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Diferencia entre revisiones de «Aborto inducido»

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El aborto inducido (del latín abortus o aborsus, de aborior, ‘contrario a orior’, ‘contrario a nacer’), también llamado interrupción voluntaria del embarazo[1]​ –o IVE– consiste en provocar la finalización prematura del desarrollo vital del embrión o feto para su posterior eliminación, con o sin asistencia médica, y en cualquier circunstancia social o legal. Es distinto, por tanto, del «aborto espontáneo», que se refiere al hecho que se presenta de manera natural y sin que medie voluntad de eliminar al nasciturus (‘el que ha de nacer’) por parte de la madre o por parte del médico que atiende el trabajo de parto.

A través de la historia, el aborto inducido ha sido frecuente materia de controversia por sus implicaciones éticas, morales y sociales. Ha sido prohibido o limitado en diversas sociedades y permitido en otras, aunque los abortos continúan siendo comunes incluso donde la presión social o la ley se oponen a ellos.

Aspectos generales

Se estima que en el mundo se realizan entre 42 y 46 millones de abortos anuales (entre el 20 y el 22% de los 210 millones de embarazos que se producen en el mundo al año)[2][3]​ lo que representa, para quienes consideran al embrión como vida humana,[4][5]​ la principal causa de mortandad en la especie.[6][7][8]​ De entre los 42 y 46 millones de abortos practicados anualmente, al menos 19 millones se consideran abortos inseguros,[2][9][10][11]​ es decir, abortos en los que la vida de la mujer está en peligro. En América Latina y en el Caribe, en 2000, se realizaron 29 abortos inseguros por cada mil mujeres de entre 15 y 44 años de edad, más del doble del promedio mundial de 14 abortos por cada mil mujeres y 32 abortos por cada 1000 nacimientos.[11]​ Se estima que el aborto inseguro constituye la tercera entre las causas directas (13%), después de las hemorragias (25%) y las infecciones (15%) de las 536.000 muertes maternas que se producen cada año en el mundo,[12]​ aunque en América Latina la fracción de muertes maternas debidas al aborto inseguro alcanza el 17%.[13]​ En América Latina y en el Caribe, de los 18 millones de embarazos que se producen cada año, 52 por ciento no son planeados y el 21 por ciento de ellos terminan en un aborto.[14]

Imagen de un embrión extraído durante un aborto practicado como consecuencia de una operación de extirpación de útero, a una mujer embarazada de unas 10 semanas, y enferma de cáncer de cérvix.

Procedimientos para la inducción del aborto

El aborto puede ser inducido de muchas maneras, y la elección depende del tiempo de desarrollo del embrión o feto, de la salud de la madre, del contexto socioeconómico en el que se tome la decisión y se realice el acto, especialmente el acceso a los servicios médicos, y de los límites puestos por la legislación, entre muchos otros factores.

Procedimientos bajo control sanitario

Aborto químico

Consiste en la interrupción del desarrollo del embrión y en su eliminación por el canal del parto, todo ello inducido por lo que suele ser una combinación de fármacos. Sólo es factible en las primeras semanas del embarazo y representa el 10% de los abortos realizados en los Estados Unidos y en Europa.

Este tipo de procedimiento suele ser el preferido cuando es posible, porque no requiere anestesia ni tampoco una intervención quirúrgica (el uso de instrumentos), siendo los mayores inconvenientes el sangrado y que la mujer puede observar el proceso y el embrión expulsado, lo que es psicológicamente doloroso para aquellas mujeres que dudan de la moralidad o de la conveniencia del acto.

El procedimiento ve reducida su efectividad después de la séptima semana de desarrollo. A pesar de su relativa sencillez, el proceso requiere una vigilancia médica continuada para asegurar el éxito, para prevenir posibles complicaciones, y también a menudo porque la evacuación es incompleta y requiere la intervención final de un médico. Los regímenes más comunes son:

  • Metotrexato más misoprostol. El metotrexato se administra con una inyección y afecta a las células en proliferación del embrión, provocando la interrupción de su desarrollo. Unos días después, la administración de misoprostol, un análogo semisintético de la PGE1 prostaglandina que estimula la contracción del útero, provoca la expulsión de sus restos. El procedimiento está contraindicado en distintas condiciones médicas, como por ejemplo la insuficiencia renal.
  • Mifepristona con o sin misoprostol. La mifepristona (RU-486) es antagonista de la progesterona, hormona necesaria para la continuidad de la gestación, y puede administrarse hasta 49 días después de la última regla (véase menstruación). Si, tras su uso, no se produce la expulsión del producto, ésta se estimula con misoprostol, que cumple la misma función que en el protocolo anterior. Igualmente presenta contraindicaciones diversas, por ejemplo con el uso previo continuado de terapias basadas en esteroides.
  • Misoprostol solo. Raramente usado, requiere una dosificación muy precisa y una vigilancia médica especialmente intensiva por riesgo de hemorragia grave o rotura uterina, cuando se emplea en la interrupción de la gestación a partir de la semana 12 hasta la 20.

Aborto quirúrgico

Aborto por aspiración, a las ocho semanas de la gestación (seis después de la fertilización).
1: Saco amniótico
2: Embrión
3: Útero
4: Espéculo
5: Jeringa manual
6: Conexión a bomba de aspiración.
Embrión humano de seis semanas, extraído tras un aborto.

Se denomina aborto quirúrgico al conjunto de técnicas quirúrgicas que tienen el fin de provocar el aborto, es decir, terminar voluntariamente el proceso gestacional.

El método quirúrgico más empleado antes de las 7 semanas de embarazo es el aborto por aspiración. Consiste en la remoción del feto o del embrión a través de succión, usando una jeringa manual o una bomba eléctrica de aspiración. La aspiración manual se denomina también minisucción o extracción menstrual. Se aplica sólo durante las primeras semanas y no requiere dilatación cervical (véase también cérvix o cuello uterino). Para estas primeras semanas, se habla de interrupción del embarazo, más que de aborto, aunque en realidad ambos términos son sinónimos. Los antiabortistas dicen que eso es una denominación eufemística. A partir de la semana decimoquinta y hasta la vigesimosexta, se requiere dilatación cervical y manipulación quirúrgica, además de succión. Este método fue demostrado en detalle en una ecografía en el documental intitulado The Silent Scream (El grito silencioso), producido por el doctor Bernard N. Nathanson, quien durante la década de los 70 fue el propietario de una de las clínicas más grandes de aborto en los EEUU.

El método de dilatación y raspado (véase legrado) es un método general que se emplea también durante el examen médico para tomar muestras o para la detección de ciertos tipos de cáncer. Se conoce también con el nombre de nacimiento parcial, y suele hacerse entre la sexta y la decimocuarta semanas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que este método no se use salvo cuando la aspiración manual no es factible, y de hecho su uso es poco frecuente. El legrado sirve para limpiar las paredes del útero con una cureta.[15]

En estados avanzados de la gestación, si se ha de practicar un aborto por razones terapéuticas, se usan otros procedimientos adecuados para el mayor estado de desarrollo del feto. Se puede inducir el parto prematuro usando prostaglandinas, a la vez que se inyecta suero salino o urea en el líquido amniótico, que causa quemaduras fatales en el feto. En los casos más avanzados se usan técnicas excepcionales, como la llamada "de dilatación y extracción intacta" o "aborto por nacimiento parcial", que requiere dos o tres días de preparación, para asegurar la dilatación cervical necesaria, y los fármacos que induzcan el parto. El médico manipulará al feto, para hacer salir primero sus piernas, hasta dejar adentro sólo la cabeza, si así es necesario. Por último, se vacía el encéfalo por succión después de practicar una incisión en la base del cráneo. Esta técnica, que es polémica, se aplica en menos de la sexta parte de los abortos tardíos practicados en los Estados Unidos (por supuesto, estamos hablando aquí de un feto, que es una etapa mucho más avanzada del desarrollo del producto, y no de un embrión, que representa únicamente los primeros tres meses de desarrollo), y fue prohibida por la administración Bush, pero fue apoyada por Tony Blair en el Reino Unido.

