Paro general en Venezuela de 2002-2003
Paro petrolero de 2002-2003, llamado también Paro Nacional o Huelga General. Por los sectores afines al presidente Hugo Chávez es denominado "Sabotaje petrolero" o "Golpe petrolero"; los opositores lo denominaron "Paro Cívico Nacional".
Fue una huelga o paro de carácter general e indefinido contra el gobierno de Hugo Chávez, promovido principalmente por la patronal Fedecámaras y secundado por los trabajadores de la empresa estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), los partidos de oposición aglutinados en la coalición Coordinadora Democrática, el sindicato Confederación de trabajadores de Venezuela (CTV), diversas organizaciones civiles e incluso medios de comunicación privados de prensa, radio y televisión. El paro se extendió desde diciembre de 2002 hasta febrero de 2003, siendo una de las huelgas generales de mayor duración de la historia.
Aunque el Paro petrolero de 2002-2003, es llamado "Huelga" por la oposición; sin embargo, la situación experimentada en Venezuela desde Diciembre 2002 hasta Febrero 2003, no se configura legalmente dentro del concepto internacionalmente aceptado de huelga, ni en ninguna de sus categorías.
La huelga, es un concepto legal definido como "toda perturbación producida en el proceso productivo. Principalmente, la cesación temporal del trabajo, acordado por los trabajadores, para la defensa y promoción de un objetivo laboral o socioeconómico."
Es un hecho notorio, que los objetivos por los cuales fue convocado el Paro Petrolero en Venezuela, nunca fueron objetivos ni laborales, ni socio-económicos, sino más bien objetivos políticos, expresados libre, mediática y en forma notoria por la oposición de "sacar de la presidencia" a un Presidente democráticamente electo.
Por otra parte, sus convocantes no fueron los trabajadores en búsqueda de mejorar beneficios laborales. Quien figura como principal convocante, es la organización representante nacional de los empresarios, conocida en Venezuela, como Fedecámaras; la cual, conjuntamente con los máximos representantes de los sindicatos adscritos a la CTV, los Directivos de PDVSA y la Coordinadora Democrática, entre otros, llamaron al Paro Cívico Nacional.
El 02 de Diciembre de 2002, fecha en la que se da inicio al Paro Petrolero 2002, no se dio a conocer ante la opinión pública la Apertura de algún pliego conflictivo; el cual es el requisito legal inherente al inicio del derecho a la huelga, que debe ser presentado por los trabajadores ante las instancias administrativas laborales.
Este paso fundamental, característico y fundamental en el ejercicio del derecho a la huelga; no se realizó al inicio del Paro Petrolero 2002-2003, como tampoco se cerró pliego de conflicto alguno al cesar el mismo; pues nunca se había abierto.
En consecuencia, el llamado Paro Petrolero 2002-2003, no fue en modo alguno una huelga en su precisa y correcta concepción jurídica, sino una medida de protesta política, convocada por la Patronal, y acompañada por algunos representes de los sindicatos opositores, Coordinadora Democrática, Directivos de PDVSA, entre otros, a objeto de sacar de la presidencia al Presidente Hugo Chávez Frías.
Antecedentes
Los motivos del paro petrolero se remontan casi dos años del mismo.
La ley habilitante
En noviembre de 2000, el Parlamento venezolano (en el cual los partidos que apoyan al presidente Chávez tenían una mayoría calificada superior al 66 por ciento) otorgó poderes especiales al jefe de Estado que le permitieron gobernar por decreto, además de presentar y aprobar un paquete de leyes acorde con su programa político y la nueva Constitución, constituida en diciembre de 1999, por referendo popular.
Varios meses después, a mediados de 2001, el Ejecutivo logró la aprobación de 49 leyes a través de la Ley Habilitante dada por el parlamento. Entre las leyes más polémicas se encontraban la Ley Orgánica de Hidrocarburos (que incrementaba al 30% la tributación de las trasnacionales en las actividades de extracción petrolífera, y fijaba en el 51% la participación mínima del Estado en sociedades mixtas), la Ley de Pescas (que imponía fuertes restricciones a la pesca de arrastre y comercial en beneficio de los pescadores artesanales) y la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario (que permitía expropiar latifundios y beneficiaba a los campesinos que buscaban cultivar pequeñas extensiones de tierra).
Las leyes generaron un muy fuerte rechazo por parte del sector empresarial. Éste consideró antidemocrática la actitud del gobierno de Chávez, y anticonstitucional dicho paquete legislativo. Por esta razón, la patronal Fedecámaras convocó un paro nacional de 12 horas para el día 10 de diciembre de 2001, acción que fue respaldada por la CTV. A partir de ese momento, muchos dirigentes de la oposición pidieron la renuncia de Chávez, petición siempre rechazada por él.
Igualmente, varios aliados del presidente Chávez, como Luis Miquilena y algunos de sus seguidores, retiraron el apoyo al presidente Chávez y paulatinamente se pasaron a la oposición. Posteriormente se conoció que la principal razón de su retiro fue la negativa del presidente Chávez a dar marcha atrás a dichas leyes.
