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El Diluvio (historia de Polonia)

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Guerra Sueco-Polaca de 1655-1660
Guerras del Norte
Parte de Segunda Guerra Nórdica

Defensa del Monasterio de Jasna Góra
Fecha 1655-1660
Lugar Polonia-Lituania, Suecia
Casus belli El dominio del mar Báltico
Resultado Victoria pírrica de Polonia-Lituania
Beligerantes
Suecia
Prusia (1656- noviembre de 1657)
Cosacos
Gran Ducado de Lituania (Rebelión Radziwiłł)
Zarato de Rusia
Transilvania
Principado de Moldavia
República de las Dos Naciones
Kanato de Crimea
Archiducado de Austria (desde agosto de 1657)
Reino de Hungría (desde agosto de 1657)
Comandantes
Carlos X Gustavo
Carl Gustaf Wrangel
Federico Guillermo I, Elector de Brandeburgo
Alejo I de Rusia
Juan II Casimiro Vasa
Esteban Czarniecki
Fuerzas en combate
Total de 191 000 Polonia-Lituania: 50 000 hombres
Monarquía Habsburgo: 17 000 hombres
Tártaros de Crimea: 2000 hombres

El Diluvio (en polaco: Potop Szwedzki, «El diluvio sueco») fue un periodo conflictivo de la historia polaca que comenzó en 1655 y al cual se puso fin formalmente con la paz de Oliva en 1660. Coincidió con la Segunda Guerra del Norte (1655-1660).

En 1655 el ejército sueco invadió Polonia, que se encontraba debilitada por la guerra con los cosacos y Rusia y no fue capaz de detener a los suecos, quienes ocuparon casi todo el país. Mientras, rusos y cosacos invadieron los territorios orientales.

El punto de inflexión en la guerra se dio en la defensa del monasterio de Jasna Góra. Los suecos fueron derrotados, pero la guerra y la ocupación de casi todo el país por una inundación de tropas suecas causó grandes daños a la Mancomunidad, incluida la muerte de una parte significativa de la población debida a las hostilidades, al hambre y a las enfermedades; el saqueo de tesoros culturales polacos por el ejército sueco; y, finalmente, la pérdida de la soberanía polaca sobre Prusia.

El Tratado de Bromberg-Wehlau, firmado entre el rey polaco Juan II Casimiro Vasa y el elector Federico Guillermo I en 1657 permitió el fortalecimiento del estado de Brandeburgo en la política europea. El final del Diluvio marcó asimismo el fin de la época dorada de la República de las Dos Naciones. Un cuarto de la población del país pereció a consecuencia de él y de las plagas que azotaron al país durante el conflicto; la economía del país también quedó muy maltrecha.[1]

Invasión

La conquista rusa de Bielorrusia alarmó al nuevo soberano sueco, Carlos X Gustavo, quien había obtenido el trono tras la abdicación de Cristina de Suecia en 1654 y temía que los rusos amenazasen sus posesiones en Livonia.[2]​ Al principio, propuso una alianza al rey polaco Juan II Casimiro Vasa, pero las negociaciones resultaron infructuosas: Carlos Gustavo deseaba extender sus posesiones en el mar Báltico y Juan Casimiro seguía ambicionando la corona sueca.[3]

El fracaso de las conversaciones sueco-polacas precipitó la invasión de la República de las Dos Naciones, mal preparada para afrontarla.[3]​ La larga guerra con los cosacos y la nueva participación de Rusia en el conflicto habían puesto en un aprieto a Polonia-Lituania, y el país se hallaba en mala situación para combatir a un nuevo enemigo.[3]​ Los nobles, hartos de los altos impuestos necesarios para sufragar la guerra con los cosacos, no estaban dispuestos a aumentarlos para pagar a las tropas reales necesarias para hacer frente al ejército sueco, veterano de la guerra de los Treinta Años.[3]​ Los aristócratas creían que era la ambición de Juan Casimiro y sus deseos de hacerse con la corona sueca los que habían desbaratado las negociaciones con el país vecino y desencadenado la nueva contienda.[3]

