Nazismo
Nazi es la contracción de la palabra alemana Nationalsozialist, de la cual deriva Nationalsozialismus, que significa nacionalsocialismo o Nazismo.
La palabra nazi se utiliza para todo lo que se relaciona con el régimen que gobernó Alemania de 1933 a 1945 con la llegada al poder del partido nacional-socialista, el autoproclamado Tercer Reich y Austria a partir de la Anschluss. La Alemania de este periodo se conoce como la Alemania nazi.
Fue un término acuñado por el ministro de propaganda del régimen alemán Joseph Goebbels, que la usó durante uno de sus discursos para referirse a los miembros de su partido, la Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei (NSDAP) Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores.
Contexto histórico
El Nazismo es una ideología que surge en la Alemania de los años 20 pero que no alcanzará importancia hasta los años 30 momento en que las duras condiciones de paz impuestas en el Tratado de Versalles (1919) se juntan con la grave crisis mundial del Jueves Negro en 1929. A nivel mundial las democracias liberales quedan fuertemente desacreditadas. La situación mundial parece dar razones a las reivindicaciones obreras tradicionalmente vinculadas al marxismo. Tal y como Marx había sugerido en el Capital el propio sistema se come a sí mismo empobreciendo a la clase trabajadora que es la misma que ha de consumir los propios productos que produce. Se acumulan los stocks y las empresas quiebran, despiden trabajadores y la situación se agrava más aun. En Alemania la situación es más acuciante aún ya que han de pagar el tributo de la derrota en la Primera Guerra Mundial y el descontento popular ante la injusta situación hace que las calles se llenen de manifestaciones extremistas de toda índole. Comunistas y nacionalsocialistas sobre todo.
Los nacionalsocialistas creen en la existencia de una conspiración judía para hacerse con el control mundial. Advierten que muchos de los principales líderes obreros son también judíos y asimilan ambos conceptos, bolchevismo y judaísmo, en una misma cosa. Los nacionalsocialistas o nazis encontrarán en este colectivo el blanco perfecto de sus iras para descargar toda la frustración ante la pésima marcha de la economía. Su discurso no ha variado desde su creación como Partido Obrero Alemán, expulsar a lo judíos, imponer el orden y acabar con el tratado de Versalles.
Los principales ideólogos del partido cuando este llegue al poder ya están allí, (Hermann Göring, Heinrich Himmler, Rudolf Hess...) y los principales elementos que lo caracterizarán también. Una fe ciega en un líder, Hitler, y un enemigo mortal al que echar todas las culpas, los judíos, dos elementos estos presentes en toda creencia fanática. Creyentes con una fe inquebrantable en Hitler que, curiosamente, harán notar sus animadversiones hacia sus compañeros de partido compitiendo unos con otros por obtener los favores del führer cuando este ostente el poder.
El grupo ya hacía tiempo que llevaba forjando todo un mito en torno a la raza aria. Un mito sobre sus orígenes sobre su fuerza y su vigor y, sobre todo, sobre su superioridad respecto a las demás razas. El nacionalsocialismo resulta una ideología fascista en la medida que se caracteriza por dar gran importancia al estado, por presentar un fuerte liderazgo de un caudillo supremo, en este caso Hitler y por defender un imperialismo visceral que debe llevar a conquistar los pueblos que se consideren inferiores. A la pregunta de qué es el nazismo muchos alemanes en aquella época respondían: la voluntad del Führer.
Inicio y acceso al poder del nazismo
En 1919, el Alemán Adolf Hitler se unió al Partido Obrero Alemán, haciéndose cargo del área de propaganda. Un año más tarde el partido publicó su programa: Veinticinco puntos entre los que se contaban el rechazo al Tratado de Versalles, la aspiración a la unidad con Austria en la "Gran Alemania" y a un gobierno central fuerte, y la voluntad de reservar a Alemania sólo para los "verdaderos" alemanes.
