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Idioma mozárabe

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Mozárabe / romandalusí
Latine / לטן / لتن
Hablado en Al-Ándalus
Actualmente:
Bandera de España España
Bandera de Portugal Portugal
Región Península ibérica
Familia Indoeuropeo
  Itálico
    Romance
      Romance occidental
        Mozárabe
Escritura Alfabeto árabe y hebreo (aljamía) y alfabeto latino
Códigos
ISO 639-2 roa (colectivo)
ISO 639-3 mxi

Evolución de la situación lingüística en la península ibérica del año 1000 al año 2000.

El mozárabe, romandalusí o romance andalusí fue el conjunto de dialectos romances que se hablaban en los territorios de la península ibérica bajo dominio musulmán entre la conquista árabe del año 711 y posiblemente el siglo XIII,[1][2][3][página requerida][4][página requerida][5][página requerida][6]​ cuando, debido a la Reconquista, fueron sustituidos o se fundieron con las lenguas de los reinos cristianos (galaicoportugués, asturleonés, castellano, navarroaragonés y catalán), no sin aportar al menos algunas palabras al lenguaje cotidiano actual.

Las hablas mozárabes se desarrollaron en los territorios de los reinos musulmanes de Al-Ándalus, y se cree que eran habladas principalmente, aunque no únicamente, por los cristianos mozárabes que en ellos vivían.

Lo poco que ha llegado en forma escrita de las lenguas mozárabes, como algunas jarchas, está escrito en aljamía, es decir, con escritura árabe y hebrea.

Aspectos históricos, sociales y culturales

Al principio del siglo VIII d. C. y durante varias generaciones el romance peninsular fue la lengua predominante en las tierras conquistadas por los musulmanes. Sin embargo, la presión de las élites musulmanas y la emigración de gentes del norte de África fueron afianzando tanto la lengua árabe como la religión musulmana hasta que llegaron a ser predominantes, al menos en algunos territorios. Se cree que hacia el siglo X el romance del área islámica ya mostraba diferencias sistemáticas con el resto de lenguas romances del norte, tal como muestran los arcaísmos fonéticos del mozárabe.

El mozárabe fue perdiendo importancia en el área musulmana, y perdió hablantes frente al árabe. La emigración de muchos mozárabes a los reinos del norte, en épocas de represión hacia esa población, también contribuyó a que disminuyera el número de hablantes. Se cree que hacia el siglo XII y XIII quedarían muy pocos hablantes de mozárabe, salvo en localizaciones muy aisladas. [cita requerida] La conquista cristiana de las tierras musulmanas, hizo que los pocos focos mozárabes hubieran abandonado el romance autóctono en favor de las lenguas romances de los reinos cristianos del norte, o bien simplemente ambos tipos de lengua se fundieron, por lo que hacia el siglo XIV puede darse por extinto o prácticamente extinto el mozárabe, y tal vez antes.

En los reinos cristianos quedaron bolsas de hablantes de árabe andalusí hasta al menos el siglo XVII en que ocurrió la expulsión de los moriscos, pero entre estas personas ya no había hablantes de mozárabe.

Uso de la lengua

Tras la conquista musulmana de la península ibérica, la población hispanovisigoda e hispanorromana de lengua romance se vio sometida por las élites árabes. La lengua árabe se convirtió en la lengua vehicular de uso público general usada también por muchos hispanorromanos. Algunos hispanorromanos mantuvieron su religión cristiana. Esta población fue denominada con diversos nombres, entre ellos mozárabe (del árabe andalusí musta‘rabí, y este del árabe clásico musta‘rab, arabizado). Si bien adoptaron plenamente las tradiciones culturales árabes en el ámbito público, no pasó lo mismo con la lengua usada entre ellos, manteniendo la mayoría sus anteriores dialectos romances, si bien muy influidos por el idioma árabe. El romance hablado por ellos se usaría más en el ámbito familiar y dentro de la comunidad mozárabe, frente al ámbito público e intergrupal donde se usaría el árabe en el social, comercial y cultural. Esta diglosia dejó su huella en las posteriores lenguas romances peninsulares en forma de un superestrato árabe en el vocabulario.

Originalmente si bien su uso no iba ligado a la profesión de una determinada religión y a pesar de ser lengua vernácula de diversos elementos poblacionales (cristianos mozárabes, judíos y musulmanes muladíes) quedó prácticamente eclipsada y relegada en el plano cultural, social y religioso por lenguas como el árabe o el latín y en ocasiones por otras modalidades románicas [aclaración requerida] que florecieron y adquirieron prestigio durante la época andalusí.

Dialectos

Entre estos diferentes dialectos romances no había unidad y, a diferencia de otras lenguas románicas, los pocos ejemplos que conocemos de lengua escrita usaban el alfabeto árabe en vez del alfabeto latino.

Según Solà-Solé,[7]​ el mozárabe formó «parte del habla propia de las comunidades cristianas que, sometidas al Islam, continuaban viviendo en los grandes centros urbanos del antiguo reino visigótico». Esta lengua nos es conocida principalmente por las jarchas (jarŷa, estrofas finales de las poesías denominadas moaxajas) de los poetas andalusíes, que, aunque generalmente estaban en árabe coloquial, en ocasiones usaban estribillos romances con algunos arabismos y hebraísmos. Según Solà-Solé, la lengua mozárabe era una mezcla de 40 % de términos árabe-bereberes y 60 % de vocablos romances, en cuya parte de vocabulario oriental eran mucho más frecuentes los sustantivos que los verbos.[cita requerida]

A partir de las fuentes árabes, parecen poder diferenciarse no menos de cuatro zonas dialectales que se corresponderían, grosso modo, con las principales divisiones geográficas andalusíes:

  • El habla de Al Tagr Al-A'lá, o marca superior (valle del Ebro), según Leopoldo Peñarroja Torrejón y a partir de los pocos datos disponibles, no tenía diferencias importantes con el navarro-aragonés hablado en las zonas cristianas del valle.[8]​ Las consonantes sordas intervocálicas, tan típicas del romance andalusí común, se habrían sonorizado al igual que en el resto de los romances occidentales y la diptongación habría sido común.[8]
  • El habla de Al Tagr Al-Awsat o zona central de Al-Ándalus (meseta sur) no se habría diferenciado demasiado de la más meridional. El principal rasgo de este dialecto habrían sido los plurales femeninos en -es.[9]
  • La modalidad dialectal de Xarq al-Ándalus se conoce principalmente por el glosario atribuido a Ramón Martí. Se habría caracterizado por hacer el diminutivo en -ín (frente al común -él(lu) del resto de Al-Ándalus) y por el enmudecimiento de la /r/ en posición final.[cita requerida]
  • El habla de Al-Mawsat, que se correspondería con la Baetica romana y visigoda, apenas habría tenido casos de diptongación, y es la modalidad en la que se compuso el corpus romance de las jarchas.[10][página requerida]

Autoglotónimo

Aunque el nombre «mozárabe» se utiliza hoy en día para este conjunto de variedades lingüísticas romances, el nombre nativo (autónimo o endónimo) de la lengua no era ese, sino «latino», es decir, los propios mozárabes nunca llamaron a su idioma «de los mozárabes», sino con el nombre que significaba «latín», o sea, lengua romance, y tampoco se llamaban a sí mismos «mozárabes» sino «latinos», es decir, hablantes de una lengua romance. Por tanto, en el territorio musulmán, para los cristianos, aunque ahora son normalmente conocidos como «mozárabes», el término no estaba en uso en ese momento (Hitchcock, 1978).[cita requerida]

No fue hasta el siglo XIX cuando los historiadores españoles comenzaron a utilizar las palabras «mozárabes» y «mozárabe» para referirse a los cristianos que vivían bajo el dominio musulmán en la península ibérica en la Edad Media, y a su lengua romance. Otro exónimo árabe muy común para este idioma era al-ajamiya ("extraño / extranjero / no árabe"), que tenía el significado de lengua romance en al-Ándalus. Así que las palabras «mozárabe» o ajamiya son exónimos y no autónimos de la lengua.

Roger Wright, en su libro sobre la evolución de las primeras lenguas romances en Francia y en la península ibérica Latín tardío y romance temprano en España y Francia carolingia, establece que:[11]

El romance temprano de la España musulmana era conocido por sus usuarios como latino o latinus. Esta palabra puede llevar a confusión, los académicos visigodos la utilizaban para contrastar con el griego o el hebreo, y Francisco Javier Simonet (1888: XXIII-IV, XXXV-VII) estableció que en la España musulmana se usa para referirse a la no vernácula árabe (como el árabe Al-Lathinī).

También en el mismo libro, Wright afirma que:[12]

El uso de latino en el sentido de romance, en oposición al árabe, también se encuentra al norte de la frontera religiosa.

Esto significa que la palabra «latino» tenía el significado de la lengua romance hablada y que solo se contrastó con el latín clásico (lengua latina) unos siglos más tarde. Para los hablantes de lenguas romances de la península ibérica en esta época de la historia, su lengua hablada vernácula fue vista como «latín». Esto sucede porque el latín clásico era visto como un registro culto o literario y no como un idioma diferente.

Referencias antiguas al mozárabe

Además de textos mozárabes breves, han llegado hasta nosotros diversas menciones de autores destacados durante el periodo andalusí, relativas al mozárabe, que permiten entender su uso social y la extensión del uso en diversos contextos. En estas referencias, el mozárabe generalmente es denominado 'aljamía' (aǧamíyya), 'latiní' (Lathinī) o 'latinía', algunas de estas referencias son:[13][3][4][14]

  • El geógrafo Ibn Khordadhbeh (Abū l-Qāsim ʿUbayd Allāh ibn Khordādhbeh, 820 - 911) mencionó y distinguió dos hablas o lenguas en la península ibérica: la andalusiyya, en el Sur y la afrangiyya al Noreste.
  • El historiador Benalcutía comentaba que con la llegada del ejército de Abdala a la capital de los dominios de Daysam ben Ishaq (región de Tudmir, principios del siglo X) sucedió que
«el pueblo gritó, en el dialecto de aquella tierra, pidiendo paz»
  • El erudito murciano del siglo XI Ibn Sida (Abū-l-Hasan `Alī ibn Ismā`īl al-Musrī al-Andalusi al-lugawī) al principio de su obra Kitāb al-Mujassas se disculpa previamente por los posibles errores que pudiera cometer en la lengua árabe en la que escribió tal obra, señalando
«y ¿Cómo no he de cometerlos yo, si escribo en tiempos tan alejados y teniendo que vivir familiarmente con personas que hablan en aljamía?»
si bien otros autores interpretan que lo que se dice es "con personas que hablaban mal el árabe".[15]
  • El médico y botánico zaragozano del siglo XI Ibn Buqlaris (Yonah ben Isaac ibn Buqlaris al-Israili) cita en su obra Kitab al Mustaini ciertos nombres vernáculos de plantas procedentes de la "aljamía" o "latinía del oriente de al-Ándalus".
  • El médico y botánico malagueño del siglo XIII llamado Ibn al-Baitar (Ḍiyāʾ Al-Dīn Abū Muḥammad ʿAbdllāh Ibn Aḥmad al-Mālaqī), que vivió entre 1190 o 1197 y 1248, comenta en una parte de su obra Al G̕āmi 'li mufradāt al adawiya wa al aġdi la equivalencia entre las voces latinía y aljamía, y citando nombres de plantas corrientes del sureste de la península ibérica hace alusiones a la aljamía del oriente de al-Ándalus.

Mozárabes y reinos cristianos

Según avanzaba la Reconquista la población mozárabe iba siendo incorporada a la población de los reinos cristianos, ejerciendo sobre ésta su influencia, penetrando de este modo vocabulario relacionado con las instituciones y objetos de los territorios musulmanes conquistados, así como también términos más coloquiales. Estos hablantes de árabe andalusí no hablaban mozárabe, ya que dicha lengua había declinado mucho desde el siglo XII con el advenimiento del imperio almohade. Debido a la migración hacia el norte de mozárabes cristianos que dejaron las tierras islámicas del sur, se encuentra topónimos arábigos en regiones donde apenas si se dio el dominio musulmán.

