Remís
Un remís (del francés remise, elipsis de "voiture de remise", coche de alquiler que se estaciona en un garage (="remise"), más lujoso que el que se estaciona afuera[1]) es un servicio de transporte privado usado en Argentina, Paraguay, Uruguay y recientemente también en Bolivia. Es un automóvil con conductor (denominado remisero) que se alquila para llevar pasajeros. Normalmente se alquila para recorrer trayectos cortos o medianos dentro de las poblaciones, aunque a veces se los utiliza para viajes largos, o para varios viajes dentro de una misma zona pero durante toda una jornada laboral.
Historia
El comienzo del remís en Argentina data de 1947, auge de la noche porteña y donde era muy difícil conseguir un medio de locomoción a la salida de los teatros. Uno de los lugares más concurridos era "La Lechería", ubicada en Talcahuano al 700, frente a la Plaza de Tribunales. Ante la falta de taxímetros comenzaron a ofrecer sus servicios vehículos particulares que hacían punto de encuentro en la puerta de este famoso local.
En el año 1952 "La Lechería" cierra, y este grupo de chóferes particulares inaugura en el mismo local la primera agencia de remises con el nombre de "Turismo Talcahuano", teniendo la habilitación № 1. En 1956 comienza a funcionar "Flota BUIC" en la calle Libertad al 700, en la otra cara de la Plaza Lavalle, con la habilitación № 2. En una competencia comercial, ambas empresas comienzan a mejorar los servicios, brindando día a día una diferenciación con el taxi y captando un público más elitista. También se utiliza el remís para los servicios de casamiento y fúnebres, reemplazando a las antiguas carrozas.
Características
La principal diferencia entre los remises y los taxis es que estos tienen la obligación de parar en la vía pública a pasajeros ocasionales, su cantidad suele ser limitada por el Gobierno; en cambio, los remises se toman en la agencia o se piden por teléfono. Los remises, a su vez, pueden no tener un color especial ni un letrero. En muchos lugares los remises son un servicio de una calidad más alta que los taxis, con más comodidades. Sin embargo, en algunos lugares, la mala situación económica y la falta de control del Estado ya sea provincial o municipal, ha convertido a los remises informales en competencia desleal para el transporte público, dado que no sólo afecta la actividad del taxi, sino que pone en desventaja económica a las empresas de remís que respetan las normas, cumplen medidas de seguridad y abonan impuestos.
Al no ser sublicenciatarios del Gobierno, los remises fijan su tarifa independientemente, sujeta sólo por las leyes de oferta y demanda. Además de los costos de la tarifa, también puede cambiar la forma en la que se cobra: puede cobrarse por zonas, con un mínimo, etc. A diferencia de los taxis, en los viajes de remís la espera se calcula manualmente, y sólo cuando el vehículo se ha detenido completamente por más de unos minutos. Finalmente, mientras que los taxis se encuentran recorriendo constantemente la ciudad, los remises se hallan estacionados frente a una agencia esperando ser llamados o partir de allí mismo.