Esta ideología no hubiese llegado a más, probablemente, sin la adhesión de un Hitler idealista y dotado orador, ni sin el apoyo de los poderes económicos y financieros que no lo ven con malos ojos ya que se declara fuertemente anticomunista. Y hay que recordar que la agitación comunista en Alemania por aquel tiempo era fuerte. Su fuerte carácter pronto lo lleva a capitanear el partido. Se adoptaba asimismo un nuevo nombre, el de Partido Nacional Socialista Obrero Alemán. Nacía así el partido Nazi, dirigido por el propio Hitler desde 1921. - Tras encabezar un fallido intento de golpe de Estado en 1923, contra la República de Weimar Hitler es condenado a prisión y recluido en un castillo. Una condena de 5 años, de la que, finalmente solo cumplió unos meses. Allí escribirá el libro "Mein Kampf" ("Mi lucha") que pronto se convierte en el elemento que le faltaba al colectivo, un libro casi sagrado. En él declara firmemente su antisemitismo y su anticomunismo y deja claro que la suya es una raza elegida. Elegida para gobernar.
El crecimiento del caudal electoral nazi llegaría con la crisis de 1929. Aún sin tener mayoría en el Reichstag (Parlamento Alemán), en 1933 Hitler consigue ser llamado por los sectores conservadores para ocupar el cargo de Canciller de Alemania.
De canciller a Führer del III Reich
Una vez en el cargo, Hitler llamó a nuevas elecciones en medio de una intensa propaganda nazi.
Muy poco tiempo antes de los comicios, el Reichstag fue incendiado. Entonces Hitler culpó a los comunistas, sugiriendo que el incendio era el comienzo de una revolución y sembró el pánico con el objetivo de un mayor caudal electoral. Finalmente, las elecciones le otorgaron el control del Parlamento, el que poco después aprobaba una ley que establecía una dictadura a través de medios democráticos. Comenzaba el Tercer Reich, que la propaganda afirmaba duraría mil años. Hitler, tras la muerte de Hindenburg, y el asesinato del jefe de las SA Ernst Röhm en 1934 reunió en su mano todo el poder, e impuso desde entonces un gobierno centrado exclusivamente alrededor de su figura, basado en el principio del caudillo o Führer Prinzip. Según este principio político, el Führer (Caudillo) quedaba identificado con el pueblo ("Era" el pueblo), y sólo él conocía y representaba el interés nacional. Esta representación del pueblo por el líder era esencial: no suponía ningún procedimiento de consulta y delegación del poder. El Führerprinzip, sostenía sus ideólogos, reemplazaba a un gobierno irresponsable e impotente (el parlamentario), por otro poderoso y en el que la responsabilidad recaía en una sola figura. Así, la voluntad del Führer se transformaba en la ley. La aplicación de este principio resultó en formas totalitarias de control y represión, ya que cualquier oposición a los designios del Führer era, por definición, Antinacional.
El régimen que se implanta ejercerá un fuerte control sobre cada aspecto de la sociedad mostrando especial interés en la educación de la juventud alemana. Desde la infancia, se enseña a los niños a ser duros y a sufrir la lucha por ser el más fuerte seleccionando poco a poco a unos escogidos que irán conformando una nueva élite de guerreros sagrados (las SS) a modo de una nueva Esparta naciente y victoriosa. La ciencia tampoco escapa a la influencia de partido que la utiliza para justificar sus ideas o para buscar nuevas armas para la guerra que se prepara.
Persecución y represión
Hitler aplicó de inmediato la represión contra un amplio espectro de ciudadanos: los judíos (definidos como enemigos de la nación), los socialistas, los líderes, los testigos de Jehová, los homosexuales, los desafectos y todo aquello que no encajara en la estrecha definición nazi de la "nación". La represión la llevaron adelante prioritariamente las SS, fuerzas paramilitares creadas en 1925 y fortalecidas por el régimen, y la Gestapo, que era la policía secreta nazi y que contaba con una densa red de espías y delatores.
El terror se ejercía de forma directa: por medio de la censura, las agresiones físicas, los arrestos y las detenciones en campos de trabajo.
