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Valle de los Caídos

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HOY SE SALE
elemento de la Lista Roja del Patrimonio
Localización
País España
Ubicación San Lorenzo de El Escorial, Comunidad de Madrid, España.
Coordenadas 40°38′29″N 4°09′25″O / 40.641422222222, -4.1569416666667
Información general
Usos Basílica, Abadía, Monumento
Declaración 25 de mayo de 2010
Inicio 1939-1940
Finalización 1958
Construcción 1940
Inauguración 1 de abril de 1959
Coste
Propietario Patrimonio Nacional
Diseño y construcción
Arquitecto Pedro Muguruza
Diego Méndez
Fundador Francisco Franco
Otros
https://www.patrimonionacional.es/visita/valle-de-cuelgamuros-0

El Valle de los Caídos es una basílica católica, la Basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, una abadía, la Abadía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos y conjunto monumental construido con mano de obra de prisioneros políticos y trabajadores contratados,[3][4][5]​ entre 1940 y 1958 y situado en el valle de Cuelgamuros, en el municipio de San Lorenzo de El Escorial, en la Comunidad de Madrid, España. Se encuentra en la sierra de Guadarrama, 9,5 km al norte del monasterio de El Escorial.[5]

En su diseño participaron los arquitectos Pedro Muguruza y Diego Méndez; las esculturas corresponden a Juan de Ávalos y Taborda, entre otros.[6][7]​ La cruz tiene 150 metros de altura y brazos de 24 metros cada uno.[8]

El conjunto pertenece a Patrimonio Nacional desde su apertura al público el 1 de abril de 1959. Desde 1990, el número de visitantes varía entre los 150 000 y los 500 000 al año.[9][10]

El dictador Francisco Franco ordenó su construcción, y que fuesen enterrados allí José Antonio Primo de Rivera, fundador de Falange Española, y él mismo (hasta su exhumación y traslado al cementerio de Mingorrubio-El Pardo, el 24 de Octubre de 2019), además de 33 832 combatientes en la guerra civil de ambos bandos.[11]​ Los columbarios están detrás de las dos grandes capillas del Santísimo y del Sepulcro (ambas a los lados del crucero) y de las seis laterales de la Virgen ubicadas en la nave. No hay separación por bandos, unos y otros están entremezclados.[12]​ Con oficialmente restos de &&&&&&&&&&033847.&&&&&033 847 personas distintas,[13]​ y calificada la «mayor fosa común de España»,[14]​ de acuerdo con una fuente del Valle incluida en un artículo publicado en El País en 2008, la exhumación de cadáveres sería imposible, dado que estos habrían acabado formando parte de la propia estructura del edificio, al haber sido empleados para rellenar cavidades internas de las criptas,[13]​ y que, por efecto de la humedad, habrían acabado conformado un «cadáver colectivo indisoluble».[15]​ Pruebas de CSIC en 2018 así lo confirman.[16]

En 2012, finalizó una restauración parcial.[17]​ En 2018 las visitas crecieron en un 103% y alcanzaron más de 4000 por cada fin de semana con motivo del anuncio de la posible exhumación de los restos mortales de Franco.[18]

Ubicación

Panorámica, donde se aprecia el monumento y su entorno.

El monumento está situado en el valle de Cuelgamuros, en el extremo sur de la sierra de Guadarrama. Como el resto de la sierra, el entorno del valle está compuesto por grandes formaciones graníticas, y su vegetación predominante son los bosques de coníferas, aunque también destacan los robles, algunos olmos y entre los arbustos, jaras, romero y tomillo. Está flanqueado por varias colinas y lo surcan algunos arroyos; uno de ellos, el Boquerón Chico, tiene una presa y surte de agua al monasterio.[cita requerida]

Está enclavado en el término municipal de San Lorenzo de El Escorial. El recinto, con sus edificaciones, constituye un predio, acotado y tapiado, de 1 365 hectáreas, que limita al norte con el municipio de Guadarrama y al sur con el arroyo del Guatel, finca de la Solana y el monte de La Jurisdicción. Discurre al este la carretera de El Escorial a Guadarrama y la finca La Solana, y al oeste los términos municipales de Peguerinos y Santa María de la Alameda. Su altitud está comprendida entre 985 y 1758 metros sobre el nivel del mar; esta última pertenece al Risco de los Abantos.[cita requerida]

Cuelgamuros se encuentra en la sierra de Guadarrama y está casi equidistante de Madrid (58 km), Ávila (55 km) y Segovia (50 km). Al Valle de los Caídos solamente es posible acceder a través de la carretera M-527.

Historia

Uno de los dos escudos de los Reyes Católicos, en la fachada.

Conmemorador de la Guerra Civil, fue concebido por Francisco Franco con la finalidad proclamada de rendir honor y enterrar a aquellos que cayeron luchando en su "gloriosa cruzada".[19][20][21]​ Pero ese propósito inicial se modificó y el Decreto-Ley de 23 de agosto de 1957 estableció que el monumento, dentro de una política guiada por "el sentido de unidad y hermandad entre los españoles", había de ser un monumento a "todos" los caídos.[22]​ Por ello, en una circular enviada por el Ministro de la Gobernación en 1958 para empezar a organizar los traslados de los cuerpos al monumento, se hablaba de los caídos “sin distinción del campo en que combatieran”.[23]​ Algunas fuentes lo consideran exaltador de la dictadura franquista.[24]​ También se afirma que la figura del dictador alcanzó tal nivel de identificación con la obra que habrían de pasar generaciones antes de que esta pierda su «estremecedora simbología» y se convierta en un hito más.[25]

Los trabajos comenzaron en 1940 y concluyeron en 1958, y se inauguró oficialmente el 1 de abril de 1959. Se levantó según el proyecto de Pedro Muguruza, que trabajó de 1940 a 1950, año en que fue sucedido por Diego Méndez, quien dirigió las obras hasta su conclusión.[cita requerida]

En noviembre de 1950 se terminaron las obras de la actual Residencia y se aprobó el proyecto de la cruz, cuya construcción se inició en 1951; en 1952 se proyectó la explanada y se aprobó la ampliación del hueco de la Cripta, cuyos trabajos continuaron en 1953 y 1954, en que se proyectó la terminación del crucero. Se inició en 1955 el revestimiento de cantería de las paredes y bóveda de la cripta, galerías y sacristías. En 1956 se construyó el coro, los altares y la pavimentación de la cripta; por último, en 1957, se proyectó el pórtico posterior y el gran claustro, el Monasterio y el Noviciado, obras que concluyeron en 1958.[26]

En la abadía se encuentran, en 19 archivos, las fichas con los datos de aproximadamente la mitad de las personas allí enterradas. Se desconoce la identidad de la otra mitad, y existen varias hipótesis; es casi seguro que fueron recogidos de fosas comunes de Brunete, Grado, Gandesa, Tarragona, Badajoz y Teruel, entre otras, después de la Guerra Civil y hasta 1983.[cita requerida]

Según la investigación de Joan Pinyol, se trasladó un total de al menos 500 cadáveres sin el consentimiento de sus familiares, aunque no existen pronunciamientos judiciales al respecto.[27]​ El caso fue abierto por el juez Baltasar Garzón en 2009, sin llegar a ningún resultado.[cita requerida]

Hasta la entrada en vigor de la Ley de Memoria Histórica en 2007,[28]​ cada 20 de noviembre (20-N, aniversario de la muerte de José Antonio Primo de Rivera y de Francisco Franco), el Valle de los Caídos se convertía en punto de reunión de ultraderechistas seguidores del franquismo y de José Antonio Primo de Rivera, fundador de Falange Española.[29]

Sobre su destino

Durante la primera legislatura presidida por José Luis Rodríguez Zapatero y dentro de las acciones relacionadas con la aprobación de la Ley de la Memoria Histórica, se planteó el destino futuro del Valle de los Caídos. Diversos partidos políticos de izquierdas plantearon usar dicho monumento como recuerdo de la actuación del bando franquista durante la Guerra Civil y de la dictadura de España, y en el que se recuerde que fue construida por prisioneros políticos.

