Trampa de la liquidez
El término trampa de la liquidez es empleado en la teoría económica para describir una situación en la que los tipos de interés se encuentran muy bajos, próximos a cero y la demanda de dinero se hace completamente elástica, lo que provoca que inyecciones de dinero por parte de la autoridad monetaria no conseguirán hacer bajar más los tipos de interés. En estas situaciones la política monetaria se vuelve inservible para estimular la actividad económica.
Antecedentes
Para entender la trampa de la liquidez es necesario antes describir muy someramente el mecanismo de funcionamiento de la política monetaria estabilizadora ante una situación de depresión económica.
Ante este tipo de situaciones la autoridad monetaria responde incrementando la oferta monetaria que hace bajar los tipos de interés de equilibrio y la bajada de los mismos provoca que se eleve la inversión y el consumo e indirectamente el empleo y la producción, acabando con la situación existente.
Keynesianismo
La existencia de la trampa de liquidez fue postulada por el economista John Maynard Keynes en su obra Teoría general del empleo, el interés y el dinero . Fue retomada por John Hicks en el marco del modelo IS-LM, donde el tipo de interés posee una tasa mínima por debajo de la cual ya no puede descender, ya que en este punto las expectativa de los inversores es que el precio de los títulos es tan alto que nadie espera que pueda aumentar más, por lo que los inversionistas prefirieren de forma unánime mantener el dinero ocioso en forma de efectivo y la política monetaria deja de funcionar.[1] Es reseñable que el propio Keynes consideraba esta posibilidad como una curiosidad teórica de poca importancia y aunque defendía la ineficacia de la política monetaria, esto guardaba más relación con la baja elasticidad de la función de inversión ante las variaciones del tipo de interés y no por los efectos propios de la trampa de la liquidez.
A través del tiempo se continuó enseñando la trampa de la liquidez como una curiosidad intelectual que no había sido observada en ninguna situación. Su existencia no ha sido admitida por todos los economistas, en especial los pertenecientes a la Escuela monetarista que la han considerado incompatible con la teoría cuantitativa del dinero y consideran que el modelo de la trampa de liquidez ignora algunos de los mecanismos de transmisión que conllevan la modificación de la base monetaria y es muy restrictivo al contemplar sólo la variación de una tasa de interés dejando fuera los ajustes provocados en un gran conjunto de activos y únicamente en el caso de que todos estos activos fueran sustituibles perdería eficacia los aumentos de la oferta monetaria.
Por el contrario, ciertos economistas neokeynesianos como Paul Krugman postulan que la denominada "década perdida" de Japón, en el transcurso de los años 1990, es una situación muy similiar a la descrita por Keynes, en la que los tipos de interés nominales se situaron cercanos a cero, pero la política monetaria se mostraba incapaz de reactivar la situación recesiva que sufría el país y acabar con deflación que instalada en el sistema.[2][3]