Provincia de Santander (España)
La Provincia de Santander fue una antigua provincia española con vigencia legal entre el 30 de noviembre de 1833 hasta el 30 de enero de 1982, cuya capital fue Santander. Formaba parte de la región de Castilla la Vieja. Esta provincia aglutinaba dentro sus límites administrativos a la mayor parte del territorio denominado por sus habitantes con los nombres de Cantabria[1] y Montaña[2]. Desde el siglo XVIII, los cántabros, que entonces pertenecían a diferentes provincias de Castilla, intentaron constituir un marco institucional propio siempre bajo el nombre de Provincia de Cantabria. La aspiración se haría realidad a comienzos del siglo XIX aunque bajo la nomenclatura de Provincia de Santander. A pesar de esta denominación de carácter administrativo, el nombre de Cantabria siguió vigente entre us naturales, que además lo reivindicaron para su oficialidad en diversas ocasiones.
Origen y controversia acerca de su denominación
Antes de la existencia de la Provincia de Santander, Cantabria era un territorio con conciencia de identidad territorial aunque carente de unidad política, al estar fragmentada entre varias provincias castellanas. También se la denominaba cómo Montaña, aunque este término nunca fue propuesto por los cántabros cómo nombre oficial para la futura provincia. Dicha denominación, además de ser genérica por ser aplicable a cualquier zona montañosa, era considerada cómo impropia al ser un nombre adjudicado a Cantabria desde la perspectiva de Burgos, ciudad de la que dependió gran parte del territorio cántabro durante siglos en diferentes aspectos (político, civil y eclesiástico). De este modo se expresaba José Martínez Mazas en sus Memorias antiguas y modernas de la Iglesia y Obispado de Santander de 1777:
Hemos sido hechos ridiculos por los estraños, hasta en los teatros públicos, y el nombre solo de Montaña y Montañeses ha vastado para componer el vejamen de tantos hombres ylustres, como por otra parte han salido y salen continuamente deese Pays. En lo ecleseastico, hasta la erección del nuevo Obispado, hemos pasado como apéndice del Arzobispado de Burgos, y como terreno el mas inculto, el mas ingrato, y por lo mismo el mas desatendido de su viña. Solo nos han estimado quando nos han perdido. En lo politico y civil también hemos dependido vastante de aquella Capital. Ya es razon que en adelante vindique la Cantabria sus propias glorias, y traten los naturales de hacerse Justicia, convirtiendo en su utilidad las ventajas de su ingenio. Un Pays no es mas recomendable porque es mas llano, o mas abundante de aquellos frutos que sirven del sustento del hombre; son innumerables las especies que se necesitan para el esplendor, aumento y conservación de una Monarquía, y sobre todo son necesarios hombres, yngenios y habilidades, y no se que en esta parte sea mas fecunda alguna otra Provincia de España. Lo que necesitamos nosotros es saber aprovecharnos de nuestras ventajas, y no hacer ricos a otros con nuestros desordenes.
También la denominación de Montaña incitaba a los demás españoles a pensar que Cantabria era un territorio atrasado respecto al resto de España. El 23 de junio de 1820, Felix Cavada, en su discurso en el Ateneo Español de Madrid el mismo día de su inauguración, decía sobre su tierra de Cantabria:
Alucinado el vulgo por lo que oyó hablar de ella a individuos que acaso jamás la vieron, llevado por decirlo así, del nombre que impropiamente le han dado de Montaña, forma de este país un concepto enteramente errado, por lo general lo cree áspero, sujeto a un temperamento rudo, desprovisto de establecimientos para la instrucción pública, y finalmente habitado solo por hombres que no dan muestra de serlo, sino en sus preocupaciones.[3].
