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Batalla de Coro

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Batalla de Coro
Parte de Guerra de Independencia de Venezuela
Fecha 28 de noviembre de 1810
Lugar Coro, actual Falcón, Venezuela
(11°24′09″N 69°40′39″O / 11.40250, -69.67750)
Resultado Victoria patriota
Consecuencias Retirada patriota permite a los realistas retener la ciudad
Beligerantes
Junta Suprema de Caracas Regencia de España
Comandantes
Francisco Rodríguez del Toro José Ceballos
Fuerzas en combate
4.300 soldados[1]
4[2]​-6[3]​cañones
600 fusileros, 200 jinetes, 1.000 milicianos y 2 cañones[4]

La Batalla de Coro fue un enfrentamiento militar ocurrido el 28 de noviembre de 1810 en el contexto de las primeras etapas de la Guerra de Independencia de Venezuela, durante la Campaña de Coro, entre las fuerzas expedicionarias leales a la Junta Suprema de Caracas, dirigidas por el marqués Francisco Rodríguez del Toro, y las tropas realistas fieles a la Regencia de España.

El objetivo de la expedición caraqueña era someter a su autoridad las provincias de Coro y Maracaibo, opuestas al movimiento revolucionario iniciado el 19 de abril de 1810.[5]​ Aunque las fuerzas revolucionarias consiguieron la victoria fueron incapaces de retener Coro y la urbe fue nuevamente ocupada por sus enemigos.

Antecedentes

Causas

Tras el derrocamiento del capitán general Vicente Emparán, las nuevas autoridades juntistas habían sido reconocidas por todas las provincias, excepto en Coro, Maracaibo y Guayana.[6]​ Después que el brigadier y gobernador de la primera, José Ceballos, amenazara públicamente a la naciente junta de gobierno, arrestara a los comisionados Vicente Tejera, Diego de Jugo y Andrés Moreno, enviados por ésta para negociar el sometimiento de la provincia, y los envié a Maracaibo. La Junta Suprema decidió organizar una expedición contra Coro y Maracaibo dirigida por el marqués de Toro.[5]

Campaña

El Cuerpo Expedicionario salió desde su cuartel de Carora hasta Siquisique el 30 de octubre, donde llegaron dos días después.[3]​ Ahí se entera que las localidades de Pedregal y San Luis, por donde debía pasar su ejército, estaban en manos realistas, el marqués reorganiza sus tropas en tres cuerpos: Toro permaneció en Siquisique y envió al coronel Santinelli al Pedregal y al coronel Ustáriz a San Luis. Este último organizó en el pueblo de Algodones una vanguardia al mando del capitán Manuel de Negrete.[7]​ El 4 de noviembre el capitán Negrete tomaba Aguanegra, tres días después el Pozo Verde y luego entraba en Danta y Guasaquire. Por su parte, Ustáriz fracasa en tomar San Luis y se retira a Purureche. Entre tanto, el coronel Santinelli envía al capitán Adrián Blanco a tomar Cururupare mientras él asalta Pedregal (11 de noviembre).[8]

En la mañana del día 13 el gobernador de Maracaibo, brigadier Fernando Miyares, intento detener su avance con. Santinelli decidió no dejarlo tomar posiciones y rápidamente organizó un ataque simultáneo en tres columnas. Tras una hora de lucha los realistas se retiran a Coro dejando su bagaje. El coronel persigue a sus enemigos y los vuelve a vencer en la jornada siguiente en Aribanaches y Urumaco, causándoles graves bajas.[9]​ Miyares había sido nombrado capitán general por la Regencia el 19 de abril, siendo reconocido como tal en Maracaibo (23 de julio) y Coro (11 de agosto).[10]

El 15 de noviembre Santinelli llega a Sabaneta y toma posiciones en Mitare, Las Lajas y Agua Clara, pudo atacar Coro sin haber encontrado resistencia organizada pero el marqués de Toro le ordena esperar para concentrar todas las fuerzas republicanas en un ataque final.[9]​ El 16 llegaba a Pedregal y el 22 a Sabaneta. Ahí concentra sus fuerzas en un solo cuerpo. El ejército había recibido refuerzos desde Trujillo hasta reunir el grueso de sus fuerzas.[1]

