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Santísima Trinidad

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La Trinidad (El Greco).

La Trinidad es un dogma central sobre la naturaleza de Dios de la mayoría de las iglesias cristianas. Esta creencia afirma que Dios es un ser único que existe simultáneamente como tres personas distintas o hipóstasis:

Algunas confesiones minoritarias —como las iglesias unitarias, los testigos de Jehová y los pentecostales unicitarios, entre otros— rechazan esta creencia. Los mormones afirman creer en la Trinidad pero tienen una interpretación específica y radicalmente diferente del dogma mayoritariamente aceptado.

Origen

Antecedentes

Existen triadas de dioses desde la antigüedad histórica, tal vez por el carácter místico que algunas culturas tienen del número tres.[1]​ En la India existe un concepto parecido, el trimurti. Por su parte, el filósofo griego Platón concibió una cosmología compuesta por tres realidades:

  • Dios, ser absoluto y causa primera.
  • Logos, o razón universal y
  • Anima Mundi, alma universal emanada de Dios que anima y gobierna el mundo visible; en otras ocasiones, la trinidad platónica es descrita como las ideas de Bien, el resto de ideas inteligibles que proceden del Bien, y las ideas materializadas o mundo visible.[2]

El Nouveau Dictionnaire Universel dice al respecto:

La trinidad de Platón, en sí meramente un rearreglo de trinidades más antiguas que se remontan hasta pueblos más primitivos, parece ser la trinidad racional de atributos de índole filosófica que dio origen a las tres hipóstasis o personas divinas respecto de las cuales enseñan las iglesias cristianas. [...] El concepto que tuvo este filósofo griego de la divina trinidad [...] puede encontrarse en todas las religiones antiguas.
Nouveau Dictionnaire Universel, París, 1865-1870, edición dirigida por M. Lachâtre, tomo 2, pág. 1467[3]

Terminología

En el año 215 d. C., Tertuliano fue el primero en usar el término Trinidad (aunque algunos autores difieren y afirman que Teófilo de Antioquía fue el primero en usar este término y Tertuliano lo acuñó). Tertuliano diría en Adversus Praxeam II que «los tres son uno, por el hecho de que los tres proceden de uno, por unidad de substancia».[4]

Conceptualización

En los documentos conservados del cristianismo primitivo no existen referencias a la Trinidad:

La trinidad de personas dentro de la unidad de naturaleza se define en términos de «personas» y «naturaleza», los cuales son términos filosóficos griegos; en realidad estos términos no aparecen en la Biblia. Las definiciones trinitarias surgieron como resultado de largas controversias en las cuales ciertos teólogos aplicaron erróneamente a Dios estos términos y otros, tales como «esencia» y «sustancia».
Dictionary of the Bible, de John L. McKenzie, S. J., Nueva York, 1965, pág. 899
El cristianismo se derivó del judaísmo y el judaísmo era estrictamente unitario. El camino que llevó de Jerusalén a Nicea difícilmente fue recto. El trinitarismo del siglo IV no reflejó con exactitud la enseñanza del cristianismo primitivo respecto a la naturaleza de Dios; manifestó, al contrario, un desvío de esta enseñanza.
The Encyclopedia Americana, 1956, tomo XXVII, pág. 294L
Ni la palabra Trinidad, ni la doctrina explícita como tal, aparecen en el Nuevo Testamento; tampoco se propusieron Jesús y sus seguidores contradecir el Shema del Viejo Testamento: 'Oye, oh Israel: El Señor nuestro Dios es un Señor' (Deu. 6:4). [...] La doctrina se desarrolló gradualmente en el transcurso de varios siglos y en medio de muchas controversias. [...] Pero a fines del siglo IV [...] la doctrina de la Trinidad adquirió básicamente la forma que ha mantenido desde entonces.
The New Encyclopædia Britannica, 1976, Micropædia, tomo X, pág. 126

La fórmula fue adquiriendo forma con el paso de los años y no fue establecida definitivamente hasta el siglo IV:

La definición del Concilio de Nicea, sostenida desde entonces con mínimos cambios por las principales denominaciones cristianas, fue la de afirmar que el Hijo era consustancial (ὁμοούσιον, homousion, literalmente ‘de la misma sustancia que) el Padre . Esta fórmula fue cuestionada y la Iglesia pasó por una generación de debates y conflictos hasta que la «fe de Nicea» fue reafirmada en Constantinopla en 381.[5]

Concilios

En Nicea toda la atención fue concentrada en la relación entre el Padre y el Hijo, inclusive mediante el rechazo de algunas frases típicas arrianas mediante algunos anatemas anexados al credo; y no se hizo ninguna afirmación similar acerca del Espíritu Santo. Pero, en Constantinopla (381) se indicó que éste es adorado y glorificado junto con Padre e Hijo (συμπροσκυνούμενον καὶ συνδοξαζόμενον), sugiriendo que era también consustancial a ellos. Esta doctrina fue posteriormente ratificada por el Concilio de Calcedonia (451), sin alterar la substancia de la doctrina aprobada en Nicea.[6]

Escudo de la Trinidad.