A comienzos del siglo XIX fue el nombre de Cantabria el que utilizó el territorio para autodenominarse ante la invasión francesa de los ejércitos napoleónicos. Fue la Provincia de Cantabria quién ofreció la Capitulación al General en Jefe del Ejército Francés cúando las tropas napoleónicas estaban conquistando el territorio cántabro:
Capitulación que la Junta General de la Provincia de Cantabria establecida en la Ciudad de Santander propone al Sr. General en Jefe del Ejército Francés que viene por el camino real de Reinosa: 1ª. La Provincia de Cantabria representada por una Junta General habiendo sido forzada por el Pueblo a tomar las Armas en su defensa, vuelve a reconocer al presente Gobierno de Madrid, y quiere seguir la Ley General de la Nación Española. 2ª. Pide al Sr. General del Ejército Francés un olvido de todo lo pasado; Indulto general y particular de todas las personas en la Provincia sin excepción; la conservación individual de todas las propiedades, de todos los empleados militares y civiles en sus respectivos servicios. 3ª. Ofrece contribuir eficazmente a que se desarmen todos sus naturales. 4ª. Y para que el pueblo no abuse otra vez de la fuerza pide al Sr. General una guarnición de mil hombres en Santander. Para entregar esta capitulación ha nombrado la Junta a Don José María Gutiérrez de Palacio, Caballero de la Distinguida Real Orden de Carlos III, y Maestre de Ronda, a D. Francisco Sayús, Cónsul primero del Real Consulado de esta Ciudad, y al Caballero Oficial de las tropas del país, que se preste a esta diligencia. Santander y Junio 21 de Junio de 1808. Firmado. Por los Señores individuos, que constan del oficio precedente, y por otros de la Suprema Junta. Rodríguez de la Guerra. Luis del Campo, Secretario.
La primera referencia conocida de una provincia denominada 'Santander' se encuentra en el Real Decreto de 25 de septiembre de 1799 e Instrucción de 4 de octubre del mismo año cuando fue creada la Provincia Marítima de Santander[4], asumiéndo esta las competencias en el ramo de rentas que se desgajaban de la Intendencia de Burgos. Tras el levantamiento del general Riego se inicia el llamado Trienio Liberal (1820–1823), reinstaurándose la Constitución de 1812 que ya en su artículo 11 ordenaba hacer una división más conveniente del territorio español por una ley constitucional, luego que las circunstancias políticas de la Nación lo permitan. En enero de 1822 se aprueba una división territorial de España en 52 provincias, siendo una de ellas la Provincia de Santander. Durante la discusión en Cortes de la nueva división provincial de España, la Diputación Provincial de Santander solicitaba a las Cortes Españolas la denominación de Provincia de Cantabria. En el Diario de las Sesiones de las Cortes correspondiente al 3 de octubre de 1821 se da cuenta de esta petición:
Se mandaron tener presentes en la discusión del proyecto de división del territorio español: primero, una instancia de (…); y quinto, de la Diputación Provincial de Santander, en solicitud de que aquella se denomine Provincia de Cantabria[5].
Entre los diputados a Cortes existía un amplio sector que abogaba por erradicar el entonces llamado provincialismo, y para ello apostaban por que las provincias no fueran denominadas con nombres históricos. Entre ellos, el diputado Lagrava, que manifestó el 6 de octubre de 1821 lo siguiente:
Pues para no ofender el pundonor dejemos los nombres antiguos en los documentos históricos y no en los legales. Así me parece se conseguirá, lo primero la mayor sencillez en la nomenclatura; lo segundo, disminuir el descontento que esta división pueda producir, y tercero, evitar mil representaciones y solicitudes como las de Santander, que pide se le ponga el nombre de Provincia de Cantabria y otras por el mismo estilo. Nombradas las Provincias por sus capitales nadie se quejará, a mi modo de entender[6].
