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Diferencia entre revisiones de «Edad Antigua»

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[[Archivo:Rosetta Stone.JPG|thumb|[[Piedra de Rosetta]], singularísimo objeto descubierto en 1799 y cuyo estudio permitió el comienzo del desciframiento de los [[jeroglífico]]s egipcios, lo que abrió el camino a una Historia Antigua desde nuevos supuestos metodológicos.]]
[[Archivo:Rosetta Stone.JPG|thumb|[[Piedra de Rosetta]], singularísimo objeto descubierto en 1799 y cuyo estudio permitió el comienzo del desciframiento de los [[jeroglífico]]s egipcios, lo que abrió el camino a una Historia Antigua desde nuevos supuestos metodológicos.]]
La '''Edad Antigua''' es la [[época histórica]] que coincide con el surgimiento y desarrollo de las primeras [[Civilización|civilizaciones]] o '''civilizaciones antiguas'''. Es decir que la edad antigua comienza con la el descubrimiento de la escritura.
La '''Edad Antigua''' es la [[época histórica]] que coincide con el surgimiento y desarrollo de las primeras [[Civilización|civilizaciones]] o '''civilizaciones antiguas'''.


El concepto más tradicional de '''historia antigua''' presta atención al descubrimiento de la [[escritura (lingüística)|escritura]], que convencionalmente la [[historiografía]] ha considerado el hito que permite marcar el final de la [[Prehistoria]] y el comienzo de la [[Historia]], dada la primacía que otorga a las [[fuentes escritas]] frente a la [[cultura material]], que estudia con su propio [[metodología|método]] la [[arqueología]]. Otras orientaciones procuran atender al [[sistema social]] o el [[evolución tecnológica|nivel técnico]]. Recientemente, los estudios de [[genética de poblaciones]] basados en distintas técnicas de análisis comparativo de [[ADN]] y los estudios de [[antropología lingüística]] están llegando a reconstruir de un modo cada vez más preciso las [[migraciones]] antiguas y su herencia en las poblaciones actuales.<ref>Uno de los principales autores es [[Luigi Luca Cavalli-Sforza]]. La divulgación de las conclusiones de cada uno de los estudios suele dar problemas, al presentarse con titulares periodísticos sensacionalistas: [http://www.elpais.com/articulo/futuro/patria/lleva/genes/elpepusocfut/20081126elpepifut_3/Tes «La patria se lleva en los genes. Un grupo de investigadores descubre la asombrosa coincidencia del mapa de mutaciones y el geográfico de Europa»], ''El País'', 26/11/2008; abusos contra los que suelen advertir los propios genetistas: «No hay razas. Desde el punto de vista de la genética, sólo vemos gradientes geográficos» ([[Lluis Quintana-Murci]], del [[Instituto Pasteur]] de París, citado por [[Gary Stix]] «Huellas de un pasado lejano», en ''[[Investigación y Ciencia]]'', septiembre 2008, ISSN 0210136X pg. 19).</ref>
El concepto más tradicional de '''historia antigua''' presta atención al descubrimiento de la [[escritura (lingüística)|escritura]], que convencionalmente la [[historiografía]] ha considerado el hito que permite marcar el final de la [[Prehistoria]] y el comienzo de la [[Historia]], dada la primacía que otorga a las [[fuentes escritas]] frente a la [[cultura material]], que estudia con su propio [[metodología|método]] la [[arqueología]]. Otras orientaciones procuran atender al [[sistema social]] o el [[evolución tecnológica|nivel técnico]]. Recientemente, los estudios de [[genética de poblaciones]] basados en distintas técnicas de análisis comparativo de [[ADN]] y los estudios de [[antropología lingüística]] están llegando a reconstruir de un modo cada vez más preciso las [[migraciones]] antiguas y su herencia en las poblaciones actuales.<ref>Uno de los principales autores es [[Luigi Luca Cavalli-Sforza]]. La divulgación de las conclusiones de cada uno de los estudios suele dar problemas, al presentarse con titulares periodísticos sensacionalistas: [http://www.elpais.com/articulo/futuro/patria/lleva/genes/elpepusocfut/20081126elpepifut_3/Tes «La patria se lleva en los genes. Un grupo de investigadores descubre la asombrosa coincidencia del mapa de mutaciones y el geográfico de Europa»], ''El País'', 26/11/2008; abusos contra los que suelen advertir los propios genetistas: «No hay razas. Desde el punto de vista de la genética, sólo vemos gradientes geográficos» ([[Lluis Quintana-Murci]], del [[Instituto Pasteur]] de París, citado por [[Gary Stix]] «Huellas de un pasado lejano», en ''[[Investigación y Ciencia]]'', septiembre 2008, ISSN 0210136X pg. 19).</ref>