Fuerzas enfrentadas

Patriotas

Las fuerzas de la Junta de Caracas contaban con una amplia superioridad numérica a su favor. Así lo indican testimonios de la época, el periodista José Domingo Díaz, el militar Feliciano Montenegro Colón y el historiador Rafael María Baralt coinciden en los 5.000 efectivos; el ayudante primero de milicias de Coro, Manuel Bonalde, los rebaja a 3.000 en su testimonio aunque después apoya al resto de los autores.[11]​ Probablemente fueran unos 3.000[12]​ a 4.000 soldados.[13]

El Cuerpo Expedicionario se organizó en 4 cuerpos: la «Descubierta», formada por el Estado Mayor, un destacamento de lanceros a caballo y una partida guerrillera de infantería ligera; la vanguardia, 1.200 plazas al mando del coronel Luis Santinelli; el centro, dirigido por el coronel Miguel Ustáriz y formado por 1.400 infantes; la retaguardia, comandada por el coronel Luis Montilla, 1.600 infantes y jinetes; y la artillería, seis piezas de campaña grandes y pequeñas a las órdenes del coronel Diego Jalón.[3]​ En total, unos 4.300 hombres al momento del ataque según el historiador Edgar Esteves González[1]​ e incluían «"tropas de Aragua"; "batallón de Valencia" o "batallón de pardos de Valencia"; "compañía de caballería del Pao"; "compañía de cazadores"; "artilleros"», un tren de carga de 3.000 bestias para llevar pertrechos y abastecimientos y a las milicias de San Felipe.[14]

Realistas

Coro tenía un clima seco y caluroso, un terreno arenoso y sufría una permanente escasez de agua. Su puerto, La Vela de Coro, estaba a dos leguas y no ofrecía seguridad alguna; la misma villa no podía fortificarse y era difícil de defender, pues estaba abierta y no poseía cerros ni alturas.[15]

Su guarnición, al comenzar el conflicto, se limitaba a 150 soldados de línea, un cañón de 8 libras y varios más pequeños y menos de 20 quintales de pólvora.[2]​ Históricamente Coro nunca tuvo mucha artillería en sus defensas. En 1795, durante la rebelión de José Leonardo Chirino, sólo había dos pedreros; once años después, durante la expedición de Miranda no había ninguna.[16]​ Para paliar aquello, Miyares había comprado armamento y munición en Curazao.[17]​ La artillería monárquica se componía de un cañón de 8 libras y otro de menos calibre, ambos sin cureñas, posiblemente enviados desde Maracaibo por Miyares.[n 1]​ El historiador José Manuel Restrepo habla de tres cañones de 4 libras y uno de 12.[18]​ Tenían escasa munición, por lo que se usaba de metralla de los utensilios de la vida cotidiana.[19]

Según José Francisco de Heredia, testigo de la batalla, la guarnición se había elevado a 600 plazas armadas con fusiles, 200 jinetes montados en caballos y mulas y 1.000 indios enrolados en milicias (pero armados con arcos y lanzas, porque eran de poca utilidad militar).[20]​ Los caquetíos de Santa Ana y Moruy suministraron los guerreros para esta campaña.[21]​ Díaz y Restrepo reducen la cifra a solo un millar de defensores.[22]​ En sus estandartes estaban figuras de Jesús Nazareno. Según Restrepo: «La guarnición era numerosa; y aunque compuesta en su mayor parte de los habitantes inexpertos de la provincia, que se habían retirado a la Capital al acercarse los Patriotas, se hallaba entusiasmada por sus jefes para combatir para combatir "en defensa de los derechos de su rey y señor natural y de su religión contra los rebeldes e impíos de Caracas"».[18][23]​ Después, los patriotas exageraran las fuerzas monárquicas para justificar su fracaso: el marqués de Toro habló de 8.000 defensores y el coronel Jalón de 6.000.[23]

A estos se debían sumar los realistas en Maracaibo. Ahí Miyares tenía más de 1.000 hombres según los historiadores Julio Febres Cordero y Caracciolo Parra Pérez. El capitán general envió refuerzos a Coro y Trujillo, pero sólo 50 soldados llegaron a Coro antes de la batalla.[23]​ Miyares envió a los chasquis o «correos» fueron enviados a informar a Ceballos de la proximidad de un importante contingente de refuerzos marabeños. Era la vanguardia del capitán Eusebio Antoñanzas, formada por 160 jinetes (según el sacerdote Pedro Gamboa y el fraile Pedro Hernández) ó 300 (según Manuel Bonalde); no llegaron a tiempo para participar de la batalla aunque lucharan después en Sabaneta.[24]

