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Gavrilo Princip

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Gavrilo Princip

Gavrilo Princip en la prisión de Terezin (1914).
Información personal
Nombre en serbio Гаврило Принцип Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacimiento 25 de julio de 1894
Bandera de Bosnia y Herzegovina Obljaj, Valiato de Bosnia
Fallecimiento 28 de abril de 1918, 23 años
Bandera de Imperio austrohúngaro Terezín, Imperio austrohúngaro
Causa de muerte Tuberculosis
Sepultura Vidovdan Heroes chapel Ver y modificar los datos en Wikidata
Residencia Sarajevo Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacionalidad Bosnia
Ciudadanía Austríaca
Etnia Serbia
Religión Ateo
Familia
Padres Petar Princip (padre)
Marija Princip (madre)
Familiares Jovo Princip (hermano)
Nikola Princip (hermano)
Gavrilo Princip (sobrino)
Educación
Educado en First Belgrade Gymnasium Ver y modificar los datos en Wikidata
Información profesional
Ocupación Revolucionario Ver y modificar los datos en Wikidata
Área Atentado de Sarajevo Ver y modificar los datos en Wikidata
Conflictos Primera Guerra Mundial Ver y modificar los datos en Wikidata
Miembro de Joven Bosnia Ver y modificar los datos en Wikidata
Firma

Gavrilo Princip (Obljaj, Bosnia, 13 de juliojul./ 25 de julio de 1894greg.-Terezin, Bohemia, 28 de abril de 1918) fue un nacionalista serbo-bosnio que asesinó al heredero a la corona de Austria-Hungría, el archiduque Francisco Fernando, y a su mujer, la duquesa de Hohenberg Sofía Chotek, el 28 de junio[nota 1]​ de 1914 en Sarajevo, la capital de Bosnia.

Princip pertenecía a un movimiento juvenil separatista de ideales yugoslavistas de corte anarquista conocido como Joven Bosnia que luchaba por la liberación de Bosnia y Herzegovina del dominio austrohúngaro y su integración a Serbia para la creación de un estado nacional yugoslavo.[nota 2]​ Pero lo que sería realmente trascendental era que, según Austria-Hungría, el comando terrorista, dentro del cual había actuado, estaba al servicio de ciertos grupos radicales en Belgrado.[nota 3]​ Posteriormente se señaló a la Mano Negra, una sociedad secreta serbia también llamada Unificación o Muerte, y a su líder, el coronel Apis, jefe del servicio de inteligencia serbia, como responsables directos del atentado, pese al esfuerzo que hicieron todos los implicados llevados a juicio por convencer a las autoridades austrohúngaras de haber actuado por iniciativa propia y pese a la falta de pruebas concluyentes. Ya que con ello Austria-Hungría tenía el pretexto que buscaba para iniciar las hostilidades contra Serbia que, como parte de su política de expansión hacia los Balcanes, había estado esperando.[nota 4]

Pero ninguna de estas naciones iría sola a la guerra.[nota 5]​ De modo que, el magnicidio protagonizado por Princip, se convertiría en el desencadenante que las grandes potencias europeas, aliadas en dos bandos distintos, esperaban para poder enfrentarse entre sí y cambiar el juego de poderes en los distintos frentes en que se desarrollaría lo que sería la mayor guerra jamás vista hasta entonces en la historia de la humanidad: la Primera Guerra Mundial (1914-1918).[nota 6]

Gavrilo Princip fue condenado por el atentado a veinte años de prisión en la fortaleza de Terezin (actualmente República Checa) donde murió de tisis, víctima de toda clase de tormentos, el 28 de abril de 1918.

Al terminar la guerra, en Yugoslavia, fue considerado un héroe nacional, motivo por el que fue objeto de honras. Sus restos fueron exhumados junto con el de sus compañeros en 1920 y trasladados al cementerio ortodoxo de San Miguel en Sarajevo. En el lugar, actualmente hay una capilla en honor a él y a los demás jóvenes de la Joven Bosnia que participaron en el atentado de Sarajevo.

La evaluación histórica de Gavrilo Princip es un asunto polémico, pues mientras que en la historiografía serbia es descrito como un héroe nacional, en la austríaca y principalmente en la anglo-estadounidense, como un terrorista que causó uno de los conflictos bélicos más terribles de la historia. En Bosnia, su país de origen, la opinión en torno a su figura está dividida en la actualidad.

Vida

Origen familiar y primeros años

Padres de Gavrilo.
Los padres de Gavrilo Princip, Petar y Marija.

Gavrilo Princip nació en el remoto pueblo de Obljaj cerca de Bosansko Grahovo, en aquel tiempo una localidad del Valiato de Bosnia —de iure, una demarcación del Imperio turco otomano y, de facto, un territorio de Austria-Hungría, pues la provincia había sido desde 1878 administrada por esta última, aunque la gobernase oficialmente dentro de la figura de un condominio con los turcos—. De familia humilde, Princip fue el cuarto de los nueve hijos[nota 7]​ que tuvieron Petar Princip, un campesino que además trabajaba como cartero, y Marija (nacida Mićić), seis de los cuales murieron cuando aún eran niños.

Sus dos hermanos mayores que llegaron a sobrevivir al matrimonio Princip, al igual que él, fueron Nikola y Jovo Princip. Este último eventualmente dejó Obliaj y, a principios del siglo XX, llegó a tener su propio aserradero en Hadžići, un suburbio de Sarajevo, dedicándose a la exportación de maderas. Dicha prosperidad le permitiría erigirse como una especie de patriarca para la familia al velar por todos sus miembros.[nota 8]

Fue por ello que cuando Princip hubo concluido la educación primaria, con la idea de que entrara a la academia militar, sus menesterosos padres lo mandaron a vivir a Sarajevo con su hermano Jovo;[nota 9]​ sin embargo, un conocido de éste le convenció de que tal vez no sería una buena idea el que su joven hermano ingresase a las filas del ejército imperial; por lo que finalmente decidió inscribirlo en la Escuela de Comercio, donde Gavrilo estudió 3 años (1907-1910). Pero, mientras fue creciendo, el joven Gavrilo fue interesándose más en la literatura, motivo por el que decidió probar suerte en otra escuela más afín a sus intereses en Tuzla para después continuar la escuela secundaria en Sarajevo. Ahí fue precisamente cuando entró en contacto con integrantes de la sociedad estudiantil nacionalista Joven Bosnia y se unió a ella.[nota 10]

Activismo político y vida en Serbia

Gavrilo Princip en un retrato de su juventud.

El 6 de octubre de 1908, Bosnia y Herzegovina, en contra de las estipulaciones del Tratado de Berlín de 1878, habían sido anexadas formalmente por el Imperio Austrohúngaro del emperador Francisco José. Esto había irritado a los serbios y a otros pueblos eslavos del sur de Europa, además de Rusia, que se oponían a la anexión. Razón por la que imperaba el descontento hacia el dominio de los Habsburgo entre una población mayoritariamente eslava en estas provincias.

En febrero de 1912, Princip participó en las manifestaciones que hubo en contra de la actitud colonial de las autoridades de Sarajevo[nota 11]​ y fue expulsado de la escuela tras haber amenazado a sus compañeros salón por salón con un puño de metal para que también participaran en la segunda protesta que se realizaría al día siguiente.

