Fibrinólisis
La fibrinólisis es la degradación de las redes de fibrina formadas en el proceso de coagulación sanguínea, evitando así la formación de trombos. La fibrinólisis se produce simultáneamente a la coagulación, produciéndose así la regulación fisiológica de ambos procesos.
En el proceso de degradación de las redes de fibrina tiene un papel principal la plasmina, que se encuentra de forma inactiva en el plasma sanguíneo. Esta forma inactiva es el precursor de la plasmina y recibe el nombre de plasminógeno.
La plasmina en su forma activa es la encargada de la degradación de las redes de fibrina, que pasarán a ser fibrinopéptidos solubles tras la fibrinólisis. Estos productos de la degradación fibrinar (FDF) son normalmente eliminados por los macrófagos.
La activación de plasmina a partir de plasminógeno ocurre a través de dos vías, la extrínseca y la intrínseca. En la vía extrínseca se produce una segregación de diversas sustancias que posibilitarán la activación del plasminógeno para convertirse en plasmina, y es estimulada por situaciones como el descenso de la presión parcial de oxígeno en sangre o las infecciones bacterianas. Las sustancias segregadas por el endotelio en la vía extrínseca son la urocinada y el activador tisular de plasmanógeno o tPa. En la vía intrínseca es la calcicreína (KK) la encargada de mediar la activación del plasminógeno.
La fibrinólisis se encuentra regulada por dos factores inhibitorios principales: la alfa 2-antiplasmina, que imposibilitará la formación de plasmina inhibiendo la activación del plasminógeno, y el inhibidor de tPa, que actuará en la vía extrínseca evitando que el tPa posibilite la activación del plasminógeno.