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Voltaire

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El seudónimo "Voltaire"

Existen varias hipótesis acerca del seudónimo "Voltaire". Una versión muy aceptada dice que deriva del apelativo "Petit Volontaire" que usaban sus familiares para referirse a él de pequeño. No obstante, parece ser que la versión más verosímil es que Voltaire es el anagrama de "Arouet L(e) J(eune)" (Arouet, el joven), utilizando las mayúsculas latinas.

También existen otras hipótesis, puede tratarse del nombre de un pequeño feudo que poseía su madre, se ha dicho que puede ser el sintagma verbal que significaba en francés antiguo que él "voulait faire taire" (deseaba hacer callar, de ahí vol-taire), a causa de su pensamiento innovador, que pueden ser las sílabas de la palabra re-vol-tai (revoltoso) en otro orden. En cualquier caso, es posible que la elección que el joven Arouet adopta, tras su detención en 1717, sea una combinación de más de una de estas hipótesis.

Biografía

Voltaire

François-Marie Arouet fue el último de los cinco hijos del notario François Arouet (16501 de enero de 1722) y de Marie Marguerite d'Aumart (1660 - 13 de julio de 1701), miembro de una familia noble de la provincia de Poitou-Charentes y que murió cuando él tenía siete años de edad. Estudió en el colegio jesuita Louis-le-Grand (1704-1711) durante los últimos años del reinado de Luis XIV y en el que aprendió latín y griego. En el colegio trabó amistad con los hermanos René-Louis y Marc-Pierre Argenson, futuros ministros del rey Luis XV.

Alrededor de 1706 Voltaire escribió la tragedia Amulius y Numitor, de la que se encontraron más tarde algunos fragmentos que se publicaron en el siglo XIX. Entre 1711 y 1713 estudió Derecho. Su padrino, el Abad de Châteauneuf, lo introdujo en una sociedad libertina, la Sociedad del Temple y para esa época recibió una herencia de Ninon de Lenclos.

En 1713 obtuvo el cargo de secretario de la embajada francesa en La Haya, trabajo del que fue expulsado debido a un idilio con una refugiada francesa llamada Catherine Olympe Dunoyer. Durante esa época empezó a escribir su tragedia Edipo (que no se publicará hasta 1718). A la muerte de Luis XIV en 1715, el Duque de Orleáns asumió la regencia y el joven Arouet escribió una sátira contra el mismo Duque que le valió la reclusión por un año en la Bastilla (1717), tiempo que dedicó a estudiar literatura. Una vez liberado, fue desterrado a Châtenay, donde adoptó el pseudónimo de Voltaire.

En 1718 su tragedia Edipo y en 1723 su epopeya, La Henriade, dedicada al rey Enrique IV, tuvieron un gran éxito. Sin embargo, como producto de una disputa con el noble De Rohan, fue encarcelado de nuevo en la Bastilla y al cabo de cinco meses, fue liberado y desterrado a Gran Bretaña (1726-1729). Se instaló en Londres y allí Voltaire recibió una influencia determinante en la orientación de su pensamiento. Cuando regresó a Francia en 1728, Voltaire difundió sus ideas políticas, el pensamiento del científico Isaac Newton y del filósofo John Locke.

En 1731 escribió la "Historia de Carlos XII", obra en la que esbozó los problemas y tópicos que, más tarde, aparecieron en su famosa obra "Cartas filosóficas", publicada en 1734 donde defendió la tolerancia religiosa y la libertad ideológica, tomando como modelo la permisividad inglesa y acusando al cristianismo de ser la raíz de todo fanatismo dogmático. Por este motivo, en el mes de mayo se ordenó su detención y Voltaire se refugió en el castillo de Madame Châtelet, mujer con la que establecerá una larga relación personal y con la que trabajará en su obra "La filosofía de Newton".

En esta misma época, tras el éxito de su tragedia "Zaire" (1734) escribió "Adélaïde du Guesclin" (1734), "La muerte de César" (1735), "Alzira o los americanos" (1736), "Mahoma o el fanatismo" (1741). También escribió "El hijo pródigo" (1736) y "Nanine o el prejuicio vencido " (1749), que tuvieron menos éxito que los anteriores.