El capitán general estaba en Pedregal cuando se dio la batalla con 700[25]​ a 800 soldados, incluyendo 600 infantes, 200 jinetes, un cañón y 2 pedreros.[26]​ También había enviado 200[27]​ a 260[28]​ marabeños[27]​ a Trujillo a las órdenes del coronel Joaquín Mendieta para amenazar al marqués con flanquearlo y atacarlo por la retaguardia, su esperanza había sido que esto lo hiciera detener las operaciones sobre Coro.[29]

Batalla

En Casigua, el marqués de Toro reorganiza su ejército y lo divide en vanguardia, retaguardia y reserva. Al amanecer del 28 de noviembre salen para Coro. Había tenido que esperar varios días a que los peones llevaran a hombres la artillería por los difíciles caminos. Entre tanto, los realistas han evacuado a la población civil, enviándola a las sierras orientales.[18]​ A las 09:00 horas llegan a las afueras de la ciudad, encontrando parapetos y obstáculos preparados por las milicias y la población local.[3]​ Se temía que llegara a La Vela de Coro una escuadrilla con refuerzos realistas, por lo que el marqués decidió atacar (de ya haber llegado, su plan era cercar la ciudad).[30]​ Cuando avanzaron una batería de artillería enemiga rompió fuego sobre ellos sorpresivamente. Se decidió formar una batería propia a distancia de fuego de metralla que forzó a la enemiga a retirarse hacia unas zanjas cubiertas de maleza. Los realistas enviaron a un millar de infantes y jinetes contra los patriotas, pero el superior armamento juntista les permitió rechazarlos a tiros de vuelta a sus fortificaciones.[18]

Entonces la columna de Santinelli, integrada por dos unidades de infantería de línea, un cañón de 4 libras y un pedrero, atacó el ala derecha enemiga. Como diversión, el capitán Mariano Montilla con una unidad de cazadores y algunas partidas de caballería atacaba el ala izquierda. El centro realista sufrió el embate de una batería de artillería al mando de Jalón. El marqués envía al batallón de Pardos de Valencia a reforzar a Santinelli, cuyo ataque era el principal. El coronel Santinelli logra forzar las defensas a un alto costo por el fuego de artillería y los obstáculos, sobrepaso el foso, la estacada y toma un recinto fortificado donde había un cañón.[31]​ Los realistas se retiran a la ciudad pero ya no tienen municiones sino metralla.[18]​ Entra en la urbe, produciendo una batalla calle por calle. Cuando faltaba un último asalto para tomar la plaza de armas, el marqués ordeno la retirada. Se le había informado que Miyares estaba en Sabaneta de Coro y temió quedar atrapado entre dos fuegos.[3]​ Durante la noche se retiró silenciosamente hacia Sabaneta, seguido por Ceballos. Las bajas patriotas fueron 23 muertos y 31 heridos. Las enemigas son desconocidas pero posiblemente mayores.[32]​ Los realistas capturaron un cañón y algunos prisioneros.[33]​ Al día siguiente, Ceballos decidió no perseguirlo, los patriotas no estaban vencidos y temía un desembarco en La Vela.[24]

Consecuencias

El 30 de noviembre el marqués se enfrenta a Miyares en Sabaneta. El marqués estaba obligado a ganar antes que llegara Ceballos y quedara atrapado, así que ordena a tres columnas atacar los puntos donde el realista dominaba el estrecho camino en disputa. Miyares debe retirarse pero ha capturado algunas mulas y prisioneros (que serán enviados a Maracaibo y después a Puerto Rico).[34]​ El juntista llega a Cuibita el 1 de diciembre y a Dividive al día siguiente, siempre acosado por guerrillas. El 3 pernoctan en Güedeque y el 4 vencen en San Luis a una columna realista apoyada por dos pedreros gracias a un rápido ataque de Santinelli con bayonetas.[35]​ El ejército expedicionario pasa la noche en Pozo Largo y al amanecer siguiente llegan a Las Tunilas, el 6 llegan a Siquisique para reorganizarse. El 17 estaban en Carora, no paran hasta llegar a Barquisimeto, abandonando el oeste de Venezuela y refugiándose en el centro por miedo a las supuestamente mejor equipadas y más numerosas fuerzas de Ceballos.[10]​ Sin embargo, durante 1810-1812 los realistas fueron incapaces de avanzar al interior del país.[36]​ Se desarrolla un equilibrio de fuerzas entre ambos.[37]​ En el otoño e invierno de 1811-1812, los realistas del Este y Oeste vivieron una gran actividad al recibir ayuda de Puerto Rico hacia Coro o Maracaibo.[38]​ Sólo la llegada de refuerzos regulares (usados no solo para la tradicional defensa de las plazas fortificadas en la costa, sino para formar las columnas de la guerra terrestre) lo que cambia la situación.[39]