En 2006 el informe elaborado por el laborista maltés Leo Brincat (al que algunos medios han citado como Informe Brincat),[30]​ y aprobado por la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, condenaba lo sucedido en materia de Derechos Humanos en España durante la dictadura franquista. En este informe, se recogía, entre otras propuestas recomendadas, una exposición educativa permanente en la basílica subterránea del Valle de los Caídos donde se explique que fue construida por prisioneros.[cita requerida] Esa propuesta fue rechazada por algunos partidos políticos españoles, así como por la Iglesia católica, porque afirman que el monumento es ante todo un templo, no un museo, que acoge los restos de muertos de ambos bandos de la guerra,[31]​ e indican que esta propuesta solo tiene fines políticos.[cita requerida]

El 16 de octubre del 2007, la Comisión Constitucional del Congreso aprobó el proyecto de Ley de Memoria Histórica, en la que consta un artículo referente al Valle de los Caídos. Este artículo, aprobado con el apoyo de todos los partidos políticos, es una nueva regulación para despolitizar el Valle, convirtiéndolo exclusivamente en lugar de culto religioso.[32]​ Así, la fundación gestora del Valle de los Caídos tendrá entre sus objetivos la honra de la memoria de todos los caídos en la Guerra Civil y en la posterior represión política. Además, en ningún lugar del recinto podrán llevarse a cabo actos de naturaleza política ni exaltadores de la Guerra Civil, de sus protagonistas ni del franquismo.[33][34]

En lo que respecta a los allí enterrados, se ha confirmado que difícilmente se podrían identificar los restos, pues provienen de diversos orígenes de ambos frentes.[35]​ El prior benedictino se negó inicialmente a cumplir una sentencia firme para permitir analizar los restos, debido a que su cargo no depende directamente del Estado ni de la Iglesia española.[36]

En 2013 fue necesario encarar un profundo proceso de reparación parcial de algunas esculturas, debido a defectos en los materiales que usó su autor al realizarlas.[37]​ En 2016 los trabajos de restauración han concluido, pese a que se sospecha que los problemas por la incompatibilidad de materiales pueden afectar también a otras esculturas y la impermeabilización interior de la Basílica es deficiente, ocasionando filtraciones y goteras.[38]

En 2017 el relator especial para la promoción de la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición de la ONU recordó al Gobierno Español "de forma urgente" las demandas de las víctimas del franquismo, apelando a los Derechos Humanos y dejando de lado posturas de partidos políticos.[39]

El 13 de septiembre de 2018 el Congreso de los Diputados convalidó un decreto ley, redactado por el Consejo de Ministros del Gobierno socialista presidido por Pedro Sánchez, que aprobaba la exhumación de los restos del dictador Francisco Franco y su traslado fuera de la basílica. El decreto salió adelante con mayoría absoluta (votos a favor del PSOE, Unidas Podemos, PNV, ERC, PDeCAT, Compromís, EH Bildu, Coalición Canaria y Nueva Canarias (172 síes); abstención del PP, Ciudadanos, Unión del Pueblo Navarro y Foro Asturias (164 votos); y los votos contrarios "por error" de los diputados populares Jesús Posada y José Ignacio Llorens​).[40]

Financiación

El coste total de la obra, rendida en mayo de 1961 por el Interventor General de la Administración del Estado y del Consejo de Obras del monumento, ascendió a 1.159.505.687,73 pesetas (6.968.770 ), sin que se invirtiera dinero del erario público.[41]​ Como consta en el decreto ley de 29 de agosto de 1957:

A fin de que la erección del magno Monumento no represente una carga para la Hacienda Pública, sus obras han sido costeadas con una parte del importe de la suscripción nacional abierta durante la guerra y, por lo tanto, con la aportación voluntaria de todos los españoles que contribuyeron a ella.

Esta recaudación voluntaria por suscripción fue de 235.450.374,05 pesetas (1.415.085 €).[41]​ La cantidad restante se obtuvo del dinero recaudado en los sorteos extraordinarios de la Lotería Nacional celebrados anualmente cada 5 de mayo a partir de 1957, más los «millares de donativos particulares», según Diego Méndez.[41]

Las entradas proporcionan al Estado un promedio de dos millones de euros anuales[42][43]​, pero es deficitario. En 2017 se conoció que el monumento supuso un déficit de 2,5 millones de euros al Patrimonio Nacional en los tres años anteriores.[44]

Descripción

En el complejo se hallan una abadía benedictina, la Abadía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, una hospedería para atender al turismo y una basílica, todo ello dominado por una gran cruz.

En la decoración de la basílica tomaron parte, en estrecha colaboración con su arquitecto, algunos de los artistas españoles más importantes del momento, de diversa ideología política. Su revestimiento interno es austero: el pavimento, de mármol y granito pulidos, refleja la iluminación; los muros están forrados de cantería de granito; la bóveda de la nave lleva los tres grandes arcos fajones forrados de sillería que dejan, entre uno y otro, tramos, a su vez divididos por otros arcos, formando casetones con su interior de piedra irregular, simulando la propia del risco.

Entrada al Valle

La sobria puerta de entrada consta de tres cuerpos. El central está compuesto por dos pilares que enmarcan una verja en cuya crestería luce, sobre un águila bicéfala, la Cruz del Valle y, debajo de ella, el escudo de España, a la izquierda el escudo de armas de Franco (fundador del monumento) y a la derecha el escudo de la Orden de San Benito.[45]​ Adosadas a ambos lados de esta portada hay otras dos puertas de menor tamaño por donde pasan los vehículos de turismo.

Una carretera va ascendiendo paulatinamente por zonas que se repoblaron en su día principalmente con pinos, así como con cipreses, abetos, piceas, enebros, olmos, chopos, castaños, etc. En el recorrido el visitante se encuentra con cuatro grandes monolitos cilíndricos (dos a cada lado de la calzada sobre pedestal escalonado) a modo de pórtico: se trata de los llamados «Juanelos», tallados en granito y de 11.50 metros de altura y 1.50 metros de diámetro cada uno. Proceden de las canteras de Sonseca y Nambroca en la provincia de Toledo, y fueron labrados en el siglo XVI, durante el reinado de Felipe II, para ser utilizados por el ingeniero italiano afincado en Toledo, Juanelo Turriano, en el ingenio conicido como artificio de Juanelo, para elevar agua del río Tajo a la ciudad de Toledo, y que nunca se llevaron a su destino. Sobre ellos habia una canción popular que decía (Los cantos de Juanelo ya van andando, llegarán a Toledo, sabe Dios cuando).