En 1742 su "Mahoma o el fanatismo" es prohibida y un año después publica "Mérope". Por esta época, Voltaire viajó a Berlín, donde fue nombrado académico, historiógrafo y Caballero de la Cámara real. Cuando murió Madame de Châtelet en 1749, Voltaire volvió a Berlín invitado por Federico II, época durante la cual escribió "El siglo de Luis XIV" (1751) y continuó, con "Micromégas" (1752), la serie de sus cuentos iniciada con "Zadig" (1748). Producto de algunas disputas con este monarca se le expulsó nuevamente de Alemania y debido a la negativa de Francia de aceptar su residencia, Voltaire se refugió en Ginebra, Suiza, lugar en el que chocó con la mentalidad calvinista. Su afición al teatro y el capítulo dedicado a Miguel Servet en su "Ensayo sobre las costumbres" (1756) escandalizaron a los ginebrinos. Su poema sobre "Juana de Arco, La doncella" (1755), y su colaboración en la Enciclopedia chocaron con el partido de los católicos. Fruto de esta época fueron el "Poema sobre el desastre de Lisboa" (1756) y la novela corta "Cándido o El Optimismo" (1759), obra que será inmediatamente condenada en Ginebra por sus irónicas críticas a la filosofía leibniziana y su sátira contra clérigos, nobles, reyes y militares. Se instaló en la propiedad de Ferney, donde Voltaire vivió durante dieciocho años, lugar donde recibió a la élite de los principales países de Europa, representó sus tragedias ("Tancredo", 1760), mantuvo una copiosa correspondencia y multiplicó los escritos polémicos y subversivos, con el objetivo de contrariar el fanatismo clerical.

Cuatro años después redactó el "Tratado sobre la tolerancia", y en 1764 su "Diccionario Filosófico". Desde entonces, siendo ya Voltaire un personaje famoso e influyente en la vida pública, intervino en distintos casos judiciales, como el caso Calas y el de La Barre, que estaba acusado de impiedad, defendiendo la tolerancia y la libertad a todo dogmatismo y fanatismo.

En 1778 Voltaire volvió a París, se le acogió con entusiasmo y murió el 30 de mayo de ese mismo año. En 1791, sus restos fueron trasladados al Panteón.

Obra

Voltaire alcanzó la celebridad gracias a sus escritos literarios y sobre todo filosóficos. Voltaire no ve oposición entre una sociedad alienante y un individuo oprimido, idea defendida por Juan Jacobo Rousseau, sino que cree en un sentimiento universal e innato de la justicia, que tiene que reflejarse en las leyes de todas las sociedades. La vida en común exige una convención, un pacto social para preservar el interés de cada uno. El instinto y la razón del individuo le lleva a respetar y promover tal pacto. El propósito de la moral es enseñarnos los principios de esta convivencia fructífera. La labor del hombre es tomar su destino en sus manos y mejorar su condición mediante la ciencia y la técnica, y embellecer su vida gracias a las artes. Como se ve, su filosofía práctica prescinde de Dios, aunque Voltaire no es ateo: como el reloj supone el relojero, el universo implica la existencia de un "eterno geómetra" (Voltaire es deísta).

Sin embargo, no cree en la intervención divina en los asuntos humanos y denuncia el providencialismo en su cuento filosófico Cándido o el optimismo (1759). Fue un ferviente opositor de la Iglesia católica, símbolo según él de la intolerancia y de la injusticia, aunque en su lecho de muerte se convirtió finalmente al catolicismo que tanto criticara y combatiera. Se empeña en luchar contra los errores judiciales y en ayudar a sus víctimas. Voltaire se convierte en el modelo para la burguesía liberal y anticlerical y en la pesadilla de los religiosos.

Voltaire ha pasado a la Historia por proporcionar el concepto de tolerancia religiosa. Fue un incansable luchador contra la intolerancia y la superstición y siempre defendió la convivencia pacífica entre personas de distintas creencias y religiones.

Sus escritos siempre se caracterizaron por la llaneza del lenguaje huyendo de cualquier tipo de grandilocuencia. Maestro de la ironía, la utilizó siempre para defenderse de sus enemigos, de los que en ocasiones hacía burla demostrando en todo momento un finísimo sentido del humor. Conocidas son sus discrepancias con Montesquieu acerca del derecho de los pueblos a la guerra, y el despiadado modo que tenía de referirse a Rousseau, achacándole sensiblería e hipocresía.

