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Sudario de Turín

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Negativo de la cara del Sudario de Turín

El Sudario de Turín —también conocido como la Síndone de Turín, la Sábana Santa o el Santo Sudario— es una tela de lino que muestra la imagen de un hombre que presenta marcas y traumas físicos propios de una crucifixión.[1]​ Se encuentra ubicado en la capilla real de la Catedral de San Juan Bautista, en Turín (Italia).

El sudario mide 436 cm × 113 cm.

Los orígenes del sudario y su figura son objeto de debate entre científicos, teólogos, historiadores e investigadores. Algunos sostienen que el sudario es la tela que se colocó sobre el cuerpo de Jesucristo en el momento de su entierro, y que el rostro que aparece es el suyo. Otros afirman que este objeto fue creado en la Edad Media.[2]​ La Iglesia Católica no ha manifestado oficialmente su aceptación o rechazo hacia el sudario, pero en 1958 el papa Pío XII autorizó la imagen en relación con la devoción católica hacia la Santa Faz de Jesús.[3]

La imagen de la sábana se puede apreciar más claramente en negativo que en el color sepia original. La imagen en negativo fue contemplada por primera vez en la noche del 28 de mayo de 1898, en el reverso de la placa fotográfica del fotógrafo amateur Secondo Pia, que estaba autorizado para fotografiarla mientras se exhibía en la Catedral de Turín. En 1978 se llevó a cabo un estudio detallado por un grupo de científicos estadounidenses llamado STuRP. No encontraron pruebas fiables para afirmar que se trataba de una falsificación, y consideraron que la aparición de la imagen era todo «un misterio».[4]

En 1988 se efectuó una prueba de datación por radiocarbono con pequeños fragmentos del sudario. Los laboratorios de la Universidad de Oxford y la Universidad de Arizona determinaron que la Sábana Santa data de la Edad Media, entre 1260 y 1390 (±10 años).[5][6]​ con una fiabilidad del 95%, y que fue publicada en la revista científica Nature.[7]

Para algunos, esta datación ha zanjado para siempre el asunto demostrando que el sudario es una falsificación del siglo XIV (aún pendiente de determinar cómo se realizó).

En 2005, el Dr. Ray Rogers, líder experto en química del equipo STuRP y socio retirado del Laboratorio Científico de Los Álamos, refutó la prueba de carbono 14, al declarar que la muestra cortada del Sudario de Turín en 1988 habría sido tomada de un área del lienzo que habría sido retejida durante la Edad Media. En dicha área retejida se habría mezclado (de manera muy sutil –imperceptible a la vista-) algodón medieval con lino antiguo, comprometiendo de esta manera la prueba de datación.

Desde entonces, numerosas investigaciones han presentado diversos argumentos tanto para demostrar su autenticidad[8][9][10][11][12][13][14]​ como para explicar cómo fue falsificada la imagen[cita requerida].Hasta el momento, la técnica con la que se impregnó el cuerpo visible en el Santo Sudario no ha podido ser explicada por la ciencia de manera concluyente.[15]​ De modo que el sudario sigue siendo uno de los objetos más estudiados de la historia, además de ser uno de los más controvertidos.[16][17][18]

Historia

Posible historia anterior al siglo XIV: la imagen de Edesa

Esta imagen del siglo X muestra a Abgaro de Edesa exhibiendo la Imagen de Edesa. La pieza oblonga que aquí se muestra es poco habitual en ilustraciones de la imagen, lo que lleva a pensar que el artista tuvo que haber visto la Sábana.

Existen numerosos informes, de origen desconocido y previos al siglo XIV, sobre lugares en donde se veneró la mortaja de Jesús o una imagen de su cabeza (ver Humberto, 1978). No obstante, no se ha podido conectar con certeza ninguno de ellos con la tela que actualmente reside en la catedral de Turín. Ninguno de los informes de los hasta 43 posibles «sudarios genuinos» hace mención de una imagen de un cuerpo, salvo el de la Imagen de Edesa.

Se cuenta que la Imagen de Edesa (también llamada Mandylion) contenía la imagen del rostro de Cristo, y existen noticias fiables de su existencia desde el siglo VI. Algunos ven una correlación entre el Sudario de Turín y la Imagen de Edesa. Ninguna leyenda relativa a la imagen lleva a pensar que contuviera la imagen de un Jesús malherido, sino que mencionan que la imagen fue transmitida a la tela por el propio Jesús. Suele describirse como una mera representación del rostro de Jesús, no del cuerpo entero. Los defensores de la teoría de que la imagen de Edesa y el sudario son el mismo objeto, liderados por Ian Wilson, creen que siempre estuvo plegado de manera que sólo mostraba la cara.

Las antiguas Leyendas de Abgaro sitúan el lienzo en la ciudad de Edesa (650 km al norte de Jerusalén), durante el reino del rey Abgaro V (en el siglo I). El antiguo historiador Eusebio (325) habla de esa leyenda, refiriendo a la “Imagen de Edesa” y relata que cuando el lienzo con la imagen fue llevado al rey por el discípulo Tadeo, el rey fue curado de su lepra. Evagrio (590) se refiere al lienzo como “acheiropoieta” -no hecho por manos humanas-. Los Actos del Santo Apóstol Tadeo (siglo VI) hablan de la “tetradiplon” (tela doblada en cuatro). San Juan Damasceno, durante los debates iconoclastas del siglo VIII, llamó al Sudario como “himatión” o larga-tela. Los griegos bizantinos continúan hablando de la acheiropoieta: (imagen no hecha por manos humanas) y del “Mandylion” - o pequeña toalla. Éste era el Sudario doblado en cuatro mostrando sólo el rostro para su manejabilidad. Obras de arte posteriores (siglo X) muestran el Mandylion en las manos del emperador bizantino sosteniendo el área facial pero mostrando una extensa tela.

Se citan tres muestras principales de evidencia para identificarla con el sudario. Juan de Damasco menciona la imagen en su obra anti-iconoclasta Sobre las imágenes santas [3], describiéndola como una «cinta» o tela oblonga, en lugar de un cuadrado, como sostienen otras notificaciones de la tela de Edesa.

Imagen del Códice Pray, un manuscrito húngaro proveniente de 1192-1195. Los partidarios del sudario suelen usarla como prueba de su existencia previa al siglo XIV, señalando que el parche en forma de L cerca de las manos se corresponde con los huecos por quemaduras de la reliquia, y la semejanza entre el poco usual tejido de la sábana y el de la tela, en panel inferior.

Con motivo del traslado de la sábana a Constantinopla en 944, Gregorio Refendario, arcediano de la Hagia Sophia (Constantinopla), dio un sermón sobre el mismo. Dicho sermón se perdió, pero volvió a aparecer en los archivos del Vaticano, y en 2004 fue traducido por Mark Guscin.[19]​ El sermón informa de que la tela de Edesa no contenía sólo la cara, sino una imagen de cuerpo entero, que se atribuía a Jesús. También menciona manchas de sangre de una herida en el costado.[19]​ También han aparecido otros documentos en la Biblioteca del Vaticano y en la Universidad de Leiden que lo confirman. «[Non tantum] faciei figuram sed totius corporis figuram cernere poteris» (‘No sólo puede verse el contorno de una cara, sino también la figura completa de un cuerpo’).[20][21]

El Sudario ilustrado en el Codice Pray

En la Biblioteca Nacional de Budapest se encuentra el Códice Pray, el texto más antiguo que sobrevive en el idioma Húngaro. Fue escrito entre los años 1192 y 1195 (65 años antes de la más antigua fecha determinada por el Carbono-14 de 1988) bajo el reinado de Bela III de Hungría criado en Constantinopla. Una de sus ilustraciones muestra preparaciones para la sepultura de Cristo. Dicha ilustración incluye una mortaja con el mismo tejido de patrón de espiga como el Sudario, más 4 agujeros de quemadura cercanos a uno de los bordes. Los agujeros forman una “L”.