Tras esta solicitud a favor del nombre de Cantabria por parte de la Diputación Provincial, el Ayuntamiento de Santander reaccionó días después solicitando a las Cortes que la provincia se denominara Santander. De esta forma se despejaría cualquier duda respecto a quién era la capital de la provincia ya que entonces Laredo discutía a Santander la capitalidad. Concretamente, el 10 de octubre de 1821 el Ayuntamiento de Santander acordó formar:
una representación a las Cortes pidiendo que a esta provincia se le conserve el nombre de Santander, a pesar de lo que ha representado la Diputación Provincial sobre que se le ponga el de Cantabria, según se ha visto en las sesiones de las Cortes[7].
Aunque en alguna ocasión se ha culpado a la ciudad de Santander de que la provincia no se denominara Cantabria, lo cierto es que aunque Santander se hubiera posicionado a favor del nombre de Cantabria, la denominación definitiva hubiera sido igualmente la de Provincia de Santander. Y es que fueron las Cortes quienes acordaron que las provincias fueran tituladas con el nombre de sus respectivas capitales, a excepción de las provincias de Vizcaya, Guipúzcoa, Álava y Navarra que siguieron conservando sus nombres históricos.
Sin embargo, la caída del gobierno liberal y la restauración del absolutismo dio al traste con este proyecto. En 1823 se restablecen las provincias del Antiguo Régimen por lo que el plan de 1822 nunca llegó a entrar en vigor. La delimitación definitiva de los límites territoriales de las provincias españolas fueron fijados por el Real Decreto de 30 de noviembre de 1833 sobre la división civil de territorio español en la Península e islas adyacentes en 49 provincias, en el período llamado Regencia de María Cristina.
El 31 de enero de 1982, fecha de entrada en vigor de la Ley Orgánica 8/1981, de 30 de diciembre, de Estatuto de Autonomía para Cantabria, la Provincia de Santander cambiaba de denominación para llamarse Provincia de Cantabria, además de convertirse en Comunidad Autónoma de Cantabria. De esta se forma se daba cumplimiento a la disposición final única del Estatuto de Autonomía para Cantabria: "Recogiendo el sentir mayoritariamente ya expresado por la Diputación y Ayuntamientos de la actual provincia de Santander, la promulgación de este Estatuto conllevará automáticamente el cambio de denominación de la provincia de Santander por provincia de Cantabria. El Gobierno dictará las disposiciones oportunas para que en el plazo de un año se haya dado cumplimiento a las consecuencias derivadas de esta disposición final."
Tres nombres para un mismo territorio: Santander, la Montaña y Cantabria
A pesar de la denominación oficial de Provincia de Santander, los términos Cantabria-cántabra-cántabro siguieron siendo empleados de forma reiterada por los naturales de la provincia. Igualmente los términos Montaña-montañés-montañesa también eran empleados por los propios cántabros, siendo estas denominaciones por las que eran conocidas tanto la provincia cómo sus habitantes por el resto de los españoles. En 1978 el Centro de Estudios Montañeses publicó por encargo del Presidente de la Diputación Provincial de Santander un documento llamado Antecedentes históricos y culturales de la Provincia de Santander como Región. El primer apartado titulado El nombre de Cantabria finalizaba de la siguiente manera:
El auge registrado por tales términos de resonancia ancestral a lo largo del siglo XVIIII y todo el XIX, continuó pujante durante el XX, adquiriendo un carácter político claramente regionalista hasta 1936. Como consecuencia de la guerra civil y marginación subsiguiente de estas tendencias se utilizó menos el nombre de Cantabria, que a nivel oficial quedó relegado a las federaciones deportivas, en las que sigue figurando Cantabria no como provincia, sino como región.
Entre las conclusiones finales a dicho informe, el Centro de Estudios Montañeses sentenciaba:
1.-Cantabria constituyó durante más de mil años una entidad étnica y geográfica claramente definida y reconocida con este nombre. 2.- Dicha entidad peculiar ha mantenido sus rasgos diferenciales hasta nuestros días durante el siguiente milenio, aunque se le haya denominado de maneras diversas, entre las que nunca ha faltado el viejo nombre de Cantabria.