Su Moral

No estoy de acuerdo con lo que usted dice, pero lucharé hasta la muerte para que tenga el derecho de decirlo (cita apócrifa de Voltaire)

Esta frase que le es a menudo atribuida es apócrifa. No aparece en ninguna parte de su obra publicada. Aparece por vez primera en 1906 en The Friends of Voltaire ("Los Amigos de Voltaire"), libro inglés de Evelyn Beatrice Hall, escritora con el seudónimo de S. G. Tallentyre, para resumir su posición: "I disapprove of what you say, but I will defend to the death your right to say it", antes de ser traducida al francés y al español.

En el pensamiento del filósofo inglés John Locke, Voltaire encuentra una doctrina que se adapta perfectamente a su ideal positivo y utilitario. Locke aparece como el defensor del liberalismo, afirmando que el pacto social no suprime los derechos naturales del individuo. En resumen, sólo aprendemos de la experiencia; todo lo que la supera sólo es hipótesis; el campo de alguien coincide con el de lo útil y de lo comprobable.

Voltaire saca de esta doctrina la línea directriz de su moral: la labor del hombre es tomar en su mano su propio destino, mejorar su condición, garantizar, embellecer su vida con la ciencia, la industria, las artes y por una buena política de las sociedades. Así la vida no sería posible sin una convención donde cada uno encuentra su parte. A pesar de que se expresan por leyes particulares en cada país, la justicia, que asegura esta convención, es universal. Todos los hombres son capaces de concebir la idea, primero porque todos son seres más o menos razonables, luego porque son todos capaces de comprender qué es lo inútil y útil a cada uno. La virtud, "comercio de beneficios" es dictada a la vez por el sentimiento y por el interés. El papel de la moral, según Voltaire, es enseñarnos los principios de esta "policía" y de acostumbrarnos a respetarlos.

Aspectos de Voltaire

Voltaire y el antisemitismo

El antisemitismo de Voltaire es reconocido por ciertos críticos o historiadores, se dice incluso que puede ser un instigador del antisemitismo moderno. Así, por ejemplo, el historiador León Poliakov tituló el tomo 3 de su Historia del Antisemitismo como "De Voltaire a Wagner". Según él, este sentimiento se habría agravado en los últimos quince años de la vida de Voltaire. Parecía entonces ligado al combate del filósofo contra la iglesia cristiana. Continúan, igualmente, los problemas financieros y de relaciones difíciles con banqueros judíos, lo que no está demasiado probado. Hay que recordar sin por ello minimizar el hecho que el antisemitismo es un lugar común del pensamiento general, desde al menos la Edad Media: Voltaire no hizo sino suscribir una opinión ampliamente extendida entre sus contemporáneos.

Pero el antisemitismo de Voltaire es igualmente rechazado por aquellos que no ven sino al antijudaísmo[1]​. De cualquier modo, el informe descansa sobre una serie de citas.

Citas Antisemitas de Voltaire

"¿Por qué los judíos no habrían sido antropófagos? Hubiese sido la única cosa que hubiera faltado al pueblo de Dios para ser el más abominable de la tierra."

"...una horda de ladrones y de usureros..."

"Me ordena hacerle un cuadro fiel del espíritu de los judíos, y de su historia; y, sin entrar en los caminos inefables de la Providencia busqué en las costumbres de este pueblo la cadena de acontecimientos que esta Providencia ha preparado."

"Son el último de todos los pueblos entre los musulmanes y los cristianos, y se creen el primero. Este orgullo en su descenso se justifica por una razón sin contrapartida; es que ellos son realmente los padres de los cristianos y de los musulmanes. Las religiones cristiana y musulmana reconocen a la judía como a su madre; y, por una contradicción singular, sienten por esta madre respeto y horror".

"Se desprende de este cuadro resumen que los hebreos casi siempre han sido o errantes, o tunantes o esclavos o sediciosos: aún hoy son vagabundos sobre la tierra, y para horror de los hombres, garantizando que el cielo y la tierra, y todos los hombres, se crearon para ellos solos".

Voltaire y el dinero

Homenaje a Voltaire en un billete bancario francés
segunda mitad del siglo XX

Voltaire murió siendo inmensamente rico: fue uno de los mayores rentistas de Francia. El origen de estas rentas era:

Apenas abordó el tema, y se considera que se guardó el secreto sobre dos cosas: sus romances, y sus amores con su sobrina.

