Agnosticismo
El agnosticismo (del griego a = no y gnosis = conocimiento) es una postura religiosa o filosófica sobre la religión de acuerdo a la cual la existencia o no de un dios o una mitología de deidades, es desconocida y por lo tanto irrelevante. (La existencia o no de un dios no es irrelevante por ser desconocida, sino por no poder ser conocida u obtener ninguna certeza al respecto. "Un problema sin solución no es un problema".) En algunas versiones (agnosticismo débil) esta falta de certeza o conocimientos es una postura personal relacionada con el escepticismo. En otras versiones (agnosticismo fuerte) se afirma que el conocimiento sobre la existencia o no de seres superiores no sólo no ha sido alcanzado sino que no es alcanzable. Finalmente hay versiones (apateismo) en las cuales se afirma que la existencia o no de seres superiores no sólo no es conocida sino que es irrelevante o superflua.
En general los agnósticos consideran que las religiones, si bien no son una parte esencial de la condición humana, sí lo son de la cultura y de la historia humana.
Quienes profesan agnosticismo no son necesariamente antirreligiosos, siendo respetuosos de todas las creencias que proceden de una reflexión individual y honesta, y no de un interés egoísta, de la desesperación o de la presión del entorno. El agnóstico entiende la fe sólo como una opción personal de cada individuo, que él no comparte.
Variaciones y tipos de agnosticismo
El agnóstico suele separar las posturas religiosas entre "conocer" y "creer". De esta forma una persona religiosa se distingue de un ateísta por el hecho de que el religioso "cree" y el ateísta "no cree". El agnóstico se separa de estas posturas indicando que unos y otros (religiosos y ateístas) afirman un nivel de conocimiento sobre la realidad superior que el agnóstico no comparte.
Muchas personas afirman que no se puede hacer esta separación: que la afirmación "creo en Dios" implica "conozco que Dios existe".
Algunas variantes del agnosticismo incluyen:
- Agnosticismo débil: se considera una opción personal. Es la persona que afirma que no tiene conocimiento o certeza sobre la realidad superior.
- Agnosticismo fuerte: es una afirmación categórica sobre el conocimiento de realidades superiores indicando que estas no son cognocibles, y que los seres humanos no están equipados para descubrir la existencia de tales realidades o para probar su inexistencia.
- Agnosticismo apático: conocido también como ignosticismo o apateísmo es la visión de que las realidades superiores, aún de existir, no cambian en nada a la condición humana y por lo tanto las religiones son irrelevantes o accesorias.
- Agnosticismo modelo: apunta a que las preguntas filosóficas y metafísicas no son verificables fehacientemente sino un modelo maleable de pensamiento que debe basarse sobre la racionalidad. Esta rama del agnosticismo no se enfoca en la existencia de deidades.
- Teísmo agnóstico: el pensamiento de aquellos que no afirman conocer la existencia de Dios pero aun creen en El. No hay consenso sobre si esto es realmente agnosticismo. También puede implicar la creencia que a pesar de que hay algo que parece (o al menos parecería a un) Dios, queda la duda sobre su real naturaleza motivos o la validez del argumento de ser un ‘Dios’ en vez de un ser supernatural y/o superior.
Algunas opiniones filosóficas
Entre los más famosos agnósticos (en el sentido original) se encuentran Thomas Henry Huxley, Thomas Alva Edison, Charles Darwin y Bertrand Russell. A partir de los trabajos de David Hume, especialmente Dialogues Concerning Natural Religion (Diálogos con respecto a la religión natural), se piensa que él era agnóstico, aunque es un tema que sigue en debate.
La posición agnóstica se vuelve permanente en varios filósofos post-kantianos, que mantienen que la razón que pretende hablar de lo incondicionado cae en contradicción, tanto para demostrar la existencia como para negarla.
Thomas Henry Huxley
Las posturas agnósticas son tan antiguas como el escepticismo filosófico, pero el término «agnosticismo» fue acuñado por el biólogo Thomas Henry Huxley (abuelo del conocido novelista inglés Aldous Huxley) en una reunión de la Sociedad Metafísica en 1869. En ella definió a los agnósticos como a las personas que niegan tanto el ateísmo como el teísmo y que aseguran que no es posible hallar respuesta a la duda metafísica de la existencia de un poder superior o Dios. En una carta a un amigo escribe:
Yo no afirmo ni niego la inmortalidad del hombre. No veo razón para creer en ella pero tampoco tengo ningún medio para desaprobarla. No tengo objeciones a priori a esa doctrina. Nadie que tenga que lidiar día a día con la naturaleza puede meterse en el brete de las dificultades a priori. Dame alguna evidencia que justifique mi creencia en cualquier cosa y yo creeré. ¿Y cómo no habría de creer? No sería más maravilloso que la conservación de la energía o la indestructibilidad de la materia. [...] No tiene sentido que me hables de analogías y probabilidades. Yo sé a qué me refiero cuando digo que creo en la ley de los cuadrados inversos, y no basaré mi vida y mis esperanzas en alguna convicción más débil.Huxley, en carta a Charles Kingsley del 23 de septiembre de 1860
Desde entonces el término 'agnóstico' también ha sido usado para designar aquella persona que, aunque no considera que sea incognoscible la existencia de Dios, cree que las evidencias a favor y en contra de la existencia de una deidad no resultan concluyentes, por lo que se muestra indecisa sobre el tema.
