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Sitio de Oviedo (1936)

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Sitio de Oviedo
la Guerra Civil Española
Parte de Guerra civil española
Fecha Del 19 de julio al 17 de octubre de 1936
Lugar Oviedo (Asturias)
Coordenadas 43°21′36″N 5°50′42″O / 43.36, -5.845
Resultado Victoria nacional
Beligerantes
II República española [1]Fuerzas sublevadas
Comandantes
coronel Antonio Aranda Francisco Martínez Dutor y otros jefes milicianos posteriormente coordinados por el capitán Fancisco Ciutat
Fuerzas en combate
1.500 aproximadamente desconocido
Bajas
en torno a las 1.000 desconocido

El día 17 de julio de 1936 el general Franco y el general Mola dan el golpe de Estado contra la Segunda República Española, empezando la Guerra Civil, en dicho contexto la ciudad de Oviedo se une al bando franquista por orden del jefe de la guarnición, el general Antonio Aranda.


Sublevación en Oviedo

Tras conocerse en la Península Ibérica la sublevación del 17 de julio de 1936 de las tropas españolas en Marruecos contra el gobierno de la República, sindicatos obreros y partidos izquierdistas empiezan a formar milicias armadas para combatir la revuelta. En Oviedo (capital de la provincia de Asturias) el general Antonio Aranda se halla a cargo de la guarnición local y anuncia su lealtad al gobierno republicano. En tanto Aranda era integrante de la masonería, y había manifestado opiniones favorables a la República en el pasado, las autoridades de Madrid aceptaron sus declaraciones y permitieron que centenares de mineros de la región asturiana dejaran su provincia para acudir a formar milicias en otras zonas.

No obstante, el día 19 el general Aranda se unió a la sublevación con el apoyo de las tropas bajo su mando, mientras convocaba a Oviedo al personal de la Guardia Civil y de la Guardia de Asalto: en tanto los partidos de izquierda habían enviado a la mayoría de sus simpatizantes (entre ellos cientos de mineros) fuera de la provincia dos días antes, resultó fácil a los rebeldes tomar control de toda la ciudad, con escasa oposición.

La situación de los sublevados franquistas en Oviedo era muy difícil pues todo el resto de Asturias se mantenía al lado del gobierno, con lo cual pronto milicias republicanas cercaron la ciudad. Aranda había previsto esta posibilidad en tanto la provincia había sido un bastión de izquierdas desde la Revolución de Asturias de 1934, no obstante debido a este evento las autoridades de la República habían aumentado desde entonces el número de tropas de guarnición en Oviedo, y habían depositado allí gran cantidad de armas de largo alcance y municiones.

Casi todas las tropas regulares de la provincia estaban concentradas en Oviedo y se habían unido a la revuelta, y en consecuencia las tropas republicanas que se oponían a los sublevados estaban formadas casi exclusivamente por milicias de obreros y mineros de los sindicatos UGT y CNT, en una excelente ubicación estratégica (cercaban totalmente Oviedo desde las colinas que la rodeaban) y muy superiores en número a los rebeldes, pero con escaso entrenamiento militar y poca munición disponible. Otra dificultad de las milicias republicanas era que en simultáneo las tropas en el puerto de Gijón se habían unido también a la revuelta militar contra la República y en consecuencia las milicias decidieron primero derrotar a los rebeldes de Gijón (y así conservar este puerto estratégico), y sólo después recuperar Oviedo; tal decisión ayudó a Aranda y sus tropas a fortalecer sus defensas ganando valioso tiempo.

Combates en torno a Oviedo

Cuando terminó el Sitio de Gijón el 16 de agosto, recién la totalidad de milicias republicanas se dirigieron en ofensiva contra Oviedo, hallando que los rebeldes ya habían tomado las colinas que rodeaban la ciudad y hacían ahora más difícil un avance exitoso de los republicanos. Si bien las milicias cortaron el suministro de agua inmediatamente, dentro de la ciudad ya había reservorios suficientes de agua y alimentos que sostuvieran la resistencia de los sublevados; al saberse que desde Galicia partían tropas del bando nacional en apoyo de los cercados de Oviedo, los ataques de las milicias se hicieron más severos y sostenidos, con artillería ligera que bombardeaba la ciudad relativamente pequeña.

La gran ventaja de las milicias republicanas era su abrumadora superioridad numérica (algunos autores calculan aproximadamente 3000 sublevados contra 10000 milicianos), y en el curso del mes de setiembre el cerco se hizo más estrecho al ir conquistando las milicias las colinas donde se atrincheraron los rebeldes. El agua empezó a escasear en Oviedo causando enfermedades infecciosas entre la población civil y los sublevados, mientras que las bajas de los defensores no podían ser repuestas fácilmente.

Los ataques republicanos fueron más severos el 4 de octubre, fecha que coincidía con un aniversario más de la Revolución de Asturias de 1934. La intensidad de los ataques y bombardeos de las milicias aumentaba al llegar la noticia que tropas franquistas llegadas desde Galicia estaban a sólo 40 kilómetros de Oviedo, presionando a las tropas republicanas a tomar la ciudad cuanto antes. Hacia el 12 de octubre las milicias habían vencido todas las defensas del perímetro de Oviedo y empezó el combate urbano dentro de los edificios de la ciudad misma, con gran tenacidad de ambos bandos.

La situación de los rebeldes se hacía muy difícil pues pese a contar aún con suficiente munición habían perdido casi dos tercios de sus tropas mientras las milicias (más numerosas) se lanzaban a intensísimos ataques de guerra urbana para terminar de tomar la ciudad antes que llegasen las tropas franquistas de Galicia. El general Aranda ordenó una desesperada defensa a ultranza de sus tropas, en tanto Oviedo era escenario de combates en calles, plazas e inclusive dentro de las casas y edificios. La tenacidad de las milicias republicanas les causó enormes bajas (aproximadamente 5000 bajas tras el 4 de octubre), pero dicho esfuerzo resultó en vano cuando el día 16 de octubre las tropas rebeldes de Galicia entraron en Oviedo, se unieron a las fuerzas de Aranda y obligaron a la retirada de las milicias, ya casi sin municiones para seguir combatiendo contra un enemigo reforzado.


Consecuencias

Las tropas franquistas habían establecido un corredor terrestre desde Galicia hasta Oviedo, pero el el curso de los días habían también ocupado sectores montañosos del oeste de Asturias. Las tropas republicanas volvieron a sus posiciones previas al sitio, pero por las bajas recibidas no volvieron a atacar Oviedo, más bien ambos bandos mantuvieron sin lucha el frente y no hubo grandes operaciones militares en Asturias hasta mediados de 1937, con la Batalla de El Mazuco.

Notas

  1. En los primeros momentos de la Guerra, las fuerzas sublevadas no tenían una bandera diferente a la del resto del ejército. El 29 de agosto de 1936 un decreto de la Junta de Defensa Nacional (organismo que ostentaba la Jefatura del Estado en la zona nacional) restableció la bandera bicolor, roja y gualda.