Frecuencia de las diferentes técnicas de aborto ciúrgico según la edad gestacional: "Práctica de los procedimientos de aborto inducido: 1er trimestre (0-12 semanas del desarrollo embrionario): MVA, Mifepristone, EVA y dilatación y legrado; 2o. trimestre (12-28 semanas): dilatación y evacuación, interrupción inducida del embarazo, histerotomía, aborto espontáneo inducido; 3er. trimestre (28-40 semanas)".

La elección de una u otra técnicas depende de cuán avanzado esté el embarazo y si el dilatación cervical resulta o no necesaria.

Desde la decimoquinta semana hasta la vigésimo sexta semana de embarazo, se usa el método de dilatación y evacuación (D & E), que consiste en la apertura del cuello uterino, vaciándolo mediante el uso de instrumentos quirúrgicos y succión.

Es necesario usar otras técnicas para inducir el aborto a partir del tercer trimestre. El parto prematuro puede ser provocado por la prostaglandina, que puede aplicarse junto con una inyección de líquido amniótico con soluciones causticas (salinas) o urea.

Después de la 16ª semana de gestación, el aborto puede ser provocado por la compresión craneal intra-uterina, que requiere la descompresión de la cabeza del feto antes de su evacuación. El aborto por histerotomia es un procedimiento parecido a la cesárea, y se practica bajo anestesia general, por ser considerado una cirugía abdominal de importancia.[16]

Cuando el feto está en una edad gestacional avanzada, de seis a nueve meses, algunos países aplican el método de aborto por nacimiento parcial, procedimiento que ha provocado varias controversias legales.[17]

De las 20 hasta las 23 semanas de embarazo, será necesaria una inyección para detener el corazón del feto.[18]​ Por supuesto, las técnicas tardías ponen en mucho mayor riesgo la salud de la madre.

Posibles consecuencias médicas adversas

El aborto, además de terminar con el embarazo, y la existencia del embrión o feto –según el caso–, no es una intervención exenta de riesgos para la madre. Sin embargo, los riesgos son menores que los de un parto normal.[19][20][21]​ Los riesgos de métodos abortivos, como todos los procedimientos mínimamente invasivos, tienen un riesgo mínimo de complicaciones serias.[22][23]​ Este riesgo puede aumentar dependiendo cuán avanzado este el embarazo.[24][25]


Riesgos físicos

  • El aborto por succión, legrado, o aspiración, puede causar[26][27][28][29][30][31]​: infección, trauma de cérvix, peritonitis, endometritis, laceración o perforación del útero, hemorragia, trauma renal, inflamación de la pelvis, embolismo, trombosis, esterilidad, etcétera.
  • El aborto por dilatación y curetaje presenta los mismos riesgos que el método anterior, además de perforación uterina, hemorragia, infección del tracto genital, laceración intestinal, absceso pélvico y tromboembolismo[26][27][28][29][30][31]​.
  • El aborto por dilatación y evacuación tiene los riesgos descritos para todos los sistemas anteriores, además de infección pélvica, renal, de la cérvix e infección peritoneal. Además, puede provocar que la mujer tenga futuros embarazos ectópicos, o bebés con peso por debajo del normal, o incluso nacidos muertos, o con serias malformaciones[26][27][28][29][30][31]​.
  • Un aborto por inyección salina tiene por posibles consecuencias, la ruptura del útero, embolismo pulmonar o coágulos intravasculares[26][27][28][29][30][31]
  • El aborto mediante la suministración de prostaglandinas puede provocar[32][33]​ la ruptura del útero, sepsis, hemorragias, paro cardíaco, vómito y aspiración de éste, embolia cerebral y fallo renal agudo.
  • El aborto mediante la erróneamente nombrada extracción menstrual, que se practica sólo en las primeras siete semanas del embarazo, es un método que no discrimina entre que la paciente esté embarazada o no, actuando en ambos casos. Además, puede realizarse sólo una aspiración incompleta, que conllevará una posterior infección.[33]
  • El aborto mediante la suministración de mifeprex o mifepristona (RU-486) puede conllevar una grave infección bacteriológica, sepsis sanguínea y sangrado prolongado y abundante, lo que podría requerir una cirugía y posterior muerte de la madre.
    A su vez, el fármaco que se utiliza junto con la RU-486: misoprostol (Cytotec), puede causar sangrado excesivo, pérdidas de sangre, calambres, etcétera.
    En ocasiones, los bebés han sobrevivido a la ingesta, por parte de la madre, de estos fármacos; en estos casos, casi siempre han nacido con anormalidades físicas y mentales.[34]
  • El aborto por nacimiento parcial conlleva serios riesgos de ruptura o perforación del útero, lo que podría causar una hemorragia y terminar en una histerectomía –extracción del útero–.[35][36]
  • La píldora del día después, –o anticonceptivo de emergencia–, debido al LNG (Levonorgestrel) que contiene conlleva alteraciones patológicas vasculares: hemorragias, microhemorragias, spotting, etcétera. Diversos estudios, afirman también que este fármaco induce cambios funcionales en los vasos sanguíneos.[37]

Además se han descrito otras consecuencias:

  • Daños causados a las trompas de falopio si se presenta una infección.
  • Partos complicados y aumento del número de abortos espontáneos[33]​.
  • Aumento de la tasa de nacimientos por cesárea, y partos prematuros –anteriores a las 32 semanas de gestación–.
  • Placenta previa, la cual hace necesaria una cesárea para salvar la vida de la madre y su hijo.
  • Isoinmunización –inmunización contra la sangre de otra persona– en pacientes RH negativo.
  • También se ha descrito aparición de cáncer de mama, en mujeres que abortaron de su primer bebé en el primer trimestre de embarazo.[38][39][40]​ Sin embargo, otros estudios no encuentran diferencias significativas entre mujeres que han abortado y mujeres que no.[41][42][43][44]​ Melbye e investigadores realizaron un estudio que incluía a 1 millón y medio de mujeres danesas sin encontrar diferencias en el riesgo de contraer cáncer de mama.[41]

Riesgos psicológicos

Para la mayoría de las mujeres, la decisión de tener un aborto es difícil. El Royal College of Psychiatrists, la principal organización profesional de psiquiatras del Reino Unido, afirma que el asunto de la relación entre aborto provocado y los efectos sobre la salud mental de la madre no está del todo resuelto. Existen algunos estudios que no encuentran consecuencias negativas, y otros que sí[45]​. Por tanto, como el aborto voluntario quizás podría suponer un riesgo para la salud mental de las mujeres, recomienda que se asesore convenientemente sobre estos riesgos a quienes deseen abortar.[46]

La National Abortion Federation norteamericana sostiene que, científicamente, no existe evidencia de un estrés "post-aborto" a largo plazo, ni de depresión ni ansiedad ni de ninguna otra enfermedad psicológica, concluyendo que el mayor estrés es previo al proceso, e indicando que la gran mayoría de las mujeres afirman experimentar una posterior situación de alivio.[47]

