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Atarazanas de Sevilla

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Atarazanas de Sevilla
Bien de interés cultural
Patrimonio histórico de España
Localización
País EspañaBandera de España España
Comunidad Andalucía Andalucía
Localidad  Sevilla
Datos generales
Categoría Monumento
Código RI-51-0003803
Declaración 18 de junio de 1985
Construcción siglo XIII -
Estilo Gótico

Las Atarazanas de Sevilla, que se conservan en la actualidad en el barrio del Arenal,[1]​ constituyeron la base naval militar más importante de la Corona de Castilla. Estuvieron operativas entre los siglos XIII y XV.

Su función era la de arsenal, es decir, la de proteger de la intemperie la flota militar durante el invierno, y no donde se construían barcos.[2]​ Parece ser que primero tuvo unas 14 o 15 naves, pero muy pronto aumentó a 17 naves; en cada nave cabrían dos galeras. Originalmente los techos eran de madera, pero al ir desprendiéndose por el deterioro decidieron cubrir las naves de ladrillo. Más de 6 hectáreas de terreno y con la posibilidad de guardar entre 30 y 35 galeras

El complejo estaba junto a una gran explanada de arena que llegaba hasta la orilla del río Guadalquivir[3]​, que facilitaba el almacenaje de las galeras. Las continuas riadas del Guadalquivir fueron depositando sedimentos que originó la subida del nivel del suelo, dejando los antiguos pilares enterrados

La flota que se guardaba en Sevilla jugó un papel importante en las luchas por el control del estrecho de Gibraltar, así como en la participación castellana en la guerra de los Cien Años[3]​, siendo unas de las flotas europeas más importantes del momento.

El alcaide de las Atarazanas era la persona encargada de reparar y conservar a buen recaudo las galeras; el armador de las flotas reales debía proveerlas de hombres, armas y alimentos y, finalmente, el almirante mayor de la mar, habría de encargarse de conducirlas al combate. Los cargos de alcaide y almirante aparecieron casi al mismo tiempo a comienzos del reinado de Alfonso X; el de armador fue mucho más tardío y hubo de esperar a la penúltima década del siglo XIV cuando gobernaba en Castilla don Juan I.

A partir de mediados del siglo XV las Atarazanas entraron en decadencia. La razón fundamental tal vez de deba a que, en los viajes transoceánicos, que acabaron constituyendo el nuevo ámbito de expansión de Castilla, la presencia de las galeras no tenía sentido, pues sus abundantes tripulaciones y sus consiguientes necesidades de agua y bastimentos, no les daba autonomía suficiente para cruzar un océano. En 1485 ya estaban abandonadas; se va a reutilizar la nave Norte junto al Postigo del Aceite como lonja de pescado, nave que seguramente no tendría techo. las Atarazanas se convirtieron en un gran almacén, con patios interiores e incluso viviendas, ya desde finales del silgo XV.

Por Real Cédula de 5 de junio de 1503 de los Reyes Católicos se tomó la última nave de las Atarazanas, contigua al Postigo del Carbón, para el “recibo, empaque y aviamiento de azogues”; el azogue o mercurio procedía de Almadén (Ciudad Real), elemento fundamental para realizar el proceso de la amalgama de la plata. nacía así la conocida como Casa del Azogue.

En 1543 se creó el “almojarifazgo de Indias”, que era un impuesto que gravaba las mercancías que venían de América, la Corona decide entonces instalar la Aduana en tres naves más al sur, contiguas a la nave donde se ubicaba la Casa del Azogue, a finales de 1577, con un proyecto de Asensio de Maeda, inaugurándose en 1587

El 13 de marzo de 1969 el Estado declara Monumento Histórico Artístico a las Atarazanas,[4]​ y el 18 de junio de 1985 se aumentó el grado de protección del inmueble declarando a la Maestranza de Artillería (que ocupa las siete naves que se conservan y otras estructuras, como un pabellón delantero) Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento.[5]

Antecedentes

La primera noticia que se tiene de unos astilleros en la ciudad data del siglo I a. C., cuando tiene lugar la guerra civil entre Pompeyo y Julio César:[6]

[Terencio Varrón] practicó un reclutamiento por toda la Provincia [de Hispania Ulterior] y a sus dos legiones completas añadió treinta cohortes auxiliares. Almacenó una gran cantidad de trigo que parte debía enviar a los de Marsella y parte igualmente, a Afranio y Petreyo. Ordenó a los gaditanos construir diez navíos de línea y, además, procuró que se construyeran bastantes en Híspalis
Julio César. De Bellum civile. 49 a.C.

