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Colonización europea de América

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Colonias europeas y pueblos originarios (siglos XVI–XVIII)
Mapa político de América en 1794.

La colonización europea de América se impulsa más o menos finales del siglo XV después de que Cristóbal Colón llegara en 1492 con el mecenazgo de la Corona de Castilla. A partir de ahí, el Imperio Español, el Imperio Portugués, el Imperio Británico, Francia y Holanda, conquistaron y colonizaron algunos territorios y poblaciones que ya habitaban el continente.

El Imperio Español y el Imperio Portugués fueron los primeros en realizar la conquista, y se asentaron principalmente en Norteamérica, Centroamérica y en el área andina de Sudamérica (imperios Azteca e Inca, respectivamente).

España fue la potencia que mayor presencia colonial impuso en América. Tomó posesión por la fuerza de los dos grandes imperios existentes en América en ese momento: en América del Norte llegó a apropiarse de el Imperio Azteca, en el actual México, estableciéndose en sus ciudades. A partir de ahí controló una gran parte de América Central: desde la zona andina de América del Sur hasta la zona central de la actual Chile, incluyendo al Imperio Incaico en el actual Perú. En el Caribe, dominó sobre todo Cuba, La Española, Puerto Rico, Jamaica, incluyendo a la península de Florida dentro de sus posesiones caribeñas. Portugal se apropió de la mayor parte de la franja costera atlántica de la parte norte de América del Sur, que más tarde originaría el Estado de Brasil. Inglaterra estableció trece colonias en la franja costera atlántica norteamericana, además de algunas islas caribeñas y parte de Canadá. Francia ocupó la actual Guayana Francesa en Sudamérica (aún bajo su dominio), Louisiana en el Golfo de México, algunas islas del Caribe, y la región canadiense de Quebec. Holanda estableció colonias en Norteamérica (Nueva Amsterdam que luego sería Nueva York), norte de América del Sur (Guyana holandesa hoy Surinam) y algunos asentamientos en islas caribeñas (Antillas Neerlandesas y Aruba).

Este artículo es de la serie:
Historia de América.

Historia de América
América precolombina
Colonización de América
Historia de Groenlandia
Historia de Canadá
Historia de los Estados Unidos
Historia de México
Historia de Argentina

Colonización española

Conjunto de los territorios americanos que en algún momento España consideró propios

La corona de Castilla pronto quiso anexar los nuevos territorios, al parecer ricos en oro y plata. Luego de la conquista de los imperios Azteca e Inca junto con otros menores, comenzó la sujeción de los aborígenes a sistemas de trabajos obligatorios, la explotación económica de las regiones, la fundación de ciudades y el establecimiento de las instituciones de gobierno. En el caso del imperio Azteca esto se formalizó a través del establecimiento del Virreinato de la Nueva España y en el caso del imperio Inca esto se formalizo como el virreinato de la Nueva Castilla.

Colonización portuguesa

Mapa de Brasil, colonia portuguesa en América del Sur. 1519.

La colonización portuguesa de América, comenzó motivada por razones económicas y estratégicas. Por un lado las económicas a causa de la merma en las ganancias en el comercio con el Oriente y las posibilidades mercantiles del árbol de Brasil, de cuya corteza se producía un tinte rojo usado para teñir textiles. Por el otro estatégicas, por el temor a una invasión española o francesa a su territorio.

En 1530, la corona portuguesa expulsó a los franceses que rondaban las costas de Brasil, ya que eran tierras que pertenecían a Portugal desde 1500.

En 1533, el rey de Portugal, dividió el territorio de Brasil en 15 franjas o capitanías, de 150 millas de ancho cada una, lo que influyó en el carácter privado de la colonización portuguesa. Estas capitanías fueron repartidas u otorgadas a nobles portugueses de forma vitalicia y hereditaria a fin de obtener el mayor rendimiento con el mínimo de costos para la metrópoli. Los nobles que recibieron las mismas se comprometieron a evangelizar a los aborígenes, reclutar colonos, y a desarrollar económicamente la capitanía.

