Reino de León
El Reino de León fue uno de los reinos medievales de la Península Ibérica, sucesor del antiguo Reino de Asturias, que tuvo un papel protagonista en la Reconquista y formación de los sucesivos reinos cristianos del occidente penisular.
Historia
Tras la muerte de Alfonso III el Magno, el Reino de Asturias se dividió y quedó repartido entre sus hijos. García I recibió la León, Álava y Castilla, fundando de hecho el Reino de León. Ordoño II recibió Galicia y Fruela II, Asturias. Al morir García I en 914 sin descendientes, Ordoño II se trasladó a León donde fue aclamado rey, con lo que sería rey de León y de Galicia, y el que trasladaría definitivamente la capital del reino de Asturias desde Oviedo a León. Con lo que se creará un nuevo reino, el Reino de León, que aglutinará al asturiano, ya que Fruela II permaneció en Asturias, pero reconociendo la primacía del reino leonés.
Con la formación del nuevo reino continuará la reconquista contra los musulmanes e incluso la lucha contra otros reinos cristianos como el de Navarra.
El Reino de León se expande hacia el Duero y el Sistema Central hasta la actual Extremadura, pero la falta de repobladores hace que sea una tierra de nadie. El Reino de León logra hitos como la dotación de fueros de Alfonso V, la creación de un arte leonés y un gran desarrollo de los sistemas administrativos.
En el siglo XI, Sancho III El Mayor de Navarra se convierte también en Conde de Castilla, vasallo como tal del rey de León. Como herencia deja dicho condado a su hijo Fernando, casado con Sancha, hermana a su vez de Bermudo. Cuando Fernando va a prestar vasallaje a Bermudo III, rey de León, provoca una guerra en la que muere el soberano leonés en batalla contra una coalición castellano-navarra. Al no tener descendencia Bermudo III, su cuñado se apropia de la corona leonesa esgrimiendo los derechos de su mujer, tomando el título de rey de León con gran oposición entre los leoneses, que no quieren ver convertido en monarca al castellano que ha muerto a su rey.
A la muerte de Fernando I, su testamento sigue la tradición navarra de dividir los reinos entre los herederos. Al primogénito, Sancho, se le lega el condado de Castilla y, por derecho de primogenitura, dicho condado se convierte en reino: Castilla. Al segundogénito, Alfonso, se le otorga el territorio aportado por la madre: León, y al tercero, García, se le entrega el Reino de Galicia; a su hija, Urraca, le deja la plaza de Zamora. Sancho II de Castilla, no conforme con dicho reparto, pues se queda su hermano menor con el reino más importante, comienza una guerra. Conquistan entre ambos Galicia, pero Sancho se revuelve contra su hermano y ocupa León. Se refugia en Zamora el grueso del ejército leonés, poniéndole Sancho cerco; será en el famoso "Sitio de Zamora", donde el rey castellano es muerto por el noble leonés Bellido Dolfos, retirándose las tropas castellanas. De este modo Alfonso VI recupera todo el territorio, gobernado como Rey de León y Galicia.
En el reinado de Alfonso VI se consolida el poder del monarca leonés sobre Castilla, siendo reconocido Emperador de los Reinos Hispanos por el Papa Gregorio VII, dichos reinos reconocerán la superioridad del rey leonés, surgiendo así el Imperio Leonés.
En época de Alfonso VII El Emperador, reyes de toda la península Ibérica y Sur de Francia se declaran sus vasallos. Poco a poco la idea imperialista leonesa entra en un rápido declive y en no mucho tiempo se extinguirá; así tras una etapa de esplendor imperial la unidad se desvanece, desapareciendo también el título de emperador de León. Tras esta desaparición los estados cristianos penínsulares consolidan sus respectivas independencias. Su hijo Fernando II heredaria el reino de León; bajo su mandato se recrudecerían las luchas fronterizas con Castilla, y Portugal se independizó.
Su sucesor, Alfonso IX, Alfonso VIII en la cronología leonesa, se convierte en uno de los más afados monarcas del Reino de León. Bajo su mandato se convocan las Cortes Leonesas de 1188, primeras cortes europeas en las que participa el tercer estado. En ellas se reconoce la inviolabilidad del domicilio, del correo, la necesidad del rey de convocar Cortes para hacer la guerra o declarar la paz, y se garantizan numerosos derechos individuales y colectivos. A estas Cortes le seguirán las de Benavente (1202) en las que se fijarán los principios y derechos económicos del Reino de León y sus habitantes, y otras nuevas en León un lustro después.
