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Inconsciente colectivo

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Escalera de Jacob, William Blake.

Inconsciente colectivo[nota 1]​ (en alemán kollektives Unbewusstes) es un término acuñado por el médico psiquiatra, psicólogo y ensayista suizo Carl Gustav Jung que hace referencia a las estructuras de la mente inconsciente compartidas entre los miembros de la misma especie. Según Jung, lo inconsciente colectivo humano está poblado por instintos y arquetipos: símbolos universales como la gran madre, el viejo sabio, la sombra, la torre, el agua, el árbol de la vida y otros.[1]

Jung consideró que lo inconsciente colectivo sustentaba y rodeaba la mente inconsciente, distinguiéndolo del inconsciente personal del psicoanálisis freudiano.[2]​ Argumentó que lo inconsciente colectivo tenía una profunda influencia en las vidas de los individuos que vivían sus símbolos y los revestían de significado a través de sus experiencias. La práctica psicoterapéutica de la psicología analítica gira en torno al examen de la relación del paciente con lo inconsciente colectivo.

El psiquiatra y analista junguiano Lionel Corbett sostiene que los términos contemporáneos "psique autónoma" o "psique objetiva" se usan más comúnmente hoy en día en la práctica de la psicología profunda en lugar del término tradicional de "inconsciente colectivo".[3]

Los críticos del concepto de inconsciente colectivo lo han denominado acientífico y fatalista, o muy difícil de probar científicamente (debido a su aspecto mítico).[4]​ Los defensores señalan que es corroborado por los hallazgos de la psicología, la neurociencia y la antropología.

Explicación básica

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El término "inconsciente colectivo" apareció por primera vez en el ensayo de Jung de 1916 La estructura de lo inconsciente.[5]​ Este ensayo distingue entre el inconsciente "personal" freudiano, compuesto de fantasías sexuales e imágenes reprimidas, y lo inconsciente "colectivo", que abarca el alma de la humanidad en general.[nota 2][6]

En El significado de la constitución y la herencia para la psicología (noviembre de 1929), Jung escribió:[7]

Y lo psicológicamente esencial es que en los sueños, en las fantasías y en los estados mentales excepcionales pueden volver a surgir en todo momento y de manera autóctona los motivos y símbolos mitológicos más alejados, a menudo como resultado de influencias, transmisiones y estímulos individuales, pero muchas veces también sin éstos. Estas «imágenes primigenias» o «arquetipos», como los he llamado, forman la base de la psique inconsciente y no se pueden explicar como una adquisición personal. Su conjunto constituye ese estrato psíquico que he denominado inconsciente colectivo.
La existencia de lo inconsciente colectivo supone que la consciencia individual no es ni mucho menos acondicional. Por el contrario, es sumamente influenciable por la condición heredada, independientemente de las inevitables influencias del ambiente. Lo inconsciente colectivo es la vida genealógica psíquica desde sus inicios. Es la precondición y el suelo natal de todo acontecimiento anímico consciente y, por esta misma razón, es una influencia que compromete en gran medida la libertad de la consciencia, empeñada siempre en encauzar todos los procesos conscientes por su curso habitual.

El 19 de octubre de 1936, Jung pronunció la conferencia El concepto de inconsciente colectivo para la Abernethian Society en el St. Bartholomew's Hospital de Londres.[8]​ Diría:[9]

Mi tesis, pues, es la siguiente: a diferencia de la naturaleza personal de la psique consciente, existe un segundo sistema psíquico de carácter colectivo, no personal, además de nuestra consciencia inmediata, que es de naturaleza perfectamente personal y que nosotros - aunque le pongamos como aditamento lo inconsciente personal - consideramos como la única psique empírica. Este inconsciente colectivo no se desarrolla individualmente sino que es hereditario. Consta de formas preexistentes, los arquetipos, que pueden llegar a ser conscientes sólo de modo secundario y que dan formas definidas a ciertos contenidos psíquicos.
Totem y tabú.

Jung vinculó lo inconsciente colectivo con "lo que Freud llamaba «remanentes arcaicos», formas mentales cuya presencia no puede explicarse con nada de la propia vida del individuo y que parecen ser formas aborígenes, innatas y heredadas por la mente humana".[10]​ Dio crédito a Freud por desarrollar su teoría de la "horda primitiva" en Tótem y tabú y continuó con la idea de un antepasado arcaico que mantiene su influencia en las mentes de los seres humanos de hoy en día. Cada ser humano, escribió,[11]

con independencia de la altura alcanzada por su consciencia, sigue siendo un hombre arcaico en las capas más profundas de su psique. Igual que nuestro cuerpo sigue siendo el de un mamífero, con toda una serie de reliquias de estados muy anteriores, semejantes a los de los animales de sangre fría, también nuestra alma es un producto evolutivo que, si nos remontamos a sus orígenes, sigue poniendo de manifiesto innumerables arcaísmos.

A medida que los seres humanos modernos pasan por su proceso de individuación, de lo inconsciente colectivo a la maduración en su sí-mismo, establecen una persona, que puede ser entendida simplemente como esa pequeña porción de la psique colectiva que personifican, interpretan y con la que se identifican.[12]

Lo inconsciente colectivo ejerce una influencia abrumadora en las mentes de los individuos. Estos efectos, por supuesto, varían ampliamente, ya que involucran prácticamente todas las emociones y situaciones. A veces, lo inconsciente colectivo puede aterrorizar, pero también puede sanar.[13]

Distinción de conceptos relacionados

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Forbas y Edipo. Escultura de Antoine-Denis Chaudet.
Probablemente ninguno de mis conceptos empíricos ha tropezado con tantos malentendidos como la idea de lo inconsciente colectivo.
—Jung, 19 de octubre de 1936[8][14]

Jung contrastó lo inconsciente colectivo con el inconsciente personal, los aspectos únicos de un estudio individual que, según Jung, constituyen el enfoque de Sigmund Freud y Alfred Adler.[15]​ Los pacientes en psicoterapia, según Jung, describían a menudo fantasías y sueños que repetían elementos de la mitología antigua. Estos elementos aparecieron incluso en pacientes que probablemente no estuvieron expuestos al relato original. Por ejemplo, la mitología ofrece muchos ejemplos de la narración de la "madre dual", según la cual un niño tiene una madre biológica y una madre divina. Por lo tanto, argumenta Jung, el psicoanálisis freudiano descuidaría fuentes importantes de ideas inconscientes, en el caso de un paciente con neurosis en torno a una imagen de madre dual.[16]

Esta divergencia sobre la naturaleza del inconsciente ha sido citada como un aspecto clave de la famosa separación de Jung de Sigmund Freud y su escuela de psicoanálisis.[17]​ Algunos comentaristas han rechazado la caracterización de Freud de Jung, observando que en textos como Tótem y tabú (1913) Freud aborda directamente la interfaz entre el inconsciente y la sociedad en general.[18]​ Jung mismo dijo que Freud había descubierto un arquetipo colectivo, el complejo de Edipo, pero que "fue el primer arquetipo que Freud descubrió, el primero y el único".[19]

Jung distinguió también lo inconsciente colectivo de la consciencia colectiva, entre los cuales se encontraba "un abismo casi insalvable sobre el cual el sujeto se encuentra suspendido". Según Jung, la consciencia colectiva (que significa algo parecido a la realidad consensuada) solo ofrecía generalizaciones, ideas simplistas y las ideologías de moda de la época. Esta tensión entre lo inconsciente colectivo y la consciencia colectiva corresponde aproximadamente a la "eterna batalla cósmica entre el bien y el mal" y ha empeorado en los tiempos del hombre de masas.[20][21]

La religión organizada, ejemplificada por la Iglesia católica, reside más en la consciencia colectiva; pero, a través de su dogma omniabarcante, encauza y moldea las imágenes que inevitablemente pasan desde lo inconsciente colectivo a la psique de las personas.[22][23]​ (A la inversa, críticos religiosos, incluido Martin Buber, acusaron a Jung de colocar erróneamente la psicología por encima de los factores trascendentales para explicar la experiencia humana).[24]

Instintos

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Polilla de la yuca.