Propaganda
La teoría nazi sostenía que entre el Führer y su pueblo existía una armonía mística, una absoluta comunión. Pero en la realidad, la aprobación y adhesión del pueblo debían ser logradas. Por eso, la propaganda fue llevada adelante por Joseph Goebbels desde el "Ministerio del Reich para la educación del pueblo y la propaganda", creado en 1933.
La propaganda se desarrolló en varias direcciones. Se recurrió a los grandes actos públicos, manifestaciones y desfiles nazis, que escenificaban la grandeza de Hitler y la disciplina impecable de su ejército; se difundieron políticas de bienestar (vacaciones, pensiones, etc) y se recurrió a los medios de comunicación masiva. Los afiches favorables al régimen nazi y a su política cultural y racial cubrieron las ciudades. Los periódicos y libros fueron sometidos a una estricta censura, y se llevaron a cabo grandes quemas de libros considerados "perniciosos".
El cine sufrió no sólo la censura sino además la manipulación. Todas las películas debían contener algún mensaje pronazi. El propio estado se ocupó de producir películas documentales de propaganda, utilizando todos los adelantos de la técnica y arte. La radio se convirtió en un medio muy importante para el régimen, ya que permitía que la voz del Führer entrara en los hogares alemanes, del mismo modo que la propaganda nazi.
La propaganda no buscaba sólo fortalecer la fidelidad al régimen o el odio hacia los judíos, sino también difundir formas culturales consideradas propias o saludables para la nación, identificadas con la raza aria. De esta manera, se instaba a los jóvenes sanos a casarse, informándoles previamente de los antecedentes raciales de su pareja, y a procrear familias numerosas. Las mujeres eran alentadas a permanecer en el hogar, a obedecer a su maridos y a dedicarse a la crianza de los niños.
Los jóvenes fueron un blanco importante para la propaganda nazi. Se crearon instituciones destinadas a la socialización de niños y jóvenes, como las juventudes Hitlerianas. En ellas los jóvenes recibían una cuidadosa educación física y adoctrinamiento político. La Liga de Muchachas Alemanas formaba a las niñas para sus futuras tareas en el hogar, mientras los niños aprendían destrezas militares.
Uso de la economía como propaganda política
Para Hitler, su régimen había restablecido la "primacía de la política", a las cual debía someterse la economía del Tercer Reich. Así, hasta 1939, las demandas de los industriales (de menores costos) se enfretaron con la necesidad de la legitimación del régimen, dotando de cierto bienestar a los trabajadores. Las competencias nacionales de destreza en el oficio, o el lanzamiento de Volkswagen -el auto del pueblo- fueron claros ejemplos de esta obra social del Tercer Reich.
Las políticas socialistas de la Alemania nazi sólo pudieron hacerse compatibles con el gasto en armamento a costa de un enorme déficit público (que se acumuló año tras año desde 1933) y de un control de precios y salarios policíaco, que provocó todo tipo de distorsiones e ineficiencias económicas.
Ver:Prora
Política de higiene racial
Los nazis instauran también el control reproductivo de la sociedad alemana. Es imperiosa la necesidad de crear nuevos arios y de sacar de circulación aquellos que presenten defectos en nombre de la higiene racial, promoviendo la eutanasia y recurriendo a la eugenesia si hace falta. Así mismo, se busca la fecundación de todas las alemanas de buena sangre por parte de la élite aria para que poco a poco la raza perdida recupere su esplendor.
El nazismo está imbuido de una paranoia racial que le lleva a tejer todo un entramado científico-místico. Por una parte pretende mediante la moderna ciencia de la biología y la selección natural de Darwin demostrar, de modo pseudocientífico la realidad de la raza pura y por otra parte presenta la creencia mística de que esta debe recuperar unos poderes que se le suponen perdidos por los cruces con razas supuestamente degeneradas, como serían los judíos o, en menor medida, los eslavos. En los judíos se centra el mal de males y hacia el final de la Segunda Guerra Mundial empezarán a ser exterminados en los campos de concentración.