Lo llamativo es que ese extraño patrón de agujeros se encuentra en el Sudario de Turín. Son agujeros de quemaduras, posiblemente causados por un atizador o brasas de incienso. Según los registros el sudario era conservado en la capital del Imperio bizantino, y exhibida todos los viernes, acontecimiento con el que Bela III pudo haber estado muy familiarizado en su estadia en Constantinopla y eventualmente después fue tomado el patron del manto para elaborar el códice Pray.

En 1203, un cruzado llamado Robert de Clari asegura haber visto la tela en Constantinopla: «Donde estaba el sudario en el que nuestro Señor fue envuelto, y que cada viernes se alzaba bien alto para que uno pudiera ver en él la figura de nuestro Señor».

En 1205, tras la cuarta cruzada, Teodoro Angelos (sobrino de uno de los tres emperadores bizantinos que fueron depuestos) envió la siguiente misiva al papa Inocencio III, protestando por el ataque a la capital. Sacado del documento, con fecha de 1º de agosto de 1205:

«Los venecianos se repartieron los tesoros de oro, plata y marfil, mientras que los franceses hicieron lo mismo con las reliquias de los santos y, lo más sagrado de todo, el lino en el que nuestro Señor Jesucristo fue envuelto tras su muerte y antes de su resurrección. Sabemos que esos saqueadores han guardado los objetos sagrados en Venecia, Francia, y otros lugares, estando el sagrado lino en Atenas.» (Códice Chartularium Culisanense, fol. CXXVI (copia), National Library Palermo)

Desde el siglo XIII, la Imagen de Edesa se halla en paradero desconocido, salvo que se trate del Sudario de Turín. A ambos se les conocía como Tetradiplon, que en griego significa ‘doblado cuatro veces’.[22]

El paradero del Santo Sudario luego del saqueo de Constantinopla es desconocido. Un reciente estudio de la historiadora italiana Barbara Frale afirma que el sudario fue custodiado por los Caballeros Templarios desde el saqueo de Constantinopla hasta la disolución de la orden en 1312. En su libro Los templarios y la Síndone de Cristo, Frale relata que en 1287 un joven de buena familia llamado Arnaut Sabbatier ingresó a la Orden de los Caballeros Templarios y luego de ser admitido fue invitado a besar tres veces los pies de la imagen del Santo Sudario. Ian Wilson había sugerido que el supuesto ídolo blasfemo Bafomet que adoraban los Templarios no era más que el Santo Sudario.

Siglo XIV

La historia documentada de la tela ahora guardada en Turín como tal empieza en 1357, cuando la viuda del caballero francés Geoffroy de Charny la expuso en una iglesia en Lirey (diócesis de Troyes, Francia). Los escudos de armas del caballero y su viuda pueden verse en el Museo Cluny de París, en un medallón peregrino que también muestra una imagen del sudario de Turín.

A lo largo del siglo XIV, el sudario fue expuesto públicamente a menudo, aunque no de forma continua, puesto que el obispo de Troyes (Henri de Poitiers) había prohibido venerar la imagen. A los treinta y dos años de este pronunciamiento, la imagen volvió a exponerse, y el rey Carlos VI de Francia ordenó que se llevará de Troyes, citando la impropiedad de la imagen. Los comisionados fueron incapaces de llevar a cabo la orden.

En 1389, el obispo Pierre D’Arcís denunció en una carta al papa de Aviñón que la imagen era un fraude, indicando que ya había sido denunciada anteriormente por su predecesor Henri de Poitiers, al que le extrañaba que no fuera mencionada en ningún Evangelio.

Según D’Arcís, «Un examen riguroso descubrió eventualmente cómo la imagen había sido astutamente pintada, siendo la verdad corroborada por el propio pintor, esto es, que fue producto de la mano del hombre y no fue forjada ni se formó milagrosamente». (En alemán: [4].) En la carta no se nombra al artista.

La carta de D’Arcís menciona también el esfuerzo del obispo Henri por eliminar la veneración, pero que la tela fue rápidamente escondida «unos 35 años», lo que concuerda con los detalles históricos antes mencionados. La carta ofrece una descripción precisa de la sábana:

«Tras dibujar con audaz maña la imagen a doble cara de un hombre, es decir, vista frontal y dorsal, declaró falsamente y pretendió que se trataba del sudario en el que nuestro salvador Jesucristo fue envuelto en el sepulcro, y sobre el que la figura completa de nuestro salvador ha permanecido por ello impresa junto a las heridas que portaba».

Pese a las declaraciones del obispo D’Arcís, Clemente VII (primer antipapa del Gran Cisma de Occidente) prescribió indulgencias a los que peregrinaran al sudario, por lo que la veneración continuó, aunque no se le permitió el título de «Verdadero Sudario».[23]

Siglo XV

En 1418, tras casarse con la nieta de Charny, Humberto de Villersexel (conde de la Roche, señor de Saint-Hippolyte-sur-Doubs) trasladó la sábana a su castillo en Montigny-Montfort (Francia), para protegerlo de las bandas de malhechores. Posteriormente, fue llevada a Saint-Hippolyte-sur-Doubs. Tras la muerte de Humberto, los canónigos de Lirey llevaron a la viuda a los tribunales para forzarla a retornar la tela, pero el parlamento de Dôle y la corte de Besançon otorgaron la tela a la viuda, que la presentó en varias exposiciones, notoriamente en Lieja y en Ginebra.

La viuda vendió la imagen en 1453 a cambio de un castillo en Varambon (Francia). El nuevo propietario, Luis de Saboya, la guardó en su capital, Chambéry, en la recién construida Capilla Santa, que el papa Pablo II erigió a continuación a mayor honra de una iglesia colegial. En 1464, el duque acordó pagar una tasa anual a los canónigos de Lirey a cambio de que dejaran de reclamar la propiedad de la tela. A partir de 1471, la sábana se desplazó por varias ciudades de Europa, residiendo brevemente en Vercelli, Turín, Ivrea, Susa, Chambéry, Avigliana, Rívoli y Pinerolo. Por esos días, dos sacristanes de la Capilla Santa describieron que el sudario estaba guardado en un relicario «envuelto en una cortina de seda roja, y guardada en una caja cubierta de terciopelo carmesí, decorada con clavos bañados en plata, y cerrada con llave de oro».

En 1506 el papa Julio II, consciente de la veneración pública del Sudario, establece el 4 de mayo "Ineuco Crucis", solemne día de veneración y oficio de la reliquia. A partir de aquí se inicia la tradición de replicar la Sagrada Tela. De hecho se conocen varias copiasalrededor del mundo.

Siglo XVI a nuestros días

Este cartel anunciaba la exhibición del sudario de 1898.

En 1532, el sudario resultó dañado en un incendio en la capilla donde se guardaba. Una gota de plata fundida del relicario le dejó una marca dispuesta simétricamente entre las diversas capas de la tela doblada. Las monjas clarisas trataron de reparar el daño con parches. El sudario volvió de nuevo a su actual residencia en Turín en 1578.

El estudio científico sobre el lienzo comenzó en 1898 durante la ostensión del sudario con motivo de la boda de Víctor Manuel III. Un abogado italiano llamado Segundo Pía pidió permiso para realizar una serie de fotografías a la reliquia, petición que se aprobó no sin reticencias desde el obispado de Turín. Cuando Pía reveló las fotografías, se dio cuenta de que los negativos eran en realidad "positivos", lo que convierte a la Sábana en un negativo fotográfico.

Fue propiedad de la Casa de Saboya hasta 1983, cuando se otorgó a la Santa Sede. En 1988, la Santa Sede permitió pasar la prueba del Carbono 14 a la reliquia, para lo que se retiró un trozo pequeño de una esquina del sudario, que fue dividido y enviado a los laboratorios. Otro incendio, probablemente provocado, amenazó al sudario en 1997, pero un bombero fue capaz de sacarlo de su mostrador y prevenir desgracias mayores, tras atravesar con un martillo las capas de cristal que lo protegían. La Santa Sede restauró el sudario en 2002. Se retiró la cubierta de la sábana y treinta parches. Esto permitió fotografiar y escanear el reverso de la tela, que estaba oculta a la vista.