La exposición de Jung de lo inconsciente colectivo se basa en el problema clásico de la psicología y la biología relacionado con la naturaleza versus educación. Si aceptamos que la naturaleza, o la herencia, tiene alguna influencia en la psique individual, debemos examinar la cuestión de cómo esta influencia se afianza en el mundo real.[25]

Exactamente una noche en toda su vida, la polilla de la yuca descubre polen en las flores abiertas de la planta de la yuca, forma una bolita con el y luego lo transporta, junto a uno de sus huevos, al pistilo de otra planta de la yuca. Esta actividad no puede ser "aprendida"; tiene más sentido describir a la polilla yuca como si experimentase la intuición de cómo actuar.[26]​ Arquetipos e instintos coexisten en lo inconsciente colectivo como opuestos interdependientes, aclararía Jung más adelante.[13][27]​ Mientras que para la mayoría de los animales el entendimiento intuitivo se entrelaza completamente con el instinto, en los seres humanos los arquetipos se han convertido en un registro separado de los fenómenos mentales.[28]

Los seres humanos experimentan cinco tipos principales de instinto, escribió Jung: hambre, sexualidad, actividad, reflexión y creatividad. Estos instintos, enumerados en orden de abstracción creciente, provocan y constriñen el comportamiento humano, pero también dejan espacio para la libertad en su implementación y especialmente en su interacción. Incluso una simple sensación de hambre puede llevar a muchas respuestas diferentes, incluida la sublimación metafórica.[28][29]​ Estos instintos podrían compararse con las "pulsiones" discutidas en el psicoanálisis y otros dominios de la psicología.[30]​ Varios lectores de Jung han observado que en su tratamiento de lo inconsciente colectivo, Jung sugiere una mezcla inusual de fuerzas primordiales "inferiores" y espirituales "superiores".[31]

Arquetipos

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En una definición temprana del término, Jung escribe:[32]

Los arquetipos son formas típicas de la aprehensión, y siempre que se trate de concepciones que se repiten uniforme y regularmente, estamos ante un arquetipo, independientemente de si se reconoce o no su carácter mitológico.
Platón.

Remonta el término a Filón de Alejandría, Ireneo de Lyon y al Corpus hermeticum, que asocian los arquetipos con la divinidad y la creación del mundo, y señala la estrecha relación de las ideas platónicas.[33]

Estos arquetipos habitan en un mundo más allá de la cronología de una vida humana, desarrollándose en una escala de tiempo evolutiva. Con respecto al ánimus y ánima, el principio masculino dentro de la mujer y el principio femenino dentro del hombre, Jung escribe:[34]

Parece evidente que viven y funcionan en las capas más profundas de lo inconsciente, a saber, en la capa profunda filogenética que yo he designado con el nombre de inconsciente colectivo. Esa localización explica mucho de su carácter extraño: ellos sacan a la consciencia efímera una vida psíquica desconocida que pertenece a un pasado lejano. Es el espíritu de nuestros desconocidos ancestros, su modo de pensar y de sentir, su modo de vivir la vida y el mundo, los dioses y los hombres. El hecho de que existan esas capas arcaicas es probablemente la raíz de la creencia en reencarnaciones y en recuerdos de «existencias anteriores». Lo mismo que el cuerpo constituye una especie de museo de su historia filogenética, lo psíquico también hace lo mismo.

Jung también describió los arquetipos como huellas de situaciones trascendentales o habitualmente recurrentes en el largo pasado humano.[35]

No se puede hacer una lista completa de arquetipos, ni tampoco se pueden delinear absolutamente sus diferencias.[36]​ Por ejemplo, el águila, un arquetipo común que puede tener una multiplicidad de interpretaciones. Podría significar que el alma abandona el cuerpo mortal y se conecta con las esferas celestiales. O puede significar que alguien es sexualmente impotente, en el sentido de que ha comprometido su cuerpo de ego espiritual. A pesar de esta dificultad, la analista junguiana June Singer sugiere una lista parcial de arquetipos bien estudiados, enumerados en pares de opuestos:[37]

Yo Sombra
Gran Madre Padre tiránico
Viejo sabio Trickster
Ánima Ánimus
Sentido Absurdidad
Centralidad Difusión
Orden Caos
Oposición Conjunción
Tiempo Eternidad
Sagrado Profano
Luz Oscuridad
Transformación Fijación

Jung hizo referencia a los contenidos de esta categoría de la psique inconsciente como similares a las representaciones colectivas o "représentations collectives" de Lévy-Bruhl, a los "motivos" mitológicos, a las "categorías de la imaginación" de Hubert y Mauss y a los "pensamientos primordiales" de Adolf Bastian. También denominó a los arquetipos "dominantes", debido a su profunda influencia en la vida mental.

Evidencia

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En su práctica de psiquiatría clínica, Jung identificó elementos mitológicos que parecían repetirse en las mentes de sus pacientes, más allá de los complejos habituales que podrían explicarse en términos de sus vidas personales.[38]​ Los patrones más obvios hacían referencia a los padres del paciente:[39]

Nadie sabe mejor que el psicoterapeuta que la mitologización de los padres muchas veces continúa hasta muy entrada la edad adulta y que hay que vencer mucha resistencia para renunciar a ella.

Jung citó temas recurrentes como evidencia de la existencia de elementos psíquicos compartidos entre todos los seres humanos. Por ejemplo:[40][41]

El motivo de la serpiente no es ninguna adquisición individual de este soñante, pues los sueños con serpientes son muy frecuentes, incluso en habitantes de las grandes ciudades que quizá no hayan visto en su vida una serpiente de verdad.

Sintió que llegó una mejor evidencia cuando los pacientes describieron imágenes complejas y narrativas con oscuros paralelismos mitológicos.[42]

Un ejemplo

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Helios.

En 1906 Jung citó la fantasía de un esquizofrénico paranoide internado hacía años.[43]​ Su enfermedad se retrotraía a su juventud y era considerada incurable. Cursó en una escuela del Estado y llegó a trabajar en una oficina. No disponía de especiales cualidades ni Jung versaba por entonces en mitología ni arqueología. Cierto día halló a su paciente de pie junto a la ventana. Giraba la cabeza y guiñaba los ojos a la vista del sol. Al unísono solicitó de su psiquiatra que repitiese lo mismo para ver algo de suma importancia. Asombrado de que Jung no percibiese nada especial, este le cuestionó acerca del contenido subjetivo de su visión.

Seguramente usted ve el pene del sol; cuando yo muevo la cabeza de un lado a otro, se mueve también y eso es de donde viene el viento.

Al no entender absolutamente nada de lo expresado, Jung se limitó a tomar buena nota del episodio. Años más tarde, Jung halló durante sus estudios de mitología, un libro del filólogo Albrecht Dieterich ―publicado en 1910― que contenía un papiro mágico de la Biblioteca Nacional de París. En él Dieterich creía haber descubierto una liturgia mitraica.[44][45][46]

Extrae pneuma de sus rayos luminosos aspirando tres veces, lo mejor que puedas, y te verás a ti mismo aligerado, y que te elevas a la altura, de manera que te parecerá estar en medio del aire. No oirás a nadie, ni hombre ni ningún otro ser viviente, ni verás a ninguno de los mortales que estén sobre la tierra en aquel momento, pero verás todo lo inmortal. Observarás la divina posición de aquel día y de aquella hora; y a los dioses que recorren el polo los verás a unos subir al cielo y a otros bajar: la marcha de los dioses visibles se hará manifiesta a través del disco, mi padre, el dios, e igualmente el llamado aulós, el principio del aire que presta servicio; porque verás un tubo que cuelga del disco solar. Hacia la región del Suroeste lo verás de una longitud ilimitada como viento del Este, si es que ha sido asignado a la región del Oeste, e igualmente en sentido contrario, si «el viento del Oeste» ha sido asignado a la región de aquel, verás el giro del espectáculo (el Aulós).