El control de Pdvsa
Otra de las razones del paro fue la lucha por el control de la petrolera estatal Pdvsa, una industria vital para Venezuela como quinto mayor productor de petróleo a nivel mundial. El presidente Chávez argumentaba que la misma era una "caja negra", que sus directivos se negaban a dar mayores informes sobre lo que ocurría dentro de la organización, y que la gerencia media no aceptaba instrucciones para cambiar las políticas de funcionamiento de la empresa. Dicha gerencia apostaba por mantener el control sobre las decisiones de la compañía, entre ellas las de vender grandes cantidades de crudo a bajos precios, lo que iba en choque directo con las políticas del Presidente Chávez de fortalecer la OPEP y mantenerse dentro de las cuotas de producción asignadas en la organización petrolera. Chávez argumentaba además que quería revisar las cuentas de Pdvsa para entender el porqué de sus altos gastos, y entonces reorientar a la petrolera para incrementar su labor social; los gerentes medios afirmaban que el gobierno intentaba politizar la empresa y acabar con la meritocracia, o ascenso por méritos.
El golpe de abril de 2002
Como el presidente Chávez no aceptó las exigencias de los empresarios, sindicatos y partidos de oposición en retirar el paquete legislativo, estos convocaron otro paro el 9 de abril de 2002 que se convirtió en indefinido.
Este paro fue apoyado por los empleados de la nómina mayor de Pdvsa, quienes dejaron de trabajar y rechazaron la nueva junta directiva que Chávez había designado en la industria. Como represalia, Chávez despidió a la plana mayor, lo que provocó que la oposición radicalizara sus acciones de protesta al tercer día. El 11 de abril, mientras continuaba el paro, la oposición decidió desviar la marcha que tenían prevista para aquel día hacia el Palacio Presidencial de Miraflores, provocando una masacre y el golpe de estado, que derrocó a Chávez por dos días.
Después del golpe y del retorno del presidente Chávez al poder, la inestabilidad no cesó. A pesar que Chávez aceptó iniciar conversaciones con la oposición, de que se establecieron mesas de diálogo entre ambas partes con la mediación de la OEA y de que se restituyeron a los trabajadores petroleros despedidos, sin embargo semanas después se reiniciaron las protestas opositoras.
La rebelión de Plaza Altamira
A mediados de 2002, un grupo de Militares Golpistas Activos y Retirados que habían estado implicados en el Golpe de Abril se pronunciaron en contra del Gobierno en la Plaza Altamira (al este de Caracas, en un sector de clase media-alta gobernado por un Alcalde Opositor); era un alzamiento no armado. Día a día, más Militares se unieron a la Protesta hasta alcanzar a unos 120 oficiales; el Gobierno decidió no reprimir ni sofocar la Protesta Militar, pero los Medios Privados le daban una cobertura de casi 24 horas diarias. Fue ampliamente apoyada por miles de simpatizantes, por Políticos de la Oposición y hasta por celebridades, que mantenían la plaza llena a toda hora.
Se sucedieron Manifestaciones que desembocaron en Violentos Enfrentamientos callejeros entre chavistas y antichavistas de manera casi diaria, en las Principales Ciudades del país, destacando Caracas, la Capital Venezolana. Las posturas de ambos bandos se radicalizaron aún más, y ya el Sector Opositor no exigía la retirada del paquete de leyes sino la Renuncia de Chávez y su Gobierno en pleno.
El Paro
Fedecámaras convocó el paro el 2 de diciembre. Su duración inicialmente era de 24 horas, pero se extendió día a día hasta convertirse en una huelga indefinida en plena temporada comercial navideña. Los comerciantes, empresarios, empleados y obreros recibían promesas de que el paro sólo duraría unos días hasta lograr la renuncia de Chávez, pero dicha renuncia no llegó. En boca de funcionarios del gobierno, parecía que la oposición se había metido en una huelga de la que no sabía cómo salir.
Al principio, el paro plegó solo a las empresas de la patronal y los sindicatos afiliados a la CTV, pero pronto los directivos de PDVSA y los empleados a nivel gerencial decidieron apoyarlo. De esta manera, el país quedo prácticamente paralizado. Sólo continuaron trabajando algunas empresas del Estado, el transporte público terrestre y aéreo, los servicios de agua, luz y teléfono, y los medios de comunicación públicos y privados, aunque estos últimos decidieron suspender la programación habitual y la emisión de publicidad, sustituyéndola por programación política e informativa las 24 horas del día. Sólo se transmitían cuñas de índole político que apoyaban la continuación o no del paro y la realización de protestas y marchas en distintos puntos del país, aupadas por la Coordinadora Democrática o por el Gobierno.
Trabajadores petroleros apegados al paro
La paralización llegó a un clímax cuando se afectó a la petrolera estatal, PDVSA. Miles de los empleados de la empresa abandonaron sus puestos de trabajo para plegarse al paro.
