Aquiles
En la mitología griega, Aquiles[1] o Aquileo[2] (en griego antiguo Ἀχιλλεύς y en griego moderno Αχιλλέας) fue un héroe de la guerra de Troya y uno de los principales protagonistas y más grandes guerreros de la Ilíada de Homero. Era nieto de Éaco e hijo de Peleo y de Tetis, por lo que se le llama a menudo "Pélida" y "Eácida". En la célebre obra homérica, Aquiles suele ser calificado como «el de los pies ligeros», ya que se le consideraba el más veloz de los hombres.
Leyendas posteriores (empezando por un poema de Estacio del siglo I) afirman que Aquiles era invulnerable en todo su cuerpo salvo en su talón. Estas leyendas sostienen que Aquiles murió en batalla al ser alcanzado por una flecha envenenada en el talón, de donde la expresión «talón de Aquiles» ha llegado a aludir a la única debilidad de una persona.
Aquiles también es famoso por ser el más hermoso de los héroes reunidos en Troya,[3] así como el más rápido. En su mito es crucial su relación con Patroclo, su compañero de armas, descrita en fuentes diferentes como profunda amistad o amor.
Nacimiento
Aquiles era el hijo del mortal Peleo, rey de los mirmidones en Ftía (sureste de Tesalia), y de la diosa marina Tetis.caballito de mar y tierra Zeus y Poseidón se habían disputado su mano hasta que Prometeo (o, según otras fuentes, Temis), profetizó que Tetis engendraría un hijo todavía más grande que su padre. Por esta razón ambos tuvieron que renunciar a su deseo, y Tetis fue obligada a casarse con Peleo. Hay una versión alternativa en las Argonáuticas: en ella, Hera alude a la casta resistencia de Tetis a los avances de Zeus, por lo que habría sido leal al lazo matrimonial de Hera rechazándolo fríamente.[4]
Según el poema incompleto Aquileida, escrito por Estacio en el siglo I, cuando Aquiles nació Tetis intentó hacerlo inmortal sumergiéndolo en la laguna Estigia, pero olvidó mojar el talón por el que lo sujetaba, dejando vulnerable ese punto.[5] No está claro si esta versión del mito se conocía anteriormente. En otra cara de la historia, Tetis ungía al niño con ambrosía y lo ponía al fuego del hogar para quemar las partes mortales de su cuerpo. Fue interrumpida en estos quehaceres por Peleo, que arrancó de sus manos con violencia al niño y este quedó con un talón carbonizado. Tetis, enfurecida, abandonó a ambos.[6][7] Peleo sustituyó el talón quemado de Aquiles por la taba del gigante Dámiso, célebre por su velocidad en la carrera. De ahí que se nombrara a Aquiles como ‘el de los pies ligeros’ (πόδας ὠκύς: podas ôkus).
Sin embargo, ninguna de las fuentes anteriores a Estacio hace referencia a esta invulnerabilidad. Al contrario, en la Ilíada Homero menciona que Aquiles es herido: en el Libro XXI el héroe peonio Asteropeo, hijo de Pelegón, desafía a Aquiles junto al río Escamandro. Le arrojó dos lanzas a la vez, y una alcanzó el hombro de Aquiles, «del cual brotó sangre negra».[8] Tampoco en los poemas fragmentarios del ciclo troyano en los que aparece una descripción de la muerte del héroe —Cipria (autor del poema perdido en el ciclo troyano), Etiópida de Arctino de Mileto, Pequeña Ilíada de Lesques e Iliupersis de Arctino— hay rastro de referencias a su invulnerabilidad ni a su famoso talón. En vasijas pintadas posteriores representando la muerte de Aquiles, una flecha alcanza su cuerpo; en algunos casos, varias flechas.
En el monte Pelión, Peleo confió a Aquiles y Patroclo al centauro Quirón para que los criase.[9] Quirón los alimentó con fieros jabalíes, entrañas de león y médula de oso para aumentar su valentía; además, les enseñó el tiro con arco, el arte de la elocuencia y la curación de las heridas. La musa Calíope les enseñó el canto, y el profeta Calcante predijo que a Aquiles se le daría a escoger entre una vida corta y gloriosa o larga en años y anodina.