Jung se percató a posteriori de que la edición de 1910 era la segunda. Existía una primera edición de 1903. El paciente fue internado sin embargo previamente a esta fecha.[47]

Al ir más allá de la mente individual, Jung creía que "toda la mitología podía tomarse como una especie de proyección de lo inconsciente colectivo". Por lo tanto, los psicólogos podrían aprender sobre lo inconsciente colectivo estudiando las religiones y las prácticas espirituales de todas las culturas, así como sistemas de creencias como la astrología.[48]

Crítica de la evidencia de Jung

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El crítico popperiano Ray Scott Percival discute algunos de los ejemplos de Jung y argumenta que sus afirmaciones más firmes no son falsables. Discrepa especialmente con la afirmación de Jung de que los principales descubrimientos científicos emanan de lo inconsciente colectivo y no del trabajo impredecible o innovador realizado por los científicos. Le acusa de un determinismo excesivo y escribe: "No podía tolerar la posibilidad de que las personas a veces creen ideas que no se pueden predecir, incluso en principio". Con respecto a la afirmación de que todos los seres humanos exhiben ciertos patrones mentales, Percival argumenta que estos patrones comunes podrían explicarse por entornos comunes (es decir, por medio de la educación compartida, no por la naturaleza). Debido a que todas las personas tienen familias, encuentran plantas y animales, y experimentan día y noche, no debería sorprender que desarrollen estructuras mentales básicas en torno a estos fenómenos.[18]

El ejemplo citado del "hombre del falo solar" ha sido objeto de debate contencioso, y el crítico de Jung Richard Noll ha argumentado en contra de su autenticidad.[49][50]

Etología y biología

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Todos los animales disponen de algunos modelos psicológicos innatos que guían su desarrollo mental. El modelo de impronta en etología es un ejemplo bien estudiado, tratando sobre todo la impronta materna en animales recién nacidos. Los diversos guiones predeterminados para el comportamiento animal se denominan mecanismos de liberación innatos.[51]

Los defensores de la teoría de lo inconsciente colectivo en neurociencia sugieren que las afinidades psíquicas en seres humanos se originan especialmente en el área subcortical del cerebro: específicamente, el tálamo y el sistema límbico. Estas estructuras ubicadas centralmente conectan el cerebro con el resto del sistema nervioso y se dice que controlan los procesos vitales, incluidas las emociones y la memoria a largo plazo.[31]

Investigación del arquetipo

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El arquetipo del Creador es una imagen familiar en el trabajo de William Blake. Aquí, la figura demiúrgica de Urizen ora ante el mundo que ha forjado. Frontispicio de La canción de Los (1795) que forma parte de los Libros proféticos de William Blake.

Un enfoque experimental más común investiga los efectos únicos de las imágenes arquetípicas. Un estudio influyente de este tipo, realizado por Rosen, Smith, Huston y González en 1991, encontró que las personas podían recordar mejor símbolos combinados con palabras que representaban su significado arquetípico. Utilizando datos del Archive for Research in Archetypal Symbolism (Archivo para la investigación en el simbolismo arquetípico) y un jurado de evaluadores, Rosen et al. desarrollaron un "Archetypal Symbol Inventory" ("Inventario de símbolo arquetípico") catalogando símbolos y connotaciones de una palabra. Muchas de estas connotaciones eran oscuras para los laicos. Por ejemplo, una imagen de un diamante representaba el "sí-mismo"; un cuadrado la "tierra". Encontraron que incluso cuando los sujetos no asociaban conscientemente la palabra con el símbolo, eran más capaces de recordar el emparejamiento del símbolo con su palabra elegida.[52]​ Brown y Hannigan replicaron este resultado en 2013 y ampliaron el estudio ligeramente para incluir pruebas en inglés y en español de personas que hablaban ambos idiomas.[53]

Maloney (1999) preguntó a una muestra de personas acerca de sus sentimientos respecto a variaciones en imágenes con el mismo arquetipo: algunas positivas, otras negativas y otras no antropomorfas. Encontró que aunque las imágenes no suscitaron respuestas significativamente diferentes a preguntas sobre si eran "interesantes" o "agradables", sí provocaron diferencias muy significativas en respuesta a la declaración: "Si tuviera que mantener esta imagen conmigo para siempre, lo haría". Maloney sugirió que esta pregunta llevó a los encuestados a procesar las imágenes arquetípicas en un nivel más profundo, lo que reflejó fuertemente su valencia positiva o negativa.[54]

En última instancia, aunque Jung se refirió a lo inconsciente colectivo como un concepto empírico, basado en la evidencia, su naturaleza elusiva crea una barrera a la investigación experimental tradicional. June Singer escribe:[55]

Pero lo inconsciente colectivo está más allá de las limitaciones conceptuales de la consciencia humana individual y, en consecuencia, no puede ser abarcado por ellas. Por lo tanto, no podemos hacer experimentos controlados para probar la existencia de lo inconsciente colectivo, ya que la psique del hombre, concebida holísticamente, no puede ser sometida a condiciones de laboratorio sin violentar su naturaleza. [...] En este sentido, la psicología puede compararse con la astronomía, cuyos fenómenos tampoco pueden encerrarse dentro de un entorno controlado. Los cuerpos celestes deben ser observados donde existan en el universo natural, bajo sus propias condiciones, en lugar de aquellas que podríamos proponerles.

Exploración

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La prueba de la existencia de un inconsciente colectivo, y la comprensión de su naturaleza, podría ser obtenida principalmente de los sueños y de la imaginación activa, una exploración despierta de la fantasía.[56]

Jung consideró que la sombra y la sicigia ánima & ánimus difieren de los otros arquetipos en el hecho de que su contenido está más directamente relacionado con la situación personal del individuo.[57]​ Estos arquetipos, un foco especial de su trabajo, se convierten en personalidades autónomas dentro de una psique individual. Jung alentó el diálogo consciente directo del paciente con estas personalidades internas.[58]​ Mientras que la sombra personifica generalmente el inconsciente personal, el ánima o el viejo sabio pueden actuar como representantes de lo inconsciente colectivo.[59]

Embarcadero de la Casa Museo C. G. Jung en Küsnacht, Lago de Zúrich, Suiza. Agua como símbolo de lo inconsciente colectivo.

Jung sugirió que la parapsicología, la alquimia y las ideas religiosas ocultas podrían contribuir a la comprensión de lo inconsciente colectivo.[60]​ Basándose en su interpretación de la sincronicidad y la percepción extrasensorial, argumentó que la actividad psíquica trascendía el cerebro.[61]​ En la alquimia, señaló que el agua corriente, o agua de mar, se correspondía simbólicamente con su concepto de lo inconsciente colectivo.[62]

En los seres humanos, la psique media entre la fuerza primordial de lo inconsciente colectivo y la experiencia de la consciencia o el sueño. Por lo tanto, los símbolos pueden requerir interpretación antes de que puedan entenderse como arquetipos. Jung escribe:[63]

Uno sólo tiene que hacer abstracción de los condicionamientos que el entorno impone al lenguaje onírico y sustituir, por ejemplo, aeroplano por águila, automóvil y locomotora por monstruo, inyección por picadura de serpiente, etc., para retornar una vez más a los estratos más profundos y universales del lenguaje mitológico. En ellos entramos de nuevo en contacto con las imágenes originarias que subyacen a todos los actos mentales e influyen en gran medida en nuestras ideas, incluidas las científicas.

