Milagro de Empel
Milagro de Empel | ||||
---|---|---|---|---|
Guerra de los Ochenta Años Parte de guerra de los Ochenta Años | ||||
El milagro de Empel, por Augusto Ferrer-Dalmau (2015). | ||||
Fecha | Entre los días 6, 7 y 8 de diciembre de 1585 | |||
Lugar | Empel, Holanda, junto al río Mosa | |||
Coordenadas | 51°43′52″N 5°19′38″E / 51.73111111, 5.32722222 | |||
Resultado | Victoria española | |||
Beligerantes | ||||
| ||||
Comandantes | ||||
| ||||
Fuerzas en combate | ||||
| ||||
Bajas | ||||
| ||||
El llamado Milagro de Empel fue una batalla acaecida el 7 y 8 de diciembre de 1585 durante la Guerra de los Ochenta Años, en la que se enfrentaron un Tercio del ejército español, comandado Maestre de Campo Francisco Arias de Bobadilla, contra una flota de los rebeldes de los Estados Generales de los Países Bajos bajo mando del del almirante Philip of Hohenlohe-Neuenstein, a raíz del cual la Inmaculada Concepción fue proclamada patrona de los Tercios españoles y actual infantería española.
El milagro
De acuerdo con la tradición, el 7 de diciembre de 1585, el Tercio del Maestre de Campo Francisco Arias de Bobadilla, compuesta por unos cinco mil hombres, combatía en la isla de Bommel, situada entre los ríos Mosa y Waal, bloqueada por completo por la escuadra del almirante Filips van Hohenlohe-Neuenstein. La situación era desesperada para los Tercios españoles, pues, además del estrechamiento del cerco, había que sumarle la escasez de víveres y ropas secas.
El jefe enemigo propuso entonces una rendición honrosa pero la respuesta española fue clara: «Los infantes españoles prefieren la muerte a la deshonra. Ya hablaremos de capitulación después de muertos». Ante tal respuesta, Hohenlohe-Neuenstein recurrió a un método harto utilizado en ese conflicto: abrir los diques de los ríos para inundar el campamento enemigo. Pronto no quedó más tierra firme que el montecillo de Empel, donde se refugiaron los soldados del Tercio.
En ese crítico momento, de acuerdo con la tradición, un soldado del Tercio cavando una trinchera tropezó con un objeto de madera allí enterrado. Era una tabla flamenca con la imagen de la Inmaculada Concepción.
Anunciado el hallazgo, colocaron la imagen en un improvisado altar y el Maestre Bobadilla, considerando el hecho como señal de la protección divina, instó a sus soldados a luchar encomendándose a la Virgen Inmaculada:
Este tesoro tan rico que descubrieron debajo de la tierra fue un divino nuncio del bien, que por intercesión de la Virgen María, esperaban en su bendito día.[1]
Según indica la citada tradición, un viento completamente inusual e intensamente frío se desató aquella noche, helando las aguas del río Mosa. Los españoles, marchando sobre el hielo, atacaron por sorpresa a la escuadra enemiga al amanecer del día 8 de diciembre y obtuvieron una victoria tan completa que el almirante Hohenlohe-Neuenstein llegó a decir: «Tal parece que Dios es español al obrar, para mí, tan grande milagro».
Aquel mismo día, entre vítores y aclamaciones, la Inmaculada Concepción es proclamada patrona de los Tercios de Flandes e Italia.
Sin embargo, este patronazgo se consolidaría trescientos años después, luego de que la bula Ineffabilis Deus del 8 de diciembre de 1854 proclamase como dogma de fe católica la Concepción Inmaculada de la Virgen Santísima. El 12 de noviembre de 1892, a solicitud del Inspector del Arma de Infantería del Ejército de Tierra de España, por real orden de la Reina Regente doña María Cristina de Habsburgo, se:
Declara Patrona del Arma de Infantería a Nuestra Señora la Purísima e Inmaculada Concepción.Error en la cita: Parámetro inválido en la etiqueta<ref>
Véase también
Referencias
- ↑ Alonso Vázquez, «Los sucesos de Flandes y Francia del tiempo de Alejandro Farnesio».