Voltaire y el diluvio: un error de apreciación

La presencia de fósiles marinos en la cima de las montañas fue considerada en su época como una prueba de haber estado bajo el agua y, por consiguiente, el diluvio. Voltaire no admitía esta interpretación, ni siquiera la idea de que hayan podido estar algún día fondos marinos donde se encuentran las montañas. Apoyaba su idea en el Diccionario Filosófico mostrándose sorprendido de que nadie haya pensado en una explicación, según él, bastante más simple: que cruzados o peregrinos hayan botado moluscos de los que tenían entre sus provisiones para su viaje. A todo esto hay que añadir que tampoco el diluvio ha sido el causante de la altitud de estos fósiles, sino la deriva continental.

Voltaire y la esclavitud

Voltaire cree posible humanizar la esclavitud. La falta de humanidad de los patrones es la que causa los males de la esclavitud. No critica el principio[2]​, sólo la forma, lo que se ve reflejado en Cándido.

Sin embargo, se entusiasma en la liberación de sus esclavos por los cuáqueros de Pensilvania en 1769. Se interesa aún más por "los esclavos de los monjes" de Pays de Gex que es "más infeliz que los negros".

Voltaire y el fanatismo

Toda la obra de Voltaire es un combate contra el fanatismo y la intolerancia, y eso desde La Henriada en 1723. "Entendemos hoy en día por fanatismo una locura religiosa, oscura y cruel. Es una enfermedad que se adquiere como la viruela".

Diccionario filosófico, 1764, artículo Fanatismo.

Voltaire y la historia

Voltaire, con la idea de la racionalidad, y la nueva forma de hacer historia, no solo historia positivista, tampoco historia de bronce, asegura que no solo era importante la vida de un personaje y sus aspectos lo que interesan a la historia, sino "lo que interesa ahora es la actividad en conjunto". Además, el mismo Voltaire aseguraba que solo existieron cuatro momentos de verdadera grandeza del espíritu humano. La historia griega, el tiempo de Filipo y Alejandro. La segunda edad es la de César y Augusto. La tercera la toma de Constantinopla. La cuarta es la de Luis XIV "que se encuentra más cercana a la perfección".

Vázquez de Knauth, Josefina Historia de la Historiografía SEP Méx. 1973 P.90

Voltaire y los negros

El odio de Voltaire hacia los negros ha sido muy discutido. Es innegable que Voltaire escribió sobre la igualdad de todos los seres humanos. También escribió que los negros, si eran seres humanos, lo eran de una manera inferior. Esta constatación descansa sobre un cuerpo de citas incontestables. Faltaba discutirlas y explicarlas, lo que los especialistas hicieron luego de varias décadas. Más abajo se han listado algunas citas racistas de Voltaire.

Ensayos sobre las costumbres y el espíritu de las naciones

  • Artículo « De La Antigüedad de las naciones »
«  Los Samoyedos, los Lapones, los habitantes del norte de Siberia, los Kamtschatka, son aún menos avanzados que los pueblos de América. La mayoría de los negros, todos los Cafres, están sumidos en la misma estupidez y así lo estarán por mucho tiempo.»

Ensayos sobre las costumbres, el espíritu de las naciones y sobre los principales hechos de la historia, desde Carlomagno hasta Luis XIII

Tratado de metafísica de 1734

  • Artículo « Diferentes especies de hombres »

« Veo simios, elefantes, negros, quienes parecen tener, todos, un atisbo de razón imperfecta. Los unos y los otros tienen una lengua que no entiendo y todas sus acciones parecen dirigirse igualmente a un determinado fin. Si juzgara las cosas por el primer efecto que ellas tienen en mí, habría tendido a creer que, de todos estos seres, el elefante es el animal racional.»

