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Filosofía

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Platón y Aristóteles, «Escuela de Atenas», Rafael

La te quiero natalia . (del griego antiguo φιλοσοφία < φιλεῖν fileîn, «amar» y σοφία sofía «sabiduría», amor a la sabiduría;[1]trans. en latín como philosophĭa)[2]​ es el estudio de una variedad de problemas fundamentales acerca de cuestiones como la existencia, el conocimiento, la verdad, la moral, la belleza, la mente y el lenguaje.[3][4][5]​ Al abordar estos problemas, la filosofía se distingue del misticismo, el esoterismo, la mitología y la religión por su énfasis en los argumentos racionales por sobre los argumentos de autoridad,[6]​ y de la ciencia porque generalmente realiza sus investigaciones de una manera no empírica,[7]​ sea mediante el análisis conceptual,[8]​ los experimentos mentales,[9]​ la especulación u otros métodos a priori, aunque sin desconocer la importancia de los datos empíricos.

La filosofía occidental ha tenido una profunda influencia y se ha visto profundamente influida por la ciencia, la religión y la política occidentales.[10][11]​ Muchos filósofos importantes fueron a la vez grandes científicos, teólogos o políticos, y algunas nociones fundamentales de estas disciplinas todavía son objeto de estudio filosófico. Esta superposición entre disciplinas se debe a que la filosofía es una disciplina muy amplia.

Etimología

Busto de Pitágoras, a quien se atribuye la invención de la palabra «filosofía».

La invención del término «filosofía» se suele atribuir al pensador y matemático griego Pitágoras de Samos,[12]​ aunque no se conserva ningún escrito suyo que lo confirme.[13]​ Según la tradición, hacia el año 530 a. C., el general León trató de sabio (σοφóς: sofos) a Pitágoras, el cual respondió que él no era un sabio, sino alguien que aspiraba a ser sabio, que amaba la sabiduría, un φιλο-σοφóς.

Admirado León de la novedad del hombre, le preguntó a Pitágoras quiénes eran, pues, los filósofos y qué diferencia había entre ellos y los demás; y Pitágoras respondió que le parecían cosas semejantes la vida del hombre y la feria de los juegos que se celebraba con toda pompa ante el concurso de Grecia entera; pues, igual que allí, unos aspiraban con la destreza de sus cuerpos a la gloria y nombre que da una corona, otros eran atraídos por el lucro y el deseo de comprar y vender. Pero había una clase, y precisamente la formada en mayor proporción de hombres libres, que no buscaban el aplauso ni el lucro, sino que acudían para ver y observaban con afán lo que se hacía y de qué modo se hacía; también nosotros, como para concurrir a una feria desde una ciudad, así habríamos partido para esta vida desde otra vida y naturaleza, los unos para servir a la gloria, los otros al dinero, habiendo unos pocos que, despreciando todo lo demás, consideraban con afán la naturaleza de las cosas, los cuales se llamaban afanosos de sabiduría, esto es, filósofos.
Cicerón, Cuestiones Tusculanas, Libro V, capítulos 7 a 11.[14]

Según Pitágoras, la vida era comparable a los juegos olímpicos, porque en ellos encontramos tres clases de personas: las que buscan honor y gloria, las que buscan riquezas, y las que simplemente buscan contemplar el espectáculo, los filósofos.

Años más tarde, Platón agregó más significado al término cuando contrapuso a los filósofos con los sofistas. Los filósofos eran quienes buscaban la verdad, mientras que los sofistas eran quienes arrogantemente afirmaban poseerla, ocultando su ignorancia detrás de juegos retóricos o adulación, convenciendo a otros de cosas infundadas o falsas, y cobrando además por enseñar a hacer lo mismo. Aristóteles adoptó esta distinción de su maestro, extendiéndola junto con su obra a toda la tradición posterior.[15]

El texto más antiguo que se conserva con la palabra «filosofía» se titula Tratado de medicina antigua, y fue escrito hacia el año 440 a. C. Allí se dice que la medicina «moderna» debe orientarse hacia la filosofía, porque solo la filosofía puede responder a la pregunta «¿qué es el hombre?».[13]

Ramas

Las ramas y los problemas que componen la filosofía han variado mucho a través de los siglos.[16][17]​ Por ejemplo, en sus orígenes, la filosofía abarcaba el estudio de los cielos que hoy llamamos astronomía, así como los problemas que ahora pertenecen a la física.[16]​ Teniendo esto en cuenta, a continuación se presentan algunas de las ramas centrales de la filosofía en el presente.

Metafísica

¿Cuáles son los principios y causas del mundo? Grabado de Camille Flammarion: L'Atmosphere: Météorologie Populaire (París, 1888).

