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Maniqueísmo

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Electi maniqueos, representados como escribas, con inscripción de panel en uigur. Manuscrito de Khocho, Cuenca del Tarim, (Museum für Indische Kunst, Berlín, MIK III 6368 R), pintura sobre papel, siglos VIII o IX.

Maniqueísmo es el nombre que recibe la herejía fundada por el persa Mani (o Manes) (c. 215-276), quien decía ser el último de los profetas enviados por Dios a la humanidad.

El maniqueísmo se concibe desde sus orígenes como la fe definitiva, por cuanto pretende completar e invalidar a todas las demás. Al rivalizar en este sentido con otras religiones, como el zoroastrismo, el budismo, el cristianismo y el islam, de sus contactos con ellas se derivaron numerosos fenómenos de fusión doctrinal.

La definición teológica del maniqueísmo ha dividido a la crítica. Mientras que, para algunos eruditos, el fenómeno maniqueo no es reductible a una concepción dualista de la divinidad y el cosmos, ni es definible como gnosticismo,[1]​ para otros muchos estudiosos es esencialmente gnóstico y dualista.[2]

Se divulgó desde la Antigüedad tardía por el Imperio romano e Imperio sasánida, y en la Edad Media, por el mundo islámico, Asia Central y China, donde perduraría, al menos, hasta el siglo XVII.

Por ello, sus escritos litúrgicos sagrados y fuentes propias se encuentran registrados en múltiples lenguas, entre ellas, latín, griego, copto, persa medio, chino, parto, sogdiano, etcétera. Por lo demás, existen fuentes no maniqueas que informan sobre las creencias y costumbres de esta religión desde San Agustín con su obra "Contra los herejes", a al-Biruni. En la Edad Media, catarismo y bogomilismo fueron consideradas herejías de raigambre maniquea, y en la actualidad algunas sectas y nuevas religiones se declaran maniqueas o neomaniqueas, aunque sin relación directa o histórica con el maniqueísmo.

Historia

Sala maniquea (Moni dian) del templo Longxing en el distrito de Zhengding en la provincia china de Hebei.
Electi en una pintura mural procedente de Khocho, en el Turquestán chino, conservada en el Museum für Indische Kunst de Berlín, siglos X-XI.

Comenzando en el siglo III en Babilonia, en el Imperio sasánida, se extendió a través del Oriente hasta China por la cuenca del río Tarim, y en muchas partes del Imperio romano. Fue una religión universalista, que aprovechó la Ruta de la Seda para su expansión, pero que se vio pronto perseguida en el área islámica y el Occidente cristiano, perdurando sobre todo en el Extremo Oriente.

Según todas las evidencias disponibles, el maniqueísmo sobrevivió, fundamentalmente, en China, hasta inicios del siglo XVII, durante la dinastía Ming (1368-1644),[3]​ y algunas de sus ideas y principios, incluso, hasta más adelante, a principios del siglo XX. A pesar del dualismo tan ajeno a los conceptos chinos, el maniqueísmo, conocido bajo el nombre de religión de la luz, alcanzó un cierto éxito gracias a la incorporación de elementos budistas y taoístas. Incluso ha sido redactado un Catecismo de la religión del Buda de la Luz en Chang'an, en el año 731, por orden imperial.[4]

En 2005 un equipo de estudiosos ha postulado la posibilidad de que un culto maniqueo haya podido sobrevivir hasta el presente.[5]

La vida de la comunidad maniquea

La comunidad maniquea se dividía en dos grupos:

  • Los elegidos, en latín electi, pasaban su tiempo en oración, practicaban el celibato y eran vegetarianos. Tras su muerte, según la teología maniquea, los elegidos alcanzaban el Reino de la Luz.
  • Los oyentes, en latín auditores, debían servir a los elegidos, podían contraer matrimonio (aunque les estaba desaconsejado tener hijos) y practicaban ayuno todas las semanas. A su muerte, esperaban reencarnarse en elegidos.

Para que el Reino de la Luz triunfara sobre las tinieblas, todos los elegidos y oyentes debían alcanzar el Reino de la Luz. En realidad, no era un triunfo lo que buscaban los maniqueos, sino un retorno al estado original, la separación del Bien y del Mal. Como el mal es indestructible, la única forma de alcanzar el Reino de la Luz es huir de las Tinieblas.

La fiesta del Bema

La fiesta religiosa fundamental de los maniqueos era el Bema, que se celebraba anualmente:

El Bema fue originalmente, en la Iglesia Cristiana Siríaca, un asiento situado en mitad de la nave desde el cual el obispo presidía y se leía el Evangelio. En los templos maniqueos, el Bema era un trono de cinco peldaños, cubierto por valiosos tejidos, que simbolizaban las cinco escalas de la jerarquía. La cima del Bema estaba siempre vacía, ya que correspondía al asiento de Mani. Esta celebración tenía lugar durante el equinoccio de primavera, y era precedida por ayunos, simbolizando la Pasión y muerte de Mani, constituyendo un estricto paralelo de la Pascua Cristiana.[6]

Aunque se presume que a menudo, el Bema estaba vacío, hay algunas evidencias procedentes del escrito maniqueo en copto "Salmos del Bema", de que en el Bema se hallaba una copia del Arzhang, libro ilustrado según la tradición por Mani, que narraba la creación del Universo.[7]

Doctrina

Cosmología maniquea, pintura de la dinastía Yüen.
Jesucristo como un profeta maniqueo, la figura se puede identificar como una representación de Jesucristo por la pequeña cruz dorada que se sienta en el rojo pedestal de loto en su mano izquierda. Siglo XIII.