Dentro de la Provincia de Santander existía una total coexistencia en la utilización de los términos Cantabria-Montaña, cántabra-montañesa y cántabro-montañés. Esto se observa no sólo en los documentos escritos de aquella época sino también en la rotulación de diferentes instituciones mercantiles, periodísticas, deportivas, culturales, políticas, populares, etc. En el caso de los periódicos, publicaciones, semanarios o revistas editadas dentro de la provincia, las diferentes cabeceras llevaron indistintamente una u otra denominación: El Montañés (1813), Semanario Cántabro (1820), El Vigilante Cántabro (1839), El Despertador Montañés (1848), La Abeja Montañesa (1856), El Eco de Cantabria (1861), El Cántabro (1869), La Voz Montañesa (1872), El Eco de La Montaña (1878), La Montaña (1881), El Correo de Cantabria (1882), El Magisterio Montañés (1886), La Región Cántabra (1893), La Voz Cántabra (1897), El Diario Montañés (1902), El Heraldo Montañés (1904), El Ideal Cántabro (1905), Cantabria (1907), Revista Cántabra (1908), Luz Cántabra (1911), Hidalguía Cántabra (1913), El Pueblo Cántabro (1914), El Magisterio Cántabro (1921), La Voz de Cantabria (1927), etc. En Cuba fue editada por la colonia cántabra la revista 'La Montaña' (1915). En Cádiz, Buenos Aires y Madrid la emigración montañesa publicó la revista 'Cantabria' (1913, 1929 y 1963, respectivamente).
Identidad colectiva de los habitantes de la 'Provincia de Santander'
Respecto a la identidad colectiva de los habitantes de esta provincia, los naturales se consideraban montañeses y/o cántabros. Sirvan de ejemplo las siguientes frases:
Mudarse por mejorarse, decían nuestros padres -por mejorar muda el mísero emigrado, aún a trueco de exponerse a la muerte. Grande debe ser su desventura, cúando así abandona tierra, familia y hogar, y quién tal hace, se llama escalduna, cántabro, asturiano o gallego; esto es, hijo de los pueblos más amantes de su adorada tierra que Europa alienta el seno[8].Fernando Fulgosio. Crónica de la provincia de Guipúzcoa. 1868.
Hoy, nosotros, los hijos de estas costas y montañas, nos sentimos, somos y no queremos dejar de ser cántabros, teniéndolo que reconocer todas cuantas espontáneas organizaciones han surgido o se nos ha suscitado desde fuera, desde la manifestaciones deportivas hasta las esferas del seguro social, dentro del Instituto Nacional de Previsión.Santiago Fuentes Pila. En el periódico "El Pueblo Cántabro". 27 de octubre de 1923.
Los nacidos en nuestra provincia nos sentimos montañeses o cántabros.Adriano García Lomas y Jesús Cancio. Del Solar y de la Raza. Tomo II. 1931
Nos solemos dar los de esta provincia el nombre de cántabros cuando queremos ensalzar nuestra fortaleza, reciedumbre y valor, y ciertamente el nombre de Cantabria no ha desaparecido nunca para nuestra provincia, conocida generalmente por Cantabria o por la Montaña.Pedro Escalante Huidobro. Presidente de la Diputación Provincial de Santander. 23 de marzo de 1964.
Resulta muy raro que nos llamen santanderinos y casi siempre nos denominemos montañeses, por no decirnos cántabros.Revista CANTABRIA. Publicación del Hogar Montañés de Madrid. Enero de 1964. Del artículo "¿Cantabria?.¡Sí!" escrito en torno a la cuestión del cambio de nombre de Provincia de Santander por el de Provincia de Cantabria.