La última ostensión o exhibición pública del sudario fue durante el Gran Jubileo del año 2000. Y el papa Benedicto XVI autorizó un exposición para el año 2010, habiéndose realizado entre el 10 de abril y el 23 de mayo 2010.


Características de la imagen

Estudiosos de la imagen —como John P. Jackson, director del Turin Shroud Center of Colorado y antiguo responsable del STuRP (Shroud of Turin Research Project: proyecto de investigación del sudario de Turín)— han investigado la sábana santa, y han afirmado las siguientes características de la imagen:

  • La imagen penetra sólo unas pocas fibrillas y, además, sólo la superficie de los hilos. Las fibrillas están coloreadas individualmente. No hay pigmento ni sustancias extrañas.
  • La intensidades máximas de las imágenes frontal y dorsal son iguales.
  • Las manchas rojas son de sangre y debajo de ellas no hay imagen.
  • No hay imágenes de los costados del cuerpo, pero sí manchas de sangre por contacto lateral de la tela.
  • Las dos caras de la imagen coinciden, se alinean verticalmente.

Ambos estudiosos afirman que ni una mano humana, ni una difusión ni ningún tipo de radiación explican todas estas características en conjunto. No hay ninguna explicación física para explicar simultáneamente la alta resolución de la imagen y que su intensidad guarde relación con la distancia entre la tela y el cuerpo. Cualquier teoría sobre la formación de la imagen debería explicar todas estas características en su conjunto.

Rastros de sepultura judía

En junio del 2002, Mechthild Flury Lembert (miembro del Equipo era un historiador suizo de textiles) encargado de restauración, encontró un patrón particular de cosido en la costura de uno de los lados largos del Sudario (llamado orillo). Ese patrón de cosido es muy similar a los fragmentos de tela encontrados en las tumbas de la fortaleza judía de Masada (el palacio de invierno del rey Herodes). Las telas de Masada son aproximadamente de los años 40 a. C. al 73 d. C. Este tipo de puntada no ha sido encontrado en tapices de la era Medieval o Renacimiento en Europa.

En 1978 Sam Pellicori (ingeniero en óptica) notó la presencia de partículas de suciedad en la nariz así como en la rodilla izquierda y el talón; se ha identificado que esta suciedad es aragonita travertina. [Esto puede deberse a que las Cuevas-Tumbas estaban hechas dentro de los lados de las colinas de piedra caliza]. Asimismo, la presencia de carbonato de calcio (polvo de piedra caliza) en el Sudario fue notada por la Dra. Eugenia Nitowski (arqueóloga de Utah) en sus estudios de las cuevas-tumbas de Jerusalén. El profesor Giovanni Riggi notó ácaros de sepultura. Trazos de áloe y mirra también han sido encontrados en el Lienzo. Todos estos son congruentes con las costumbres de sepultura judía en la antigüedad.

Teorías sobre la formación de la imagen

Se han sugerido diferentes explicaciones a la creación de la imagen, tanto naturales como sobrenaturales.

Formación milagrosa

Varios creyentes consideran la imagen como un efecto secundario de la resurrección de Jesús, sugiriendo efectos seminaturales que pudieron haber sido parte del proceso. Afirman que puesto que la lógica obliga a descartar todas las hipótesis, hay que pensar en un hecho sobrenatural único para una imagen única: la Resurrección de Jesús. Ya que no hay explicación científica al hecho de que la imagen sea tan detallada y la intensidad guarde relación con la distancia, y que sólo afecte a las fibrillas superficiales individualmente. A todo esto hay que añadir la existencia de todo el conjunto de datos que aporta la sábana que obligan a pensar que el hombre de la sábana es Jesús: antigüedad, tipo de heridas, etc. Estas teorías son inverificables y pueden darse como explicación a cualquier anomalía que vaya contra la autenticidad del sudario, así que desde un punto de vista científico no son una explicación válida, algo en lo cual los escépticos se basan para descartar estas teorías de antemano. Se ha sugerido que el sudario colapsó a través del cuerpo glorificado de Jesús o de su deslocalización y que la imagen se pudiera haber formado por contacto directo al caer la sábana, dando así una imagen de detalle, y que por ser distinta la duración de este contacto en función de la distancia, habría una intensidad variable. Quienes apoyan esta teoría señalan ciertas impresiones de dientes y huesos al estilo de los rayos x. Otros sugieren que la radiación provocada por el evento milagroso pudo haber grabado a fuego la imagen en la tela.

Capa de hidratos de carbono

Vista microscópica de contraste fasado de una fibra de la imagen del sudario de Turín. La capa de hidratos de carbono es visible a lo largo del borde superior, pero desaparece en el borde inferior derecho. Esta capa puede arrancarse o retirarse con adhesivo

Una teoría científica que no descarta la relación del sudario con Jesús, implica a los gases que escapan de un cadáver en las primeras fases de descomposición. Las fibras de celulosa que componen la tela están revestidas por una fina capa de fécula, con fragmentos de almidón, azúcares y otras impurezas. Esta finísima capa (180 a 600 nm) fue descubierta al utilizar un microscopio de contraste fasado. La imagen muestra su parte más fina, la que carga con el color, mientras que la prenda subyacente está sin colorido. La capa de hidratos de carbono sería en esencia incolora salvo en algunos sitios donde un cambio químico le ha otorgado un color pajizo. La reacción implicada es similar a la que tiene lugar al calentar el azúcar para producir caramelo.

R. N. Rogers y A. Arnoldi proponen esta explicación natural en un artículo titulado El Sudario de Turín: una reacción amino-carbonila (reacción de Maillard) podría explicar la creación de la imagen (ver Referencias), que no descarta una invocación sobrenatural ni una intensificación de un proceso natural. Según ella, los aminoácidos del cuerpo humano reaccionan pronto con la capa de hidratos de carbono, antes de que los líquidos producto de la descomposición manchen o dañen la tela. Los gases de los cuerpos muertos son extremadamente reactivos químicamente y al cabo de un par de horas, en entornos como los sepulcros, el cuerpo empieza a producir aminos más fuertes en sus tejidos, como pudriscina y cadaverina. Esto provocaría el color observado en la capa de hidratos de carbono, pero crea preguntas sobre por qué ambas vistas de la imagen son tan fotorrealísticas y por qué no fueron destruidas por posteriores productos de la descomposición (una pregunta obvia si hubo resurrección, o si se retiró el cuerpo de la tela en el momento requerido).

Autooxidación

Christopher Knight y Robert Lomas (1997) sostienen que la imagen de la sábana es la de Jacques de Molay, último Gran Maestro de la Orden de Caballeros Templarios, arrestado por herejía en el Templo de París por el rey Felipe IV de Francia el 13 de octubre de 1307. De Molay fue torturado bajo los auspicios de William Imbert (inquisidor en jefe de Francia). Sus brazos y piernas fueron claveteados, posiblemente a una gran puerta de madera. Tras la tortura, según Knight y Lomas, De Molay fue postrado en una cama blanda, sobre un trozo de tela; se pasó lo que sobraba de la tela sobre su cabeza para cubrir su cuerpo y se le abandonó unas 30 horas, en estado de coma. El que usaran un sudario se explica porque el Templo de París guardaba sudarios para usos ceremoniales.

De Molay sobrevivió a la tortura, pero fue llevado a la hoguera el 19 de marzo de 1314 junto a Geoffroy de Charney, preceptor templario de Normandía. Jean de Charney, su nieto, murió en la batalla de Poitiers. Tras su muerte, su viuda, Jeanne de Vergy, se halló en posesión del sudario y lo tuvo expuesto en una iglesia de Lirey.

Knight y Lomas basan sus hallazgos en parte en las pruebas del carbono 14 de 1988 y en la investigación de Mills en 1995 acerca de una reacción química llamada autooxidación, y argumentan que su teoría concuerda con los datos conocidos sobre la creación de la tela y de los resultados de la datación por radiocarbono.

Reproducción fotográfica

Algunas personas encuentran un enorme parecido entre este autorretrato de Leonardo da Vinci y el Hombre del Sudario.