Cruz monumental

Visión de conjunto de la cruz.

La cruz tiene una altura de 150 metros, de los que 25 corresponden al basamento con los cuatro evangelistas (de 18 metros de altura cada uno) y sus símbolos o tetramorfosJuan y el Águila, Lucas y el Toro, Marcos y el León y Mateo y el Hombre alado— realizadas por Juan de Ávalos; 17 metros al cuerpo intermedio con las virtudes cardinales: prudencia, justicia, fortaleza y templanza; y 108 al fuste de la cruz. Si a ello se añade la altura del risco de la Nava utilizado a modo de pedestal rocoso, habría que sumarle otros 150 metros más. La longitud de los brazos es de 46,40 m; en sus pasillos interiores podrían cruzarse dos vehículos de turismo.[46]

La estructura del conjunto se fabricó con hormigón armado reforzado con un bastidor metálico y recubierto con cantera labrada y mampostería de berrugo. La construcción se hizo sin andamiaje, elevando la edificación desde dentro, como si se tratara de una chimenea; al mismo tiempo iban subiendo las escaleras y el montacargas, donde ahora existe un ascensor, por el interior. Los brazos, con una orientación norte-sur, se realizaron también sin andamios, colgando una plataforma del armazón de hierro según se iba montando éste.

En cuanto a su delineación, está lograda por la penetración de prismas rectangulares que forman una cruz griega en la sección transversal, con una suave gola realzada que amortigua la arista exterior de cruce de los dos prismas. Está considerada como la cruz cristiana más alta del mundo, visible a más de 40 kilómetros de distancia.[8]

Funicular

Funicular en funcionamiento.

Existe un funicular (cerrado desde 2009[47]​) que asciende a la base de la cruz en dirección sureste-norte, partiendo de una altura de 1.258 m. hasta llegar a los 1.383 m y salva, por tanto, 125 m. de desnivel en un recorrido de 277,6 m. Tiene una pendiente mínima del 43,44% y máxima del 53,1%.[48]

Asimismo, se puede ascender a la cruz por un camino con rampa y escaleras que parte del lado trasero del cerro de la Nava. También existe un ascensor de uso restringido que permite el acceso a la cruz por el interior de la montaña.

Escalinata y explanada

Desde la carretera se asciende a la gran explanada por una escalinata de 100 metros de anchura y dividida en dos tramos, cada uno de diez escalones. Está asentada sobre roca viva y termina en la gran explanada, que tiene una superficie de 30.600 metros cuadrados. Su pavimento forma una cruz en planta que deja, en los cuatro ángulos, cuadrados enlosados con piedras de forma irregular cuyas uniones se delinean con trébol y rey-gras. Un pretil ancho y fuerte enmarca esta parte central de la explanada y la separa de otras dos laterales a las que se desciende por escalinatas, también graníticas. Otra escalinata, de quince escalones y 63 metros de anchura, conduce a la puerta de la cripta.

Vista parcial de la explanada desde la entrada al templo.

Basílica

El pórtico y frontis

Frontis y escalinata de acceso.
Detalle de la puerta de entrada a la basílica.

Los planes iniciales de la basílica subterránea excavada en el Risco de la Nava fueron realizados por el primer arquitecto, Pedro Muguruza, pero Diego Méndez los culminó y llevó a cabo ciertas modificaciones sobre el proyecto original.

Se accede a ella a través de una gran explanada frontal en la que se empleó el material extraído del vaciado de la montaña. La puerta está flanqueada por dos alas simétricas que forman una exedra semicircular porticada. En el proyecto inicial de Muguruza, los arcos de medio punto iban cerrados y con una decoración en piedra, pero Diego Méndez decidió calarlos y desmontar para ello parte del risco, con los problemas correspondientes; dio lugar así a una verdadera galería.

Los arcos de medio punto, el interior con dovelaje almohadillado, inscritos en un recuadro de líneas sencillas, forman la gran portada. La puerta del templo, de 10,40 metros de altura por 5,80 metros de anchura, es de bronce y es obra de Fernando Cruz Solís, primer premio en el Concurso convocado al efecto a finales de 1956. En ella están representados los quince misterios del rosario y un apostolado.

Como remate de la portada, y sobre su cornisa, se aprecia el grupo escultórico denominado La Piedad, trabajo de Juan de Ávalos, elaborada en piedra de Calatorao (provincia de Zaragoza). Mide 5 metros de altura y 12 metros de longitud.

Vestíbulos de entrada y reja

La longitud total de la cripta es de 262 metros y alcanza su máxima altura en el crucero, donde llega hasta los 41 metros. Esta cripta, por orden de entrada, comprende: vestíbulo, atrio, espacio intermedio, gran nave y crucero. Aunque cada una de las estancias citadas poseen decoración y disposición propia, existe entre todas una armonía estética y estilística.

El vestíbulo, el atrio y el espacio intermedio tienen, cada uno, una superficie de 11 metros de anchura y la altura de sus bóvedas es de 11 metros. La altura en la gran nave es de 22 metros. En cuanto a su decoración, está conformada por los mismos elementos constructivos. Como consecuencia, forman la del vestíbulo cuatro anchas pilastras unidas por arcos fajones de medio punto y bóvedas con lunetos correspondientes a los arcos laterales. Se emplea en el atrio una decoración más rica, a base de pilastras en talud con bóveda y arcos fajones de medio punto, adornando estos un sencillo encasetonado.

Ángeles custodios dentro de hornacinas.

En el espacio intermedio, cubierto por bóveda de arista, se alojan, en dos grandes nichos, dos arcángeles gigantescos, obra de Carlos Ferreira, en actitud vigilante y de meditación, custodiando la entrada. Presentan las alas levantadas y apoyan sus brazos, echados hacia delante, en la empuñadura de la espada hincada en los plintos. Según testimonio del fundidor, están elaborados con bronce de cañones empleados durante la guerra, como símbolo de que la contienda había terminado. El descenso de diez escalones, número canónico en la simbología del monumento, lleva a la reja.

La reja vista desde la nave.

Esta delimita y da acceso al lugar de culto propiamente dicho. Es obra de José Espinós (autor también de los apliques de la gran nave). La elaborada reja, de sobria policromía, está inspirada en las platerescas, de gran tradición en catedrales e iglesias españolas. Consta de tres cuerpos perfectamente definidos, cuya separación está marcada por cuatro machones: dos adosados a los muros y otros dos que hacen de jambas para el juego de la puerta central. En los mencionados machones, de izquierda a derecha y de arriba a abajo, aparecen adosados al cuerpo de la reja figuras de cuarenta santos. Una crestería formada por ángeles, en los extremos, e insignias de héroes y mártires como remate de los machones centrales, acompaña a la figura de Santiago apóstol, patrón de España, que aparece en el centro, coronada por cruz y ángeles. Los espacios entre los machones se cubren por siete barrotes en cada lateral y dieciocho en las hojas de la puerta.

La gran nave

La gran nave de la cripta.

La nave está a un nivel más bajo para realzar el presbiterio y romper la monotonía de un espacio tan largo. Está dividida en cuatro tramos, marcados por series de grandes arcos fajones, cruzados en la bóveda para formar casetones.