La metafísica (del latín metaphysica, y este del griego μετὰ [τὰ] φυσικά, «después de la naturaleza»)[18]​ es la rama de la filosofía que estudia la estructura, componentes y principios fundamentales de la realidad.[19][20][21]​ Esto incluye la clarificación e investigación de algunas de las nociones fundamentales con las que comprendemos el mundo, como entidad, ser, existencia, objeto, propiedad, relación, causalidad, tiempo y espacio. Mario Bunge, filósofo de la ciencia declarado cientificista y uno de los científicos hispanohablantes más citados de la Historia[22]​, afirmaba que

“la metafísica[23]​ es la ciencia general”[24]
, así como que
“La ciencia, tanto básica como aplicada, trata con conceptos e hipótesis metafísicos: presupone ciertos principios ontológicos —de tipo heurístico, así como de tipo constitutivo— y es una poderosa fuente de conjeturas metafísicas. De hecho, algunas teorías son a la vez metafísicas y científicas”[25]
Junto con la lógica y la epistemología o gnoseología, la metafísica es la rama más básica de la filosofía. Ha sido estudiada por filósofos como Platón, Aristóteles, Agustín de Hipona, Boecio, Tomás de Aquino, Guillermo de Ockham, Descartes, John Locke, Nicolás Malebranche, Spinoza, Leibniz, Hume, Alfred North Whitehead, Martin Heidegger, Kurt Gödel, Karl Popper, Saul Kripke, David Lewis, etc.[26]

Antes del advenimiento de la ciencia moderna, muchos de los problemas que hoy pertenecen a las ciencias naturales eran estudiados por la metafísica bajo el título de filosofía natural.[27][28]​ Hoy la metafísica estudia aspectos de la realidad que son inaccesibles a la investigación empírica. Esto dará lugar en el siglo XX a la lectura heideggeriana de la metafísica occidental como ontoteología y, por lo tanto, a la necesidad de repensar la cuestión del ser desde el origen mismo de los pensadores presocráticos. Aristóteles designó la metafísica como «ciencia primera».[29]​ En la química se asume la existencia de la materia y en la biología la existencia de la vida, pero ninguna de las dos ciencias define la materia o la vida; solo la metafísica suministra estas definiciones básicas.[30]

La ontología es la parte de la metafísica que se ocupa de investigar qué entidades existen y cuáles no, más allá de las apariencias.[31][32]​ La metafísica tiene dos temas principales: el primero es la ontología, que en palabras de Aristóteles es la ciencia que estudia al ser en cuanto tal. El segundo es la teleología, que estudia los fines como causa última de la realidad. Existe, sin embargo, un debate que persiste aún hoy sobre la definición del objeto de estudio de la metafísica y sobre si sus enunciados tienen propiedades cognitivas.

Es difícil encontrar una definición adecuada de metafísica.[26]​ A lo largo de los siglos muchos filósofos han sostenido, de una manera u otra, que la metafísica es imposible.[33]​ Esta tesis tiene una versión fuerte y una versión débil.[33]​ La versión fuerte es que todas las afirmaciones metafísicas carecen de sentido o significado.[33]​ Esto depende por supuesto de una teoría del significado.[33]​ Los positivistas lógicos y Ludwig Wittgenstein fueron defensores explícitos de esta posición. Por otra parte, la versión débil es que si bien las afirmaciones metafísicas poseen significado, es imposible saber cuáles son verdaderas y cuáles falsas, pues esto va más allá de las capacidades cognitivas del ser humano.[33]​ Esta posición es la que sostuvieron, por ejemplo, David Hume e Immanuel Kant. Por otra parte, algunos filósofos han sostenido que el ser humano tiene una predisposición natural hacia la metafísica. Kant la calificó de «necesidad inevitable» y Arthur Schopenhauer incluso definió al ser humano como «animal metafísico».

Gnoseología

El experimento mental del cerebro en una cubeta pretende poner a prueba distintas teorías acerca del conocimiento.

La gnoseología (del griego γνωσις, gnōsis, «conocimiento» o «facultad de conocer», y λόγος, logos, «razonamiento» o «discurso»), también llamada teoría del conocimiento,[34]​ es la rama de la filosofía que estudia la posibilidad, el origen o medios, la naturaleza o esencia, y la fenomenología del conocimiento.[35][36]

La gnoseología no estudia los conocimientos particulares, como pueden ser los conocimientos de la física, de la matemática o del entorno inmediato, sino la naturaleza del conocimiento en general. Muchas ciencias particulares tienen además su propia filosofía, como por ejemplo la filosofía de la física, la filosofía de la matemática, la filosofía de la historia, etc. Otras disciplinas también se ocupan del conocimiento en general, pero desde otros puntos de vista. La psicología estudia los aspectos de la vida mental implícitos en el conocer, la lógica estudia la corrección o incorrección de los razonamientos que pueden implicar nuevos conocimientos, y la ontología o metafísica estudia la naturaleza de los objetos que se pueden conocer.

Los problemas en torno al conocimiento son centrales en la filosofía y su consideración se inicia con la filosofía misma, especialmente en el Teeteto de Platón. Prácticamente todos los grandes filósofos han contribuido a la gnoseología.[37]

Lógica

Esquema del modus ponens, una regla de inferencia fundamental de la lógica proposicional.

La lógica es una rama de la filosofía[38][39][40][41][42]​ de carácter interdisciplinario, entendida como la ciencia formal que estudia los principios de la demostración y la inferencia válida,[43]​ las falacias, las paradojas y la noción de verdad.[44]

La lógica se divide en varias categorías según su campo de estudio. La lógica filosófica estudia el concepto y la definición, la enunciación o proposición y la argumentación utilizando los métodos y resultados de la lógica moderna para el estudio de problemas filosóficos. La lógica matemática estudia la inferencia mediante sistemas formales como la lógica proposicional, la lógica de primer orden y la lógica modal. La lógica informal se enfoca en el desarrollo lingüístico de los razonamientos y sus falacias. La lógica computacional es la aplicación de la lógica matemática a las ciencias de la computación.