Por otra parte la incorporación de arabismos a las lenguas romances del norte cristiano, se vio favorecida durante la desintegración del Califato de Córdoba en el siglo XI, acelerándose la Reconquista y penetrando en mayor medida los arabismos en los dialectos del castellano centrales y septentrionales, los del Reino de Castilla, que a su vez empezaba desde el siglo XI a ser predominante sobre los demás. A esto hay que añadir que muy probablemente los dialectos mozárabes debían tener bastante inteligiblidad con el castellano, portugués o catalán con los que entró en contacto en aquel momento, con los cuales podía existir continuidad dialectal aún por entonces.

Según el punto de vista predominante en la actualidad, el romance andalusí se habría extinguido en la Edad Media. Rafael Lapesa en 1981 propuso que «los dialectos mozárabes desaparecieron conforme los reinos cristianos fueron reconquistando las regiones del Sur; aquellas hablas decadentes no pudieron competir con las que llevaban los conquistadores, más vivas y evolucionadas; la absorción se inició desde la toma de Toledo (1085)». Sin embargo, según algunos autores, no se han encontrado pruebas sustanciosas que apoyen esta hipótesis y la reconquista sería solo uno de muchos factores que habría que considerar para estudiar cómo las migraciones contribuyeron a los cambios lingüísticos en la península ibérica en la Edad Media.[16]

Descripción lingüística

Clasificación

El mozárabe es evidentemente una lengua romance con un léxico y una gramática claramente heredadas del latín tardío. Sin embargo, su clasificación dentro de las lenguas romances es polémica, sobre todo por la poca información que tenemos; además no parece presentar muchas de las evoluciones fonéticas típicas de las lenguas iberorromances.

Se ha señalado por Francisco Marcos Marín (2015), quien continúa trabajos previos y desarrollos de la investigación arqueológica, especialmente de Juan Zozaya, que los bereberes que invadieron Hispania en la conquista musulmana no habían podido todavía aprender árabe, por lo que se comunicarían en sus variedades afrorrománicas, próximas a las lenguas iberorromances y en sus variantes del bereber. El latín era la lengua de administración y cultura del norte-occidente de África desde la ocupación romana tras la derrota de Cartago y había producido variantes afrorrománicas. Se mantuvo en uso en África, en algunos registros, hasta el siglo XI. Sus hablantes se referían a esa lengua como "latine".

Por otra parte Ethnologue sin evidencias sólidas en su favor introduce el llamado grupo Pirenaico-Mozárabe, que aúna el navarroaragonés y el mozárabe pero no parecen existir isoglosas significativas que sustenten dicha agrupación.

El mozárabe por su ubicación geográfica se clasifica como parte de las lenguas romances occidentales. Algunos lingüistas y filólogos opinan que el mozárabe, por lo general, no tenía la sonorización de las consonantes sordas intervocálicas típica de las lenguas romances occidentales. Otros lingüistas discuten eso y muestran pruebas de esa sonorización. Lo cierto es que en testimonios posteriores parece haberse dado sonorización en algunas hablas como en la de la marca superior (valle del Ebro).[17]​ Por otra parte el mozárabe comparte con todas las lenguas romances vecinas la palatalización del grupo -cl intervocálico, la presencia del plural en -s, la eliminación de vocales intertónicas, la evolución vocálica, los pronombres y los adjetivos posesivos delante de las palabras, todos los cuales son rasgos de las lenguas romances occidentales, con lo cual el mozárabe constituiría una rama arcaica del romance occidental, concretamente del grupo galo-ibérico.[18]

Latín tardío Mozárabe Gallego/Portugués Mirandés/Asturleonés Español Aragonés Catalán/Valenciano Occitano
AURICLA اوراج
aurecha
orella/orelha orelha/oreya oreja orella orella orelha
OCLU غوال
güell
ollo/olho olho/güeyu ojo uello ull lh
PEDUCLU بدوج
bedocho
piollo/piolho piolho/pioyu piojo piollo poll pesolh, pedolh
VECLU بياج
biecho
vello/velho vielho/vieyu viejo viello vell vièlh
VERMICLU بارماج
bermecho
vermello/vermelho vermelho/bermeyu bermejo vermello vermell vermelh

Fonología

De acuerdo con las reconstrucciones que se han hecho de parte de su vocabulario, en algunos aspectos el mozárabe es más arcaico que las otras lenguas romances de la Península. Esto encaja con el principio de que las variedades lingüísticas más aisladas y periféricas pueden actuar como «islas de conservadurismo lingüístico». No obstante, los datos que tenemos (jarchas, toponimia, etc.) podrían corresponder a fases antiguas del mozárabe, y en ese caso este no tendría por qué ser más arcaico que otras variedades peninsulares.

El sistema fonético del romance andalusí es una continuación del visigodo, prácticamente sin cambios.[cita requerida] Por ejemplo, los romances occidentales evolucionaron /j/ en /ʒ/ y /s/ intervocálica en /z/, mientras que el romance andalusí mantuvo /j/ y /s/.[cita requerida] Las principales características fonéticas fueron el cierre vocálico final y la palatalización de /s/ y /l/ inicial.[19][página requerida] Algunos lingüistas opinan que el mozárabe mantenía las consonantes geminadas y las oclusivas sordas intervocálicas, pero otros lingüistas lo discuten.

Labial Alveolar Palatal Velar
Nasal m n ɲ ŋ
Oclusiva p b t d k ɡ
Africada ts
Fricativa f v s z ʃ ʒ χ
Vibrante ɾ r
Lateral l ʎ
Aproximante j w

Vocalismo

El tudelano Yehuda Halevy es el autor con más escritos en romance andalusí.