Revisión del 22:00 3 may 2010

Piedra de Rosetta, singularísimo objeto descubierto en 1799 y cuyo estudio permitió el comienzo del desciframiento de los jeroglíficos egipcios, lo que abrió el camino a una Historia Antigua desde nuevos supuestos metodológicos.

La Edad Antigua es la época histórica que coincide con el surgimiento y desarrollo de las primeras civilizaciones o civilizaciones antiguas.

El concepto más tradicional de historia antigua presta atención al descubrimiento de la escritura, que convencionalmente la historiografía ha considerado el hito que permite marcar el final de la Prehistoria y el comienzo de la Historia, dada la primacía que otorga a las fuentes escritas frente a la cultura material, que estudia con su propio método la arqueología. Otras orientaciones procuran atender al sistema social o el nivel técnico. Recientemente, los estudios de genética de poblaciones basados en distintas técnicas de análisis comparativo de ADN y los estudios de antropología lingüística están llegando a reconstruir de un modo cada vez más preciso las migraciones antiguas y su herencia en las poblaciones actuales.[1]

Sea cual fuere el criterio empleado, coincide que en tiempo y lugar unos y otros procesos cristalizaron en el inicio de la vida urbana (ciudades muy superiores en tamaño y diferentes en función a las aldeas neolíticas), la aparición del poder político (palacios, reyes), de las religiones organizadas (templos, sacerdotes), una compleja estratificación social, esfuerzos colectivos de gran envergadura que exigen prestaciones de trabajo obligatorio e impuestos, y el comercio de larga distancia (todo lo que se ha venido en llamar «revolución urbana»);[2]​ nivel de desarrollo social que por primera vez se alcanzó en la Sumeria del IV milenio a. C., espacio propicio para la constitución de las primeras ciudades-estado competitivas a partir del sustrato neolítico que llevaba ya cuatro milenios desarrollándose en el «Creciente fértil».[3]​ A partir de ellas, y de sucesivos contactos (tanto pacíficos como invasiones) de pueblos vecinos (culturas sedentario-agrícolas o nómada-ganaderas que se nombran tradicionalmente con términos de validez cuestionada, más propios de familias lingüísticas que de razas humanas: semitas, camitas, indoeuropeos, etc.), se fueron conformando los primeros estados de gran extensión territorial, hasta alcanzar el tamaño de imperios multinacionales.

Procesos similares tuvieron lugar en diversos momentos según el área geográfica (sucesivamente Mesopotamia, el valle del Nilo, el subcontinente indio, China, la cuenca del Mediterráneo, la América precolombina y el resto de Europa, Asia y África); en algunas zonas especialmente aisladas, algunos pueblos cazadores-recolectores actuales aún no habrían abandonado la prehistoria mientras que otros entraron violentamente en la edad moderna o contemporánea de la mano de las colonizaciones del siglo XVI al XIX.

Los pueblos cronológicamente contemporáneos a la Historia escrita del Mediterráneo Oriental pueden ser objeto de la Protohistoria, pues las fuentes escritas por romanos, griegos, fenicios, hebreos o egipcios, además de las fuentes arqueológicas, permiten hacerlo.