Las dimensiones del templo actual son superiores a las de la primitiva perforación, que era de 11 por 11 metros. Las dificultades técnicas de la ampliación del túnel fueron muy grandes por la estructura granítica del risco, con diaclasas que podían producir desprendimientos, hasta el punto de que se tomó la decisión de macizar el túnel existente con los escombros de la ampliación del suelo y costados, y una vez terminada y consolidada esta, proceder al vaciado total. En agosto de 1954 se realizó el revestimiento interior, con grandes arcos fajones hormigonados, así como los laterales y el suelo, lo que contribuye a la estabilidad del conjunto y a la sujeción de la masa de piedra que gravita sobre la bóveda.

Capillas del lado derecho, de izquierda a derecha: Inmaculada Concepción, Virgen del Carmen y Virgen de Loreto. En sus respectivos interiores se observan trípticos, altares, apliques y las figuras de los apóstoles sustentadas sobre peanas adosadas a la pared.
Capillas del lado izquierdo, de izquierda a derecha: Virgen de África, de la Merced y del Pilar.

A la derecha y a la izquierda se abren seis pequeñas capillas, señaladas en los muros de la nave por grandes relieves de alabastro correspondientes a distintas advocaciones de la Virgen como Patrona de los Ejércitos de tierra, mar y aire y por su vinculación a aspectos importantes de la historia de España. Por orden de entrada, a la derecha: Inmaculada Concepción, Nuestra Señora del Carmen (ambas son obra de Carlos Ferreira) y Nuestra Señora de Loreto (Ramón Mateu); a la izquierda; Nuestra Señora de África (Ferreira), Nuestra Señora de la Merced (Lapayese) y Nuestra Señora del Pilar (Mateu).

La serie de tapices del Apocalipsis de San Juan están insertados en las paredes, en un vano rectangular destinado al efecto.

En estas capillas la decoración es muy sencilla: frontales de altares en relieve y trípticos de estilo gótico flamenco del s. XV pintados a mano en cuero, a la manera de los guadamecíes españoles de recuerdo y traza medieval, los cuales fueron hechos en el s. XX por los Lapayese. En ambos casos se representan escenas de la vida de Cristo y la Virgen María. Otros elementos escultóricos presentes en el interior de cada capilla también son trabajo de Lapayese, padre e hijo. Se trata de dos imágenes en alabastro de los Apóstoles emplazadas en los muros laterales de cada una de ellas, de tal modo que forman un conjunto de doce (en lugar de Judas Iscariote se optó por san Matías).

En las paredes, intercalados entre cada capilla, cuelgan ocho tapices de la serie el Apocalipsis de San Juan, copia de una colección flamenca del siglo XVI adquirida por Carlos V y traída a España por Felipe II. Los originales se encuentran en el Palacio de La Granja. No obstante, estas réplicas tienen un destacado valor artístico.

Por debajo de los tapices corren a lo largo de los muros, a modo de zócalo, dos hiladas almohadilladas.

Acceso al crucero

Algunas de las esculturas alegóricas.

Desde la gran nave se asciende al crucero por una escalera de diez peldaños. Se observan a los lados ocho estatuas sobre sendas pilastras, obra de Antonio Martín y Luis Sanguino, con la cabeza inclinada y cubierta, invitando a una actitud de respeto y silencio, ya que el visitante se encuentra en un espacio sagrado y en un gran cementerio de guerra. Representan a contendientes caídos en la guerra por tierra, mar, aire, así como voluntarios. La tosca labra de las vestiduras contrasta con el pulimento de rostros y brazos.

A lo largo de este espacio se sitúan dos hileras de bancos para escuchar la misa.

Crucero

En la parte central del crucero varían las normas decorativas adoptadas en la nave y espacios que la preceden; no obstante, se logra la afinidad con estos por su misma disparidad. La traza es rígidamente clásica en los lienzos murales, y solo se quiebran en los cuatro arcos torales, sostén del casquete de la cúpula, formados por dovelas almohadilladas que se abocinan.

Archivo:Jesucristo de Beovides.jpg
Cristo crucificado tallado por Beobide, sobre cruz de madera de enebro. Situado sobre el altar mayor y bajo la cúpula del crucero.

En el centro mismo del crucero y en verticalidad con la cruz monumental del exterior, está emplazado el altar mayor, formado por un gran losa de granito pulimentado de una sola pieza. El frontal anterior de la mesa del altar se decora con un bajorrelieve del Santo Entierro, en chapa dorada, diseñado por el arquitecto Diego Méndez y ejecutado por Espinos. El frontal posterior representa la Última Cena. A sus lados, se ve el conjunto del «Tetramorfos» o símbolos de los cuatro evangelistas: el toro de San Lucas, el león de San Marcos, el ángel de San Mateo y el águila de San Juan.

Parte posterior del altar mayor, con el relieve de la última cena en el podio.

Como único adorno del altar, y sobre el mismo, se alza una talla de Cristo crucificado del imaginero Julio Beobide y policromado por Ignacio Zuloaga.

Los brazos laterales del crucero, con 12,80 metros de anchura, terminan en las capillas del Santísimo y del Santo Sepulcro.

Entorno del presbiterio: los arcángeles

El altar mayor, al fondo el coro y en el lateral derecho se observa uno de los cuatro arcángeles flanqueado por dos altas pilastras acanaladas de orden toscano.

En torno al presbiterio sobresalen las imágenes de cuatro grandes arcángeles de bronce, de 7 m. de altura y obra de Ávalos: san Rafael, san Miguel, san Gabriel y san Uriel (Yezrael o Azrael).

San Rafael aparece representado conforme al papel que desempeñó en esta historia, con el bastón de peregrino como guía del personaje del libro y con el pez con cuya hiel curó su ceguera. San Miguel se representa con la espada, como triunfador sobre la rebelión de Luzbel o Satanás. San Gabriel sostiene una azucena, en referencia a su misión de haber anunciado a la Virgen María. También había anunciado previamente a Zacarías el nacimiento de san Juan Bautista. San Uriel, como fue conocido en la Edad Media cristiana sobre todo a partir de san Isidoro de Sevilla, es el Yezrael o Azrael de los judíos y está representado de la misma forma en que estos lo hacen: con la cabeza inclinada y cubierta y las manos en alto en actitud orante. Es el arcángel que, según algunos relatos apócrifos del Antiguo Testamento no considerados como inspirados por Dios (si bien la tradición judía y cristiana ha aceptado algunos elementos de ellos, presenta los difuntos ante Yahveh: de ahí también que es el que presenta las almas de los caídos ante Dios. De los cuatro arcángeles de la basílica, es el que más llama la atención de los visitantes.

El crucero se ve completado por tres frentes: al final de la basílica, el coro; en el lado derecho, la Capilla del Sepulcro; y a la izquierda del crucero, la Capilla del Santísimo.

Cúpula

Archivo:Valle de los Caídos. Cúpula del altar mayor.jpg
Cúpula de mosaico, obra de Padrós.