Entre los rasgos que, con distintos grados de certeza, se han propuesto para los dialectos mozárabes de diversas áreas peninsulares están los siguientes:

  • Diptongación de /O/ y /E/ breves latinas dialectalmente. Más desarrollado en el norte de al-Ándalus y casi inexistente en el Sur.[cita requerida] Al igual que ocurre en asturleonés parece que el diptongo no se desarrolló ante N: bont 'puente', font 'fuente', longo, bono, ximente 'simiente', bento 'viento', merenda 'merienda'. [cita requerida]
latín mozárabe español
domina duemna dueña
educus yedco bot. yezgo (moz)
enethulum < anethum yendro bot. eneldo (cfr. port. endro)
est yed es
exit yešed sale
helleborus yerebol bot. eléboro
herba+suf. yerbat hierbajo
homine wuemne hombre
nomine nuemne nombre
palliolu palluel manto
vetulo biecho viejo

No presenta diptongación de ĕ tras c y se produce palatización: cĕntum > chent 'ciento'.

latín mozárabe español
folia fuella hoja
oculu wueʎ ojo
  • Preservación de los diptongos /AU/ y /AI/ etimológicos, los procedentes de anticipación de yod y los procedentes de velarizaciones.[20]
mozárabe latín español
laurel laurellu laurel (moz)
lauša lausa losa, top. Loja (Granada)
paušata pausata posada
ataucha taucia esparto, atocha (moz), top. Atocha (Madrid)
allauza al-lawz almendra, alloza (moz)
alhauz al-hawz barrio, distrito, alfoz (moz)
mauro / maurel / Top. Benamaurel (Granada) mauru / maurellu / Penna maurellus moro / moreno / Peña morena
bauša balsa balsa, charca
fauchel falcellu hoz, hocillo (cfr, francés faucille)
autre alter otro
šaut saltu bosque, soto
autayr / autura altariu / altura otero, altura, top. Otura (Granada)
Top. Wadi-al-xaus salsum Guadajoz (Córdoba)
azayt azzáyt aceite
chirqayr circariu chiquero (moz), cercado
šemtayr semitariu sendero
šapatayr *zabatariu zapatero
qarrayra carraria carrera, camino qarrayra de sant Yacob vía láctea
bayqa *vaika vega
Top. Moraira (Alicante)[21] *maurayra morera
Top. Moncaira (Mallorca)[22] *mont caria monte de piedra
  • Caída de la vocal final opcional, si bien estudiosos como Federico Corriente considera que esto se debe a que una parte importante del vocabulario se ha documentado como préstamo al árabe, por lo que se produjo una adaptación a la morfología árabe que prescindió de la vocal final. Por el contrario, en los romancismos directos se expecificaba la vocal final por medio de tāʾ marbūṭa (ة) para /-a/, alif maqṣūra (ى) para /-i/ y hā (ه) para -/u/[23]
aljamiado transacripción español
b.llat villa villa
bayqat vaika vega
lōnquh ʎonku largo
m.rītuh maritu marido
ŷŷ.ntuh čentu cien
miraqluh miraklu milagro
m.triŷŷā matriči matriz
  • Caída de /-O/ final tras grupo -CEU. Se mantiene tras grupo -CEA (Francia > Afrancha, taucia > ataucha ) y -CI (furnacis > furnache 'horno', matricis > al-matriche 'matriz, origen', salice > šauche 'sauce', nucis > noche 'nuez' (nochar 'nogal'), dulcis > dolche 'dulce', cimicis > chimche 'chinche', halicis > haleche 'aleche', libycis > lebeche 'viento del sudoeste, de Libia': [cita requerida]
mozárabe latín español
filach filaceu hilado, hilo
qapach capaceu capacho (moz)
qorbach corvaceu cuervo
lamach lamaceu cenagal
qarrich carriceu carrizo
chirch cerciu cierzo
mozárabe latín español
šaut saltu soto
ferrat ferratu herrado
forat foratu horado, agujereado
murat / muratiel muratu / muratellu amurallado, Top. Almuradiel (Ciudad Real) pequeño amurallamiento
qrepat crepatu quebrado, roto
achet acetu ácido
aqut acutu agudo
barbut barbutu barbudo
but imbutu embudo
  • Cierre de /-O e /-I/ finales, así como del plural femenino /-AS/: [cita requerida]
aljamiado mozárabe español
qanālīš kanales canales
q.btālē koptali codo
q.nāŷŷuh koneču conejo
yūstuh yustu justo
lānŷiš ʎančes lanzas

Consonantismo

Entre los rasgos que, con distintos grados de certeza, se han propuesto para los dialectos mozárabes de diversas áreas peninsulares están los siguientes:

  • Preservación de la /F/ latina: furnache 'horno' < furnacis, filach 'hilado, hilo' < filaceu, filluel 'hijito' < filiolu, fušiel < 'husillo' < fusellu, fiqayra 'higuera' < ficaria, fermošo 'hermoso' < formosu, refušo 'rehúso' < refuso, Top. Ferreira (Granada) 'Herrera' (Burgos, Palencia y Cantabria) < ferraria.
  • Preservación de la GE-, GI-, IU- latina, salvo entre vocales donde se produce la caída: Leyon 'León' < legionem, Belay < Pelagius, plantain 'llantén' < plantaginis, qorreya 'soga, correa' < corregiam, frid 'frío' < frigidus.[24]

Alyantayra (hoy Lanteira, Granada) < argentaria, esponya 'esponja' < spongia, Yunqayra 'junquera' (hoy 'Yunquera', Málaga) < iuncaria, yuncha 'bot. juncia' < iuncea, yana 'puerta' < *ianua, yanayr 'enero' < ianuarius, yunyo 'junio' < iunius, yepšayr 'yesero' < gypsariu, yenešta y yeništella bot. 'hiniesta' < genista, yermanella 'hermanita, compañera' < germanella, Yinés 'Ginés' < genesius, Top. Yuncos (Toledo) 'juncos' < iuncus, Top. Los Yébenes (Toledo) 'los gemelos' < geminis.