Durante 19 años la administración de las capitanías estuvo a cargo de los nobles, pero, en 1549, el rey nombró un gobernador general o "Capitán mayor" representante del rey que administraría toda la colonia. El propósito de este gobierno era que el rey de Portugal gobernara a Brasil con el asesoramiento del Consejo Ultramarino, además de unificar el gobierno colonial. Sin embargo, aunque se pretendió quitar poderes a los capitanes generales, realmente continuaron dominando la colonia. Ellos, perdieron solamente facultades políticas pero mantuvieron sus privilegios económicos y continuaron con la esclavitud indígena. Desde los . Aun así, los indígenas no fueron suficientes para la mano de obra por lo que recurrieron al uso de esclavos africanos a partir del 1530.

Colonización francesa

Mapa de Nueva Francia comienzos de la colonización, una de las actividades principales realizada por los terratenientes o capitanes generales en Brasil, fue las cacerías indígenas con el fin de esclavizarlos. Estos organizaron compañías militares o banderas que se organizaron para realizar expediciones al interior del territorio y de la selva amazónica, en busca de humanos para esclavizarlos. Dibujado por Samuel de Champlain en 1612.

Los procesos de colonización francesa se iniciaron a principios del siglo XVII. Durante el siglo anterior, los franceses habían intentado infructuosamente asentarse en territorio Norteaméricano y, a pesar de las dificultades, durante el siglo XVI los barcos pesqueros franceses visitaban con regularidad la costa atlántica del norte del continente. Esto venía motivado principalmente por la demanda de pieles en los mercados europeos y, por ello, los comerciantes franceses iniciaron un lucrativo negocio con los aborígenes.

A principios del siglo XVII, Francia fundó puestos comerciales en Nueva Escocia, Annapolis y Quebec (primera colonia francesa, fundada como parte de una factoría peletera) en la actual Canadá y no dudó en apoyar a sus aliados comerciales, los hurones, en sus guerras con otros pueblos indígenas del este de Norteamérica. Otra colonia francesa fue fundada en Montreal, desde donde comenzó la exploración de la zona de los Grandes Lagos y del río Misisipi.

A diferencia de los primeros colonos ingleses, que se quedaron en las costas y utilizaron intermediarios para comerciar con los indígenas, los franceses se adentraron en los bosques con la intención de ampliar las fronteras comerciales y religiosas con los nativos. Por ello, para la primera mitad del siglo XVIII había establecimientos franceses en Detroit, Niágara, Illinois y Nueva Orleans. Estos puestos le proporcionaron a Francia el control de un territorio que se extendía desde Canadá hasta Luisiana.

El gobierno francés también fomento el establecimiento de colonias en el Caribe: en el transcurso del siglo XVII, conquistó las islas de Saint Christopher, Saint Croix, Saint Bartholomew, Grenada, Saint Martin, Tortuga, Marie Galánte y la parte oeste de La Española que se llamó Saint Domingue (Haití).

La importancia de las colonias francesas fue básicamente económica y militar. Se encontraban cerca de las principales rutas de navegación españolas, lo que permitía interceptar sus barcos y establecer comercio. Las islas francesas tenían una economía basada en la producción y exportación de azúcar, algodón, cacao y tabaco. Por otro lado la mano de obra esclava también generaba grandes ganancias. Eventualmente las colonias francesas tuvieron mayor población esclava que blanca, uno de los factores que favorecieron su prosperidad económica.