Sobre el crucero se dispone una cúpula, rematada por un lucernario, decorada con un mosaico de Santiago Padrós. De frente, se representa en el centro la imagen, típicamente bizantina y románica, del «Pantocrátor»: Cristo todopoderoso, Rey y Juez, en majestad, con el libro de la Vida en el que aparece inscrita la frase «Ego sum lux mundi» («Yo soy la luz del mundo»). La típica «mandorla o almendra mística» del arte románico que le rodea está conformada por alas de serafines y querubines. La presencia de los ángeles en el Cielo está claramente representada igualmente por otros más en el mosaico, con incensarios y espadas, según las descripciones simbólicas de algunos textos del Antiguo y del Nuevo Testamento.

Por debajo de Cristo se observa el tema del triunfo o la exaltación de la Santa Cruz, titular del santuario. La «Vera Cruz» está siendo ensalzada sobre el Monte Calvario, donde se descubren las de los dos ladrones que fueron crucificados a sus dos lados.

A la derecha de Jesucristo se sitúa un grupo amplio de santos españoles con Santiago el Mayor a la cabeza, y a la izquierda otro de mártires españoles presididos por San Pablo (es decir, los dos Apóstoles que, según la tradición, vinieron a predicar a España). Se encuentra aquí resumida toda la historia de España como nación católica.

Desde el lado opuesto, en el centro se sitúa el grupo de la Asunción de la Virgen, elevada al cielo por ángeles desde una montaña que representa la de Montserrat. La representación de Montserrat se debe a los siguientes motivos: la Virgen de esta advocación es la Patrona de Cataluña, Padrós era catalán, además su esposa tenía ese nombre y en cierto momento estuvo a punto de venir una comunidad de monjes benedictinos de Montserrat a hacerse cargo del santuario, antes de que se tratara con la abadía de Silos. Sobre la montaña se descubre la sierra de carpintero, de tal modo que está plasmado así el escudo de la abadía de Montserrat. En la propia montaña, por otro lado, existe una vieira, venera o concha de Santiago, en alusión al nombre del artista, y una inscripción referente a su elaboración por él.

A los lados del grupo de la Asunción de la Virgen están los caídos civiles y religiosos y los caídos militares en la Guerra Civil, también se observan un cañón y cinco banderas; tres banderas de España (la rojigualda) sin escudos identificativos, otra con la Cruz de Borgoña y una falangista, siendo esta última la única simbología estrictamente franquista existente en toda la iglesia.

El mosaico, de más de cinco millones de teselas, fue elaborado en plano en el Teatro Real de Madrid, con la dificultad de tener que incorporarlo luego a un plano abovedado, de cúpula, lo cual se hizo por el denominado método indirecto. Por eso, una vez instalado, Padrós observó que entre la columna central de ángeles del grupo de la Asunción (la única columna diseñada originalmente) y los dos grupos de caídos, especialmente el de los contendientes, había un espacio muy grande. Para romper esa distancia, ya sobre el sitio decidió levantar otras dos columnas laterales de ángeles de tamaño más pequeño y juguetones.

Padrós hizo retratos reales de personajes, tanto históricos (algunos santos, por ejemplo San Ignacio y Santa Teresa), como otros que dibujaba en el Metro de Madrid para plasmarlos en el mosaico, su propio autorretrato y el de su esposa, o bien el de otros personajes notables de la época (entre ellos, Miguel de Unamuno en el papel de San Raimundo de Fitero).

Para salvar el mosaico de las humedades que se preveían y que se observan a simple vista en varias partes de la basílica, Diego Méndez construyó una doble cúpula: sobre la del mosaico, que está recubierta por una capa de tela asfáltica que la impermeabiliza, existe un vano muy amplio y otra cúpula superior.

El coro

El coro en penumbra.

En la cabecera del templo está el coro de inspiración renacentista, planta semicircular y 70 sitiales dispuestos en tres alturas o niveles, unido, por su parte posterior, con una galería que lleva a la escalera y al ascensor de la cruz. En él se sitúan los monjes y la escolanía durante la celebración de la misa. La sillería es de madera de nogal y fue tallada por Ramón Lapayese con escenas de guerra medieval. Según su autor, el tema era libre, la referencia a las Cruzadas medievales parece evidente, sobre todo porque en algunos de los paneles se ven viviendas del estilo de las existentes en Tierra Santa, además de otros detalles que apuntan en esa dirección.

En alabastro hay unas imágenes en relieve de santos benedictinos, unos de ellos con el hábito cotidiano y otros con el coral o cogulla, y dos figuras de bulto redondo del mismo material: san Benito de Nursia con el libro de la Santa Regla que redactó para legislar la vida de sus monjes, y san Francisco de Asís con un crucifijo en sus manos.

La Capilla del Sepulcro

En el lado derecho del crucero se encuentra la Capilla del Sepulcro con tres esculturas de Lapayese: un Cristo yacente y las imágenes del Calvario, es decir, la Virgen María y san Juan Evangelista. En el techo existe otro mosaico de Santiago Padrós, que en este caso representa el Santo Entierro.

La Capilla del Santísimo

A la izquierda del crucero está la Capilla del Santísimo. En ella se encuentra un sagrario de plata de Espinós, en el que se observan los relieves de los Apóstoles y otros motivos.

Detrás de él hay un retablo de estilo gótico flamenco del siglo XV (hecho en el s. XX) en el que está representada la Santísima Trinidad en una escena de dolor: el Padre, con el Espíritu Santo en forma de paloma, sostiene al Hijo muerto en sus brazos, mostrando al mundo hasta dónde ha llegado el amor de Dios a los hombres. Se halla franqueado por las imágenes de seis apóstoles. Bajo el altar se descubren otras pinturas de santos de estilo semejante.

La capilla está coronada en su techo por un mosaico de la Ascensión de Jesucristo, obra de Victoriano Pardo. De este modo, en las dos grandes capillas laterales nos encontramos con representaciones de la Pasión y Muerte y de la Gloria como misterios centrales del cristianismo, a la vez que guardan relación con la presencia de tantos caídos de la guerra en el lugar, que se convierte de este modo en un santuario de esperanza en la vida eterna.

Abadía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos

La abadía en primer término, conectada con la hospedería externa por dos largas galerías porticadas.

Erigidos sobre una explanada en la parte posterior del Risco de la Nava, se extiende un conjunto de edificaciones formado por claustro, pórtico posterior, monasterio, noviciado, escolanía y hospedería interna, de una parte, y hospedería externa, de otra. El singular claustro no muestra la característica disposición cuadrangular de otros monasterios, sino que es rectangular y se halla abierto hacia la contemplación de la cruz monumental.

En un rectángulo de 300 metros de longitud y 150 de anchura, acotado por dos galerías laterales con arcos de medio punto, se hallan encuadrados las susodichos edificios, todos ellos en piedra granítica y tejado de pizarra a cuatro aguas.

Junto a la abadía se encuentra el cementerio de los monjes benedictinos, para visitarlo se requiere el permiso de los mismos. La basílica y la abadía están comunicadas a través de un acceso privado que cuenta con una gran puerta monumental de bronce, obra de Damián Villar González.

El papa Pío XII emitió el 27 de mayo de 1958 el breve pontificio Stat Crux, caso único en el siglo XX con respecto a la Orden de San Benito,[49]​ por el cual se disponía todo lo oportuno para la erección inmediata del monasterio en abadía.