En el siglo IX se producen una serie de ataques normandos (vikingos) en las costas peninsulares, uno de ellos en Sevilla. Esto motiva al califa Abd al-Rahman II a reforzar la muralla de Isbylia (de origen romano) y a crear una flota de guerra permanente. Con este fin, ordena la construcción de unos astilleros en Sevilla:[7]

[...] que se construyese una atarazana en Sevilla, y que se fabricasen barcos; se preparó la fábrica recultando a hombres de mar de las Costas de España, a quienes dio buenos suelos y proveyó de instrumentos o máquinas para arrojar betún ardiendo.
Ibn al-Qutiyya, Crónica de la conquista de Al Ándalus.

Unos 200 años más tarde, en 1184, el califa Abu Yacub Yusuf I ordenó al entonces gobernador de la ciudad, Abu Dawud Yalul ben Yildasan la fabricación de unos astilleros donde, en un corto espacio de tiempo, construir una gran flota para hacer frente a los reinos cristianos.[8]

No se sabe con certeza donde se encontraban las antiguas atarazanas. De acuerdo con las labores arqueológicas realizadas se sabe que las atarazanas castellanas que hoy se conservan no se edificaron sobre ninguna anterior.[9]

Diseño original

Fernando III, rey de Castilla y León, conquista Sevilla a los musulmanes en 1248. Tras realizar conquistas por gran parte de la península decide emprender campañas militares para tomar también el norte de África y prevenir así posibles amenazas que pudieran provenir de esa zona. Para ello decide construir en Sevilla varios bajeles y galeras.[10]​ No obstante, Fernando fallece en 1252 y su hijo, Alfonso X, concuerda con la utilidad de crear una flota y ordena la construcción de las atarazanas.[11]

El lugar elegido fue un terreno fuera del recinto amurallado y muy cerca del Guadalquivir, en la zona comprendida entre la torre del Oro, la torre de la Plata, la puerta del Carbón y el postigo del Aceite, junto al cual se encuentra la capilla de la Pura y Limpia.

Por ello, en el barrio de El Arenal se levantaron 17 naves de fábrica de ladrillo en sentido perpendicular al Guadalquivir y delante de la cerca almohade de la ciudad, que cubrían unos 15.000 metros cuadrados.

Las Atarazanas también incluían la denominada Resolana del Río, una gran explanada de arena que llegaba hasta la orilla del Guadalquivir. Se trató de una de las mayores instalaciones industriales de la Baja Edad Media en Europa, de extensión comparable a la que tenía por entonces el Arsenal de Venecia.[3]

Arquitectónicamente se trata de una obra gótica construida toda ella en fábrica de ladrillo, lo que hoy se denomina "gótico de ladrillo". Asombran las dimensiones de sus anchas y largas naves adosadas y cubiertas por bóvedas de arista, apropiadas para guardar y proteger una de los mayores flotas de la época. Estas naves se comunican lateralmente a través de gruesos arcos ligeramente apuntados y enfrentados entre sí que arrancan directamente desde el suelo, y que en su conjunto provocan en su interior perspectivas atractivas.

Funcionamiento

Combate naval entre galeras y carracas hacia 1561.