Los orígenes de la lógica se remontan a la Edad Antigua, con brotes independientes en China, India y Grecia. Desde entonces, la lógica tradicionalmente se considera una rama de la filosofía, pero en el siglo XX la lógica ha pasado a ser principalmente la lógica matemática, y por lo tanto ahora también se considera parte de las matemáticas, e incluso una ciencia formal independiente.

No existe un acuerdo universal sobre la definición exacta o los límites de la lógica.[45][46][47]​ Sin embargo, el ámbito de la lógica (interpretada en sentido amplio) incluye:

Históricamente, la lógica se ha estudiado principalmente en filosofía desde la antigüedad, en matemáticas desde mediados del siglo XIX y en informática desde mediados del siglo XX. Más recientemente, la lógica también se ha estudiado en lingüística y en ciencias cognitivas. En general, la lógica sigue siendo un área de estudio fuertemente interdisciplinaria.

Ética

La ética o filosofía moral es la rama de la filosofía que estudia la conducta humana,[48][49]​ lo correcto y lo incorrecto,[50][51]​ lo bueno y lo malo,[51]​ la moral,[52]​ el buen vivir,[53]​ la virtud, la felicidad y el deber. La ética contemporánea se suele dividir en tres ramas o niveles: la metaética estudia el origen, naturaleza y significado de los conceptos éticos, la ética normativa busca normas o estándares para regular la conducta humana y la ética aplicada examina controversias éticas específicas.[54][55]

Ética y moral son conceptos muy relacionados que a veces se usan como sinónimos, pero tradicionalmente se diferencian en que la ética es la disciplina académica que estudia la moral.[52]​ La ética no inventa los problemas morales, sino que reflexiona sobre ellos.[56]​ Las acciones relevantes para la ética son las acciones morales, que son aquellas realizadas de manera libre, ya sean privadas, interpersonales o políticas.[57]​ La ética no se limita a observar y describir esas acciones, sino que busca determinar si son buenas o malas, emitir juicio sobre ellas y así ayudar a encauzar la conducta humana.[58]

El estudio de la ética se remonta a los orígenes mismos de la filosofía en la Antigua Grecia, y su desarrollo histórico ha sido amplio y variado. A lo largo de la historia ha habido diversas maneras de entender la ética y distintas propuestas morales orientadoras de la vida humana.

Aunque la ética siempre fue una rama de la filosofía, su amplio alcance la conecta con muchas otras disciplinas, incluyendo la antropología, biología, economía, historia, política, sociología y teología.[59]

Estética

La estética (del griego αισθητικός, aisthetikós, «susceptible a ser percibido por los sentidos» y este de αισθάνεσθαι, aisthánesthai, «percibir») es la rama de la filosofía que estudia la esencia y la percepción de la belleza y el arte.[60][61]

Algunos autores definen la estética de manera más amplia, como el estudio de las experiencias estéticas y los juicios estéticos en general, y no solo los relativos a la belleza.[62]​ Cuando juzgamos algo como «bello», «feo», «sublime» o «elegante» (por dar algunos ejemplos), estamos haciendo juicios estéticos, que a su vez expresan experiencias estéticas.[62]​ La estética es el dominio de la filosofía, estudiando el arte y cualidades como la belleza; asimismo es el estudio de estas experiencias y juicios que suceden día a día en las actividades que realizamos, produciendo sensaciones y emociones ya sean positivas o negativas en nuestra persona. La estética busca el porqué de algunas cuestiones, por ejemplo, por qué algún objeto, pintura o escultura no resulta atractivo para los espectadores; por lo tanto el arte lleva relación con la estética ya que busca generar sensaciones a través de una expresión.

En otra acepción, la estética es el estudio de la percepción en general, sea sensorial o entendida de manera más amplia. Estos campos de investigación pueden coincidir, aunque no necesariamente es lo mismo.

La estética estudia las más amplias y vastas historias del conocimiento isabelino, así como las diferentes formas del arte. La estética, así definida, es el campo de la filosofía que estudia el arte y sus cualidades, tales como la belleza, lo eminente, lo feo o la disonancia. Es la rama de la filosofía que estudia el origen del sentimiento puro y su manifestación, que es el arte, se puede decir que es la ciencia cuyo objeto primordial es la reflexión sobre los problemas del arte, la estética analiza filosóficamente los valores que en ella están contenidos.

Desde que en 1750 (en su primera edición) y 1758 (segunda edición publicada) Alexander Gottlieb Baumgarten usara la palabra «estética» como ‘ciencia de lo bello, misma a la que se agrega un estudio de la esencia del arte, de las relaciones de esta con la belleza y los demás valores’. Algunos autores han pretendido sustituirla por otra denominación: «calología», que atendiendo a su etimología significa ciencia de lo bello (kalos, ‘bello’).

Al ser la estética también una reflexión filosófica sobre el arte, uno de sus problemas será el valor que se contiene en el arte; y aunque un variado número de ciencias puedan ocuparse de la obra de arte, solo la estética analiza filosóficamente los valores que en ella están contenidos. Por otro lado, filósofos como Mario Bunge consideran que la estética no es una disciplina.[63]​ Además Elena Oliveras, formada tanto en el campo filosófico como en el artístico, define el concepto de estética como la marca de Modernidad de su momento de la historia donde se realiza su nacimiento, donde se inaugura el principio de subjetividad.