Por el contrario, un estudio publicado en el Journal of Child Psychiatry and Psychology y financiado por el gobierno de Nueva Zelanda determinó que el 42% de las mujeres bajo seguimiento que abortaron antes de los 25 años sufrían de depresión; esta cifra es el doble de las que nunca estuvieron embarazadas, y 35% mayor que quienes decidieron seguir con su embarazo. El mismo estudio estableció que aquellas que abortaron eran dos veces más propensas a beber alcohol a niveles peligrosos que aquellas que no lo hicieron, y tres veces más propensas a depender de drogas ilícitas.[48]

En 2008, el British Journal of Psychiatry publicó un estudio que concluye que el aborto intencionado aumenta la probabilidad de sufrir trastornos psíquicos.[49]


Algunos proponen que los efectos psicológicamente adversos del aborto deben ser referidos como una condición [especial llamada "síndrome post-aborto". Sin embargo, la existencia de este "síndrome" no ha sido reconocida por ninguna organización médica o psicológica,[50]​ y algunos médicos y partidariospro-elección han argumentado que la idea de popularizar este "síndrome post aborto" es una táctica usada por partidarios pro-vida por razones políticas.[51][52][53][54]

Aspectos legales

La mayor parte de las legislaciones reguladoras, tanto las permisivas como las restrictivas, distinguen entre aborto terapéutico y aborto electivo.

Aborto terapéutico

Es el que es justificado con razones médicas:

  • para salvar la vida de la madre, cuando la continuación del embarazo o el parto significan un riesgo grave para su vida;
  • para salvar la salud física o mental de la madre, cuando éstas están amenazadas por el embarazo o por el parto;
  • para evitar el nacimiento de un niño con una enfermedad congénita o genética grave que es fatal o que le condena a padecimientos o discapacidades muy graves, o
  • para reducir el número de fetos en embarazos múltiples hasta un número que haga el riesgo aceptable.

Aborto electivo

El realizado por otras razones. Cuando el embarazo es el resultado de un delito de naturaleza sexual (violación) o de la aplicación de una técnica de reproducción asistida no consentida por la madre.

También se incluyen, como razones: la minoría de edad de la madre, la incapacidad para cuidar a un hijo por razones económicas o sociales y el deseo de ocultar el estigma que representa en ciertos contextos sociales un embarazo fuera del matrimonio.

Se entiende por aborto por indicación médico-legal al acto médico o quirúrgico que consiste en la interrupción voluntaria de la gestación en los casos en que el derecho interno de cada país prevé la no imposición de una pena por tal motivo, aunque el aborto en general sea considerado un delito.

La importancia del aborto por indicación médico-legal está en que facilita que estas interrupciones se practiquen dentro del ámbito sanitario institucional, eliminando riesgos innecesarios para las mujeres.[55]

Aspectos jurídicos

Situación jurídica del aborto distintos países del mundo.
     No punible si la interrupción del embarazo se realiza antes de un plazo establecido.      No punible en casos de peligro para la salud física o mental, violación, defectos en el feto o factores socioeconómicos.      No punible en casos de peligro para la salud física o mental, violación o defectos en el feto.      No punible en casos de peligro para la salud física o mental o violación.      No punible en casos de peligro para la salud física o mental.      Punible sin excepciones.      Varía por región.      No hay información. Nota: En la mayoría de los países y supuestos citados, la intervención ha de efectuarse antes de plazos establecidos.

El aborto, entendido como la interrupción intencional del embarazo, es, dependiendo del ordenamiento jurídico vigente, una conducta punible o no punible, atendiendo a las circunstancias específicas.

De esta manera, dependiendo del país que lo contemple, es considerado un delito penalizado en cualquier circunstancia, o un derecho de la gestante. En otros países, aún siendo también un delito se mantiene despenalizado en ciertos casos siempre que medie el consentimiento materno.

En la actualidad, la legislación en la mayor parte del mundo contempla la despenalización del aborto, siguiendo la recomendación de la Organización de las Naciones Unidas,[56]​ para supuestos intermedios, siempre tomando la voluntad de la embarazada como requisito sine qua non para una posible no punición.

Los ordenamientos jurídicos que despenalizan el aborto en alguno o todos los supuestos, lo hacen desde las siguientes perspectivas:

  • El sistema anglosajón desarrolla los derechos fundamentales de la mujer desde la perspectiva de su derecho a la intimidad y en relación con la idea de ‘viabilidad’.
  • El modelo europeo-continental, a su vez, vincula el aborto con el derecho general a la libertad de la mujer, ya sea que se le especifique como libertad reproductiva (véase derechos reproductivos) o como derecho a la autonomía.
  • En sistema islámico En la mayoría de países islámicos, el aborto sólo se consiente por razones médicas en las que la madre corre grave peligro.
  • El sistema internacional de protección de los Derechos Humanos (DD.HH.) –así las organizaciones no gubernamentales (ONG) internacionales como por ejemplo Amnistía Internacional, como los organismos de protección de DD.HH. de carácter universal, como la Comisión y Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas o la Organización Mundial de la Salud– relaciona el problema de la despenalización del aborto con el derecho que tienen las mujeres a no ser sometidas a tratos crueles, inhumanos o degradantes; es decir, con la prohibición general de la tortura.

La normativa sobre el aborto es un tema sumamente polémico, puesto que, tanto los promotores de una posición como sus detractores, argumentan defender un derecho humano. Los defensores del aborto esgrimen el derecho a la libertad, autonomía o intimidad de la gestante, y sus detractores el derecho a la vida que le conceden al nasciturus.

El aborto en el mundo

El 25% de la población mundial vive en 54 países que lo prohíben completamente o lo permiten sólo para salvar la vida de la mujer. Entre los países que sancionan el aborto de modo total y sin admitir excepción alguna se encuentran: El Salvador, Honduras, Chile, Filipinas, Somalia, Andorra, Vaticano, Malta, Luxemburgo e Irlanda. Estos países que han decidido la penalización absoluta son hoy una minoría en la comunidad internacional. El principal argumento en estos países es que se considera más importante el derecho a la vida del no-nato –que debe ser protegido por el Estado–, que el derecho a abortar de la mujer.

El 62% de la población mundial vive en 55 países donde el aborto inducido está permitido, ya sea sin restricciones en cuanto a su causa; ya sea por motivos terapéuticos, quirúrgicos, eugenésicos, sentimentales, y hasta por razones socioeconómicas. Adicionalmente, algunas legislaciones establecen requisitos previos, tales como períodos de espera, la provisión de información, la opinión de varios médicos, o la notificación al cónyuge o a los padres de la embarazada o lo admiten sin restricciones, como Canadá (un cuadro comparativo de las legislaciones nacionales aparece más abajo).

Aspectos religiosos

Cristianismo

En el antiguo testamento no se menciona el aborto voluntario, aunque el aborto causado debido a luchas externas aparece penalizado. La ley hitita era similar en este punto. Las leyes asirias sin embargo, penalizaban incluso el inducido, quizás porque el Estado necesitaba guerreros para su ejército [cita requerida]. Bajo la influencia griega, la versión Septuaginta del Éxodo 21:22 hizo una distinción entre un feto no formado o formado, estando el último tratado como una persona independiente.[57]​ Esta distinción entre un estado temprano y tardío del feto era bastante común en el mundo antiguo, y fue defendida por Aristóteles al distinguir entre almas y sub-almas humanas. Así, el tiempo de la entrada de un alma humana era comentado por Aristóteles a los 40 días después de la concepción para un varón y 90 para una hembra. Muchos teólogos católicos aceptarán luego esa herencia aristotélica de diferente manera; entre ellos Tertuliano, Orígenes, Agustín y Tomás de Aquino.