En la fiesta del Triunfo de la Santa Cruz, el 17 de julio de 1958, veinte monjes llegados de Silos emprendían el inicio de la nueva comunidad benedictina en el Valle.

Controversia

Sobre el personal de construcción

  • Un decreto de 28 de mayo de 1937 establecía para la redención de penas el derecho al trabajo de los prisioneros de guerra y presos no comunes. También establecía que los prisioneros de guerra y presos no comunes solo podrían trabajar como peones, con el jornal correspondiente a esa categoría y establecía la cantidad que debía abonarse a la mujer, si el preso estuviera casado, y a cada hijo menor de 15 años de edad, si los tuviera.
  • En 1943 el Patronato Central de Redención de Penas por el Trabajo explicaba que las Empresas asignaban a cada obrero el mismo salario que a los trabajadores libres dentro de su profesión y especialidad. Las horas extraordinarias también les eran abonadas. Regía para ellos toda la legislación social de los obreros libres. Las Empresas -las del Valle de los Caídos y las de otras obras- se encargaban de la alimentación. A ellas correspondía el gasto íntegro de la alimentación y mensualmente se resarcían del importe del socorro recibiendo de las Prisiones Provinciales lo concerniente al Estado y mediante deducción al liquidar mensualmente con el Patronato, de lo que este tiene asignado a cada obrero para alimentación: 2 pesetas, por el primer concepto, y 0.85 pesetas, por el segundo, la diferencia hasta cubrir el coste real de la manutención, que nunca baja de 4 pesetas por obrero y día, y que también corre a cargo de la Empresa.
  • La memoria del Patronato de 1949, explica que durante los primeros años de implantación del sistema de redención de penas por el trabajo, los reclusos no pudieron apreciar prácticamente la importancia que para ellos tenía, porque antes de que pudieran recoger ese beneficio para anticipar la fecha de su liberación, se vieron en la calle por sucesivos indultos y constantes concesiones de libertad en bloque. Ese mismo año, El Decreto de Indulto de 9 de diciembre estableció múltiples indultos para los represaliados de la Guerra Civil.
  • El escritor Daniel Sueiro, en El Valle de los Caídos, 1983, afirma que se trataba de liquidar con la mayor rapidez posible el problema penitenciario surgido con motivo de la guerra y por ello se autorizó al Patronato para conceder hasta cinco días de redención por uno de trabajo, que sirvió para liquidar, con verdadera rapidez, las condenas más importantes.
  • El Campo de trabajo de Cuelgamuros estuvo dirigido por la Dirección General de Campos de Concentración creada durante la guerra civil y estudiada por el profesor Javier Rodrigo (UB). Entre los miles de presos que pasaron por Cuelgamuros, uno de los más famosos fue Nicolás Sánchez Albornoz, posteriormente profesor de Historia Económica (Hunter College, N.Y) quien se fugó del Campo en compañía de otro estudiante antifranquista también preso, en 1948, ayudados por dos estudiantes norteamericanas, una de ellas Barbara P. Salomon, también historiadora; su peripecia está contada en la película Los años bárbaros. Por otra parte, el estudioso del sistema carcelario franquista, Domingo Teixeiro (UdV), defiende en su tesis que el sistema de redención de penas por el trabajo aplicado a los presos políticos y exsoldados republicanos no era más que un mecanismo de presión y reeducación, además de cumplir fines económicos en beneficio de empresas que utilizaban el trabajo de los presos
  • En cuanto a las condiciones de trabajo, el arquitecto Pedro Muguruza estableció que para realizar el trabajo pesado de las obras los trabajadores, tanto obreros libres como obreros presos, debían seguir una dieta de entre 3.000 y 3.500 calorías.[50]​ Según el médico durante 18 años de los años de construcción, el doctor Ángel Lausín, los accidentes durante la obra eran frecuentes, siendo mortales en varias ocasiones.[51]​ El obrero preso Jesús Cantelar Canales describió las condiciones de trabajo y de vida como mejores comparadas con la construcción de la presa del embalse de Riosequillo en Buitrago del Lozoya, a la que se refiere como «un campo de trabajos forzados», mientras que en las obras de Valle de Cuelgamuros la jornada terminaba a las ocho y podían recibir visitas de familiares.[52]
  • Existen determinadas referencias que hablan del empleo en su construcción de miles de presos republicanos (unos 20 000 según Rafael Torres[53]​) que, de esta forma, redimieron parte de la condena que les había sido impuesta, en función de la fórmula «1 día de trabajo = 5 días de remisión de pena».[54]
  • Otra información diferente la ofrece el arquitecto Diego Méndez González, director de las obras desde diciembre de 1950 hasta su conclusión, informa que, durante los quince años de trabajo normalmente había unos 2000 obreros a diario. Según esa misma información, «el número de trabajadores que eran presos que redimían pena fue de 46 hombres. La mayoría de estos 46, una vez obtenida la libertad, continuó su tarea hasta el fin de las obras como personal libre contratado por las distintas empresas, y algunos pasaron a trabajar después en la Fundación del Valle».[55]
  • El historiador británico Paul Preston en «Franco, caudillo de España»[56]​ da por cierto que el Valle de los Caídos fue excavado por presos políticos, aunque dada la inexistencia de tuneladoras por esa época, fue también necesaria la dirección de ingenieros y obreros especializados externos. No obstante, se empleaba en estas tareas a presos procedentes de las zonas mineras, para dinamitar la roca, un trabajo no realizable por otros presos tales como campesinos, militares ni obreros industriales, que eran dedicados al simple peonaje.
  • El profesor y doctor en historia Alberto Bárcena Pérez refuta en «Los Presos del Valle de los Caídos» la cifra de 20 000 presos republicanos obligados a trabajar. El libro, publicado en 2015, se basa en documentación oficial que se conservan en los archivos del antiguo Consejo de Obras del Monumento Nacional a los Caídos, situados en el Palacio Real de Madrid. Según Bárcena, nadie fue forzado a trabajar en la erección del complejo, aquel recluso que desease trabajar en el mismo debía solicitarlo por escrito, teniendo que cumplimentar una instancia que se tramitaba ante el Ministerio de Justicia, Patronato de Nuestra Señora de la Merced (creado al efecto), en dicha solicitud el preso en cuestión tenía que explicar las razones de su deseo por un puesto, cárcel de la que provenía, por qué estaba en ella y años de prisión que le restaban por cumplir. La fuerza laboral la constituían tanto trabajadores libres como condenados, entre estos últimos los había políticos, pero también comunes, ambos tipos se beneficiaron de una redención extraordinaria de penas –llegaron a ser hasta seis días por jornada de trabajo (las horas extras también se contabilizaban a efectos de reducción de condena)–, cobraban el mismo salario que el resto de trabajadores del ramo que se tratase, y, en un buen número de casos, solicitaron continuar en la obra después de haber redimido la condena.[57]​ En cuanto a la siniestralidad laboral, esta fue sensiblemente menor a la habitual en la época. En 19 años murieron entre 14 y 18 personas, algunas de ellas en accidente de tráfico o por imprudencias. Durante los ocho primeros años de construcción, cuando el número de presos políticos era mayor, no hubo ninguna baja mortal.[58]

Muertes durante la obra

  • A menudo se señala que muchos de estos presos no llegaron nunca a gozar de la libertad pues debido al tipo de trabajo, que exigía el manejo de grandes bloques de piedra, y por la falta de medidas de seguridad de la época, los accidentes eran diarios, y en muchos casos mortales.[59]
  • Algunas fuentes presenciales, como el médico preso Ángel Lausín que trabajó en la obra durante dieciocho años[60]​ examinó 14 de los 15 trabajadores muertos por accidente laboral documentados que murieron durante todo el periodo de construcción. Sin embargo el doctor Lausín reconoce que desconoce los fallecidos por heridas graves que fueron trasladados fuera del recinto y el número de trabajadores, tanto obreros libres como obreros presos, fallecidos por contraer silicosis durante las obras.[61]

Sepultura de Francisco Franco

Sepultura de Francisco Franco en el interior de la basílica.