El gobierno negaba al principio que algo pasaba en Pdvsa, pero las cosas se hicieron demasiado evidentes cuando, el 5 de diciembre, la tripulación del buque petrolero Pilín León se declaró en rebeldía y fondeó el buque en el canal de navegación del lago de Maracaibo. Pronto otras embarcaciones (que transportaban el petróleo y sus derivados desde los pozos de extracción a las refinerías o desde éstas hacia los puntos de distribución o hacia otros países) siguieron su ejemplo.
El gobierno acusó a los empleados petroleros de cometer sabotajes contra la empresa: destrucción de equipos, intervención de sistemas automatizados que garantizaban la distribución del crudo y sus derivados, y el bloqueo diversos servicios tecnológicos esenciales. Las empresas privadas que brindaban servicios informáticos a PDVSA, tales como Intesa, también se unieron al paro.
Un aspecto paradójico fue que el gobierno del quinto productor mundial de petróleo (materia prima de la gasolina) debió importar gasolina, desde Brasil y otros países.
Plano social
A diario se sucedía manifestaciones comandadas por el presidente de Fedecámaras, Carlos Fernández, y el de la CTV, Carlos Ortega, quienes fungieron como voceros de la oposición. Los simpatizantes y adversarios del gobierno de Chávez se reunían 24 horas al día en sitios claves: la oposición se aglomeraba en torno a la Plaza Francia de Altamira y la sede de PDVSA en Chuao (ambos en el este de Caracas), mientras que el chavismo se concentraba en torno al Palacio de Miraflores, la Plaza Bolívar y la sede principal de PDVSA en La Campiña (en el centro de la capital).
La oposición, además, realizaba trancas y bloqueos en la autopista Francisco Fajardo (Caracas) y en la plaza Altamira; también lo hacían en varias urbanizaciones de clase media de Caracas, Valencia y el país en general. En varios sitios, como en Terrazas del Ávila, La Urbina y Santa Fe (en el este de Caracas), hubo enfrentamientos violentos entre opositores que querían trancar las vías y chavistas que vivían en barrios adyacentes y querían evitarlo.
La oposición realizaba "cacerolazos" (protesta golpeando ollas) todas las noches; en aquellas urbanizaciones de clase media donde la oposición era mayoría, los vecinos realizaban marchas en la noche, vestidos de negro, sonando ollas y otros objetos metálicos y a veces con antorchas pidiendo la dimisión del gobierno. En algunos casos, realizaron marchas durante el día forzando a cerrar aquellos negocios y tiendas que abrían en sus urbanizaciones, o frente a las casas de funcionarios y simpatizantes del gobierno a quienes les exigían renunciar.
La polarización política fue total: dividía familias y ponía a pelear a unos contra otros. Los grandes centros comerciales estaban cerrados, las universidades suspendieron clases, los principales espectáculos locales (como el béisbol, el deporte más concurrido) estaban suspendidos, y las fiestas decembrinas eran inusuales en un país con gran tradición navideña, porque muchas personas no habían cobrado su bono navideño.
Esto trajo graves repercusiones sobre la población. Una vez que las dispensadoras de gasolina se quedaron vacías (como se menciono más arriba, Venezuela tenía que importar gasolina a pesar de ser productor), fue común ver largas colas en las gasolineras, que los medios de comunicación privado mostraban constantemente para dar a entender que el paro era un éxito, cosa que negaba el gobierno.
El problema también fue crítico en las barriadas populares, donde se depende de bombonas de gas para cocinar. Era común ver en muchos lugares del interior del país a personas cocinando con leña, muebles viejos y con otros materiales inflamables.
Muertes de la Plaza Altamira
Uno de los momentos más inquietantes del paro ocurrió el 6 de diciembre de 2002 en la noche, el cuarto día de la huelga. Ya era bastante la preocupación en el gobierno por el avance del paro, la paralización de varios tanqueros petroleros y el apoyo de Pdvsa al conflicto; además, la oposición había tomado la sede de Pdvsa en Chuao y amenazaba con tomar la sede principal ubicada en La Campiña, en el centro de Caracas.
La Plaza Francia de Altamira, en el este de la capital, se había convertido en el principal punto de encuentro de la oposición. Miles de personas se reunían allí día a día para escuchar a los más de cien militares activos que se habían declarado en contra del gobierno y brindaban discursos en esa plaza, junto a destacados líderes de partidos de oposición, artistas, empresarios y personalidades que se presentaban allí todos los días a aupar a los manifestantes.
Equipos de televisión de los cuatro canales privados transmitían en directo reseñando todo lo que ocurría, manteniendo equipos las 24 horas durante casi todo el paro y los días que lo precedieron.
Ese día, aproximadamente a las nueve de la noche, cientos de personas estaban presentes en la plaza Altamira cuando súbitamente alguien realizó más de 20 disparos contra los manifestantes, que dejaron a tres personas muertas y unos trece heridos. El autor de los disparos, de nombre Joao de Gouveia, fue capturado de inmediato en una transmisión realizada en directo por todos los canales privados. Gouveia sólo alcanzó a decir ante las cámaras que estaba cansado porque "Globovisión lo tenía secuestrado".