Exposición

Análisis general

La escritura y doctrina cristiana descansa en el monoteísmo (un solo Dios), por lo tanto había que ajustarla a lo que decía la Escritura con respecto al Padre, al Hijo y el Espíritu, sin caer en el politeísmo, ni tampoco modificando la Escritura por conveniencia (Eisegesis). Los teólogos de los primeros siglos del Cristianismo elaboraron explicaciones que generaron varias corrientes de pensamiento y una intensa polémica. Esta polémica se acentuó durante el reinado del emperador Constantino I, cuando los dirigentes de la Iglesia comenzaron a contar con el apoyo imperial y tuvieron que precisar cuál debía ser la doctrina compartida por las diversas comunidades cristianas. En contraposición tanto frente a las posiciones subordinacionistas (principalmente los partidarios de Arrio) como a las modalistas, algunos teólogos llegaron a la conclusión de que, si estas tres personas compartían diferentes cualidades y características divinas exclusivas de Dios (señorío, eternidad, omnisciencia, omnipresencia, santidad, etc.), se tendría que utilizar la formula matemática 1x1x1=1 en vez de 1+1+1=3, ya que ésta rompe el monoteísmo de Dios y se convierte en politeísmo o henoteísmo.

Citas bíblicas

En la Biblia se encuentran alusiones tanto al Padre como al Hijo y al Espíritu Santo que se han presentado como menciones implícitas de la naturaleza trinitaria de Dios.

  • Citas del Tanaj en las que aparecen referencias a Dios en plural:
    • «Dios dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza...”» (Gn 1,26); en el mismo sentido Gn 11,5-9;
    • «El hombre ha llegado a ser como uno de nosotros en el conocimiento del bien y del mal.» (Gn 3,22).
    • «Acercaos a mí, oíd esto: desde el principio no hablé en secreto; desde que eso se hizo, allí estaba yo; y ahora me envió Yahvé el Señor, y su Espíritu». «Yo oí la voz del Señor que decía: “¿A quién enviaré y quién irá por nosotros?”. Yo respondí: “¡Aquí estoy: envíame!”» (Is 6,8).
    • También se presenta como argumento la utilización de la palabra Elohim, que es plural, para referirse a Dios (por ejemplo, en Gn 20,13 o 2 Sam 7,23).
  • Citas del Nuevo Testamento en las que se identifica a Jesús con Dios:
    • El inicio del Evangelio de Juan: «En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios» (Jn 1,1);
    • El reconocimiento de Tomás hacia Jesús con la expresión: «Señor mío y Dios mío» (Jn 20,28);
    • El reconocimiento de la omnisciencia de Jesús, atributo de Dios (Jn 21,17; Jn 16,30);
    • «El que me ha visto a mí, ha visto al Padre» (Jn 14,9);
    • «Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí» (Jn 14,11);
    • «Todo lo que tiene el Padre es mío» (Jn 16,15);
    • La acusación de los judíos de hacerse Jesús igual a Dios (Jn 5,18);
    • La capacidad de Jesús de perdonar los pecados (Mc 2,5-10).
  • Citas del Nuevo Testamento en las que se menciona a las tres entidades:
    • El bautismo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Mt 28,19);

Además de la polémica sobre la naturaleza de Jesús —si era humana, divina, o ambas a la vez—, de su origen —si eterno o temporal— y de cuestiones similares relativas al Espíritu Santo, el problema central del dogma trinitario es justificar la división entre "sustancia" única y triple "personalidad". La mayoría de las iglesias protestantes, así como las ortodoxas y la Iglesia Católica, sostienen que se trata de un misterio inaccesible para la inteligencia humana.