Por su parte, la teoría de que el alma humana no entra en el cuerpo hasta el nacimiento fue defendida por Platón y fue sido determinante para la ciencia legal Romana. Sólo raramente el aborto fue tratado como un homicidio, incluso cuando esto era punible. En el lado opuesto tenemos sobre todo a los Pitagóricos, quienes pusieron énfasis en el culto a una noción de medicina-religión para poscribir el aborto, algo con lo que alineará Hipócrates. En el cristianismo primitivo encontramos un culto privado de Asia menor, quizás pitagórico, que es conocido por haberse opuesto al aborto. También algunos pensadores griegos y romanos se oponián al aborto por otras razones que la de la humanización sino por suponer una interferencia en el derecho del padre respecto al niño.[58]

Catolicismo

Históricamente, no siempre el magisterio de la Iglesia católica ha condenado el aborto como homicidio o asesinato, aun cuando se hayan dado discusiones teológicas sobre el momento de la creación del alma (véase, por ejemplo, el artículo traducianismo). Los padres de la Iglesia no han sido unánimes en los criterios de reprobación del aborto.

Pedro Lombardo comenta en el siglo XI la primera referencia al aborto que existe en marco cristiano: la presente en Éxodo 21:22 en donde se distinguem dos tipos de aborto: uno que suprime a un ser humano ya formado y con alma humana - y en cuyo caso es homicidio - y otro en el que se elimina a un ser "informe" y sin alma propiamente humana, por lo que se debía pagar una multa. Más tarde, Santo Tomas[59]​ se adhiere a esa tesis aristotélica afirmando por tanto una diferencia en el pecado. Así, en sus Comentarios a las Sentencias de Pedro Lombardo (III) se suma a la tesis aristotélica de que el alma entra a los 40 días en el caso de varones y 90 en el de hembras.[60]​ Santo Tomás asume además un punto de vista un tanto moderno al dejar a la embriología una mayor precisión del tiempo para corregir éstos aspectos con más exactitud.[61]

  • Al principio, el embrión tiene un alma sólo sensitiva que es sustituida por otra más perfecta, a la vez sensitiva e intelectiva, como trataremos exhaustivamente más adelante. Summa Theologica I, q. 76
  • En la generación del hombre lo primero es lo vivo, luego lo animal y por último el hombre. Summa Theologica II-II, q. 64
  • Debemos observar una diferencia entre el proceso de generación en el hombre y los animales del del aire o el agua. La generación del aire es simple ya que sólo dos formas substanciales aparecen; una que es desplazada y otra que es inducida. Y todo esto tiene lugar en un instante y a la vez, de manera que la forma del agua permanece durante todo el periodo precediendo a la inducción de la forma del aire. Por otro lado, en la generación de un animal aparecen diversas formas substanciales: primero el semen, luego la sangre y así hasta que encontramos la forma de un animal o un hombre. Sobre el poder de Dios, q. 3, a. 9, ad 9. Cf. Summa Contra Gentiles, II, Ch. 89, 11; Summa Theologiae, Ia, q. 119, a. 2..
  • Como es alma está unida al cuerpo como su forma, está unida al cuerpo como su acción propia. El alma es "la acción de un cuerpo orgánico"(Aristoteles, II De Anima, 412b, 5-6). Por lo tanto el alma no existe en el semen en cuanto acto (como opuesto a en potencia o virtualidad) antes de la organización del cuerpo. Summa Contra Gentiles, II, ch. 89.

A pesar de que el punto de vista de Santo Tomás conlleva cierta actualidad por una mayor conciliación con la ciencia moderna, en la teología neoescolástica tomista del siglo XX se considera que Santo Tomás no contaba en su momento con los datos científicos que tenemos ahora, y que incluyen dinámicas propias así como el conocimiento del ADN. Este argumento es un punto de apoyo para que en el siglo XX la oficialidad católica defienda la posición de que en el momento de la fecundación aparece un nuevo ser, con dinámica propia e información genética completa aunque su estado sea de dependencia con respecto a la madre.

Las tesis de Santo Tomás explican cuando el alma es insuflada por Dios en el ser humano. Y si bien esto resulta incompatible con los argumentos que equiparan aborto a homicidio o asesinato, los defensores de éste otro punto de vista señalan a menudo que no se puede atribuir a Santo Tomás una postura favorable al aborto por citas como la siguiente:

  • Servimos a un propósito más grande y significante, la manifestación de la bondad de Dios, y en ese gran contexto somos simplemente medios para el fin de Dios[...] Dios quiere su propia bondad como un fin, y quiere que todas las cosas sean un medio para ese fin. Summa Contra Gentiles I. 86. 718

Por lo tanto, a pesar de la postura más oficial de la Iglesia católica, se debe señalar ese debate en la teología católica en lo que se refiere al momento en que se puede considerar al alma humana, a un "ser humano", a los tiempos de desarrollo del mismo así como al tipo de pecado relacionado, o si es que éste existe. Las distintas corrientes de opinión pueden quedar resumidas en:

  • Los partidarios de la animación inmediata (desde el momento de la concepción). Dentro de esta posición, destacaron los que consideraban el origen del alma humana por una preexistencia anterior a su unión con el cuerpo (platonismo cristiano) o por una derivación del alma de los padres (traducianismo).
  • Los partidarios de la animación mediata o retardada (después de un cierto tiempo). Entre los que defendían esta postura, estaban parte de los que aceptaban que las almas son creadas por Dios, creación que podía tener lugar unos días después de la fecundación.(aristóteles)

La tesis de la animación mediata sostenida por Santo Tomás de Aquino fue la que se impuso y la que pasó a ser oficial. Como se ha comentado, Santo Tomás sostenía que no era hasta los 40 días cuando Dios insuflaba el alma en los hombres y 90 días en el caso de las mujeres.[60]​ En consecuencia, la tesis de la humanización retardada fue la opinión mantenida de forma general durante la Edad Media, determinando que el alma era insuflada por Dios a los 40 días en hombres, y a los 90 en mujeres.

Una razón de peso por la que los teológos católicos partidarios de la animación inmediata han mantenido que el alma se insufla en el momento de la concepción reside en que la nueva alma no es derivativa de la de sus padres, y por lo tanto supone un hecho divino. Bajo esta línea se puede citar por ejemplo el Didaké[62]​ o en Tertuliano.[63]

Éste punto es sin duda el que causa más problemas de conciliación con el saber científico. Algunos autores señalan que los teólogos de esta tendencia se alinean en realidad con filósofos modernos, como Kant o Leibnitz, ya que la idea de que el alma existe en el mismo momento de la concepción surge con más fuerza principalmente en el siglo XIX.[64]​ Si en los siglos anteriores era preeminente la visión de Santo Tomás, en el siglo XX la postura oficial de los Papas es en contra de cualquier tipo de interrupción del embarazo. El Papa Juan Pablo II escribió en este sentido de manera inequívoca en diversas encíclicas[65]​ y una línea similar es mantenida por Benedicto XVI. Estas encíclicas son discutidas por los defensores de perspectivas distintas, tanto dentro la comunidad católica[66]​ como fuera de ella en ámbitos intelectuales[67]​ o teológicos.[68]

También a partir del siglo XX se empieza a recuperar algo del protagonismo de la mujer y lo femenino en el debate, hasta entonces muy secundario o inexistente. Así, algunas teólogas como Teresa Forcades señalan la importancia de no interferir en la decisión de la madre y en el vínculo especial y distintivo de dependencia entre ambos que ha sido diseñado por Dios y en donde se incluye la decisión de la maternidad.[69]

Al margen de los debates de cada momento histórico - actual o del pasado - debe entenderse que existe una herencia diversa que es propia a la teología católica por sus raíces en el pensamiento aristotélico y platónico. Cabe recordar que de cualquier forma la iglesia católica no aplica a los casos de aborto de corta gestación aquellos sacramentos y ritos que suponen la existencia de un alma, como el bautismo o los que se dan por el alma de un fallecido.