Durante toda la noche, los cuatro canales de televisión privados repitieron constantemente las imágenes de los muertos y heridos, los charcos de sangre y los gritos de las personas en la plaza acusando de culpables del mismo al gobierno, a los funcionarios y a sus simpatizantes, y llamando a deponer al régimen. En las zonas de clase media afectas a la oposición, cientos de personas se volcaron a las calles a protestar y manifestar. Se asaltaron algunas sedes del partido de gobierno (MVR) en El Rosal (este de Caracas) y en varios sitios del interior del país. El canal del Estado, Venezolana de Televisión, también fue rodeado por cientos de manifestantes iracundos mientras el padre católico Juan Vives Suriá hacía llamados a la paz y a la tranquilidad a través del canal, que se alternaban con declaraciones de funcionarios del gobierno condenando el ataque.
Los días 7 y 8 de diciembre la crisis continuó. Debido a los incidentes en Plaza Altamira, las protestas opositoras se intensificaron pareciendo inminente la caída del gobierno. El apoyo de la mayoría de los empleados de Pdvsa al paro y las declaraciones de diversos políticos incrementaron esta matriz de opinión.
Las protestas contra los medios
Sin embargo, algo inesperado ocurrió el día 9 de diciembre en la noche. Los chavistas estaban increiblemente molestos con los medios privados, por lo que un grupo de más de mil personas que estaban reunidas en Pdvsa La Campiña decidieron marchar hasta la sede del canal privado Globovisión, ubicado relativamente cerca. Dicho canal transmitió la protesta en directo, dando entender que estaban siendo asaltados, pero la transmisión sólo causó que más manifestantes chavistas decidieran imitar la protesta en otros lugares.
Para las once de la noche, las sedes de los canales RCTV, Televen y Venevisión, los otros tres canales privados de alcance nacional, también habían sido rodeadas por simpatizantes del presidente Chávez. La acción también fue imitada en el interior del país, donde cientos de personas acudieron a las sedes de TV5 en Maracay y de otras televisoras en los estados Zulia y Bolívar. En RCTV los manifestantes reventaron algunos vidrios, pero en Maracay la protesta fue reprimida por la policía del propio gobernador de Aragua, el chavista Didalco Bolívar.
Ante los temores de que dichas protestas se volvieran violentas, los diputados Nicolás Maduro, Iris Varela y otros conocidos simpatizantes del chavismo se apersonaron ante ellas en motocicleta y convencieron a los manifestantes de dirigirse hacia el canal del Estado, Venezolana de Televisión, cuya sede en ese momento (y desde varios días antes) había sido acosada y rodeada por cientos de manifestantes de la oposición. Los opositores abandonaron las cercanías del canal del Estado apenas vieron acercarse al grupo de chavistas, quienes permanecieron varios días en torno a VTV.
Aún cuando el resto del paro no estuvo exento de dificultades, se cree que desde el 10 de diciembre el mismo entró en una lenta picada.
Medios de comunicación en el paro
Para el día 9 de Diciembre, llevaban varios días reunidos frente a la sede de PDVSA la Campiña, cientos de chavistas, de distinta procedencia, desde amas de casa, profesionales, estudiantes, profesores universitarios, diputados, funcionarios públicos, buhoneros, motorizados del Valle y de otras zonas de Caracas y hasta podías tropezarte con algún indigente de la calle, cantantes folclóricos, etc.
Todos querían expresarse en contra de la tensa situación vivida en el país en aquellos días, proteger la entrada de la sede principal de PDVSA en la Campiña y apoyar al Presidente Chávez.
La situación llegó a un clímax el día 9 de Diciembre, cuando se tomó la decisión de avanzar hasta el canal Globovisión y exigir colectivamente el cese de la violencia mediática experimentada hasta ese entonces.
Esa noche, a instancias del diputado chavista Juan Barreto, la avanzada pacífica por las calles se hizo en hileras de cincuenta personas aproximadamente, por cada avanzada, hasta llegar todos a la sede del canal.
Innumerables mujeres, amas de casa, estudiantes y profesionales, se colocaron alrededor de unas velas que prendieron unas personas como signo de exigencia de paz en las afueras del canal, mientras unos estudiantes muy jóvenes, solicitaban por un micrófono improvisado, que permitieran a los venezolanos escuchar los planteamientos que traían los marchantes. Sólo una cámara a lo lejos se lograba divisar en el techo del edificio, y los marchantes no obtuvieron ninguna respuesta, de parte del canal. Ni siquiera enfocaron la manifestación por sus cámaras de televisión.
Aparte de unos cuantos grafittis estampados en algunas paredes, toda la marcha fue absolutamente pacífica, al punto que se hizo un minuto de silencio en señal inequívoca de paz, momento en el que todos se sentaron alrededor de la calle en casi absoluto silencio.
Acompañados de unos policías motorizados, llegaron los diputados chavistas Iris Varela, Nicolás Maduro y Calixto Ortega, entre otros.
