Reino de Mallorca
El Reino de Mallorca fue creado por Jaime I el Conquistador. Cuando tras la muerte de su primogénito, Alfonso, otorga testamento, en 1262, crea el reino de Mallorca para cedérselo a su hijo Jaime. Esta disposición se fue manteniendo durante los sucesivos testamentos de forma que cuando Jaime I muere en 1276, la Corona de Aragón queda para el hijo mayor, Pedro (conocido como Pedro el Grande), y el reino de Mallorca para el siguiente, Jaime, que reinaría con el nombre de Jaime II. El testamento también establece que el rey de Mallorca sería vasallo del de Aragón.
El reino comprendía las islas Baleares — Mallorca, Menorca (todavía bajo el poder de un soberano musulmán aunque tributaria desde 1231), Ibiza y Formentera—. El rey también era señor de los condados del Rosellón y la Cerdaña y los territorios que el Conquistador conservaba en Occitania (el señorío de Montpellier, el vizcondado de Carlades, en Auvernia, y la baronía de Omelades, contigua a Montpellier).
La herencia de Jaime era escasa y débil pero significativo: un enclave mediterráneo estratégico y unos territorios entre dos grandes reinos, la Francia de los Capetos y la Corona de Aragón, los cuales estaban también en constante lucha. Consciente de la fragilidad del reino de Mallorca, Jaime I proyectó la conquista de Cerdeña, para unirla al nuevo reino. También entró en negociaciones para concertar el matrimonio de su hijo Jaime con Beatriz de Saboya, hija del conde Amadeo de Saboya. Ninguno de los planes tuvo éxito.
El reino privativo de Mallorca
A la muerte de Jaime I, el rey de Mallorca no presta homenaje a Pedro el Grande. Ocupado éste en diversos problemas dentro del reino, no sería hasta 1279 cuando el monarca mallorquín se avino a reconocer que tenía sus estados en feudo del rey de Aragón. Una de las consecuencias sería que el reino de Mallorca no tendría cortes, y que el rey de Mallorca tendría que acudir a las de Cataluña para prestar homenaje al rey de Aragón. Mediante el tratado de Perpiñán (1279), fruto del desequilibrio de poder entre la Corona de Aragón y el reino de Mallorca, se mantuvo el control político-económico de Aragón sobre el reino de Mallorca, restableciendo la unidad jurisdiccional de la Corona de Aragón, rota por el testamento de Jaime I. Este hecho condicionaría durante toda la existencia del reino de Mallorca las relaciones entre ambos. La falta de cortes agravaría posteriormente la desvertebración de un reino ya de por sí disperso, al carecer éste de ninguna institución común más allá de la monarquía.
Los reyes privativos del Reino de Mallorca
- Jaime I el Conquistador (1231-1276), creador del reino.
- Jaime II de Mallorca (1276-1311), segundo hijo de Jaime I el Conquistador. En medio del enfrentamiento entre la Corona de Aragón y los Capeto, reyes de Francia, Jaime II es forzado a declararse vasallo del rey de Aragón en 1279 (tratado de Perpiñán). Sin embargo, tras la conquista de Sicilia por parte de Pedro el Grande, Jaime II se alió con los Capeto cuando éstos invaden Cataluña. Rechazada ésta, los monarcas aragoneses inician la conquista de las Baleares (1285).
- Alfonso III el Franco de Aragón arrebata Mallorca (1285) e Ibiza (1286) a Jaime II, y Menorca (1287) a los musulmanes de forma definitiva (el soberano de Menorca era tributario desde 1231, primero de Jaime I y luego de Jaime II). Tendrá las Baleares bajo su control hasta su muerte (1291).
- Jaime II el Justo de Aragón, hijo de Alfonso II el Franco, acepta la decisión del papa Bonifacio VIII (Tratado de Anagni, 1295) y devuelve todas las islas a Jaime II de Mallorca. Sin embargo, el rey aragonés consigue que el reino de Mallorca siga siendo vasallo del rey de Aragón. Jaime de Mallorca sólo reconocería este vasallaje mediante el tratado de Argilers (1298). Los territorios continentales del reino (los condados de Rosellón y Cerdaña, el señorío de Montpellier) permanecen en su poder durante todo su reinado.