La Antigüedad clásica se localiza en el momento de plenitud de la civilización grecorromana (siglo V a. C. al II d. C.) o en sentido amplio, en toda su duración (siglo VIII a. C. al V d. C.). Se caracterizó por la definición de innovadores conceptos sociopolíticos: los de ciudadanía y de libertad personal, no para todos, sino para una minoría sostenida por el trabajo esclavo; a diferencia de los imperios fluviales del antiguo Egipto, Babilonia, India o China, para los que se definió el impreciso categoría de «modo de producción asiático», caracterizados por la existencia de un poder omnímodo en la cúspide del imperio y el pago de tributos por las comunidades campesinas sujetas a él, pero de condición social libre (pues aunque exista la esclavitud, no representa la fuerza de trabajo principal).[4]

El final de la Edad Antigua en la civilización occidental coincide con la caída del Imperio romano de Occidente (en el año 476; el Imperio romano de Oriente sobrevivió toda la Edad Media hasta 1453 como Imperio bizantino), aunque tal discontinuidad no se observa en otras civilizaciones. Por tanto, las divisiones posteriores (Edad Media y Edad Moderna) pueden considerarse válidos sólo para aquélla; mientras que la mayor parte de Asia y África, y con mucha más claridad América, son objeto en su historia de una periodización propia.

Algunos autores culturalistas hacen llegar la Antigüedad tardía europea hasta los siglos VI y VII, mientras que, la escuela "mutacionista" francesa la extiende hasta algún momento entre los siglos IX y XI. Distintas interpretaciones de la historia ponen el acento en cuestiones económicas (transición del modo de producción esclavista al modo de producción feudal, desde la crisis del siglo III); políticas (desaparición del imperio e instalación de los reinos germánicos desde el siglo V); o ideológicas, religiosas (sustitución del paganismo politeísta por los monoteísmos teocéntricos: el cristianismosiglo IV— y posteriormente el islamsiglo VII—), filosóficas (filosofía antigua por la medieval) y artísticas (evolución desde el arte antiguoclásico— hacia el arte medievalpaleocristiano y prerrománico—).[5]

Las civilizaciones de la Antigüedad son agrupadas geográficamente por la historiografía y la arqueología en zonas en que distintos pueblos y culturas estuvieron especialmente vinculados entre sí; aunque las áreas de influencia de cada una de ellas llegaron en muchas ocasiones a interpenetrarse e ir mucho más lejos, formando imperios de dimensiones multicontinentales (el Imperio persa, el de Alejandro Magno y el Imperio romano), talasocracias (‘gobierno de los mares’) o rutas comerciales y de intercambio de productos e ideas a larga distancia; aunque siempre limitadas por el relativo aislamiento entre ellas (obstáculos de los desiertos y océanos), que llega a ser radical en algunos casos (entre el Viejo Mundo y el Nuevo Mundo). La navegación antigua, especialmente la naturaleza y extensión de las expediciones que necesariamente tuvieron que realizar las culturas primitivas de Polinesia (al menos hasta la Isla de Pascua), es un asunto aún polémico. En algunas ocasiones se ha recurrido a la arqueología experimental para probar la posibilidad de contactos con América desde el Pacífico. Otros conceptos de aplicación discutida son la prioridad del difusionismo o del desarrollo endógeno para determinados fenómenos culturales (agricultura, metalurgia, escritura, alfabeto, moneda, etc.) y la aplicación del evolucionismo en contextos arqueológicos y antropológicos.

Pueblos, culturas y civilizaciones en la Edad Antigua

Tableta de arcilla sumeria con escritura cuneiforme de finales del III milenio a. C. La innovación de la escritura es de tal magnitud para el desarrollo de la civilización que se identifica con la historia misma.