Ante el rumor de volcar la protesta hasta la sede de Venevisión, otros decían hacia el canal ocho; y en cierto modo satisfechos por haber triunfado la cordura, tal vez motivados por el sublime objetivo de ejercer el derecho a exigir el equilibrio deseado a los medios de comunicación, todos retornaron por la misma ruta, sin dispersarse, pacífica, pero decisivamente hasta la sede de la campiña.
La manifestación logró un efecto disuasivo inmediato: al día siguiente las televisoras privadas reiniciaron la programación de las telenovelas, las cuales junto con el resto de la programación, espacios publicitarios, películas, programación infantil, etc., había sido sustituido, por una programación en cadena (de todos los canales privados: RCTV, VENEVISIÓN, TELEVEN, MERIDIANO TV, GLOBOVISIÓN), en la que se percibían continuos mensajes de violencia, manipulación de la información, exaltación al paro, exaltación de las figuras de los militares de Altamira, utilización de niños para sugerir miedo, terror, impulsar el rechazo de los chavistas, llamados a las marchas, así como los denominados "partes de guerra", donde los líderes del paro, Carlos Fernández, Carlos Ortega y Juan Fernández, diariamente, hacían un recuento de los logros avanzados en el llamado Paro Cívico Nacional, así como los avances en la paralización de PDVSA, y el cronograma de las actividades que debía realizar la oposición al día siguiente, que en la mayoría de los casos se resumía en marchas y cacerolazos.
Durante el paro, los medios de comunicación se comportaron de una forma atípica en comparación con otros países: todas las televisoras privadas de alcance nacional y los periódicos más importantes le dieron apoyo irrestricto, sin disímulo. Los primeros suspendiendo toda su programación de entretenimiento y sus anuncios comerciales para dar paso a programación política e informativa durante 18 ó 20 horas al día.
Los periódicos apoyaron al paro: algunos no circularon los primeros días, pero después decidieron seguir editando ediciones donde sólo se exponía el desarrollo y el "éxito" del paro, suspendiendo publicidad y noticias deportivas, culturales y de otra índole. Era cotidiano ver a grandes periódicos de circulación nacional, como El Universal, titular en su primera plana con grandes letras mayúsculas: "¡Hasta que se vaya!" Esta actitud de los medios fue criticada por algunos opositores a Chavez, como el historiador Jorge Olavarría.
Simpatizantes del presidente Chávez acusaron a dichos medios de sólo emitir los actos de protesta de la oposición (también habían manifestaciones y concentraciones chavistas todos los días) y de no permitir entrevistar a personas partidarias del gobierno. El canal oficial, Venezolana de Televisión, también participó en esta guerra mediática parcializándose completamente a favor del gobierno. De esta forma, la polarización se acentuó mucho más y los medios de comunicación imparciales prácticamente desaparecieron.
Estas posturas se han mantenido durante los años subsiguientes, si bien algunos medios se han plegado al abandonar programas o artículos de corte opositor. El gobierno también apoyó la creación de periódicos, emisoras de radio, televisoras y sitios web de carácter alternativo, que son consideradas por la oposición como focos de propaganda gubernamental, pero que el gobierno defiende como espacios de expresión para quienes eran censurados por las emisoras privadas.
¿Paro general o lock out?
Se insiste en que el paro además era un lock out, ya que en muchas empresas, fábricas y locales comerciales los trabajadores querían continuar sus labores, pero los patrones tomaron la decisión de pararse. Sin embargo, en la Administración Pública algunos representantes de gremios y sindicatos, militantes activos de la oposición hicieron llamados al paro. Entre estos, se destacaron aquellos sindicatos, que formaban parte de la CTV, cuyo líder Carlos Ortega, liderizaba el llamado Paro Cívico Nacional. La mayoría de los representantes de estos sindicatos, militan activamente en partidos de oposición como Acción Democrática. También hicieron llamados al paro, gremios como la Federación Médica Venezolana, cuyo líder Natera, formaba parte de la coalición de oposición que había convocado el llamado Paro Cívico Nacional.
A medida que se fue debilitando el paro patronal, la Coordinadora Democrática, hizo un llamado al Paro Educativo, al cual se sumaron los propietarios de la casi totalidad de Colegios Privados de Caracas y del país, con ciertas excepciones como la del Centro Educativo de los Profesores de la Universidad Central de Venezuela CEAPUCV, el cual permaneció abierto durante todos los días que duró el Paro, siendo obligatoria la asistencia de profesores y alumnos, a excepción de aquellos que por la distancia, o estar ubicados en lugares cercanos a los sitios de protestas o marchas, fuera contraproducente salir de sus casas.
Esta modalidad de paro educativo se efectuó como última medida de presión para la salida del Presidente venezolano; tardíamente implementada para el momento en que habían sido infructuosas las otras modalidades de paro conocidas (Paro económico, comercial, patronal, de los líderes de la CTV, de los sindicatos adeco-copeyanos, paro de PDVSA, escases de gasolina, de insumos, de alimentos y bebidas, de gas, trancazos, cacerolazos, marchas, toma de plaza Altamira, "desobediencia civil", censura mediática, algunas de las cuales experimentaron su extinción definitiva tras la conocida frase expresada por el líder convocante al paro, Carlos Ortega, quien en entrevista televisada a nivel nacional, afirmó en forma evasiva: "El paro se nos salió de las manos", expresando tal vez la imposibilidad de satisfacer las expectativas mediáticamente generadas en la oposición de sacar al Presidente Chávez de la Presidencia.