En mayo de 1912, tras esta expulsión, se trasladó a Belgrado, la capital de Serbia, para continuar sus estudios. Pero ya estando ahí, la atmósfera nacionalista que se vivía en el país en vísperas de la Primera Guerra de los Balcanes era tan intensa que no pudo contener la ansiedad por postergar sus estudios y luchar por sus ideales nacionales empuñando las armas contra los turcos.[nota 12]​ Así que quiso alistarse como voluntario dentro del comité, una fuerza guerrillera irregular que pertenecía a la organización paramilitar serbia Defensa Nacional. Pero fue rechazado por el comité en Belgrado debido a su baja estatura física; entonces viajó a Prokuplje en el sur de Serbia, cerca de la frontera con Turquía, y solicitó una entrevista personal con el comandante serbio Vojislav Tankosić, un miembro de la Mano Negra, quien lo rechazó por ser “demasiado menudo y demasiado débil”.[nota 13][nota 14]

Tras el rechazo de Tankosić, Gavrilo Princip regresó humillado a Belgrado, en donde se encontró con Živojin Rafajlović, quien era uno de los fundadores del movimiento de četnici y le hizo el favor de recomendarlo para que pudiera ir, junto con otros jóvenes bosnios, a un —así llamado— centro de entrenamiento para četnici en Vranje, donde los jóvenes se reunieron con el maestro Mihajlo Stevanović Cupara. Gavrilo vivió en casa de Cupara[nota 15]​ y practicó manejo de pistola, bomba y navaja en un desfiladero cercano. Regresó de nuevo a la capital de Serbia una vez hubo completado su entrenamiento allí.

Durante su estancia definitiva en la capital serbia, los años de 1912 y 1913, Gavrilo Princip estuvo preparándose para entrar al Primer Gimnasio[nota 16]​ de Belgrado, pero no pudo aprobar el examen de admisión. El único amigo serbio de Gavrilo durante esta etapa fue Momčilo Nastasijević, quien al crecer fue un prominente poeta y dramaturgo.

Atentado de Sarajevo

«Soy un yugoslavo nacionalista y lucho por la unificación de todos los yugoslavos bajo la forma de gobierno que fuere y para que se liberen de Austria».
Gavrilo Princip
—Su declaración durante el juicio.

Antecedente

Cuatro años antes del célebre atentado de Sarajevo de 1914, en esa misma ciudad, un estudiante de nombre Bogdan Žerajić; que en el año 1908 había planeado atacar al emperador Francisco José en Mostar, pero que a fin de cuentas había desistido de hacerlo, en razón de la avanzada edad del monarca; le disparó, en su lugar, el 15 de junio, a la entrada del congreso local, al general del ejército imperial y gobernador de Austria-Hungría en Bosnia y Herzegovina, Marijan Varešanin. Sin embargo, falló y al final se suicidó de un tiro en la cabeza. No obstante, Gavrilo Princip quedó tan impresionado por el fallido intento de asesinato en contra del gobernador, que tomaría a Žerajić como ejemplo. Incluso visitó su tumba y juró vengarlo y reivindicar su acto con una acción semejante. Pero, esa hora, en que Princip vería cumplido su juramento, no sería sino en compañía de otros integrantes de la Joven Bosnia y, sobre todo, gracias al apoyo que obtendría de ciertos oficiales serbios.

Preparativos

Taberna de la noticia.
La taberna «Beluga Dorada» en Belgrado. Este fue un punto de encuentro que Gavrilo Princip solía frecuentar.

Fue en marzo de 1914, estando en una taberna de Belgrado, que Gavrilo Princip recibió noticias de su amigo Nedeljko Čabrinović a través de Mihajlo Pušara: una carta con un recorte de prensa que hablaba de la inminente visita del archiduque Francisco Fernando a Sarajevo. Enterado, Princip, que entonces tenía solo 19 años, vio su oportunidad para liberar a Bosnia y tomó la resolución de acabar con el heredero al trono austriaco junto con Nedeljko Čabrinović, un impresor de también 19 años, y Trifun Grabež, un joven compatriota de 18 años a quien Princip había prestado ayuda dando alojamiento en el pequeño cuarto que alquilaba en Belgrado.[nota 17]

Pero como se necesitaba de más personas para llevar a cabo un atentado contra una figura tan importante, se puso en contacto con Danilo Ilić, un viejo conocido suyo en Sarajevo de 24 años, para que se uniera a la conspiración, quien a su vez reclutó en Bosnia a otros tres jóvenes bosnios: Vaso Čubrilović y Cvetko Popović (croata), dos estudiantes de bachillerato de 17 años de edad, así como a Muhamed Mehmedbašić, un serbo-musulmán de 27 años que trabajaba como carpintero pero que ya había participado en otro atentado, aunque sin éxito alguno.

También en el complot hubo otros involucrados, pese a no participar de forma directa en el atentado. Entre los que serían inculpados puede citarse a Veljko Čubrilović, maestro de Priboj y hermano de Vaso; Miško Jovanović, prominente comerciante y uno de los directivos de un banco; Mladen Stojanović, médico y héroe popular tras la Segunda Guerra Mundial; su hermano Sreten, escultor; Jezdimir Dangić, teniente coronel de la gendarmería y mariscal četnik en la Segunda Guerra Mundial; Mitar Kerović y su hijo Neđa, y, en fin, Jakov Milović, un agricultor del este de Bosnia.

Princip y Grabež con un amigo.
Gavrilo Princip, a la derecha, y Trifun Grabež, a la izquierda, con su amigo Đura Šarac (Belgrado, 1912).

Los principales conspiradores del grupo –Princip-Čabrinović-Grabež– como no tenían dinero para conseguir el equipo necesario para sus planes, recurrieron a Milan Ciganović un líder de los comités para que los proveyera de armas. Milan consultó el asunto con su superior, el coronel Tankosić y no fue, sino hasta después de tres semanas, que aquel autorizó el que se les brindara apoyo a los tres jóvenes bosnios. De tal forma que se les capacitó para que afinaran su puntería en un bosque a las fueras de Belgrado y al cabo del entrenamiento se les hizo entrega de 4 pistolas Browning cargadas para 7 tiros cada una y 6 bombas de manufactura serbia rellenas de clavos y piezas de plomo.[nota 18]​ Pero además de esto, cada uno de ellos recibió un vial de –aparentemente– cianuro con la orden expresa de suicidarse tras cometerse el atentado, a fin de evitar que alguno de los tres pudiese delatar a los demás involucrados en el ataque.

Viaje

Con suficiente antelación a la visita del archiduque –el 28 de abril de 1914– los tres jóvenes iniciaron su peregrinaje final rumbo a Sarajevo por el río Sava y cuando llegaron a Šabac, en las inmediaciones de Bosnia, abordaron un tren para cruzar la frontera bajo las instrucciones de agentes fronterizos que servían como contactos. Sin embargo, durante una parada en Koviljača, Princip tuvo una disputa con Čabrinović y decidió viajar a Bosnia por su cuenta junto con Grabež yendo por otro camino y llevándose las armas ellos dos consigo. Solo le dejaron a Čabrinović una Browning,[nota 19]​ no sin antes acordar reencontrarse los tres en Tuzla.

Después de haber pasado la noche en un mesón de Loznica, Princip y Grabež lograron vadear el Drina hasta una mejana con la guía de un campesino y, en seguida, tras un arduo camino, lograron llegar ya del otro lado de la frontera a la casa de otro paisano que aceptó darles posada, lo que les permitió una noche más de descanso. A la mañana siguiente continuaron su penosa marcha por la frontera en dirección a Priboj, asistidos por dos campesinos a los que pagaron 5 coronas; ya que su intención era verse con Veljko Čubrilović, el hermano de Vaso. Cuando lo encontraron, él los interrogó acerca de sus verdaderos motivos para querer regresar a Sarajevo con tanto apremio y bajo amenazas se vio forzado a ayudarlos de algún modo, así que los llevó a los dos con su compadre Mitar Kerović, quien era el jefe de una zadruga, y les escribió una carta para un contacto suyo en Tuzla llamado Miško Jovanović. Esa noche, Kerović hospedó a los tres en su cabaña y fue su hijo Neđa y un compañero de este quienes se ofrecieron a llevar a Princip y a Grabež a Tuzla.