De los métodos propuestos por los escépticos sobre la creación de la imagen en la Edad Media, hay quien no duda en considerar al sudario como la primera fotografía del mundo, atribuyendo su autoría a Leonardo da Vinci. Según ellos, la imagen habría sido producida con la ayuda de una linterna mágica, un dispositivo de proyección simple y compuestos de plata sensibles a la luz aplicados sobre la tela. Esta teoría se apoya en el parecido que algunos encuentran entre el famoso autorretrato de Leonardo y la imagen del sudario, pese a que Leonardo nació varios siglos después de la primera aparición documentada de la sábana, si consideramos que la sábana de Turín es la misma que la de Edesa, cosa que algunos expertos dudan.

Los principales defensores de esta teoría son Lillian Schwartz (consultora gráfica de la School of Visual Arts en New York, quien se hizo conocida en los años ochenta por haber identificado a la Mona Lisa como un autorretrato de Leonardo), Lynn Picknett (investigadora), Nicholas Allen (profesor en Historia del Arte de la Nelson Mandela Metropolitan University en Sudáfrica, quien sostiene que la prueba de que el sudario fuese una fotografía de Da Vinci sería que se encontraran rastros de sulfato de plata en el sudario) y Larissa Tracy (profesora de la Longwood University en Virginia). Todos ellos afirman que Leonardo tenía todos los conocimientos necesarios en anatomía y los materiales para fabricar una primitiva cámara oscura como para fabricar un sudario falso que reemplazaría a la falsa reliquia de mala calidad que estaba en posesión de la familia Saboya desde 1453.[24]

Pintura

En 1977, un equipo de científicos elegidos por el Gremio del Santo Sudario desarrolló un programa de pruebas sobre la tela, denominado STuRP (Shroud of Turin Research Project: proyecto de investigación del sudario de Turín). El cardenal Ballestrero, arzobispo de Turín, otorgó su permiso pese a los desacuerdos internos. Los científicos de STuRP dirigieron durante cinco días sus pruebas.

En 1979, un miembro del equipo llamado Walter McCrone concluyó, tras analizar las muestras de las que disponía, que la imagen estaba compuesta por miles de millones de pigmentos de menos de una micra. Los únicos fibrilos disponibles para el estudio de las manchas fueron aquellos que quedaron pegados a una cinta adhesiva hecha a medida que se aplicó a treinta y dos secciones diferentes de la imagen (hecho así para evitar dañar la tela).[cita requerida]

Según McCrone, los pigmentos son una mezcla de témperas rojo ocre y bermellón. Su grupo de óptica electrónica publicó en cinco artículos los resultados de estos estudios en revistas revisadas por científicos: Microscope 1980, 28, 105, 115, 1981, 29, 19; Wiener Berichte uber Naturwissenschaft in der Kunst 1987/1988, 4/5, 50 y Acc. Chem. Res. 1990, 23, 77-83. Tras conocer la noticia, STuRP confiscó las muestras a McCrone y le reemplazaron por otros científicos.[cita requerida] En palabras de McCrone, le «expulsaron» de STuRP, y es ahora uno de los mayores defensores de la teoría de que el Sudario es una farsa, y sigue defendiendo sus análisis. Raymond Rogers, prestigioso químico de Los Alamos National Laboratory, University of California, poseedor durante un cuarto de siglo de las 32 muestras que él mismo obtuvo de la Sábana Santa, no pudo corroborar (pese a cientos de horas de observación con el microscopio de luz polarizada) los hallazgos de pigmento de óxido de hierro de Walter McCrone sobre esas mismas muestras. Tampoco pudo hacerlo el experto Joe Kohlbeck de la Hercules Corp. al que Rogers solicitó colaboración. A fecha de 2005, ningún otro estudio independiente ha confirmado los resultados de McCrone.[cita requerida]

Otros análisis microscópicos de las fibras parecen indicar que la imagen se limita estrictamente a la capa de hidratos de carbono, sin capas adicionales de pigmentos a la vista. Los partidarios de la autenticidad del sudario replican que ninguna técnica conocida de pintura a mano puede aplicar un pigmento con semejante nivel de control sobre una superficie de fibras nanométricas.

Máscara solar (teoría de la sombra)

En marzo de 2005, Nathan Wilson, profesor del Nuevo Instituto de San Andrés y sindologista aficionado, hizo público en un artículo de la revista Libros y Cultura que había fabricado un símil de la imagen de la sábana exponiendo lino negro al sol durante diez días, bajo una lámina de cristal sobre la que se había pintado una máscara del positivo. Su método, aunque rudo y preliminar, atrajo, sin embargo, la atención de varios sindologistas, especialmente del Dr. Raymond Rogers, del equipo STuRP original, y del Dr. Antonio Lombatti, fundador del diario escéptico sobre el sudario Approfondimento Sindone. El método de Wilson destaca porque no requiere conjeturas sobre técnicas medievales desconocidas y por ser compatible con las afirmaciones de que no hay pigmentos en la tela. No obstante, el experimento no se ha repetido, y las imágenes deben pasar todavía por análisis químicos y microscópicos. Surgen también dilemas sobre la disponibilidad de un cristal medieval lo bastante grande para crear la imagen, el coste desmesurado que tendría y la compatibilidad del método con la afirmación de Fanti de que la imagen original es de doble cara.

Segunda imagen en el reverso de la tela

Durante la restauración de 2002, la vista de atrás de la tela fue fotografiada y escaneada por primera vez. El diario del Instituto de Física de Londres publicó un artículo contrastado por científicos sobre este tema el 14 de abril de 2004, escrito por Giulio Fanti y Roberto Maggiolo, de la Universidad de Padua (Italia). Describen la imagen del reverso como mucho más tenue, formada principalmente por la cara y las manos. Como en la imagen frontal, es enteramente superficial, estando la coloración limitada a la capa de hidratos de carbono. Las imágenes se correlatan con las del otro lado de la tela. No se detecta ninguna imagen en la sección correspondiente a la vista dorsal de la sábana.

Los que apoyan la teoría de la reacción Maillard, argumentan que es menos probable que los gases penetraran toda la tela por la parte dorsal, ya que el cuerpo estaría depositado en una repisa de piedra. La segunda imagen hace al mismo tiempo menos probable la teoría fotográfica.

Análisis del Sudario

Imagen completa del sudario
Imagen completa del sudario

Datación radiométrica

En 1988, la Santa Sede permitió a tres centros de investigación independientes realizar exámenes de radiocarbono sobre un trozo de una esquina del sudario. Tanto las Universidades de Oxford, como la de Arizona y el Instituto Federal de Tecnología de Suiza coincidieron en datar la tela entre los siglos XIII y XIV (1260-1390), aunque algunos análisis químicos recientemente publicados (ver más abajo) indican que la muestra utilizada pudiera no ser válida. La comunidad científica ha pedido a la Santa Sede que autorice más muestras, incluyendo de la parte de la tela que lleva la imagen, pero han sido denegadas. Una posible explicación sería que, si la imagen es genuina, el proceso de datación estaría cometiendo un sacrilegio al destruir las muestras. Otra explicación es que se tengan reticencias a que se date definitivamente la sábana.

En condiciones típicas, la datación por radiocarbono es una ciencia muy precisa, y puede datar materiales de hasta 2000 años de antigüedad con un margen de error de un año. Sin embargo, no está exenta de errores. El director del laboratorio suizo que examinó la tela (el Dr. Willi Wolfli) declaró que «El método del C-14 no está libre de resultados terriblemente imprecisos cuando existen problemas no evidentes en las muestras examinadas. Constantemente surgen errores significativos de carácter indeterminado». Aun con todo, para dicho examen se enviaron además otras tres muestras de tejidos, ya que el examen se trató como un doble ciego (en ningún momento los científicos supieron la identidad de los tejidos) y a pesar de tratarse de telas de varios siglos de antigüedad (pertenecientes a una tumba de Nubia, la momia de Cleopatra o una capa medieval) las restantes fueron datadas como se esperaba, y dichas telas tuvieron también un contacto humano tras su descubrimiento como poco similar a la sindone.