  • Palatalización de S > Š, con una pronunciación [ʃ] similar a la sh inglesa (shy) o la ch francesa (cheval). La articulación africada en al-Ándalus de la letra sim árabe, [aclaración requerida] llevó al uso de š para reflejar también el sonido /s/ ambiguamente. La palatalización se produjo sobre todo a inicio de palabra y en el grupo latino /ks/ > /χʃ/. [cita requerida]
mozárabe latín castellano
šinap sinapis bot. mostaza blanca
qamiša, qamija camisia camisa
borša, borja bursa bolsa. burjaca (moz)
šuhto, juhto suctu seco, enjuto (moz), aragonés xuto
šutayr subtariu sótano
šaurel, jaurel saurellu jurel (moz)
šauta, jauta salta < saltāre baile, jota (moz).
šauto, jauto insapitu soso, insípido
lauša, lauja lausa losa
šerra serra sierra
šilba silva selva, bosque
šabulayr sabularia arenal, playa (cfr. asturiano sablera)
šita seta seda
šauš salsu salso, salado
šibtimber september septiembre
Top. šarama sarama Jarama (Madrid)
Top. šalon salo Jalón (Zaragoza y Alicante)
Top. Munt šaquir monte sacri Montejícar (Granada) (cfr. asturiano Muxagre).
Top. Wadi-al-šauš salsum Guadajoz (Córdoba)
  • Preservación de los grupos consonánticos CL, FL, y PL:
mozárabe latín castellano
plana plana llana
plorar ploro llorar
flama flama llama
plantayn plantaginis bot. llantén
egril gliris lirón (cfr. provenzal glire)
plehta plecta pleita (moz), trenza de esparto
  • Preservación de la oclusiva sonora D:
mozárabe latín castellano
frid frigidu frío
pede pedis pie
  • Hay una disputa acerca de la lenición de las oclusivas sordas intervocálicas -P-, -T-, -C-.[25]​ Algunos opinan que estas consonantes se sonorizaron, igual que en las demás lenguas romances occidentales, mientras que otros opinan que permanecían sordas y que representan el conservadurismo del mozárabe.
    • Gran parte de la polémica se ha centrado en las letras árabes ṭāʾ y qāf, que tienen pronunciaciones sordas y pronunciaciones sonoras, dependiendo de la variedad lingüística. Es probable que ambas pronunciaciones se encontraran en el árabe de la península ibérica, haciendo el uso de estas letras poco fiable como evidencia.[26]
    • Aparte de eso, el filólogo Ramón Menéndez Pidal ha mostrado pruebas de sonorización en el sur de la península en el siglo II.[26]
    • Hay algunos ejemplos donde las /t k/ del latín se representan a través de consonantes claramente sonoras del árabe, como [ɣ], [ð] y [d].[27][28]
mozárabe latín castellano
šaquir sacri sagrado
buruq bruchus brugo, pulgón
šatreya satureia bot. satureja, ajedrea (moz)
bitriayra vitriaria vidriera
qrepat crepatu quebrado, roto
eštip stipa estepa (moz)
Miqail mikael Miguel
laqayna *lecanea legaña
lopo, lopel lupu, lupellu lobo, lobezno
toto totu todo
formiqa formica hormiga
fiqayra ficaria higuera
al-matriche matricis matriz, origen, almatriche (moz)
chitria citrea cidro (cfr. rumano chitru)
qomte comite conde
qobto cubitu codo
aqut acutu agudo
liepre lepori liebre
abatiša abatesa abadesa
barbut barbutu barbudo
primat primatu primado
petrošo petrosu pedroso
Top. Qapilayra capilaria Capileira (Granada),[29]
Top. Maurata maurata Morata (Murcia y Madrid).
  • Conservación de las geminadas latinas, quizá reducidas a consonantes simples en el registro popular, según se deduce de los romancismos del glosario de Leiden.
mozárabe latín castellano
boqqa bucca boca
baqqayr vaccariu establo, vaquería
baqqar vaccari rebaño, vacada
  • La P- escrita como B-: Esto ocurrió porque el árabe no tiene /p/ y su alfabeto no tiene letra correspondiente.[27]
mozárabe latín castellano
Batrich Patricius Patricio
bitriqal petricale pedregal
barchella parcella parcela, Top. Castillo de Barchell (Alicante)
bont pontis puente
Iš-banya Hispania España
borchil, berchil portillu portillo, pequeño paso. Top. (Bérchules Granada)
al-beršich al-persicu prisco, albérchigo (moz)
bulliqar pollicāris pulgar
botiqa apothēca bodega, botica (moz)
balatar palatāre paladar
Belay Pelagius Pelayo
banocha panucula panoja
ababaura papaver amapola, ababol (moz)
bicacha picacea picaza, urraca
binu pinus pino
bila pila pila
Top. Bena Cantil penna cantilus Benacantil (Alicante)
Top. Bena alba penna alba Benalba (Alicante)[30]
  • Distinción entre los B y V (bilabial sonora [b] y labiodental sonora [v]). El árabe no posee fonema ni grafema [v], por tanto casi siempre empleaba [b] para representar [v]. Sin embargo, en ocasiones la representaron [f] o como una [b] geminada, por lo que podemos suponer que Al-Ándalus se habría mantenido ajena al proceso de betacismo de otras lenguas peninsulares. [cita requerida]
mozárabe latín castellano
bunya vinea viña
binacha vinacea orujo
biya viam vía, camino
billella villella villeja, pequeña villa
balli vallis valle
baqqayr vaccariu establo de vacas, vaquería
berruqa verruca verruga
  • Evolución del grupo NJ + vocal en /ɲ/ (como en casteñano "Ñ") y reducción de los grupos GN y NN en N
mozárabe latín castellano
Font'el-Qanyo cannus Fuente del caño
šanyayr signariu bandera, señera
qanyut cannutus tubo, cañería
bunya vinea viña
šenyor seniore señor
qaštanya castanea castaña
  • Preservación de los grupos MB y ND
mozárabe latín castellano
lumbella lumbella lomo, espalda
Qolomba columba paloma
Qolombayra columbaria Colomera (Granada)[31]
  • Preservación del grupo M'N latino:
mozárabe latín castellano
uemne homine hombre
nuemne nomine nombre
lumnayra luminaria lumbrera
šemnadura seminadura sembrado
famne famine hambre
  • Resultado LL para el grupo latino LY, como en la mayoría de los dialectos romances salvo asturleonés (LY > Y, muyer) y castellano (LY > J mujer):
mozárabe latín castellano
luel < luello loliu cizaña
mostal mustaliu mostajo
muller mulier mujer
šerralla serralia bot. cerraja
filla filia hija
allenar alienar enajenar, vender
palla / pallar palea / paleare paja, pajar
conchil conciliu concejo
Olalla Eulalia Villar de Olalla (Cuenca)
  • Palatalización en /CH/ de los grupos -CI-, -TI-, -CE-, -TE-, aunque en la zona más cercana a los reinos del norte había evolucionado a /ts/ (por ser zona de transición lingüíistica o por influencia de los romances septentrionales): [cita requerida]
mozárabe latín castellano
murchecal, murchical mur-caecalis murciélago mur-caecalus
dechember december diciembre
chibt civitas ciudad, top. Chite (Granada)
chimche cimicis chinche (moz)
qruch, quruch crucis cruz
šant Felich Sanct Felicis San Felix
haleche halicis aleche (moz)
lebeche libycis viento del sudoeste, de Libia, lebeche (moz)
chichero cicero arvejo, chícharo (moz)
chenteno centenu centeno
achetayra acetaria acedera
richino ricinu ricino
chirba chirbio cerva, cervu cierva, ciervo[32]
chinqo quinque cinco
chiruela cereola ciruela
dumchuela domniciola doncella
chiqala cicāla cigarra
dolche dulcis dulce
rachim racimu racimo
chero quaero quiero
cherro becerru becerro, novillo, cherro (moz)
anchuel *ankiolus anzuelo, top. Anchuelo (Madrid)
cherco quercus encina, top. Chercos (Almería)
Luchiana villa luciana antiguo nombre de Lucena, Granada[33]
Aroche Arucci Aroche (Huelva)[34]
Iliche Ilici Elche (Alicante)
lancha lancia 'lecho del río', Garganta de las Lanchas (Toledo)
facha fascia haza
fachayra faciaria cara, rostro, faz
machaniella mattianella manzanilla
trapich trapetius trapiche (moz)
qachuela catiola cazuela, cachuela (moz)
Qarabanchel caravantellu Carabanchel (Madrid)
Marchiana villa martiana Marchena (Sevilla)[35]
Monacheyr monasteriu Monachil (Granada)
Luchiana lutiana < lutum Río Luchena (Murcia)
  • Palatalización de los grupos -C'L-, -T'L- y -C-C-, -T'C- en /ʎ/, evolucionada a /t∫/ en registro popular [cita requerida]
mozárabe latín castellano
aqucha acucula aguja
conicho y conchayra cuniculus cunicularia conejo conejera
qašqachoš cascaculo cascajos, escoria
aurecha aurícula oreja
filcha felicula comadreja
caulecha caulicula colleja
bermecho vermiculu bermejo
biecho vetulu viejo
qorcho cortico corcho (moz)(cfr. asturiano corcu 'alcornoque')
  • No palatalización del grupo latino -CT- como /χT/, manteniéndose como en latín visigodo.[36]​ Posteriormente en algunos casos se evoluciona a /IT/:[37]
mozárabe latín castellano
nohte nocte noche
ohtubar october octubre
muhcha mulctea mama, teta
lahtayra lactaria lechera, cuajaleche
turuhta, truhta tructa trucha
šuhto, juhto suctu seco, enjuto (moz)
plehta plecta pleita (moz), trenza de esparto[38]