Contrariamente a lo que se ha afirmado, el recinto no fue concebido como mausoleo para el dictador. Según su única hija Carmen, éste nunca manifestó dónde quería ser inhumado.[62]

Rufo Gamazo Rico, asesor y amigo personal de Carlos Arias Navarro confirmó que: «Semanas antes de la muerte de Franco, el presidente Carlos Arias preguntó a la hija del jefe del Estado, Carmen Franco Polo, si la familia tenía alguna previsión sobre el lugar de enterramiento de su padre: "Ninguna", respondió Carmen Franco Polo».[62]

La decisión de enterrarlo en el Valle la tomó el gobierno de entonces, decisión ratificada por el rey Juan Carlos I[63]​ quien pidió permiso por escrito al Padre Abad para que lo consintiera:

Excmo. y Rvdmo. Padre Abad de la Basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos y Reverenda Comunidad de Monjes: Habiéndose Dios servido llevarse para SI, a SU EXCELENCIA EL JEFE DEL ESTADO Y GENERALISIMO DE LOS EJERCITOS DE ESPAÑA, DON FRANCISCO FRANCO BAHAMONDE (q.e.G.e.) el pasado jueves día 20 del corriente, he decidido que los Excmos. Señores Don Ernesto Sánchez-Galiano Fernández, y Don José Ramón Gavilán y Ponce de León, Primer y Segundo Jefes de la Casa Militar y Don Fernando Fuertes de Villavicencio, Jefe de la Casa Civil de S. E. e Intendente General, que acompañan a los Restos Mortales de SU EXCELENCIA, os los entreguen. Y así os encarezco los recibáis y los coloqueis en el Sepulcro destinado al efecto, sito en el Presbiterio entre el Altar Mayor y el Coro de la Basílica, encomendando al Excmo. Señor Ministro de Justicia, Notario Mayor del Reino, Don José María Sánchez-Ventura y Pascual, que levante el Acta correspondiente a tan Solemne Ceremonia.

Palacio de la Zarzuela, a las dieciseis horas del día 22 de noviembre de mil novecientos setenta y cinco.

Yo el Rey.

Al Excmo. y Rvdmo. Padre Abad Mitrado de la Basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, Don Luis María de Lojendio é Irure.[64]

Las obras para acondicionar la tumba se realizaron a toda prisa antes del fallecimiento del general; para ello tuvieron que desviarse parte de los conductos subterráneos de drenaje de la nave central. Esto lo confirmó Juan de Ávalos en un programa de Televisión Española, Tal Cual, emitido en 1993, comentando que Ramón Andrada Pfeiffer le había dicho lo siguiente: «Juan tengo un disgusto tremendo porque en quince días tenemos que preparar la tumba para Franco».[cita requerida]

Aparición en los medios

En 1963 el productor Samuel Bronston produjo un documental sobre el monumento que fue presentado en el Teatro Odeon de Londres el 2 de diciembre, con música de Cristóbal Halffter. Los derechos fueron donados al Patronato de la Basílica de la Santa Cruz de Valle de los Caídos.

La película-documental sobre la transición española Después de... (No se os puede dejar solos, primera parte,[65]​ y Atado y bien atado, segunda parte[66]​), presenta un extenso metraje rodado en el monumento durante el entierro de Franco (1975) y durante la celebración del 20-N de 1980, al que asistió Carmen Polo, su viuda.

El Valle de los Caídos aparece en la novela Altered Carbon de Richard Morgan del año 2002, donde es utilizado como una base de operaciones de uno de los antagonistas principales, Reileen Kawahara. En la novela de 1982 de Graham Greene Monseñor Quijote (Monsignor Quixote) utiliza una visita al Valle para ilustrar las actitudes políticas y sociales del gobierno de Franco y el estado de su tumba en la España moderna. También aparece en la película española de comedia-terror Balada triste de trompeta, donde los protagonistas tienen una pelea en lo alto de la cruz.

En 2013 se estrena en España el documental All'ombra della croce (A la sombra de la cruz)[67]​ dirigido por el italiano Alessandro Pugno, suscitando polémicas e interés por los medios nacionales e internacionales.[68]​ La película cuenta la historia escondida de los niños de la escolanía, que todos los días cantan misa en la Abadía del Valle. Los niños viven en un internado donde reciben una educación religiosa.[69]​ La película ha sido galardonada con el premio al mejor documental en el Festival de Málaga de Cine Español.