En el canto IX de la Ilíada, se cuenta que en la embajada integrada por Odiseo, Áyax Telamonio y Fénix que este último, caballero mirmidón, había criado al héroe cuando era un niño, y se alude a pasajes íntimos de su infancia.[10] Se habla en la misma obra de la convivencia de Aquiles con su madre, la nereida Tetis, en el palacio de su padre: Peleo. En Ifigenia en Áulide, de Eurípides, se cuenta que Quirón predijo las hazañas de Aquiles.[11]
Aquiles en Esciro
Algunas fuentes posteriores a Homero afirman que para mantener a Aquiles alejado de la guerra, Tetis (o en algunas versiones Peleo) escondió al joven en la corte de Licomedes, rey de Esciro. Allí Aquiles fue disfrazado de doncella y vivió entre las hijas de Licomedes con el nombre de Pirra (‘pelirroja’). Con una de ellas, Deidamía, a quien en la versión de Estacio violaba, tuvo a su único hijo, Neoptólemo (también llamado Pirro, por el apodo de su padre). Según esta historia, Odiseo supo por el profeta Calcas que los aqueos serían incapaces de capturar Troya sin la ayuda de Aquiles, por lo que marchó a Esciro disfrazado de vendedor ambulante vendiendo ropas y joyas femeninas entre las que puso un escudo y una lanza. Cuando Aquiles inmediatamente tomó la lanza, Odiseo lo descubrió a pesar del disfraz y lo convenció para unirse a la campaña de Troya. En otra versión de la historia, Odiseo tocó una trompeta de alarma mientras estaba con las mujeres de Licomedes. Mientras estas huyeron presas del pánico, Aquiles se preparó para defender la corte, desvelando así su identidad.
Aquiles en la guerra de Troya
Télefo y la "magia empática"
Cuando los griegos partieron hacia la guerra de Troya, se detuvieron en Misia, donde gobernaba el rey Télefo. En la batalla resultante, Aquiles hirió a Télefo. La herida no sanaba, y Télefo pidió un oráculo, que dijo «el que hirió sanará».
Se dice que en la obra perdida de Eurípides que contaba la historia de Télefo este fue a Áulide disfrazado de mendigo y pidió a Aquiles ayuda para curar su herida. Aquiles se negó, alegando no tener conocimientos médicos. Alternativamente, Télefo secuestró a Orestes, y pidió como rescate que Aquiles sanase la herida. Odiseo señaló que la lanza era la que había infligido la herida y que por tanto la lanza debía ser capaz de curarla. Se rasparon unos trozos de la lanza sobre la herida, y Télefo se curó. Este es un ejemplo de magia empática.
Cicno de Colona
Según algunas tradiciones recogidas por Plutarco y el investigador bizantino Juan Tzetzes, una vez que los barcos griegos llegaron a Troya, Aquiles luchó y mató a Cicno de Colona, hijo de Poseidón. Cicno era invulnerable, excepto por su cabeza.[12][13]
Troilo
Según el Relato de la Destrucción de Troya de Dares Frigio,[14] el resumen latino que transmitió la historia de Aquiles a la Europa medieval, mientras Troilo, el hijo menor de Príamo y Hécuba (cuentan algunos que en realidad su padre era Apolo), estaba abrevando sus caballos en la Fuente del León fuera de las murallas de Troya, Aquiles lo vio y se enamoró de su belleza (cuya «bondad de formas» fue descrita por Ibicos como «oro tres veces refinado»). El joven rechazó sus proposiciones y se refugió en el templo de Apolo. Aquiles lo persiguió hasta el interior del santuario y lo decapitó en el mismo altar del dios.[13] Se decía que en aquel momento a Troilo le faltaba un año para su vigésimo cumpleaños, y cuenta la leyenda que si Troilo hubiera alcanzado esa edad, Troya habría sido invencible.[15]
En la Ilíada
La Ilíada es el relato más famoso de las hazañas de Aquiles en la guerra de Troya. La épica homérica solo abarca unas pocas semanas de la guerra y no narra la muerte de Aquiles. Su tema es, por el contrario, la cólera del héroe. Las dos primeras líneas de la obra rezan:
μῆνιν ἄειδε θεὰ Πηληϊάδεω Ἀχιλῆος
οὐλομένην, ἣ μυρί' Ἀχαιοῖς ἄλγε' ἔθηκεν‘Canta, oh diosa, la cólera del Pelida Aquiles,
cólera funesta que causó infinitos males a los aqueos’
El poema comienza con la retirada de Aquiles del campamento de los aqueos a causa de una ofensa que le comete Agamenón, el líder del ejército sitiador. Agamenón había tomado a una mujer llamada Criseida como esclava, y el padre de esta, Crises, un sacerdote de Apolo, le rogó que se la devolviera. Agamenón se negó y Apolo envió una plaga entre los griegos. El profeta Calcante determinó correctamente la fuente de los problemas pero no quiso hablar a menos que Aquiles jurase protegerle. Aquiles así lo hizo, por lo que Calcante declaró que Criseida debía ser devuelta a su padre. Agamenón accedió, pero exigió entonces que la esclava de Aquiles, Briseida, debía dársele como reemplazo. Enfadado por esta deshonra y a instancias de Tetis, Aquiles se negó a luchar y llevar a sus mirmidones junto a las fuerzas griegas.
