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Guerra

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La guerra, según parece la más antigua de las relaciones internacionales, es el enfrentamiento organizado de grupos humanos armados, con el propósito de controlar recursos naturales, por razones religiosas o culturales, por mantener o cambiar las relaciones de poder, para dirimir disputas económicas o territoriales, u otras causas (estas guerras también pueden ser guerras civiles). La voz guerra viene del término germánico werra, con el significado de contienda; su equivalente latino es bellum, y de esa palabra han quedado en castellano o español las voces bélico, beligerante, belicoso, belicista o belígero.

En Ciencia política y Relaciones Internacionales la guerra es un instrumento político, al servicio de un Estado u otra organización con fines políticos.

Las reglas de la guerra (y la existencia misma de reglas) ha variado considerablemente a lo largo de la historia, y en distintos lugares. El concepto de quiénes son los combatientes también varía con el grado de organización de las sociedades enfrentadas. Las dos posibilidades más frecuentes son civiles sacados de la población general, generalmente varones jóvenes, en caso de conflicto, o soldados profesionales formando ejércitos permanentes. Combinaciones de ambos son también frecuentes.

La forma de hacer una guerra depende de los propósitos de los combatientes. Por ejemplo, en las guerras romanas, cuyo objetivo era expandir el imperio, el objetivo militar principal eran los combatientes de la nación a conquistar, para incorporar el pueblo una vez conquistado al imperio.

En la actualidad, a veces se hace distinción entre conflictos armados y guerras. De acuerdo con este punto de vista, un conflicto sólo seria una guerra si los beligerantes han hecho una declaración formal de la misma.

Archivo:Wariraq.jpg
Soldados norteamericanos en posición de ataque (Iraq 2003)
Otto von Bismarck (con casco) y Napoleón III tras la Batalla de Sedán
La ciudad de Wesel en la cuenca del Ruhr, destrozada bajo los bombardeos perpetrados por los aliados.

Historia

La historia de la guerra es tan antigua como la historia escrita del hombre, y de la observación de conflictos entre grupos que no tienen escritura, es probablemente anterior a ésta.

Según señaló Jacques Bernard Herzog, fiscal en los juicios de Nuremberg que se celebraron en zona francesa, en una conferencia impartida el 3 de mayo de 1949 en la Universidad de Chile:

[...] las estadísticas de la historia nos enseñan que desde 1496 adC. hasta 1945, es decir, durante 3.441 años, no ha habido menos de 3.173 años de guerra, locales o generales, ni más de 268 años de paz universal. Cerca de nueve mil tratados de alianza han sido pactados durante el mismo tiempo. Cada uno de ellos debía ser eterno; no han durado, por término medio, más de dos años.

En Europa

A comienzos del siglo XIX, las guerras napoleónicas modificaron de forma radical todas las estructuras del continente, teniendo a su vez una repercusión universal. Conflictos posteriores como la Guerra de los Ducados (1863), la de las Siete Semanas y especialmente la Guerra franco-prusiana (1870) consagraron a Prusia como una potencia dominante.

Durante el siglo XX, los dos grandes conflictos que conoció el mundo se iniciaron en este continente. Así, tras el final de la Segunda Guerra Mundial que costó la vida de alrededor del 2% de la población mundial del momento (unos 56 millones de personas, la mayoría de ellas civiles), Europa no ha vuelto a conocer enfrentamientos transfronterizos, aunque sí guerras civiles como las desatadas en la ex-Yugoslavia.

Gracias al nuevo orden mundial surgido del conflicto, los estados de Europa tuvieron que buscar nuevos mecanismos para superar sus diferencias. En 1950, sólo cinco años después del final de la guerra, Robert Schuman pronunció la declaración que lleva su nombre, con la que se consiguió sepultar la históricamente conflictiva relación franco-alemana, sentando las bases para la construcción de la actual Unión Europea (UE).

Concepto jurídico

En Derecho internacional la guerra es un concepto jurídico reconocido y regulado. Según este Derecho, no se considera guerra en sentido jurídico las contiendas civiles entre combatientes de un mismo país, ni la lucha de un Estado contra grupos de insurrección, como pueden ser terroristas, piratas, etc.

A pesar de lo anterior, la palabra suele usarse con significados diferentes, más amplios que los del derecho internacional, y a veces en sentido figurado, ver Declaración de guerra.

Concepto filosófico

Se puede hablar de una guerra lícita desde un punto de vista moral. En este caso hay que distinguir:

  • Si la guerra en general puede ser lícita.
  • Si se garantizan las condiciones requeridas.

Desde un punto de vista filosófico se entiende que la guerra no es necesariamente ilícita. Existe el derecho de autodefensa o de legítima defensa contra el enemigo exterior cuando ataca injustamente a un pueblo. Si se niega este derecho de legítima defensa se robustece al agresor y se pone en peligro la paz de los pueblos. Sin embargo para que una guerra pueda tener una licitud ética, existen una serie de condicionantes:

  • Que haya una injusticia real, verdadera y de gravedad.
  • Imposibilidad de defenderse por vía pacífica.
  • Perspectiva y esperanza de éxito final.
  • Que se pueda evitar un perjuicio a terceros inocentes.

La defensa del bien público prevalece sobre cualquier derecho del agresor e incluso sobre los riesgos que puedan tener los propios súbditos agredidos. Pero se considera ilícita la matanza injusta.

Desde ese mismo punto de vista filosófico se considera que el movimiento a favor de la paz se hace acreedor del más alto reconocimiento. Dicho movimiento es difusor de un espíritu pacifista, de un entendimiento y comprensión entre los pueblos. Su fin ético y moral es conseguir la paz y los acuerdos sin derramamiento de sangre.

El concepto de "guerra justa" fue presentado sistemáticamente por Tomás de Aquino en Summa Teologicae.

El historiador árabe Ibn Jaldún descubrió por primera vez las causas materiales de la guerra. Carl von Clausewitz, en su clásica obra De la guerra, pensaba que la guerra moderna es "La continuación de la política por otros medios" y que el fin de la misma era "desarmar al enemigo", no exterminarlo. La guerra sería pues un "acto político", y esta manifestación ponía en juego lo que él consideraba el único elemento racional de la guerra.

Otros tratadistas clásicos de la misma, como el general chino Sun Tzu en su célebre obra El arte de la guerra, afirmaron que la guerra había que ganarla antes de declararla o de que existiera en sí misma. En este aspecto, el célebre general expondría en una suscinta frase su concepción sobre el carácter de la guerra: "La guerra, es el Tao del engaño"; así, pretendería establecer que el estratega virtuoso debía basar todas sus decisiones militares, buscando primeramente distraer la atención del enemigo en los elementos mas sobresalientes de su posición, y de no tenerlos, inventarlos.

El pensamiento de Sun Tzu, dejaría una profunda impronta en el pensamiento militar moderno, no solo en reconocidos pensadores, sino también, en excimios estrategas como Napoleón Bonaparte, quien en su renombrada victoria en la Batalla de Austerlitsz, aplicara aquellos preceptos del engaño.

Ver: El Príncipe de Nicolás Maquiavelo.

Otras formas de guerra

Véase también

Enlaces externos