Un solo arquetipo puede manifestarse de muchas maneras diferentes. Con respecto al arquetipo de la madre, Jung sugiere que no solo se puede aplicar a madres, abuelas, madrastras, suegras y madres en la mitología, sino a varios conceptos, lugares, objetos y animales:[64]

Como todo arquetipo, el de la madre también tiene una serie casi inabarcable de aspectos. Menciono sólo algunas formas bastante típicas: la madre y abuela personales; la madrastra y la suegra; cualquier mujer con la que se tiene relación, incluida el ama de cría o la niñera; la matriarca de la familia y la Mujer Blanca; en sentido más elevado, figurado, la diosa, especialmente la Madre de Dios, la Virgen (como madre rejuvenecida, por ejemplo Deméter y Core), Sofía (como madre-amante quizás también el tipo Cibeles-Atis, o como hija-[madre rejuvenecida-]amante); la meta del anhelo de salvación (Paraíso, Reino de Dios, Jerusalén Celestial); en sentido más amplio, la iglesia, la universidad, la ciudad, el país, el cielo, la tierra, el monte, el mar y las aguas estancadas; la materia, el inframundo y la luna; en sentido más estricto, como lugar de nacimiento y de procreación, los sembrados; el jardín, la roca, la cueva, el árbol, el manantial, el pozo, la pila bautismal, la flor como recipiente (rosa y loto); como círculo mágico (mándala como padma) o como tipo de la cornucopia; en sentido más estricto, el útero, cualquier concavidad (por ejemplo, la tuerca); la yoni; el horno, la olla; como animal, la vaca, la liebre y en general el animal útil.

Se debe tener cuidado, sin embargo, de determinar el significado de un símbolo a través de una investigación adicional; uno no puede simplemente descodificar un sueño asumiendo que estos significados son constantes. Las explicaciones arquetípicas funcionan mejor cuando una narrativa mitológica ya conocida puede ayudar claramente a explicar la confusa experiencia de un individuo.[41]

Aplicación en psicoterapia

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La psicoterapia basada en la psicología analítica buscaría analizar la relación entre la consciencia individual de una persona y las estructuras comunes más profundas subyacentes. Las experiencias personales activan los arquetipos de la psique dándoles significado y sustancia para el individuo.[65]​ Al mismo tiempo, los arquetipos organizan de forma encubierta la experiencia humana y la memoria, y sus poderosos efectos solo se hacen evidentes de forma indirecta y retrospectiva.[66][67]​ Comprender el poder de lo inconsciente colectivo puede ayudar a una persona a navegar por la vida.

Según explica la psicóloga analítica Mary Williams, la comprensión del impacto del arquetipo por parte de un paciente le ayuda a disociar el símbolo subyacente de la persona real que lo encarna y cuya identificación nace de dicho paciente. De esta manera, este ya no transfiere acríticamente sus sentimientos sobre el arquetipo a las personas en la vida cotidiana y, como resultado, puede desarrollar relaciones más saludables y personales.[17]

Los profesionales de la psicoterapia analítica, advirtió Jung, pueden sentirse tan fascinados con las manifestaciones de lo inconsciente colectivo que favorezcan su aparición a expensas del bienestar de sus pacientes.[17]​ Se dice que los esquizofrénicos se identifican completamente con lo inconsciente colectivo, careciendo de un yo funcional que los ayude a enfrentar las dificultades reales de la vida.[68]

Aplicación en política y sociedad

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Alemanes saludando a Hitler en Eger, 3 de octubre de 1938.

Los elementos de lo inconsciente colectivo pueden manifestarse entre grupos de personas que, por definición, comparten una conexión con ellos. Estos grupos pueden volverse especialmente receptivos a símbolos específicos debido a la situación histórica en la que se encuentran.[69]​ La importancia común de lo inconsciente colectivo hace que las personas estén listas para la manipulación política, especialmente en la era de la política de masas.[70]​ Jung comparó los movimientos de masas con las psicosis de masas, comparables a la posesión demoníaca en la que las personas canalizan de forma acrítica el simbolismo inconsciente a través de la dinámica social de la multitud y el líder.[71]

Aunque la civilización lleva a las personas a negar sus vínculos con el mundo mitológico de las sociedades no civilizadas, Jung argumentó que no obstante aspectos de lo inconsciente primitivo se reafirmarían en forma de supersticiones, prácticas cotidianas y tradiciones incuestionables como el árbol de Navidad.[72]

Basándose en la investigación empírica, Jung consideró que todos los seres humanos, independientemente de las diferencias raciales y geográficas, comparten el mismo conjunto colectivo de instintos e imágenes, aunque estos se manifiesten de manera diferente debido a la influencia moldeable de la cultura.[73]​ No obstante, por encima y además de lo inconsciente colectivo primordial, las personas dentro de una determinada cultura pueden compartir conjuntos adicionales de ideas colectivas primarias.[74]

Jung denominó al fenómeno ovni un "mito viviente", una leyenda en proceso de consolidación.[75]​ La creencia en un encuentro mesiánico con ovnis demostró la consideración, argumentó Jung, de que aunque una ideología racionalista moderna reprimiera las imágenes de lo inconsciente colectivo, sus aspectos fundamentales resurgirían inevitablemente. La forma circular del platillo volante confirma su conexión simbólica con ideas de la divinidad reprimidas pero psíquicamente necesarias.[76]

La aplicabilidad universal de los arquetipos no ha escapado a la atención de los especialistas en marketing, quienes observan que la marca puede resonar en los consumidores a través de la apelación a arquetipos de lo inconsciente colectivo.[77][78]

Interpretaciones mínimas y máximas

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Con respecto de una interpretación minimalista de lo que luego aparecería como "la tan incomprendida idea de lo inconsciente colectivo de Jung", su idea era "simplemente que ciertas estructuras y predisposiciones de lo inconsciente son comunes a todos nosotros... [sobre] una base genética, heredada, específica de la especie".[79]​ Por lo tanto, "se podría hablar fácilmente del 'brazo colectivo' – es decir, el patrón básico de huesos y músculos que todos los brazos humanos comparten en común".[80]

Otros señalan, sin embargo, que "parece haber una ambigüedad básica en las diversas descripciones de Jung sobre lo inconsciente colectivo. A veces parece considerar la predisposición a experimentar ciertas imágenes como comprensible en términos de algún modelo genético"[81]​ – como con el brazo colectivo. Sin embargo, Jung "también se esforzó en enfatizar la calidad numinosa de estas experiencias, y no cabe duda de que se sintió atraído por la idea de que los arquetipos proporcionan evidencia de cierta comunión con alguna mente divina o del mundo", y tal vez "su popularidad como pensador deriva precisamente de esto"[82]​ – la interpretación máxima.

Marie-Louise von Franz aceptó que "es naturalmente muy tentador identificar la hipótesis de lo inconsciente colectivo de forma histórica y regresiva con la antigua idea de un alma del mundo extensa".[83]​ La escritora de la nueva era Sherry Healy va más allá y afirma que el mismo Jung "se atrevió a sugerir que la mente humana podría vincularse con ideas y motivaciones denominadas lo inconsciente colectivo... un cuerpo de energía inconsciente que vive para siempre".[84]​ Esta es la idea del monopsiquismo.

Véase también

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Notas

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  1. Se antepone el artículo neutro lo a inconsciente colectivo siguiendo la estandarización de la nomenclatura consolidada en el proceso de edición y traducción en castellano de la Obra completa de Jung a cargo de Editorial Trotta. El artículo el no halla correspondencia con inconsciente colectivo dado que por definición del propio autor este último no es de género masculino sino un concepto abstracto.
  2. Cuando así corresponda, todas las referencias proceden de la Obra completa de Carl Gustav Jung publicada por Editorial Trotta. En cada una de ellas figura en primera instancia la página, seguida del párrafo por medio del signo §.