Próximo Oriente antiguo

Mesopotamia antigua

La desembocadura del Tigris y el Éufrates (los dos ríos —pótamos— en medio —meso— de los cuales se desarrolló este espacio de civilización) en la Baja Mesopotamia dio origen a la acumulación de depósitos aluviales en la zona de marismas que va ganando paulatinamente terreno al mar frente a la costa en retroceso del Golfo Pérsico (actualmente a más de cien kilómetros del lugar que ocupaba en el IV milenio a. C., y con los dos ríos confluyentes —Shatt al-Arab—). La zona fue propicia (con la condición de mantener una gran capacidad de organización social para el trabajo colectivo en la construcción de obras hidráulicas como canalizaciones), regadío y drenajes, para el desarrollo de las ciudades-estado sumerias (Ur, Uruk, Eridú, Lagash). Éstas, en competencia entre sí y con los pueblos nómadas de estepas y desiertos circundantes, así como con los núcleos que se fueron formando más al norte (Babilonia) y más aún en la Alta Mesopotamia, fueron desarrollando las características constitutivas de la civilización (sociedad compleja) y el estado (superestructura político-ideológica): templo, clase sacerdotal y religión organizada, frontera, guerra territorial, ejército, propaganda, impuestos, burocracia, monarquía, construcciones como murallas y zigurats; y el rasgo que marca el inicio de la historia: el registro de la memoria en la escritura.

Persia antigua

Escultura de un animal fantástico. Persépolis.

Cordilleras, mesetas, estepas y desiertos caraterizan un difícil medio físico entre el Éufrates al este, el Golfo Pérsico al sur, el Indo al este y los Montes Elburz, el Mar Negro y el río Oxus al norte. No obstante, también son la vía terrestre que conecta el Próximo Oriente con el Asia Central y el Asia Meridional (más difícilmente, siendo más usada la conexión marítima); y a través de esas zonas, en última instancia, con el Extremo Oriente. La extensa región persa o irania cumpliría un papel clave en la teoría indoeuropea, de debatida validez, que suponía la existencia de un grupo ancestral de pueblos de las estepas portadores de rasgos comunes (lingüísticos, étnicos, culturales e incluso de estructura de pensamiento), esencialmente ganaderos (otorgaban un gran valor a vacas, caballos y perros), de estructura social patriarcal, jerarquizada y triádica (visible incluso en su panteón de dioses[6]​), que protagonizaron una gigantesca expansión que incluiría la conquista de India por los arios; la de Europa por los predecesores de griegos, latinos, celtas, germanos y eslavos; y la de Mesopotamia, Anatolia, Levante y Egipto por medos y persas.

Anatolia y Armenia antiguas

Creseida de plata. Moneda emitida por el rey Creso de Lidia siglo VI a. C.

La península de Anatolia, vía terrestre entre Asia y Europa, de la que la separa el estrecho del Bósforo y las numerosas islas del Egeo, con las que siempre mantuvo un continuo cultural (del que son muestra los aqueos y troyanos del mito homérico), estuvo en el corazón de las innovaciones de la Revolución Neolítica y la Revolución Urbana, desarrollando estados poderosos que entraron en relación y competencia con los mesopotámicos e incluso con Egipto. Hacia el norte, la costa del Mar Negro (el Ponto para griegos y romanos), acogía mitos como el del vellocino de oro que se hallaba en la Cólquide. La cordillera del Cáucaso la pone en contacto con las lejanas llanuras eurasiáticas.

Levante mediterráneo antiguo

Ánforas fenicias halladas en el puerto de Mazarrón (sureste de España).

La zona costera más oriental del Mediterráneo, por su ubicación entre África y Asia y sus favorables condiciones físicas, actuó como un "pasillo" entre el mar y el desierto, muy compartimentado, aunque con valles fluviales de dirección norte-sur (los del Jordán y el Orontes), que posibilitó las comunicaciones terrestres entre África, Asia y Europa. Ese papel se había cumplido desde el Paleolítico y el Neolítico (Jericó), y se acentuó con las primeras civilizaciones. Los grandes imperios de Egipto, Mesopotamia y Anatolia tuvieron en esta zona su zona de contacto geoestratégico. El contexto crítico de finales del II milenio a. C. permitió que se desarrollaran potentes civilizaciones locales de fuerte personalidad e influencia en el desarrollo histórico posterior (rasgos como el alfabeto o el monoteísmo), con una proyección muy superior a su extensión geográfica o población.