Repercusión internacional
El paro fue un factor determinante en la escalada del precio del petróleo, debido a que Venezuela no lo exportaba, sino que tenía que importarlo. Y a pesar de que Estados Unidos compraba el 70% de la producción petrolera del país, los voceros estadounidenses no mostraron objeción alguna sobre la paralización de la producción de petróleo por parte de los trabajadores petroleros, sólo instaron a que se resolviera la crisis por medio del llamado "Grupo de Amigos de Venezuela", promovida por Luiz Inácio Lula da Silva con intermedio de del presidente de Brasil de ese momento Fernando Henrique Cardoso, y que además de este país estaba integrado por Chile, Estados Unidos, España y Portugal. Países cuyos gobiernos no se llevaban bien con el régimen de Chávez, en ese momento exceptuando el de Brasil.
Alternativas de mediación o facilitación
Otra alternativa para detener la crisis fue la promovida por el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), el colombiano César Gaviria, en el marco de la Mesa de Negociación y Acuerdos de Venezuela que permitía el diálogo entre los sectores enfrentados. Dicha mesa estaba establecida desde antes del paro pero no pudo evitar el inicio del mismo, y culminó semanas después con la firma de un documento contra la violencia, pero no con la culminación del paro debido a que la petición central del bando opositor huelguista era la renuncia del Presidente, o la realización de un referendo presidencial sobre la continuidad de Chávez.
El referendo revocatorio estaba incluido en la Constitución, pero según las leyes debía efectuarse a mediados de 2003, y la oposición no estaba dispuesta a esperar tanto. Además, tampoco aceptaban las condiciones del referendo revocatorio, que estaba en la Constitución, y pedían el referendo de opinión o consultivo, que aún cuando no era vinculante, requería menos firmas para convocarse y podía realizarse en un plazo mucho menor. El gobierno de Chávez nunca aceptó el referéndum propuesto por la oposición, sino el especificado en la Constitución Bolivariana. Otra diferencia de criterio en la mesa de negociación entre ambos bandos era las funciones de la OEA y el Centro Carter: el oficialismo hablaba de facilitación, mientras que la oposición insistía en el papel de la mediación.
A final de cuentas Chávez no renunció, y el paro se mantuvo durante 62 días.
Debilitamiento y fin del paro
El paro se fue debilitando con el paso de los días. Las protestas de chavistas el 9 de diciembre frente a los medios de comunicación privados lograron que el gobierno se recuperara de la crisis causada por el ataque perpetrado por Joao de Gouveia el 6 de diciembre contra la plaza Altamira. El gobierno pronto aseguró el suministro de alimentos y servicios básicos a la población, luego de lo cual sólo restaba recuperar el control de Pdvsa.
Por varios días, no hubo avances en ninguna de las partes. El presidente Chávez no renunció al cargo; la oposición tampoco cedía, si bien se estaba dando cuenta de que no lograba sus objetivos debido a que no había logrado acorralar al gobierno. Igualmente, una mesa de negociación y acuerdos organizada por el Centro Carter y la OEA no lograba mayores avances entre gobierno y oposición. Al mismo tiempo, todos los días a las seis de la tarde Carlos Ortega y Carlos Fernández, líderes de las confederaciones sindical y patronal, emitían anuncios por televisión alargando un día más la huelga e instando a sus seguidores a continuar la lucha.
El primer síntoma notorio de que el gobierno retomaría el control de Pdvsa ocurrió el 21 de diciembre, cuando se logró recuperar el buque tanquero Pilín León y conducirlo a puerto seguro por el canal de navegación del Lago de Maracaibo y por debajo del puente Rafael Urdaneta. Días después fue puesto a trabajar llevando crudo a las refinerías. Esos hechos, transmitidos en vivo por el canal del Estado, tuvieron un impacto psicológico muy fuerte en ambas partes del conflicto, y puede considerarse el inicio del fin del paro. Los otros buques también fueron recuperados a los pocos días.
Paulatinamente, en enero de 2003, el gobierno logró recuperar el control de PDVSA gracias al apoyo de empleados que no se unieron al paro, y de simpatizantes que se reunían en los alrededores de refinerías y llenaderos (sitios donde las gandolas se abastecían para llevar combustible a las gasolineras), ofreciéndose de voluntarios para ayudar a reactivar la empresa.
Los empresarios, por su cuenta, comenzaron a abrir sus negocios y locales comerciales, desobedeciendo a las federaciones que los agrupaban. Para afrontar la crisis creada por el paro, tuvieron que tomar medidas como recortes de horario y reducción de personal, que afectó directamente los índices de desempleo. Otras empresas y tiendas no soportaron la crisis y debieron cerrar sus puertas, dejando a miles de empleados en las calles. Los medios de comunicación también tomaron medidas similares, despidiendo a muchos de los periodistas que anteriormente habían apoyado el paro bajo la promesa de mejores retribuciones una vez derrocado el gobierno.
