alfonso I de Braganza | ||||||||||||||||
29. Inés Pires | ||||||||||||||||
7. Isabel de Barcelos | ||||||||||||||||
30. Nuno Álvares Pereira | ||||||||||||||||
15. Beatriz Pereira de Alvim | ||||||||||||||||
31. Leonor de Alvim | ||||||||||||||||
Predecesor: Alfonso de Castilla |
Princesa de Asturias (de 1470 a 1474 en paralelo con Juana de Castilla) 1468 - 1470/1474 |
Sucesor: Isabel de Aragón |
Predecesor: Enrique IV |
Reina de Castilla (Junto a su esposo Fernando V) 1474 - 1504 |
Sucesor: Juana I |
Predecesor: Juana Enríquez |
Reina Consorte de Aragón 1479 - 1504 |
Sucesor: Germana de Foix |
Véase también
Bibliografía especializada
- Fernández Álvarez, Manuel. Isabel la Católica. Madrid, 2003.
- Hernando Polo, Cristina. Isabel la Católica. Madrid, 2007
- Suárez Fernández, Luis. Isabel I, Reina. Barcelona, 2000.
- Prescott, William H. History of the reign of Ferdinand and Isabella, the Catholic. London, 1892.
- Walsh, William Thomas. Isabella of Spain. London, 1931.
- Walsh, William Thomas. Isabel de España. Traducción de Alberto de Mestas. Santander, 1939.
- Walsh, William Thomas. Isabel la Cruzada. Buenos Aires, 1945.
- Barón de Nervo. Isabel la Católica. Zaragoza, 1938.
- González Riz, Nicolás. Isabel de España, Isabel de Inglaterra. Barcelona, 1947.
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- Javierre, José María. Isabel la Católica, el enigma de una reina. Salamanca, 2004.
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- Westerveld, Govert y Garzón Roger, José Antonio La Reina Isabel la Católica: su reflejo en la Dama Poderosa de Valencia, cuna del ajedrez moderno y origen del juego de damas. Traducción de Dana Gynther. Prefacios de Ricardo Calvo y Juan Torres Fontes. Valencia, 2004.
Referencias
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- ↑ VV. AA., Isabel la Católica en la Real Academia de la Historia, Real Academia de la Historia, 2004. ISBN 978-84-95983-54-1. Cfr. para la heráldica de Isabel y Fernando las págs. 72 y ss..
- ↑ Faustino Menéndez Pidal de Navascués, «"Tanto monta". El escudo de los Reyes Católicos», en Luis Suárez Fernández, Isabel la Católica vista desde la Academia, Real Academia de la Historia de España, (Estudios, 16), 2005, págs. 99-138. ISBN 978-84-95983-65-7
- ↑ Isabel la Católica (1983) Basilio Losada. Ed. Auriga. pág. 26
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- ↑ Las calles de Segovia. Mariano Sáez y Romero, pág. 199.
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- ↑ Isabel la Católica: su tiempo y su vida (1998). Peggy K. Liss. Ed. Nerea, pág. 206 a 213
- ↑ La toma de Baza: estrategia militar y política internacional. Carlos de Miguel Mora, pág. 18. Disponible en http://www2.dlc.ua.pt/classicos/Baza.pdf
- ↑ Isabel la Católica. Basilio Losada, pág. 85
- ↑ Fehérné Walter Anna: Az ékírástól a rovásírásig. II. köt. 207-208. p.; 210 p. Buenos Aires, 1975
- ↑ Schmidt Irén: Szemelvények a Pálos rend történetéből 1250-2005. Miskolci Bölcsész Egyesület, Nagy Lajos Magánegyetem 78-79. p.
- ↑ Javier Leralta (2008). «Apodos reales: historia y leyenda de los motes regios». Sílex. pp. 375 y 376. Consultado el 13 de febrero de 2010.
- ↑ Artículo 56-2. Su título es el de Rey de España y podrá utilizar los demás que correspondan a la Corona.
Artículo 57-1. La Corona de España es hereditaria en los sucesores de S. M. Don Juan Carlos I de Borbón, legítimo heredero de la dinastía histórica. (...)
Fuentes
- VV. AA., Isabel la Católica en la Real Academia de la Historia, Real Academia de la Historia, 2004. ISBN 978-84-95983-54-1. Cfr. para el lema o mote pág. 73.
Enlaces externos
- Wikimedia Commons alberga una galería multimedia sobre Isabel I de Castilla.
- Comisión para la Canonización de Isabel la Católica, Arzobispado de Valladolid
- Capilla Real de Granada
- Isabel la Católica en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes
- El obispo judío que bloquea a la "santa". Una crónica sobre los defensores y los opositores a su posible beatificación en El Mundo.