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San Antonio del Salto Chico

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San Antonio del Salto Chico fue un establecimiento del Imperio español que es el antecedente fundacional de las ciudades de Concordia (República Argentina) y Salto (Uruguay), ambas ubicadas una frente a la otra sobre el río Uruguay. Su razón de existir estuvo ligada a la existencia de los arrecifes del río denominados salto Grande y salto Chico, que cortaban la navegación entre la reducción de Yapeyú y Buenos Aires.

Antecedentes, el Paradero Ytú

El maestre de campo Francisco García Piedrabuena al frente de 1500 indígenas misioneros provenientes de Yapeyú, partiendo del río Guaviraví el 5 de noviembre de 1715 ingresó a Entre Ríos por las proximidades de las nacientes del río Gualeguay y pasó por la zona en una expedición punitiva terrestre contra los charrúas, bohanes y yaros, llegando hasta el arroyo Ñancay. El 31 de diciembre decidió retornar a Yapeyú a donde llegó el 23 de enero de 1716. Todo lo que fue documentado por el capellán Policarpo Dufó.[1][2][3]

Según el jesuita Guillermo Furlong Cardiff en su obra Cartografía Jesuítica del Río de la Plata, al estudiar mapas de la Compañía: mapa VIII de 1722 marcado 6, H; mapa XV de 1732 marcado 6, H; mapa XV de 1749 marcado 9, D; se encuentra en ellos en la margen occidental del río Uruguay la palabra "Ytú" (salto en guaraní, mientras que salto de aguas es "ytuí") y sobre la margen oriental la palabra "Salto" en unos y "Arrecife" en otros, que eran la referencia al accidente geográfico. Lo cual interpreta que existía un paradero llamado Ytú por lo menos desde la fecha del primero de los mapas en 1722 en el emplazamiento actual de la ciudad de Concordia.[4]​ El teniente cura de Jesús del Yeruá, padre Carlos Molina, informó en 1806 que en una expedición de Yapeyú en 1718 los jesuitas se establecieron en la región. Erigieron un oratorio puesto bajo la advocación de San Antonio de Padua custodiado por una pequeña guarnición de indígenas misioneros reducidos y plantaron los primeros naranjos.

Fundación del fuerte

El primer asiento español en la zona fue probablemente la instalación militar de San Antonio del Salto Chico, edificada en la margen oriental del río Uruguay (actual ciudad de Salto) en octubre de 1756 sobre la base de un campamento de 400 soldados comandados por José Joaquín de Viana, gobernador de Montevideo, quien se había abierto camino desde aquella ciudad hasta el punto en donde se interrumpe la navegación del río Uruguay. Lo hizo por orden del gobernador de Buenos Aires, José de Andonaegui, para servir de apoyo al ejército que actuaba en las Misiones Orientales por motivo de la guerra Guaranítica. En ene­ro de 1757 el nuevo gobernador de Buenos Aires, Pedro de Cevallos, llegó al lugar, en donde lo esperaba Viana para seguir rumbo a las Misiones Orientales, como el salto Grande impidió continuar la navegación, el 6 de febrero de 1757 ordenó fundar el fuerte de San Antonio del Salto Chico, dejando a 100 soldados en él al mando del capitán Josef de Nietto. La capilla del fuerte se puso bajo la advocación de San Antonio de Padua, siendo su capellán fray Mathías de San Martín y Cabral. La dotación contaba con el cirujano británico Patricio Langlands y una guardia fue establecida en la orilla occidental.[5]​ Luego, el fuerte fue abandonado en 1763.

Restauración del fuerte

En 1768 el gobernador del Río de la Plata, Francisco de Paula Bucarelli y Ursúa, junto a los capitanes de infantería Francisco Pérez de Saravia,[6]Juan Francisco de la Riva Herrera, Francisco Bruno de Zabala y Nicolás de Elorduy organizaron una expedición militar para expulsar a los jesuitas de las misiones, en cumplimiento de la Pragmática Sanción del 27 de febrero de 1767.[7]

Para ello, remontaron el río Uruguay con 1500 soldados, llegaron a El Salto el 16 de junio de 1768 y Bucarelli hizo restaurar a sus capitanes y sus respctivas tropas para base de operaciones en el Salto Chico, al fuerte levantado en 1757 que había sido abandonado en 1763.[7]

El 24 de junio partieron los destacamentos al mando de los capitanes De la Riva Herrera y de Zavala, con destino a las misiones del Paraguay y a los 6 pueblos del Uruguay, respectivamente.[7]​ El 27 partió el destacamento del capitán Elorduy, el día 28 el de Saravia que fue enviado especialmente a Concepción para detener y desterrar al jesuita José Cardiel,[8]​ y el día 29 del corriente el de Bucarelli. En el lugar permaneció un destacamento al mando del teniente Nicolás García con tres embarcaciones.