En el magisterio

En el primer Concilio de Maguncia −un concilio local del año 847− se confirman penas canónicas propuestas por reuniones anteriores: a la mujer que haya abortado se le han de prescribir 10 años de penitencia. El Papa Esteban V afirma, en su carta Consuluisti de infantibus, que cometer un aborto es un homicidio, ya que la concepción requiere de la acción de Dios.[70]

Aparte de esta alusión, el magisterio de la Iglesia no vuelve a pronunciarse sobre el tema hasta el siglo XX, aunque desde 1930 lo haya hecho de manera continua y cada vez más amplia. Pío XI,[71]Pío XII en varios discursos, como el que impartió a la Sociedad de Médicos Italianos de San Lucas (12 de noviembre de 1944), o Juan XXIII,[72]​ han condenado el aborto como homicidio. En el Concilio Vaticano II se encuentra una de las condenas más citadas en el magisterio posterior, concretamente, en la Constitución Pastoral Gaudium et Spes.[73]

El Papa Juan Pablo II recuerda, en la encíclica Evangelium Vitae, que quienes a sabiendas de la pena incurren o colaboran en un aborto (padres y cómplices sin cuyo apoyo el aborto no se hubiera realizado) incurren en excomunión inmediata (llamada en el Código de Derecho Canónico latae sententiae).[74]

Judaísmo

La tradición judía es proclive a la santidad del feto, y no permite el aborto a solicitud. Sin embargo, permite el aborto bajo determinadas circunstancias, porque no considera al feto como persona autónoma. La Mishná (Ohalot 7:6) indica explícitamente la admisibilidad del aborto si la continuidad del embarazo pudiera poner en peligro la vida de la madre.

El judaísmo ortodoxo no admite otra causa que el peligro para la vida materna, en tanto el judaísmo conservador considera también la posibilidad de graves daños a la salud física o mental, o cuando el feto es inviable o padece graves defectos, según opinión médica experta.

Islam

El derecho islámico (sharia) parte de consideraciones similares a las del derecho canónico cristiano. Aunque ni el Corán ni la Sunna tratan el tema, se atribuye importancia al conocimiento médico que aporta el jurista versado en medicina, como Averroes, o el médico conocedor de la ley islámica, como Avicena. Según éstos, el feto adquiere la condición legal de persona cuando recibe de Dios su alma personal, momento para cuya identificación se confía también en la ciencia del médico y no sólo en la revelación. De acuerdo con la tradición oral, el momento de la infusión del alma es a los 120 días o cuatro meses.[75]

La mayoría de juristas modernos consideran aceptar la no viabilidad del feto en sus primeros 120 días.[76]​ En el Islam se asume que la complejidad de la vida fetal aumenta con el tiempo, manteniendo así una perspectiva gradualista que tiene su fundamento en la teología islámica. En ella se afirma que el espíritu (rub) entra en el feto alrededor de los 120 días (4 meses) después de la concepción. Aquellos que toman una posición más estricta argumentan que una vez el esperma entra en el vientre, está destinado a producir vida, y así para ellos el aborto está proscrito. No obstante, dentro de esos 120 días la mayoría de juristas consideran el aborto como moralmente menos grave y por tanto no sancionable.

Del mismo modo, se observa de manera general que la madre pueda abortar si su vida corre riesgo independientemente del tiempo de gestación, por lo que la vida de la madre prevalece sobre los derechos del no-nacido. Existe cierto debate en el caso de malformación y hasta que punto esto es motivo para alargar los 120 días. Aunque en la fatwa egipcia esto no se contempla.[76]​ Se debe notar por tanto que existe debate respecto a acortar alargar el periodo y sus supuestos, y en donde la ciencia a veces desempeña un papel destacado.

Hay dos escuelas jurídicas que valoran de maneras opuestas el aborto. La escuela Hanafi permite el aborto libremente en los cuatro meses iniciales, incluso cuando la iniciativa de la mujer no cuenta con el permiso del marido. La escuela Maliki prohíbe en su mayoría el aborto de manera absoluta, argumentando que, aunque el feto no sea propiamente humano, no se debe interferir con su destino natural de adquirir su alma, una vez que el semen se ha instalado. Algunos miembros de la escuela Maliki encuentran permisible el aborto hasta los 40 días. La escuela hanbalí suele rebajar el plazo a los 40 días, prohibiéndolo terminantemente después.[77]​ Las otras escuelas legales islámicas, tanto suníes como chiíes, mantienen, en conjunto, posiciones semejantes a las de la escuela Hanafi. De las cinco categorías en que se clasifican jurídicamente los actos — obligatorios, recomendados, opcionales, culpables o desalentados y prohibidos —, el aborto ha sido situado generalmente entre los opcionales o tolerables, especificándose los casos en los que el aborto debe considerarse criminal y punible. En general, son razones de salud las que se considera que justifican el aborto.[75]

De manera genral, el Islam anima a la reproducción y desalienta el aborto, que no recibe fácilmente la aprobación social, pero tampoco es considerado necesariamente un crimen. Es visto más bien como un recurso que debe usarse sólo en último lugar. Es requerimiento indispensable la expresión de la voluntad de la madre de llevarlo a cabo.

Budismo

El budismo no contempla la existencia de un alma insuflada o creada por una divinidad, por lo que su doctrina no establece un tiempo concreto que aconseje o no el aborto. No obstante, la doctrina budista sí que observa una evolución del desarrollo embrionario y sus capacidades, por lo que observa una graduación[78]​ en la gravedad moral en el acto de abortar en función de la evolución de la consciencia en el no-nacido. De manera general el budismo no condena con excesiva gravedad el aborto aunque señala las posibles graves consecuencias para la estabilidad emocional de la madre. En la práctica algunas comunidades budistas como la japonesa celebran ceremonias rituales (Mizuko kuyo) de reparación emocional para aquellas mujeres que han experimentado un aborto y así lo solicitan.

En una obligada investigación de las causas de las acciones que demanda el budismo a sus seguidores, en general se observa el contexto de la situación que puede empujar a una mujer a esta decisión. De manera que el aborto, aun siendo considerado una situación muy poco afortunada o que puede ser producto del aferramiento al deseo sensual, no llega a tener la misma consideración de gravedad que otras acciones. Por ejemplo, el budismo menciona numerosos ejemplos sobre la gravedad de acabar con la vida de un animal adulto como un perro, un elefante o un caballo. Pero no respecto a un aborto de cinco o seis semanas. No aparece pues una norma general en el budismo que enseñe una prohibición o aprobación en cualquier situación, sino que se tiende a observar cada caso y sus circunstancias.

Los países en donde la religión budista es mayoritaria (como Tailandia, Camboya o Japón) se aplican leyes de plazos y supuestos que permiten el aborto.[79]​ De entre todos ellos, el caso de mayor permisividad y despenalización es el japonés.

Hinduísmo

El hinduísmo considera el aborto desde sus textos de una manera quizás más radical que otras religiones, al considerar que el alma humana está presente desde la misma concepción sin un debate de peso. La noción religiosa de no-violencia hacia cualquier manifestación de la vida fue además subrayada en la era moderna por Gandhi, el padre de la moderna nación india. Al lado de esto, muchos textos religiosos como el Svetasvatara Upanishad afirman que el dios creador (Bhrama) pone sus semillas para la vida, y por lo tanto el aborto se considera un mal acto y un mal karma. Los textos religiosos hinduístas además animan a tener descendencia. Las creencias del mundo hinduísta son variadas pero derivando casi todas ellas de sus antiguos textos sagrados, los Vedas. El mundo hinduísta sacraliza la vida y sus manifestaciones.