Referencias

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  1. Doyle, D. John (2018). What does it mean to be human?: life, death, personhood and the transhumanist movement. Cham, Switzerland: Springer. p. 173. ISBN 9783319949505. OCLC 1050448349. 
  2. Muñoz-Rojas, Olivia (20 de agosto de 2020). Corona e inconsciente colectivo. El País. Consultado el 21 de agosto de 2020. 
  3. Corbett, Lionel (2012). Psyche and the Sacred: Spirituality beyond Religion. Spring Journal Books. p. 42. ISBN 978-1-882670-34-5. 
  4. Introduction to Psychology, 5th edition.
  5. Young-Eisendrath, Polly, y Dawson, Terence (1999/2003). Introducción a Jung. Madrid: Akal Cambridge. p. 27. ISBN 978-84-8323-048-0.  De acuerdo con los editores de las Obras completas de 1953, el ensayo de 1916 fue traducido por M. Marsen del alemán al francés y publicado como La Structure de l'inconscient en Archives de Psychologie XVI (1916); afirman que el manuscrito original en alemán ya no existe.
  6. Jung, Carl Gustav (2007). Obra completa de Carl Gustav Jung. Volumen 7: Dos escritos sobre psicología analítica. 4. La estructura de lo inconsciente (1916). Traducción Rafael Fernández de Maruri. Madrid: Editorial Trotta. pp. 295, § 442. ISBN 978-84-8164-759-4/ ISBN 978-84-8164-760-0. 
  7. Jung, Carl Gustav (2004 [2ª edición 2011]). Obra completa de Carl Gustav Jung. Volumen 8: La dinámica de lo inconsciente. 4. El significado de la constitución y la herencia para la psicología (1929). Traducción Dolores Ábalos. Madrid: Editorial Trotta. pp. 115-116, § 229-230. ISBN 978-84-8164-586-6/ ISBN 978-84-8164-587-3. 
  8. a b Jung, Carl Gustav (2002 [2ª edición 2010]). Obra completa de Carl Gustav Jung. Volumen 9/1: Los arquetipos y lo inconsciente colectivo. 2. El concepto de inconsciente colectivo (1936). Traduccion Carmen Gauger. Madrid: Editorial Trotta. p. 41. ISBN 978-84-8164-524-8/ ISBN 978-84-8164-525-5. «Nota de los editores: "Originalmente, conferencia pronunciada el 19 de octubre de 1936 en la Abernethian Society del St. Bartholomew's Hospital, Londres, con el título The concept of the Collective Unconscious. Publicada en el Journal de ese hospital, XLIV (Londres 1936-1937), pp. 46-49 y 64-66".» 
  9. Jung, O.C. 9/1, 2. El concepto de inconsciente colectivo, op. cit., 42 § 90.
  10. Jung, Carl Gustav (2009). «1. Acercamiento al inconsciente». El hombre y sus símbolos. Barcelona: Paidos. p. 67. ISBN 978-84-493-0161-2. 
  11. Singer, June, Culture and the Collective Unconscious (1968), pp. 30–31. Citando a Jung (2001 [1ª reimpresión 2014]). Obra completa de Carl Gustav Jung. Volumen 10: Civilización en transición. 3. El hombre arcaico (1931). Traducción Carlos Martín Ramírez. Madrid: Editorial Trotta. pp. 50 § 105. ISBN 978-84-8164-405-0/ ISBN 978-84-8164-403-6. 
  12. Singer, June, Culture and the Collective Unconscious (1968), p. 122. "Los contenidos que se niegan a encajar en esta imagen que el hombre trata de presentar a su mundo, o bien son pasados por alto y olvidados, o bien reprimidos y negados. Lo que queda es un segmento arbitrario de psique colectiva, que Jung ha denominado persona. El término persona es apropiado, ya que originalmente significaba la máscara que usaba un actor, indicando el papel por él interpretado".
  13. a b James M. Glass, "The Philosopher and the Shaman: The Political Vision as Incantation", Political Theory 2.2, May 1974.
  14. Jung, O.C. 9/1, 2. El concepto de inconsciente colectivo, op. cit., 41 § 87.
  15. Jung, O.C. 9/1, 2. El concepto de inconsciente colectivo, op. cit., 42 § 91. "Nuestra psicología médica, salida del ejercicio práctico de la medicina, insiste en la naturaleza personal de la psique. Me refiero ante todo a las opiniones de Freud y Adler. Es una psicología de la persona, y sus factores etiológicos o causales son considerados casi en su totalidad como de naturaleza personal".
  16. Jung, O.C. 9/1, 2. El concepto de inconsciente colectivo, op. cit., 45-46 § 96-97. "Traspongamos ahora el caso de Leonardo al campo de las neurosis y supongamos que un paciente con un complejo materno esté convencido de que la causa de su neurosis consiste en que ha tenido realmente dos madres. La interpretación personal tendría que admitir que tiene razón, y sin embargo eso sería totalmente equivocado. Porque en el fondo la causa de su neurosis estaría en la reactivación del arquetipo de las dos madres, sin que tenga la menor relevancia que haya tenido una madre o dos; porque, como hemos visto, ese arquetipo funciona individual e históricamente sin la menor vinculación con la existencia real, bastante poco frecuente, de la doble maternidad".
  17. a b c Mary Williams, "The Indivisibilty of the Personal and Collective Unconscious", Journal of Analytical Psychology 8.1, January 1963.
  18. a b R. S. Percival, "Is Jung's Theory of Archetypes Compatible with Neo-Darwinism and Sociobiology?", Journal of Social and Evolutionary Systems 16.4, 1993.
  19. Adrian Carr, "Jung, archetypes and mirroring in organizational change management", Journal of Organizational Change Management 15.5, 2002.
  20. Jung, Carl Gustav (2004 [2ª edición 2011]). Obra completa de Carl Gustav Jung. Volumen 8: La dinámica de lo inconsciente. 8. Consideraciones teóricas acerca de la esencia de lo psíquico (1947/1954). Traducción Dolores Ábalos. Madrid: Editorial Trotta. pp. 218-222, § 423-426. ISBN 978-84-8164-586-6/ ISBN 978-84-8164-587-3. 
  21. Ira Progoff, Jung's Psychology and its Social Meaning (1953), pp. 53–54.
  22. Shelburne, Mythos and Logos (1988), pp. 44, 50. "Aunque originada a través de experiencias individuales de lo inconsciente colectivo, la religión es, estrictamente hablando, un fenómeno de la consciencia colectiva".
  23. Jung, Carl Gustav (2002 [2ª edición 2010]). Obra completa de Carl Gustav Jung. Volumen 9/1: Los arquetipos y lo inconsciente colectivo. 1. Sobre los arquetipos de lo inconsciente colectivo (1934/1954). Traduccion Carmen Gauger. Madrid: Editorial Trotta. pp. 12 § 21. ISBN 978-84-8164-524-8/ ISBN 978-84-8164-525-5. «El dogma sustituye a lo inconsciente colectivo, formulándolo a gran escala. Por eso la forma de vida católica no sabe en principio de problemas psicológicos en este sentido: la vida de lo inconsciente colectivo está inserta casi totalmente en las ideas dogmáticas, arquetípicas, y fluye como una corriente encauzada en el conjunto de símbolos del credo y del ritual.» 
  24. Shelburne, Mythos and Logos (1988), pp. 76.
  25. Jung, O.C. 9/1, 2. El concepto de inconsciente colectivo, op. cit., 43 § 92. "La hipótesis de la existencia de un inconsciente colectivo no es por eso más atrevida que la suposición de que haya instintos. Se puede admitir sin más que la actividad humana está influida en alto grado por los instintos, aparte de las motivaciones racionales del entendimiento consciente. Por eso, si se afirma que nuestra imaginación, nuestra percepción y nuestro raciocinio están influidos de igual manera por principios formales innatos y universalmente presentes, me parece que una inteligencia que funcione con normalidad no podrá descubrir en esta idea ni más ni menos misticismo que en la teoría de los instintos. Aunque muchas veces esta concepción mía ha sido criticada por su carácter místico, tengo que insistir una vez más en que el concepto de lo inconsciente colectivo no es asunto especulativo ni filosófico sino empírico. La cuestión es simplemente ésta: ¿hay o no hay tales formas inconscientes, universales? Si las hay, entonces hay también una zona de la psique que puede ser llamada lo inconsciente colectivo".