Sin embargo, al igual que Santander, nombre de la capital de Cantabria, el nombre de Montaña no era el mejor identificativo para el territorio, pues además de ser genérico y ambiguo, pudiendo ser aplicable a cualquier zona montañosa, en Cantabria esta palabra hacía y hace referencia a la parte baja de la comunidad, no considerándose como parte de la Montaña ni montañeses los habitantes de todos los valles altos de Cantabria, desde Liébana hasta Soba, incluido Campoo, pudiendo ser debido esto a que originalmente desde Burgos se aplicó el nombre de Montaña a unas determinadas comarcas cántabras.
Si bien no comprende toda la provincia, la tierra de la «Montaña», en el uso peculiar de tal palabra en Castilla La Vieja, es uno de los marcos provinciales mejor determinados. «Montaña de Burgos» y «Asturias de Santillana» son expresiones históricas y geográficas de noble sonoridad y de viejo arraigo. Pero bajo él pervive una más antigua y expresiva denominación: Cantabria.Ramón Otero Pedrayo. Geografía de España. Tomo I. Barcelona. Instituto Gallarch. 1955. páginas 241-242.
El nombre con el que se conoce a Cantabria fuera de la región, La Montaña, es utilizado por los habitantes de los valles del interior para referirse a la parte más baja de la región, la más cercana al mar, también conocida como la marina o la marisma[9].Ana María Rivas Rivas. Antropología social de Cantabria. 1991.
Desconocimiento de 'Cantabria' fuera de la Provincia de Santander
Aunque los habitantes de la provincia estaban familiarizados de siempre con el nombre de Cantabria, fuera de ella muy pocos eran los que sabían asociar este nombre con el territorio de la provincia santanderina. Como ejemplo, cabe destacar la frase pronunciada por el erudito cántabro Marcelino Menéndez Pelayo durante la inauguración del monumento a José María de Pereda en Santander el 23 de enero de 1911, cúando además de ensalzar al escritor montañés, habló del desconocimiento que se tenía de Cantabria fuera de la propia provincia, afirmando que los parajes descritos en las novelas de José María de Pereda "sonaron en lenguas de gentes para quienes era peregrino hasta el nombre de Cantabria.".[10]
Intento frustrado de sustituir el nombre de 'Provincia de Santander' por 'Provincia de Cantabria' en 1963
El 10 de enero de 1963 la Diputación Provincial de Santander acordó en sesión plenaria iniciar los trámites para que "la provincia actualmente llamada de Santander se denomine en lo sucesivo de Cantabria, siendo su capital nuestra querida ciudad de Santander". La moción fue enviada a los 102 ayuntamientos de la provincia, siendo 99 de ellos los que aceptaron el cambio de nombre, casi todos por unanimidad de sus concejales. Únicamente tres votaron en contra: Santander (10 concejales en contra y seis a favor), Valdeprado del Río y Peñarrubia. En la prensa regional se publicaron numerosos artículos y entrevistas a personajes relevantes de Cantabria, siendo favorables casi todas las opiniones al cambio de denominación. También fue apoyado por el Consejo Provincial del Movimiento Nacional (excepto la abstención del Alcalde de Santander), y por la Hermandad de Alféreces Provisionales de la Provincia de Santander que acordó por unanimidad denominarse en un futuro Hermandad de Alféreces Provisionales de la Provincia de Cantabria.