Antisemitismo Nazi
Para Hitler, los comunistas eran enemigos de la nación alemana. Pero había un enemigo mayor aún que se fusionaba con ese y con los otros posibles: los judíos. Partiendo de una concepción racista, desde principios de los años veinte Hitler fue construyendo un estereotipo racial del judío, un artificio que englobaba a todos aquellos arquetipos sociales que suscitaban odio o temor, sobre todo entre los hombres de clase media.
Los judíos encarnaban, para Hitler, todos los males que aquejaban a la nación alemana (de raza aria): eran los proletariados agitadores, los financistas avaros y los grandes industriales que exprimían al pueblo alemán; eran la prensa que difamaba a la nación, y también los débiles y corruptos parlamentarios cómplices de los humillantes tratados de paz y de la debilidad de la nación. Eran, en síntesis, el enemigo racial, que desde el interior corrompía y contaminaba a la nación, debilitándola. El judío era el enemigo absoluto que tanto necesitaba el sistema totalitario para la movilización política y social, así como para distraer la opinión publica de los propios problemas.
En 1935, las leyes de Nuremberg privaron a los judíos de la ciudadanía alemana y de todo derecho. Se les prohibió el contacto con los arios y se les obligó a portar una identificación. Las leyes afectaban a todos aquellos a quienes el Estado definía racialmente como judíos, La violencia y el acoso de las SS y de la policía a los judíos continuaron, produciéndose masivas emigraciones. Luego, siguió una segunda fase de expropiación, caracterizada por la "arianización" de bienes, los despidos y los impuestos especiales.
En 1938 se les prohibió a los abogados y médicos judíos el libre ejercicio de sus profesiones y se obligó a que los que tenían nombre no judíos antepusieran los de "Sara" o "Israel" a los propios. En noviembre, esgrimiendo como excusa el asesinato de un diplomático alemán en París a manos de un joven judío fueron atacados por miembros de las SS, en lo que se llamó "noche de los cristales rotos". Los judíos fueron considerados globalmente responsables del ataque y obligados a reparar los daños, a indemnizar al estado alemán por los destrozos y a entregar el dinero recibido a compañías de seguro. Se los excluyó de la vida económica, se les prohibió el acceso a las universidades, el uso de transportes públicos y frecuentar lugares públicos como teatros o jardines.
Finalmente, los judíos fueron concentrados en guetos (barrios especiales donde vivían hacinados) o en campos. A esto seguiría la esclavización y el exterminio durante la guerra. Los campos, inicialmente destinados a la prisión preventiva de "enemigos del estado" (comunistas, por ejemplo), se convirtieron en lugares de trabajo forzoso, para experimentos médicos y para la eliminación física de judíos, testigos de Jehová (conocidos entonces como los Bibelforscher), gitanos, homosexuales y discapacitados.
Política exterior
El objetivo final de la política exterior nazi era la conquista del lebensraum o espacio vital alemán. Su imperialismo era a la vez económico y racial. Hitler sostenía que el pueblo elegido (la raza superior) debía disponer de suficiente espacio definido como una relación entre los recursos (tierras, alimentos) y la población. Su objectivo inmediato eran las tierras de Europa Oriental, pobladas por razas consideradas inferiores.
La política interior totalitaria del Tercer Reich estaba al servicio de su política exterior expansionista. El totalitarismo creaba las bases materiales y psíquicas para la conquista exterior y, al mismo tiempo, los grandes éxitos y la conciencia de la "misión" de la raza distraerían a la población de la represión interna.
Hitler expresó desde un principio su voluntad de rearme a Alemania, realizado primero en secreto, se hizo público después de 1935, y fue tolerado por las naciones europeas que estaban más preocupadas por el avance del comunismo que el nazismo. La política inglesa y francesa fue la del "apaciguamiento", que consistía en conceder a Hitler aquello que reclamaba y firmar nuevos pactos, apostando con esto a mantener a los nazis bajo control.
Ejércitos mayores y mejores entrenados, producción de barcos de guerra, aviones, tanques y municiones, e investigación de nuevos tipos de armamento, absorbieron crecientes recursos estatales. Por otro lado, el rearme permitió llegar al pleno empleo y dejar atrás la crisis de 1929. Esto reactivó la economía alemana y trajo un nuevo prestigio al reich.
