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Esta modalidad, que fue adoptada incluso por algunos de los grandes teatros —como fue el caso del madrileño ''[[Teatro Apolo (Madrid)|Teatro Apolo]]''<ref>La "catedral del género chico".</ref> el más lujoso de ese momento que albergó este tipo de representaciones—, cumplió la función tanto de culminación como de desaparición del teatro breve complementario. Supuso su grado de desarrollo más amplio, llevándolo del papel de mero acompañante a producto principal, pero también fue acabó siendo el último movimiento que lo representó en sus salas. |
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El origen del ''teatro por horas'' está bien determinado: se debe a una iniciativa de los [[actor]]es [[empresario]]s, [[Antonio Riquelme (1845-1888)|Antonio Riquelme]] —quien tuvo la idea— [[José Vallés]] y [[Juan José Luján]],<ref>Refiriéndose a estos actores empresarios, [[José Deleito y Piñuela]] afirmó que {{cita|Tal trinidad iba a formar un bloque escénico que escribiría una nueva página en la historia de nuestro teatro.|''Género chico'', 1949.}}</ref> muy famosos en su época, los cuales decidieron acometer una reforma en los espectáculos teatrales populares de su tiempo que se representaban en los llamados ''[[cafés-teatro]]'' o ''salones''. |
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Revisión del 10:12 10 may 2013
El teatro por horas o teatro por secciones[1] fue un sistema de organización teatral aparecido en Madrid[2] hacia 1868 y que perduró hasta la década de 1910, siendo su época de mayor esplendor la década de 1890. Consistía en la puesta en escena de una serie de pequeñas obras de teatro de no más de una hora de duración, que comenzaron a representarse primero en los café-teatros numerosísimos en la capital española de esa época, y que rápidamente se extendieron al resto de las provincias, siendo Madrid y Barcelona las plazas más fuertes.
Esta modalidad, que fue adoptada incluso por algunos de los grandes teatros —como fue el caso del madrileño Teatro Apolo[3] el más lujoso de ese momento que albergó este tipo de representaciones—, cumplió la función tanto de culminación como de desaparición del teatro breve complementario. Supuso su grado de desarrollo más amplio, llevándolo del papel de mero acompañante a producto principal, pero también fue acabó siendo el último movimiento que lo representó en sus salas.
Origen
El origen del teatro por horas está bien determinado: se debe a una iniciativa de los actores empresarios, Antonio Riquelme —quien tuvo la idea— José Vallés y Juan José Luján,[4] muy famosos en su época, los cuales decidieron acometer una reforma en los espectáculos teatrales populares de su tiempo que se representaban en los llamados cafés-teatro o salones.
Esta idea novedosa de presentar varias obras de corta duración permitía al público una mayor libertad de movimientos, y con esto conseguía captar a quienes podían desear ver una obra de teatro, pero no querían invertir varias horas en ello.
Suprimieron además la consumición y redujeron el precio de las entradas. El público podía decidir cuántas sesiones deseaba ver, porque cada una de estas era independiente y no duraba más de una hora. El teatro por horas, que por un lado ofrecía una alternativa económica frente a los precios más prohibitivos del teatro convencional y por otro eran una alternativa competitiva frente a los cafés-concierto, rápidamente se hizo popular.
Después de las iniciales representaciones en los llamados cafés-teatro, las primeras salas teatrales en acoger el teatro por horas fueron el Variedades y el Lope de Rueda, que ofrecían una selección de dos a cuatro obras por noche.
Repertorio y autores
El repertorio del teatro por horas se componía de distintas obras del denominado Género Chico: sainete, juguete cómico, zarzuelita, revista, parodia y opereta; todas obras de carácter cómico y ligero.
Teatros
Al cabo de unos años, el teatro por horas pasó de representarse exclusivamente en pequeños cafés-teatro a hacerlo en grandes salas convencionales, que anteriormente se habían dedicado exclusivamente a los géneros grandes. Con el tiempo se construyen incluso nuevas salas para aprovechar las temporadas de verano y, finalmente, la práctica totalidad de los teatros madrileños acabó organizando representaciones por sesiones.
Los primeros teatros convencionales, que habían sido el Variedades y el Lope de Rueda, pronto se vieron acompañados por los teatros El Recreo y, desde 1875 hasta 1885, por las salas Alhambra, Lara, Eslava, Martín, Apolo y Romea. Después les siguieron las salas dedicadas tradicionalmente a los géneros grandes, como La Comedia, La Zarzuela, Novedades y el Cómico, además de construirse las salas veraniegas Felipe, Recoletos, Príncipe Alfonso, Maravillas y Eldorado.
Tal fue la preferencia del público por esta nueva modalidad teatral, que, en la capital española, sólo quedaron presentando teatro tradicional las salas Español, María Guerrero, La Comedia y el Teatro Real, este último dedicado a la ópera.