El régimen colonial francés

Originalmente la instituciones administrativas del régimen colonial francés se asemejaron a las del inglés, ya que los contratos comerciales de colonización otorgaban gran libertad a los corredores de los bosques, como llamaban a los cazadores de pieles preciosas. Con el tiempo esto cambió, y se nombraron gobernadores que disfrutaron de prerrogativas similares a las capitanías generales del Brasil o los adelantados y primeros gobernadores de las colonias españolas. Sin embargo, para la segunda mitad del siglo XVII se impuso un régimen centralizado; más acorde con las ideas de Luis XIV, rey absolutista francés: Canadá fue convertida en provincia francesa, bajo el mando de un gobernador general supeditado al monarca, y el territorio fue dividido en señoríos que se otorgaron a nobles de la corte. Estos señoríos se subdividían en parroquias bajo la autoridad del cura o párroco y del jefe militar. Numerosos intendentes o funcionarios con poderes militares, fiscales y judiciales mantenían el rígido centralismo de la metrópoli francesa. Ese mismo régimen se impuso en las otras colonias francesas a partir de esta época.

Colonización británica

Después de la llegada de Juan Cabot a la península de Labrador, en 1521, la corona inglesa llevo otra expedición en cabezada por Sir Walter Raleigh, quien intento establecer colonias en la llanura oriental en América del norte y fundo Virginia, en 1585, en homenaje a la reina Isabel. El proceso de colonización se reanudó recién a principios del siglo XVII.

Las Trece Colonias, un puñado de pueblos fundados por oleadas de inmigrantes ingleses entre los siglos XVII y XVIII, no poseían los rasgos del rígido sistema feudal europeo. Las colonias del noreste, estaban formadas inicialmente por puritanos que fundaron Massachusetts. En las colonias del sureste (Virginia, Carolina y Georgia), donde la población estaba compuesta principalmente por grandes y pequeños propietarios y esclavos, se había organizado un sistema esclavista, según el que unos 500.000 esclavos negros explotaban plantaciones de tabaco, algodón y azúcar.

Después del triunfo de Inglaterra sobre Francia en la Guerra de los 7 Años (1756-1763) en la que Inglaterra recibió gran ayuda de las colonias económica y militarmente, colaboración a pesar de la cual se crearon nuevos impuestos sobre el azúcar y subieron los ya existentes (sobre todo en el papel timbrado que en aquella época que era muy utilizado en la administración y en los actos notariales).

Al estallar la guerra colonial, los colonos tomaron consenso de su poder, el que usaron para oponerse al alza de impuestos decretada desde Inglaterra. La reyerta degeneró en la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos (1776-1783).

Al principio los ejércitos ingleses parecían superiores pero, en 1779 se produjo una escalada en el conflicto: Francia y España decidieron entrar directamente en la guerra, convirtiéndose así la guerra de independencia en un conflicto internacional.

Más tarde Holanda también se une a la coalición formada por España y Francia, con ambiciones de ganar posiciones por el dominio de los mares. En 1783, Gran Bretaña reconocía la independencia de las colonias.

Colonización holandesa

Nuevos Países Bajos, mapa de 1685.

Desde mediados del siglo XVI, comerciantes holandeses incursionaron en las colonias españolas de las Antillas, estableciéndose en las Antillas Menores (Curazao) y en zonas de Brasil de donde fueron expulsados en 1654. Aunque permanecieron en Surinam y parte de las Guyanas, donde desarrollaron durante los siglos XVII y XVIII una economía de plantación para abastecer de productos tropicales a Holanda. El desarrollo del sistema de plantación en estas colonias fue tan grande, que condujo a una de las mayores concentraciones de esclavos en el siglo XVII y a una feroz lucha de los esclavos por su libertad.

En América del Norte comenzaron su entrada para el 1609, cuando un navegante inglés al servicio de una colonia en las Guayanas.

En cuanto al régimen administrativo implantado por los holandeses durante la época colonial se puede mencionar que en sus orígenes fue similar al inglés y al portugués dado el carácter de factorías o establecimientos comerciales que tuvieron sus efímeras colonias. Sin embargo, la colonia que durante varios años lograron establecer en Brasil fue gobernada por un miembro de la familia real. En las islas que conservó se estableció años después, un gobierno más subordinado a la Corona holandesa.