Filosofía política

La filosofía política de John Locke y otros influyó en la redacción de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, que luego sirvió de modelo para muchos otros países.

La filosofía política es la rama de la filosofía que estudia cómo debería ser la relación entre las personas y la sociedad,[64]​ e incluye cuestiones fundamentales acerca del gobierno, la política, las leyes, la libertad, la igualdad, la justicia, la propiedad, los derechos, el poder político, la aplicación de un código legal por una autoridad, qué hace a un gobierno legítimo, qué derechos y libertades debe proteger y por qué, qué forma debe adoptar y por qué, qué obligaciones tienen los ciudadanos hacia un gobierno legítimo (si acaso alguna), y cuándo lo pueden derrocar legítimamente (si alguna vez).[65][66]​ Mientras la ciencia política investiga cómo fueron, son y serán los fenómenos políticos, la filosofía política se encarga de teorizar cómo deberían ser dichos fenómenos.[64][67]

En un sentido vernacular, el término «filosofía política» a menudo refiere a una perspectiva general, o a una ética, creencia o actitud específica, sobre la política que no necesariamente debe pertenecer a la disciplina técnica de la filosofía.[68]​ Charles Blattberg, que define la política como «responder a los conflictos con el diálogo», sugiere que las filosofías políticas ofrecen consideraciones filosóficas de ese diálogo.[69]

La filosofía política tiene un campo de estudio amplio y se conecta fácilmente con otras ramas y subdisciplinas de la filosofía, como la filosofía del derecho y la filosofía de la economía.[64]​ Se relaciona fuertemente con la ética en que las preguntas acerca de qué tipo de instituciones políticas son adecuadas para un grupo depende de qué forma de vida se considere adecuada para ese grupo o para los miembros de ese grupo.[64]​ Las mejores instituciones serán aquellas que promuevan esa forma de vida.[64]

En el plano metafísico, la principal controversia divisora de aguas es acerca de si la entidad fundamental sobre la cual deben recaer los derechos y las obligaciones es el individuo, o el grupo.[64]​ El individualismo considera que la entidad fundamental es el individuo, y por lo tanto promueven el individualismo metodológico.[64]​ El comunitarismo enfatiza que el individuo es parte de un grupo, y por lo tanto da prioridad al grupo como entidad fundamental y como unidad de análisis.[64]

Los fundamentos de la filosofía política han variado a través de la historia. Para los griegos la ciudad era el centro y fin de toda actividad política. En la Edad Media toda actividad política se centraba en las relaciones que debe mantener el ser humano con el orden dado por Dios. A partir del Renacimiento la política adopta un enfoque básicamente antropocéntrico. En el mundo moderno y contemporáneo surgen y conviven muchos modelos, que van desde los totalitarismos hasta los sistemas democráticos participativos (entre los cuales existen muchas variantes).

Algunos filósofos políticos influyentes fueron: en el Reino Unido, Thomas Hobbes, John Locke, Jeremy Bentham, John Stuart Mill y John Rawls; en Francia, Montesquieu, Jean-Jacques Rousseau y Voltaire; en Italia, Niccolo Machiavelli, Cesare Beccaria, Giambattista Vico y Giuseppe Mazzini; y en Alemania, Karl Marx y Friedrich Engels.

Filosofía del lenguaje

¿Cuál de estas figuras es kiki y cuál es bouba? El efecto bouba/kiki sugiere que la relación entre los sonidos y las cosas no siempre es completamente arbitraria.

La filosofía del lenguaje es la rama de la filosofía que estudia el lenguaje en sus aspectos más generales y fundamentales, como la naturaleza del significado y de la referencia, la relación entre el lenguaje, el pensamiento y el mundo, el uso del lenguaje (o pragmática), la interpretación, la traducción y los límites del lenguaje.

La filosofía del lenguaje se distingue de la lingüística en que se sirve de métodos no-empíricos (como experimentos mentales) para llegar a sus conclusiones.[70]​ Además, en la filosofía del lenguaje generalmente no se hace diferencia entre el lenguaje hablado, el escrito o cualquiera otra de sus manifestaciones, sino que se estudia aquello que es común a todas ellas. Por último, los lingüistas en general estudian el lenguaje con fines descriptivos, analizando sus formas, niveles y funciones. En cambio, el enfoque de los filósofos del lenguaje es más abstracto y desligado de la descripción práctica de los lenguajes particulares.

La semántica es la parte de la filosofía del lenguaje (y de la lingüística) que se ocupa de la relación entre el lenguaje y su significado o sentido.[71]​ Algunos problemas que caen bajo este campo son el problema de la referencia, la naturaleza de los predicados, de la representación y de la verdad.[71]​ En el Crátilo, Platón señaló que si la conexión entre las palabras y el mundo es arbitraria o convencional, entonces es difícil entender cómo el lenguaje puede permitir el conocimiento acerca del mundo.[71]​ Por ejemplo, es evidente que el nombre «Venus» pudo haber designado cualquier cosa, aparte del planeta Venus, y que el planeta Venus pudo haberse llamado de cualquier otra forma. Luego, cuando se dice que «Venus es más grande que Mercurio», la verdad de esta oración es convencional, porque depende de nuestras convenciones acerca de lo que significan «Venus», «Mercurio» y el resto de las palabras involucradas. En otro lenguaje, esas mismas palabras podrían, por alguna coincidencia, significar algo muy distinto y expresar algo falso. Sin embargo, aunque el significado de las palabras es convencional, una vez que se ha fijado su significado, parece que la verdad y la falsedad no dependen de convenciones, sino de cómo es el mundo. A este «fijar el significado» se lo suele llamar interpretación, y es uno de los temas centrales de la semántica.