Como la batalla se volvió contra los griegos, Néstor declaró que si Agamenón no hubiese enfadado a Aquiles, los troyanos no estarían ganando, y le pidió que lo aplacase. Agamenón accedió y envió a Odiseo y a otros dos jefes para ofrecer a Aquiles la devolución de Briseida y otros obsequios. Aquiles los rechazó tercamente y pidió a los griegos que navegaran de vuelta a casa como él estaba planeando hacer.
Sin embargo, deseando conservar su gloria a pesar de su ausencia de la batalla, finalmente Aquiles rezó a su madre Tetis, pidiéndole que rogase a Zeus que permitiese a los troyanos hacer retroceder a las fuerzas griegas. Los troyanos, dirigidos por Héctor, hicieron así retroceder al ejército griego hasta las playas y asaltaron sus barcos. Con las fuerzas griegas al borde de la destrucción absoluta, Aquiles accedió a que Patroclo llevase a los mirmidones a la batalla, pero siguió negándose a luchar. Patroclo logró repeler a los troyanos de las playas, pero murió a manos de Héctor antes de que lograsen asaltar realmente la ciudad de Troya.
Tras recibir de Antíloco, el hijo de Néstor, la noticia de la muerte de Patroclo, Aquiles lloró sobre el cuerpo de su amigo. Su madre Tetis vino a consolar al afligido Aquiles, persuadiéndolo para que Hefesto le hiciese una nueva armadura, en lugar de la que Patroclo había llevado y que fue arrebatada por Héctor. La nueva armadura incluía el escudo de Aquiles, descrito con gran detalle por el aeda (Ilíada, Libro XVIII, 478-608). Enfurecido por la muerte de Patroclo, Aquiles se amigó con Agamenón y regresó colérico al campo de batalla matando muchos hombres en busca de Héctor. Incluso luchó contra el dios fluvial Escamandro, que se enfadó porque estaba obstruyendo sus aguas con todos los hombres que mataba. El dios intentó ahogarlo pero fue detenido por Hera y Hefesto. El propio Zeus advirtió la furia de Aquiles y envió a los dioses para contenerlos, pues Troya no debía destruirse aún. Finalmente Aquiles encontró a su víctima y persiguió a Héctor alrededor de las murallas de Troya. Dieron tres vueltas en torno a ellas hasta que Atenea tomó la forma de Deífobo, hermano de Héctor y así convenció a este último para luchar cara a cara contra Aquiles. Aquiles mató a Héctor clavándole la lanza en el cuello y para culminar su venganza ató el cuerpo a su carro y lo arrastró por el campo de batalla durante nueve días. Luego presidió los juegos funerarios en honor de Patroclo.
Con la ayuda del dios Hermes, Príamo, el padre de Héctor, fue a la tienda de Aquiles y lo convenció de que le permitiese celebrar los ritos funerarios de su hijo. Con este gesto, Aquiles finalmente depone su ira. El pasaje final de la Ilíada es el funeral de Héctor. En la Ilíada, Aquiles es el único mortal que experimenta una cólera que no es trivial, que hace una referencia especial a los dioses (menis). Su ira es a veces vacilante y otras veces absoluta. La «humanización» de Aquiles por los sucesos de la guerra es un tema importante del relato.
En la Etiópida
La épica cíclica Etiópida, una obra que se cree compuesta tras la Ilíada, posiblemente el siglo VII a. C., prosigue narrando los sucesos de la guerra. Esta obra se ha perdido aunque su argumento se conoce por fragmentos dispersos citados por autores posteriores, como Quinto de Esmirna. La historia continúa así:
Sin el auxilio de su máximo héroe, la caída de Troya era inminente. Sin embargo, los defensores recibirían la ayuda de dos naciones extranjeras: las amazonas primero, y los etíopes después. Aquiles se mediría sucesivamente con los jefes de ambas naciones en combate singular. Aquiles, tras su tregua temporal con Príamo, luchó y mató a la reina amazona Pentesilea. Aquiles atravesó su pecho con una lanza, pero al verla morir quedó sobrecogido por su belleza, y cuando Tersites, uno de los soldados griegos, se burló de él por su muestra de debilidad, Aquiles lo mató. Diomedes, primo de Tersites, arrojó en venganza el cuerpo de la amazona al río Escamandro. Según otras versiones, fue Aquiles quien lo enterró en las orillas de este río.