Los maniqueos, a semejanza de los gnósticos, mandeos y mazdeístas, eran dualistas: creían que había una eterna lucha entre dos principios opuestos e irreductibles, el Bien y el Mal, que eran asociados a la Luz (Zurván) y las Tinieblas (Ahrimán) y, por tanto, consideraban que el espíritu del hombre es de Dios pero el cuerpo del hombre es del demonio. Esto se explicaba a través de un conjunto de mitos antropogónicos, de influencia gnóstica y zoroástrica. En el hombre, el espíritu o luz se encuentra cautivo por causa de la materia corporal; por lo tanto, creen que es necesario practicar un estricto ascetismo para iniciar el proceso de liberación de la Luz atrapada. Desprecian por eso la materia, incluso el cuerpo. Los «oyentes» aspiraban a reencarnarse como «elegidos», los cuales ya no necesitarían reencarnarse más.

Zoroastro, Platón, Jesús, Buda y otras muchas figuras religiosas habrían sido enviadas a la humanidad para ayudarla en su liberación espiritual, siendo Mani el Sello de los Profetas.

En la práctica, el maniqueísmo niega la responsabilidad humana por los males cometidos porque cree que no son producto de la libre voluntad, sino del dominio del mal sobre nuestra vida. Por esto consideraban al pavo real (pavo cristatus) su animal sagrado, porque sus colores en el plumaje revelaban los distintos estados espirituales por los que pasaba el cuerpo para lograr purificarse y transformarse en el espíritu divino.

Véase también

Referencias

  1. Cf. Antonio Piñero, «Pensamiento, orígenes y fuentes del maniqueísmo», Revista de Libros, 160, abril de 2010, pág. 29.
  2. Cf. J. G. Davies en Eliade, Mircea (ed.), The Encyclopedia of Religion, Nueva York, Macmillan, 1995, vol. 9, pág. 161, que afirma "The doctrine professed by Mani and the path to salvation that he revealed constitute a form of gnosis" (La doctrina profesada por Mani y el camino a la salvación que reveló constituyen una forma de gnosis) y más adelante, pág. 162, "Manichaean doctrine places great importance on the concept of dualism, which is deeply rooted in Iranian religious thought" (La doctrina maniquea concede gran importancia al concepto de dualismo, que se halla firmemente enraizado en el pensamiento religioso iranio). Cf. también S.G.F. Brandon, Diccionario de religiones comparadas, Madrid, Cristiandad, 1975, vol. II, pág. 980, que afirma "El sistema de Mani... posee un tono sincretista en general, aunque básicamente procede del dualismo zoroastrista del conflicto cósmico entre la luz y las tinieblas. Este dualismo se refleja en una doctrina de corte gnóstico acerca del hombre".
  3. El maniqueísmo: Estudio introductorio, por Fernando Rubio Bermejo, Madrid, Editorial Trotta, 2008, 1ª edición, Esbozo de una historia del maniqueísmo, página 218, ISBN 978-84-8164-989-5.
  4. Drège, Jean-Pierre (1992). Marco Polo y la Ruta de la Seda (López Carmona, Mari Pepa, trad.). Col. «Aguilar Universal» (n.º 31). Madrid: Aguilar, S. A. de Ediciones. pp. 43-44. ISBN 9788403601871. Consultado el 19 de diciembre de 2018. 
  5. Franzmann, M., Gardner, I. y Lieu, S., "A Living Mani Cult in the Twenty-first Century", en Rivista di Storia e Letteratura Religiosa 41, páginas VII-XI, 2005, citado por Bermejo, op.cit., página 263.
  6. Skjærvø, Prods Oktor, An Introduction to Manicheism, 2006.
  7. Ort, L. J. R., Mani: a religio-historical description of his personality, 1967, p. 254.

Bibliografía

  • Edición de Fernando Bermejo Rubio, José Montserrat Torrents (2008). El maniqueísmo. Textos y fuentes. Primera edición en castellano de las más importantes fuentes maniqueas traducidas directamente de los originales (en latín, griego, copto, chino, persa medio, parto y sogdiano). Colección: Estructuras y Procesos. Religión. 568 páginas, tapa dura. Madrid: Editorial Trotta. ISBN 978-84-8164-990-1. 
Bibliografía analítica
  • Bermejo Rubio, Fernando (2008). El maniqueísmo. Estudio introductorio. Colección: Estructuras y Procesos. Religión. 316 páginas, tapa dura. Madrid: Editorial Trotta. ISBN 978-84-8164-989-5. 
  • Bryder, Peter (1985). The Chinese transformation of Manichaeism: a study of Chinese Manichaean terminology. Lund: Plus Ultra. ISBN 91-86668-08-0. 
  • García, Ricardo M. (2003). El concepto de libre albedrío en San Agustín. 161 páginas. Bahía Blanca (Argentina): EdiUNS. Capítulo 3: Maniqueísmo. ISBN 978-9281-87-X. 
  • Puech, Henri-Charles (2006). Sobre el maniqueísmo y otros ensayos. Traductor: Marís Cucurella Miquel. Madrid: Editorial Siruela. ISBN 978-84-7844-977-4. 
  • Runciman, Steven (1982 [1947, primera edición]). The Medieval Manichee: a study of the Christian dualist heresy. Cambridge University Press. ISBN 0-521-28926-2. 
Recreación literaria
  • Maalouf, Amin (2003). Los jardines de luz. El libro de bolsillo. Biblioteca de autor, 760. Madrid: Alianza Editorial. ISBN 84-206-5690-9. 

Enlaces externos