En 1253 ya había diez galeras construidas y el rey Alfonso designó a diez capitanes o cómitres, algunos de ellos franceses e italianos que habían venido a colaborar en la Reconquista.[12]​ Los cómitres y sus herederos debían de cuidar y reparar la galera que se les entregase y usarla siempre en nombre del rey y bajo la dependencia del almirante mayor de Castilla (cargo creado por Alfonso en 1254). En 1407, reinando Juan II, en Sevilla ya había 70 cómitres.[13]​ El Almirante Mayor de Castilla tenía también voz y voto en el cabildo municipal.

la Corona usó las Atarazanas para otras funciones ya desde sus primeros siglos de funcionamiento. Por su gran tamaño, sirvieron para albergar asambleas y festejos públicos. También eran un lugar natural para almacenar el botín y los prisioneros capturados por las flotas de los reyes castellanos. En ocasiones sirvieron de cárcel para la élite social, por ejemplo para los nobles afines al rey Pedro I tras la victoria de su rival Enrique II.[3]

Los reyes castellanos utilizaron la flota en las luchas por el control del estrecho de Gibraltar contra los musulmanes y también en incursiones contra Inglaterra durante la guerra de los Cien Años. Para su armamento se movilizaba temporalmente una mano de obra de entre 400 y 500 artesanos que, a cambio de trabajar para la Corona por la mitad del salario habitual, gozaban de grandes privilegios fiscales todo el año. Por este motivo se les llamaba "francos". Además la Corona poseía en las Atarazanas un número indeterminado de esclavos, principalmente prisioneros musulmanes, que se encargaban de las tareas más penosas.

Las naves podían albergar gran cantidad de galeras y bajeles, así como todos los pertrechos para su montaje, reparación y mantenimiento. También se guardaban en ella los botines de guerra. En su interior trabajaban calafates, carpinteros, herreros y otros artesanos. Los que trabajan ahí estaban bajo la autoridad del alcaide de los Alcázares (el palacio-fortaleza cercano) y de las Atarazanas. Este alcaide era nombrado por el rey. El cargo de alcaide solía recaer en un noble que, a veces, delegaba el ejercicio de su labor en un hombre de confianza.[14]

En el primer tercio del siglo XV las Atarazanas armaron sus últimas grandes flotas de galeras. Quince naves fueron destinadas a una incursión contra Inglaterra en 1420 y un número indeterminado a la guerra contra Aragón en 1430. Tras estas contiendas, los pedidos de los reyes castellanos se volvieron cada vez más escasos. A mediados de siglo se pudrían en sus instalaciones los cascos de unas veinte galeras, construidas pero no armadas.[3]

Durante los últimos estadios de la Reconquista los Reyes Católicos instalaron la sede de su corte en Sevilla. A finales del siglo XV se realizaron, por mandato de estos, algunas obras de reparación. Posteriormente, en 1493, los Reyes Católicos aprueban que la pescadería se traslade de la Plaza de San Francisco a la primera nave (la más cercana al Postigo del Aceite) de las Atarazanas. En esa nave se situaron varias lonjas de pescado y algunas viviendas.[15]

El 14 de febrero de 1503, con motivo de la constitución de la Casa de Contratación de Indias, se destinó la nave más al sur como sede de la Casa. No obstante, el 5 de junio se trasladaría la sede de la Casa al Alcázar.[16]​ En 1587 la aduana de la ciudad se situó en las naves 13, 14 y 15, al sur del edificio.[17]​ A lo largo del siglo XVI una nave fue alquilada como almacén de aceite y otra como almacén de lanas.[16]​ El alcaide sería el encargado de la vigilancia del recinto y del cobro de todos los alquileres.[14]​ Otra nave fue destinada a almacén de mercurio, que era traído en sacos de pellejos de cordero de minas de Almadén y que luego se usaba para ayudar a extraer plata en las minas americanas.[18]

En esta vista de Sevilla de finales del siglo XVI aparecen indicadas "Las Atarazanas" con el n.º 23, al lado del "Postigo del Carbón" (n.º 43).

Para la Corona resultaba más ventajoso económicamente alquilar veleros privados a sus propietarios que construir y mantener flotas permanentes de galeras. La subida al trono en 1475 de Isabel I y su marido Fernando supuso que los soberanos de Castilla pasaron a disponer de los astilleros de galeras de la Corona de Aragón, y la apuesta decidida del rey Fernando por Barcelona, pero el Descubrimiento de América volverá a dar protagonismo a la ciudad de Sevilla.