El viaje se realizó en carreta y estando allá aprovecharon para lavarse en un arroyo y conseguirse unos pantalones nuevos antes de ver a Jovanović, a fin de no levantar sospechas entre los lugareños. En cuanto Jovanović los hubo recibido en su casa, le entregaron la carta que les había dado Čubrilović y le pidieron que transportara por ellos las armas a Sarajevo, a lo que él se negó; empero, accedió a hacerse cargo de ellas por algunos días escondiéndolas en su casa hasta que alguien pudiera ir a recogerlas. Logrado esto, Princip y Grabež se reencontraron con Čabrinović y se dirigieron a Sarajevo en tren, cada uno separado del otro.

Preámbulo

Cuando llegaron a Sarajevo el 4 junio, cada uno tomó caminos distintos para visitar a sus familiares por última vez. Princip se cuidó de no mencionar nada del atentado a nadie de su familia. También se acordó que Ilić sería quien iría a recuperar las armas a casa de Jovanović en Tuzla. Él también fue el encargado de trazar el plan del atentado y tras deliberar con Princip dónde era mejor efectuar el ataque contra el archiduque de acuerdo al programa de su visita publicado en un diario local –si en la estación, en el congreso o en el museo– se decidió que lo mejor era apostarse a lo largo de la ruta del coso de la ciudad que atravesaría ese día su caravana.

No fue sino hasta la víspera del atentado que se reunieron por primera vez todos los conspiradores y pudieron conocerse entre ambos grupos, el de Princip y el de los jóvenes reclutados por Ilić. Reunidos todos ellos, Ilić les repartió las armas que había traído desde Doboj[nota 20]​ y el veneno. Solo a Gavrilo Princip, a Vaso Čubrilović y a Cvetko Popović les tocó tanto una pistola como una bomba.

Y para darse más valor antes de matar al archiduque, todos ellos se dieron cita por la noche en la cantina Semiž, donde pasaron el tiempo bebiendo y entonando cantos serbios. Sin embargo, Princip, que estaba muy preocupado, se negó a beber y esa noche fue a hacer su última visita a la tumba de Žerajić.

Objetivo

El archiduque Francisco Fernando, como inspector general de las fuerzas armadas del imperio, estaba obligado a supervisar unas maniobras militares cerca de Sarajevo,[nota 21]​ las cuales eran consideradas una provocación para la población ortodoxa de Bosnia por realizarse precisamente durante las celebraciones de San Vito. En cuanto a su visita oficial a la ciudad de Sarajevo (el día 28 de junio), esta podía ser peligrosa[nota 22]​ y se rehusaba a hacerla estando tan próximo su aniversario de bodas,[nota 23]​ además de que no era parte obligatoria de su itinerario; pero el gobernador imperial de Bosnia, el general Potiorek, quien lo había invitado a la inauguración de un museo, porfió con él con que era imprescindible, bajo el alegato de que sería una ofensa para la población local el evitarlos, y finalmente consiguió que accediera a hacerla.

Magnicidio

El Archiduque en la estación.
El archiduque Francisco Fernando llega acompañado de su esposa, la duquesa Sofía Chotek, a la ciudad de Sarajevo sin saber lo que esa mañana le deparaba el destino.

A las 8 de la mañana del 28 de junio de 1914, Gavrilo Princip salió de la casa de Danilo Ilić, donde se hospedaba, con un tiempo perfecto; los días fríos y lluviosos que habían precedido a aquel día ahora cedían a una clara mañana que se antojaba espléndida; bien guardadas entre sus ropas, llevaba una de las pistolas Browning, aquella que sellaría la Historia, y una bomba.

Antes de dirigirse al Embarcadero Appel, pasó un momento por un parque en que se encontró con dos viejos conocidos de su edad. Ellos intentaron convencerlo para que les hiciera compañía esa mañana, pero Gavrilo se negó a acceder a su petición y se despidió de ellos.

Entre tanto, a no muchos kilómetros de allí –en el cercano poblado de Ilidža–, el archiduque Francisco Fernando, en compañía de su mujer; la noble checa Sofia Chotek; y de su comitiva personal, partió del Hotel Bosnia para la estación cercana. Y justo antes de las 10 a.m., arribó en tren a la ciudad de Sarajevo, donde era esperado por el gobernador Potiorek y otros funcionarios bosnios que le darían la bienvenida. Cuando hubo llegado en medio de ceremonias, el archiduque Francisco Fernando pasó revista al cuartel militar de en frente de la estación. A continuación, él y su mujer se dispusieron a abordar un automóvil que los aguardaba para llevarlos al Ayuntamiento.

Archiduque en las calles de Sarajevo.
El coche en que el Archiduque se dirige al ayuntamiento es recibido por la población de Sarajevo.

La ciudad entera se había preparado para su visita. A su paso, las calles habían sido adornadas con coloridas flores, alfombras y banderas rojigualdas. Sin embargo, para la seguridad del archiduque solo se había dispuesto ese día del cuerpo de policía de la ciudad; el cual constaba de 120 hombres (entre uniformados y agentes encubiertos), de los cuales solo cerca de la mitad estaba de servicio ese día por ser domingo.[nota 24][nota 25]

Al frente de la caravana en que viajaba Francisco Fernando, venía el primer vehículo, en el que estaba el jefe de investigación de la policía, junto a otros tres oficiales. En el segundo iban: Fehim Čurčić, el alcalde de Sarajevo, y el Dr. Edmundo Gerde, el jefe de la policía. Enseguida, en el tercero,[nota 26]​ estaban el archiduque y Sofía, acompañados del gobernador de Bosnia, Oskar Potiorek, y del conde Francisco von Harrach. Tras ellos, en el cuarto coche venían: el barón Carlos von Rumerskirch, la condesa Lanjus von Wallenburg, dama de compañía de Sofía, el teniente coronel Eric von Merizzi, ayudante de Potiorek, y el conde Alexander von Boos-Waldeck. Y les seguían, en el quinto vehículo: Adel Egger, director de la Fiat, el comandante Paul Höger, el coronel Carlos Bardolff y el Dr. Fernando Rischer. En el sexto: el barón Andreas von Morsey, el capitán Pilz y otros miembros de la comitiva. Y en el séptimo: el comandante Eric Ritter von Hüttenbrenner, el conde José zu Erbach-Fürstenau y el teniente Robert Grein.

En el trayecto, se bajó la capota del automóvil en que iba el archiduque, con la intención de permitirle a la multitud ver bien a sus ocupantes.

Imagen externa
Posición de los perpetradores del atentado y ruta de retorno del Archiduque.
Mapa hecho por el Telegraph, en el que se muestra la posición de los conspiradores a lo largo del Embarcadero Appel y la famosa fatídica ruta que tomó el chófer del carro en que iba el archiduque Francisco Fernando.
Atención: este archivo está alojado en un sitio externo, fuera del control de la Fundación Wikimedia.