Polémicas
La polémica más significativa relacionada con el teatro por horas se dio entre los partidarios de esta modalidad frente a los defensores del teatro tradicional, los cuales aducían razones morales, económicas y artísticas para sustentar su crítica. Personalidades de la época, como el padre e historiador de la literatura Francisco Blanco García, llegaban a afirmar que:
No es nada lisonjera la impresión general que dejan en el ánimo la plétora de medianías, el retraimiento de los poetas de más esperanzas, y la extinción casi total del genio luminoso y creador, triple motivo de la decadencia de nuestro teatro, a la que también concurren en fabuloso incremento de los espectáculos innobles, populacheros y de baja estofa, y el extravío de una gran parte del público, que no solo los sufre, sino que también los ríe, paga y aplaude.Citado en Íñiguez Barrena, Francisca (1999), pp 103 y 104.
Esta polémica, que se desarrolló en la prensa de la época, sin embargo no dio por tierra el desarrollo del teatro por horas, que continuó pujante durante décadas, atrayendo cantidades cada vez mayores de público.
Decadencia
Si bien los autores y empresarios del teatro por horas probaron varias estrategias para conservar el otrora numeroso público que seguía este tipo de manifestación teatral, durante la primera década del siglo XX comenzó su decadencia. Se incorporaron contenidos eróticos a las piezas, se incluyó en los programas a las operetas, pero las audiencias no dejaron de disminuir.
Una gran cantidad de locales cerraron sus puertas durante esos años, acentuándose este fenómeno sobre todo en las salas especiales para la temporada de verano, mientras que las salas que quedaban ya no ponían en escena exclusivamente obras del género chico, sino que sus programas incluían también otras de más de una hora de duración, varios actos, etc.
Influencia
El teatro por horas español influyó tanto dentro de España como fuera de sus fronteras, además de allanar el camino a experiencias posteriores, como por ejemplo el teatro naturalista de Galdós, las obras de contenido social de Joaquín Dicenta —quien viera cómo el estreno de su obra Juan José era recibida en medio de un escándalo al presentar personajes de clases bajas, siendo que el teatro por sesiones los venía presentando desde mucho antes— o el teatro de Jacinto Benavente.
Allende las fronteras, la influencia del teatro por horas se dejó sentir, por ejemplo, en la Argentina, país en el cual muchos de sus dramaturgos aprehendieron el espíritu y práctica de esta modalidad teatral, adaptándolo a los gustos locales y fundiéndolo con otras influencias culturales, como el grotesco italiano, que dio origen al llamado grotesco criollo. La influencia de esta modalidad teatral se deja ver incluso en el movimiento cultural Teatro Abierto, en plena dictadura militar de las décadas de 1970 y 1980.
Referencias y notas
- ↑ Entendiendo "secciones" lo que actualmente se denomina "sesiones".
- ↑ Benito Pérez Galdós afirmaba, en Nuestro teatro, que
No debe pasar en silencio, tratando de teatros madritenses, un sistema de espectáculos que sin género de dudas es peculiar de Madrid, como si dijéramos, su especialidad, sistema desconocido en otras capitales, pero que por fin ha de cundir y propagarse porque es bueno y responde a fines sociales y económicos. Me refiero a las funciones por horas o por piezas que tanto éxito tienen aquí, atrayendo y regocijando a la gran mayoría del público. Los inventores de esta división del espectáculo público, abaratándolo, adaptándolo a las modestas fortunas y haciéndolo breve y ameno, conocían bien las necesidades modernas. Es poner el arte al alcance de todos los peculios, sirviéndolo por menor y en dosis que ni hastían ni empalagan. Hay muchas personas que no gustan de pasarse la mitad de la noche espetados en una butacacitado en Romero Ferrer, Alberto, 1993.
- ↑ La "catedral del género chico".
- ↑ Refiriéndose a estos actores empresarios, José Deleito y Piñuela afirmó que
Tal trinidad iba a formar un bloque escénico que escribiría una nueva página en la historia de nuestro teatro.Género chico, 1949.
Fuentes
- Álvarez Barrientos, Joaquín; Rodríguez Sánchez de León, María José (1997). Diccionario de Literatura Popular Española. Salamanca: Ediciones Colegio de España. pp. 303/305. ISBN 8486408679.
- Íñiguez Barrena, Francisca (1999). La parodia teatral en España (1868-1914). Sevilla: Universidad de Sevilla. ISBN 8447205207.
- Pellettieri, Osvaldo (2003). Historia del teatro argentino en Buenos Aires, Volumen 4. Buenos Aires: Galerna. ISBN 9505564473.
- Romero Ferrer, Alberto (1993). El género chico: introducción al estudio del teatro corto de fin de siglo (de su incidencia gaditana). Cádiz: Servicio Publicaciones UCA. ISBN 8477861633.
- Ruibal Outes, Tomás. «La vida escénica en Pontevedra en la segunda mitad del siglo XIX (dentro de "Panorama histórico - En España")». En Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, ed. Tesis de doctorado. España. pp. 62/65.
- Valls García, Carlos (2007). Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, ed. «Ficciones: vida y obra de Gonzalo Cantó Vilaplana». Alcoy: Ayuntamiento de Alcoy, Editorial Marfi l, S.A. pp. 30 y 31.