Siria, Jordania y Arabia antiguas

Vista de El Tesoro desde el desfiladero. Petra.

Entre el Tigris y la cordillera del Líbano comienza una vasta zona desértica que se extiende hacia el sur hasta la península Arábiga. Supone un obstáculo insalvable para el desarrollo de la agricultura más allá de pequeñas zonas de oasis muy dispersos, excepto en la zona del Yemen (Arabia Felix -Arabia Feliz-). Las actividades económicas que se desarrollaron y permitieron la formación de una peculiar civilización fueron, por tanto, la ganadería nómada y las lucrativas rutas caravaneras del comercio a larga distancia que conectaban todas las partes del mundo antiguo a través de los puertos del Mar Rojo, el golfo de Adén y el Golfo Pérsico (abiertos al Océano Índico -navegación hasta la India e Indonesia-, al este de África -donde la relación con Eritrea y Etiopía fue muy estrecha- y a la costa oriental de Egipto -Berenice-), y ciudades del interior como Damasco, Petra o Palmira (que conectaban con el Levante mediterráneo).

Valle del Nilo antiguo

La Esfinge y las Pirámides de Giza (en el antiguo Egipto, III milenio a. C.).

Egipto es un don del Nilo (Heródoto), pues pocas civilizaciones tuvieron una relación tan determinante con un río. Su crecida anual permite la fertilidad y altísima densidad de población de una estrecha franja que recorre el despoblado desierto norteafricano (desertizado en el periodo postglacial) desde las cataratas del sur hasta el delta del norte. La dualidad entre el Alto Egipto y el Bajo Egipto forjó, sobre una sociedad campesina extraordinariamente estable y vinculada por el trabajo colectivo en las obras hidráulicas, unas instituciones y una cultura caracterizadas por la sacralización de la figura del faraón, la fortaleza de los templos, una eficaz burocracia y una compleja religión del más allá. Dentro de una gran continuidad a lo largo de milenios (que a veces se ha interpretado como homogeneidad o incluso estereotipación, con escasísimas excepciones —el periodo de Tell el-Amarna—), se mantuvo una repetida dialéctica entre la unidad y la disgregación en el devenir cíclico de las fases de la historia egipcia, con periodos de esplendor y de crisis.

Mediterráneo y Europa antiguos

Grecia antigua

El Partenón, Atenas, siglo V a. C. Es el edificio más representativo de la cultura helena, su construcción fue ordenada por el político griego Pericles, costó aproximadamente treinta millones de dracmas, lo equivalente a una cifra astronómica de dinero, aún para los estándares modernos. Consiste en una obra maestra de arte y arquitectura, como también de ingeniería: su estructura resistente; los recursos de la perspectiva y su decoración, utilizados (as) en su estética, lo hacen merecedor de tal título.

Hélade es el concepto geográfico y cultural que abarcaba en la Antigüedad clásica el territorio habitado por los griegos o helenos, más amplio que la actual Grecia, y que comprendería el territorio continental europeo que va desde el Peloponeso al sur hasta una difusa separación con Macedonia, Tracia y Epiro al norte; además de las islas del mar Egeo y del Mar Jónico y la costa occidental de la actual Turquía (Jonia) hasta el Helesponto. También se asimilaban al concepto de Hélade las colonias griegas establecidas por todo el Mediterráneo; y también podían entenderse próximos a él los extensos territorios de las monarquías helenísticas de Egipto y el Próximo Oriente, que en mayor o menor medida habían sido helenizados.