Mientras tanto, desde las 9 de la mañana, Gavrilo Princip y sus otros seis compañeros habían tomado sus posiciones a lo largo del recorrido por el Embarcadero Appel, avenida principal de Sarajevo contigua al curso del río Miljacka; entre los puentes Ćumurija, Latino y el del Emperador sin ser revisados. Divididos por parejas, cada uno debía atacar al archiduque en el momento que su coche alcanzara su posición,[nota 27]​ procurando cada uno rematar el trabajo del otro por si fracasaba en su intento. Princip se encontraba a 200 metros de la primera posición, cerca del Puente Latino, pero Grabež era quien se encontraba más distante estando en el último puesto.[nota 28]

Los primeros atacantes que estuvieron al encuentro del coche de Francisco Fernando al pasar por la avenida, Muhamed Mehmedbašić y el joven Vaso Čubrilović, fallaron en su intervención. Mehmedbašić –que estaba parado en frente del café Mostar–, dominado por los nervios fue incapaz de actuar como había previsto y permitió que el coche pasara sin tomar acción[nota 29]​ y Čubrilović, al distinguir a una mujer que venía con el archiduque –cosa que no se había previsto[nota 30]​– , tampoco hizo algo y dejó pasar a su objetivo. Al llegarle su turno, Cvetko Popović tampoco reaccionó.

Esquina y puente del atentado.
El Puente Latino (posteriormente denominado Puente Princip) y la famosa esquina donde se dice que "comenzó" el siglo XX, en Sarajevo.

Fue entonces que, antes de perder también su oportunidad, Nedeljko Čabrinović (quien, al igual que Princip, era de los que verdaderamente estaban comprometidos con la muerte del archiduque) tomó coraje, cogió su bomba, le quitó el seguro y, habiendo activado el detonador contra un poste, la lanzó habiéndose adelantando al paso lo más que pudo hacia el vehículo en que venía el archiduque.[nota 31][nota 32]​ Pero el chófer del coche, al ver volando el objeto directamente hacia ellos, aceleró y el heredero al trono alcanzó a cubrirse y también a su esposa, por lo que la bomba rebotó por la parte trasera del vehículo y fue a estallar bajo las ruedas del cuarto automóvil que venía atrás. Tanto Eric von Merizzi como el conde Alexander von Boos-Waldeck, resultaron con heridas significativas y todavía la metralla del explosivo alcanzó a herir a alrededor de una veintena más de personas de entre las que estaban presentes en la acera.

Čabrinović no consideró bien el mecanismo de retraso de 10 segundos que tenía el artefacto.[nota 33]​ Sin embargo, en cuanto hubo arrojado la bomba que traía, lo primero que hizo fue tirarse al Miljacka, donde ingirió el cianuro que llevaba consigo de acuerdo a lo planeado; pero, para su mala suerte, el veneno no era efectivo y solo le causó el vómito y algunas molestias más. Además de que el caudal del río tampoco era lo suficientemente grande como para impedir que un par de hombres exaltados por lo ocurrido fuese tras de él a agredirlo allí mismo. Se trataba de un tendero y de un barbero que estuvo a punto de matarlo con una pistola, si no fuera por dos oficiales, un policía y un agente vestido de civil, que se lo impidieron, lo que permitió que Čabrinović fuese capturado con vida.

Tras la explosión, Mehmedbašić se dio a la fuga y los dos miembros más jóvenes del grupo también claudicaron y se retiraron del Embarcadero Appel. Todos los conspiradores se habían marchado de la escena del atentado, salvo Trifko Grabež y Gavrilo Princip. En tanto que Francisco Fernando había ordenado que se detuviera el coche en que venía, pues deseaba cerciorarse antes de partir hacia el Ayuntamiento que todos los heridos por el bombazo fuesen oportunamente atendidos.

En el Puente Latino, en cuanto Gavrilo oyó el estruendo del estallido de la bomba de Nedeljko, abandonó su puesto y se precipitó a examinar con sus propios ojos lo que había ocurrido al lugar de los hechos; pues lo primero que pensó fue que el archiduque en aquel momento ya habría muerto. Entre la confusión reinante y la multitud aglomerada en la calle, no sabía bien lo que realmente habría sucedido. Pero, lo que sí pudo ver fue los coches de la caravana en que venía el archiduque detenidos y cómo Čabrinović, que seguía estando vivo, era arrestado en el río por la policía. En ese instante, caviló si debía hacer de su viejo camarada un mártir con la pistola que llevaba para, acto seguido, darse un tiro a sí mismo en la cabeza; pero, en lo que meditaba esa posibilidad, los coches reanudaron su marcha arrancando de inmediato a toda velocidad. En seguida, Gavrilo comprendió que el intento de Čabrinović había sido infructuoso y lo último que alcanzó a ver fue a la duquesa Sofía que se alejaba en el automóvil, pero no al archiduque.[nota 34]

El café Moritz.
El café 'Delicateseen' Moritz Schiller en la época de la anexión austrohúngara.

Sin más que hacer, Princip caminó de regreso al Puente Latino entre las murmuraciones del fallido ataque en contra del archiduque Francisco Fernando. Inquieto, no podía encontrar un lugar preciso dónde apostarse de acuerdo a lo que se había publicado en el Sarajevoer Tagblatt. Entre tanto, las autoridades comenzaron a despejar la avenida, Gavrilo cruzó al otro lado y decidió meterse en la calle Francisco José, donde había menos gente, y permanecer enfrente del café Moritz Schiller, como a dos o tres pasos de la esquina con el Embarcadero Appel; con la expectativa de que la caravana del archiduque, continuando con su ruta planeada, pasaría por ese punto tal y como estaba indicado y que, al doblar por la calle, tendría la oportunidad que necesitaba para atacar a su objetivo.

El Archiduque en el Ayuntantamiento.
El Archiduque a su llegada al Ayuntamiento de Sarajevo.

Entre tanto, en el ayuntamiento, el archiduque Francisco Fernando es recibido, en cuanto llega, con un imprudente discurso de bienvenida por parte del alcalde Čurčić, quien al parecer no tenía idea de lo que había acontecido. Tras el discurso, el archiduque procedió a mandar un telegrama a su tío el emperador Francisco José informándole sucintamente de lo sucedido y manifestándole que se encontraba sano y salvo antes de que pudieran propagarse rumores exagerados acerca del fallido atentado en su contra.

Durante la ceremonia oficial de recepción allí, el archiduque tampoco desaprovechó la oportunidad para amonestar a Potiorek y echarle en cara su incapacidad para mantener el orden. El atentado de Čabrinović había afectado visiblemente a Francisco Fernando, quien solo pudo recuperar la compostura en cuanto recibió noticias de que el estado del teniente Merizzi —que había sido llevado de urgencias al hospital militar de Sarajevo con un herida aparentemente profunda en la cabeza— no era de gravedad y que Čabrinović había sido capturado. Entonces comunicó a los presentes su deseo de visitar al herido hasta el hospital —el cual quedaba en el otro extremo de la ciudad cerca de la estación— y hubo quienes se opusieron a esta idea, entre ellos Potiorek, quien todavía se rehusaba a que el itinerario oficial al museo y al Konak[nota 35]​ fuese cancelado;[nota 36]​ pero Francisco Fernando insistió en que visitaría a la víctima del atentado en el hospital para ver cómo se encontraba.

En vista de la determinación del archiduque, el problema ahora era determinar qué ruta sería la más segura al hospital y, finalmente, se llegó a la decisión, a propuesta de Potiorek, de que la caravana del archiduque atravesara todo derecho el embarcadero Appel —por tratarse de la vía más rápida y segura— sin doblar por ninguna esquina o meterse en algún callejón donde el archiduque pudise ser fácilmente emboscado. No convencido del todo de tener que pasar por el mismo camino donde momentos antes intentaron matarlo, el archiduque Francisco Fernando le preguntó a Potiorek si acaso podrían cometerse más atentados contra su persona durante ese trayecto de vuelta, a lo que el gobernador insistió en que estuviese tranquilo e incluso se hizo responsable absoluto de su seguridad como garantía de que su vida estaría absolutamente segura.[nota 37]

El Archiduque sale del Ayuntantamiento.
El Archiduque al retirarse del ayuntamiento, momentos antes del atentado que segaría su vida.