Este fuerte fue depósito de abastecimientos y sirvió como cárcel para los sacerdotes jesuitas, en la medida que eran detenidos en sus pueblos y remitidos al mismo. A mediados de julio de 1768 llegaron remitidos el provincial jesuita de Yapeyú y 6 sacerdotes y poco después llegaron otras remesas de los demás pueblos. El 5 de agosto de 1768, los sacerdotes jesuitas detenidos en el fuerte serían remitidos a Buenos Aires.

Traslado a la orilla occidental

Una gran creciente del río al año siguiente destruyó el establecimiento, así como también la comunidad de Yapeyú. El cabildo de Yapeyú decidió el 20 de noviembre de 1769 que el pequeño poblado fuera reconstruido en la orilla occidental y envió al regidor y cacique Ignacio Boyá para cumplimentar su decisión. Lo acompañaron el maestro carpintero Agustín Navarro y un contingente de operarios. Bucarelli tomó a su cargo la fundación de San Antonio de Salto Chico en predios de la actual Concordia, que actuó como nudo fluvial-carretero hasta 1821.

(...) se hará de firme una población con capilla, casa y almacenes, para habitaciones de los naturales y pasajeros, para asegurar las haciendas que van y viene (...) para cuya determinación se ha despachado, bien instruido, a un regidor Don Ignacio Boyá y a Don Agustín Navarro, con gente correspondiente y herramientas (...)[9]

En 1769 se decidió adoptar la ruta del río Uruguay como la más cómoda y directa a Buenos Aires desde Yapeyú, quedó establecida desde entonces por el actual territorio argentino la Ruta al Salto. El embarcadero fue utilizado como punto de embarque y desembarque de la ruta oriental de la yerba mate, debido a que los saltos Grande y Chico en el río Uruguay impedían la navegación hacia Yapeyú. Salto Chico fue el primer núcleo urbano de la región entrerriana del Uruguay, pero poco después una epidemia de viruela diezmó a la población de Yapeyú y la ruta oriental de la yerba mate fue abandonada.

En 1776 Juan de San Martín (padre del libertador), fundó las estancias de Concepción de Mandisoví (en las cercanías de la actual ciudad de Federación) y Jesús del Yeruá (al sur de Concordia) restaurándose la ruta oriental de la yerba mate y el puerto de San Antonio del Salto Chico, en este puerto eran embarcadas las mercaderías que llegaban por tierra desde Yapeyú. Entre 1778 y 1782 la zona quedó efectivamente poblada e integrada en la gobernación de las Misiones Guaraníes, cuyo límite sur se hallaba en el arroyo Yeruá.

El geógrafo Francisco de Aguirre escribió en su Diario de viaje que el El Puerto de San Antonio es en el día un pueblito regular, tiene administrador desde 1781 ... los indios viven de sus propias posesiones. Señala además que para 1780 ya tenía una capilla y en 1784 una escuela.

La comunidad de Yapeyú poseía tres barcos que hacían la travesía regular entre San Antonio del Salto Chico y Buenos Aires: las goletas Nuestra Señora de Dolores y San Juan Bautista y el bergantín Nuestra Señora de los Santos Reyes.[10]​ Además de yerba mate, el tráfico incluía tabaco, lienzos, algodón, cueros vacunos, caballares y de nutrias, lo cuales llegaban en tropas de carreta hasta el Salto Chico.

El comisionado real Andrés de Oyarvide, quien menciona la población del Salto, dice en su Memoria Geográfica de 1789 que encontró:

(...) sobre una punta de lomada arenisca y de piedra sobre la orilla occidental del Uruguay, donde habitan unas doce familias del pueblo de Yapeyú, últimos restos de la primitiva población.

