Sitio de Gijón (1936)
Sitio de Gijón | ||||
---|---|---|---|---|
la Guerra Civil Española Parte de Guerra civil española | ||||
Fecha | 19 de julio - 16 de agosto de 1936 | |||
Lugar | Gijón (Asturias) | |||
Coordenadas | 43°32′00″N 5°42′00″O / 43.5333, -5.7 | |||
Resultado | Victoria republicana | |||
Beligerantes | ||||
| ||||
En julio de 1936, en el marco de la Guerra Civil Española, las fuerzas sublevadas quisieron tomar la ciudad de Gijón. El sitio comenzó el 19 de julio y terminó el 21 de agosto con una victoria republicana.
El 19 de julio de 1936, la guarnición de Oviedo dirigida por el general Antonio Aranda se unió al alzamiento del general Francisco Franco y en pocas horas se adueñó de la ciudad casi sin resistencia tomando por sorpresa a las autoridades republicanas, formando un enclave rebelde defendido por 4000 hombres. Por su parte, el coronel Antonio Pinilla, jefe de la guarnición del puerto asturiano de Gijón, sublevó el día 20 de julio a sus tropas en favor del bando rebelde pero a diferencia de lo ocurrido en Oviedo, en Gijón los sublevados apenas sumaban unos 200 combatientes.
Una imprecisión entre los rebeldes de Gijón eliminó el factor sorpresa que había sido decisivo en Oviedo, pues la mañana del 19 de julio Pinilla intentó sacar a la calle una compañía de soldados sin advertir que su jefe inmediato era un oficial leal a la República, causando una confusión dentro de sus propios mandos subalternos. Por tal motivo desde la tarde del 19 las autoridades republicanas advirtieron que algunos militares pretendían tomar el control del puerto en apoyo del bando nacional, por lo cual las milicias anarquistas (formadas mayoremente por mineros) estaban alertas ante tales sospechas, temiendo una repetición de los sucesos de Oviedo ocurridos esa misma tarde.
El asedio
Cuando el coronel Pinilla declaró su adhesión a la revuelta en la mañana del 20 de julio y empezó a ocupar edificios públicos, se halló en gran inferioridad numérica ante las tropas leales a la República. En vista que las milicias de la UGT y CNT ya estaban armadas (aunque precariamente) desde el día anterior y estaban advertidas de una posible revuelta, era evidente que no existía factor sorpresa a favor de los sublevados, por lo cual numerosos soldados de la guarnición desistieron de secundar a Pinilla y se rindieron a las autoridades gubernamentales respaldadas por las milicias, quienes desde el inicio tenían una abrumadora superioridad numérica con la cual podían impedir todo intento de dominar la ciudad.
Pronto los rebeldes quedaron en grave inferioridad numérica y concentraron su resistencia en el Cuartel del Simancas, llamado así por ser sede del Regimiento Simancas N° 4, donde resisten poco menos de 200 rebeldes, junto con el más pequeño Cuartel del Zapadores (sede del regimiento homónimo). A pesar que las milicias republicanas tienen escasas armas, cuentan con grandes cantidades de dinamita que lanzan contra el cuartel durante sus ataques. El mando republicano determinó entonces suprimir la rebelión en Gijón, importante puerto sobre el Mar Cantábrico, antes que concentrar esfuerzos en los rebeldes de Oviedo, por lo cual los esfuerzos principales de las milicias asturianas se concentraron en los ataques contra el Cuartel del Simancas durante casi un mes.
Debido a la escasez de armas suficientes entre los republicanos, los ataques frontales al Cuartel del Simancas les causaron numerosísimas bajas los días 22, 23 y 24 de julio, pero éstas eran compensadas por la dinamita que se lograba lanzar contra los rebeldes y el hecho que éstos de ningún modo podían realizar una incursión exitosa debido a su inferioridad numérica, además de hallarse en un minúsculo enclave a docenas de kilómetros de la zona nacional, sin opción de ayuda rápida.
Los rebeldes pronto se vieron faltos de comida suficiente, y sobre todo de agua, a pesar de lo cual la resistencia prosiguió. Se cree que Pinilla, fiado en la propaganda radial nacionalista respecto del Alcázar de Toledo, esperaba también un inminente rescate por parte de tropas nacionalistas, sin considerar que, a diferencia del Alcázar, el Cuartel del Simancas era un edificio de tamaño medio que de ninguna manera estaba preparado para soportar un cerco prolongado.
Los ataques con dinamita, aunque causaban grandes bajas a los republicanos, provocaban también graves daños en el cuartel, junto con bajas que los rebeldes no podían compensar. El 29 de julio apareció ante Gijón el Crucero Almirante Cervera, ya en poder del bando nacional, pero sus cañoneos no bastaban para reducir los ataques al Cuartel del Simancas. El 1 de agosto se reinician los ataques de las milicias en Gijón hasta el día 5 y la aviación republicana bombardea el cuartel de los rebeldes el 2 de agosto, aumentando los daños. El 12 de agosto los milicianos de la República excavan un túnel subterráneo para tomar el Cuartel del Simancas definitivamente, combatiendo el día 15 contra los rebeldes que intentan impedirlo. Aún cuando el acorazado España y el destructor Velasco relevan al crucero Almirante Cervera la marina del bando nacional no puede auxiliar eficazmente a la cada vez más diminuta guarnición rebelde, carente de agua y comida, y atacada de nuevo con dinamita los días 16 y 20 de agosto. Finalmente, el día 21 las milicias logran entrar al Cuartel del Simancas y derrotan a los últimos defensores de la posición, ejecutando sumariamente en el mismo recinto a los oficiales sobrevivientes. En los últimos minutos el coronel Pinilla envía un mensaje radial a las unidades navales del bando nacional, que aún están frente a Gijón, ordenando que abran fuego sobre el cuartel indicando "Disparad sobre nosotros: el enemigo está dentro" antes de morir en el combate. Los buques sublevados no atienden el mensaje, considerándolo una treta de las milicias republicanas.
Consecuencias
A pesar de la derrota de los rebeldes en Gijón, el hecho que los mayores esfuerzos de las milicias se concentren en dicho puerto (y contra una guarnición muy pequeña) causó que los grandes ataques contra la guarnición sublevada de Oviedo (bastante más numerosa que la gijonesa) empezarán recién a mediados de agosto de 1936, con lo cual el avance de las tropas del bando nacional desde Galicia pudo ganar tiempo para socorrer a Oviedo. De hecho, las tropas rebeldes entrarían en Oviedo el 18 de octubre de 1936 pero no atacaron Gijón: este puerto fue tomado por los sublevados recién un año después, el 21 de octubre de 1937, cuando éste ya se había convertido en el último bastión republicano a orillas del Mar Cantábrico.
Notas
- ↑ En los primeros momentos de la Guerra, las fuerzas sublevadas no tenían una bandera diferente a la del resto del ejército. El 29 de agosto de 1936 un decreto de la Junta de Defensa Nacional (organismo que ostentaba la Jefatura del Estado en la zona nacional) restableció la bandera bicolor, roja y gualda.