Morfología y gramática

La morfología de algunas palabras parece ser más similar al latín que en otras lenguas romances en general, aunque esto puede deberse a que las fuentes presentan fases antiguas del mozárabe.

Entre los rasgos léxicos y morfológicos que, con distintos grados de certeza, se han propuesto para los dialectos mozárabes de diversas áreas peninsulares, están los siguientes:

  • ausencia de tiempos verbales compuestos
  • partícula pronominal-adverbial 'en': vai te en: vete de allí
  • 3ª p.s. presente indicativo en -d: qered 'el quiere' < *queret, yed 'es, está' < *est, yexed 'sale' < *exet
  • 1ª p.s. pasado perfecto -ai: amáy 'yo amé' < *amavi.
  • 1ª p.s futuro -ai(o): iray 'iré' < *ir-ai < *ir-aio < * ire habeo. morraio 'moriré' < *morre-aio < *morire habeo. vivraio 'viviré' < *vivre-aio < *vivire habeo.
  • 2ª p.s. futuro -ás: tu en irás 'te irás (de allí)'.
  • 3ª p.s. futuro -d: šanarad 'sanará'.
  • 3ª p.p pasado perfecto -eron: enfermeron 'enfermaron'.
  • imperativo singular -y: veni 'ven', garri-me 'dime' y plural en -adi/ati: amati 'amád'
  • frente al gallego-portugués (-iño), asturleonés (-ín), castellano (-ito) catalán y aragonés (-et), formación de diminutivos con sufijo -ello: boqella 'boquita', šamarel 'morenito', corachonel 'corazoncito', al-qampel < campellu 'campillo', aquchella 'agujita, agujeta', avichella 'avecilla', achetella 'acedilla', qašella 'casilla, casucha', šaqrella 'rojita', zidel 'señorito', qatel 'gatito', top. Utiel 'Otillo' (Valencia), Montiel 'Montillo' (Ciudad real), Odiel (Huelva).
  • adopción del artículo árabe al no sólo en arabismos, también en palabras de origen latino y tanto para singular como plural: al labores, al faša 'la haza', al bellota. [cita requerida]
  • adverbio ob < *ubi 'donde', dón < *de unde 'de donde', adún < *adhuc 'aún' , cand 'cuando' , labaš < illa bassu' 'allá, allí'.
  • conjunción copulativa 'y': ed < *et.
  • preposiciones ad 'a' y 'en', šo 'bajo' < *sub, por
  • pronombre personales tónicos mibi 'mi', tibi 'ti', que šerád de mibi 'que será de mi'.
  • posesivos meu patre / ma matre 'mi', teu patre / ta matre 'tu', šeu patre / ša matre 'su'.
  • Posición postverbal de los complementos: qered lo 'lo quiere', vaiše 'se va'.
  • En lo que se refiere al léxico, y como es de esperar, el mozárabe presenta multitud de préstamos acogidos desde el árabe: izna 'castillo' < *hišn, top. Iznalloz, Granada 'castillo del almendro' < *izna al-lauz, al-lauza 'almendra, alloza', handech 'barranco' < *jandaq, top. Alfandech (Valencia), šabaqa 'pozo de agua' < *sabaqa, al-mayat 'majada, planicie' < mayad, top. Almayate (Málaga), fadin 'finca, predio' < fadin, al-šate 'orilla, ribera' < sati, top. Algete (Madrid).