En 1796 existía un saladero en el Salto Chico.

Hacia 1799 ya no llegaban cargamentos de yerba mate a San Antonio del Salto Chico debido a que esta yerba era comprada por particulares que burlaban los controles y realizaban operaciones de contrabando.

El 19 de enero de 1801 Francisco Rodrigo, teniente de gobernador de Yapeyú, escribió al virrey Avilés notificándole la usurpación de campos en su jurisdicción, entre ellos estaba el ocupado por Julián y por Manuel Barruso entre los arroyos Yuquerí Chico y Ayuí Grande, produciendo tocino.

El 10 de febrero de 1806 el obispo de Buenos Aires Benito de Lué y Riega declaró curato (parroquia) independiente a Mandisoví y vice parroquia a San Antonio del Salto Chico (dependiente de Mandisoví).

La despoblación

El 16 de noviembre de 1810 el general Manuel Belgrano formalizó la existencia del pueblo de Mandisoví, otorgándole ejido y amplia jurisdicción departamental hasta el arroyo Gualeguaycito por el sur, quedando San Antonio del Salto Chico fuera de su dependencia, por lo que siguió dependiendo de Yapeyú.

En 1811 bandas armadas irregulares luso-brasileñas al mando de Antonio dos Santos ocuparon Mandisoví y poco después el puerto de Salto Chico , fuerzas correntinas al mando de José Ignacio Añasco los expulsaron en noviembre de 1811.

El 15 de noviembre de 1811, cuando a raíz del tratado firmado con el virrey Francisco Javier de Elío, las tropas enviadas a la Banda Oriental debieron abandonar dicho territorio, el gobierno de Buenos Aires nombró al coronel José Gervasio Artigas Teniente Gobernador, Justicia Mayor y Capitán del Departamento Yapeyú y sus partidos, con residencia en Santo Tomé. Artigas luego de dirigir el éxodo del pueblo oriental, llegó al Salto Chico (margen oriental, actual Uruguay) a mediados de diciembre de 1811, pero ante la amenaza portuguesa los exiliados orientales cruzaron el río Uruguay a fines de diciembre instalándose en San Antonio del Salto Chico. Cinco meses después se trasladaron al Campamento del Ayuí (en la parte norte de Concordia), entonces territorio misionero. Durante su gestión como gobernante misionero, Artigas no tuvo oportunidad de trasladarse ni de conocer Santo Tomé, pueblo donde se había fijado su residencia. De hecho Salto Chico, se convirtió transitoriamente en la capital misionera. Artigas permaneció allí hasta fines de septiembre de 1812.

La ocupación de las Misiones Orientales en 1801 por los portugueses, la ocupación paraguaya del Departamento de Candelaria (actual Provincia de Misiones) en 1811 y la expedición devastadora por parte del general brasileño Francisco das Chagas Santos en 1817 sobre lo que quedaba de las Misiones del río Uruguay, concluyó destruyendo sus pueblos y dispersando a los pobladores que fueron relocalizados por el gobernante paraguayo Gaspar Rodríguez de Francia en su territorio, con lo que culminó con el total despoblamiento de los distritos misioneros de la Mesopotamia argentina. Por este motivo, entre 1817 y 1828, los yerbales en el actual territorio argentino quedaron inexplotados por falta de mano de obra. Finalmente, al concluir la Guerra del Brasil, Fructuoso Rivera saqueó a su vez los pueblos guaraníes de las Misiones Orientales, con excepción de San Borja, obligando a sus habitantes a emigrar al naciente Estado Oriental del Uruguay.