En 2005, el químico estadounidense Raymond Rogers concluyó que las pruebas realizadas en 1988 no habían sido hechas sobre una muestra genuina del lienzo original del Sudario sino en en un parche recosido del mismo y añadido con posterioridad.[25]​ Esos resultados fueron corroborados en 2008 por Robert Villarreal,[26]​ la enfermera M. Sue Benford y el sacerdote Joseph G. Marino en la revista Chemistry Today[27]​ y por Flury-Lemberg, durante la restauración realizada en 2000[28]

Residuos bacterianos

Se han citado varios fenómenos que harían posible una datación errónea. Los partidarios de la formación milagrosa de la imagen señalan que el evento en sí de la resurrección podría haber trastocado la proporción de carbono 14 en la tela de modo inusitado, pero los partidarios del uso de la ciencia como método de obtener respuestas opinan que si se recurre a una explicación milagrosa para explicar cualquier anomalía sobre lo descubierto, entonces es absurdo seguir recurriendo a la ciencia para investigar el Sudario, incluida la datación radiométrica, y solo es cuestión de fe creer que el Sudario sea auténtico, eso sí, sin ninguna explicación científica que avale dicha creencia. Otras explicaciones incluyen partículas de humo del incendio de 1532, y residuos bacterianos que los métodos del equipo de examinadores no habrían podido borrar.

Uno de los primeros argumentos usados para cuestionar la datación fue el de los residuos bacterianos, ya que hay varios ejemplos de textiles antiguos cuya datación resultó ser inexacta, especialmente en los orígenes de la radiometría. El caso más notable se dio en 1970, cuando se dataron los huesos de una momia del Museo Británico unos 800–1000 años antes que su envoltura. Hay que tener en cuenta también que la esquina utilizada en la datación habría sido más manoseada que el resto de la tela, subiendo el riesgo de contaminación por bacterias y otros residuos. Las bacterias y sus desechos (bacterias muertas y subproductos) contienen carbono, lo que acercaría a nuestros días la fecha radiométrica. Esta hipótesis es fundamentalmente defendida por Leoncio Garza-Valdez.[29]

El físico nuclear Harry E. Gove, de la Universidad de Rochester, que diseñó el examen de radiocarbono declaró que «hay una cubierta bioplástica en varias fibras, tal vez en la mayoría». Según Gove, si esta cubierta es lo bastante gruesa, haría «que la muestra pareciera más joven de lo que debiera».[30]​ Rodger Sparks (neozelandés experto en radiocarbono) y otros científicos han opinado que para que una contaminación bacteriana medieval produjera un error de trece siglos, haría falta una capa bioplástica del doble del peso de la muestra.[31]​ Ya que esto puede detectarse fácilmente, se examinaron varias fibras en el Centro Nacional de Excelencia de la Fundación de Ciencias de Espectrometría de Masas en la Universidad de Nebraska. El examen piro-másico-espectrométrico no detectó ningún tipo de polímero bioplástico en las fibras, ya fueran éstas de la imagen o de otras zonas del sudario. A su vez, el análisis de micro-sondas láser Raman efectuado en Instruments SA, Inc. en Metuchen (NJ), arrojó también un resultado negativo.[32]

In 2010, tres profesores de estadística cuestionaron el tratamiento estadístico dado a los datos obtenidos de las diferentes submuestras por los tres laboratorios.[33]

Propiedades químicas de la muestra

En un estudio llevado a cabo por Anna Arnoldi (de la Universidad de Milán) y Raymond Rogers (miembro retirado del Laboratorio Nacional de Los Álamos de la Universidad de California) se lanzó otro argumento en contra de los resultados de los exámenes radiométricos.

Por medio de un análisis del espectro de fotografías ultravioletas determinaron que el área del sudario del que se extrajeron las muestras difiere químicamente del resto de la tela. Mencionan la presencia de tintes de raíz Madder y óxido de aluminio (un agente fijador) exclusivamente en dicha esquina, y concluyen que esa parte fue cosida a la sábana en algún momento de su historia. Estas reparaciones habrían sido hechas con materiales recientes, con mayor concentración de carbono que la tela original.

En un estudio del año 2000 basado en los rayos X, Joseph Marino y Sue Benford hallaron posibles marcas de un parche que recorre diagonalmente el área de la que se extrajeron las muestras. Por ello, concluyeron que las muestras examinadas por los tres laboratorios estaban contaminadas por ese intento de reparación. Más adelante comentan que los resultados de los laboratorios muestran un sesgo angular correspondiente a la costura: el primer muestreo en Arizona la fechó en 1238, el segundo en 1430, cayendo entre ellos los resultados de Oxford y Suiza. A esto conviene añadir que la desviación de los resultados de C-14 de los tres laboratorios se sale de los límites de la prueba χ² de Pearson, una discrepancia para la que se requieren explicaciones adicionales.[cita requerida]

Los exámenes microquímicos del área también hallan rastros de vanilina, ausentes en el resto de la tela. La vanilina se origina por la descomposición térmica de la lignina, un polímero complejo integrante del algodón. Este producto suele encontrarse en materiales medievales, pero no en prendas más antiguas, ya que disminuye con el tiempo. Por ejemplo, no se halló vanilina en los envases de los Manuscritos del Mar Muerto.

Raymond Rogers, en un artículo del 20 de enero de 2005 de la revista contrastada por científicos Thermochimica Acta, ofrece una aparente prueba química de que la muestra cortada del Sudario en 1988 no era válida. En el mismo artículo, su resolución de la cinética de la pérdida de vanilina apunta a que el sudario tiene entre 1300 y 3000 años de antigüedad.[34]

Posiblemente sólo podrá zanjarse este aspecto de la controversia con más exámenes radiométricos, que actualmente la Santa Sede prohíbe por el sacrilegio que supone dañar la reliquia. Rogers sugiere en su artículo de 2005 que para la datación podría utilizarse el carbón de las piezas chamuscadas que se extrajeron en la restauración de 2002, si se lavaran con ácido nítrico concentrado.

Análisis histórico de materiales

Gran parte de la investigación reciente se ha centrado en las marcas de agua y quemaduras. Las quemaduras más grandes provienen claramente del incendio de 1532 (hay otras menores en forma de L que debieron originarse en algún momento anterior), y se supone lo mismo para las marcas de agua.

Sin embargo, en 2002, Aldo Guerreschi y Michele Salcito presentaron un escrito[35]​ en París durante el IV Simposio Científico Internacional, opinando que muchas de esas marcas debían de ser más antiguas, porque las simetrías se corresponden más con el plegado que se requiere para guardar la tela en una jarra de barro (como las muestras de tela en Qumram) que para hacerlo en el relicario que la hospedó en 1532.

Según la experta restauradora de textiles Mechthild Flury-Lemberg hay un zurcido en la sábana idéntico a un tejido del siglo primero, que era exclusivo de la fortaleza de Masada junto al Mar Muerto. Su patrón de hilado, un entretejido 3:1, es el propio del diseño sirio de la época, según la apreciación de Gilbert Raes, del Instituto Ghent de Tecnología Textil en Bélgica. Flury-Lemberg expuso que «la tela de lino del Sudario de Turín no exhibe técnicas de tejido ni costuras que contradigan su origen como producto de gran calidad de los obreros textiles del siglo primero».[36]

Estudio forense médico y biológico

Detalles de la técnica de la crucifixión

La perforación de las muñecas en vez de las palmas va en contra de la iconografía tradicional cristiana, sobre todo la medieval, pero varios estudiosos modernos creen que los condenados a la cruz eran clavados habitualmente por las muñecas, e incluso algunos entre el cúbito y el radio, como reveló un esqueleto descubierto en Tierra Santa; no era algo de común conocimiento en la Edad Media.

Los partidarios de la autenticidad del sudario sostienen que es improbable que un falsificador medieval estuviera al tanto de los detalles técnicos de un método de ejecución abandonado casi por completo desde hacía siglos.

