Carlos Castilla del Pino
Carlos Castilla del Pino, neurólogo, psiquiatra y ensayista español nacido en 1922 en San Roque, Cádiz.
Biografía
Lector precoz, tuvo también una temprana vocación científica marcada por la admiración hacia Santiago Ramón y Cajal. Castilla comenzó su carrera docente, nada más terminar sus estudios, adscrito a la cátedra de Patología Médica del Dr. Cañizo, entre 1942 y 1943. Del 43 al 46, fue alumno interno del Departamento de Psiquiatría del Hospital Provincial de Madrid, que dirigía el profesor Juan José López Ibor. Allí conoció al neurólogo Manuel Peraita, que se había formado en Alemania con Föster, el gran maestro de la neurología germánica inmediatamente anterior a la Segunda Guerra Mundial, y Peraita fue uno de los maestros de Castilla del Pino. Desde el 46 hasta el 49 continuó en el mismo departamento, pero ya de médico interno, al tiempo que desde 1945 a 1949 fue también colaborador del Departamento de Histología del sistema Nervioso del Instituto Cajal de Madrid, que dirigía el profesor Sanz Ibáñez. Allí conoció a dos discípulos de Cajal, Jorge Francisco Tello y Fernando de Castro, de quienes tuvo ocasión de aprender la preparación en láminas muy extensas del córtex cerebral.
Su tesis doctoral la hizo con el catedrático de Oftalmología Dr. Buenaventura Carrera sobre "Fisiología y patología de la percepción óptica del movimiento" y fue leída el año 1947. Investigó por entonces la distinción de esquizofrenias encubiertas por otras patologías. Desde 1949 dirigió el Dispensario de Psiquiatría de Córdoba, donde también ejerció como catedrático de esta disciplina. En los veinte años que van del 1946 al 1966, dedicó gran parte de su tiempo a la investigación neuropatológica y publicó treinta trabajos, de los cuales veinte son de neurología patológica experimental; destaca un trabajo sobre La unidad sensoriomotriz en la esfera óptica, que se publicó el año 1946 en las prestigiosas Actas Lusoespañolas de Neurología y Psiquiatría. En algunos de ellos, por ejemplo Los dinamismos de la tristeza y de la inhibición en los enfermos depresivos, publicado en Archivos de Neurobiología el año 1966, se contienen ya los gérmenes de una nueva manera de entender la psiquiatría. En 1949 hizo unas oposiciones en las que fue nombrado jefe de los Servicios Provinciales de Psiquiatría e Higiene Mental de Córdoba, cargo en el que continuó hasta su jubilación en 1987.
Obra
Empezó a ser conocido con su libro Un estudio sobre la depresión. El siguiente, Fundamentos de antropología dialéctica, abrió un nuevo frente social en la psiquiatría y en la conciencia pública española señalando la importancia que en el desarrollo de las patologías y su curación tiene el contexto social y económico. El impacto de la obra se acusó en las nueve ediciones sucesivas que tuvo. Su segundo libro, La incomunicación, se publica en 1970 y tiene trece ediciones. Al año siguiente sus Cuatro estudios sobre la mujer y su Sexualidad y represión son también muy leídos. Son muchos otros los trabajos, algunos anteriores, que habría que mencionar a propósito de cuestiones tan interesantes como El proceso de degradación de las estructuras delirantes (1957), El discurso de la mentira (1988), De la intimidad (1989) y un sinfín de temas de evidente interés público. Otras obras responden a una preocupación científica básica, como la ya citada Foundations of dialectic Anthropology (1969), Introducción a la hermenéutica del lenguaje (1972), Una investigación de teoría psicopatológica (1984) o El delirio, un error necesario, que fue premio internacional de ensayo Jovellanos (1997), así como otras publicaciones que anuncian ya el giro claramente teorético que representa su Teoría de los sentimientos, una monografía importante que desde el año 2000 pasa ya de siete ediciones.
Sus méritos científicos, su talento como ensayista, el valor de su lenguaje y su testimonio de la España de posguerra a través de sus dos libros de memorias, Pretérito imperfecto. Autobiografía (1922-1949) (1997), IX premio Comillas, y Casa del olivo. Autobiografía (1949-2003) (2004) le han valido un puesto en la Real Academia de la Lengua Española.