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Yeísmo

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Áreas yeístas y distinguidoras en el dominio del español.
Áreas no yeístas (rosa fuerte), áreas con presencia moderada de yeísmo (rosa claro) y áreas casi totalmente yeístas (gris).

El yeísmo es un cambio fonético que consiste en pronunciar de manera idéntica la letra ye o i griega (y) /ʝ̞/ ([ʝ̞]~[ɟ͡ʝ]~[ʤ]~[ʒ]~[ʃ]), y el dígrafo elle o doble ele (ll) /ʎ/. Es decir, se trata de un proceso fonológico de confusión de dos fonemas originalmente distintos, por deslateralización de uno de ellos. El fenómeno se da ampliamente en español y, aunque con variación, también se da en otras lenguas, como el italiano, el catalán, el portugués o el gallego, pero en algunas de ellas se considera incorrecto.

En castellano medieval los sonidos de y y ll representaban fonemas diferentes; hay variedades de español moderno que no diferencian la pronunciación, pero ella se mantine en áreas de Bolivia, Colombia, Ecuador, Paraguay, los Andes centrales, zona andina de Argentina y sur de Chile, así como en algunas zonas rurales de Castilla y León, Castilla-La Mancha, Murcia y Extremadura, como en algunos hablantes bilingües de la Comunidad Valenciana,[1]Cataluña, Asturias, Galicia, Navarra y el País Vasco).[2]​ Es un fenómeno lingüístico muy difundido en la mayoría de los países y ciudades hispanohablantes.

El yeísmo español

La pronunciación yeísta es la más habitual en la mayoría de dialectos modernos del español. Consiste en la fusión de los dos fonemas aproximantes palatales: la aproximante /ʝ̞/, representada por < y > y la lateral /ʎ/, representada por < ll >. Este fonema unificado se pronuncia de distintas maneras, normalmente como una aproximante [ʝ̞] pero también como una africada [ɟ͡ʝ] o [ʤ] tras el archifonema /N/ o enfáticamente. Esto ocurre debido a una alta influencia gallega.

En el español rioplatense (de Río de la Plata), ocurre un yeísmo con rehilamiento, este fonema aparece como una fricativa, [ʒ] o [ʃ]

  • [ʒ] representa el sonido de la j francesa, [ʃ] el de la sh inglesa [ʃ].

El yeísmo no se aplica a los diptongos fonéticos con /i-/, tales como los que aparecen en las palabras hielo o hierba.

Origen

La existencia de esta característica en numerosas regiones de América de habla hispana viene dada a que el fenómeno tiene su origen en la misma España donde actualmente en gran parte del territorio "ll" e "y" se pronuncian igual y para algunos el yeísmo ha dejado de considerarse una variedad dialectal. Hay muchas hipótesis acerca del nacimiento del mismo. En el artículo de Rosario González Galicia, "Mi querida elle",[3]​ se esbozan algunas de las causas que pudieron haberlo originado.

Uno es la comodidad en el habla, tan presente no sólo en el español sino en muchos otros idiomas, en donde los hablantes buscan naturalmente diferenciar únicamente los elementos imprescindibles para la comprensión de las palabras.

Adicional a esta actividad tan natural dentro de la dinámica de las lenguas, se encuentra el hecho de que son muy pocas las palabras en el castellano que se distingan unas de otras tan sólo por la presencia de la y en lugar de la ll. Algunos ejemplos comunes de esta distinción serían arrollo (empujo, atropello) y arroyo (corriente de agua), valla (anuncio publicitario), baya (de color bayo) y vaya (diríjase hacia), calló (hizo silencio) y cayó (se dejó caer), halla (del verbo hallar), aya (institutriz) y haya (del verbo haber, y el árbol).

Otro aspecto, más de carácter sociológico, se encuentra en la movilización de las masas rurales hacia las ciudades en España. Lo que en un principio fue un rasgo de distinción —entre una "mala pronunciación" (propia de la gente del campo) y una "correcta" (de los ciudadanos)— con las oleadas de emigración rural hacia las urbes fue generalizándose, así como ha sido el caso de muchas otras características y fenómenos.

