Caldero
Un caldero (del latín caldarium, baño caliente) es un recipiente de fondo cóncavo y preferentemente metálico, de menor tamaño que la caldera, provisto de una o dos asas y utilizado para calentar y acarrear todo aquello que pueda contener. Es uno de los más antiguos utensilios de cocina usado por el ser humano, lo que le asocia e identifica con otros recipientes culinarios como la marmita, el pote grande, el perol y la olla. Con o sin patas que lo sostengan o colgando sobre el fuego bajo del hogar, también se ha utilizado para cocinar al aire libre (el caldero de campaña en la intendencia militar y el caldero de los trabajos del campo). Asimismo, hace referencia a su contenido: 'un caldero de sopa'.
Universo linguístico del caldero
El masculino de caldera denomina a un recipiente más pequeño (formando parte del grupo iconográfico en el que 'el macho es menor que la hembra'). Calderería es el oficio, taller o barrio donde se fabrican y calderero el artesano o el vendedor de este tipo de cacharros.
En el tesoro del refranero de la lengua española: Con un caldero viejo se compra otro nuevo (refiriéndose a la mujer joven que se une a un hombre viejo pensando en su herencia).
Mito, simbolismo y fantasía del caldero
El caldero de la noche de los tiempos
El historiador Federico Revilla escribe sobre los significados que tuvo el caldero en los pueblos antiguos, en razón de los cambios sufridos por la materia sumergida en él (cocción, vaporización), mutaciones que lo asociaron con trasformaciones ontológicas (resurrección, regeneración, inmunización).[1] Y así, diferencia calderos iniciáticos, probatorios (para ordalías) y calderos para sacrificios. De todos ellos, el 'favorito' de los arqueólogos ha sido el polémico caldero de Gundestrup.
En el plano simbólico pueden agruparse en calderos de agua (asociados a la eterna juventud, inmortalidad, renacimiento divino,...[2]) y calderos de fuego (asociados por su parte al tormento, lo demoníaco y la brujería), de los que la arquitectura románica ofrece una riquísima iconografía.[3]
De Shakespeare a Disney
La literatura fantástica está llena de calderos, desde las brujas de Macbeth,[4] al caldero mágico de Taron de la factoría Disney.
Las brujas y sus calderos
La popular y tradicional asociación del caldero con las "brujas", alcanza nuevas dimensiones bajo la mirada de antropólogos como Julio Caro Baroja.[5]
Museo de calderos imaginarios
En un supuesto museo de calderos nacidos de la fantasía humana, no podrían faltar:
El caldero en la heráldica. Galería.
Objeto emblemático en la iconografía heráldica, el caldero es figura protagonista en blasones, escudos gremiales, de apellidos y de localidades de toda Europa.
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Blasón de la emperatriz Eugenia de Montijo, de la casa de Guzmán, línea de los condes de Teba, (España).
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Escudo de armas de la Casa de Lara (España), siglo XII.
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Escudo de la localidad de Kotelniki (Óblast de Moscú), Rusia.
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Escudo de la localidad de Padasjoki, en Vaakuna (Finlandia).
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Escudo municipal de Lahošt'znak, distrito Teplice, en la República Checa.
Véase también
Referencias
- ↑ Revilla, 1990, p.75-76.
- ↑ Procedentes del fondo del mar o de lagos y habituales en las leyendas celtas (el Rey Arturo, las hadas), como el de Bendigeidfran, hermano de Branwen, en los Mabinogi galeses.
- ↑ Revilla, 1990, p.76.
- ↑ William Shakespeare. Macbeth. Escena cuarta: "Bruja 1ª.- En torno al caldero dad vueltas y vueltas y en él arrojad la víscera infecta..." "Macbeth.-Bien, sombrías y enigmáticas brujas de medianoche...."
- ↑ Las brujas y su mundo (1961). Alianza Editorial. Madrid, 1966. ISBN 84-206-1012-7.
Bibliografía
- Revilla, Federico (1990). Diccionario de Iconografía. Madrid: Ediciones Cátedra. ISBN 84-376-0929-1.