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O Magnum Mysterium

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O Magnum Mysterium es un canto responsorial que forma parte de los Maitines de Navidad. A parte de su versión en canto gregoriano, muchos compositores han trabajado sobre el texto, adaptándolo y modernizándolo. Entre ellos destacan las figuras de Byrd, Palestrina, Morales, Lauridsen, Busto, Miskinis o, sobre todo, Tomás Luis de Victoria, el célebre polifonista abulense.

Texto


Texto latino

O magnum mysterium,
et admirabile sacramentum,
ut animalia viderent Dominum natum,
jacentem in praesepio!
Beata Virgo, cujus viscera
meruerunt portare
Dominum Christum.
Alleluia.


Traducción al español
¡Oh gran misterio,
y maravilloso sacramento,
que los animales deben ver al recién nacido Señor,
acostado en un pesebre!
Bienaventurada la Virgen, cuyo vientre
fue digno de llevar
a Cristo el Señor.
Aleluya.

Història

La primera parte del texto menciona los animales presentes en el nacimiento de Jesús, y como el recién nacido se encuentra acostado en un pesebre. La referencia a los animales acompañando a Jesús se puede encontrar en el Libro de Isaías:

El buey conoce á su dueño, y el asno el pesebre de su señor: Israel no conoce, mi pueblo no tiene entendimiento..

Es en el Evangelio apócrifo del pseudo-Mateo donde se sitúan explícitamente los dos animales dentro de la escena de la Natividad:

El tercer día después del nacimiento del Señor, María salió de la gruta, y entró en un establo, y deposité al niño en el pesebre, y el buey y el asno lo adoraron. Entonces se cumplió lo que había anunciado el profeta Isaías: El buey ha conocido a su dueño y el asno el pesebre de su señor.

En el Evangelio de Lucas, donde la escena de la natividad se describe tal como se conoce tradicionalmente, no se mencionan los animales, pero si que aparece el pesebre:

Y parió á su hijo primogénito, y le envolvió en pañales, y acostóle en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.

Esta imagen se extendió a partir del siglo XIII cuando se incluye en la colección Leyenda Aurea. Se convirtió en el símbolo más popular del misterio de la Encarnación y de la humillación de Dios (Filipenses 2,6-7).

La aparición de la palabra sacramento no se debe confundir con el uso actual que le atribuye el cristianismo para referirse a los ritos ceremoniales destinados a buscar la conjunción con Dios. En este texto, sacramento indica la presencia operativa de Dios revelado en Jesús.

La segunda parte del responsorio se refiere a las palabras de Isabel cuando acoge a María durante la Visitación (Lucas 1,39-45).

Véase también

Enlaces externos