Otro aspecto no menos importante es la uniformidad del lenguaje producida por la televisión, al ser la capital fundamentalmente yeista y emitir en todo el territorio nacional se ha producido una extensión del yeismo a zonas no yeistas, afectando en especial a la población joven.

El yeísmo, según apunta González Galicia, presenta testimonios escritos desde muy temprana fecha que se remontan a tiempos previos e inicios de la conquista de América donde en los textos escritos y cartas se presencia confusiones en la escritura entre el uso (y, por ende, pronunciación) entre la ll y la y, favoreciendo a esta última. Se ve entonces cómo se plasman palabras como cabayo, yorar, yamar, ayá, y, por el otro, y en el uso de las mismas personas, sullos (por suyos) o vallan (por vayan).

El yeísmo en el habla de América resulta bastante complejo, existiendo hasta distintos tipos de yeísmo. Está el yeísmo confundidor, como es el caso de toda España, en el que ll e y se confunden, siendo el fenómeno más generalizado. No obstante, también existe el yeísmo diferenciador en el interior de Ecuador y partes de Argentina, que aunque la ll ha perdido su articulación característica lateral, no se ha confundido con y sino que ha adquirido una pronunciación claramente distinta. Es decir, ha perdido su rasgo originario de pronunciación, pero se adquiere otro que sigue siendo distintivo y que lo diferencia de la y.

Expansión del yeísmo en las zonas no yeístas

Cabe, por último, destacar los lugares donde el fonema lateral palatal de pollo es aún diferente de poyo.

Los países que mejor conservan la distinción son Bolivia y Paraguay, donde el yeísmo es aún minoritario. Antaño la distinción estaba muy extendida por el interior de Colombia y Perú; en Colombia, se mantiene en Bogotá (nativos hijos de nativos, que son minoritarios) y Cundinamarca, Boyacá, Santander, Norte de Santander, Huila, Cauca y Nariño, y en las zonas rurales del interior de Perú, pero con gran arraigo en la segunda ciudad más importante de este país, Arequipa. En Ecuador ll resiste como palatal lateral en la zona de Loja y Carchi, en Argentina en las zonas rurales de la mitad norte alejadas de la región porteña, especialmente en la zona guaranítica vecina de Paraguay.

En España distinguían tradicionalmente casi todas las zonas no urbanas de la mitad norte del país y buena parte de las del sur a excepción de Andalucía, donde el yeísmo está más arraigado, aunque quedan restos de ll en las cercanías de Sevilla, en zonas de Huelva (en el norte y en Lepe) y la serranía de Málaga; en Extremadura hay focos de distinción importante en Cáceres; la Huerta de Murcia y el Campo de Cartagena han sido tradicionalmente distinguidores, aunque las capitales son yeístas. En estos lugares de España señalados, el yeísmo es relativamente reciente, pero bien pueda decirse que en un par de generaciones la indistinción de "cayó" y "calló" se habrá generalizado también, como ha sucedido prácticamente en todos los núcleos urbanos. Actualmente la distinción sigue oyéndose de vez en cuando en los medios de comunicación, pero, con alguna excepción, los distinguidores suelen ser originarios de comunidades bilingües: Cataluña, País Vasco, Navarra.

El yeísmo de la lengua española en España es tan fuerte que incluso se ha extendido a las otras lenguas del país, que en un principio distinguían ambos fonemas, y hoy en día es ya mayoritario en gallego y se extiende con fuerza entre hablantes jóvenes del asturiano y del catalán en Valencia y en las zonas urbanas de Cataluña.

Yeísmo en otras lenguas

Italorromance y galoitaliano

Evolución del fonema /*ʎ/ en diferentes variedades dialectales de Italia.

El italiano estándar y las lenguas italianas centromeridionales tienen el fonema lateral palatal /ʎ/ procedente de palabras con -LEA- o -LIA- en latín. Sin embargo en muchas áreas dialectales este fonema se ha deslateralizado dando lugar a una pronunciación yeísta.

Toscana, Campania occidental, Cerdeña y una pequeña área en el centro de Sicilia son las únicas zonas donde los dialectos han preservado /ʎ/, en el resto de regiones este fonema en las hablas dialectales ha pasado a pronunciarse como [j], [ʤ] o a elidirse completamente.

En cambio, en el italiano culto la pronunciación distinguidora es la norma y se emplea por la generalidad de la población, mientras que la realización de /ʎ/ como /j/ se considera muy incorrecta.