Manchas de sangre

En la sábana se localizan varias manchas rojizas que asemejan sangre. El químico Walter McCrone (ver arriba) las identificó como meros pigmentos e informó de que ninguno de sus exámenes de las muestras encontró presencia de sangre. Otros investigadores, como Alan Adler (químico especializado en el análisis de porfirinas) identificaron sangre de tipo AB en las manchas.

La tonalidad de rojo de estas supuestas manchas de sangre plantea serias dudas. Normalmente, las manchas de sangre se decoloran en relativamente poco tiempo hasta adquirir en su totalidad un tono parduzco, mientras que las del sudario abarcan del rojo puro al marrón habitual. Los defensores del sudario contestan que las manchas no provinieron de heridas abiertas, sino del líquido exudado por coágulos.

En casos de traumas graves (como el del hombre del sudario), este líquido estaría compuesto por bilirrubina y hemoglobina oxidada, la cual permanecería por siempre roja.[cita requerida]

Adler y John Heller [5] hallaron bilirrubina y albúmina en las manchas. Sin embargo, se desconoce si las manchas se produjeron al mismo tiempo que la imagen, que tanto Adler como Heller atribuyen al envejecimiento prematuro del lino (véase Heller y Adler, 1980).

Granos de polen

Los investigadores de la Universidad Hebrea de Jerusalén informaron de la presencia de granos de polen en las muestras, pertenecientes a especies primaverales de Palestina. No obstante, los investigadores Avinoam Danin y Uri Baruch trabajaron con muestras provistas por Max Frei, un criminólogo de la policía suiza que ya había sido censurado anteriormente por falsificar pruebas. Una revisión independiente descubrió que, de los 26 filamentos, uno contenía bastante más polen que los demás, por lo que podría existir manipulación.

Los investigadores israelíes también detectaron siluetas de distintas flores en la tela. Basándose en las especies identificadas, han sugerido que deben provenir del entorno de Jerusalén, en los meses de marzo o abril. En el área frontal, la que correspondería a la corona de espinas, hallaron vestigios de Gundelia tournefortii, que en el área de Jerusalén es exclusiva de este periodo del año. Este análisis está basado en la interpretación de varios patrones en el sudario como plantas particulares. Aunque los escépticos aducen que, debido a lo confuso de las imágenes disponibles, no es posible decantarse inequívocamente por una especie concreta de planta.

Sudario de Oviedo

En la ciudad de Oviedo se guarda un pequeño paño de lino manchado de sangre, venerado como una de las prendas funerarias descritas en Juan 20:7. El Evangelio de Juan menciona un «sudario» (σουδαριον: [soudarion]) que cubría la cabeza, y una «prenda de lino» o «vendajes» (οθονιον: [ozonion]) cubriendo el cuerpo. Se cuenta que el sudario de Oviedo (conocido también por pañolón de Oviedo) fue la prenda que cubrió entonces la cabeza de Jesús.

En España, se puede constatar la existencia y estancia del pañolón en Oviedo desde el siglo VII. Su localización en fechas anteriores es más incierta, aunque algunos estudiosos lo sitúan en el Jerusalén del siglo I.

El análisis forense de las manchas de sangre en la sábana y pañolón llevan a creer que ambas prendas debieron cubrir la misma cabeza en momentos muy próximos.[cita requerida] Siguiendo los patrones de las manchas, el hombre estaba en posición vertical cuando se colocó el pañolón sobre su cabeza, tal vez mientras colgaba de la cruz. Esta prenda se habría retirado posteriormente antes de extender la sábana.

Un estudio de 1999 por Mark Guscin,[37]​ miembro del equipo de investigación polifacética del Centro Español de Sindología, investigó la relación entre ambas prendas. Basándose en la historia, patología forense, composición sanguínea (supuestamente de tipo AB, como la de la sábana) y patrones de las manchas, concluyó que ambas prendas cubrieron la misma cabeza en dos momentos distintos, pero próximos entre sí. Avinoam Danin (ver arriba) asintió con este análisis, añadiendo que los granos de polen del pañolón coinciden con los de la sábana.

Los incrédulos sostienen que el argumento es espurio. Puesto que niegan las manchas de sangre en la sábana, las del pañolón son irrelevantes. El argumento sobre el polen está también muy debilitado por el descrédito del trabajo de Danin sobre la sábana, ya que posiblemente trabajó con muestras contaminadas. El polen de Jerusalén podría haber llegado al sudario por muy diversas vías y, en todo caso, sólo indicaría la procedencia de la tela, no su fecha de creación.[38]

Procesamiento digital de la imagen

Varios estudiosos han aportado multitud de nuevos detalles al utilizar técnicas de procesamiento digital sobre la imagen.

En 1978, el STuRP (Shroud of Turin Research Project: proyecto para la investigación del sudario de Turín) investigó la Sábana Santa. En 1981 publicó su informe final, en el cual se dice: «No hay métodos químicos o físicos conocidos capaces de dar cuenta de la totalidad de la imagen [...]. La respuesta a la cuestión de cómo se produjo la imagen o qué produjo la imagen es ahora, como en el pasado, un misterio».

En 1978, los investigadores de la NASA Jackson, Jumper y Stephenson aseguraron haber detectado impresiones de monedas en los dos ojos. Según su estudio, la derecha pertenecería a una moneda de cobre romana realizada en Jerusalén entre los años 29 a. C. y 30 d. C., mientras que la izquierda asemeja una moneda de lituus del reinado de Tiberio.

En 1979, Piero Ugolotti dijo haber hallado caracteres griegos y latinos próximos a la cara, que fueron estudiados posteriormente en 1997 por André Marion y su alumna Anne Laure Courage, del Institut d’Optique Théorique et Appliquée d’Orsay (Instituto de Óptica Teórica y Aplicada de Orsay).

En el lado derecho encontraron las letras ΨΣ ΚΙΑ, que ellos interpretaron como ΟΨ—ops ‘cara’ + ΣΚΙΑ—skia ‘sombra’, aunque no aparece la primera letra. El problema de esta interpretación es que es gramaticalmente incorrecta, pues en griego «cara» debería aparecer en genitivo. A la izquierda hallaron las letras in nece (parte tal vez de in necem ibis, ‘irás a la muerte’), y ΝΝΑΖΑΡΕΝΝΟΣ— nnazarennos (una forma penosa de escribir ‘nazareno’). Los científicos detectaron otras muchas «inscripciones», pero según Mark Guscin,[39]​ solamente una de ellas podría estar escrita en griego o latín: ΗΣΟΥ que es el genitivo de «Jesús», a falta de la primera letra.

Sus oponentes rechazan frontalmente estas afirmaciones, por estar los textos plagados de errores ortográficos (cf. Antonio Lombatti).[40]​ Guscin concuerda con ellos en que estos detalles se han extraído de interpretaciones claramente subjetivas, muy al estilo de un test de Rorschach.

Para el siglo I se volvía tradicional poner monedas al cerrar los ojos a los muertos, razón que explicaría la cuestión de las monedas. El error ortográfico (C en vez de K) de las monedas se ha encontrado en varios ejemplares no ligados con la sábana.

El Sudario fotografiado en alta resolución

En febrero de 2008 se ha hecho público que, a petición del Vaticano, la empresa HAL9000, experta en fotografía digital de alta resolución, ha digitalizado la imagen del Sudario.[cita requerida] Por medio de la fotocomposición de 1300 fotografías, se ha generado una gigantesca imagen de 12,8 gigapíxeles, que según los técnicos que la han revisado permitirá un análisis excepcionalmente detallado de la misma, permitiendo a simple vista analizarla como si se estuviese mirando a través de un microscopio.

Como el proceso de toma de los cientos de imágenes resultó complejo, con la participación de personas y equipamiento de alto perfil tecnológico, la BBC se encargó de registrarlo en video; este material fue difundido en un documental el Sábado Santo del año 2008.[cita requerida]

Crítica de los textos

Esta imagen del descenso de la cruz de Giulio Clovio muestra a Jesús envuelto en una sábana similar a la de Turín.