Tras la muerte de Patroclo, el compañero más cercano de Aquiles había pasado a ser Antíloco, el hijo de Néstor. Cuando Memnón de Etiopía mató a Antíloco, Aquiles irrumpió de nuevo en el campo de batalla buscando venganza. La lucha entre Aquiles y Memnón por Antíloco se hace eco de la de Aquiles y Héctor por Patroclo, salvo porque Memnón (a diferencia de Héctor) es también hijo de una diosa, como Aquiles. Muchos investigadores homéricos argumentan que este episodio inspiró muchos detalles de la Ilíada sobre la descripción de la muerte de Patroclo y la reacción de Aquiles.
Muerte de Aquiles
Como había predicho Héctor en su último aliento, su hermano menor Paris mató a Aquiles, bien con una flecha (en el talón según Estacio) o con un cuchillo por la espalda cuando visitaba a Políxena, una princesa troyana. Según algunas versiones, el dios Apolo guiaba la flecha de Paris, o bien era Apolo el que lo mataba sin intervención de Paris.
Sus huesos fueron mezclados con los de Patroclo, y se celebraron juegos funerarios. Aquiles fue representado en la pérdida épica de la guerra de Troya de Arctino de Mileto viviendo tras su muerte en la isla de Leuce en la desembocadura del Danubio (véase más abajo).
Más tarde, Filoctetes mató a Paris usando el enorme arco de Heracles.
El destino de la armadura de Aquiles
La armadura de Aquiles fue objeto de una disputa entre Odiseo y Áyax el Grande (primo menor de Aquiles). Ambos compitieron por ella dando discursos sobre por qué fueron los más bravos tras Aquiles y los más merecedores del mismo. Odiseo ganó. Áyax se volvió loco de dolor y angustia y juró matar a sus compañeros; empezó a matar vacas y ovejas, creyendo en su locura que eran soldados griegos. Entonces se suicidó, en la playa, dejándose caer sobre la espada que anteriormente le había otorgado su enemigo favorito: el príncipe troyano Héctor.
Aquiles y Patroclo
La relación de Aquiles con Patroclo es un aspecto clave de su mito. Su naturaleza exacta ha sido objeto de disputa tanto en el periodo clásico como en la época moderna. En la Ilíada queda claro que los dos héroes tienen una amistad profunda y extremadamente significativa, pero la evidencia de un elemento romántico o sexual es equívoca. Patroclo fue enviado por su padre a Ptía, donde conoce a Aquiles y donde se hace su compañero de armas. Los comentadores del periodo clásico hasta la actualidad han tendido a interpretar la relación a través de las lentes de sus propias culturas. La Ilíada describe a la dupla de héroes como «compañeros de guerra» no sexuales. En el canto IX de la Iliada se presenta a Aquiles y Patroclo durmiendo cada uno con una mujer, Aquiles con Diomeda y Patroclo con Ifis, mujer que por cierto, el propio Aquiles entregó a Patroclo.
En los siguientes textos extraídos de la Iliada de Homero hacen referencia a la relación de Aquiles y Patroclo
Así dijo, y Patroclo obedeció al compañero amado.
Pero entonces la diosa no le anunció la gran desgracia que acababa de ocurrir: la muerte del compañero a quien más amaba.
En otro tiempo, tú, infeliz, el más amado de los compañeros, me servías en esta tienda, diligente y solícito, el agradable desayuno cuando los aqueos se daban prisa por trabar el luctuoso combate con los troyanos, domadores de caballos. Y ahora yaces, atravesado por el bronce, y yo estoy ayuno de comida y de bebida, a pesar de no faltarme, por la soledad que de ti siento.
¡Hija mía! Desamparas de todo en todo a ese eximio varón. ¿Acaso tu espíritu ya no se cuida de Aquiles? Hállase junto a las naves de altas popas, llorando a su compañero amado;
En las naves yace Patroclo muerto, insepulto y no llorando, y no le olvidaré mientras me halle entre los vivos y mis rodillas se muevan; y si en el Hades se olvida a los muertos, aun allí me acordaré del compañero amado.