Un problema ulterior en esta dirección es que si una interpretación se da en términos lingüísticos (por ejemplo: «Venus es el nombre del segundo planeta a partir del Sol»), entonces queda la duda de cómo deben interpretarse las palabras de la interpretación. Si se las interpreta por medio de nuevas palabras, entonces el problema resurge, y se hace visible una amenaza de regresión al infinito, de circularidad, o de corte arbitrario en el razonamiento (tal vez en palabras cuyo significado sea supuestamente autoevidente). Pero para algunos este problema invita a pensar en una forma de interpretación no lingüística, como por ejemplo el conductismo o la definición ostensiva.

La pragmática, por otra parte, es la parte de la filosofía del lenguaje que se ocupa de la relación entre los usuarios del lenguaje y el lenguaje.[72]​ Algunas de las cuestiones centrales de la pragmática son la elucidación del proceso de aprendizaje del lenguaje, de las reglas y convenciones que hacen posible la comunicación, y la descripción de los muchos y variados usos que se le da al lenguaje,[72]​ entre ellos: describir estados de cosas, preguntar, ordenar, bromear, traducir, suplicar, agradecer, maldecir, saludar, rezar, etc.[73]

Filosofía de la mente

Representación frenológica de las áreas cerebrales en correspondencia con las funciones mentales. La frenología fue uno de los primeros intentos de relacionar funciones mentales con partes específicas del cerebro.

La filosofía de la mente es la rama de la filosofía (en particular de la filosofía analítica) que estudia la mente, incluyendo las percepciones, sensaciones, emociones, fantasías, sueños, pensamientos y creencias.[74]​ Uno de los problemas centrales de la disciplina es determinar qué hace que todos los elementos de esta lista sean mentales, y otros no.[75]​ Además de las cuestiones ontológicas acerca de la naturaleza de los estados mentales, la filosofía de la mente estudia cuestiones epistemológicas en torno a la cognoscibilidad de la mente.

Tanto para la fenomenología como para la filosofía analítica, un candidato importante para ser una condición necesaria, aunque no suficiente, de todo fenómeno mental es la intencionalidad.[76]​ La intencionalidad es el poder de la mente de ser acerca de, de representar, o suplir cosas, propiedades o estados de cosas.[76]​ Por ejemplo, uno no recuerda simplemente, sino que recuerda algo, y tampoco quiere en abstracto, sino que quiere algo determinado. La propuesta de algunos filósofos es que todo lo que sea mental está «dirigido» hacia algún objeto, en el sentido más general de objeto, y que por lo tanto la intencionalidad es una característica necesaria, aunque no suficiente, de lo mental.

Otra característica importante y controversial de lo mental son los qualia, o propiedades subjetivas de la experiencia.[77]​ Cuando uno ve una nube, se pincha un dedo con un alfiler, o huele una rosa, experimenta algo que no se puede observar desde fuera, sino que es completamente subjetivo. A estas experiencias se las llama «qualia». Parte de la importancia de los qualia se debe a las dificultades que suscitan al fisicalismo para acomodarlos dentro de su concepción de lo mental.[77]​ Algunos neurocientíficos como Antonio Damasio, Gerald Edelman, Vilayanur Ramachandran y Rodolfo Llinás han abordado esta temática de la filosofía de la mente y sostienen que los qualia existen y no son eliminables y reemplazables por otra cosa como conductas o propiedades objetivas del cerebro observadas en imágenes de resonancia magnética.[78][79][80][81][82][83][84][85]

La filosofía de la mente se relaciona con la ciencia cognitiva de varias maneras.[86]​ Por un lado, las filosofías más racionalistas pueden considerarse como parte de las ciencias cognitivas.[86]​ En cambio, otras filosofías más naturalistas que dan énfasis a la biología y neurociencia critican a la ciencia cognitiva por suponer que lo mental es intelectual (lógico) o computacional o por equiparar a los seres vivos a artefactos mecánicos. Por ejemplo, algunos críticos señalan que la ciencia cognitiva descuida muchos factores relevantes para el estudio de lo mental, entre ellos las emociones, la conciencia, el cuerpo y el entorno.[78][79][86]

Algunos problemas centrales en la filosofía de la mente son el problema de la relación entre la mente y el cuerpo, el problema de la permanencia de la identidad personal a través del tiempo, y el problema del reconocimiento de otras mentes.[74]

Filosofía de la historia

En 1800, la Universidad de Berlín fue la primera universidad en acoger la disciplina de filosofía de la historia, introducida por Hegel a principios del siglo XIX

La filosofía de la historia es la rama de la filosofía que estudia la teleología, la epistemología y la metafísica de la historia y la historiografía.[87][88]

Su origen se encuentra en el proceso vivido entre los siglo XVIII y XIX,[89]​ gracias a los escritos de filósofos como Giambattista Vico, Georg Hegel y Voltaire, siendo este último quien acuñó el término. Pese a ello, elementos de la filosofía de la historia, presentes en las reflexiones sobre el tiempo y la historia misma, existen desde la Edad Antigua y la Edad Media tanto en la civilización islámica[90][91]​ como en la civilización China.[92]​ Aunque no es la norma, las filosofías de la historia en sus comienzos se preocuparon por una historia universal de carácter metafísico, es decir, buscaron un sentido para el rumbo de la humanidad generalmente de carácter eurocentrico.[93][94][95]