Ejemplos de jarchas

Los siguientes son ejemplos de transcripciones de jarchas mozárabes.[39]​ Puesto que los textos de los que se han sacado están escritos en alfabeto árabe casi siempre sin vocalizar, la transcripción de las jarchas a alfabeto latino generalmente varía de un investigador a otro.

  • Garrid boš ay yermanellaš, qui'm qontenrad mieu male. šin l'al-habib non bibreio ad ob l' irey demandare
'Decid vosotras ay hermanitas, quién contendrá mi mal. Sin el amigo yo no viviré a donde lo iré a buscar'
  • Aš-šabah bono, gárri-me: ¿dón beneš?. Ya lo šey que autre amaš, ad mib tu non quereš
'Buenos días, dime: ¿de dónde vienes?. Ya se que amas a otro, tu a mi no me quieres'.
  • Qe adaméy filluel alleno ed él ad mibi, quered-lo de mibi betare šeu ar-raquibi
'porque amé a un muchacho forastero y él a mi, lo quiere prohibir de mi su guardador'.
  • baid-še mieu corachón de mib. Enfermo yed ¿qánd šanarad?
'Mi corazón se va de mí. Enfermo está, ¿cuándo sanará?'
  • ¿Qe farey mama? mieu al-habib yed ad yana
'¿Qé haré madre? mi amigo está en la puerta'
  • Alba que eštá de bel folgor, qand vened vad l'amor[40]
'Alba que está con bello fulgor, cuando viene se va el amor'

Escritura

Lo poco que nos ha llegado de mozárabe escrito usa casi exclusivamente caracteres árabes y hebreos pese a ser una lengua romance, en lo que se denomina aljamía (al‘aǧamíyya). Con esta escritura se conserva un significativo número de palabras en diferentes glosarios, así como frases romances en textos árabes. Los relativamente abundantes textos de la literatura aljamiada o aljamiado-morisca no están escritos en mozárabe, que ya había desaparecido cuando fueron escritos, sino en castellano o aragonés antiguo.

Sin embargo este modo de escribir el mozárabe plantea varios problemas a la hora de su traducción, enfocados principalmente en las vocales del árabe. Esta dificultad surge de la ausencia de las vocales cortas en la mayoría de los textos escritos en alfabeto árabe, así como en la diversidad de los diferentes dialectos mozárabes, que variaban de una región a otra en sus tendencias, reglas, y pautas, según la mezcolanza entre el dialecto romance y el árabe. Así, el debate se observa en las diferentes traducciones de las jarchas, siendo cada una de éstas una suposición o interpretación de cada autor.[41]

Escrito en alfabeto latino sólo nos han llegado un pequeño grupo de palabras en el Glossarium latino-arabicum conocido como Glosario de Leiden. La importancia reside en que podemos conocer bien la pronunciación, puesto que están escritas según los convencionalismos fonéticos de la escritura visigótica.

Muestra de mozárabe del siglo XI

El siguiente texto en mozárabe ha sido deducido a partir de una jarcha.[42]

Mozárabe: Aragonés: Castellano: Galaico-portugués: Catalán: Asturleonés central: Asturleonés occidental: Gallego: Portugués: Latín:

Mieu sīdī Ïbrâhîm
yâ tu uemne dolche
vent' ad mib
de nohte
in non si non queris
irey-m' ad tib
garri-m' ad ob
legar-te

O mio sinyor Abrahán,
oh tu, hombre dulce!
Viene ta yo
de nueits.
Si no, si no quiers,
me'n iré ta tu,
di-me án
trobar-te.

Mi señor Abrahán,
¡oh tú, hombre dulce!
ven a mí
de noche.
Si no, si no quieres,
iré a ti,
dime dónde
encontrarte.

Meu senhor Abraham,
ó tu, homem doce!
vem a mim
de noite.
Se non, se non queres,
ir-me-ei a ti,
diz-me onde
te encontro.

El meu senyor Abraham,
oh tu, home dolç!
Vine a mi
de nit.
Si no, si no vols,
aniré a tu,
dis-me on
trobar-te.

Mio señor Abrahán,
oh tu, home dulce!
ven a min
de nueche.
Si non, si nun quies,
diré a ti,
dimi ónde
t'alcontrar.

Miou señore Abrahán,
oh tu, home duce!
Veni a min
de nueite
Si non, si nun quies,
diréi a ti,
dimi au
t'alcontrare.

Meu señor Abrahán,
oh ti, home doce!
ven a min
de noite.
Senón, se non queres,
ireime a ti,
dime onde
te encontro.

Meu senhor Abraão,
ó tu, homem doce!
Vem a mim
de noite.
Senão, se não quiseres,
ir-me-ei a ti,
diz-me onde
te encontro.

O domine mi Ābraham,
o tu, homo dulcis!
Veni mihi
nocte.
Si non, si non vis,
ibo tibi,
dic mihi ubi
te invenias.