Otro duro golpe contra el paro ocurrió el 23 de enero de 2003, cuando el chavismo realizó una marcha con una concurrencia multitudinaria en la céntrica avenida Bolívar de la capital venezolana. La marcha permitió mostrar a la comunidad internacional el apoyo con el que contaba el jefe de Estado a pesar de los más de 50 días de paro en su contra. Su discurso y las imágenes de la marcha fueron mostrados en transmisión conjunta de radio y televisión, ante la negativa de los medios privados de reseñar la marcha.
El paro terminó el 3 de febrero de 2003, sin mayor aviso por parte de sus líderes. Un día antes, el 2 de febrero, la oposición realizó una recolección de firmas para un referendo consultivo (recolección que posteriormente fue declarada nula por el CNE por no cumplir una serie de requisitos legales). Esa noche, la oposición celebró el "éxito" de la recolección de firmas, y el 3 de febrero muchas empresas comenzaron a trabajar con las limitaciones arriba descritas.
Consecuencias
Consecuencias económicas
Las consecuencias fueron nefastas para la población y el país. Hubo escasez de alimentos y gasolina durante y después del paro. Muchas empresas pequeñas y medianas quebraron debido a que dependían de las empresas que agrupaban Fedecámaras para realizar sus actividades. Los índices de desempleo y comercio informal aumentaron enormemente.
Debido a que el paro fue impuesto desde las cúpulas de las cámaras de empresarios, muchas empresas que pertenecían a dichas centrales debieron cerrar en contra de su voluntad. Los dueños de grandes centros comerciales como el Centro Sambil, el más grande de Venezuela, impidieron que los pequeños comerciantes abrieran sus negocios y tiendas. Los distribuidores de mercancía también se sumaron al paro e impidieron que la misma llegara a los comerciantes. Esto los afectó enormemente debido a la importancia de la temporada decembrina para las ventas, lo que influyó en que aumentara el contrabando desde la vecina Colombia de productos básicos de todo tipo.
En el aspecto macroeconómico las consecuencias también fueron muy negativas: la inflación se disparó, al igual que el desempleo y cayó el producto interno bruto.
Poco antes de la finalización del paro, el presidente Chávez denunció que los empresarios estaban sacando del país grandes cantidades de divisas con el fin de devaluar la moneda venezolana; para impedirlo, decretó un mecanismo de control de cambio administrado por un nuevo ente del gobierno, la Comisión de Administración de Divisas (CADIVI), que se mantiene hasta la actualidad.
Por su parte, el gobierno creó la Misión Mercal (programa social encargado de la venta, distribución y almacenaje de alimentos y productos a bajos precios) como una previsión para contrarrestar hipotéticos paros de esta magnitud si se dieran en un futuro.
Consecuencias políticas y penales
A los pocos días de terminado el paro, Carlos Ortega y Carlos Fernández, presidentes de la CTV y de Fedecámaras respectivamente, fueron imputados como presuntos responsables de los delitos de traición a la patria, agabillamiento, devastación y rebelión civil.
Tanto Ortega como Fernández huyeron del país. Ortega tuvo que abandonar Costa Rica, país que le había dado asilo, debido a que realizó una serie de declaraciones políticas que dicho país le había pedido evitar. Ortega regresó clandestinamente a Venezuela, y fue capturado en un bingo en febrero de 2005. En diciembre de ese año, Ortega fue sentenciado a 16 años de prisión por los hechos del paro.
Joao de Gouveia fue sentenciado a cumplir 29 años y 11 meses de prisión luego de declararse culpable por las muertes en plaza Altamira. Gouveia aparenta tener problemas o desórdenes psicológicos, y hasta ahora no se han concretado evidencias que lo relacionen con el chavismo o la oposición, si bien políticos de ambos bandos han lanzado acusaciones sin pruebas afirmando que fue pagado por uno u otro sector político.
Consecuencias en Pdvsa
Más 15 mil empleados de la industria estatal petrolera que participaron en el paro fueron despedidos y nunca fueron reincorporados a la empresa, a pesar de los pedidos y exigencias constante de la oposición para su reenganche.
De esa manera, el gobierno logró ganar la lucha por el control de Pdvsa. La estatal pasó a ser un ente bajo el control y la tutela del Ministerio de Energía y Petróleo, y fue completamente reestructurada. Sus sedes ubicadas en Caracas (donde trabajaban la mayoría de los gerentes despedidos) fueron consideradas excesivas; la sede de Los Chaguaramos fue cedida a la Universidad Bolivariana de Venezuela y la sede de Chuao, emblemática para la oposición, fue cedida a la Universidad Nacional Experimental de las Fuerzas Armadas (Unefa). La sede de La Campiña fue parcialmente cedida al Ministerio de Energía y Petróleo; otras sedes en el interior también fueron cedidas a entes educativos públicos.
