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Liberalismo en el México independiente

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La situación de México a partir de su independencia estuvo marcada por múltiples cambios en las instituciones, tanto sociales como políticas y religiosas, que hasta ese momento se tenían como aceptadas. Todos estos cambios tuvieron una gran influencia en las principales ideas que se desarrollaron a lo largo de esta etapa llamada México Independiente, en la cual existieron dos corrientes políticas que fungieron como principales actores: los liberales y los conservadores.[1]

Antecedentes Históricos.

Agustín de Iturbide retrato del siglo XIX, tomado del libro: Guadalupe Jiménez Codinach, México. Su tiempo de nacer. 1750-1821.

En el año de 1820, en España triunfa el movimiento liberal encabezado por el general Rafael del Riego, acontecimiento que genera en la Nueva España un enfrentamiento entre conservadores y liberales. Los liberales buscaban reestablecer la constitución de 1812 para recuperar la autonomía del virreinato. Los conservadores eligen como representante militar a Agustín de Iturbide, quien en ese momento estaba siendo sometido a un proceso militar por los abusos cometidos por sus tropas en la región del Bajío.

Agustín de Iturbide aprovechó la oportunidad de volver al servicio para partir al sur del país, con la excusa de combatir a Vicente Guerrero, pero buscando principalmente convencerlo de unirse a él para conciliar los deseos de ambos bandos.

Después de una campaña militar y el intercambio de diversas cartas entre ambos líderes se pacta una reunión cerca de Chilpancingo, en donde se pacta la paz entre Guerrero e Iturbide con el famoso abrazo de Acatempan.

El 24 de febrero de 1821 se proclamó el Plan de Iguala, respaldado por el recién creado Ejército Trigarante. Posteriormente, el Ejército Trigarante emprendió una campaña por el país en busca del apoyo de distintos generales militares, lo que culminó con la entrada de Iturbide a la ciudad de México el día 27 de septiembre de 1821.[2]​ Al día siguiente se instituyó la Junta Gobernativa, Agustín de Iturbide fue elegido como presidente de dicha Junta. Más tarde ese mismo día se llevó a cabo la firma del Acta de Independencia del Imperio Mexicano, con la que se declara la independencia del Imperio Mexicano respecto a España.

Temas de mayor interes.

Economía.

La situación económica del nuevo Estado era muy mala debido a varias razones: la larga guerra independentista, la fragmentación administrativa debido al control insurgente de la mayoría del territorio y los intentos de reconquista por parte del imperio español. De ahí que una de las primeras preocupaciones de este grupo liberal fuera de índole económico: ellos defendían que la solución al problema de hacienda era la aplicación de impuestos directos a la población, el proteccionismo y la desamortización de los bienes del clero, idea que se mantendría en la mente de este grupo hasta su aplicación real en 1856 por medio de la Ley Lerdo.

Esta postura tendría su contraparte en un grupo conservador que consideraba que la solución al problema económico del país era la centralización y que no se debía tocar los bienes de la Iglesia. Este choque de opiniones respecto a los bienes eclesiásticos será un factor crucial en el desarrollo de las instituciones de los siguientes años hasta la separación definitiva de los asuntos civiles y religiosos por Benito Juárez en 1859.

Uno de los personajes liberales más influyentes es Francisco García Salinas quien en una exposición en relación a un dictamen en que la Comisión Ordinaria de Hacienda proponía prohibir la manufactura de ciertos extranjeros, presenta algunos principios liberales de gran importancia. Sostiene que una nación que apenas inicia su vida independiente debe, en un inicio, mantenerse en las ideas generales y sólo después de un tiempo preocuparse por las modificaciones convenientes a su propio sistema económico y social. En pocas palabras defendió que no se debían seguir principios elaborados para otros países en distintas condiciones.[3]

Carlos Ma.Bustamante

Educación.

Otro asunto importante para los liberales en esta época fue el de la educación. Algunos liberales como Francisco Lombardo y Carlos María de Bustamante abogaban por un cambio en la educación impartida, que no era la óptima para la situación del país y buscaban la implementación de una cátedra de economía política.[4]

Propiedad.

Dentro del mismo corte de ideas, lo concerniente a la propiedad es un tema de importancia para los pensadores liberales como Carlos María de Bustamante que propuso darles tierra a los indígenas mexicanos debido a que el fundamento de la propiedad había cambiado al haber sido conquistados por los españoles. Además se tratan asuntos relacionados al fundamento de la propiedad, donde Guridi y Alcocer argumenta que el derecho natural es anterior a cualquier pacto civil o contrato de la sociedad y que, “por tanto, si esta última lo niega, el pacto se rompe”.[5]

Soberanía.