Islas del Mediterráneo antiguo

Muchos mitos griegos se situaban en costas o islas situadas en un indefinido «extremo Occidente» (VulcanoHefaistos—, Trabajos de HérculesHeracles, Columnas de Hércules, Gerión, Atlas—, Atlántida, Jardín de las Hespérides, OdiseaCíclopes, Lestrigones, Sirenas, Escila y Caribdis, Ogigia, Lotófagos—); otros se situaban en dirección menos clara, o más bien en el Mediterráneo oriental (hacia el Mar Negro —la Cólquide de los viajes de Jasón, los Argonautas y el Vellocino de Oro—, el sur del Egeo —la Creta de Minos, Dédalo, Ícaro, y el Minotauro vencido por el ateniense Teseo; o del rapto de Europa— o el Chipre del nacimiento de Afrodita).

Chipre antiguo
Islas del Mediterráneo Occidental antiguo
Templo élimo de Segesta, en Sicilia.

África Noroccidental antigua

Archivo:Hannibal.gif
Aníbal, líder cartaginés de la familia bárcida juramentado contra la República romana, protagonizó durante la Segunda Guerra Púnica una espectacular campaña militar que rodeó todo el Mediterráneo Occidental, incluyendo el cruce de los Alpes con elefantes de guerra. La historiografía romana escogió su figura para la representación idealizada y prototípica del adversario temible.

Europa Occidental antigua

Vallum Hadriani (Muro de Adriano), en Britania.

Italia y Roma antiguas

Molde de cadáver humano y objetos diversos de Pompeya.

El Imperio romano tuvo un impacto muy superior a su propia extensión espacial (casi 6 millones de kilómetros cuadrados, ya de por sí una de las mayores entre los imperios de todos los tiempos)[7]​ y a su duración temporal (del 27 a. C. al 476 d. C. en Occidente y al 1453 en Oriente); por ser la institución política y la formación económico social decisiva para la conformación de la civilización occidental, que en buena medida puede considerarse una pervivencia suya. A través de ella pervivieron sus conceptos jurídicos e institucionales (derecho romano, municipio romano, provincia romana, senado romano...), artísticos y culturales (arte y cultura clásica, urbanismo romano, vía romana, teatro romano, termas, acueductos...) y el propio idioma (el latín). La romanización fue un proceso que tuvo mucho de sincrético, puesto que incorporaba rasgos culturales de los pueblos conquistados. Muy especialmente se identificó con la civilización griega, a la que Roma reconocía como superior a la suya propia, excepto en cuestiones políticas y militares (Ex Oriente Lux, Ex Occidente Dux).[8]​ En su periodo final, la aportación judeocristiana fue decisiva.

[9]

Balcanes y Europa Oriental antiguos

Base del Obelisco de Teodosio en Constantinopla, la Nueva Roma creada en la antigua colonia griega de Bizancio, en una localización de excepcional valor estratégico. Aparece su corte imperial presidida por un crismón. Tras la crisis del siglo III que inicia una secular transición del esclavismo al feudalismo, el Bajo Imperio romano desarrolló la nueva estructura política del Dominado con las reformas de Diocleciano, se cristianizó a partir del edicto de Milán de Constantino (313) y se dividió entre un Occidente ruralizado y sometido a las invasiones germánicas del siglo V y un Oriente que resistió y se prolongó durante toda la Edad Media convertido en Imperio bizantino.

Eurasia Septentrional antigua

Asia Central y Meridional antiguas

Representación moderna de un pasaje del Mahábharata (la batalla de Kurukshetra), junto al texto en sánscrito.

Las estepas del Asia Central tuvieron históricamente una estrecha relación (dialéctica de pueblos nómadas y sedentarios) con la llanura del Indostán, y ésta con la Península del Decán. La conexión por tierra con el Oriente Medio a través de los desiertos de Irán fue, en cambio, más comprometida, mientras que la navegación por el Mar Arábigo permitió rutas más fluidas. No obstante, todas ellas fueron experimentadas, a veces en el transcurso de la misma expedición, como fue el caso de la de Alejandro Magno (326).

Buda de estilo Gandhara (siglo I).

Extremo Oriente antiguo

Inscripción antigua en caracteres chinos sobre caparazón de tortuga.