Alfonso VIII de León crea la Universidad de Salamanca "para que los leoneses no tengan que salir a estudiar fuera del reino", logrando así evitar que los leoneses se vieran obligados a acudir Castilla (Palencia). Porque hasta el año 1230 León no queda definitivamente unido a Castilla.
Con Alfonso VIII de León el reino de extiende por Extremadura, logrando una gran expansión territorial. La animadversión del Reino de León hacia Castilla crea fuertes lazos de unión con los reinos árabes, con los que en ocasiones se une en coalición para luchar contra los castellanos. León no participará en la batalla de Las Navas de Tolosa, y llegando por ello a ser excomulgado el soberano leonés por el Papa. A su muerte, el rey ordena mantener la independencia de León, declarando herederas a sus hijas, y garantes de la misma a las órdenes de caballería.
Fernando III incumple el testamento de su padre, y compra el Reino de León a sus hermanas, tardando más de dos años en hacerse con el control del territorio debido a la oposición del pueblo de León y de sus nobles, que cierra las puertas de las murallas de su capital al nuevo monarca. Con ello, no existe una unión de reinos, puesto que Castilla y León mantienen instituciones separadas, leyes diferenciadas, y sistemas económicos independientes, compartiendo únicamente el monarca.
Con posterioridad, Alfonso X otorga de nuevo la independencia al Reino de León en 1285, pero el rey de Castilla, Sancho, rompe el testamento de su padre y se hace con la corona leonesa. Al morir éste, Don Juan, hijo y heredero de Alfonso X, se corona como Rey de León en 1296, gobernando de facto el territorio, que goza de independencia hasta 1301. Existen durante todo el siglo XIV varios intentos de independizar el Reino de León, lográndolo de facto, aunque por un escaso tiempo, Enrique de Lancaster a mediados del siglo XIV. Enrique es derrotado por otro Enrique, el que será Enrique II de Trastamara, produciéndose la unión del Reino de León al Reino de Castilla. De todas formas, el Reino de León seguirá existiendo como entidad teórica hasta el siglo XIX, y conservará instituciones propias como el Adelantamiento del Reino de León, el Defensor del Reino de León, etc.
Con el tiempo, su territorio quedó reducido a la actual provincia de León y la mitad norte de Zamora, aunque en el siglo XVII se le considera compuesto por las actuales provincias de Salamanca y Zamora, y, en ocasiones, parte de Palencia y Valladolid. El Reino de León fue reconocido como región histórica por la división provincial de Javier de Burgos en 1833 (vigente hoy en día en lo que a provincias se refiere, pues en regiones y comunidades autónomas no).
Emperadores asturleoneses
Este título fue adoptado desde el siglo X por los monarcas leoneses, como expresión de una idea hispánica unitaria, lo que implicaba la supremacía política de León frente a los demás reinos penínsulares que se estaban formando. Los reyes leoneses aspiraron a restaurar el estado hispanogodo, creyéndose herederos directos del último monarca visigodo, Don Rodrigo. Ya en la Asturias del siglo IX tuvo aceptación la idea imperial, especialmente bajo el reinado de Alfonso III, llamado magnus imperator o imperator noster. Ordoño II, Ramiro III, Alfonso V, Bermundo III y Sancho III el Mayor de Navarra, (este último tras heredar Castilla y León), adoptaron el título de emperador. Fernando I, primer monarca en unir las coronas de Castilla y de León en una sola, fue llamado rex imperator, y Alfonso VI de León y Castilla, llegó a titularse imperator totius Hispaniae. En 1135, Alfonso VII fue coronado solemnemente emperador en León. Entre sus vasallos se contaban los reyes de Aragón, Navarra y Portugal, el conde de Barcelona y varios monarcas musulmanes, quienes a la muerte del Emperador, rechazaron la teórica supremacía política del título. No obstante, la idea continuó viva en los monarcas castellanos.
Extensión territorial
Antes de su unión definitiva al reino de Castilla, el reino de León abarcaba las actuales comunidades autónomas de Galicia, Principado de Asturias, las provincias de León, Zamora y Salamanca, así como la parte occidental de las actuales provincias de Valladolid y Palencia (razón por la cual, en ciertas geografías de la primera mitad del siglo XX, se incluían estas provincias en la "Región antigua" de León), y la parte noroeste de la actual provincia de Cáceres hasta el Tajo.
Véase también
- País Leonés
- Lista de monarcas de León
- Condado de Castilla
- Reino de Castilla
- Corona de Castilla
- Tabla cronológica de reinos de España
- Castilla y León