Si en algo existía unanimidad de opiniones era respecto a la soberanía, todos coincidan en que la soberanía residía en el pueblo mexicano; pero quien la representaba era el Congreso.[6]

Además, para apoyar la representación democrática se habla de igualdad ante la ley y este principio encuentra un estímulo social en la coexistencia de razas en el país.

De este principio se deriva el rechazo que mantendrán los liberales en contra de los privilegios y fueros especiales que gozan ciertos personajes del ejército y el clero, por ejemplo durante la administración de 1833 en la cual se buscó terminar con estos fueros a nivel federal.

División de Poderes y Formas de Gobierno.

Durante los primeros años del Imperio Mexicano es, principalmente, Fray Servando Teresa de Mier quien defiende la supremacía del Congreso sobre el Ejecutivo, argumentando que, dado que fue el Congreso quien lo eligió para ese puesto, tiene la supremacía.

Más adelante, después de la caída del Imperio Mexicano, se adopta una Republica Federalista de la que Ramos Arizpe es un apasionado promotor y defensor. Siendo aprobada el Acta Constitutiva de la Federación el 31 de enero de 1824, después de la aprobación de la Constitución de 1824 existían 20 estados, cuatro territorios y un Distrito Federal. Respecto a la División de Poderes, el artículo 9° del Acta Constitutiva decreta que:

«El poder supremo de la Federación se divide, para su ejercicio: en Legislativo, Ejecutivo y Judicial, y jamás podrán reunirse dos o más de estos en una corporación o persona, ni depositarse el legislativo en un individuo.»
Artículo 9° del Acta Constitutiva de la Federación, 31 de enero de 1824.[7]

De 1826 a 1830 sucede una complicada lucha entre los yorkinos, agrupación política que apoyaba el federalismo y es comúnmente identificada por sus tintes liberales, y los escoceses, agrupación política con opiniones contrarias. Ambos grupos tuvieron una gran influencia en la opinión de la población.

Después de múltiples problemas que trajo consigo el federalismo, en diciembre de 1836 se redactan las Siete Leyes Constitucionales, en las que se establecía una República centralista, proyecto conservador, con representación ciudadana y separación de poderes. Además, se establecía un cuarto poder, el Supremo Poder Conservador, que se encargaba de regular a los otros tres poderes.

Durante los cinco años de vigencia de estas Leyes gobernó el general Anastasio Bustamante, en el que fue uno de los periodos más turbulentos del siglo XIX.

Finalmente, con apoyo del general Antonio López de Santa Anna se llega a las Bases de Tacubaya, las cuales hacían cesar los poderes establecidos por la Constitución de 1836. Por medio de ellas se llega a un auge liberal que abarca de 1841 a 1842.

Es durante estos dos años en los que se nota una marcada diferencia entre dos grupos liberales: uno democrático, con principios de igualdad entre las personas; y uno ilustrado, principalmente ademocrático, que buscaba un gobierno para el pueblo, pero no por el pueblo, sin excluirlo por completo ni aceptando una aristocracia hereditaria.

Un gran defensor de la nación frente a una posible dictadura militar por parte de Santa Anna fue Juan Bautista Morales, quien a través de su Gallo Pitagórico criticó la tiranía y corrupción del ejército y denunció los excesos económicos que representó la guerra contra Texas.

Cuando en 1846 surgen tendencias a favor de una monarquía y de un gobierno encabezado por las “clases pudientes”, que serán utilizadas para justificar a Maximiliano de Habsburgo, argumentando que México vivió y está acostumbrada a esta forma de gobierno, es principalmente Gutiérrez Estrada quien, a pesar de que en un principio apoya estas ideas monárquicas, defiende la integridad e independencia de México.

Finalmente, y como medida desesperada, los conservadores buscan apoyo en Santa Anna para volver a instaurar una República Centralista, proyecto que se lleva a cabo cuando, el 20 de abril de 1853, Manuel María Lombardini le entrega el poder a Santa Anna. Este, y bajo un plan desarrollado por Alamán decreta varias leyes que van en contra de los ideales liberales, como, por ejemplo, la Ley Lares de restricción de libertad de imprenta.

Referencias.

Bibliografía.

  • Reyes Heroles, J.. (1974). El Liberalismo mexicano, Tomo I y II. México, D.F.: Fondo de Cultura Económica.
  • Vázquez Vera, J.. (2003). El establecimiento del Federalismo en México, 1821 - 1827.