Al fin, las colonias holandesas en América fueron efímeras, poco duraderas ya que sus intentos fueron frustrados por ingleses y portugueses, de ahí que sólo permanecieran con algunas posesiones del Caribe, aunque existe hasta nuestros días el Principado de Laitec en el archipiélago chileno de Chiloé y cuya Princesa Regente es Elisa Amelia I.

Holanda (Países Bajos) Fundo pequeñas colonias estratégicas para su comercio pero no fueron duraderas. En su intento por apoderarse de Brasil logró establecerse en Recife y otros puntos de la costa norte; sin embargo los portugueses mantuvieron su límite. En norte América la compañía Holandesa de las Indias Occidentales fundó nuevas Ámsterdam, hoy en día Nueva York.

Otras colonizaciones

Colonización alemana

La única colonización bajo iniciativa gubernamental que llevaron a cabo los alemanes en América fue un fallido intento de establecer una colonia en la actual Venezuela entre 1528 y 1556. La iniciativa correspondió a la importante familia banquera de los Welser, quienes recibieron las tierras de manos del emperador Carlos V, a su vez rey de España bajo el nombre de Carlos I. El dominio militar de los pueblos indígenas fue obra de Ambrosius Ehringer, conocido como Ambrosio Alfinger por los españoles, quien esperaba encontrar en el territorio la mítica El Dorado. Con el fin de explotar las minas de oro que se esperaba albergaba la zona, llegó a Venezuela un número apreciable de mineros alemanes, a los que se unieron unos 4000 esclavos africanos encargados de cultivar caña de azúcar. Tras varias desavenencias con los españoles los Welser hubieron de ceder finalmente sus derechos y el territorio se integró en el Nuevo Reino de Granada.

Colonización danesa

Después de la unión de Dinamarca y Noruega en 1536, la primera conservó las reclamaciones de la segunda sobre Groenlandia, que había poseído colonias en la isla hasta que éstas fueron destruidas a comienzos del siglo XV por un empeoramiento del clima (el comienzo de la "Pequeña Edad de Hielo"). En 1721 se volvieron a fundar colonias en la costa suroeste de Groenlandia y en la actualidad la isla continúa bajo soberanía danesa, aunque provista de autogobierno. Durante el reestablecimiento del control danés se envió un gran número de misioneros que convirtieron la población autóctona inuit al Cristianismo.

Más al sur, en las Islas Vírgenes, la Compañía Danesa de las Indias Occidentales ocupó Saint Thomas en 1671, a la que se unieron Saint John en 1718 y Saint Croix en 1733, ésta última adquirida a la Corona Francesa. Al contrario que en Groenlandia, la pesca tuvo un papel secundario en las Islas Vírgenes Danesas, donde la mayor parte de la economía giró en torno al cultivo y venta de caña de azúcar, en cuya producción se empleaban grandes cantidades de esclavos africanos. Éstos compusieron pronto la mayor parte de la población, al mismo tiempo que los colonos holandeses y británicos dejaron en minoría a los daneses como principal nacionalidad europea de las islas. Las islas también sirvieron durante este tiempo como refugio para piratas.

Tras la abolición del comercio de esclavos en 1803 y su posesión en 1848, las islas cayeron en una crisis económica cada vez mayor y perdieron buena parte de su población. Tras varias décadas de negociaciones, Dinamarca vendió finalmente las tres islas a Estados Unidos en 1917.

Colonización sueca

Siguiendo el ejemplo de otras potencias europeas, Suecia fundó una serie de pequeñas colonias en América del Norte y el Caribe a partir del siglo XVI. Los colonos procedieron fundamentalmente de las regiones de Savo y Kainuu, en Finlandia (parte de Suecia hasta 1809), por lo que la lengua común de las colonias fue el finés y no el sueco. Entre 1638 y 1655 los suecos establecieron las colonias de Nueva Suecia en el actual Delaware y Nuevo Estocolmo (hoy Bridgeport) y Swedesboro en lo que hoy es Nueva Jersey. Estas efímeras colonias fueron conquistadas finalmente por los holandeses, que las unieron al territorio de los Nuevos Países Bajos.