La iglesia católica romana

La Iglesia Católica Romana dice: “La Trinidad es el término con que se designa la doctrina central de la religión cristiana [...] Así, en las palabras del Símbolo Quicumque: ‘el Padre es Dios, el Hijo es Dios y el Espíritu Santo es Dios, y sin embargo no hay tres Dioses, sino un solo Dios’. En esta Trinidad [...] las Personas son co-eternas y co-iguales: todas, igualmente, son increadas y omnipotentes. [...]"(The Catholic Encyclopedia).

La iglesia ortodoxa griega

La Iglesia Ortodoxa Griega dice de la Trinidad lo siguiente: «Dios es trino y uno. [...] El Padre es totalmente Dios. El Hijo es totalmente Dios. El Espíritu Santo es totalmente Dios» (Our Orthodox Christian Faith).

The Catholic Encyclopedia afirma que es un dogma y a la vez un misterio como sigue: «Un dogma tan misterioso presupone una revelación divina».

Las iglesias evangélicas

Las Iglesias Cristianas Evangélicas definen: Dentro de la unidad de un Único Dios existen tres distintas personas, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Los tres comparten los mismos atributos y la misma naturaleza, por lo tanto estos tres constituyen el único Dios.

Personas de la Trinidad

Según esta doctrina:
  • El Padre. Es increado e inengendrado.
  • El Hijo. No es creado sino engendrado eternamente por el Padre.
  • El Espíritu Santo. No es creado, ni engendrado, sino que procede eternamente del Padre y del Hijo (según las iglesias evangélicas y la iglesia católico-romana) o sólo del Padre (según la Iglesia católica-ortodoxa).

Según el Dogma católico definido en el Primer Concilio de Constantinopla (381), las tres personas de la Trinidad son realmente distintas pero son un solo Dios verdadero. Esto es algo posible de formular pero inaccesible a la razón humana, por lo que se le considera un misterio de fe. Para explicar este misterio, en ocasiones los teólogos cristianos han recurrido a símiles. Así, Agustín de Hipona comparó la Trinidad con la mente, el pensamiento que surge de ella y el amor que las une[1]. Por otro lado, otros teólogos clásicos, como Guillermo de Occam, afirman la imposibilidad de la comprensión intelectual de la naturaleza divina y postulan su simple aceptación a través de la fe[2].

Perspectiva de Tomás de Aquino

Tomás de Aquino usaba una imagen para ilustrar el misterio de la Trinidad:[cita requerida]

  • Todo ungido presupone por lo menos tres elementos: El que unge, el ungido y la unción.
  • Siendo Jesús el Mesías, el Cristo, es decir, el ungido de Dios, podemos hacer referencia a tres personas:
  1. El que unge: sería Dios Padre.
  2. El ungido: sería Dios Hijo.
  3. La unción: sería Dios Espíritu Santo.

Referencias

  1. Campbell, Joseph. The Mythic Dimension. (http://books.google.com/books?id=lsP2e55GfiIC&pg=PA152&lpg=PA152&dq=%22joseph+campbell%22+%2B+%22number+three%22&source=bl&ots=1oXL89cahM&sig=DipxIocc-hNEghbbN3PEyU7MmvM&hl=en&ei=BG49Ts2WI_SnsAL42vAo&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=1&ved=0CBgQ6AEwAA#v=onepage&q&f=false)
  2. Zeferino González, Historia de la Filosofía, Vol. I, RED Ediciones, Barcelona, 2007, págs. 208-209.
  3. «La Trinidad es una tergiversación tomada de las religiones paganas e injertada en la fe cristiana» (en A dictionary of religious knowledge). «El origen de la Trinidad es completamente pagano» (en The paganism in our christianity).
  4. La palabra τοιάς (de la cual el latín trinitas es una traducción) se encuentra primero en Teófilo de Antioquía para 180 A.C. Él habla de «la Trinidad de Dios, Su Palabra y Su Sabiduría» (Ad Autolycum, II, 15, P.G., VI, 1078). Por supuesto, el término puede haberse estado usando antes de su tiempo. Poco tiempo después aparece en su forma latina trinitas en Tertuliano (De pudicitia, c. xxi, P.G., II, 1026). En el siglo siguiente la palabra tiene uso general.— The Catholic Encyclopedia, tomo 15: Trinidad, LA BENDITA, I. EL DOGMA DE LA TRINIDAD, Pág.: 47.
  5. Cfr Boff (1986), La Trinidad, la sociedad y la liberación, p. 88
  6. Textos originales en The oecumenical documents of the faith, T. Erbert Bindley, 4.ª ed. rev. F. W. Green, Londres.

Bibliografía

Véase también

Enlaces externos