  26. Jung, Carl Gustav (2004 [2ª edición 2011]). Obra completa de Carl Gustav Jung. Volumen 8: La dinámica de lo inconsciente. 6. Instinto e inconsciente (1919/1928). Traducción Dolores Ábalos. Madrid: Editorial Trotta. pp. 132-133, § 268-269. ISBN 978-84-8164-586-6/ ISBN 978-84-8164-587-3.  Nota: Jung se refiere a la Pronuba yucasella, clasificada ahora como Tegeticula yucasella. Véase también: "The Yucca and Its Moth", The Prairie Ecologist, 8 de diciembre de 2010.
  27. Jung, O.C. 8, 8. Consideraciones teóricas acerca de la esencia de lo psíquico, op. cit., 207-208 § 406. "El arquetipo y el instinto constituyen los mayores opuestos que cabe imaginar, como fácilmente se reconoce si se compara a un hombre que esté dominado por el impulso instintivo con otro que esté atrapado por el espíritu. Pero dado que todos los opuestos guardan una relación tan estrecha que no se puede hallar ni pensar una posición sin la correspondiente negación, también aquí se puede aplicar aquello de «los extremos se tocan». Ambos opuestos se corresponden formando un conjunto, pero no de modo que uno pueda ser derivado del otro, sino que su coexistencia equivale a esa idea que tenemos del antagonismo que fundamenta la energía psíquica".
  28. a b Shelburne, Mythos and Logos (1988), pp. 44–48.
  29. Jung, Carl Gustav (2004 [2ª edición 2011]). Obra completa de Carl Gustav Jung. Volumen 8: La dinámica de lo inconsciente. 5. Determinantes psicológicos del comportamiento humano (1936/1942). Traducción Dolores Ábalos. Madrid: Editorial Trotta. pp. 118-121, § 235-246. ISBN 978-84-8164-586-6/ ISBN 978-84-8164-587-3. 
  30. Singer, Culture and the Collective Unconscious (1968), p. 96.
  31. a b Harry T. Hunt, "A collective unconscious reconsidered: Jung's archetypal imagination in the light of contemporary psychology and social science"; Journal of Analytical Psychology 57, 2012.
  32. Jung, O.C. 8, 6. Instinto e inconsciente, op. cit., 138 § 280.
  33. Singer, Culture and the Collective Unconscious (1968), pp. 36–37. "Jung nos recuerda que el término "arquetipo" aparece tan pronto como en Filón de Alejandría, con referencia a la Imago Dei (imagen de Dios) en el hombre. También se puede encontrar en Ireneo de Lyon, que dice: "El creador del mundo no modeló estas cosas directamente de sí mismo, sino que las copió de arquetipos fuera de él". En el Corpus hermeticum, Dios es llamado luz arquetípica". Refiriéndose a Jung, Carl Gustav (2002 [2ª edición 2010]). Obra completa de Carl Gustav Jung. Volumen 9/1: Los arquetipos y lo inconsciente colectivo. 4. Los aspectos psicológicos del arquetipo de la madre (1939/1954). Traduccion Carmen Gauger. Madrid: Editorial Trotta. pp. 73-75 § 149. ISBN 978-84-8164-524-8/ ISBN 978-84-8164-525-5. 
  34. Jung, Carl Gustav (2002 [2ª edición 2010]). Obra completa de Carl Gustav Jung. Volumen 9/1: Los arquetipos y lo inconsciente colectivo. 10. Consciencia, inconsciente e individuación (1939). Traduccion Carmen Gauger. Madrid: Editorial Trotta. pp. 268-268 § 518. ISBN 978-84-8164-524-8/ ISBN 978-84-8164-525-5. 
  35. Kevin Lu, "Jung, History and His Approach to the Psyche Archivado el 2 de abril de 2015 en Wayback Machine.", Journal of Jungian Scholarly Studies 8.9 Archivado el 2 de abril de 2015 en Wayback Machine., 2012.
  36. Shelburne, Mythos and Logos (1988), p. 63. "Sin embargo, cualquier intento de dar una lista exhaustiva de los arquetipos sería un ejercicio en gran medida inútil, ya que estos tienden a combinarse entre sí y a intercambiar cualidades, lo que hace que sea difícil determinar dónde termina un arquetipo y comienza otro. Por ejemplo, las cualidades del arquetipo de la sombra pueden ser prominentes en una imagen arquetípica del ánima o ánimus. Un arquetipo también puede aparecer de varias formas distintas, lo que plantea la pregunta de si son cuatro o cinco arquetipos distintos los que están presentes o simplemente cuatro o cinco formas de un solo arquetipo. Parecería, entonces, que no hay un procedimiento de decisión definitivo para determinar los límites exactos de un arquetipo individual".
  37. Singer, Culture and the Collective Unconscious (1968), p. 109.
  38. Singer, Culture and the Collective Unconscious (1968), pp. 37–39.
  39. Jung, Carl Gustav (2002 [2ª edición 2010]). Obra completa de Carl Gustav Jung. Volumen 9/1: Los arquetipos y lo inconsciente colectivo. 3. Sobre el arquetipo con especial consideración del concepto de ánima (1936/1954). Traduccion Carmen Gauger. Madrid: Editorial Trotta. pp. 66 § 137. ISBN 978-84-8164-524-8/ ISBN 978-84-8164-525-5. 
  40. Jung, Carl Gustav (2004 [2ª edición 2011]). Obra completa de Carl Gustav Jung. Volumen 8: La dinámica de lo inconsciente. 7. La estructura del alma (1927/1931). Traducción Dolores Ábalos. Madrid: Editorial Trotta. pp. 150 § 310. ISBN 978-84-8164-586-6/ ISBN 978-84-8164-587-3. 
  41. a b Shelburne, Mythos and Logos (1988), p. 58. "Lo que puede mostrarse objetivamente como un símbolo, resulta ser, una vez examinado más de cerca, un signo con una simple explicación figurativa. Consecuentemente, para verificar la presencia de un arquetipo es necesaria tanto la perspectiva de la introspección como la de la extrospección. La naturaleza simbólica de la experiencia de la persona y su ausencia mayoritaria de asociación personal con el material se tiene en cuenta junto con la presencia del mismo tema o motivo en material extraído de la historia de los símbolos. La capacidad de estos paralelismos históricos para proporcionar una explicación del significado de contenido de otro modo inexplicable es entonces el factor crucial que justifica el empleo de la hipótesis arquetípica".
  42. Jung, O.C. 8, 7. La estructura del alma, op. cit., 150 § 311. "Sólo se puede aportar una prueba segura si se consigue descubrir un caso en el que el simbolismo mitológico no sea ni una figura lingüística corriente ni una criptomnesia, es decir, que el soñante no haya leído, visto ni oído en ninguna parte el motivo, luego lo haya olvidado y lo haya vuelto a recordar inconscientemente. Esta prueba me parece de una gran importancia, ya que explicaría que lo inconsciente racionalmente comprensible, que consta de materiales –por así decir– artificialmente inconscientes, sólo es un estrato superficial debajo del cual está lo absolutamente inconsciente, que no tiene nada que ver con nuestra experiencia personal".
  43. Jung, Carl Gustav (2005 [1ª reimpresión 2015]). «Introducción a la edición española». Obra completa de Carl Gustav Jung. Volumen 12: Psicología y alquimia (1944). Traducción Alberto Luis Bixio. Madrid: Editorial Trotta. pp. XI. ISBN 978-84-8164-704-4 / ISBN 978-84-8164-717-4. 