¡No, por Júpiter, el supremo y más poderoso de los dioses! No es justo que el baño moje mi cabeza hasta que ponga a Patroclo en la pira, le erija un túmulo y me corte la cabellera; porque pesar tan grande no volverá jamás a sentirlo mi corazón mientras me cuente entre los vivos. Ahora celebremos el triste banquete; y cuando se descubra la aurora, manda, ¡oh rey de hombres, Agamenón!, que traigan leña y la coloquen como conviene a un muerto que baja a la región sombría, para que pronto el fuego infatigable consuma y haga desaparecer de nuestra vista el cadáver de Patroclo, y los guerreros vuelvan a sus ocupaciones».
En el siguiente texto hace referencia al sueño de Aquiles; Patroclo le dice que entierren sus cenizas junto con las de él.
No dejes mandado, ¡oh Aquiles!, que pongan tus huesos separados de los míos: ya que juntos nos hemos criado en tu palacio, desde que Menetio me llevó de Opunte a vuestra casa por deplorable homicidio -cuando encolerizándome en el juego de la taba maté involuntariamente al hijo de Anfidamante-, y el caballero Peleo me acogió en su morada, me crio con regalo y me nombró tu escudero; así también, una misma urna, la ánfora de oro que te dio tu veneranda madre, guarde nuestros huesos».”“¿Por qué, cabeza querida, vienes a encargarme estas cosas? Te obedeceré y lo cumpliré todo como lo mandas. Pero acércate y abracémonos, aunque sea por breves instantes, para saciarnos de triste llanto».
En diciendo esto, le tendió los brazos, pero no consiguió asirlo: disipóse el alma cual si fuese humo y penetró en la tierra dando chillidos. Aquiles se levantó atónito, dio una palmada y exclamó con voz lúgubre:
Excerpt From La Iliada Homero
El culto de Aquiles en la Antigüedad
Hubo un culto arcaico de Aquiles en Leuce (la isla de las Serpientes), en el mar Negro, frente a las costas de las actuales Rumania y Ucrania. En la isla había un templo y un oráculo que sobrevivieron hasta la época romana.[16]
En la épica perdida Etiópida, una continuación de la Ilíada atribuida a Arctino de Mileto, la madre de Aquiles, Tetis, regresaba para llorar su muerte y retiraba sus cenizas de la pira, llevándolas a Leuce, en la desembocadura del Danubio. Allí los aqueos erigieron un túmulo en su honor y celebraron juegos funerarios.
Plinio menciona en su Naturalis Historia un túmulo en la isla consagrada a Aquiles, que ya no era evidente,[17] situado a una distancia de cincuenta millas romanas de la isla Peuce junto al delta del Danubio, y el templo que había allí. A Pausanias le dijeron que la isla estaba
Las ruinas de un templo cuadrado de 30 m de lado, posiblemente dedicado a Aquiles, fueron descubiertas por el Capitán Kritzikly en 1823, pero no se han realizado excavaciones modernas en la isla.
Pomponio Mela cuenta que Aquiles está enterrado en la isla llamada Aquilea, entre el Borístenes y el Ister.[19] El geógrafo griego Dionisio Periegeta, que vivió en la época de Domiciano, escribió que la isla se llamaba Leuce
debido a que los animales salvajes que vivían eran blancos. Se decía que allí, en la isla Leuce, residen las almas de Aquiles y otros héroes, y que vagan por los valles inhabitados de esta isla; así es como Júpiter recompensó a los hombres que se habían distinguido por sus virtudes, gracias a que por ellas adquirieron honor eterno.[20]
La obra Periplus Ponti Euxini da los siguientes detalles:
Se decía que la diosa Tetis levantó la isla del mar para su hijo Aquiles, que mora allí. Aquí están su templo y su estatua, una obra arcaica. La isla no está habitada y las cabras, no muchas, pastan en ella, sacrificándola a Aquiles la gente que llega a ella en sus barcos. En este templo también están depositados gran cantidad de regalos sagrados, cráteras, anillos y piedras preciosas, ofrecidos a Aquiles en agradecimiento. Aún pueden leerse inscripciones en griego y latín, en las que Aquiles es elogiado y celebrado. Algunas de ellas están escritas en honor de Patroclo, porque aquellos que desean ser favorecidos por Aquiles honran a Patroclo al mismo tiempo. Hay también en esta isla incontables pájaros marinos, que cuidan del templo de Aquiles. Cada mañana vuelan al mar, mojan sus alas con agua y regresan