El aislamiento geográfico de esta zona está marcado por las más altas cordilleras del mundo: el Himalaya, el Altai, el Hindu Kush, el Tian Shan, el Pamir y el Karakorum; y algunos de los más extensos y secos desiertos: el Taklamakán y el Gobi. Incluso las comunicaciones marítimas entre India y China son dificultosas (exposición a los monzones, prolongada navegación por la interposición de la península de Indochina y la península de Malaca que obliga a cruzar por zonas como el estrecho de la Sonda o el estrecho de Malaca). Aun así, existieron contactos, como testimonia la la continuidad de rutas comerciales y la difusión de tecnologías, alfabetos y religiones (el hinduismo al Sureste asiático y el budismo a Tibet, China y Japón). No obstante, la dificultad de ese contacto se percibía como resultado de un viaje de dimensiones míticas (Viaje a Occidente).

Figura de finales del periodo Jomon (Japón, del X milenio a. C. al siglo III a. C.).

África Subsahariana antigua

Jinete de terracota. Cultura Nok (actual Nigeria).

El desierto del Sahara y las dificultades del curso superior del Nilo supusieron dos formidables barreras geográficas que provocaron una discontinuidad cultural muy importante entre el Norte de África y el África Subsahariana. No obstante, fueron lo suficientemente permeables como para permitir el contacto mediante rutas caraveneras con la zona del río Níger y el Golfo de Guinea, y el contacto a través del Mar Rojo con Eritrea y Etiopía, zonas fuertemente vinculadas a la Península Arábiga. El caso especial de Madagascar es consecuencia de la procedencia de la población malagache, relacionada a través del Océano Índico con otras poblaciones malayo-polinesias.

América antigua

Mesoamérica

Antiguo Perú

Oceanía antigua

Mapas y cronología de la Edad Antigua

El Viejo Mundo hacia el 500 a. C.
Cronología Europa África Asia América Oceanía
Europa Occidental Europa Oriental Norte de África Oriente Próximo Extremo Oriente Norteamérica Sudamérica Australia Pacífico
Imperio persa
Imperio romano Imperio sasánida
Extensión de las distintas civilizaciones hacia el año 300.

Bibliografía

Ficción

Literatura

William Shakespeare compuso varias obras teatrales con ambientación en la Antigüedad: Julio César (Shakespeare), Antonio y Cleopatra, Coriolano, Titus Andrónicus, etc. Cervantes hizo lo propio en El cerco de Numancia; pero fue más usual en el teatro clásico francés: Pierre Corneille (Horacio, Cinna, etc.) y Jean Racine (La Tebaida, Andrómaca, Fedra, etc.), a partir del cual —y basándose en modelos clásicos y en textos antiguos de Terencio y Plauto— se fijaron las convenciones académicas que fijaron el modelo del teatro neoclásico del siglo XVIII.

La novela histórica surgida en el romanticismo tuvo en la Edad Media su principal escenario (véase medievalismo), pero también se buscó la ambientación en distintas civilizaciones de la Edad Antigua.

Muchas de las novelas se adaptaron al cine o la televisión:

El éxito editorial de los temas históricos ha multiplicado la aparición de best sellers del género, sobre todo los relacionados con la historia militar de Roma.[14]

Cine

La adaptación de mitos de la edad antigua ha dado origen a un género cinematográfico especial: Troya, Furia de titanes, Jasón y los argonautas, etc., así como el cine bíblico: Los diez mandamientos (de Cecil B. DeMille, 1923 y 1956), Salomón y la reina de Saba, Sansón y Dalila, etc. Véase Categoría:Películas de la Biblia. También distintas adaptaciones de los evangelios: (La historia más grande jamás contada, La túnica sagrada, La Pasión según san Mateo, La Pasión de Cristo, etc. Véase Categoría:Películas sobre Jesús.