Portugués

En algunas partes rurales de Brasil, en el norte como en el sur, como también en el habla popular de las periferias de las grandes ciudades, se puede encontrar una confusión entre <lh> (/ʎ/) y la <i> /j/ en posición intervocálica, lo que por veces se refleja en errores de ortografía, por ejemplo, velho ('viejo'), palha ('palla') y olho ('ojo') escritas incorrectamente veio, paia y oio.

Catalán

En catalán, diversos grupos consonánticos latinos que incluyen el fonema lateral -L- han dado lugar a un sonido lateral palatal /ʎ/. Entre estos grupos están LL, LE-vocal, LI-vocal, P'L, T'L, C'L, donde ' indica la caída de una vocal breve átona. Algunos ejemplos son AMPULLA, ALLIU, MANUP'LU, VET'LU, CUNIC'LU, que dan en catalán ampolla 'botella, ampolla', all 'ajo', matoll 'matojo', vell 'viejo', conill 'conejo'. (Nótese que a diferencia del español estas no palatalizan nunca al inicio de palabra CLAVIS, PLANU, FLAMMA dan en español llave, llano, llama pero el catalán mantiene las consonantes latinas sin palatalizar clau, pla < /plan/, flama.)

Sin embargo, existen zonas dialectales del catalán en la provincia de Gerona al noreste de la zona de Barcelona, y en Baleares, donde en lugar de la pronunciación [ʎ] en algunos casos se encuentra [j]. Por ejemplo, en ciertas regiones se tiene [ˈuj], [ˈpəja], [təˈja(ɾ)] frente a la pronunciación usual del catalán de Barcelona [ˈuʎ], [ˈpəʎa], [təˈja]. Si bien los casos de [j] procedente de -LL- son ejemplos claros de yeísmo, existen dudas sobre los casos en que este sonido procede de -C'L-, -LE-vocal, -LI-vocal ya que ahí se encuentran muchos casos de ortografía antigua con -yl- en lugar de -ll-, con mucha consistencia por lo que algunos autores reconstruyen para el catalán primigenio una oposición entre /ʎ/ y otro fonema palatal diferente, que sería el origen de la grafía -yl-.

Francés

El francés antiguo y medio tenían un fonema /ʎ/ distinto de /j/ también, el cual se escribía ill en medio de dos vocales y il al final de palabra. Por ejemplo, bataille [baˈtaʎə] 'batalla', œil [œʎ] 'ojo'. El fonema /ʎ/ luego se perdió uniéndose a /j/, dando lugar a las pronunciaciones modernas [baˈtaj(ə)] y [œj], aunque siguen distiguiéndose en la escritura.

Quechua

En el quechua del norte de Ecuador el fonema palatal /ʎ/ ha evolucionado en la misma dirección que el español:[4]

Localización Español Quechua
Norte de Ecuador [kaʒe] [aʒi]
Sur de Ecuador [kaʎe] [aʎ̝i]
'calle' 'allí'

Húngaro

En el húngaro el fonema palatal histórico /ʎ/ <ly> ha evolucionado a /j/.

Véase también

Referencias

  1. Vicente Moratal Canales, 'Estudio sincrónico y contrastivo sobre el yeísmo en Gandía: enfoque variacionista y sociolingüístico', en Ianua. Revista Philologica Romanica, vol. 11, pp. 135-154.
  2. Rosario González Galicia, 'Mi querida elle', en Babab, Nº 9, julio de 2001. Cita textual: Por una parte hay que decir que en las otras lenguas españolas –gallego, vascuence y catalán-, habladas en las comunidades de Galicia, País Vasco, Cataluña, Valencia e islas Baleares, se distinguen perfectamente ll de y, lo que contribuye a que los hablantes de estas lenguas, la inmensa mayoría bilingües, distingan también nítidamente ambos fonemas cuando hablan español, y repercute en que los habitantes de estas comunidades procedentes de otras regiones españolas no yeístas sigan manteniendo su propia y originaria distinción en el español.
  3. 'Mi querida elle', Rosario González Galicia
  4. R. Appel & P. Muysken, Bilingüismo y contacto de lenguas, p. 231.

Enlaces externos