La reestructuración de Pdvsa le permitió apoyar y financiar directamente varias misiones educativas y sociales que el gobierno llevaba adelante, entre ellas la "Misión Sucre", que brinda educación superior a los jóvenes que no pudieron ingresar a las universidades. Igualmente, la petrolera se aperturó más para incluir a cooperativas y PYMEs entre las empresas a las cuales contrataba para sus servicios, y está preparándose para iniciar la migración de sus sistemas hacia Software Libre, según lo acordado en un decreto presidencial reciente.
Las ganancias que el Estado recibe de Pdvsa se incrementaron como resultado de la reestructuración (en un principio la oposición alega bajas ganancias, por la supuesta inoperancia de los nuevos trabajadores), lo cual parece confirmar las quejas sobre los manejos que hacía la meritocracia petrolera. Sin embargo, estas ganancias también son criticadas por la oposición, quienes afirman que el país no ha mejorado a pesar de las enormes entradas monetarias.
Los empleados despedidos de Pdvsa aseguran que, al prescindir de sus servicios, la empresa ha perdido los estándares de calidad y seguridad que, según afirman, la caracterizaban en el pasado.
Conclusión
El paro es recordado, tras afectar política, económica y socialmente a la población venezolana y en particular a los residentes de las grandes ciudades. Convirtiéndose además en un fracaso para sus convocantes, al no cumplirse su objetivo inicial de lograr la salida del Jefe de Estado. Entre otras causas de dicho fracaso, puede mencionarse la ausencia de un componente militar aliado a la oposición (estos habían sido removidos por el gobierno, después de ser detectados en el golpe del 11 de abril) que lograra la remoción del Presidente a través de una ruptura del hilo constitucional, como ha ocurrido tantas otras veces en Venezuela y otros países de Latinoamérica a lo largo del siglo XX.
Igualmente, el apoyo de buena parte de la población al gobierno chavista evitó que éste cayera. Además, la patronal empresarial y los partidos tradicionales eran víctimas de un fuerte rechazo por parte de las clases populares y no lograron conectarse con el mismo para ganar su apoyo. Muchas personas chavistas sintieron que los convocantes del paro los estaban "castigando" por apoyar al Presidente Chávez, lo que incrementó su rechazo y los niveles de confrontación.
Los sectores de clase media, en buena parte seguidores de la oposición, tendían a sentirse identificados con Juan Fernández, líder de los empleados de Pdvsa que se habían declarado en huelga, pero no con los partidos políticos de la Coordinadora Democrática, la patronal, ni el sindicato CTV.
Una vez estaba claro que el presidente Chávez no iba a renunciar, el paro pasó a tener otros objetivos que tampoco se cumplieron: el referéndum no vinculante exigido por la oposición para consultar la permanencia de Chávez en el poder no se realizó por no estar en la Constitución Bolivariana (finalmente se realizó un referendo revocatorio en agosto de 2004 que fue ganado por el presidente Chávez). Las leyes aprobadas en 2001 por habilitante no fueron anuladas. La lucha de los trabajadores petroleros oposicionistas se quebró cuando todos los que se unieron al paro fueron despedidos.
En el aspecto político, el uso de paros con el fin de presionar al gobierno se mostró ineficaz y dejó de ser utilizado por la oposición. La unión que caracterizó a los contrarios al gobierno durante el paro se redujo con posterioridad; las marchas opositoras perdieron su carácter multitudinario y muchas personas, si bien se mantienen como opositoras a Chávez, perdieron la fe en los líderes opositores actuales y tuvieron dificultades para reactivar sus empresas.
El chavismo también enfrentó problemas internos luego de finalizado el paro. Sin embargo, logró consolidarse en el poder tras la realización del referendo revocatorio de agosto de 2004, en el cual un 59% de la población se manifestó a favor de Chávez. Posteriormente, en las elecciones de gobernadores el chavismo obtuvo 20 de las 22 gobernaciones, y en las elecciones parlamentarias de 2005 obtuvo la totalidad de los curules tras una controversial retirada de la oposición.
En 2003 el gobierno nacional decidió migrar al software libre tanto en PDVSA como el resto de la administración publica, en respuestas después de corroborar que el software propietario (como el de Microsoft) fue usado por los trabajadores petroleros a favor del paro, para tener el control a distancia de la empresa y sus sistemas automatizados, aún sin estar en sus puestos de trabajo, realizando sabotajes en los sistemas informaticos de las refinerías, bloqueos de computadoras y el robo de claves personales. [1]
El paro confirmó el fin de la hegemonía económica de la antes poderosa Fedecámaras.
Véase también
Referencias
- Terra honduras Información sobre el Paro Petrolero
- Producto
- Monografías
- Efemerides venezolanas
- Soberanía
- Pagina 12. Condena de Carlos Ortega ex Presidente del sindicato CTV, uno de los promotores del Paro Petrolero
- Observatorio de Medios Análisis sobre los medios impresos venezolanos en el Paro Petrolero.
- América Economía Análisis económico sobre el Paro Petrolero.
- El Nacional Efectos del Paro Petrolero
- IRC Online Análisis sobre la polarización social y política y sus efctos en el Paro Petrolero
- Google News Noticias sobre el Paro Petrolero