Bajo un esquema teológico complejo que contempla la reencarnación de las almas, tanto el cigoto, embrión o feto poseen alma - esté ya desarrollada o no - y deben ser protegidos. Socialmente ésta visión moral sigue siendo predominante[80]​ y los diferentes cultos hinduístas y sus líderes[81]​ mantienen en mayoría ésta visión, si bien al mismo tiempo consienten resignadamente cierta conciliación con los programas de planificación familiar así como con el aborto, sobre todo por la problemática social y de población existente.

Algunos textos hinduístas provenientes de la medicina tradicional (Ayurveda), como el Charak Samhita, recomiendan dar preferencia a la vida de la madre que no a la del feto. Esto ha servido de punto de apoyo para que eL gobierno indio permita a través del acta MTP de 1971,[82]​ legislar el aborto en casos de violación, incesto o amenaza a la salud mental del madre. Es a través de éste último supuesto que se realizan la mayoría de interrupciones del embarazo en India, que actualmente son muy numerosas.

La moralidad del aborto en la sociedad hindú es compleja. Los textos religiosos como los Vedas y los Puranas lo prohíben con claridad, aunque la filosofía hindú permite que sean sobreseídos de manera práctica; especialmente mediante el Ayurveda o medicina tradicional. El sistema de castas, la selección de sexo por motivos socioeconómicos, sobrepoblación y otros graves problemas, fuerzan una coexistencia que es vista de manera resignada pero no satisfactoria por la sociedad india.

Aspectos biológicos y médicos

Desde un punto de vista científico, existe una clara división entre los científicos.[83]

Por un lado, están quienes defienden que el embrión es una vida humana desde el momento de la fecundación, independientemente del grado de desarrollo y de la viabilidad del feto fuera del útero.[4]​ Éstos sostienen que "los cuerpos de la mujer y del embrión son distintos, pues el ADN del feto es diferente al de la madre, por lo que se considera un ser distinto, tal y como define la Genética –al apuntar que la fecundación es el momento en que se constituye la identidad genética singular–; la Biología celular –que explica que los seres pluricelulares se constituyen a partir de una única célula inicial, el cigoto, en cuyo núcleo se encuentra la información genética (huella genética) que se conserva en todas las células y que es la que determina la diferenciación celular–; y la Embriología –que describe el desarrollo embrionario y revela cómo se desenvuelve sin solución de continuidad–".[4]​ Así, derivan en que independientemente de cuál sea el desarrollo del embrión, éste debe ser protegido.

Por otro lado, están los que rechazan que el embrión sea una vida humana desde la fecundación, existiendo dentro de este grupo diversas posturas respecto al momento en el que puede considerarse que comienza a existir un ser humano. Por ejemplo, algunos científicos opinan que "el embrión de 12 semanas no es un individuo biológico, ni mucho menos una persona: carece de vida independiente, ya que es totalmente inviable fuera del útero. El desarrollo del cerebro está apenas en sus etapas iniciales, y no se han establecido las conexiones nerviosas que caracterizan al ser humano. El embrión, por tanto, no experimenta dolor ni ninguna otra percepción sensorial".[5]

En lo que se refiere a la inviabilidad fuera del útero, Janet di Pietro, de la Universidad Johns Hopkins, sostiene que no se debe sobrevalorar el momento del parto, y que las leyes deberían basarse en el reconocimiento de la existencia de un cerebro capaz de condicionar ciclos de vigilia y sueño antes del parto.[cita requerida]

Existe también la postura, dentro del colectivo científico, que niega el debate legal-filosófico, desde el punto de vista científico, y rechazan la "utilización ideológica y partidista de la ciencia [...] presentando como argumentos científicos lo que pertenece al ámbito de las creencias personales, ideológicas o religiosas", puesto que para ellos "el momento en que puede considerarse humano un ser no puede establecerse mediante criterios científicos ya que el conocimiento científico puede clarificar características funcionales determinadas, pero no puede afirmar o negar si esas características confieren al embrión la condición de ser humano, tal y como se aplica a los individuos desarrollados de la especie humana."[84]

Recientemente se ha incorporado al debate bioético el concepto de "preembrión" con intención de diferenciar los primeros 14 días de desarrollo del "nasciturus" ("el que ha de nacer") del resto (es decir, durante la primera etapa de desarrollo prenatal). Aceptar el concepto de preembrión, suponiendo que éste no es un individuo biológico distinto a la madre, llevaría a una recalificación bioética de las intervenciones durante los primeros 14 días, ya sea por su eliminación en el microaborto o por su manipulación durante la investigación sobre sus células totipotenciales o "células madre" (stem cells) en laboratorios de ingeniería genética. Por otro lado, están quienes consideran que "el término "preembrión" carece de fundamento científico y pretende justificar diferentes investigaciones en el embrión, sin que existan trabas éticas y legales".[85]​ El concepto de "preembrión" tiene su origen en las investigaciones llevadas a cabo con cerdos por el embriólogo Washington en 1927, quien estudió el fenómeno de la gemelación observando la placenta de cerdos hembra procedentes de mataderos. Después de mucho trabajo, no logró distinguir el proceso antes de los 20 días, y para no dejar la investigación detenida, propuso una hipótesis de trabajo y dibujó un esquema, que ha sido reelaborados varias veces, para completarlo de acuerdo con la imagen que nos dan los nuevos descubrimientos, pero que no ha sido contrastado empíricamente desde entonces. Los análisis de ADN[86]​ supondrían una prueba en su contra, puesto que el ADN del supuesto pre-embrión, el del embrión, y el del mismo individuo una vez adulto, son el mismo.

Aspectos sociales

El aborto inducido ha sido y es diversamente considerado en distintas sociedades: para algunos es un procedimiento más para la limitación de la progenie; para otros, es un atentado contra la vida de un ser humano no nacido.

El argumento esgrimido por los que rechazan el aborto –autodenominados Provida–, es “que el embrión o feto, es un ser humano con derechos humanos, incluido el de nacer, crecer y tener una familia”. Mientras los que defienden la libre elección de la mujer –y autodenominados Proelección; esgrimen el argumento de que “Toda mujer tiene derecho a la privacidad, a la salud y a la integridad física, por tanto debe escoger si tiene o no un aborto, más aún en situaciones extremas, como embarazo luego de una violación, malformación diagnosticada del bebé o cuando peligra su vida”

Se estima que cada año 46 millones de mujeres recurren al aborto inducido para dar por terminado un embarazo no deseado. El tratamiento legislativo varía enormemente de un país a otro, pero actualmente el 62 por ciento de la población mundial vive en 55 países donde el aborto inducido está permitido, mientras que el 25 por ciento de la población mundial vive en países que lo prohíben y penalizan. La OMS estima que cada año ocurren 20 millones de abortos inducidos.

Mortandad debida al aborto en condiciones insalubres

La Organización Mundial de la Salud (OMS), señala que los abortos en condiciones sanitarias inadecuadas son una causa mayor de mortalidad femenina, con un total aproximado de 68.000 muertes al año en el mundo, lo que representa alrededor del 13% de las 527.000 muertes maternas, es decir, por razones obstétricas.[87]​ Estudios publicados el año 2010 hablan de un número de muertes maternas alrededor de 343.000.[88]​ El porcentaje es muy desigual según las regiones, alcanzando hasta el 30% de las muertes maternas en algunos países.[89]​ El riesgo es estadísticamente mayor donde el aborto en condiciones clínicas seguras no es accesible, ya sea por razones legales, sociales, económicas o de otro tipo.[90][91]​ Los abortos clandestinos, por tanto, generan un problema de salud pública, por el índice de muertes y por las consecuencias que tienen en la vida de las mujeres.