El despoblamiento drástico ocurrido en toda la alta cuenca del Uruguay produjo también la desaparición de los pueblos y postas que servían de apoyo al camino tradicional. Quedaron destruidos y abandonados Santo Tomé, La Cruz, Yapeyú y las estancias de la "ruta al Salto", con excepción de Mandisoví. Junto a esto, en junio de 1820, por su parte, San Antonio del Salto Chico sufrió un éxodo total de sus moradores guaraníes (todos artiguistas) ante la derrota de su líder por obra de Francisco Ramírez, estos se refugiaron en la vecina orilla de la Banda Oriental atraídos por el ex jefe artiguista de Mandisoví, Domingo Manduré, quien se había pasado al bando portugués y recibido de Carlos Federico Lecor el grado de teniente coronel y comandante de un pueblo de emigrados guaraníes.[11]​ Durante la República de Entre Ríos, fundada por Ramírez en 1820, los territorios misioneros al sur del río Mocoretá se integraron definitivamente en Entre Ríos, como parte del Departamento del Uruguay, siendo remitidas algunas familias para repoblar "El Salto". En 1822 el gobernador Lucio Norberto Mansilla los transformó en el 4° Departamento subalterno del 2° principal de la Provincia de Entre Ríos.

Todo el distrito de Salto Chico quedó virtualmente abandonado, de tal manera que el gobierno provincial, en 1825, dictó una Ley de Tierras destinadas a fomentar el repoblamiento de los muchos espacios baldíos que existían como consecuencia de las crisis demográficas provocadas por las guerras civiles anteriores. En esta época, ya surgía en base a un campamento luso-brasileño un nuevo centro urbano en la ribera oriental del río Uruguay, la ciudad de Salto.

Fundación de Concordia

Desde 1824, se proyectaba trasladar Mandisoví a las cercanías de la barra del arroyo Yuquerí Grande. La Asamblea General Extraordinaria que había sido convocada por el gobernador Pedro Espino, resolvió pedir al Congreso Provincial que fundase, en el rincón del Salto, una villa que llevase el nombre "de la Concordia". Solicitud planteada por el cura vicario Mariano José del Castillo, quien asistió como diputado representante de Mandisoví.

El Congreso Provincial, el 29 de noviembre de 1831, ante el mencionado pedido y luego de haber deliberado, ordenó al Secretario que redactara un proyecto de decreto que expresara el deseo de que se fundara una villa con el nombre de Concordia y señaló que el lugar más propicio era el sitio llamado San Antonio, en el Salto, por haber existido allí población anteriormente. Se trataba de la extinguida San Antonio del Salto Chico. Así, el Congreso sancionó el Decreto Fundacional de Concordia, al cual se dio cumplimiento en 1832, cuando el Gobierno designó al P. del Castillo como Comisionado Especial para la instalación de la villa y promulgó el decreto el 6 de febrero de 1832. Hacia fines de 1832, la nueva población estaba trazada junto al asiento de los primeros pobladores en tierras que eran propiedad de Manuel Antonio Urdinarrain. El 27 de octubre de 1833 el coronel Antonio Navarro llegó a Concordia para ejecutar la construcción de los edificios, tarea que completó el 10 de junio de 1834.

Referencias

  1. Historia de Nogoyá: Desde los orígenes hasta 1821. pp 76. Autor: Juan José Antonio Segura. Editor: Editorial de la Mesopotamia, 1972
  2. Informe del Padre Policarpo Dufó, presentado al P. Rector de las Misiones de la Compañía de Jesús
  3. Historia de Entre Ríos - Época Colonial 1520-1810, Tomo I, César B. Pérez Colman - Imprenta de la Provincia, Paraná, 1936
  4. Crónicas Regionales Entrerrianas. Autor: Antonio P. Castro. Editorial Guillermo Kraft Ltda. 1950
  5. Soldados veteranos del río Uruguay asilados en “suelo sagrado” correntino en septiembre de 1759
  6. Todo es historia en "Revista de [...] " (Nº 104-115, p. 844, Ed. Todo es Historia, año 1976).
  7. a b c Estudios, Números 112-115. Autor: Mercedarians. Editor: Padres de la Orden de la Merced, 1976
  8. Fúrlong Cárdiff, Guillermo; en "Entre los pampas de Buenos Aires. Según noticias de los misioneros jesuítas Matías Strobel, José Cardiel, Tomás Falkner, Jerónimo Rejón, Joaquín Camaño, Manuel Querini, Manuel García, Pedro Lozano y José Sánchez Labrador" (p. 209, Ed. Talleres gráficos San Pablo, 245 págs., año 1938). El autor cita una carta de Bucarelli al conde de Aranda, fechada en octubre de 1768, en donde reconoce el empeño de apresar a José Cardiel.
  9. [1]
  10. Territorio digital
  11. Diario Cambio