Con la incorporación de la filosofía analítica al débate en el siglo XX, se realizó una división de la filosofía de la historia en dos áreas: por un lado la filosofía especulativa o sustantiva de la historia y, por otro lado, la filosofía crítica o analítica de la historia. La primera está vinculada a filosofías de la historia de carácter metafísico, como la de Johann Herder, Immanuel Kant, Georg Hegel y Giambattista Vico; mientras que la segunda se relaciona a cuestiones epistemológicas y de metafísica analítica de la historia, como las realizadas por William Dray, Arthur Danto, Raymond Aron y Henri Marrou.[96][97][98][99][100][101]​ No obstante lo anterior, no existe un consenso sobre dicha distinción. Desde la filosofía continental se mantiene la convicción de que la filosofía de la historia sólo debe usarse para referirse a la filosofía especulativa de la historia; mientras que los conceptos de teoría de la historia, epistemología de la historia o historiología se deben usar para la filosofía crítica de la historia. También se ha propuesto hacer una distinción entre filosofía de la historia y filosofía de la historiografía las que corresponden a la filosofía especulativa y filosofía crítica de la historia respectivamente.[87]

Finalmente, una tercera corriente comienza a desarrollarse desde la segunda mitad del siglo XX con las tesis narrativas desarrolladas por Arthur Danto,[102]Hayden White,[103]Paul Ricoeur,[104]Louis O. Mink y Frank Ankersmit.[105]

Historia

La tradición filosófica occidental tiene una historia de más de 2500 años, desde la Antigua Grecia hasta nuestros días. A lo largo de ese tiempo, hubo una enorme cantidad de filósofos y movimientos filosóficos, demasiado numerosos para ser mencionados aquí. Lo que sigue es una mera caracterización de los distintos períodos de la historia de la filosofía occidental, incluyendo una mención a las principales figuras y corrientes de cada época.

Filosofía griega

La escuela de Atenas, de Rafael, representa a los filósofos, matemáticos y científicos más importantes de la Antigua Grecia.

La filosofía griega es un periodo de la historia de la filosofía comprendido, aproximadamente, entre el surgimiento de la filosofía occidental en la zona de Jonia a principios del siglo VI a. C. hasta la invasión de Macedonia por los romanos en 149 a. C. En ocasiones también se denomina filosofía clásica o filosofía antigua, si bien ese período puede incluir también la filosofía romana.

La filosofía griega se puede dividir en tres subperíodos: el de la filosofía presocrática, que va de Tales de Mileto hasta Sócrates y los sofistas, la filosofía griega clásica (Platón y Aristóteles), y el período post-aristotélico o helenístico. A veces se distingue un cuarto período que comprende a la filosofía cristiana y neoplatónica.[106]

La filosofía presocrática se caracterizó por una variedad de propuestas distintas sobre cómo entender el mundo y el lugar del hombre en él.[107]​ A causa de los avances culturales y el intenso contacto con las culturas vecinas, las ciudades del mundo griego comenzaron a criticar a la tradicional concepción mitológica del mundo, y buscaron una concepción alternativa, natural y unificada. El pensamiento de estos primeros physiólogoi solo nos llega a través de escritos fragmentarios y reportes de otros pensadores posteriores.[107]

Con la aparición de los sofistas a mitad del siglo IV a. C., el hombre pasó a ser el centro de las reflexiones filosóficas.[108]​ Los sofistas se ocuparon en particular de problemas éticos y políticos, como la cuestión de si las normas y los valores son dados naturalmente o son establecidos por los hombres. Al mismo tiempo, el ateniense Sócrates desarrolló y aplicó la mayéutica, un método por el cual conversaba con otras personas y las llevaba por medio de una serie de preguntas a revelar las contradicciones inherentes a sus posturas. Sus manifestaciones de independencia intelectual y su conducta no acomodada a las circunstancias, le valieron una sentencia de muerte por impiedad a los dioses y corrupción de la juventud.[109]

Debido a que Sócrates no dejó nada por escrito, su imagen fue determinada por su discípulo Platón. Sus obras en forma de diálogos constituyeron un punto central de la filosofía occidental. A partir de la pregunta socrática de la forma «¿Qué es X?» (¿Qué es la virtud? ¿Qué es la justicia? ¿Qué es el bien?), Platón creó los rudimentos de una doctrina de la definición. También fue autor de la teoría de las formas, que sirvió de base a la representación de una realidad con dos partes: el plano de los objetos perceptibles con nuestros sentidos frente al plano de las Formas solo accesibles al intelecto mediante abstracción. Solo el conocimiento de estas Formas nos brinda una comprensión más profunda de la totalidad de la realidad.

Aristóteles, discípulo de Platón, rechazó la teoría de las Formas como una innecesaria «duplicación del mundo». La distinción entre forma y materia es uno de los rasgos principales de la metafísica de Aristóteles.[110]​ Su escuela comenzó a clasificar toda la realidad —tanto la naturaleza como la sociedad— en los diversos campos del conocimiento, a analizarlos y ordenarlos científicamente. Además, Aristóteles creó la lógica clásica del silogismo y la filosofía de la ciencia. Con esto, estableció algunos de los supuestos filosóficos fundamentales que fueron decisivos hasta la modernidad.