Por naturaleza tengo la antipatía más grande posible contra el ateísmo. Y sin embargo sé que yo —a pesar de mí mismo— soy exactamente lo que un cristiano llamaría un ateo. No puedo ver ni una sombra de evidencia acerca de que lo desconocido que se esconde tras los fenómenos del universo tenga algo que ver con nuestra relación con un Padre que nos ama y nos cuida, como dicen los cristianos. Así que con respecto a los demás dogmas cristianos —como la inmortalidad del alma y el castigo y recompensa futuros— ¿qué voy a objetar yo —que me siento compelido a creer en la inmortalidad de lo que llamamos materia y energía y a creer en un inconfundible estado actual de castigos y recompensas por nuestras acciones— qué voy a objetar contra esas doctrinas. Dame una pizca de evidencia y estoy listo para saltar a tu lado.Huxley, en carta a Charles Kingsley del 6 de mayo de 1863
Con respecto al origen del término «agnóstico» para describir su actitud, Huxley da la siguiente explicación:
Por eso inventé el título que me pareció más apropiado: «agnosticismo». Me vino a la cabeza como la antítesis del gnosticismo que apareció al principio de la historia de la iglesia. Los gnósticos pretendían saber tanto justamente acerca de las cosas que yo más ignoro. Para mi gran satisfacción el término tuvo éxito.Huxley, Ensayos escogidos, pág. 237-239.
Se considera que el agnosticismo de Huxley es una consecuencia natural de las condiciones intelectuales y filosóficas de 1860, en que la intolerancia religiosa estaba tratando de impedir los descubrimientos científicos que parecían chocar contra una lectura literal de la Biblia (en especial del libro del Génesis) y otras doctrinas cristianas establecidas. Sin embargo el agnosticismo no se debe confundir con el deísmo, el panteísmo u otras formas científicas positivistas de teísmo.
En temas intelectuales, sigue tu razón tanto como puedas, sin tener ningún otro tipo de consideración. Y negativamente: en temas intelectuales, no pretendas que es cierta ninguna conclusión que no haya sido demostrada o sea demostrable.Huxley, Agnosticismo, 1889
Charles Darwin
En 1879, cuando Darwin estaba escribiendo su autobiografía, le llegó una carta preguntándole si él creía en el dios Yahvé, y si el teísmo y la evolución eran compatibles. Él replicó que un hombre puede ser un ardiente teísta y un evolucionista», citando como ejemplos a Charles Kingsley y Asa Gray; con respecto a él, dijo que «nunca había sido ateo en el sentido de negar la existencia de un Dios». Agregó: «Creo que en general (y más cuanto más viejo me hago) aunque no siempre, creo que “agnóstico” sería una descripción correcta de mi pensamiento».
El jueves 28 de septiembre de 1881 Darwin recibió la visita de dos conocidos ateos, el Dr. Ludwig Büchner y Edward Aveling (quien más tarde sería pareja de Eleanor Marx). Estaba presente el hijo de Darwin Frank, y la esposa de Darwin Emma había invitado a su viejo amigo el reverendo Brodie Innes.
Darwin explicó sagazmente que «El reverendo y yo hemos sido medio amigos por treinta años. Nunca hemos estado de acuerdo en ningún tema: más bien nos miramos y cada uno piensa que el otro debe estar muy enfermo». En la charla después de la cena, Darwin les preguntó a sus invitados: «¿Por qué se hacen llamar ateos?», explicando que él prefería la palabra agnóstico. Aveling replicó que «un agnóstico no era sino un ateo elástico, y un ateo no era sino un agnóstico agresivo». Darwin respondió: «¿Y por qué tienen que ser tan agresivos?», preguntándose qué iban a ganar imponiendo esas nuevas ideas en la gente, cuando la libertad de pensamiento estaba «más que bien» para las personas educadas, pero si la gente ordinaria «estaría madura para ello». Aveling respondió que si «las revolucionarias verdades de la selección natural y sexual hubieran sido confinadas sólo para las pocas personas sensatas» y él «hubiera demorado la publicación del Origen de las especies, ¿dónde estaría el mundo en este momento?. Seguramente su propio ilustrativo ejemplo había alentado a los librepensadores a «proclamar la verdad desde los techos de las casas». Darwin en ese momento aceptó que «el cristianismo no está apoyado en evidencias», pero que él no estaba dispuesto a forzar esa idea en nadie, ya que de hecho «yo no abandoné el cristianismo hasta que tuve cuarenta años de edad».
Bertrand Russell
El panfleto de Bertrand Russell Por qué no soy cristiano, basado en una conferencia que dio en 1927, se considera un manifiesto clásico de la creencia agnóstica. El ensayo presenta brevemente las objeciones de Russell a algunos de los argumentos sobre la existencia de Dios y luego presenta una discusión acerca de sus objeciones morales a las enseñanzas cristianas. Luego le pide a sus lectores que se paren «sobre sus dos pies y dirijan una mirada cruda y directa al mundo [...] con una actitud sin miedo y una inteligencia libre».
En el otro panfleto posterior de Russell ¿Soy ateo o agnóstico? (subtitulado «Un pedido de tolerancia ante los nuevos dogmas»), él confirma que es un agnóstico en el sentido filosófico de que él no puede creer la verdad de la existencia o no existencia de Dios. Sin embargo en el mismo ensayo admite que la manera más clara de presentarse ante una audiencia no filosófica sería como ateo.