Destino del crucero de batalla Nürnberg
El presente artículo, trata sobre el destino del crucero de batalla "Nürnberg", al término de la Segunda Guerra Mundial.
Los últimos disparos del "Nürnberg"
Cerca de la navidad de 1945, una larga columna de camiones británicos avanza por Wilhelmshaven. Los camiones están llenos de marinos alemanes, los marineros alemanes, observan con desconfianza a sus centinelas ingleses: ninguno de ellos sabe a dónde van. Han sido desembarcados 48 horas antes de los buques de cuya custodia se les había encargado. Los ingleses han reunido en Wilhelmshaven, casi todo lo que resta de la flota alemana.
En el mes de agosto corrió el rumor de que los “tres grandes” se habían repartido los navíos sobrevivientes en Potsdam, pero no pudo ser confirmado el rumor. Los marinos que fueron desembarcados intempestivamente y trasladados al cuartel de Mühlenweg. Ahora regresan a sus buques y en los muelles observan un despliegue inusitado de guardias armados con ametralladoras y carros de combate. A la cabeza de la columna en un vehículo se encuentra el capitán de navío Giessler, comandante del “Nürnberg”. No sabe más que sus hombres. Un centinela soviético vigila el portalón y varios soldados rusos acampan frente al navío.
La tripulación, comprende lo que sucede: su crucero va ser entregado a los soviets. Los rumores no carecían de fundamento. La tripulación había sido alejada durante dos días para permitir a los rusos inspeccionar el buque con el fin de descubrir posibles sabotajes. Los centinelas, las ametralladoras y los carros de combate, están ahí para evitar que la tripulación fugue cuando sepan la verdad. Comprenden además que los rusos son incapaces de hacer zarpar el buque del puerto. Necesitan a la tripulación alemana. Un oficial inglés, da lectura a una declaración británica al comandante Giessler:
“Este buque ya no es alemán, pues, de aquí en adelante, constituirá una unidad de la Marina soviética. En el futuro, recibirá usted órdenes del comandante ruso. Le haré presente, en beneficio suyo, que este barco representa una importante contribución al pago de las reparaciones. El hecho de no ser entregado fielmente y en buen estado, podría acarrear graves consecuencias a Alemania. Todos deben estar completamente convencidos de ello. Su misión, pues, consiste en conducir este buque a un puerto soviético…. Yo sé que ustedes temen no regresar jamás, y este temor puede llevarles a obrar desatinadamente. Estoy en condiciones de asegurarles que su recelo no tiene razón de ser. El vicealmirante Levchenko ha dado a mi comandante en jefe su palabra de honor de que todos aquellos que no deseen libremente continuar su servicio a bordo, serán devueltos a Wilhelmshaven. Serán puestos en libertad en seguida si se demuestra que no han cometido ningún sabotaje. Hasta entonces cumplan ustedes con su deber…”.
El 2 de enero de 1946, el crucero “Nürnberg” zarpa de Wilhelmshaven escoltado por un destructor, dos torpederos, el “Hessen” y el “Blitz”. El 5 de enero el convoy llega a Libau. La orden del Alto Mando ruso, es la de anclar en la rada de Libau, debido al mal tiempo y particularmente a la fuerte marejada que se agita en el lugar. El almirante ruso, a pesar del mal tiempo, ordena anclar. Media hora más tarde de esta maniobra, las cadenas que sujetan al “Nürnberg” al ancla, saltan y el navío está a la deriva. La noche ha caído, un remolque a través del canal solo es posible de día, los chubascos disminuyen la visibilidad, no hay ningún faro encendido y los campos de minas no ha sido limpiados.
El almirante Levchenko entrega al capitán de navío Giessler el mando del buque, a pesar de las protestas de los otros oficiales rusos; el comandante Giessler, se propone entrar navegando con el radiotelémetro. El “Nürnberg”, se mueve con sus máquinas, guiado por el radiotelémetro, maniobrando durante toda la noche. Los alemanes este tipo de navegación comenzaron a practicarla a partir de principios de 1941, cuando operaban en el Atlántico con el “Scharnhorst” y el “Gneisenau”. A la luz del día se acercan los remolcadores, pero rompen sus cables. Nuevamente el comandante Giessler, sugiere entrar a puerto por sus propios medios. El almirante Levchenko, ordena: “Entramos sin remolcadores”.
El “Nürnberg”, de casi 190 metros de eslora y muy disminuido en su desplazamiento, es sensible en extremo a la deriva. Más la maniobra tiene éxito. La maniobra es seguida por rusos expectantes en la nave alemana y en el muelle; es en ese momento que suenan los últimos disparos hechos por los alemanes de la guerra contra Rusia. Son disparos de pistola y tienen lugar ese 6 de enero de 1946. Los disparos, causó a bordo del “Nürnberg” un gran silencio y en el muelle gran confusión. Estos disparos han sido hechos con la pistola lanzacabos pero no hay nadie que reciba las amarras del crucero, los que estaban en el muelle han desaparecido; finalmente hubo necesidad de botar una lancha, para recoger las amarras del “Nürnberg”, para llevarlas al muelle.
Los rusos y los ingleses, cumplen su palabra. El “Otto Wünsche”, buque destinado al abastecimiento de submarinos, emboca el paso de Libau, con la tripulación alemana a bordo, para llevarla de nuevo a Wilhelmshaven.
En la década de 1950, probablemente era el único buque pesado de la antigua Kriegsmarine que se hallaba a flote, bajo el nombre de “Admiral Makarov”, perteneciente a la flota soviética del Báltico. Por el contrario, el “Prinz Eugen” que sobrevivió a las hostilidades, reposa desde el año 1947 en el fondo del Océano Pacífico, en las proximidades del atolón de Bikini. Los americanos lo reclamaron en Postdam para servir de blanco a sus experimentos atómicos.
Bibliografía
- Bekker, Cajus. Lucha y muerte de la marina de guerra alemana (título del original 'Kamp und Untergang der Kriegsmarine'). Editorial Luis Caralt. Barcelona, 1959. ISBN 8421756842