El aborto clandestino es inseguro porque no se da en condiciones que puedan garantizar una intervención óptima. Se recurre a personal no especializado. Se pone en riesgo la vida de la mujer. Las hemorragias y otras complicaciones del aborto incompleto son una de las causas de la mortalidad materna.[cita requerida]

En América Latina y el Caribe, 5.000 mujeres mueren cada año debido a complicaciones relacionadas con abortos inseguros (más de la quinta parte del total de muertes maternas). Esta cifra corresponde al 21 por ciento de las muertes maternas a nivel mundial.[cita requerida]

En 1996, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) indicó que el aborto es la causa primordial de mortalidad materna en Chile, Guatemala, Panamá, Paraguay y Perú, la segunda causa de muerte en Costa Rica y la tercera causa de muerte en Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, El Salvador, Honduras, México y Nicaragua.[cita requerida]

De todas las mujeres que se someten a un aborto en condiciones de riesgo, un número aproximado de entre el 10 y el 50 por ciento necesitan atención médica para el tratamiento de las complicaciones. Abortos incompletos, hemorragias y complicaciones infecciosas son algunos de los riesgos que corren las mujeres al no recibir un tratamiento médico adecuado con las condiciones necesarias para garantizar la vida y la salud.[cita requerida]

La OMS estima que el 13 por ciento de las aproximadamente 600.000 muertes relacionadas con embarazos a nivel mundial son el resultado de la realización de abortos en condiciones de salubridad inseguras. La mortalidad por aborto inducido es de 0,2 a 1,2 por cada 100.000 abortos en países donde el aborto está permitido. En países donde el aborto está penalizado se encuentran 330 muertes por cada 100.000 abortos.[cita requerida]

"Los abortos realizados en condiciones de riesgo ponen en peligro la vida de muchas mujeres, lo cual representa un problema de salud pública grave. La mayoría de estas muertes, los problemas de salud y las lesiones podrían prevenirse mediante un mayor y mejor acceso a servicios adecuados de atención en salud, incluyendo métodos seguros y efectivos de planificación familiar y atención obstétrica de urgencia..." (Párrafo 97. Plataforma de Acción IV Conferencia Mundial de la Mujer. Pekín, 1995).

Estos datos han servido de argumento a favor de la despenalización del aborto, es decir, a favor de que el aborto deje de ser considerado un delito y se legisle con consideraciones específicas para casos específicos.

Aborto selectivo de fetos femeninos en la actualidad

En la actualidad, en los países con mayores poblaciones del mundo (China[92]​ e India, donde está legalizado el aborto), la coincidencia de tres situaciones, a saber, los avances médicos que permiten determinar el sexo del futuro hijo, la situación de legalización del aborto y una 'preferencia cultural' por los hombres han hecho que el número de mujeres disminuya y que haya un mayor número de abortos de embriones y fetos femeninos. Particularmente en la India, los investigadores calculan que, de 1985 a 2005, 10 millones de posibles futuras mujeres han sido abortadas de manera selectiva.[93][94]​ El censo del 2001 en la India reveló que “faltaban” cincuenta millones de mujeres, yendo en contravía a la tendencia mundial, en la que el número de mujeres supera ligeramente al de los hombres. Se dice en la India que "es más probable que un bebé no llegue a nacer si es una niña". Por otra parte, la aplicación de la política de un solo niño en China en 1979 incrementó la población masculina, pues los padres intentaban engañar y evitar la ley mediante el aborto preferencial o el abandono de las hijas no deseadas.[92][95]

En consecuencia, en la India está prohibido realizar ecografías o ultrasonidos para determinar el sexo del feto, pues, dado que el aborto es legal, muchas mujeres se ven obligadas a abortar si el feto es una niña porque, supuestamente,[96]​ “una hija no podrá cuidar de sus padres cuando envejezcan, porque será la causa del empobrecimiento de la familia al tener que pagar una dote en su boda, porque será considerada un huésped en su propia casa hasta el día en que la abandone para casarse, porque el prestigio de la madre y su posición en la familia sólo se verán consolidados si el que nace es un varón o porque se cree que son los varones quienes pueden realizar los ritos funerarios por sus padres.” El aborto e infanticidio selectivo hacia futuras mujeres podría tener una influencia en la relación hombres-mujeres, que se elevó de 117:100, según datos del 2002.[95]

Christophe Z. Guilmoto, demógrafo francés, ha dirigido un estudio en el que concluye que en Vietnam, como en buena parte del continente asiático, la tasa de niñas que nacen se ha reducido significativamente respecto de la de las niños, por obra de los abortos selectivos.[97]​ Según el mismo autor, el índice de masculinidad, sin embargo, también ha experimentado ascensos notables en países donde no existe el control de la natalidad como política de Estado. Es el caso de India (con una media de 113 y de 125 en el Punjab), Taiwán, Singapur, Pakistán o Bangladesh. También en el sur del Cáucaso, en Armenia, en Georgia, en Azerbaiyán. De modo más débil, la tendencia también es visible en Albania y en Montenegro.[98]

En marzo de 2010, The Economist calificó, en su portada, a esta situación de Gendercide.[99]

Aborto y derechos humanos

Desde el punto de vista de los derechos humanos, existen varios enfoques ético-filosóficos opuestos:

  • el que defiende el derecho a interrumpir el proceso vital del cigoto, del embrión o del feto en cualquier punto de ese proceso. Desde este punto de vista, se otorga a la mujer embarazada del derecho a interrumpir la gestación y por tanto a la elección de la maternidad, el cual prima sobre cualquier otro que se quiera otorgar a la gestación.
  • el que defiende el derecho a interrumpir el proceso vital sólo hasta cierto desarrollo del mismo. Este punto de vista se apoya en una visión de "desarrollo por fases" del sujeto gestado. En este punto de vista no se observan derechos para el cigoto o el embrión, pero sí para el feto a partir de determinado punto de desarrollo que puede ser variable. Además, el derecho a la interrupción del embarazo de la embarazada se puede ampliar dependiendo de circunstancias adicionales, como la malformación del feto, violación o peligro para la vida de la madre.
  • el que defiende la no interrupción del proceso del cigoto, del embrión o del feto, sin importar su punto de desarrollo. Este punto de vista se basa en la defensa de ese proceso vital al dar la consideración de "vida humana" a la su propia existencia. Bajo este punto de vista, la mujer embarazada no tiene derecho a terminar con la gestación interrumpiendo el proceso de embarazo en cualquier fase de desarrollo.

Los partidarios de la despenalización total sostienen una interpretación de los derechos humanos en donde prohibirlo atentaría contra los derechos fundamentales de las mujeres y contra los principios de justicia social. Además, se argumenta que la prohibición ocasiona que las mujeres puedan morir víctimas de un aborto clandestino mal realizado, en especial las que tienen menores recursos económicos o pertenecen a los sectores socioeconómicos más vulnerables.

Los opositores al aborto sostienen una interpretación de los derechos humanos en donde legalizarlo atentaría contra el derecho a la vida del nasciturus, que debería de primar sobre el derecho de elección de la madre. Por tanto, legalizar el aborto atentaría contra el derecho fundamental de todo ser humano al que se afirma como existente desde la misma fecundación del óvulo, y así contra los principios de justicia social. En esta interpretación se antepone el derecho de elección de la madre al derecho a la vida de un ser humano ya existente y que no tiene posibilidades de defensa.