rápidamente al templo para rociarlo. Cuando terminan de hacerlo, limpian el hogar del templo con sus alas. Otra gente dice incluso más: que algunos de los hombres que llegan a esta isla lo hacen intencionadamente. Llevan animales en sus barcos, destinados a sacrificios. Algunos de estos animales se matan y otros se dejan libres en la isla, en honor de Aquiles. Pero hay otros que se ven obligados a llegar a la isla por las tormentas marinas. Como no tienen animales para sacrificar pero desean obtenerlos del propio dios de la isla, consultan el oráculo de Aquiles. Piden permiso para matar las vícitmas escogidas de entre los animales que pastan libres en la isla, y depositan a cambio el precio que consideran justo. Pero en caso de que el oráculo les niegue el permiso, porque hay un oráculo allí, añaden algo al precio ofrecido, y si el oráculo niega de nuevo, añaden algo más, hasta que al final el oráculo juzga que el precio es suficiente. Y entonces la víctima no huye más, sino que espera intencionadamente a ser atrapada. Así, hay una gran cantidad de plata allí, consagrada al héroe, como precio por las víctimas sacrificadas. A alguna de la gente que llega a esta isla Aquiles se le aparece en sueños; a otra se le aparece incluso durante su navegación si no están muy lejos y le enseña en qué parte de la isla sería mejor que anclase sus barcos.[21]
El culto de Aquiles en la isla de Leuce estaba extendido en la Antigüedad, no solo por las costas del mar Póntico sino también por ciudades marítimas cuyos intereses económicos estaban estrechamente relacionados con las riquezas del mar Negro.
El Aquiles de la isla de Leuce era venerado como Pontarches, señor y dueño del mar Póntico, protector de los marineros y la navegación. Los marineros se desviaban de su curso para ofrecerle sacrificios. A Aquiles de Leuce le fueron dedicados varios importantes puertos comerciales en aguas griegas, como Achilleion en Mesenia[22] y Achilleios en Laconia.[23] Nicolae Densuşianu pensaba incluso que reconocía a Aquiles en el nombre de Aquilea y en el brazo norte del delta del Danubio, el brazo de Chilia (Achileii), aunque su conclusión de que Leuce tenía derechos de soberanía sobre Pontos evoca las leyes marinas modernas en lugar de las arcaicas.
Leuce también tenía reputación como lugar de sanación. En su Descripción de Grecia, Pausanias cuenta que la sibila délfica envió a un señor de Crotona para ser curado de una herida en el pecho. Amiano Marcelino atribuye la sanación a las aguas de la isla.[24]
Además, también se rendía culto a Aquiles en Sigeón —lugar donde la tradición dice que se encontraba su tumba—, en Epiro, en Olimpia y en Arcadia.[25]
El culto de Aquiles en la época moderna: El Achilleion de Corfú
En la región de Gastouri (Γαστούρι) al sur de la ciudad de Corfú (Grecia), la emperatriz austriaca Sissi construyó en 1890 un palacio de verano con Aquiles como tema principal, en lo que supone un monumento al romanticismo platónico. Naturalmente, el palacio fue bautizado en su honor: Achilleion (Αχίλλειον). En esta elegante construcción abundan las pinturas y esculturas de Aquiles, tanto en el salón principal como en los espléndidos jardines, representando las escenas heroicas y trágicas de la guerra de Troya.
El nombre de Aquiles
El nombre de Aquiles puede ser analizado como una combinación de ἄχος akhos (‘dolor’, ‘pena’) y λαός laos (‘pueblo’, ‘tribu’, ‘nación’, etcétera). En otras palabras, Aquiles es una personificación de la pena, siendo este dolor un tema que aparece numerosas veces en la Ilíada (frecuentemente debido a Aquiles). El papel de Aquiles como héroe de las penas constituye una yuxtaposición irónica con la visión convencional de Aquiles como héroe del kleos (‘gloria’, normalmente en la batalla).
Laos ha sido interpretado por Gregory Nagy, siguiendo a Leonard Palmer, con el significado de ‘cuerpo de soldados’. Con esta derivación, el nombre tendría un doble sentido en el poema: cuando el héroe actúa correctamente sus hombres llenan de dolor al enemigo, pero cuando se equivoca son sus hombres los que reciben el dolor. El poema trata en parte sobre la mala administración de la ira por parte del liderazgo.