A pesar de que la carga de trabajo de las Atarazanas cada vez era menor, el número de artesanos ligados oficialmente a ellas apenas se redujo. Ello provocó frecuentes protestas del Concejo de Sevilla sobre la injusticia que representaban las exenciones fiscales de estos "francos" así como de otros oficios protegidos.[3]​ Entre otras labores, hasta 1549 la nave cuarta de las Atarazanas estaba destinada a la fabricación de bombas para achicar agua en los barcos, por lo que era conocida como "nave del bombero".[19]

En 1570 se construiría una gran galera en Barcelona que sería llevada a Sevilla para ser decorada con motivos alegóricos renacentistas. Esta fue la galera Capitana que iba comandada por Juan de Austria durante la batalla de Lepanto.

Poco a poco las Atarazanas dejaron de lado su función de astilleros para ser almacenes comerciales. Además de los elementos citados también se almacenó azúcar, jengibre, canela, plantas medicinales y maderas nobles provenientes de las Indias.[20]​ En el siglo XVIII se rotularon con un cartel que decía: "La Real Casa de Atarazanas de Azogues de Indias".[18]

Transformaciones y destrucción

Las antiguas atarazanas en el plano de Olavide de 1771. Se indican, de izquierda a derecha, la Maestranza de Artillería (156), el Hospital de la Caridad (139), la Aduana (154) y un almacén de lanas (155).

A lo largo de su historia el edificio de las Atarazanas Reales ha sufrido transformaciones importantes. En la actualidad quedan en pie solo siete de las diecisiete naves originales.

La primera gran intervención arquitectónica sobre el edificio de las Atarazanas tuvo lugar en el año 1641 con la construcción del Hospital de la Caridad y su iglesia, que ocupó cinco de las naves, cuyos arcos todavía pueden vislumbrarse hoy día.[3]

En 1719 el Gobierno dispuso que cinco naves pasasen a almacenar material de artillería, función que ya habían ido desempeñando las Atarazanas desde 1587. En 1762 comenzó una gran reforma del Cuerpo de Artillería que llevaría al cabo de los años a que la Maestranza de Artillería sita en las Atarazanas contase con un gran depósito de carruajes y pertrechos para suministrar a las tropas, lo que acabó traduciéndose en una ampliación en la capacidad de talleres y almacenes con la anexión de dos naves más para completar las siete que ocuparía el Ejército hasta el siglo XX. En 1782, las Maestranzas de Cádiz y Málaga se fusionaron en la de Sevilla, quedando esta como abastecedora única para toda Andalucía y Extremadura y, un año más tarde, también para las Indias, lo cual conllevó una nueva operación arquitectónica que transformó parte del edificio y levantó la fachada actual.

Aparte de la construcción de la Caridad en el siglo XVII, el resto de la estructura del edificio original sobrevivió completa hasta 1945, cuando cinco de las naves fueron derribadas para dejar sitio a la construcción del actual edificio de la Delegación de Hacienda.[3]

Las Atarazanas de Sevilla están declaradas Bien de Interés Cultural y catalogadas como Monumento Nacional desde 1969. En 1993 pasaron a ser propiedad de la Junta de Andalucía, cuya Consejería de Cultura realizó obras de rehabilitación hasta 1995. En 2009 la Junta le cedió el edificio a la entidad financiera La Caixa por un periodo de 75 años a fin de que construyera en él un centro de difusión cultural denominado CaixaForum Sevilla.[21][22]​ A finales de 2012 La Caixa anunció que construiría el Caixaforum en otro lugar de la ciudad, lo cual desató un conflicto con la Junta de Andalucía que concluyó con un acuerdo por el que la entidad financiera invertiría 10 millones de euros en otro proyecto cultural distinto en las Atarazanas.[23]

En febrero de 2022 comenzó la rehabilitación de las Atarazanas de Sevilla, con la idea de construir un gran centro cultural en su interior.[1]