Con el nombre de peplum (por la vestidura denominada en castellano peplo) se designa a un subgénero cinematográfico en que la ambientación en la Antigüedad es una simple excusa para una película de aventuras de bajo presupuesto en la que los anacronismos y otras inadecuaciones a la historia son abundantes (Hércules, de 1958, y Hércules, Sansón, Maciste y Ursus, de 1964). Las características del género ha propiciado la realización de numerosas secuelas y parodias.

Tanto estas como las de mayor nivel popularmente recibieron el nombre de «películas de romanos» (aunque fueran ambientadas en la época griega o cualquier otra época antigua), y su visionado en los «cines de barrio» de sesión continua y doble programa, o en los cines de verano tuvo un notable papel en la educación sentimental de la juventud desde finales de los años cincuenta hasta los setenta, reflejado en obras como las de Terenci Moix (egiptómano y mitómano en concreto de Elizabeth Taylor, actriz que representó a Cleopatra). Joaquín Sabina tiene una canción titulada Una de romanos, caracterizada por la nostalgia de la juventud pasada.

Televisión

Historieta

Véase también


Predecesor:
Prehistoria
Historia antigua
IV milenio a. C. — 476
Sucesor:
Edad Media

Notas

  1. Uno de los principales autores es Luigi Luca Cavalli-Sforza. La divulgación de las conclusiones de cada uno de los estudios suele dar problemas, al presentarse con titulares periodísticos sensacionalistas: «La patria se lleva en los genes. Un grupo de investigadores descubre la asombrosa coincidencia del mapa de mutaciones y el geográfico de Europa», El País, 26/11/2008; abusos contra los que suelen advertir los propios genetistas: «No hay razas. Desde el punto de vista de la genética, sólo vemos gradientes geográficos» (Lluis Quintana-Murci, del Instituto Pasteur de París, citado por Gary Stix «Huellas de un pasado lejano», en Investigación y Ciencia, septiembre 2008, ISSN 0210136X pg. 19).
  2. Término acuñado por Gordon Childe, op. cit.
  3. Término acuñado por James Henry Breasted. Albert Clay: «The so-called Fertile Crescent and Desert Bay».
  4. Perry Anderson, op. cit.
  5. Edward Gibbon, Fustel de Coulanges y Perry Anderson (op. cit.); Henri Pirenne Mahoma y Carlomagno.
  6. :en:Triple deities
  7. Bruce Gordon (2005), véase en:List of largest empires.
  8. Sven-Tage Teodorsson:EX ORIENTE LUX, EX OCCIDENTE DUX: GRIEGOS, CARTAGINESES Y ROMANOS EN CONTACTO Y CONFLICTO
    “¡Ex oriente lux!” Se dice que con esta exclamación saludaban los romanos al sol cuando se elevaba sobre las montañas samnitas. La expresión se ha hecho una frase célebre universal, usada a lo mejor por casualidad en sentido original, pero casi siempre simbólicamente para sugerir que nuestra cultura occidental proviene en el fondo de Oriente.
  9. en:Latin right; en:History of the Constitution of the Roman Empire; en:Constitutional Reforms of Lucius Cornelius Sulla; en:Constitutional Reforms of Julius Caesar; ; en:History of science in Classical Antiquity
  10. fr:Indianisation de la péninsule Indochinoise; en:Indianized kingdom. Véase también Escuela francesa de Extremo Oriente (fr:École française d'Extrême-Orient
  11. en:Tarumanagara
  12. en:Yumbulagang
  13. Historia universal Salvat-El País (tomo 3: «Emigraciones en el Océano Pacífico»), pág. 142, ISBN 84-345-6232-4.
  14. Artículo sobre el asunto en El País, 17 de enero de 2009. Cita tres ejemplos de reciente aparición: Centurión (de Simon Scarrow. Barcelona: Edhasa, 2008), El águila de la Novena Legión (de Rosemary Sutcliff. Barcelona: Plataforma, 2008) y César, las cenizas de la República (de Gisbert Haefs. Barcelona: Edhasa, 2008).

Enlaces externos