Por otra parte, en la Biblioteca mitológica de Apolodoro se dice que Peleo puso a Aquiles su nombre por no haber aproximado los labios a un pecho y que antes de llamarse así se había llamado Ligirón.[26] De esta forma, Apolodoro relaciona el nombre con la palabra χείλος que, precedido por la partícula privativa ἀ, tendría como significado «sin labios».
Otras historias sobre Aquiles
En la Odisea hay un pasaje en el que Odiseo navega hasta el inframundo y conversa con las sombras de los muertos. Una de ellas es la sombra de Aquiles, quien es saludado como «bendito en vida, bendito en la muerte»; el guerrero responde que preferiría ser esclavo del peor de los amos a rey de todos los muertos.[27]
Aquiles era adorado en muchas de las colonias griegas del mar Negro, ubicación de la mítica «Isla Blanca» en la que se decía que habitaba tras su muerte, junto con muchos otros héroes.
La literatura post-homérica explora una interpretación pederasta del amor entre Aquiles y Patroclo. Para los siglos V y IV, la estrecha — y discutiblemente ambigua — amistad retratada por Homero floreció en una inequívoca relación amorosa y erótica en las obras de Esquilo, Platón y Esquines, y parece haber inspirado los enigmáticos versos en el Alejandra de Licofrón que afirmaban que Aquiles había matado a Troilo por una cuestión de amor no correspondido.
Los reyes de Epiro reivindicaban ser descendientes de Aquiles por su hijo. Alejandro Magno, hijo de la princesa Olimpia de Epiro, podría por tanto reclamar también este parentesco, y se esforzó en ser como su gran antepasado de muchas formas. Se dice que visitó su tumba al pasar por Troya.
Algunos también afirman que Aquiles se casó con Medea y que tras su muerte ambos se unieron en los Campos Elíseos del Hades, como promete Hera a Tetis en las Argonáuticas de Apolonio. En algunas versiones del mito, Aquiles tuvo una aventura con su cautiva Briseida.
Aquiles en la tragedia griega
El dramaturgo griego Esquilo escribió una trilogía de obras sobre Aquiles, llamada Aquileida por los investigadores modernos. Las tragedias narraban las hazañas de Aquiles durante la guerra de Troya, incluyendo su victoria sobre Héctor y finalmente su muerte cuando una flecha disparada por Paris lo alcanzó. Fragmentos conservados de Los mirmidones y otros fragmentos de Esquilo han sido reunidos para producir una obra moderna factible.
Otra obra perdida de Esquilo, Los mirmidones, se centraba en la relación entre Aquiles y Patroclo. Solo se conservan unas pocas líneas.
El dramaturgo Sófocles también escribió una obra protagonizada por Aquiles, Los amantes de Aquiles, de la que solo sobreviven unos pocos fragmentos.
Aquiles en el arte
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Aquiles arrastrando a Héctor en su carro, tras que este matara a Patroclo. Finales del siglo V a. C.
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Crátera de finales del siglo V a. C. Aquiles luchando contra Memnón
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Aquiles y Ayax jugando un juego de mesa, presidido por Atenea (ánfora siglo V-VI a. C.)
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Mosaico hallado en Esparta, Aquiles en Skyros, atendido por dos cortesanas
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Mosaico de Aquiles en la corte de Licómedes. Sobre las figuras, se aprecian los nombres en griego de las hijas y parte de la corte, Didamia, Aquileia, Eufimia, Tiofos, Dialmia, Aquiles, aunque no aparece el nombre de Licómedes.
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Aquiles y Pentesilea, por K.L. Hassmann
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La educación de Aquiles, el centauro Quirón, por James Barry
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Aquiles entrega el premio de la Sabiduría a Néstor, por Lariviére
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Aquiles bautizado en el río Estigia, que lo haría inmortal (excepto por su talón, que no fue sumergido)
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Aquiles entre las hijas de Licómedes, por Adrien Dassier
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La ira de Aquiles, por Benouville
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Aquiles y Héctor, sobre ellos, Atenea (del bando aqueo)
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Aquiles derrotando a Héctor, por Rafael Tegeo
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Aquiles tras matar en combate a Pentesilea, relieve del Museo Thorvaldsens
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Estatua en bronce en Lamia, Grecia
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Aquiles alcanzado por la flecha de Paris
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Tetis y su hijo Aquiles
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Aquiles alcanzado por la flecha en el talón
Véase también
- Siendo considerado Aquiles como el más veloz de los hombres, el filósofo Zenón de Elea planteó la famosa paradoja de Aquiles y la tortuga.