A veces se cita el Evangelio de Juan como prueba de que la sábana es falsa, dado que en algunas traducciones se habla de «fajas», «lienzos», o «vendas» que cubren el cuerpo: «Tras él llegó Simón Pedro, que entró al sepulcro, y encontró en el suelo las vendas de lino [othonia]; y el sudario [sudarium] que había estado sobre su cabeza, no yacía junto a las vendas, sino que estaba recogido en un lugar aparte» (Juan 20:6-7). Según los partidarios del sudario, los «lienzos» o «vendas» serían la Sábana de Turín, mientras que el «sudario» sería el Sudario de Oviedo.

El Evangelio de Juan dice también: «Llegó Nicodemo [...] y trajo una mezcla de mirra y áloe, como unas cien libras. Tomaron, pues, el cuerpo de Jesús, y lo envolvieron en lienzos y aromas, según la costumbre judía de sepultar» (Juan 19:39-40). No se han encontrado rastros de especias en el sudario. Frederick Zugibe, inspector médico, informó que el cuerpo del hombre del sudario parecía haber sido lavado antes de envolverlo.[41]​ Es raro que esto suceda después de la unción, por lo que algunos defensores sugieren que éste habría sido una prenda preliminar que fue reemplazada posteriormente para la unción, ya que debido al sabbath no quedaba tiempo suficiente para ello. Sin embargo, no hay pruebas palpables que respalden estas teorías. Otros han supuesto que las imágenes de pétalos detectadas por Danin podrían ser de hierbas que se habrían arrojado sin más sobre el cuerpo por la falta de tiempo de preparación que narra el Nuevo testamento, con la llegada el domingo de las mujeres, supuestamente para completar los ritos de unción del cuerpo.

Análisis artístico

Hay muchas similitudes entre la imagen de la sábana y las representaciones pictóricas tradicionales de Jesús. Aquí se muestra el mosaico de Cristo Pantocrátor de la iglesia de Daphni, en Atenas.

Mucha gente que ve el sudario se sorprende de la corrección anatómica que ofrece la imagen del Hombre del Sudario, cuya apariencia es a menudo descrita como tridimensional. Algunos concluyen que no puede ser un fraude medieval, puesto que la simulación de la perspectiva en dos dimensiones no fue desarrollada hasta más tarde. Los críticos destacan lo mucho que mejoraron los artistas en los inicios del Renacimiento. También se pueden encontrar murales con una perspectiva perfecta en las ruinas de Pompeya. Se demuestra así que, aunque este arte pudo perderse o abandonarse durante largo tiempo, el conocimiento de la perspectiva data de mucho antes de la Edad Media.

Como representación de Jesús, la imagen del sudario coincide con la de la iconografía cristiana a lo largo de su historia. Por ejemplo, la imagen del Pantocrátor en Daphni (Atenas) se le parece asombrosamente. Los críticos atribuyen el parecido a que estos iconos se realizaron teniendo a su disposición la Imagen de Edessa, mientras que las posteriores obras (incluyendo el Sudario) habrían copiado de allí el aspecto de Jesús.

En su contra se expone que las perforaciones en las muñecas del hombre del sudario no se corresponden con las interpretaciones artísticas de la crucifixión de hasta tiempos muy recientes. De hecho, fue considerada un fraude en el siglo XIV por este mismo motivo,[cita requerida] ya que los Evangelios dicen que los clavos habían sido colocados en las palmas de Jesús, y el arte medieval sitúa las heridas invariablemente en las manos.

Las traducciones recientes de la Biblia consideran esto como un error de traducción del griego en los Evangelios. Además, la ciencia médica moderna ha develado que los huesos metacarpianos no son capaces de aguantar el peso de un cuerpo crucificado y que, contrariamente a la creencia universal en el siglo XIV, los clavos tenían que haber sido colocados en las muñecas de la víctima, como aparece en el Sudario.

En humanos actuales, la distancia entre ojos y coronilla es prácticamente la misma que la que dista entre los ojos y la barbilla: los ojos están casi a mitad de cara. En el Sudario de Turín, por otro lado, la proporción entre la mitad superior y la inferior de la cara es casi de 1 a 3. Se han dado cuatro posibles explicaciones a esto:

  • El proceso de impresión alteró de algún modo la perspectiva, de manera que la mandíbula, la nariz y la boca se vean más grandes, y la frente se vea reducida.
  • La interpretación y medida de las proporciones de la imagen del sudario pueden ser imprecisas.
  • Jesús poseía una deformación craneana muy por encima de lo habitual en personas modernas y registros fósiles.
  • La sábana es un fraude realizado por alguien con un conocimiento superficial de la anatomía facial humana. Hay que indicar que reducir la frente y alargar la parte inferior de la cara es un error muy común en artistas con poca experiencia; es también una faceta característica del arte medieval y de principios del Renacimiento.

Análisis de perspectiva óptica

Una objeción más a la sábana gira en torno al llamado asunto de la proyección de Mercator. La sábana muestra una imagen tridimensional proyectada sobre una superficie bidimensional plana, como las pinturas y fotografías. Una auténtica sábana mortuoria, en cambio, tendría una disposición casi cilíndrica sobre la superficie tridimensional de la cara, o aún más irregular, si cabe. La imagen resultante presentaría una distorsión lateral antinatural, con un brutal ensanchamiento a los lados, en vez de la típica imagen fotográfica que cualquier observador esperaría; y menos aún una imagen tan excesivamente alargada como la de la tela.

Los investigadores estadounidenses Stevenson y Habernas en su libro Dictamen sobre la Sábana Santa ofrecían un análisis comparado de las distintas teorías de formación de la imagen de acuerdo con lo observado en el lienzo[42]

Característica/Teoría Pintura
tinte
polvo
Contacto directo Vaporigrafía Vapor y calor Radiación
(luz o calor).
Superficialidad no no no no
Pormenorización no no no posible posible
Estabilidad térmica no posible no posible
Ausencia de pigmentos no posible no posible
Tridimensionalidad no no no no
Negatividad si posible posible posible
No direccionabilidad posible posible
Estabilidad química posible posible no no
Estabilidad al agua posible posible no no

El Sudario en la Iglesia Católica

La Sábana Santa, Catedral de Turín

La Iglesia Católica, propietaria del sudario, no ha afirmado públicamente que se trate de la sábana mortuoria de Cristo, ni de que no se trate de un fraude. Esta cuestión se ha dejado a la decisión de cada uno. En 1998, el papa Juan Pablo II declaró que «puesto que no es una cuestión de fe, la Iglesia no debe interceder en estas lides. A los científicos corresponde la tarea de continuar investigando, para alcanzar respuestas adecuadas a las preguntas unidas a este sudario».[cita requerida] Él mismo mostró estar profundamente motivado por la imagen del sudario, organizando exhibiciones públicas en 1998 y 2000.[cita requerida]

Como la imagen en sí es motivo de oración y meditación para muchos creyentes, es improbable que ni siquiera una prueba rotunda de que la imagen no procede del siglo I pudiera acabar con su devoción. La sábana se convertiría entonces en un símbolo de la crucifixión. El papa Juan Pablo II la llamó «el símbolo del sufrimiento de los inocentes de todos los tiempos».

La Casa de Saboya otorgó el Sudario a la Iglesia Católica en 1983.[cita requerida] Algunos han comentado que, de demostrarse finalmente la igualdad entre el Sudario y la Imagen de Edesa, la Iglesia no tendría ninguna autoridad moral para retenerlo, y se vería obligada a devolvérselo al Patriarca Ecuménico, o alguna otra corporación Ortodoxa oriental, ya que, en ese caso, sería el mismo que fue robado a los Ortodoxos en algún momento de las Cruzadas.[cita requerida] Algunos ortodoxos rusos opinan que con la caída de Constantinopla, el título de Emperador pasó a pertenecer a Rusia, lo que les otorgaría derechos preeminentes sobre el sudario.[cita requerida]

Ficción

  • Alexander Lohner: Das Jesustuch. Aufbau, Berlin 2005, ISBN 3-7466-2122-4. Novela basada en el supuesto de que la Sábana Santa fue fabricada en 1270, en medio del conflicto religioso entre el cristianismo, el judaísmo y el islam.
  • Patrick Roth: Corpus Christi. Suhrkamp, Frankfurt a.M. 1996, ISBN 3-518-39564-5. Trilogía sobre la historia de Tomás, el incrédulo discípulo de Jesús, y su recorrido hasta encontrar la verdad de su fe.
  • Julia Navarro: La Hermandad de la Sábana Santa. DeBOLSILLO, Barcelona, 2007 ISBN 978-84-9793-527-2. Bestseller publicado en 2004 y traducido a varios idiomas acerca de una hermandad secreta, encargada de custodiar la verdadera Sábana Santa, de la cual la expuesta en Turín sólo sería una copia.
  • Salomón Derreza: Los fragmentos infinitos. Lulu, 2010; ISBN 978-0-557-38761-8. Novela de suspense basada en los resultados de los análisis de Leoncio Garza-Valdés,[43]​ en la que, por encargo del Vaticano, el ADN conservado en la Sábana Santa sirve para clonar a Jesús, quien crece ignorante de su origen.