Al acabar la recepción en el Ayuntamiento, Sofía no quiso separarse de su marido en ningún momento e insistió en permanecer a su lado. Ambos subieron al mismo coche en el que casi habían muerto esa misma mañana; pero esta vez, como medida de precaución, el conde de Harrach se puso de pie a un lado de la portezuela del vehículo, escudando con su propio cuerpo al heredero al trono.[nota 38]​ Y, nuevamente, Potiorek abordó el vehículo junto con ellos.

En breve, los automóviles iniciaron su marcha hacia el hospital al cuarto para las once de la mañana; pero, por alguna razón, parece ser que nadie informó a alguno de los chóferes de los cambios hechos en el programa de la visita, así que de cualquier modo tomarían la ruta oficial que ya se había publicado en los periódicos.

Afuera del ayuntamiento, una multitud emocionada aclamaba con efusión al archiduque y por un momento parecía desaparecer el aciago sino de aquel día. Sin perder más tiempo, la caravana de vehículos ingresó al Embarcadero Appel y cruzó por el Puente del Emperador, en donde permanecía Trifko Gravež en una esquina, esperando que la caravana diese vuelta hacia el Konak, en dirección sur, para poder atacar; pero no fue así, los vehículos pasaron de largo y él ya no pudo hacer nada.

Pero a la altura del Puente Latino, en vez de seguirse todo derecho por la avenida, el primer coche de la caravana dio vuelta hacia el museo de la ciudad, en dirección norte, al tomar la calle Francisco José donde precisamente Gavrilo Princip estaba, luego el segundo; también el vehículo del archiduque dio vuelta a la derecha, tal y como se había contemplado en el programa inicial de la visita.

Los dos primeros vehículos atravesaron la concurrida calle en medio del vitoreo de los sarajevinos y, cuando el coche del archiduque también dio vuelta en esa calle, fue ahí que Potiorek amonestó al chofer del archiduque, Leopoldo Lojka, avisándole que iba por el camino equivocado ya que en realidad se dirigían al hospital del cuartel militar y le ordenó expresamente que frenase. Sin pensarlo dos veces, Lojka hizo caso al llamado del gobernador, detuvo el auto poco más adelante de donde Princip estaba y echó marcha atrás para regresar a la avenida; pero como la reversa del coche era lenta, Gavrilo Princip —que permanecía junto a Mihajlo Pušara, otro activista bosnio, entre la multitud congregada delante de la fachada del Moritz Schiller — en esta ocasión tuvo su oportunidad única de actuar a una distancia segura, al tener justo frente a él a Francisco Fernando quien en su vehículo venía a un ritmo tan pausado que tuvo tiempo de sobra para reconocerlo con absoluta claridad.

Princip cometiendo el atentado en primera plana.
Representación pictórica del momento en que Gavrilo Princip asesina al archiduque Francisco Fernando.

Debido a que no se le facilitaba el sacar y accionar su explosivo entra tantas personas presentes,[nota 39]​ Gavrilo Princip sacó su pistola[nota 40]​ de su gabán, extendió su brazo y, en el momento en que un oficial que alcanzó a ver lo que pasaba corría a detenerlo, Mihajlo Pušara cubrió la acción de su compatriota; pateó al agente en la rodilla y le hizo perder el equilibrio, frustrando el intento de éste por impedir el magnicidio.

Entonces, Gavrilo Princip apuntó al coche del archiduque y efectuó un par de tiros sin siquiera atreverse a mirar a su víctima. Con horror, el conde Harrach veía cómo los peores temores de Francisco Fernando se hacían realidad. Las dos balas hirieron a Sofía y a Fernando, pero por un efímero momento pareció que nadie había sido lastimado, pues los dos permanecían sentados en sus respectivos lugares. Aunque, en realidad, la pareja había resultado herida de muerte y Fernando, que tenía el cuello perforado, musitó a Potiorek: «Con que volvió a suceder.» En el acto, un hilo de sangre escurrió por su boca; él y su esposa habían sido condenados y no tardarían en morir. Desesperado, Lojka terminó de recular el vehículo el resto del tramo que le faltaba a través del Puente Latino y, a gritos, Potiorek le indicó la ruta hacia el Konak, que fue por donde se retiraron de la funesta esquina y de su puente.

Foto mal atribuida a Princip.
Durante mucho tiempo se ha considerado que esta imagen muestra el momento preciso de la detención de Gavrilo Princip; sin embargo, Vladimir Dedijer señala en su obra «Sarajevo 1914» que en realidad a quien se muestra en la foto es a Fernando Behr, un individuo de nacionalidad alemana que en el acto intentó evitar que la policía arrestara a Princip. La fotografía original está en el museo de la ciudad de Sarajevo.

De la agitación del momento, Gavrilo Princip ni siquiera contó cuántos disparos realizó exactamente. Tampoco esperó a saber si había cumplido su propósito. Tan pronto hubo disparado, en automático tomó la dosis de cianuro que llevaba y apuntó su pistola contra su cabeza para rematarse; pero, en el momento en que iba apretar el gatillo, un testigo llamado Ante Velić se abalanzó sobre él y le impidió suicidarse sosteniéndole el brazo diestro, que era en el que tenía el arma. En cuestión de instantes toda una turba se congregó en derredor de ambos.

Indignados, varios de los testigos golpeaban con vehemencia a Princip e intentaban arrebatarle el arma con sus manos, pero él la sujetó con fuerza entre sus rodillas. Aun el seminarista Danilo Pušić, cegado de rabia, estuvo a punto de estrangularlo mientras lo sujetaba fuertemente del pescuezo.

El teniente Grein y el barón Andreas von Morsey, que venían en los coches de atrás, todavía enfurecidos de dolor por la muerte de su señor se apuraron a apearse de sus vehículos y, con sable en mano, arremetieron contra Princip por la parte del lomo de sus armas. Por ahí, Miguel Pušara le gritó al barón Morsey que dejara en paz a Princip y alguien más radical empezó a darle de tubazos en el casco al barón.

Al primer oficial bosnio que forcejeó para sacar a Princip de la trifulca no le fue posible hasta que llegó su superior a ayudarlo. Una vez se lo hubieron arrebatado a la turba que estuvo a punto de lincharlo, a Princip se le soltó la bomba que llevaba y un observador gritó: ¡Cuidado! No pisen la bomba. El pánico se apoderó de los presentes, pero muy pronto llegaron más policías y la escena del crimen fue desocupada.

La policía primero llevó a Princip a la enfermería para que fuese atendido. Su estado era lastimerísimo: completamente desharrapado y vomitado (por el cianuro en mal estado), sangraba a causa de los sablazos que le asestó el séquito del archiduque en la testa a manera de afrenta, pero lo más serio era que le habían fracturado el brazo durante el forcejeo por su pistola.

reseña
Saqueo de negocios serbios en Sarajevo.

Consecuencias inmediatas

Además de Gavrilo Princip y Nedeljko Čabrinović, en Bosnia, las autoridades austrohúngaras arrestaron a 200 líderes serbios en las 48 horas posteriores al atentado, así como a otros 5 000 serbios, de los cuales 150 serían condenados a la horca. Mientras que, en las calles de Sarajevo, la población católica (croata) y musulmana (bosnia), airada, destruía y saqueaba propiedades serbias sin que la policía apareciera para impedir estos pillajes y es que Potiorek se negó a emitir las órdenes correspondientes. Fue un estado de anarquía y rabia incontrolada hacia todo lo serbio lo que reinó durante esas horas.[nota 41]

Juicio, condena y muerte

Princip arrestado.
Gavrilo Princip bajo custodia de los austrohúngaros.