Notas y referencias
- ↑ Término como Aquiles:
- Grimal, Pierre (2008). Diccionario de la mitología griega y romana. España: Ediciones Paidós. p. 39. ISBN 9788449322112. Consultado el 10 de marzo de 2012.
- March; Jenny (2008). Diccionario de mitología clásica. España: Editorial Crítica. ISBN 978-84-7423-693-4. Consultado el 10 de marzo de 2012.
- Cotterell, Arthur (2008). Mitos. Diccionario de mitología universal. España: Editorial Ariel. p. 168. ISBN 978-84-344-3489-9. Consultado el 7 de marzo de 2012.
- ↑ Término como Aquileo:
- Homero (2009). Ilíada, Volumen 3. España: CSIC. p. 221. ISBN 9788498765083. Consultado el 10 de marzo de 2012.
- Píndaro (2005). Odas: Olímpicas, Píticas, Nemeas, Ístmicas. Universidad Nacional Autónoma de México: UNAM. p. ccxciii. ISBN 9789703225941. Consultado el 10 de marzo de 2012.
- Flores, Germán (2005). Breve diccionario de mitología grecolatina. Colombia: Editorial CEC. p. 22. ISBN 9789803881771. Consultado el 10 de marzo de 2012.
- ↑ Platón: El banquete, 180a.
- 180a: texto inglés, con índice electrónico, en el Proyecto Perseus. En la parte superior derecha se encuentran los rótulos activos "focus" (para cambiar al texto griego) y "load" (para el texto bilingüe).
- 180a: texto griego en Wikisource.
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- ↑ Apolonio de Rodas: Argonáuticas, IV, 760.
- IV: texto inglés en el sitio Theoi; ed. de R. C. Seaton en la Loeb Classical Library.
- IV, 747-833: texto griego con numeración e índice electrónico en el Proyecto Perseus.
- IV, 760: texto griego en Wikisource.
- IV: texto inglés en el sitio Theoi; ed. de R. C. Seaton en la Loeb Classical Library.
- ↑ Véanse los artículos "Talón de Aquiles" y "Tendón de Aquiles".
- Estacio: Aquileida (Achilleis).
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- Texto inglés, con índice electrónico, en el Proyecto Perseus. En la parte superior derecha se encuentran los rótulos activos focus —para cambiar al texto griego de 1913 de Gilbert Murray (1866-1957)— y load —para el texto bilingüe—.
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- Texto latino de la 2ª versión (ca. 5 a. C.) en el sitio de la Bibliotheca Augustana (Augsburgo).
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Bibliografía
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Enlaces externos
- Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Aquiles.
- «Achilles» en Greek Mythology Link (en inglés)
- Filóstrato el Viejo: Cuadros; II, 2: La educación de Aquiles (Αχιλλεωσ τροφαι).
- Ilíada, XX, 75 - 352: Eneas y Aquiles; texto español en Wikisource.
- Texto griego en Wikisource.
- Estacio: Aquileida (Achilleis).
- Texto francés en el sitio de Philippe Remacle (1944 - 2011).
- Texto inglés en el sitio Theoi; trad. de 1928 de J. H. Mozley publicada en la Loeb Classical Library.
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- Texto latino, con busca de palabras y estadísticas de frecuencia, en el sitio Intratext.
- Sófocles: fragmento de Los amantes de Aquiles.
- Antonio Loschi (1363 - 1441): Aquiles (Achilles).
- Texto latino en el Proyecto Perseus, con las características indicadas antes.
- Joyas de la mitología, año I, nº 3: La cólera de Aquiles. Historieta gráfica publicada por la Editorial Novaro. 1 de mayo de 1963. Dibujos de Delia Larios.
- Reproducción (enlace roto disponible en Internet Archive; véase el historial, la primera versión y la última). en Scribd.
- Reproducción en PDF, en el sitio De Lingua Latina.
- Joyas de la mitología, año I, nº 4: Aquiles frente a Héctor. Historieta gráfica publicada por la Editorial Novaro. 1 de junio de 1963. Dibujos de Delia Larios.
- Reproducción (enlace roto disponible en Internet Archive; véase el historial, la primera versión y la última). en Scribd.
- Reproducción en PDF, en el sitio De Lingua Latina.
- Joyas de la mitología, año I, nº 5: El talón de Aquiles. Historieta gráfica publicada por la Editorial Novaro. 1 de julio de 1963. Dibujos de Delia Larios.
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