Véase también

Referencias

  1. «El Valle no se toca, es de los Caídos, un símbolo del franquismo, ahora de todos los caídos». El Mundo (Madrid). EFE. 29 de noviembre de 2011. Consultado el 18 de junio de 2018. 
  2. Gancedo, Emilio (24 de mayo de 2009). ««El Valle de los Caídos nació para ser el parque temático del franquismo»». Diario de León (León). Consultado el 18 de junio de 2018. 
  3. César Vidal (22 de octubre de 2000). «¿Cómo se realizó la cruz de los caídos?». Consultado el 12/10/2019. 
  4. Spain's 'monstrosity' remembering Franco era en European Jewish Press. Archivada en Wayback Machine
  5. a b «El Valle de los Caídos en cifras y fechas». 
  6. Sueiro, Daniel (1983). El Valle de los Caídos: los secretos de la cripta franquista. Argos Vergara. pp. 19 y 118. ISBN 978-84-71785473. 
  7. Aunión, J.A. (20 de octubre de 2019). «Valle de los Caídos. El sueño del dictador». El País. Consultado el 22 de octubre de 2019. 
  8. a b Juanjo Robledo (24 de diciembre de 2010). «El Valle de los Caídos: un monumento incómodo para España». BBC. 
  9. «El Valle de los Caídos bate récord de visitas: 150 000 asistentes desde enero de 2013. Se calcula que pueda alcanzar los 300 000 turistas este año». El Confidencial Digital. 20 de agosto de 2013. 
  10. «La entrada al Valle de los Caídos, un ingreso anual de más de dos millones de euros». La Vanguardia. 29 de julio de 2010. 
  11. [1]
  12. «Objetivos Fundacionales». 
  13. a b Ferrándiz, 2011, p. 494.
  14. Ferrándiz, 2011, p. 484.
  15. Ferrándiz, 2011, p. 495.
  16. [2]
  17. «El Gobierno y Patrimonio abren al público el Valle de los Caídos, a pleno rendimiento, y licita una cafetería». Qué. 12 de junio de 2012. Consultado el 15 de octubre de 2012. 
  18. https://www.elespanol.com/cultura/patrimonio/20180709/exhumacion-franco-duplica-visitas-valle-caidos/321218556_0.html
  19. Moreno Garrido, 2010, p. 31.
  20. «Fate of Franco's Valley of Fallen reopens Spain wounds» (en inglés). BBC. 2011. 
  21. «Decreto de 1 de abril de 1940 disponiendo se alcen Basílica, Monasterio y Cuartel de Juventudes, en la finca situada en las vertientes de la Sierra del Guadarrama (El Escorial), conocida por Cuelga-muros, para perpetuar la memoria de los caídos en nuestra Gloriosa Cruzada». Boletín Oficial del Estado núm. 93, de 1 de abril de 1940: 2240. ISSN 0212-033X. 
  22. «Decreto-Ley de 23 de agosto de 1957 por el que se establece la Fundación de la Santa Cruz del Valle de los Caídos». 
  23. «Informe de la Comisióin de Expertos del Valle de los Caidos. Ministerio de la Presidencia, 2011, punto 13, página 10.». 
  24. Muñoz Cosme, 2009, p. 94.
  25. Chías Navarro, 2015, pp. 174-175.
  26. «Santa Cruz del Valle de los Caídos, Guía Turística, Patrimonio Nacional, 1970, p. 5». 
  27. «Los republicanos saldrán del Valle de los Caídos». Público. España. 30 de septiembre de 2009. 
  28. «Última misa por Franco en el Valle de los Caídos antes de la Memoria Histórica». 20 Minutos. 17 de noviembre de 2007. 
  29. Junquera, Natalia (20 de noviembre de 2015). «¿Quién pone flores frescas en la tumba de Franco?». El País. Consultado el 18 de junio de 2018. 
  30. Informe Brincat sobre la dictadura franquista y la propuesta del uso educativo del monumento, en inglés (disponible también en francés)
  31. El Valle, símbolo de reconciliación: «Es el lugar símbolo con que se quiso sellar aquella hora de España y fue una cruz y un altar,... lo que ha unido la sangre de Dios no la separe el hombre,... no se construye una sociedad amputando previamente sus raíces o procediendo a invertir sus fundamentos históricos». [3]
  32. Artículo 16 del informe de la ponencia de la ley en la Comisión Constitucional:
    Artículo 16. Valle de los Caídos.

    1. El Valle de los Caídos se regirá estrictamente por las normas aplicables con carácter general a los lugares de culto y a los cementerios públicos.
    2. En ningún lugar del recinto podrán llevarse a cabo actos de naturaleza política ni exaltadores de la Guerra Civil, de sus protagonistas o del franquismo.
    3. La Fundación gestora del Valle de los Caídos incluirá entre sus objetivos honrar la memoria de todas las personas fallecidas a consecuencia de la Guerra Civil de 1936-1939 y de la represión política que la siguió con objeto de profundizar el conocimiento de ese período histórico y en la exaltación de la paz y de los valores democráticos.
  33. La Ley de Memoria Histórica pasa al Pleno respaldada por PSOE, PNV, CiU, IU y CC, noticia del diario El Mundo, 17 de octubre del 2007
  34. El PP acepta «despolitizar» el Valle de los Caídos, que honrará a las víctimas de la Guerra Civil, noticia del diario El País, 17 de octubre del 2007
  35. «Rubalcaba confirma que no se puede identificar a los enterrados en el Valle de los Caídos». 
  36. Domínguez, Iñigo (19 de marzo de 2018). «¿Quién manda en el Valle de los Caídos?». El País. Consultado el 19 de marzo de 2018. 
  37. «El escultor Juan de Ávalos usó materiales incompatibles que destruyen las obras desde el interior, según un estudio del CSIC». 
  38. «El imparable hundimiento del Valle de los Caídos, eldiario.es 11/05/2016». Archivado desde el original el 12 de mayo de 2016. Consultado el 12 de mayo de 2016. 
  39. Sevilla, Diario de. «La ONU urge a España a atender los reclamos de las víctimas de la Guerra Civil y del franquismo». Diario de Jerez. Consultado el 20 de mayo de 2017. 
  40. «Votación del decreto de exhumación de Franco». El País. 13 de septiembre de 2018. Consultado el 13 de septiembre de 2018. 
  41. a b c «Opinión encuentros». Archivado desde el original el 20 de febrero de 2015. 
  42. León, Pablo (10 de enero de 2015). «Un problema como una montaña». El País. Consultado el 18 de junio de 2018. 
  43. «La entrada al Valle de los Caídos, un ingreso anual de más de dos millones de euros». La Vanguardia. 29 de julio de 2010. 
  44. Sevilla, Diario de. «El Valle de los Caídos generó a Patrimonio un déficit acumulado de 2,5 millones de euros en los tres últimos años». Diario de Jerez. Consultado el 14 de mayo de 2017. 
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  46. «Santa Cruz del Valle de los Caídos, Guía Turística, Patrimonio Nacional, 1970, p. 7». 
  47. León, Pablo (10 de enero de 2015). «Un problema como una montaña». El País. Consultado el 18 de junio de 2018. 
  48. «En funcionamiento el funicular del Valle de los Caídos». Via libre. 20 de junio de 2006. Consultado el 18 de junio de 2018. 
  49. «Breve historia de la abadía». 
  50. «http://s.libertaddigital.com/doc/regimen-alimenticio-de-los-obreros-en-el-valle-41912040.pdf». 
  51. Daniel Sueiro (1976). La verdadera historia del Valle de los Caídos. Sedmay. pp. 34 y 35. ISBN 84-7380-215-2. 
  52. Daniel Sueiro (1976). La verdadera historia del Valle de los Caídos. Sedmay. pp. 26 a 29. ISBN 84-7380-215-2. 
  53. Rafael Torres, «Esclavos de Franco». Ed. Oberón 2000
  54. Cf. «Subida de materiales» (consultado el 6-11-2013).
  55. Diego Méndez, El Valle de los Caídos. Idea, proyecto y construcción, Abadía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, 2009 (1.ª ed. 1982), p. 273. ISBN 84-85993-01-2.
  56. Paul Preston, Franco caudillo de España Ed. RBA Coleccionables, S.A., Barcelona, 2005. ISBN 84-473-3637-9
  57. ««Todos contra la verdad histórica»». Archivado desde el original el 4 de marzo de 2016. Consultado el 14 de agosto de 2015. 
  58. ««Los presos del Valle de los Caídos»». 
  59. El Valle de los Caídos en primera persona. rtve.es
  60. Daniel Sueiro (1976). La verdadera historia del Valle de los Caídos. Sedmay. pp. 34 a 36. ISBN 84-7380-215-2. 
  61. Daniel Sueiro (1976). La verdadera historia del Valle de los Caídos. Sedmay. p. 34. ISBN 84-7380-215-2. 
  62. a b «Una sepultura para Franco en Mingorrubio, El País 16/10/2010». 
  63. «El Rey fue quien llevó a Franco al Valle de los Caídos». 
  64. «Carta de Juan Carlos I dirigida al Padre Abad». 
  65. «No se os puede dejar solos». 
  66. «Atado y bien atado». 
  67. «All'ombra della croce». 
  68. «El País 17/03/13». 
  69. «Sinopsis All'ombra della croc». 

Bibliografía

Enlaces externos

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