En el Caribe, Suecia controló también de forma efímera las islas de Saint-Barthélemy (1785-1878) y Guadalupe (1813-1814), que fueron cedidas finalmente a Francia, a quien pertenecen actualmente.

Colonización rusa

La colonización rusa de América se desarrolló principalmente en el sur de Alaska (descubierta en 1731 por Ivan Fedorov), donde a finales del siglo XVIII se establecieron factorías peleteras. No obstante, los dominios rusos en América se extendieron también al resto de Alaska y sobre las islas Aleutianas y la costa noroeste de América, llegando por el sur hasta el norte de California, donde despertaron los recelos de los españoles. Éstos ocuparon como consecuencia la costa oeste hasta Vancúver, limitando por tanto la influencia rusa a Alaska.

No obstante, la población de la zona nunca superó los 40.000 habitantes bajo gobierno ruso, siendo la gran mayoría de éstos indígenas de la etnia aleutiana; algunos de éstos, entre los que cabe destacar a Pedro el Aleutiano, se convirtieron al Cristianismo tras la llegada de misioneros desde Rusia. Finalmente, la poca rentabilidad de la colonia (en la que entonces se explotaban exclusivamente pieles animales) y las malas comunicaciones con el resto de Rusia determinaron su venta a Estados Unidos por $7.200.000 el 9 de abril de 1867. Con el dinero obtenido el zar esperaba reparar los daños causados por la Guerra de Crimea. De haber esperado un poco más, quizá sus súbditos hubiesen encontrado los valiosos yacimentos de oro y petróleo entre otros que aguardaban en el subsuelo de la colonia, y que fueron descubiertos por los estadounidenses a partir de 1890.

Masacre y enfermedades

Respecto a la manera en que los reinos europeos mencionados lograron la conquista de América, hay principalmente dos grupos:

En las zonas colonizadas por los españoles y portugueses se produciría una gran catástrofe demográfica de los indígenas de las zonas en las que se asentaron. La mayor parte de los indígenas murieron por el efecto de varias enfermedades (sobre todo la viruela y en menor medida el sarampión y las paperas, entre otras) contra las cuales no estaban protegidos. Asimismo los escasos conquistadores emprendieron guerras aliados con los pueblos originarios, que llamaron guerras "justas" bajo su ideario medieval, para sometimiento de otros pueblos, donde se produjeron gran cantidad de muertos tanto allí como después en las condiciones de trabajo y vida impuestas y de las guerras de conquista sobre las culturas Azteca, Inca, y los pueblos Mapuche, Ranquel y Het, Wichí, Pazioca (Diaguita), Guaraní, Charrúa, de los Abipones, Chiriguanos, Toba, Arawak, etc.

Otra vez en las zonas colonizadas por ingleses y franceses se afirma las enfermedades inicialmente también exterminaron a la mayor parte de los pueblos originarios. Pero esta vez en cambio, más tarde tras su independencia,las excolonias británicas y francesas utilizaron la guerra y las deportaciones masivas en los numerosos tratados con las poblaciones indígenas locales y que sistemáticamente fueron violados por los sucesivos gobiernos norteamericanos hasta su literal exterminio y arrinconamiento en las llamadas reservas indias.

En el año 2006 un investigador estadounidense estima que en los primeros 130 años de la colonización europea murió el 90-95% de la población total originaria de América.[1]​ Y justifica que esa fue la razón por la cual las potencias europeas debieron secuestrar millones de hombres y mujeres en África, para llevarlas como esclavos a América y reemplazar la mano de obra fallecida, indígena.A pesar de esto "Los científicos descubrieron que, a pesar del hecho de que la colonización ocurrió hace siglos, los latinoamericanos todavía conservamos la herencia genética de las poblaciones nativas locales que se mezclaron con los europeos."[2]

Referencias

  1. Mann, Thomas (2006), 1491, Madrid: Taurus
  2. La "colonización" genética de A.Latina, María Elena Navas, BBC Ciencia

Véase también