En la transición del siglo V a. C. al siglo III a. C., tras la muerte de Aristóteles y la decadencia de las polis, las guerras entre los reyes helénicos por suceder a Alejandro Magno volvieron la vida problemática e insegura.[111]​ Surgieron entonces en Atenas dos escuelas filosóficas que, en una clara oposición a la Academia platónica y al Liceo aristotélico, pusieron la salvación individual en el centro de sus preocupaciones. Para Epicuro y sus seguidores, por un lado, así como para los estoicos alrededor de Zenón de Citio, por otro lado, la filosofía servía principalmente para alcanzar con medios éticos el bienestar psicológico o la paz. Mientras tanto, los seguidores del escepticismo pirrónico negaron la posibilidad de juicios seguros y de conocimientos indudables.

Filosofía medieval

La filosofía medieval es todo el conjunto de corrientes de pensamiento y tratados filosóficos medievales que se desarrollaron desde la caída del Imperio romano (476 d. C.) hasta el Renacimiento (siglos XV y XVI).[112]​ La principal búsqueda de la filosofía medieval era la cohesión de las creencias heredadas de la filosofía clásica con los dogmas del cristianismo, aunque también hubo aportes muy importantes de las creencias judías e islámicas.

Filosofía renacentista

El Hombre de Vitruvio, de Leonardo Da Vinci, resume varias ideas del pensamiento renacentista.

La filosofía renacentista, o filosofía del Renacimiento, es la filosofía que se desarrolló principalmente entre los siglos XV y XVI, comenzando en Italia y avanzando hacia el resto de Europa.

En el Renacimiento, la filosofía todavía era un campo muy amplio que abarcaba los estudios que hoy se asignan a varias ciencias distintas,[113]​ así como a la teología. Teniendo eso en cuenta, los tres campos de la filosofía que más atención y desarrollo recibieron fueron la filosofía política, el humanismo y la filosofía natural.[113]

En la filosofía política, las rivalidades entre los estados nacionales, sus crisis internas y el comienzo de la colonización europea de América renovaron el interés por problemas acerca de la naturaleza y moralidad del poder político, la unidad nacional, la seguridad interna, el poder del Estado y la justicia internacional.[113]​ En este campo destacaron los trabajos de Nicolás Maquiavelo, Jean Bodin y Francisco de Vitoria.[113]

El humanismo fue un movimiento que enfatizó el valor y la importancia de los seres humanos en el universo,[113]​ en contraste con la filosofía medieval, que siempre puso a Dios y al cristianismo en el centro. Este movimiento fue, en primer lugar, un movimiento moral y literario, protagonizado por figuras como Erasmo de Róterdam, Santo Tomás Moro, Bartolomé de las Casas y Michel de Montaigne.[113]

La filosofía de la naturaleza del Renacimiento quebró con la concepción medieval de la naturaleza en términos de fines y ordenamiento divino, y comenzó a pensar en términos de fuerzas, causas físicas y mecanismos.[113]​ Hubo además un retorno parcial a la autoridad de Platón por sobre Aristóteles, tanto en su filosofía moral, en su estilo literario como en la relevancia dada a la matemática para el estudio de la naturaleza.[113]Nicolás Copérnico, Giordano Bruno, Johannes Kepler, Leonardo da Vinci y Galileo Galilei fueron precursores y protagonistas en esta revolución científica, y Francis Bacon proveyó un fundamento teórico para justificar el método empírico que habría de caracterizar a la revolución. Por otra parte, en la medicina, el trabajo de Andreas Vesalius en anatomía humana revitalizó la disciplina y brindó más apoyo al método empírico.[113]​ La filosofía de la naturaleza renacentista tal vez se explica mejor por dos proposiciones escritas por Leonardo da Vinci en sus cuadernos:

  • Todo nuestro conocimiento tiene sus orígenes en nuestras percepciones.
  • No hay certeza en la que no se puedan usar ninguna de las ciencias matemáticas ni ninguna de las ciencias derivadas de las ciencias matemáticas.

De manera similar, Galileo basó su método científico en experimentos, pero también desarrolló métodos matemáticos para su aplicación a problemas de física, un ejemplo temprano de física matemática. Estas dos formas de concebir el conocimiento humano formaron el fondo para el inicio del empirismo y el racionalismo, respectivamente.[113]

Otros filósofos del renacimiento influyentes fueron Pico della Mirandola, Nicolas de Cusa, Michel de Montaigne, Francisco Suárez, Erasmo de Róterdam, Pietro Pomponazzi, Bernardino Telesio, Johannes Reuchlin, Tommaso Campanella, Gerolamo Cardano y Luis Vives.

Filosofía moderna

René Descartes, padre de la filosofía moderna.[114][115]

La filosofía moderna es aquella filosofía desarrollada durante la Edad Moderna y asociada con la modernidad. No es una doctrina concreta o escuela (por lo que no debe ser confundida con movimientos específicos como el Modernismo), a pesar de que muchos autores de esta era comparten ciertos supuestos comunes, lo cual ayuda para distinguirla de filosofía anterior y posterior.[116]

Los siglos XVII y principios del XX marcan aproximadamente el principio y el final de la filosofía moderna. Cuánto del Renacimiento debe incluirse es una cuestión de disputa; del mismo modo, la modernidad puede o no haber terminado en el siglo XX y haber sido reemplazada por la postmodernidad. La forma en que uno decida estas cuestiones determinará el alcance de su uso del término "filosofía moderna".