Gavrilo Princip fue juzgado junto con sus demás compañeros que habían sido capturados por las autoridades ante un tribunal austrohúngaro en Sarajevo por lo que se calificó como "alta traición" y declarado culpable el 23 de octubre de 1914.

Pero como en el momento en que cometió el atentado estaba a tan solo 27 días de cumplir la mayoría de edad (20 años), Gavrilo no pudo ser condenado a pena de muerte en virtud de la legislación austríaca, por lo que fue sentenciado a cumplir la pena máxima de 20 años de trabajos forzados en prisión, bajo un absoluto confinamiento en solitario en la pequeña fortaleza de Terezin, actual República Checa.[nota 42]

Sin embargo, al principio, hubo un malentendido basado en un error en los asientos relativos a la fecha de su nacimiento. Recién nacido, los encargados de la parroquia en que lo registraron pusieron por error 'junio' en su acta de nacimiento; aunque en los libros eclesiásticos venía el mes correcto, 'julio'. Esta circunstancia indujo a la fiscalía a exigir la pena de muerte para él; porque, según el acta de nacimiento de Gavrilo, el día del atentado habría tenido exactamente 20 años con 3 días. Pero el tribunal finalmente terminó adoptando los registros de los documentos eclesiásticos y desestimando la solicitud del fiscal basada en el acta de nacimiento.

Cuando el director de la prisión de Terezin quiso transferirlo a otro sitio, Princip le dirigió a éste estas palabras:

«No hay necesidad de que me cambien a otra prisión. Mi vida se consume ya. Sugiero que me claven en una cruz y me quemen vivo. Mi cuerpo en llamas será una antorcha que ilumine a mi pueblo en el camino hacia la Libertad.»[1]
El Juicio.

El juicio a los perpetradores del atentado de Sarajevo. Gavrilo Princip permanece sentado al centro de la primera fila.

En Terezin, Gavrilo Princip fue recluido bajo duras condiciones las cuales se agravaron como consecuencia de la guerra. Durante años fue retenido en una reducida celda húmeda y oscura, en donde era constantemente encadenado al techo de su brazo derecho, pese a que estaba fracturado, de manera que solo con los dedos de los pies alcanzaba el suelo. Todos los días fue víctima de todo tipo de suplicios, uno de los cuales estaba pensado específicamente para él y consistía en que se le metiera dentro de un barril con clavos adentro para que después éste fuera rodado lacerando su cuerpo.

Princip en Terezin.
Princip en la prisión de Terezin

Los demás presos tenían prohibido establecer contacto con él y tampoco recibía visitas de ningún tipo, ni siquiera de su familia que ignoraba su paradero. Además, el plato de sopa de bazofia que tocaba cada tercer día en el centro, a él le correspondía cada quinto día.

De por sí estaba físicamente debilitado por padecer de tisis y la mala alimentación no hizo más que agravar su condición, llegando a pesar apenas 40 kg. Y lo peor fue que su brazo fracturado le fue amputado tras quedarle carcomido.

Se sabe que en alguna ocasión intentó suicidarse durante su encarcelamiento, aunque finalmente, debilitado, torturado y enfermo, Gavrilo Princip murió el 28 de abril de 1918 en la clínica de Terezin, oficialmente de tuberculosis ósea, a tan solo 6 meses de la capitulación de Austria-Hungría y del fin de la guerra. En su celda, se encontró tras su muerte las siguientes líneas que había tallado con el mango de una cuchara en la pared:

Наше ће сјене ходати по Бечу, лутати по двору, плашити господу.
Nuestras sombras andarán por Viena, se pasearán por la corte, atemorizarán a la aristocracia.
Gavrilo Princip, frase tallada en el muro de su celda.

Temiendo que sus restos pudiesen convertirse en reliquias para los nacionalistas eslavos, el carcelero František Löbl -un soldado austrohúngaro de nacionalidad checa- recibió, junto con otros cuatro compañeros suyos, la orden de enterrar el cuerpo de Gavrilo en el cementerio católico de Terezin sin dejar marca alguna y guardar el secreto del lugar de su sepultura. Pese a ello, Löbl trazó un croquis de la ubicación de la tumba y lo entregó a su padre con suma confidencialidad. Cuando terminó la guerra, Gavrilo Princip fue considerado un héroe yugoslavo y Löbl pudo reconocer la ubicación de su entierro.

El 9 de junio de 1920, los restos de Princip fueron exhumados junto con el de los demás “Héroes de San Vito”[nota 43]​ y llevados a Sarajevo, donde fueron enterrados todos juntos debajo de una capilla “construida para conmemorar por la eternidad a nuestros héroes serbios” en el antiguo cementerio serbo-ortodoxo de San Miguel de Koševo.

Memoria

Placa y huellas de Princip.
La placa conmemorativa del atentado cometido por Gavrilo Princip, así como sus pisadas marcadas en el pavimento, desde donde disparó al archiduque, durante la Guerra Fría.

En la placa se lee:

»Са овога мјеста 28 јуна 1914 године Гаврило Принцип својим пуцњем изрази народни протест против тираније и вјековну тежњу наших народа за слободом.« 

«Desde este lugar, el 28 de junio de 1914, Gavrilo Princip expresó con su disparo la protesta popular contra la tiranía y la centenaria aspiración de nuestro pueblo por la libertad.»

Hogar

La casa donde nació Gavrilo Princip en Obljaj fue destruida durante la Primera Guerra Mundial; cuando aquella terminó, fue reconstruida como una casa museo; pero cuando el Reino de Yugoslavia fue conquistado por el ejército alemán en 1941 y Bosnia formó parte del Estado Independiente de Croacia, los ustachas croatas volvieron a destruirla. Tras el establecimiento de la Yugoslavia Comunista en 1945, la casa de Gavrilo Princip fue reconstruida por segunda ocasión como museo[nota 44]​ y, durante los conflictos armados que llevaron a la desintegración de Yugoslavia en la década de 1990, su casa volvió a ser destruida. Sin embargo, el 28 de junio de 2014, fue restaurada por tercera vez como museo con motivo del primer centenario del atentado de Sarajevo.

Museo

En la esquina donde sucedió el atentado y que era antes el local en que estaba el café Moritz Schiller, se inauguró un museo dedicado exclusivamente a la Joven Bosnia y a la persona de Gavrilo Princip, en su calidad de héroe. Actualmente ese museo se enfoca al periodo austrohúngaro de Bosnia-Herzegovina y se le cambió el nombre a “Museo Sarajevo 1878-1918”.

Placa

En la fachada frontal del que antes era el café Moritz Schiller se colocó una placa conmemorativa de su acto en Sarajevo que lo señalaba como un «luchador por la libertad». Esta placa, hurtada por los nazis en abril de 1941 como trofeo de guerra, fue reemplazada por otra igual que fue destruida por el ejército bosnio durante las guerras de desintegración de Yugoslavia en 1992. La nueva placa que ahora puede verse en el sitio fue puesta en 2004 y en ella solo se menciona en términos neutrales, tanto en bosnio con caracteres latinos, como en inglés, que: «Desde este lugar, el 28 de junio 1914, Gavrilo Princip asesinó al heredero al trono austrohúngaro Francisco Fernando y a su esposa Sofía».

Las distintas placas conmemorativas al atentado realizado por Gavrilo Princip
La segunda, en la primera mitad de la década de 1960.
La de ahora.

Huellas

Antes de 1992, el sitio exacto en que Princip se detuvo a disparar sus dos tiros mortales contra el coche de Francisco Fernando estaba marcado con unas huellas impresas en el pavimento, las cuales también fueron destruidas durante la guerra en Bosnia en 1992-1995.