Referencias

  1. Robert Bucklin: «The Shroud of Turin: a pathologist’s viewpoint», en Legal Medicine Annual, 1982;
    Frederick Zugibe: The crucifixion of Jesus: a forensic inquiry. M. Evans Publ., 2005.
  2. William Meacham, The Authentication of the Turin Shroud: An Issue in Archaeological Epistemology, Current Anthropology, Volume 24, No 3, June 1983.
  3. Joan Carroll Cruz, OCDS, 2003, Saintly Men of Modern Times ISBN 1-931709-77-7 page 200
  4. Shroud.com (resumen de las conclusiones de STuRP, de 1981; en inglés).
  5. Error en la cita: Etiqueta <ref> no válida; no se ha definido el contenido de las referencias llamadas Turin_Nature
  6. Ashall, Frank. Remarkable Discoveries!. Cambridge University Press. p. 36. ISBN 0521589533. 
  7. Damon, P. E.; D. J. Donahue, B. H. Gore, A. L. Hatheway, A. J. T. Jull, T. W. Linick, P. J. Sercel, L. J. Toolin, C. R. Bronk, E. T. Hall, R. E. M. Hedges, R. Housley, I. A. Law, C. Perry, G. Bonani, S. Trumbore, W. Woelfli, J. C. Ambers, S. G. E. Bowman, M. N. Leese, M. S. Tite (1989-02). «Radiocarbon dating of the Shroud of Turin». Nature 337 (6208): 611-615. doi:10.1038/337611a0.  Parámetro desconocido |fechaaceso= ignorado (se sugiere |fechaacceso=) (ayuda);
  8. H. E. Gove, S. J. Mattingly, A. R. David, y L. A. Garza-Valdés: «A problematic source of organic contamination of linen», en Nuclear instruments and methods in physics research, B 123, pp. 504-507, 1997.
  9. R. N. Rogers: «The scientific method applied to the shroud of Turin»
  10. Raymond N. Rogers: «Studies on the radiocarbon sample from the Shroud of Turin», en Thermochimica Acta, Vol. 425, 2005, pp. 189-194.article
  11. M. Flury-Lemberg (2000). The Turin Shroud, Past, Present and Future. Effata Editrice. 
  12. Robert Villarreal, "Analytical Results On Thread Samples Taken From The Raes Sampling Area (Corner) Of The Shroud Cloth" Abstract (2008)
  13. Benford, Marino, "Discrepancies in the radiocarbon dating area of the Turin shroud", Chemistry Today, vol 26 n 4 / July-August 2008, p. 4-12, Article
  14. Avinoam Danin, 2008 Botany of the Shroud of Turin, An addition concerning new information since the 1999 report. Shroud of Turin Conference, 2008, Ohio. [1]
  15. Giulio Fanti :"The body image visible on the Turin Shroud (TS) has not yet been explained by science", in "Can a Corona Discharge Explain the Body Image of the Turin Shroud?", Journal of Imaging Science and Technology, March/April 2010 -- Volume 54, Issue 2, pp. 020508-(11), abstract
  16. « The Shroud of Turin is the single, most studied artifact in human history » statement considered as « widely accepted » in Lloyd A Currie, « The Remarkable Metrological History of Radiocarbon Dating [II] », J. Res. Natl. Inst. Stand. Technol. 109, 2004, p. 200 Article.
  17. William Meacham, The Authentication of the Turin Shroud:An Issue in Archaeological Epistemology, Current Anthropology, Volume 24, No 3, June 1983. [2]
  18. Hidden History by Brian Haughton 2007 ISBN 1-56414-897-1 page 117.
  19. a b Mark Guscin (2004). «The sermon of Gregory Referendarius"» (en inglés). p. 13. 
  20. [http://www.imperobizantino.it/modules.php?name=News&file=article&sid=232 (enlace roto disponible en Internet Archive; véase el historial, la primera versión y la última). «Impero Romano d’Oriente 330-1453 la sua storia da un’idea di Nicola Bergamo»] (en latín). 
  21. Cf. Códice Vossianus Latinus Q69 y Códice de la Biblioteca Vaticana 5696. p. 35. 
  22. EnciclopediaCatolica.com (el Tetradiplon).
  23. FindArticles (indulgencias por peregrinar a la Sábana).
  24. Alastair Jamieson (1 de julio de 2009). «Was Turin Shroud faked by Leonardo da Vinci?». The Telegraph (en inglés). Consultado el 29 de marzo de 2010. 
  25. Raymond N. Rogers: «Studies on the radiocarbon sample from the Shroud of Turin», en Thermochimica Acta, vol. 425, pp. 189-194, 2005.
  26. Robert Villarreal: [http://www.ohioshroudconference.com/a17.htm "Analytical results on thread samples taken from the raes sampling area (corner) of the shroud cloth", 2008)
  27. Marino Benford: "Discrepancies in the radiocarbon dating area of the Turin shroud", en la revista Chemistry Today, vol. 26 n.º 4, julio-agosto de 2008, pág. 4-12.
  28. M. Flury-Lemberg (2000). The Turin Shroud, past, present and future. Effata Editrice. 
  29. H. E. Gove, S. J. Mattingly, A. R. David, L. A. Garza-Valdés: «A problematic source of organic contamination of linen», en Nuclear instruments and methods in physics research, B 123, pp. 504-507, 1997.
  30. Harry E. Gove: Relic, Icon or Hoax? Carbon Dating the Turin Shroud., Institute of Physics Publishing, 1996 ISBN 0-7503-0398-0
  31. «C-14 Debate from the Shroud Newsgroup: alt.turin-shroud». 
  32. Dave Rogers. «Pyrolysis/Spectrometry Applied to the Shroud of Turin». 
  33. Marco Riani, Anthony C. Atkinson, Fabio Crosilla, y Giulio Fanti: «A robust statistical analysis of the 1988 Turin Shroud radiocarbon dating results», en International Workshop on the Scientific Approach to the Acheiropoietos Images, ENEA Resarch Center of Frascati (Italia), 6 de mayo de 2010.
  34. Raymond N. Rogers: «Studies on the radiocarbon sample from the Shroud of Turin», en ThermoChimica Acta, volumen 425, número 1-2, páginas 189-194, 20 de enero de 2005.
  35. Shroud.com (texto científico de Aldo Güerreschi y Michele Salcito).
  36. «Entrevista con Mechthild Flury-Lemberg Benford».
  37. Shroud.com (estudio de Mark Guscin de 1999).
  38. SkepDic.com (polen en el Sudario).
  39. Shroud.com (inscripciones en la Sábana, según Mark Guscin).
  40. Shroud.com (textos falseados).
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  42. Kenneth E. Stevenson: Dictamen sobre la Sábana de Cristo. México: Planeta (segunda edición), 1983.
    Julio Marvizón Preney: La Sábana Santa, ¿milagrosa falsificación?. Sevilla: Giralda, 1996.
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Bibliografía

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Véase también

Enlaces externos

Páginas que creen que el sudario es de origen natural o sobrenatural

Páginas que creen que el sudario es manufacturado, o no está asociado con Cristo