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Antisemitismo

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Archivo:Antisemitisme Duitsland 1933.jpg
Antisemitismo nazi, 1933

El antisemitismo es la ideología y la práctica racista contra los judíos.

El término semita hace referencia a Sem, quien según los escritos bíblicos fue el primogénito de Noé del que descenderian los hebreos, los asirios, babilonios, los habitantes de Etiopía, así como los árabes y otras comunidades de Oriente Próximo y Medio. Por extensión, en lingüística, designa a una familia de lenguas procedentes de la Península Arábiga que se han hablado en Oriente Medio y parte de África en distintas épocas a partir del IV milenio adC, idiomas tales como el árabe, el hebreo, el fenicio, el arameo, el etíope y muchas otras, la mayoría desaparecidas. Por extensión, semita se utiliza para designar a los pueblos hablantes de esas lenguas y sus realizaciones culturales.

El término antisemitismo fue acuñado en 1880 por Wilhelm Marr en su libro Zwanglose Antisemitische Hefte y W. Scherer usó el término antisemiten en Neue Freie Presse en 1879), utilizándolo por primera vez en un panfleto antisemita que exhortaba a la hostilidad contra los judíos descontextualizada de toda connotación religiosa.

El odio a lo judío está documentado desde los orígenes del cristianismo y hay hipótesis que lo sitúan ya en la época helenística. Sin embargo, el nacimiento del antisemitismo como corriente de pensamiento moderna está ligado a la eclosión de los nacionalismos en el siglo XIX europeo, que tuvieron como bandera común la idea "un pueblo, un Estado" y que está en el origen del concepto de Estado-nación. Al calor de esa idea se formaron distintos estados europeos, surgidos del desmembramiento de los imperios o bien a través de la unificación de estados con similar cultura y lengua (como Italia y Alemania).

Paralelamente a ese desarrollo nacionalista, y atravesándolo en muchas ocasiones, se desarrolló el moderno antisemitismo, que en esencia considera a los judíos como pueblo apátrida, ajenos al cuerpo de la nación y enemigos potenciales de ésta. El antisemitismo no tiene, por tanto, connotaciones religiosas, al contrario que la judeofobia secular, aunque puede aparecer ligado a ésta.

Las obras antisemitas más difundidas son Los Protocolos de los Sabios de Sión (Rusia, 1905) y Mi lucha (de Adolf Hitler), y su culmen fue el Holocausto, intento de eliminación total de los judíos de Europa durante la época nazi.

Formas de antisemitismo

Aversiones u odios contra grupos siempre han existido, pero el antisemitismo es singular en muchos sentidos: los judíos han sido odiados en sociedades paganas, religiosas y seculares, por ideologías de izquierdas o de derechas, en tiempos antiguos y modernos. El antisemitismo ha adoptado pues formas diversas a lo largo del tiempo (no siempre reconocidas como tal), muchas veces incongruentes entre sí:

Los judíos fueron acusados por los nacionalistas de ser generadores del comunismo; por los comunistas de regir el capitalismo. Si viven en países no judíos, son acusados de dobles lealtades; si viven en el país judío, de ser racistas. Cuando gastan su dinero, se les reprocha ser ostentosos; cuando no lo gastan, ser avaros. Son tildados de cosmopolitas sin raíces o de chauvinistas empedernidos. Si se asimilan al medio, se les acusa de quintacolumnistas, si no, de recluirse en sí mismos.
Gustavo Perednik, España descarrilada, 2005

El escritor Ernesto Sábato expresó lo mismo en otras palabras: «el judío es banquero y bolchevique, avaro y dispendioso, limitado a su gueto y metido en todas partes. [...] La judeofobia es de tal naturaleza que se alimenta de cualquier manera. El judío está en una situación tal que cualquier cosa que haga o diga servirá para avivar el resentimiento.»[1]

Algunas de las formas más persistentes de antisemitismo se basan en difamaciones y mitos que han perdurado durante siglos, y que todavía dejan rastro en el lenguaje y en frases hechas. A continuación se citan las más conocidas:

Mito del deicidio

Libelo de sangre

Básicamente, consiste en la acusación de que los judíos asesinan a no judíos (en especial cristianos) con el fin de utilizar su sangre en la Pascua o en otros rituales. Hubo cientos de libelos basados en esta creencia, con nuevas variantes que se iban incorporando a lo largo de los siglos. Una primera versión está documentada en 1182 en Zaragoza (España) y acabó incluyéndose en El Código de las siete partidas (1263): «Hemos oído decir que en ciertos lugares durante el Viernes Santo los judíos secuentran niños y los colocan burlonamente en la cruz.» No eran simples leyendas para entretener a la audiencia: esos mitos ejercieron de desencadenantes de numerosas persecuciones, ensañamientos y crímenes. A pesar de sus variantes, todos ellos siguen un esquema parecido:

  1. Se encontraba un cadáver (habitualmente un niño y cerca de la Pascua cristiana).
  2. Los judíos eran acusados de haberlo asesinado y de usar su sangre con fines rituales (por ejemplo, para amasar el pan ácimo pascual).
  3. Los principales rabinos eran torturados hasta que confesaban el supuesto crimen.
  4. El resultado era la expulsión de toda la comunidad judía de esa comarca, o directamente su exterminio.

Este mito ha estado tan arraigado en la cultura religiosa española, que es muy fácil seguir su rastro a través de numerosas iglesias que homenajean a niños supuestamente víctimas de los judíos. La literatura ofrece también numerosas muestras: desde el El niño inocente de La Guardia, de Lope de Vega hasta La rosa de pasión de Becquer, ambos sobre el santo niño mártir de La Guardia.

Otro mito relacionado con el libelo de sangre es el de la «profanación de la hostia», que consistía en acusar a los judíos de robar las hostias de la sacristía con el fin de atormentarlas y reeditar el sufrimiento de la pasión y el deicidio. Normalmente tenía igualmente consecuencias nefastas para los judíos en forma de persecuciones y matanzas. Un ejemplo es la celebración en Segovia de una supuesta profanación en 1415 que, se dice, provocó un terromoto y que se saldó con la confiscación de la sinagoga y la ejecución de los rabinos.

Mito del dominio mundial

Ya en 1807 el canónigo jesuita de la Catedral de Notre-Dame, Agustín Barruel, alertó al gobierno francés acerca de un complot judío internacional «que transformaría iglesias en sinagogas». No obstante, la plasmación más conocida de este mito son Los protocolos de los sabios de Sión, un libelo escrito en 1902 que, pese a que se sabe falso de forma fehaciente, sigue siendo reeditado sin descanso, especialmente en los países árabes. Hay otras variantes muy extendidas del mito del dominio mundial como son la «conspiración judeomasónica» (utilizada de forma recurrente por el régimen franquista) o la del lobby judío, esta última con larga tradición en países muy diversos y que sigue vigente, especialmente entre la izquierda política y entre los numerosos partidarios de la teoría de la conspiración.


Referencias

  1. Ernesto Sábato, «Judíos y antisemitas», revista Comentario nº 39, IJACI, Buenos Aires, página 8.

Bibliografía recomendada

Véase también

Enlaces externos

  • Antisemitism.org.il (foro de coordinación de lucha contra el antisemitismo).
  • Wzo.org.il (artículos y recursos sobre antisemitismo y judeofobia).