Con los escasos fondos que aprobó el Sejm en junio de 1655, el ejército polaco, mal mandado, dependía fundamentalmente de las levas de los nobles.[3]​ A los siete mil soldados de caballería y seis mil quinientos de infantería reunidos con los fondos concedidos por el Parlamento se unieron treinta y tres mil jinetes aportados por los nobles.[3]

Victorias suecas

Gracias a la connivencia de Brandeburgo que permitió a las veteranas tropas suecas desplegadas en Alemania cruzar su territorio, los suecos acometieron a los polaco-lituanos desde una dirección inesperada: el oeste.[3]​ Los catorce mil veteranos del general Arvid Wittenberg desbarataron a los mil quinientos peones profesionales y trece mil jinetes de las levas de los nobles polaco-lituanos y obtuvieron su rendición en Ujście el 24 de julio de 1655.[3]

A continuación, Carlos Gustavo desembarcó con refuerzos y condujo al ejército al interior de Polonia.[3]​ Tras vencer de nuevo al enemigo en Piątek, entró en Varsovia, que Juan Casimiro había abandonado.[3]​ Tras batir a este nuevamente en el territorio de la Pequeña Polonia, Carlos Gustavo derrotó a los restos de los ejércitos polaco-lituanos y Esteban Czarniecki rindió Cracovia; Juan Casimiro se refugió en Silesia.[3]

Secesión lituana

Mientras, en el este, las tropas lituanas continuaban sufriendo derrotas a manos de rusos y cosacos.[3]Janusz Radziwiłł, gran hetman de Lituania que mantenía tensas relaciones con Juan Casimiro, decidió romper la Unión de Lublin y admitir la soberanía sueca.[3]​ El Tratado de Kejdany del 18 de agosto de 1655 reconocía a Carlos Gustavo rey de Lituania.[3]​ Este se negó a aceptar una unión sueco-lituana en pie de igualdad, pero prometió respetar los privilegios de la nobleza y nombrar un virrey lituano para el territorio.[3]​ Un primo de Janusz, Bogusław Radziwiłł, también firmó un acuerdo con los suecos.[3]​ Otra parte de la nobleza lituana prefirió pactar con el zar ruso Alejo I, mientras que un tercero permaneció fiel a Juan Casimiro.[4]

Liga sueco-brandenburguesa

Cuando los suecos se apoderaron de Malbork, Federico Guillermo I de Brandeburgo, preocupado por conservar Königsberg, se coligó con ellos.[4]​ Para entonces, la conquista del territorio parecía completa, pues apenas quedaban algunos puntos aislados que todavía resistían a los suecos, entre ellos Gdansk y el monasterio de Jasna Góra, cercano a Częstochowa.[4]

Reacción polaco-lituana

La administración sueca, que impuso confiscaciones y requisas y permitió en ocasiones la profanación y el saqueo de iglesias católicas, atizó la resistencia de polacos y lituanos.[4]​ Ya en el otoño de 1655, las bandas formadas por nobles, burgueses y campesinos expulsaron a los suecos de algunas zonas remotas del país.[4]​ El siguiente revés para los suecos fue la sublevación del hetman Stanisław Potocki que, disgustado porque estos no pagaron a sus soldados, se rebeló el 29 de diciembre y formó una liga de nobles contraria a la ocupación, la llamada Confederación de Tyszowce.[4]

En Jasna Góra, los suecos tuvieron que retirarse, mientras Juan Casimiro atizaba el descontento con los ocupantes y se concertaba con los tártaros de Crimea contra sus enemigos.[4]​ La explotación sueca y rusa de Lituania suscitó levantamientos campesinos, que facilitaron que el hetman de campo lituano Wincenty Gosiewski expulsase a los suecos del territorio entre 1659 y 1660.[4]

Véase también

Referencias

Bibliografía

  • Stone, Daniel (2001). A history of East Central Europe. 4 : The Polish-Lithuanian state, 1386-1795. University of Washington Press. ISBN 9780295980935. 


El Diluvio: Invasión sueca, rebelión cosaca y rusa

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