El comandante juntista volvía humillado y vencido, siendo relegado de su liderazgo[40]​ mientras desembarcaba en La Guaira Francisco de Miranda, quien iba en el bergantín inglés Avon.[10]​ Desde Puerto Rico se envía un primer refuerzo de 8 oficiales y 150 fusileros para Coro (27 de noviembre).[41]​ Con el tiempo se enviaran más y en una de ellas llegaría Domingo de Monteverde, quien reconquistaria Caracas gracias a la «reacción "canaria"».[40]​ Miyares es reconocido capitán general en Angostura el 7 de marzo de 1811.[10]​ El 10 de abril las fuerzas realistas concentradas en Maracaibo alcanzaron los 2.000 reclutas y 1.000 veteranos enlistados en milicias, 750 plazas de grupos paramilitares, 200 soldados del ejército regular y 50 artilleros peninsulares.[42]

En los años posteriores, los caquetíos continuaron aportando grandes contingentes a los ejércitos realistas, especialmente a favor de Cajigal durante la Segunda República.[43]​ Finalmente, Carabobo los dejaría debilitados (a la vez que los criollos corianos empezaron a cambiar de bando).[44]​ Acabaron culpándose y enfrentándose entre sí, el cacique de Moruy murió al poco tiempo y el Santa Ana huyó de los republicanos y rivales locales. Muchos indios fueron muertos por los patriotas o se suicidaron y por ella no participaron de la campaña de Occidente. En 1800 eran 8.000 pero en 1821 apenas 1.800 por la guerra, la emigración y el hambre. Poco después desaparecieron como pueblo.[43]

Referencias

  1. a b c Esteves, 2004: 29
  2. a b Fortique, 1989: 29
  3. a b c d e Esteves, 2004: 30
  4. Febres, 1973: 87, 90; Lovera, 2007: 104
  5. a b Esteves, 2004: 28
  6. Esteves, 2004: 23
  7. Esteves, 2004: 29; Febres, 1973: 116
  8. Febres, 1973: 117
  9. a b Febres, 1973: 118
  10. a b c d Esteves, 2004: 31
  11. Febres, 1973: 79
  12. Lovera, 2007: 104
  13. López, 2005: 23
  14. Febres, 1973: 82
  15. Esteves, 2004: 21
  16. Febres, 1973: 89
  17. Febres, 1973: 90
  18. a b c d e Restrepo, 2009: 549
  19. Lovera, 2007: 104
  20. Febres, 1973: 87; Lovera, 2007: 104
  21. Lovera, 2011: 23
  22. Febres, 1973: 87, 97
  23. a b c Febres, 1973: 87
  24. a b Febres, 1973: 124
  25. Febres, 1973: 87, 118
  26. Lovera, 2007: 276
  27. a b Fonseca, 2005: 236
  28. Febres, 1973: 83
  29. Febres, 1973: 83; Fonseca, 2005: 236
  30. Febres, 1973: 119
  31. Febres, 1973: 255
  32. Febres, 1973: 256; Yánez, 1840: 159
  33. Zarama, 2004: 102
  34. Febres, 1973: 174
  35. Esteves, 2004: 30; Febres, 1973: 126
  36. Febres, 1973: 84
  37. Semprún, 1992: 84
  38. Madariaga, 1975: 332
  39. Semprún, 1992: 248
  40. a b Febres, 1973: 75
  41. Vaamonde, 2008
  42. Cortés, 1979: 76
  43. a b Zarama, 2004: 112
  44. Lovera, 2011: 24-25

Notas

  1. Febres, 1973: 90. Según Pedro de Urquinaona y Pardo, Relación Documentada del origen y progresos del trastorno de las Provincias de Venezuela hasta la exoneración del Capitán General Don Domingo de Monteverde, Madrid, 1820.

Bibliografía

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