Voltaire poeta

Voltaire estimaba mucho sus versos y se autodenominaba poeta (precisemos que en el siglo XVIII, el concepto de poeta incluía a quienes escribían poesía y a quienes eran dramaturgos); fue considerado en su siglo como el sucesor de Cornelio y de Racine, a veces incluso como triunfador; sus piezas tuvieron un inmenso éxito y el autor conoce la consagración en 1778 cuando, en la escena de la Comedia Francesa, Clairon corona su busto con laureles, delante de un público entusiasta

Voltaire y el teatro

Voltaire y la tolerancia

Obras


Cartas inglesas

Anécdotas

  • En 2000, Fréderic Lenormand publica una novela «La Joven y el Filósofo» evocando la adopción por Voltaire de una descendiente de la familia de Cornelio.La anécdota se extrae del relato que hizo Voltaire en su correspondencia. Atormentado por la sombra de Cornelio, le pareció extraordinario de transformarse en el padre adoptivo de una de sus descendientes. Para constituir una dote, esta joven muchacha publicó una nueva edición de las piezas de Cornelio, vendida por suscripción a todos los príncipes de Europa. Hay que señalar que se encarceló a la muchacha en París bajo el Terror, como Bonita y Buena, y como la nuera de la bella Émilie, la duquesa del Châtelet, quien fue incluso guillotinada.
  • El altercado con el Caballero de Rohan: A la salida de un teatro parisino, Voltaire encuentra al Caballero de Rohan, un representante de una de las grandes familias de la nobleza francesa. Voltaire le dijo entonces: "Señor, yo estoy comenzando a hacerme un nombre mientras que usted está terminando el suyo". El noble saluda educadamente a Voltaire. Algunos días más tarde, Voltaire es invitado a almorzar a la casa del Caballero de Rohan. Una vez que ha ingresado al interior de la casa, los sirvientes golpean con un bastón al joven Arouet y luego lo hacen encarcelar.

Véase también

Notas y Referencias

El carácter contradictorio de Voltaire se refleja tanto en sus escritos como en las opiniones de otros. Parecía capaz de situarse en los dos polos de cualquier debate, y en opinión de algunos de sus contemporáneos era poco fiable, avaricioso y sarcástico. Para otros, sin embargo, era un hombre generoso, entusiasta y sentimental. Esencialmente, rechazó todo lo que fuera irracional e incomprensible y animó a sus contemporáneos a luchar activamente contra la intolerancia, la tiranía y la superstición. Su moral estaba fundada en la creencia en la libertad de pensamiento y el respeto a todos los individuos, y sostuvo que la literatura debía ocuparse de los problemas de su tiempo. Estas opiniones convirtieron a Voltaire en una figura clave del movimiento filosófico del siglo XVIII ejemplificado en los escritores de la famosa Enciclopedia francesa. Su defensa de una literatura comprometida con los problemas sociales hace que Voltaire sea considerado como un predecesor de escritores del siglo XX como Jean-Paul Sartre y otros existencialistas franceses.

Todas las obras de Voltaire contienen pasajes memorables que se distinguen por su elegancia, su perspicacia y su ingenio. Sin embargo, su poesía y sus obras dramáticas abusan a menudo de un exceso de atención a la cuestión histórica y a la propaganda filosófica. Cabe destacar, entre otras, las tragedias Brutus (1730), Zaire (1732), Alzire (1736), Mahoma o el fanatismo (1741), y Mérope (1743); el romance filosófico Zadig (1747); el poema filosófico Discurso sobre el hombre (1738); y el estudio histórico Carlos XII (1730).

Obras sobre Voltaire

  • El corazón de Voltaire (Novela de Luis López Nieves)
  • Catálogo de la biblioteca Voltairiana, Adrien Jean Quentin Beuchot, colección única en manuscrito, que comprende las ediciones originales y las principales reimpresiones de cada una de las obras de Voltaire, con sátiras, críticas, parodias apologías, etcétera.
  • Vie de Voltaire, Condorcet
  • Voltaire humanista, Charles Porset, Ed. Edimaf
  • Voltaire, Jean Goldzink, Ed. Hachette Supérieur.
  • El retorn de Voltaire, Martí Dominguez. Ed Destino

Enlaces externos

En Castellano:

En Francés:

Más idiomas

Referencias

  1. "No porque ciertas frases de Voltaire nos duelan deberíamos confundirlo en la turba de perseguidores", Roland Desné ("¿Voltaire era antisemita?, El Pensamiento, nº 203, enero-febrero 1979, páginas 70-84)
  2. "No compramos esclavos domésticos sino donde los negros. Se nos reprocha este comercio: un pueblo que trafica sus hijos es aún más condenable que el comprador. Este negocio demuestra nuestra superioridad; lo que nos da una maestría para tenerlos", Ensayos sobre las costumbres y el espíritu de las naciones