  44. Introducción, traducción y notas Jose Luis Calvo Martínez y Maria Dolores Sánchez Romero (1987). «Papiro IV, Liturgia de Mitra». Textos de magia en papiros griegos. Madrid: Editorial Gredos, reimpresión 2004. p. 114, § 540-555. ISBN 978-84-249-1235-2. 
  45. Luck, Georg (1995). Magia y ciencias ocultas en el mundo griego y romano. Madrid: Editorial Gredos. ISBN 978-84-249-1785-2. 
  46. Muñoz Delgado, L. (2001). Léxico de magia y religión en los papiros mágicos griegos. Diccionario griego-español. Anejo V. Madrid: CSIC. 
  47. Jung, O.C. 8, 7. La estructura del alma, op. cit., 152-153 § 317-320. El mismo ejemplo aparece de nuevo en Jung, O.C. 9/1, 2. El concepto de inconsciente colectivo, op. cit., 49-52 § 104-110, pero Jung agrega: "Menciono este caso no para probar que la visión es un arquetipo sino sólo para mostrales a ustedes del modo más sencillo posible mi manera de proceder. Si tuviéramos sólo tales casos, la tarea de investigación sería relativamente fácil, pero en la realidad la demostración es mucho más complicada".
  48. Jung, O.C. 8, 7. La estructura del alma, op. cit., 154 § 325. "Donde podemos apreciar esto con mayor claridad es en el cielo estrellado, cuyas caóticas formas han sido ordenadas mediante una proyección de imágenes. Así se explican las influencias de los astros que señala la astrología y que no serían sino percepciones introspectivas inconscientes de la actividad de lo inconsciente colectivo. Del mismo modo que las imágenes de las constelaciones fueron proyectadas en el cielo, otras figuras similares o diferentes han sido proyectadas en leyendas y cuentos o en personajes históricos".
  49. Véase: Richard Noll, The Jung Cult: Origins of a Charismatic Movement, New York: Free Press, 1997. Para una sinopsis de Jung y Noll: Wouter J. Hanegraaf, New Age Religion and Western Culture: Esotericism in the Mirror of Secular Thought, State University of New York Press, 1998, pp. 505–507. Para una crítica más moderada sobre el mismo tema, de un psicólogo analítico (es decir, junguiano): George B. Hogenson, "Archetypes: emergence and the psyche's deep structure", en Joseph Cambray, Linda Carter (eds.), Analytical Psychology: Contemporary Perspectives in Jungian Analysis, New York: Brunner-Routledge, 2004, p. 42.
  50. Psicología Analítica: Perspectivas Contemporáneas en el Análisis Junguiano. Adepac. Consultado el 3 de junio de 2019. 
  51. Singer, Culture and the Collective Unconscious (1968), pp. 88–90.
  52. D. H. Rosen, S. M. Smith, H. L. Huston, & G. Gonzalez, "Empirical Study of Associations Between Symbols and Their Meanings: Evidence of Collective Unconscious (Archetypal) Memory"; Journal of Analytical Psychology 28, 1991.
  53. Jeffrey M. Brown & Terence P. Hannigan, "An Empirical Test of Carl Jung's Collective Unconscious (Archetypal) Memory Archivado el 26 de agosto de 2016 en Wayback Machine."; Journal of Border Educational Research 5, Fall 2008.
  54. Alan Maloney, "Preference ratings of images representing archetypal themes: an empirical study of the concept of archetypes"; Journal of Analytical Psychology 44, 1999.
  55. Singer, Culture and the Collective Unconscious (1968), pp. 85–86.
  56. Jung, O.C. 9/1, 2. El concepto de inconsciente colectivo, op. cit., 47-48 § 100-101.
  57. Shelburne, Mythos and Logos (1988), p. 150.
  58. Shelburne, Mythos and Logos (1988) , pp. 62–63. Aludiendo a Jung, Carl Gustav (2007). Obra completa de Carl Gustav Jung. Volumen 7: Dos escritos sobre psicología analítica. 2. Las relaciones entre el yo y lo inconsciente (1928). Traducción Rafael Fernández de Maruri. Madrid: Editorial Trotta. pp. 224-227 § 321-323. ISBN 978-84-8164-759-4/ ISBN 978-84-8164-760-0.  "Puesto que la psique no es una unidad, sino una multiplicidad contradictoria de complejos, la disociación necesaria para dialogar con nuestra ánima no nos resulta demasiado difícil. La técnica consiste sólo en permitir que nuestro interlocutor invisible tome la palabra, en poner en cierto modo momentáneamente a su disposición un mecanismo con el que expresarse, sin a la vez dejarnos vencer por la repugnancia que, de modo natural, puede causarnos un jueguecito de esta naturaleza, o por las dudas que sobre la «autenticidad» de la voz que de este modo sale a nuestro encuentro podrían suscitarse".
  59. Jung, Carl Gustav (2002 [3ª edición 2016]). Obra completa de Carl Gustav Jung. Volumen 14: Mysterium coniunctionis: investigación sobre la separación y la unión de los opuestos anímicos en la alquimia (1955/1956). Traducción Jacinto Rivera de Rosales y Jorge Navarro Pérez. Madrid: Editorial Trotta. pp. 109 § 124 (parte I). ISBN 978-84-8164-512-5/ ISBN 978-84-8164-513-2.  "Sabemos de sobra que lo inconsciente aparece personificado la mayoría de las veces por el tipo denominado anima, que en forma singular o múltiple representa lo inconsciente colectivo. Lo inconsciente personal está personificado por la sombra. Más rara es la representación de lo inconsciente colectivo como viejo sabio".
  60. Claire Douglas, "The historical context of analytical psychology", en Young-Eisendrath & Dawson (eds.), Cambridge Companion to Jung (2008).
  61. Shelburne, Mythos and Logos in the Thought of Carl Jung (1988) pp. 15–27. Citando a Jung, Carl Gustav (2004 [2ª edición 2011]). Obra completa de Carl Gustav Jung. Volumen 8: La dinámica de lo inconsciente. 18. Sincronicidad como principio de conexiones acausales (1952). Traducción Dolores Ábalos. Madrid: Editorial Trotta. pp. 492 § 937. ISBN 978-84-8164-586-6/ ISBN 978-84-8164-587-3.  "Hemos de renunciar por completo a la idea de una psique vinculada a un cerebro vivo y acordarnos más bien del comportamiento «con sentido» o «inteligente» de los seres vivos inferiores que no tienen cerebro. Así nos encontramos mucho más cerca del factor formal que, como se ha dicho, no tiene nada que ver con una actividad cerebral".
  62. Jung, O.C. 14, Mysterium coniunctionis, op. cit., parte II, 272 § 25. "Los alquimistas también la llaman sapientia o scientia, veritas o spiritus, y su fuente está escondida en el hombre interior, y al mismo tiempo su símbolo es el agua difundida universalmente o el agua del mar. Es evidente que los alquimistas están pensando en un ser presente por doquier, que lo penetra todo, en un anima mundi (por usar su término), y al mismo tiempo en un maximus thesaurus, lo numinoso más interior y secreto del hombre. No hay ningún concepto psicológico que cuadre mejor con esto que el de inconsciente colectivo, cuyo núcleo, centro y principio ordenador («principal») es el sí-mismo (la monás de los alquimistas y de los gnósticos)".
  63. Jung, Carl Gustav (2008 [2ª edición 2016]). Obra completa de Carl Gustav Jung. Volumen 11: Acerca de la psicología de la religión occidental y de la religión oriental. 3. El símbolo de la transubstanciación en la misa (1942/1954). Traducción Rafael Fernández de Maruri. Madrid: Editorial Trotta. pp. 304-305 § 441. ISBN 978-84-8164-902-4/ ISBN 978-84-8164-907-9.  Comentado en Shelburne, Mythos and Logos (1988), p. 58.
  64. Jung, O.C. 9/1, 4. Los aspectos psicológicos del arquetipo de la madre , op. cit., 78-79 § 156.