El 23 de marzo de 1964, Pedro Escalante y Huidobro, Presidente de la Diputación Provincial de Santander, dio a conocer al pleno de ésta el resultado de los votos de los ayuntamientos y, entre otras consideraciones sobre el cambio de nombre, aducía las siguientes:
La Diputación Provincial de Santander, al haber planteado la reivindicación del nombre de Cantabria para esta provincia, no ha hecho otra cosa que tratar de dar estado preciso a algo que de una u otra forma ha ido permaneciendo a través de los siglos en nuestra historia y entre nuestros antepasados.(...)Procede preguntarnos si proponiendo el cambio de nombre por motivaciones históricas, geográficas y políticas, siendo una decisión correcta puesto que la pide la práctica totalidad de los municipios de la provincia, sería popular. A este respecto puede decirse que el uso de la denominación de Santander para la provincia o de santanderinos para sus habitantes, es más bien oficial.(...)La decisión administrativa que dio el nombre de Santander a nuestra provincia en 1833, hace poco más de un siglo, todavía no ha calado en las generaciones de "santanderinos" de la provincia que, o nunca estuvieron convencidos de las razones o del acierto histórico de que llamaran Santander a nuestra provincia o, sin haber averiguado esas razones, las dieron por inoperantes a efectos prácticos y prefirieron continuar usando otros nombres para ellos mismos. La realidad es que los habitantes de la provincia suelen llamarse o decirse montañeses, singularmente si son de la capital o de los partidos judiciales próximos a ella, por ejemplo Torrelavega y algunos más. Es uso provincial también que cada cuál se llame según la comarca de su procedencia: lebaniegos, campurrianos, castreños, pasiegos, cabuérnigos.(...)
Para nada padecería, en términos generales, la conciencia popular si la provincia dejara de llamarse Santander. Nos solemos dar los de esta provincia el nombre de cántabros cuando queremos ensalzar nuestra fortaleza, reciedumbre y valor, y ciertamente el nombre de Cantabria no ha desaparecido nunca para nuestra provincia, conocida generalmente por Cantabria o por la Montaña.(...)
El nombre de la Montaña tiene por los naturales de nuestra provincia un valor entrañable y cariñoso, y al decirnos los "montañeses" nos referimos más que a las montañas a la raíz lugareña y al campo y al solar dónde nacimos.(...)Pero, aunque acendradamente el apelativo de montañeses y el nombre de la Montaña están generalizados, ambos tienen el inconveniente de ser genéricos y, además, de no ser admitidos por toda la provincia. Esto es curioso. Los habitantes de las partes altas de la provincia llaman montañeses a los de la partes bajas, cuando montañeses por vivir en lo alto son ellos. Al llegar a los valles de Saja, de Liébana o de Campoo, yendo de Santander, se le recibe a uno con la pregunta: "¿Qué tal por la Montaña?".(...)
Es notorio que nuestro pueblo busca la denominación de Cantabria cuando quiere expresar lo alegre, lo vibrante, lo decidido. De ahí que sea unánime la utilización del nombre de Cantabria para clubs deportivos, Federaciones y acciones juveniles. Es decir, esa parte de los buenos de nuestro pueblo, cual es la juventud deportiva, tiene el nombre de Cantabria siempre en sus ideas y en sus corazones, y guarda para ella sugerencias de victorias y de impulsos nobles y esforzados. No hay porque dudar de que el pueblo de la Montaña recibiría bien que la provincia se denominase Cantabria y seguramente la expresión de los "montañeses de Cantabria" llenaría plenamente a todos los que no queremos renunciar ni a que nuestra tierra se llame Cantabria ni a que a nosotros podamos seguir llamándonos montañeses, ni, en fin, que a los que hemos tenido la suerte de nacer en Santander se nos reserve el nombre de santanderinos.(...)
Se quiere con el respaldo de lo que, a pesar del tiempo y de los movimientos demográficos, nunca ha estado ausente de las conversaciones ni del dicho de cada día, ni de la prensa, en la que el nombre de Cantabria se escribe todos los días, ni de las mentes cultivadas, ni de muchos que por sus ocupaciones no son inoperantes en el mundo de la práctico. Ellos, sin ser doctos de profesión, ni entusiastas sólo de las cosas antiguas, ni deportistas, emplean y designan numerosos negocios mercantiles e industriales y las más múltiples actividades con el nombre de Cantabria[11].