Escenario de series y películas

Las Atarazanas fueron usadas como escenario de la serie Juego de Tronos para recrear las criptas de la Fortaleza Roja. El rodaje se llevó a cabo en noviembre de 2016 para la séptima temporada.[24]

Entre mayo y junio de 2017 también se grabaron en su interior escenas de la serie española La Peste.[25]​ En junio de 2017 también se convirtió en el escenario principal del fashion film Integración de la firma María Magdalena, dirigido por J.J. Torres.[26]​ En 2016 se rodo en ellas Gurumbé.Canciones de tu memoria Negra, documental sobre la presencia negra en España de gran repercusión nacional e internacional.

Véase también

Referencias

  1. «Atarazanas Reales». Catálogo de Patrimonio Inmueble de Andalucía. Junta de Andalucía. Consultado el 12 de octubre de 2015. 
  2. Fernández Rojas, op. cit., p. 19
  3. a b c d e f g h Pérez-Mallaina, op. cit., pp. 349-367
  4. «Decreto 518/1969, de 13 de marzo, por el que se declara Monumento Histórico Artístico el edificio de las Antiguas Atarazanas Reales, de Sevilla». 
  5. «Real Maestranza de Artillería». Base de datos de Patrimonio Histórico de Andalucía. IAPH. 
  6. Fernández Rojas, op. cit. p. 20
  7. Fernández Rojas, op. cit., p. 28
  8. Fernández Rojas, op. cit., p. 32
  9. Fernández Rojas, op. cit., p. 35
  10. Fernández Rojas, op. cit., p. 40
  11. Fernández Rojas, op. cit., p. 41
  12. Fernández Rojas, op. cit., p. 42
  13. Fernández Rojas, op. cit., p. 43
  14. a b Fernández Rojas, op. cit., pp. 44-46
  15. Fernández Rojas, op. cit., pp. 52-53
  16. a b Fernández Rojas, op. cit., p. 55
  17. Fernández Rojas, op. cit., p. 64
  18. a b Fernández Rojas, op. cit., p. 55
  19. Fernández Rojas, op. cit., p. 58
  20. Fernández Rojas, op. cit., p. 57
  21. Méndez, Juan (31 de diciembre de 2008). «Sevilla contará con un CaixaForum». El País. Consultado el 3 de marzo de 2015. 
  22. Molina, Margot (15 de octubre de 2009). «Las Atarazanas de Sevilla acogerán otro CaixaForum». El País. Consultado el 3 de marzo de 2015. 
  23. Rincón, Reyes (6 de marzo de 2013). «La Junta y La Caixa ponen fin al conflicto de las Atarazanas de Sevilla». El País. Consultado el 3 de marzo de 2015. 
  24. «El rodaje de «Juego de Tronos» en las Atarazanas de Sevilla comienza el 8 de noviembre». sevilla. 4 de noviembre de 2016. Consultado el 30 de julio de 2017. 
  25. XYZ (18 de mayo de 2017). «Comienza el rodaje de "La Peste" en las Reales Atarazanas». XYZ Noticias de Sevilla y provincia. Archivado desde el original el 31 de julio de 2017. Consultado el 30 de julio de 2017. 
  26. «María Magdalena presenta su fashion film ‘Integración’». So Catchy!. 12 de enero de 2018. Archivado desde el original el 15 de julio de 2020. Consultado el 11 de abril de 2018. 

Bibliografía

  • Pablo Emilio Pérez-Mallaina Bueno (2012). «Las Reales Atarazanas de Sevilla, 1252-1493. Un astillero medieval en el extremo occidental de Europa». Descubridores de América. Colón, los marinos y los puertos. Madrid: Sílex Ediciones. pp. 349-367. ISBN 978-8-4773-7739-9. 
  • Rafael Cómez Ramos (1992). Sevilla. «Andalucía». La España Gótica 11 (Madrid: Encuentros S.A). 
  • Matilde Fernández Rojas (2013). Las Reales Atarazanas de Sevilla. Sevilla: Arte Hispalense. ISBN 978-84-7798-340-8. 

Enlaces externos