Los partidarios de una graduación en la despenalización intentan conseguir diversos grados de conciliación entre el derecho de la madre y el derecho fundamental a la vida. Normalmente se intentan apoyar en argumentos científicos sobre el desarrollo humano para poder señalar unos límites legales en la interrupción del proceso del embarazo.

En el último tiempo, algunos organismos de protección de derechos humanos han abogado por la despenalización del aborto al considerar que su prohibición viola los derechos humanos de las mujeres. Entre otros, se encuentran la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), la Corte Europea de Derechos Humanos, Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas (CDHNU), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Amnistía Internacional (AI).

El sistema anglosajón, el sistema europeo-continental y el sistema internacional de protección de los derechos humanos, consideran que se violan los derechos fundamentales de las mujeres cuando se prohíbe de forma absoluta el aborto. El primer sistema desarrolla los derechos fundamentales de la mujer desde la perspectiva de su derecho a la intimidad y en relación con la idea de ‘viabilidad’. El modelo continental, a su vez, vincula el aborto con el derecho general a la libertad de la mujer, sea que se le especifique como libertad reproductiva o como un derecho a la autodeterminación. Finalmente, importantes ONGs internacionales, como Amnistía Internacional, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el Comité de Derecho Humanos de las Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud, relacionan el problema del aborto con la violación del derecho de las mujeres a no ser sometidas a tratos crueles, inhumanos o degradantes, es decir, con la prohibición general de la tortura.

Entre las instituciones que se oponen al aborto inducido por considerar que atenta contra el derecho a la vida del no nacido, se encuentra la Iglesia Católica.

Posturas de diversos organismos

Amnistía Internacional respalda la despenalización del aborto para garantizar que las mujeres tengan acceso a servicios de salud cuando surgen complicaciones derivadas del aborto, y para defender el derecho de las mujeres al aborto –dentro de los límites razonables que impone la gestación– cuando su vida o su salud corran peligro.

Su postura ha sido cuestionada tanto por personas como por organizaciones tales como la Iglesia Católica, los cuales sostienen que, si Amnistía Internacional se opone a la pena de muerte, no es congruente que acepte su aplicación a lo que entienden como un menor de edad inocente.

El problema, aquí, es el debate que se ha generado en cuanto a la definición de "menor de edad" y a la definición precisa del inicio de la vida y las definiciones de "individuo" y "persona" (véase el apartado Aspectos biológicos y médicos y Aspectos religiosos).

Posturas políticas y religiosas

No se puede hablar de una correlación entre tendencia política o religiosa y posición frente al aborto, pues hay partidarios y contrarios al aborto en todas las tendencias; tómese por ejemplo de lo dicho, la existencia de católicos a favor de la despenalización como la Red Latinoamericana de Católicas por el derecho a decidir,[100]​ grupos feministas y ateos provida, como Feminists for Life (Feministas por la Vida),[101]Mujeres contra el aborto[102]​ y Atheists for Life (Ateos por la Vida),[103]​ o el movimiento Parlamentarios y Gobernantes por la Vida[cita requerida], que integra a personas de diversas tendencias políticas, religiosas y culturales.

Véase también

Referencias

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  63. Tertuliano. «IX 8». Apologeticum. «Es un homicidio anticipado impedir el nacimiento; poco importa que se suprima al alma ya nacida o cuando está naciendo. Es un hombre el que lo será en el futuro.» 
  64. he Beguinning of Human Life as an Ethical Problem. Martin Buss, Journal of Religion, 1967
  65. Evangelium Vitae Juan Pablo II, 1995. Veritatis Splendor Juan Pablo II, 1993.
  66. ver por ejemplo: Aquinas on Human Ensoulment, Abortion and the Value of Life. J.Haldane, P. Lee. Philosophy 78 (2003), 255-278. http://www2.franciscan.edu/plee/aquinas_on_human_ensoulment.htm
  67. "A Brief, Liberal, Catholic Defense of Abortion", Daniel A Dombrowski. University of Illinois Press, 2000.
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  69. "Dios pone la vida del feto mientras no es viable en las manos de su madre (en las entrañas de su madre) y ha vinculado la vida biológica de éste a la vida espiritual de ella. Nosotros haremos bien de respetar esta vinculación primaria. Mientras el feto no puede sobrevivir independientemente de la madre, le corresponde a ella la responsabilidad moral de decidir sobre su futuro, que es también el de ella, ya que la madre no gesta el hijo sólo biológicamente, sino también espiritualmente, con su amor, con su deseo de que éste viva, con la alegría de llevarlo al mundo. Respetar la decisión de la madre es respetar la integridad de su consciencia moral, incluso aceptando que objetivamente se pueda equivocar". Entre els principis i la realitat, Teresa Forcades en http://www.focnou.cat/html/default.asp?area=articulo&revista=133&articulo=396
  70. DH 670.
  71. Véase, por ejemplo, la encíclica Casti Connubii, número 23.
  72. Véase la encíclica Mater et Magistra, número 194.
  73. «Sobre la Iglesia en el mundo actual». Documentos de Concilio Vaticano II. 7/12/1965. pp. Epígrafe 51. Consultado el 11 de abril de 2010. «La vida desde su concepción ha de ser salvaguardada con el máximo cuidado; el aborto y el infanticidio son crímenes abominables.» 
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  78. Cuando la vida comienza http://www.budismo.net/t3.php
  79. para un posible interés comparativo, la situación en algunos países de mayoría budista es la que sigue: en Thailandia se admite legalmente el aborto bajo los supuestos de violación, amenaza a la vida de la madre o su salud física (Acta de promulgación del Código Penal, B.E. 2499, 1956, secs. 301–305). En Camboya se permite la solicitud de aborto de la mujer durante las primeras 14 semanas de embarazo, para lo cual el inicio del embarazo se calcula a partir del último periodo menstrual que normalmente es dos semanas antes de la concepción, si bien para dar consistencia a la ley se ha extendido en dos semanas (Kram Real 12/11/1997, art 8.28). En Japón el aborto está ampliamente tolerado legal y socialmente, de lo cual existe mucha literatura al respecto. El budismo japonés ofrece además el caso especial de una ceremonia ritual llamada mizuko kuyo, históricamente creada por mujeres y que sirve de consuelo y reparación emocional para aquellas que así lo solicitan (Liquid Life: Abortion and Buddhism in Japan. William R. LaFleur).
  80. Hindu Scriptures are Clear on Abortion en http://www.hinduismtoday.com/modules/smartsection/item.php?itemid=376
  81. Hindus In America Speak out on Abortion Issues http://www.hinduismtoday.com/modules/smartsection/item.php?itemid=338
  82. Medical Termination of Pregnancy Act
  83. "Un tema clave en el debate –de los tiempos– del aborto es el estatus moral del embrión y el feto", señalaba un informe elaborado por la British Medical Association. "La cuestión de cuándo empieza la vida se ha debatido durante años y continúa siendo un tema en el cual los miembros de la sociedad tienen visiones opuestas (...). Probablemente nunca sea posible alcanzar un acuerdo sobre esta cuestión", decían los médicos británicos en su informe (...) - La vida es posible desde la semana 23 (El Mundo)
  84. El aborto enciende a los científicos Artículo de El País
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Fuentes

Bibliografía

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  • Ponencia de Ignacio Carrasco de Paula sobre el embrión en la teología y en la doctrina de la Iglesia.

Enlaces externos

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