Antecedentes
Este espacio provincial se asentó sobre la mayor parte de la tierra de Cantabria, nombre este que jamás dejó de emplearse para referirse a este territorio entre 1833 y 1982, en que la provincia de Santander pasó a ser la comunidad autónoma de Cantabria. La mayoría de este territorio, concretamente toda Cantabria a excepción del Campoo cántabro, formó parte de la provincia de Burgos desde su reconquista hasta el siglo XVII. Hasta mediados del siglo XVI ese territorio fue parte de Burgos, pero posteriormente se segregó y se convirtió en la provincia de Cantabria. El Campoo cántabro (la comarca de Reinosa) formaba a su vez parte de Palencia hasta que en 1833 pasó a Santander, que a su vez perdió las tierras de Peñamellera y Ribadedeva, desde entonces parte de Oviedo.
Su origen por tanto se encuentra en la provincia de Cantabria constituida en el año 1778.[12] [13] [14] [15] [16] A causa de la competencia de Laredo, el Ayuntamiento de Santander, que al comienzo había aceptado la titulación de Cantabria para la provincia, reaccionó después imponiendo que se la denominará con su nombre para que no hubiese duda alguna de cual era su capital. Cuando en 1821 la Diputación Provincial de Santander presentó en las Cortes constitucionales su proyecto definitivo sobre la fijación de los límites de la provincia y de los partidos judiciales, proponiendo la denominación de provincia de Cantabria,[17] el Ayuntamiento de Santander replicó imponiendo "que a esta provincia se le conserve el nombre de Santander".
La división territorial de España de 1833 estableció sus definitivos límites territoriales al excluir de la provincia los valles de Ribadedeva, Peñamellera Alta y Peñamellera Baja que pasaron a la provincia de Oviedo. Desde estos valles se realizaron gestiones con las autoridades provinciales de Cantabria y se envió una súplica al Gobernador Civil de Santander ante las Cortes solicitando que dichos valles "vuelvan a ser de la Provincia de Santander a dónde han pertenecido desde tiempo inmemorial",[18][19] petición que fue denegada.
A la provincia de Burgos se agregaron los municipios de Hoz de Arreba, Valdebezana, Zamanzas, Alfoz de Bricia y Alfoz de Santa Gadea, aún cuando estos valles replicaron su deseo de formar parte de Santander; en un documento de 1838 conservado en el Archivo Histórico de Cantabria[20] dicen textualmente "que no desean pertenecer a Burgos", que "son territorio montañés", que "a la Provincia de Santander desean pertenecer por ser montañeses" y que sus hijos forman parte del "Batallón Cántabro".[21][22] La antigua Provincia de Santander entró en la región de Castilla la Vieja de donde se había disgregado en el siglo XVI.
En el año 1963 el Presidente de la Diputación Provincial, Pedro Escalante y Huidobro, propone recuperar el nombre de Cantabria para la provincia de Santander, de acuerdo con un erudito informe redactado por el cronista Tomás Maza Solano. A pesar de las gestiones realizadas y del voto afirmativo de los ayuntamientos, la petición no prosperó, sobre todo por la oposición de nuevo del Ayuntamiento de Santander.
A finales de la década de 1970 pasó a formar, formalmente, parte del Ente Preautonómico de Castilla y León y ya con la entrada en vigor de su Estatuto de Autonomía, el 11 de enero de 1982, se convierte en comunidad autónoma uniprovincial, adoptando el nombre histórico de Cantabria tanto la comunidad autónoma como su única provincia.
Véase también
- Historia de la configuración territorial de Cantabria.
- Diputación Provincial de Santander.
- Anexo:Presidente de la Diputación Provincial de Santander.
- Historia de Cantabria.
- Edad Moderna en Cantabria.
- Guerra de la Independencia en Cantabria.
Referencias
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Bibliografía
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- Organización territorial histórica de España
- Historia de Cantabria
- Provincia de Santander
- Delimitaciones históricas en la Corona de Castilla
- Castilla
- Historia de Castilla
- España en 1833
- España en 1982
- Reinado de Isabel II
- Sexenio democrático
- Reinado de Amadeo I
- Primera República Española
- Reinado de Alfonso XII
- Reinado de Alfonso XIII
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