Puente

El puente aledaño al lugar donde se desenvolvieron los hechos fue llamado, tras la Segunda Guerra Mundial, puente Gavrilo Princip en su honor. Actualmente se llama como antes: “Puente Latino”.

Calles

Calle Gavrilo Princip.
La calle Gavrilo Princip en Belgrado.

Varias calles en la ex-Yugoslavia bosnio-herzegovina, montenegrina y serbia llevan su nombre hasta la fecha. Como en la ciudad de Belgrado y Niš, así como en los pueblos de Vranje, Banja Luka, Bijeljina, Pale, Gradiška, Teslić, Andrićgrado, Derventa, Bar, etc.

Reliquias

Pistola de Gavrilo Princip.
La pistola con que Gavrilo Princip mató al archiduque Francisco Fernando.

La pistola de Princip fue confiscada por las autoridades y, eventualmente, entregada junto con la guerrera manchada de sangre del archiduque a Anton Puntigam, un sacerdote jesuita que era un amigo cercano de Francisco Fernando y que fue quien les dio, a él y a su esposa, los últimos ritos. Así, la pistola y la guerrera permanecieron en posesión de los jesuitas austríacos hasta que gentilmente estos las ofrecieron como un préstamo a largo plazo al Museo de Historia Militar de Viena en 2004; donde hoy se exhiben junto al coche de Francisco Fernando como parte de una exposición permanente allá.

La segunda bala disparada por Gavrilo Princip, que mató al archiduque Francisco Fernando y a la que en ocasiones se alude como “la bala que comenzó la Primera Guerra Mundial”, está expuesta actualmente en la sección museística del castillo de Konopiště, cerca de Benešov, en la República Checa, en la que fuera alguna vez la residencia del archiduque y su familia.

Obras

En 1990, se estrenó una película basada en la vida de Gavrilo Princip con el título de “El cielo bajo las piedras”, bajo la dirección de Peter Patzak.

El 28 de junio de 2014, se develó una estatua de Gravrilo Princip en el sector serbio de Sarajevo por el primer centenario del atentado de Sarajevo.

Actualmente su figura sigue siendo exaltada entre los serbios, serbo-bosnios, montenegrinos, rusos y otros pueblos eslavos. Mientras que para croatas y musulmanes bosnios[nota 45]​ debido al resentimiento étnico y religioso dejado tras la disolución de Yugoslavia, su memoria es un hecho incómodo.

reseña
Graffiti de Gavrilo Princip en una calle de Belgrado con su nombre.