En 1936, las fuerzas militares alemanes reocuparon sorpresivanmente Renania. Desde ese momento y hasta 1939 la táctica consitió en ataques justificados por el derecho alemán al Lebensraum, seguido por nuevas promesas de paz.
Al episodio de Renania le siguió la intervención en la guerra civil española y la anexión de Austria en 1938. La semidictadura austríaca intento en vano impedir la campaña de anexión de los nacionalistas austríacos, y dejó finalmente el poder a los alemanes en 1938. Un plebiscito a favor de la "Gran Alemania" confirmó luego la Unión.
El siguiente objetivo fue Checoslovaquia, donde un conflicto con la minoría alemana de los Sudetes le sirvió de excusa para la anexión de la región en 1938. Inglaterra y Francia accedieron a estas pretensiones alemanas por medio de los Acuerdos de Múnich y Chescolovaquia debio ceder. Pero Hitler invadió el resto de Checoslovaquia en 1939. Esto puso de manifiesto su verdadera intención y el fracaso de la política de "apaciguamiento" de Inglaterra y Francia. Cuando, tras firmar un pacto de no agresión con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), Hitler se lanzó en septiembre de 1939 a invadir Polonia, Francia e Inglaterra le declararon la guerra. Así comenzaba la Segunda Guerra Mundial.
Ver: Cronología de la Segunda Guerra Mundial
Claves de la ideología nacionalsocialista temprana
- Racismo
- Especialmente el antisemitismo.
- Creación de la Herrenrasse por el Lebensborn (un departamento del Tercer Reich)
- Antieslavismo (al menos hasta la II Guerra Mundial).
- Creencia de algunos ideólogos en la superioridad de la raza aria, alemana y nórdica.
- Eutanasia y eugenesia buscando la supuesta "higiene racial"
- Negación de la democracia, con la consiguiente prohibición de la existencia de partidos políticos, sindicatos.
- Führerprinzip/creencia en el líder (Responsibilidad ascendente y autoridad descendente).
- Fuerte exhibición de la cultura local.
- Regeneración del arte.
- Amor a la Naturaleza y creación de reservas naturales y leyes de protección de la Naturaleza.
- Darwinismo social
- Defensa de Sangre y Tierra (en alemán: "Blut und Boden" - idea representada por los colores rojo y negro de la bandera nazi)
- "Lebensraumpolitik", "Lebensraum im Osten" (Creación de más espacio vital para los alemanes).
- Relación con el fascismo italiano de Benito Mussolini y el español de Francisco Franco.
- Creación del Frente de Trabajo, que aglutinaba a los trabajadores de Alemania.
- Proyecto "Belleza en el trabajo" para mejorar las condiciones laborales de los obreros.
- Creación de la "Ayuda de Invierno" para acabar con el hambre y la penosa situación de muchos alemanes antes del Reich.
- Grandes actos de masas para fomentar el espíritu colectivo.
- Era obligatorio, a partir de los 10 y hasta los 17, ser miembro de las Juventudes Hitlerianas.
El nacionalsocialismo en la actualidad
Tras la Segunda Guerra Mundial, continuó inspirando a los movimientos neonazis.
En muchos países, entre ellos la Alemania actual, hay leyes estrictas en contra del nazismo, que es considerado un delito.
Actualmente, las referencias al nazismo y a Hitler, así como a diversos personajes y organizaciones influyentes, son muy recurrentes, pero se suelen considerar cuanto menos ofensivas si se realizan en el contexto de una discusión con el objetivo de defender el propio punto de vista sobre algún tema. Por ejemplo, en numerosas discusiones políticas, con el fin de atacar al adversario, se hace referencia a la famosa cita de Goebbels ("Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad").
Además, son muchos los que buscan distanciarse ideológicamente lo máximo posible de Hitler, incluso en temas que se supone que no son políticos.
El neonazismo está presente hoy en día en Estados Unidos, Alemania, Austria y Chile.