  65. Sherry Salman, "The creative psyche: Jung's major contributions" en Young-Eisendrath & Dawson (eds.), Cambridge Companion to Jung (2008).
  66. Jung, O.C. 8, 8. Consideraciones teóricas acerca de la esencia de lo psíquico, op. cit., 231 § 440. "Los arquetipos sólo aparecen a la observación y experiencia en tanto que organizan representaciones, lo cual ocurre siempre de manera inconsciente y, en consecuencia, sólo se les reconoce con posterioridad".
  67. Progoff, Jung's Psychology and its Social Meaning (1953), pp. 76–77. "Los arquetipos tienen un doble aspecto. Por un lado, son los símbolos que representan procesos psíquicos genéricos para la especie humana. En este sentido, expresan tendencias universales en el hombre. Por otro lado, los procesos psíquicos no poseen ningún contenido simbólico hasta que se expresan en las vidas de individuos históricos específicos. En sí mismos, los arquetipos son sólo tendencias, sólo potencialidades, y un arquetipo no se vuelve significativo hasta que sale al mundo y participa en la vida conforme a su naturaleza y según el momento de la historia en que acontece".
  68. Shelburne, Mythos and Logos (1988), p. 59.
  69. Progoff, Jung's Psychology and its Social Meaning (1953), pp. 199–200.
  70. Jung, O.C. 9/1, 2. El concepto de inconsciente colectivo, op. cit., 46 § 97. "Hoy se puede juzgar mejor que hace veinte años la naturaleza de las fuerzas en juego. ¿No estamos viendo cómo una nación entera resucita un símbolo arcaico e incluso formas religiosas arcaicas, y cómo ese conjunto de emociones está influenciando y revolucionando de manera catastrófica la vida del individuo? El hombre del pasado está vivo hoy en nosotros en un grado que no hubiéramos ni soñado antes de la guerra, y, en último término, ¿qué es el destino de los grandes pueblos sino una suma de los cambios psíquicos de sus individuos?". Véase también: Jung, Carl Gustav (2001 [1ª reimpresión 2014]). Obra completa de Carl Gustav Jung. Volumen 10: Civilización en transición. 14. Presente y futuro (1957). Traducción Carlos Martín Ramírez. Madrid: Editorial Trotta. ISBN 978-84-8164-405-0/ ISBN 978-84-8164-403-6. 
  71. Progoff, Jung's Psychology and its Social Meaning (1953), pp. 205–208.
  72. Singer, Culture and the Collective Unconscious (1968), pp. 19–20.
  73. Shelburne, Mythos and Logos (1988), pp. 32–33.
  74. Singer, Culture and the Collective Unconscious (1968), pp. 134–135.
  75. Jung, Carl Gustav (2001 [1ª reimpresión 2014]). Obra completa de Carl Gustav Jung. Volumen 10: Civilización en transición. 15. Un mito moderno. De cosas que se ven en el cielo (1958). Traducción Carlos Martín Ramírez. Madrid: Editorial Trotta. pp. 298-299 § 614. ISBN 978-84-8164-405-0/ ISBN 978-84-8164-403-6.  Comentado en Shelburne, Mythos and Logos (1988), p. 60.
  76. Jung, O.C. 10, 15. Un mito moderno. De cosas que se ven en el cielo, op. cit., 303-304 § 622-623. "Quien disponga de los necesarios conocimientos históricos y psicológicos sabe que los símbolos de forma circular, el rotundum (lo redondo) en el lenguaje alquímico, han desempeñado por doquier en todas las épocas un importante papel; en nuestro ámbito cultural, además del símbolo del alma ya mencionado, como imagen de Dios, por ejemplo. La antigua afirmación dice: Deus est circulus cuius centrum est ubique, cuius circumferentia vero nusquam [Dios es un círculo cuyo centro está en todas partes, pero cuya circunferencia no se encuentra en parte alguna]. «Dios» y su omniscientia, omnipotentia y omnipraesentia, un ἕν τὸ πᾶν (lo uno, el todo), es el símbolo de la totalidad por excelencia, algo redondo, completo y pleno. Las epifanías de este tipo van de múltiples maneras unidas en la tradición con el fuego y la luz. Así pues, desde el punto de vista de la Antigüedad pueden fácilmente interpretarse los ovnis como «dioses». Son impresionantes manifestaciones de la totalidad cuya redondez representa precisamente al arquetipo que, según la experiencia, desempeña el principal papel en la unión de los opuestos aparentemente inconciliables, y que por lo tanto es el que mejor responde compensatoriamente a la división de nuestro tiempo. Tiene también un papel especialmente importante entre los demás arquetipos, por ser ante todo creador de orden en las situaciones caóticas, proporcionando a la personalidad la mayor unidad y totalidad posibles. (...) La actual situación mundial es más adecuada que nunca para suscitar la expectativa de un acontecimiento supraterrestre que represente una solución. Esta expectativa no llega a expresarse demasiado claramente, segura y simplemente porque ya nadie está tan firmemente arraigado en la cosmovisión de siglos anteriores como para considerar natural una intervención del cielo".
  77. Arch G. Woodside, Carol M. Megehee, & Suresh Sood, "Conversations with(in) the collective unconscious by consumers, brands, and relevant others"; Journal of Business Research 65, 2012. "Las ideas de Jung sobre el simbolismo tienen relevancia en la comprensión de la influencia probable de lo inconsciente colectivo sobre cómo los logotipos de marca afectan inconscientemente el comportamiento. Por ejemplo, en un estudio de laboratorio, Brasel y Gips (2011) informan los resultados experimentales de un juego de carreras que involucra automóviles funcionalmente idénticos con trabajos de pintura de marcas diferentes. Los hallazgos muestran que la marca Red Bull crea un efecto en forma de U en el rendimiento de la carrera, ya que la identidad de velocidad, potencia y temeridad de la marca de Red Bull funciona a favor y en contra de los jugadores... Es probable que el toro active una representación agresiva, poderosa y masculina a través de lo inconsciente colectivo. Por lo tanto, más allá de las asociaciones de personalidad de marca creadas por los esfuerzos de marketing de Red Bull, la imagen del toro en sí misma transmite poder y mensaje iconográficos".
  78. Tony Edwards, "Mind Over Matter: What today's account planners need to know"; Adweek 44.3, January 20, 2003. "La investigación de arquetipos consiste en identificar los impulsores emocionales que son comunes entre las personas, desde aquellos compartidos por personas en la misma etapa de la existencia hasta aquellos compartidos en toda la especie. Identificar una coincidencia entre un arquetipo y una marca implica descubrir y definir la naturaleza emocional de las relaciones entre personas y marcas que se encuentra en lo inconsciente colectivo".
  79. Stan Gooch, Total Man (London 1975), p. 433.
  80. Gooch, p. 433.
  81. D. A G. Cook, "Jung" en Richard L. Gregory, The Oxford Companion to the Mind (Oxford 1987), p. 405.
  82. Cook, p. 405.
  83. Marie-Louise von Franz, Projection and Re-Collection in Jungian Psychology (1985), p. 85.
  84. Sherry Healy, Dare to be Intuitive (2005), p. 10.

Bibliografía

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Bibliografía adicional

Enlaces externos

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Textos de Jung

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Literatura secundaria

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