Filosofía contemporánea

Friedrich Nietzsche criticó la metafísica y la objetividad del conocimiento y la razón del pensamiento dominante filosófico occidental.[117][118]​ Pintura de Edvard Munch.

La filosofía contemporánea es el período actual de la historia de la filosofía. Por extensión, se llama también con este nombre a la filosofía producida por filósofos que aún están vivos. Es el período que sigue a la filosofía moderna, y su inicio se suele fijar a finales del siglo XIX o principios del siglo XX.

Las tradiciones filosóficas más significativas y abarcadoras del siglo XX fueron la filosofía analítica en el mundo anglosajón, y la filosofía continental en la Europa continental.[119]​ El siglo XX también vio el surgimiento de nuevas corrientes filosóficas, como el positivismo lógico, la fenomenología, el existencialismo, el postestructuralismo, el materialismo filosófico o el actualismo.

En este período la mayoría de los filósofos más importantes trabajaron desde las universidades, especialmente en la segunda mitad del siglo.[119]​ Algunos de los temas más discutidos fueron la relación entre el lenguaje y la filosofía (este hecho a veces es llamado «el giro lingüístico»). Los principales exponentes de este «giro» fueron Martin Heidegger en la tradición continental y Ludwig Wittgenstein en la tradición analítica.[120]

Iconología

Personificación de la filosofía, por Eduard Lebiedzki, tras un diseño de Karl Rahl.

Alfanio hace a la filosofía hija de la Experiencia y de la Memoria. Se representa como una mujer de aspecto grave en actitud retórica y con la frente majestuosa ceñida de una preciosa diadema. Está sentada en un sillón de mármol blanco en cuyos brazos hay esculpidas las imágenes de fecunda naturaleza. Esta figura simbólica tiene dos libros, en uno de los cuales se lee naturalis y en el otro moralis. Rafael autor de esta idea ha querido con ella indicarnos los cuatro elementos, objeto de las investigaciones filosóficas, valiéndose de los diversos colores que ha dado a los ropajes con que la viste. El manto de color azul que cubre las espaldas, designa el aire; la túnica encarnada, el fuego; el ropaje de azul celeste que cubre sus rodillas, el agua; y el de color amarillo que le llega basta los pies, la tierra. Dos genios que coloca cerca de la figura principal sostienen esta inscripción Causarum cognitio: el conocimiento de las causas.[121]

Boecio en el retrato que ha tratado de la filosofía le pone en una mano algunos libros y en la otra un cetro. En el extremo de su ropaje hay una letra griega y en el estómago otra que designan, la primera la teoría y la segunda la práctica, para dar a entender que la filosofía debe ser activa y especulativa. Luego, finge que esta imagen simbólica se le ha presentado bajo los rasgos de una mujer que con rostro radiante y ojos llenos de fuego anuncia algo de divino: que su talla parece igual a la de la especie humana y finalmente, que algunas veces levanta la cabeza hacia los cielos y se oculta a la vista de los débiles mortales.[121]

Cochin la representa como una mujer hermosa, reflexiva, vestida sencillamente, con un cetro en una mano y un libro en la otra, la hace trepar un monte áspero y pedregoso, haciéndola apoyar en el freno de la razón.[121]

Bernard Picart en un asunto alegórico pinta la armonía de la religión con la filosofía, su figura simbólica tiene diferentes atributos, los cuales caracterizan las cuatro partes. Está coronada de estrellas para designar la física y un cetro que lleva en su mano izquierda indica la moral; dos genios colocados cerca de ella el uno lleva una serpiente mordiéndose la cola símbolo de la eternidad y esto anuncia la metafísica; el otro, una piedra de toque para expresar la lógica, cuyo objeto es el de distinguir lo verdadero de lo falso.[121]

Véase también

Notas y referencias

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Bibliografía

  • Fraile O.P., Guillermo; Urdánoz O.P., Teófilo (1997-2013). Historia de la Filosofía. 9 Vol.: I: Grecia y Roma; II.1ª: El cristianismo y la filosofía patrística. Primera escolástica; II.2ª: Filosofía judía y musulmana. Alta escolástica: desarrollo y decadencia; III: Del Humanismo a la Ilustración (siglos XV-XVIII); IV: Siglo XX: Kant, idealismo y espiritualismo; V: Socialismo, materialismo y positivismo. Kierkegaard y Nietzsche; VI: De Bergson al final del existencialismo; VII: Siglo XX: Filosofía de las ciencias, neopositivismo y filosofía analítica;. VIII: Siglo XX: Neomarxismos. Estructuralismo. Filosofía de inspiración cristiana. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos. ISBN 9788479141486. 
  • Historia de la filosofía, Florencio Benítez González. Ediciones Quinto Sol, Textos Universitarios. Méxco, D.F., 2003.
  • Izuzquiza Otero, Ignacio; Corellano Aznar, Luis; Frechilla García, Ana Rosa; Peña Calvo, José Vicente; Villamayor Lloro, Santiago (2008). «La Filosofía y el ser humano». En Achón, Elena; Álvarez, Gema, eds. Filosofía y ciudadanía (Manuel Andaluz edición). Madrid: Grupo Anaya Sociedad Anónima. La Filosofía. ISBN 9788466773195. 

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