Véase también

Notas y referencias

  1. «Promotora Española de Lingüística». www.proel.org. Consultado el 8 de abril de 2023. 
  2. Corriente, F. (2004): El elemento árabe en la historia lingüística peninsular. En Cano, R. (coord.) Historia de la lengua española, Barcelona, Ariel.
  3. a b Menéndez Pidal, R. (1926). Orígenes del castellano. ISBN 978-84-239-4752-2. 
  4. a b Simonet, Francisco Javier. (1897-1903). Historia de los mozárabes de España. Real Academia de la Historia. 
  5. [Gómez-Ruiz, R. (2014). Mozarabs, Hispanics and Cross. Orbis Books.]
  6. «La lengua mozárabe». darkwing.uoregon.edu. Consultado el 13 de enero de 2021. 
  7. Solà-Solé, 1973, p. 35
    «Los términos árabes contenidos en nuestras jarchas proceden, por lo común, del fondo de la lengua poética y se relaciona con el mundo del amor, tema primordial de nuestras jarchas».
  8. a b Peñarroja Torrejón, Leopoldo (2008). «El romance nativo del valle del Ebro y de la frontera superior de Al-Ándalus». Aragón en la Edad Media (Zaragoza: Universidad de Zaragoza) (20): 615-634. ISSN 0213-2486. Consultado el 18 de mayo de 2020. 
  9. Gamés de Fuentes, Álvaro (1977). Al-Andalus: revista de las Escuelas de Estudios Árabes de Madrid y Granada 42 (2): 249-300. ISSN 0304-4335. 
  10. Corriente, Federico. Romania arabica: Tres cuestiones básicas: arabismos, «mozárabe» y «jarchas». Madrid: Trotta. ISBN 978-84-8164-999-4. 
  11. Wright, 1982, p. 156
  12. Wright, 1982, p. 158
  13. García Soriano, Justo (1932) Vocabulario del dialecto murciano. Editora Regional de Murcia. pp. 196. ISBN 84-500-4063-9 9788450040630.
  14. Gaspar Remiro, Mariano (2010). Historia de Murcia musulmana. Kessinger Publishing, LLC. p. 350. ISBN 1-167-63461-6. 
  15. Barceló, Carmen (1997). «Mozárabes de Valencia y «lengua mozárabe»». Revista de Filología Española LXXVII (3/4): 277-278. 
  16. Cennarne, 2016, pp. 3-4.
  17. Peñarroja Torrejón, Leopoldo (2008). «El romance nativo del valle del Ebro y de la frontera superior de Al-Ándalus». Aragón en la Edad Media (Zaragoza: Universidad de Zaragoza) (20): 615-634. ISSN 0213-2486. 
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  19. Álvaro Galmés de Fuentes: Dialectología mozárabe
  20. “la solución *al > au es genuinamente mozárabe”. RUHSTALLER, Stefan 1991 “Brenes y Guadajoz: nombres de lugar sevillanos de filiación mozárabe”. Philologia Hispalensis vo. VI (pgs. 143-151). Ed. Univ. De Sevilla
  21. MEMBRADO TENA, Joan Carles 2013 "Etimología y semántica de topónimos municipales valencianos y aragoneses". Actes de la VII Jornada d'Onomástica (pgs. 239-254). Ed. Académia valenciana de lallengua.
  22. GALMÉS DE FUENTES, ÁLVARO 2004 "La toponimia mozárabe balear". Revista de filología románica nº 21. (pgs. 9-79) Ed. Univ. Complutense
  23. Álvaro Galmés de Fuentes: Dialectología mozárabe (pag. 71)
  24. JIMÉNEZ DE GREGORIO, Fernando. 1999 "Materiales para una toponimia de la provincia de Toledo". Anales toledanos, Nº. 37, (283-304). Ed. Diputación Provincial de Toledo
  25. Craddock, Jerry R. (2002). «Mozarabic Language». En Gerli, E. Michael; Armistead, Samuel G., eds. Medieval Iberia: an encyclopedia (en inglés). Londres: Routledge. ISBN 978-0415939188. OCLC 50404104. doi:10.4324/9781315161594. 
  26. a b Hanlon, David (15 de febrero de 2019). «Lenition in the mozarabic dialects: A reappraisal». Al-Qanṭara (en inglés) 18 (1): 121-135. doi:10.3989/alqantara.1997.v18.i1.518. 
  27. a b Galmés de Fuentes, 1983, pp. 91–100
  28. Torreblanca, Máximo (1986). «Las oclusivas sordas hispanolatinas: El testimonio árabe». Anuario de Letras 24: 5-26. doi:10.19130/iifl.adel.24.0.1986.1094. 
  29. GALMÉS DE FUENTES, Alvaro 2000 “Los topónimos: sus blasones y trofeos”. Ed. Real Academia de la Historia. pg. 28
  30. GALMÉS DE FUENTES, Álvaro. 1990 "La toponimia de Alicante: La oronimia". Ed. Univ. de Alicante
  31. RUHSTALLER, Stefan 2005 “Una nota sobre el léxico del mozárabe sevillano”. Cauce: Revista de filología y su didáctica nº 28 (pgs. 353-356). Ed. Univ. De Sevilla
  32. MARTÍNEZ RUÍZ, Juan & CALERO PALACIOS, Mª del Carmen 1990 "Toponimia menor de Almuñécar (1491-1497)". Revista de filología española,Tomo 70, Fasc. 3-4, (pgs. 297-316)
  33. MARTÍNEZ RUÍZ, Juan 1985 "Contribución al estudio de la toponimia menor mozárabe granadina". Revista de filología española Tomo 65, Fasc. 1-2 (1-24). Ed.Consejo Superior de Investigaciones Científicas, CSIC.
  34. GORDÓN PERAL, Mª Dolores 1992 “Análisis etimológico de la macrotoponimia onubense”. Huelva en su Historia Vol. 4 (pgs. 421-440). Ed. Universidad de Huelva.
  35. RUHSTALLER, Stefan 2009 “De toponimia latina. El nombre de lugar Marchena”. Actas XIII Jornadas sobre historia de Marchena (pgs 11-19). Ed. Carriazo & Ramos.
  36. http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/la-poca-visigoda-0/html/00f49212-82b2-11df-acc7-002185ce6064_2.html
  37. ZAMORA VICENTE, A. 1970 "Dialectología española". Madrid (2á ed.), (p. 48).
  38. LÓPEZ DE ABERASTURI ARREGUI, J. Ignacio 1998 "La manufactura del esparto en Andalucía, dos mozarabismos léxicos". Revista de humanidades y ciencias sociales Nº 16 (203-216). Ed. Instituto de Estudios Almerienses
  39. Martín Baños, Pedro (2006). «El enigma de las jarchas». Per Abbat: boletín filológico de actualización académica y didáctica (1): 9-34. 
  40. López Castro, Armando (1999). «Las jarchas romances: consistencia y apertura». Estudios humanísticos. Filología (21): 213-226. 
  41. Galmés de Fuentes, 1983, p. 47
    "Naturalmente las mayores dificultades para la recta interpretación de las voces mozárabes se refieren a las vocales, no sólo porque éstas con frecuencia no se reproducen gráficamente, sino también por el reducido sistema vocálico del árabe clásico, y la inexistencia de vocales agrupadas en hiatos o diptongos decrecientes. Como es sabido, en la lengua clásica árabe sólo existen tres vocales: /a/ /i/ /u/. Las primeras dificultades se plantean, a la hora de tratar de reproducir, empleando los caracteres árabes, una /e/ o una /o/ de la lengua romance."
  42. VVAA 2017 "Antología de Jarchas". Ed. Red. Barcelona

Bibliografía

Enlaces externos