Jaime II de Mallorca reinaría durante más de dos décadas y se esforzó en garantizar la viabilidad del reino. Impulsó una vasta política de colonización agraria, con la creación de núcleos rurales; incrementó las rentas reales; favoreció la creación de consulados en el Norte de África y en el Reino de Granada; creó un nuevo sistema monetario para el reino; fomentó la creación de industrias textiles; procedió a incrementar el poder real sobre la nobleza y la Iglesia; e impulsó la construcción de palacios y castillos (palacios-castillos de Perpiñán y de Palma de Mallorca -La Almudaina-, catedral de esta última, castillo de Bellver). La apertura de proceso a los templarios y posterior supresión de la orden permitiría la incautación de las rentas de la Orden en las islas.
Sancho I de Mallorca, conocido como el Pacífico (1311-1324). Tercer hijo de Jaime II, heredero tras la renuncia de sus dos hermanos mayores. En la primera parte de su reinado prosiguió las medidas de su padre para garantizar la estabilidad y viabilidad del reino. Encuentra dificultades para mantener el poder real ante la demanda de mayor autonomía de la ciudad de Mallorca (Palma). Desarrolla también un programa de construcción naval, para lo cual extorsiona a la comunidad judía de la isla. La segunda parte de su reinado se vio afectada por la falta de hijos del rey, hecho que quería aprovechar el rey Jaime II de Aragón para revertir el reino de Mallorca a la Corona de Aragón. En su testamento declara heredero a su sobrino Jaime.
Jaime III de Mallorca, conocido como el Temerario (1324-1349). Llega al trono a los nueve años, por lo que un consejo de regencia se hace cargo del gobierno del reino durante su minoría. La situación es difícil puesto que Jaime II de Aragón no ceja en su reclamación de reversión del trono mallorquín. El consejo de regencia consigue que, en 1325, el rey de Aragón renuncie a reclamar los derechos de sucesión al trono mallorquín, tras la condonación de una gran deuda que Jaime adquirió con el rey Sancho, con motivo de la conquista por parte de aquel de Cerdeña. Este hecho, aunque despejó el problema sucesorio, sumió al reino en una importante crisis financiera.
Jaime se vio obligado a desarrollar una política seguidista respecto de la de Aragón. Así, se vio obligado a participar en la guerra con Génova (1329-1336), lo que se tradujo en pérdida de mercados para el reino. De nuevo fue necesario recurrir a nuevos impuestos y multas a la comunidad judía, lo que, sin embargo no fue suficiente para superar la crisis financiera. Los problemas del reino parecían no tener fin, puesto que en 1341 Pedro el Ceremonioso de Aragón abre proceso a Jaime III para arrebatarle el reino de Mallorca. El proceso, manejado por el rey Pedro concluye en 1343 condenando a Jaime III a la confiscación de todos sus bienes. En mayo de 1343 Pedro conquista el archipiélago balear. En 1344, los condados de Rosellón y Cerdaña. Jaime sólo conserva sus posesiones francesas. Tras la venta de dichas posesiones en 1349 al rey de Francia, desembarca en Mallorca. El rey es vencido y muerto en la batalla de Llucmajor (25 de octubre de 1349). El reino de Mallorca así se reincorpora definitivamente a la Corona de Aragón.
Jaime IV de Mallorca (fallecido en Soria en 1375) e Isabel de Mallorca, hijos de Jaime III, fueron reyes en el exilio y reclamaron el trono de Mallorca, pero sin resultado, aunque son respetados y venerados como reyes por los insulares.
Causas de la desaparición del reino privativo
La desaparición del reino privativo de Mallorca era inevitable en el contexto internacional de la época, caracterizado por diferentes conflictos: guerra de los Cien Años, entre Francia e Inglaterra, la guerra de los benimerines, que involucra a Castilla y la Corona de Aragón, así como los intentos de satelización de las Baleares por los genoveses. En este contexto no era posible permanecer neutral, sobre todo porque la neutralidad requería, en primer lugar, fortaleza. Y éste no era el caso del reino de Mallorca, la cual, para mayor infortunio, tenía vínculos vasalláticos con las coronas de Francia (a través de Montpellier) y de Aragón. Por otra parte, los intentos de financiar los costes del mantenimiento de la neutralidad mediante el aumento de impuestos produjo reacciones adversas por parte de sus súbditos.