Véase también

Notas

  1. Día de San Vito para la Iglesia ortodoxa serbia.
  2. Un motivo importante de la pugna que los integrantes de la Joven Bosnia sostenían en contra de los Habsburgo y que subyacía detrás del patriotismo y la ideología yugoslavistas, era precisamente la lucha por la mejora de las condiciones sociales en la Bosnia rural de su tiempo y el conseguir la equidad para una sociedad tan segregada en distintos grupos.
  3. Quienes los habrían adiestrado, organizado y proporcionado las armas para el atentado en uno de los muchos intentos por desestabilizar la posición del Imperio austrohúngaro en los Balcanes y así expandir aún más la ya ensanchadas fronteras de Serbia tras las guerras balcánicas en las que esta última había vencido a Turquía y a Bulgaria.
  4. Una excelente obra que se puede consultar sobre este punto y casi contemporánea a esos hechos es L'Autriche-Hongrie "brillant second".
  5. Serbia estaba protegida por Rusia, la cual a su vez tenía una alianza con Francia e Inglaterra, mientras que Austria-Hungría tenía el apoyo de Alemania, su aliada.
  6. Denominada en aquel entonces «Gran Guerra».
  7. Cinco varones y cuatro mujeres.
  8. Incluso llegó a adoptar a uno de los tres hijos de un primo suyo, Marko, después de que sus padres fallecieran en 1918 a consecuencia de la Gripe Española.
  9. Años más tarde, Jovo llamó a uno de sus hijos Gavrilo, en memoria de su hermano menor.
  10. En las reuniones de la Joven Bosnia se trataban temas de literatura, ética y política.
  11. En la primera manifestación las ropas que traía puestas Gavrilo resultaron rasgadas por la espada de uno de los policías montados a caballo que fueron enviados para contener a los manifestantes.
  12. No era el único, incluso hubo muchos bosnios que cruzaron la frontera para pelear por Serbia, la cual consideraban como su patria.
  13. Hay que recordar que la tuberculosis es una enfermedad de tipo consuntivo (véase: Tuberculosis).
  14. Vladimir Dedijer refiere que este rechazo fue “uno de los principales motivos personales que convencieron a Princip de hacer algo excepcionalmente intrépido con el fin de probar a los demás que era capaz de igualarlos”.
  15. Que actualmente se encuentra en la calle Gavrilo Princip en Vranje.
  16. Institución donde se imparte el bachillerato, equivalente a la preparatoria mexicana o al liceo francés.
  17. Ellos tres conformaban un grupo que tenía muchas cosas en común: los tres eran serbo-bosnios, los tres pertenecían a la Joven Bosnia, los tres eran de la misma generación; pero, sobre todo, los 3 estaban enfermos de tuberculosis y sabían que no vivirían muchos años. Así que estaban dispuestos a morir conforme a los ideales de sacrificio patriótico tradicionales propios de la cultura serbia, a menudo exaltados en la figura de personajes heroicos como la de Miloš Obilić o la del propio Bogdan Žerajić, quien inspiró un opúsculo titulado La muerte de un héroe, en el que Gaćinović hace un llamado a una «generación de mártires» patrios.
  18. En cuanto a la posible complicidad del todopoderoso líder la Mano Negra, Dragutin Dimitrijević, en todo esto, se dice que una vez el coronel Tankosić refirió a éste que ciertos jóvenes bosnios lo estaban incordiando para que se les permitiera regresar a su hogar; a lo que, sin estimarlo gran cosa, Apis accedió a darles esa licencia. Y que cuando Tankosić le previno que posiblemente ellos estarían tramando algo en contra del archiduque Francisco Fernando, los subestimó afirmando que lo más probable era que sus intenciones a final de cuentas no pasarían de ser un mero incidente, ya que el archiduque estaría bien resguardado, y que si acaso llegaban a tener éxito en su empresa, eso les serviría de ejemplo a los austriacos.
  19. Esa arma la dejó Čabrinović en Serbia, pues tuvo miedo de cruzar con ella la frontera. Con lo cual no tuvo problemas para entrar a Bosnia.
  20. Ilić cuando llegó a Tuzla le cambió el punto de entrega de las armas a Jovanović a la estación ferroviaria de esa ciudad, para así según él evitar las sospechas de la gente del lugar que no lo conocía.
  21. Esta obligación le había sido impuesta por su propio tío, el emperador Francisco José.
  22. Ya el 12 de abril de 1908, el gobernador general de Galitzia, Andrzej Potocki había sido asesinado por el estudiante ucraniano Mirosław Siczyński; en 1910, Marijan Varešanin casi había muerto a tiros por obra de Žerajić precisamente en Sarajevo; en junio de 1912, un estudiante había matado al ministro de educación de Croacia; en 1913, el propio virrey de Croacia, Ivan Skerlecz, había sido emboscado y herido al salir de una iglesia por Stephen Dojcic y recién, en la primavera de 1914, un croata había intentado matar al archiduque Leopoldo Salvador durante su visita a Zagreb y el vicario general húngaro de Transilvania había sido asesinado mediante una bomba de relojería que le había sido enviada por correo por unos rumanos. Era obvio que en ese entonces el imperio multiétnico de los Habsburgo se estaba descomponiendo, por lo que un nuevo golpe de este tipo, esta vez dirigido contra la persona de Francisco Fernando, era algo muy probable y él era consciente de ello. Además de que también algunos allegados ya le habían advertido del peligro que corría visitando Sarajevo.
  23. Contrario a lo que durante mucho tiempo se ha afirmado en varias partes, la obra «The Assassination of the Archduke: Sarajevo 1914 and the Romance That Changed The World», de Greg King y Sue Woolmans –que se basa en varios documentos oficiales inéditos y en el que colabora la bisnieta de Francisco Fernando y Sofía Chotek, la princesa Sofía de Hohenberg– muestra que el archiduque se mostró todo el tiempo temeroso de visitar Bosnia.
  24. Potiorek encargó a Gerde la seguridad del archiduque, aun cuando había tenido a cerca de 11 mil soldados disponibles maniobrando no muy lejos, además de ser considerables los efectivos castrenses destacados en Sarajevo y que ese día se mantuvieron acuartelados, debido a que se había opuesto resueltamente a que el ejército fuera movilizado en las calles de la ciudad para proteger al archiduque, con el objeto de no provocar a nadie. A pesar de haber sido él quien escogió el 28 de junio –el día más solemne para los nacionalistas serbios– como día oficial de la visita, aduciendo a su vez que no quería arriesgarse a retrasar la partida de la pareja archiducal, la cual estaba programada para antes del 1º de julio.
  25. Las medidas de seguridad para proteger a Francisco Fernando ese día contrastaban mucho con las que se habían tomado cuando su tío visitó la misma ciudad en 1912. En aquella ocasión fueron desplegados cerca de tres mil hombres armados, mil uniformados y dos mil vestidos de civil, formando un nutrido cerco de seguridad a lo largo de la ruta de su viaje por la ciudad. Además de que a nadie que fuera foráneo se le permitió asistir a la procesión del emperador, a no ser que antes hubiese sido interrogado por la policía. Y se mantuvo bajo arraigo como a dos mil sospechosos.
  26. Un Gräft & Stif Bois de Boulogne vienés de color gris obscuro, modelo 1910.
  27. A excepción de Danilo Ilić, que solo estaba supervisando la marcha de la operación.
  28. Trifko Grabež no dejaba de recorrer de un lado a otro la avenida entre los puentes Latino y del Emperador buscando a Gavrilo, pues no se animaba a atacar al archiduque en solitario. Su idea era arrojar la bomba que traía en cuanto la columna de vehículos se aproximara, con tal de detener la marcha del coche del archiduque, y que Princip aprovechara la subsecuente confusión para poder dispararle a mansalva.
  29. Mehmedbašić afirmaría tiempo después que un policía estaba atrás de él y que temió que, de intentarlo, este lo hubiese aprehendido sin permitirle siquiera tener una oportunidad de arrojar su bomba.
  30. Discriminada debido a su inferior abolengo por la casa de su esposo, los Habsburgo, Sofía Chotek era constantemente relegada de la vida pública y social de su marido, por lo cual no era común que estuviera junto a él en una ceremonia de este tipo. Sin embargo, la pareja pronto celebraría su décimo cuarto aniversario el 1º de julio y Francisco Fernando había conseguido que por esa ocasión se hiciera una excepción y se le permitiera acompañarlo.
  31. Čabrinović ya antes se había asegurado de que su objetivo era el correcto –tal y como se los había indicado Ilić–; preguntándole a un incauto policía cuando la caravana apareció ante sus ojos.
  32. También reportaron testigos que vieron a Čabrinović ese día que éste lucía muy extraño mientras esperaba al paso el carro del archiduque; pues, además de ser muy notoria su vestimenta negra de gabán y sombrero estando parado en pleno sol del lado de la calle en que casi no había personas, no sacaba la mano con que sujetaba su bomba de su bolsillo.
  33. Y es que; aunque Ciganović les había mostrado a los jóvenes bosnios, en Belgrado, cómo detonar las bombas que les había entregado; en realidad ellos nunca tuvieron oportunidad de probarlas en alguna parte, tal vez por estar limitadas.
    En todo caso, la operación no era sencilla. Dedijer en su libro explica que a Čabrilović no le dio tiempo de hacer el conteo para el lanzamiento de la bomba y su estallido, tal y como se le había enseñado, debido a que el coche estaba en marcha y, de haber contado metódicamente, éste se le hubiera escapado.
  34. Luego de que el intento de Čabrinović por matar al archiduque fracasara, ningún otro joven bosnio que pudiere estar a lo largo de la avenida tendría oportunidad alguna de atacar, a causa de la muchedumbre que se aglutinó en el lugar y de la prontitud con que se marchó de ahí la caravana archiducal.
    Fue precisamente por estos motivos que, cuando los coches pasaron ante Trifko Grabež que se hallaba en ese preciso momento caminando en dirección al Puente Latino, éste fue incapaz de arrojar su bomba contra el archiduque, pues no se lo esperaba y todo fue para él demasiado rápido como para poder actuar.
  35. La residencia oficial del gobernador en Bosnia.
  36. En esa discusión, el comandante Paul Höger, miembro del séquito del archiduque, advirtió que sería mejor que Francisco Fernando permaneciera en el Ayuntamiento en lo que se despejaban de civiles las principales calles de Sarajevo como medida de seguridad, pero Potiorek de igual modo seguía oponiéndose a que el ejército fuera desplegado en la ciudad y desestimó esta idea con el argumento de que las tropas no estaban propiamente vestidas para la tan ilustre visita del archiduque.
  37. De cualquier forma, ni Rumerskirch ni Bardolff, miembros de la comitiva del Archiduque quedaron conformes con estas garantías de palabras del gobernador, pero cuando intentaron interpelarlo más latamente, en una clara muestra de irritación, Potiorek vociferó: ¡Acaso creéis que Sarajevo está repleto de terroristas!
  38. Harrach se colocó del lado izquierdo del vehículo, puesto que era en el que estaba sentado el archiduque; pero además, era el lado desde el cual había atacado anteriormente Čabrinović, por tanto, protegiendo el flanco desde el cual era más probable un nuevo atentado, se aseguraba de nada malo fuera a acontecerle al heredero al trono.
  39. Ya antes, el golpe de la activación del explosivo había delatado a Čabrinović y frustrado su intento.
  40. Una semiautomática Browning M 1910, calibre 7.65x17mm (.32 ACP).
  41. Según algunos autores el atentado de Sarajevo permitió a Austria-Hungría iniciar una limpieza étnica contra las poblaciones serbias de Bosnia y Herzegovina, pues estas representaban una amenaza a su influencia en los Balcanes, al ser el grupo con una identidad e ideas más eslavas, a diferencia de los croatas y bosnios, entre quienes había un mayor número de simpatizantes a la corona austríaca. Para ahondar mejor acerca del «genocidio serbio» por parte de Austria-Hungría a raíz del atentado de Sarajevo, «Histoire du peuple serbe» de Dušan T. Bataković, 2005.
  42. Terezin era en aquel entonces un presidio en que difícilmente se podía salir con vida, ya que era un centro en que se torturaba a los prisioneros políticos y se les dejaba morir de inanición. Muchos eslavos (como los rutenos) y otros individuos pertenecientes a los demás pueblos en el seno del Imperio Austrohúngaro que buscaban la emancipación, terminaron sus días en Terezin.
  43. En serbio: Видовданским херојима.
  44. Además del que se le dedicó a Princip en la propia ciudad de Sarajevo.
  45. A los que se les da actualmente el calificativo de “bosnios”.

Referencias


Enlaces externos